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Bienestar Emocional

Durante muchos años el corazón ha sido asociado como el órgano de las emociones. Con el avance de las neurociencias se ha demostrado que el verdadero órgano donde se procesan es el cerebro, de ahí que se han desmontado las asociaciones que llevaban a decir que las emociones estaban dentro del órgano principal del sistema circulatorio. Ahora bien, el hecho de que no hay predeterminismo entre las emociones y el corazón, no significa que se pierda la relación. Lo cierto es que todo lo que hay en nuestro organismo se relaciona y se afectan entre sí. Hay evidencias de que los latidos del corazón modifican su frecuencia conforme se producen ciertas emociones y no otras; por ejemplo, cuando una persona tiene miedo tiende a aumentar la frecuencia cardíaca, y en el caso de estar triste, esta tiende a reducirse.

Para explicarlo con más claridad, las emociones son reacciones que se activan ante los estímulos que denotan algún nivel de respuesta. En circunstancias donde hay alguna necesidad en que la persona se siente amenazada, las emociones activan todo el sistema humano para estar alerta a la situación; el corazón no es ajeno a este llamado,

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