Doña María Llegó doña María muy temprano, quizá más de lo habitual, con el ajetreo propio de alguien que se levantó a las 4 de la mañana y recorrió toda la ciudad para estar con eso que vulgarmente se conoce como “relojito suizo” en la entrada de su puesto de trabajo, muy puntual como siempre. Una vez en el lugar, ella sabía perfectamente lo que tenía que hacer, como siempre lo ha sabido desde que comenzó a trabajar ahí. Es difícil lograr limpiar todo lo que existe en este lugar, pues tantas manos, tantos pasos y sobre todo tantas cosas que la gente puede tomar, es sencillo ensuciar, pero, doña María sabe perfectamente qué no es tarea fácil limpiar. De todas maneras, ella lo hace con singular alegría, pues su trabajo le ha dado muchas anécdotas y cosas lindas a cambio. Hace unos años descubrió algo que ha alegrado sus mañanas y tardes en ese diario y eterno recorrido que debe hacer para llegar a su puesto de trabajo. Doña María lee, sí, así mismo, como usted lo oye, lee y lee muchísimo, pues se dio cuenta que tiene más de dos horas de camino en las que ahora puede soñar. Ha descubierto universos inexplorados, ha viajado a países que nunca pensó viajar, ha podido conocer de primera mano la vida de personas que antes solo sabía que existían porque eran las calles que debía tomar. Entonces ahora, antes de comenzar su trabajo, siempre llega con anticipación, se forma y devuelve su libro como todos los asistentes a la Biblioteca Vasconcelos; ahí, en ese lugar maravilloso trabaja doña María, y es en él donde ha descubierto nuevos mundos sin salir de sus fronteras. Ahora, doña María sigue siendo la misma de siempre, pues esta historia solo quería contar un pedacito de su diario vivir. Solamente con una notable curiosidad extra, la de aprender. Por eso, ella, muy sutilmente escucha en los pasillos de la biblioteca a sus habitantes mencionar sobre tal o cual libro.
● Sabías que ya hay un nuevo libro de.. ● Recuerdo cuánto lloré al leer a… ● Ya leíste la colección completa de…
En estos días no sabemos cómo está doña María, sabemos que encuentra perfectamente bien de salud, pero nos preocupamos no saber qué puede estar leyendo, nos encantaría volver verla como todas las mañanas y darle una gran sonrisa decirle Hasta mañana Doña María.
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