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GALERÍA DE IMÁGENES
GALERÍA DE IMÁGENES.
Pues bien, aquí se seleccionarán aquellas muestras cuyo contenido tenga que ver con algunas de las plazas aquí mencionadas, así como de otros tantos personajes, que se convirtieron en protagonistas de los festejos allí citados, con objeto de que la presente investigación cuente con los motivos suficientes para recrear el ambiente taurino que se registró en diversos lugares del estado de Guanajuato, entre los años de 1873 y 1923 respectivamente.
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Procedencia: Archivo General del Gobierno del Estado de Guanajuato. Hemeroteca. Col. “Agustín Lanuza”. Corridas de toros. Cartel para la tarde del 9 de marzo de 1873 en la plaza de toros de Gavira, Gto.
Este es el cartel más antiguo. En él está mencionado el diestro Abraham Parra. Veamos algunos datos del mismo.
Abraham Parra El Borrego, con esa figura ¡vaya que se ganó el seudónimo de marras!
Tan evocadora imagen nos transporta de inmediato a una época en que el toreo con toda su expresión a la mexicana estaba causando conmoción, sobre todo en la provincia, porque debieron ser los años en que la fiesta estaba prohibida en la capital de la república; esto entre 1867 y 1886. Todo es auténtico, desde su original continente, pasando por el ajustadísimo traje que apenas puede sujetar tanto volumen corporal, hasta la desproporción de un diseño ausente. Faja de dos palmos, capa de amplios vuelos, con una esclavina casi imperceptible, hombreras descomunales y una montera ridícula a cual más, semejando un molcajete, eso sí, perfectamente asida a la barba por un hilillo aún más grotesco. ¡Claro!, no podía faltar el impresionante mostacho rematando el serio semblante del guanajuatense.
Los golpes de una taleguilla tampoco guardan ningún equilibrio y son meras adherencias a un traje que toreros como Abraham Parra no sólo idearon, sino que mandaron hacer recreando en ellos la imagen que, como modelo, seguía dejando en el panorama Bernardo Gaviño, quien todavía se daba el lujo de cosechar alguna hazaña o causar lástima, debido a su avanzada edad (es bueno recordar que muere a los 73 años, víctima de una cornada, pero aún más de una mala atención. Esto ocurre entre el 31 de enero y el 11 de febrero de 1886).
Pues bien, para el que quiera algo de El Borrego, aquí lo tienen. Procuren no tardarse en contratarle. Si esto ocurre no les extrañe que se tome un descanso en la mullida y descansada silla de al lado.
No es ninguna figura apolínea. Se trata solo del simpático y buen torero guanajuatense Abraham Parra “El Borrego”. En sus mejores tiempos hasta fue banderillero de Lino Zamora. Fuente: “LA LIDIA. REVISTA GRÁFICA TAURINA” Nº. 3, del 11 de diciembre de 1942.
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Le sigue en antigüedad este otro cartel:
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Procedencia: Archivo General del Gobierno del Estado de Guanajuato. Hemeroteca. Col. “Agustín Lanuza”. Corridas de toros. Cartel para la tarde del 10 de enero de 1878 en la plaza de toros de Guanajuato, Gto.
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En el mismo queda constancia de haber servido como festejo de apoyo al pago de la “Deuda americana” de la cual ya hemos visto páginas atrás fue un capítulo que se debió a un préstamo que hizo el gobierno mexicano al de Norteamérica para lograr algún respiro en la economía irregular que entonces enfrentaba nuestro país apenas comenzaba el régimen porfirista. Lo curioso es que muchas empresas taurinas de la época se movilizaron para hacerse presentes en tal medida de apoyo, y este tipo de comportamiento lo he podido localizar en otras plazas provincianas, recordando que las corridas de toros estaban prohibidas en el Distrito Federal, desde 1867 y hasta 1887 en que se reanudaron. Destaca en su interior un interesante grabado que representa la ejecución de la suerte de la “Verónica” que el tratado de la Tauromaquia de a pie, establecido en dos versiones: la de José Delgado Pepe Hillo en 1796, y luego la de Francisco Montes Paquiro, fijaron como punto de partida entre las suertes esenciales del toreo que con toque de profesionalismo, se ponía en marcha prácticamente con el arranque del siglo XIX. En la ilustración puede observarse un detalle por demás curioso: ambos toreros, el capeador en suerte y otro que se encuentra a distancia pero pendiente de cualquier incidencia, ostentan bigote, lo cual es una señal de que desde aquellas épocas, este adorno facial distinguió a los toreros nacionales, aquellos a los que el Dr. Carlos Cuesta Baquero identificaba también como diestros aborígenes y que tal seña de masculinidad, alcanzó sus más altas cotas con la presencia de Ponciano Díaz, el cual estuvo vigente como torero, tanto a pie como a caballo, entre 1877 y 1899. Hasta entonces, pocos toreros nuestros conservaban en sus rostros tal adorno, que contrató con el de los españoles, quienes también por aquellas épocas iban tocados por abundantes patillas. Así que la fiesta taurina del México finisecular en el XIX, tuvo entre sus protagonistas a “bigotones y patilludos”. He aquí dos ejemplos claros:
Refugio Sánchez Lengua de Bola oriundo de Querétaro y donde marcó su feudo. Fue miembro de la cuadrilla de Ponciano Díaz. Fuente: Revista de Revistas. El semanario nacional, año XXVII, Nº 1439, 19 de diciembre de 1937. Retrato muy curioso de Fernando Gutiérrez “El Niño”, quien después de cumplir varios años en las filas de la torería española, y ya retirado de las mismas, se convirtió en juez de plaza. Col. del autor.
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Procedencia: Archivo General del Gobierno del Estado de Guanajuato. Hemeroteca. Col. “Agustín Lanuza”. Corridas de toros. Cartel para la tarde del 2 de junio de 1895 en la plaza de toros de Guanajuato, Gto.
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Entre las muchas funciones que tuvieron las fiestas de toros, además de su propósito de divertir y entretener, se realizaron otras tantas con el motivo de apoyar causas de beneficio. Tal aspecto comenzó a ser denominador común durante el periodo virreinal, de tal forma que muchas de las temporadas que se organizaron en ciudades y poblaciones importantes terminaron convirtiéndose en lo económico, en un fuerte apoyo para solventar obras públicas, como empedrado, instalación de fuentes y otros servicios, hasta ser el punto de financiamiento en el caso, por ejemplo, de los cimientos y buena parte del que hoy es el Castillo de Chapultepec, cuyas obras comenzaron a finales del siglo XVIII.
En diversas etapas de su historia, la ciudad de Guanajuato ha sido objeto de diversas inundaciones, muchas de ellas con alto nivel de gravedad, pues por tal motivo la destrucción de muchas calles y casas casi fue total, sin faltar, lamentablemente la pérdida de muchas vidas humanas.
Es curioso, y tal como se apunta en El agua en la ciudad de Guanajuato. Problema de
siglos:
Cuando la Villa de Santa Fe, Real y Minas de Guanajuato estaba por recibir el título de “Muy noble y leal ciudad”, concedido por Felipe V, Rey de España, el 8 de diciembre de 1741, la población no tenía agua, ni la más indispensable para calmar su sed.16
Uno de esos contenedores que se construyeron con objeto de regular el control del agua fue la Presa de la Olla. En tal lugar, debió ocurrir algún notable incidente, mismo que fue motivo suficiente para que jóvenes aficionados guanajuatenses se aprestasen a solidarizarse organizando el festejo que anuncia la presente tira publicitaria.
16 El agua en la ciudad de Guanajuato. Problema de siglos. Proyecto Puentecillas, 1983. Guanajuato, Gobierno del Estado de Guanajuato, Secretaría de Programación, Prisma Mexicana, S.A., 1982. 84 p. Fots., ils., maps., p. 25.
Procedencia: Archivo General del Gobierno del Estado de Guanajuato. Hemeroteca. Col. “Agustín Lanuza”. Corridas de toros. Cartel para la tarde del 12 de enero de 1904 en la plaza de toros de Irapuato, Gto.
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En ocasión de la feria que año tras año se celebraba, y aún permanece celebrándose en estos tiempos que corren, Irapuato y su afición no fueron ajenas a la presentación de uno de los carteles más atractivos de aquella época. Los tres espadas, españoles para mayor detalle, conformaron el cartel de aquella jornada. Además, lo hicieron lidiando toros de las célebres haciendas ganaderas de Atenco y San Diego de los Padres, lo cual dio un toque distintivo al festejo. De entre las pocas notas encontradas al respecto, esta apunta lo siguiente: 12 de enero. Plaza de toros en Irapuato, Gto. El Popular, D.F., del 2 de enero de 1904, p. 1, dice lo que sigue:
Definitivamente el día 12 del presente mes, se celebrará en la plaza de toros de Irapuato, una corrida de toros sin precedente en la actual temporada taurina.
Torearán los tres toreros del día: Montes, Machaquito y Chicuelo, con sus correspondientes cuadrillas de banderilleros y picadores. Los toros serán de Atenco y San Diego de los
Padres.
Habrá trenes especiales, a precios reducidos, desde Guadalajara, Aguascalientes, San Juan del Río y Guanajuato.
En cuanto al resultado del mismo, de nueva cuenta es El Popular, D.F., ahora en su edición del 14 de mismo mes, y en su página 2, se apunta el siguiente balance: CORREO DE TOROS. La Corrida en Irapuato.
Según telegrama que recibimos anoche, en la corrida verificada en Irapuato, los toros de San Diego de los Padres fallaron, dando un juego dificilísimo.
Montes toreó bien de capa y mató a su primero, de media estocada; a su segundo de dos pinchazos buenos, una estocada y un descabello.
“Machaquito” gustó mucho con su toreo alegre y fue muy aplaudido toreando y matando, estando superior.
Fotograma que ilustra la antigua plaza de toros de “La Estación” en Irapuato, Gto. La imagen corresponde a una actuación de Rodolfo Gaona en 1907. José Francisco Coello Ugalde: TESOROS DE LA FILMOTECA DE LA U.N.A.M.: TAUROMAQUIA. Colección de DVD´s. Vol. II: “Los Orígenes. Cine y tauromaquia en México, 1896-1945”. (Año de edición: 2003). Título 02 RTC DVD-3943.
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Procedencia: Archivo General del Gobierno del Estado de Guanajuato. Hemeroteca. Col. “Agustín Lanuza”. Corridas de toros. Cartel para la tarde del 16 de julio de 1905 en la plaza de toros de “La Estación”, en Irapuato, Gto.
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Marco Fabrizio, quien desde hace algún tiempo es responsable del blog “Bibliofília novohispana”. Espacio dedicado al mundo del libro novohispano (véase: http://marcofabr.blogspot.mx), dedicó una interesante colaboración al asunto que es tema del
presente cartel: La inundación de Guanajuato. 1905.17 De ella me gustaría tomar algunos datos para que se tenga una impresión a partir del libro que sirvió como fuente para su consulta y difusión. Me refiero a La inundación de Guanajuato. Por Joaquín G. y González, publicado por la Imprenta de J. Rodríguez e Hijo, en León, Guanajuato. Entre otras cosas, apunta:
Hay algunas ciudades en las que sus calles nos revelan casi tantos detalles de su historia como los que se pueden encontrar en sus más extensas crónicas; un buen ejemplo de ello es Guanajuato, ciudad que fusiona en su fisonomía su historia y vocación.
La fundación de las urbes hispanoamericanas obedeció a reglas muy precisas contenidas en las ordenanzas (leyes de indias 1573). El modelo a seguir era el trazo denominado en damero o cuadricular, pero a pesar de lo estipulado algunas ciudades eludieron aquella disposición mostrando un diseño, que más que irregular, podría calificarse de laberíntico, otorgándoles un rostro inconfundible como es el caso de Potosí, Zacatecas, Taxco, Guanajuato.
El denominador común de estas poblaciones fue que todas ellas nacieron como ciudades mineras, el principio bajo el que se edificaron, correspondió exclusivamente a la conveniencia de establecerse lo más cerca posible a la enorme riqueza del subsuelo.
La falta de una adecuada planeación tuvo como consecuencia una serie de problemas y peligros para sus habitantes. En el caso de Guanajuato las inundaciones provocadas por las lluvias han sido por desgracia una constante. Antes del gran desastre de 1905 se tiene memoria de al menos quince inundaciones de grandes proporciones.
La obra relata de manera detallada los daños materiales, y las tragedias humanas sucedidas a lo largo de los cuatro kilómetros que median entre la presa de la Olla y el Cantador, provocadas por las precipitaciones del treinta de junio y en especial la del primero de julio de 1905. Desaparecieron barrios enteros, quedaron destrozadas innumerables construcciones que se encontraban cercanas al río en las calles de Matavacas y Cantarranas, los servicios de agua, telégrafo, y electricidad colapsaron.
La magnitud del desastre lo convirtió en noticia internacional, el Káiser Guillermo II fue el primero de entre muchos otros mandatarios en enviar donativos.18
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Dos vistas –aparecen en la obra citada- de los severos daños causados por la infausta inundación en 1905.
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17 Disponible agosto 22, 2013 en: http://marcofabr.blogspot.mx/2013/05/la-inundacion-guanajuato1905.html 18 Op. Cit.
Procedencia: Archivo General del Gobierno del Estado de Guanajuato. Hemeroteca. Col. “Agustín Lanuza”. Corridas de toros. Cartel para la tarde del 26 de enero de 1905 en la plaza de toros de León, Gto.
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Célebres han sido, a lo largo de muchos años las fiestas en la ciudad de León, Guanajuato, sin que falte en su organización, las corridas de toros. Durante ese año de 1905 León no quedó exento y hasta esos lares fueron contratados diversos toreros y cuadrillas que se encargaron de enfrentar ganados de las más célebres haciendas que habría por el rumbo, además de las ganaderías más rumbosas que enviaban sus toros a plazas de capitales importantes en diversas partes del país. Desde luego, y en el caso de los de San Cristóbal no desmerecían en nada, sobre todo por el hecho de que quien los lidiaba en esa ocasión era un espada célebre como Joaquín Hernández “Parrao”, quien formaba parte de un notable grupo de espadas, donde destacaron diestros como Antonio Fuentes, Antonio Montes o Ricardo Torres “Bombita” los cuales realizaron varias temporadas por aquellos años.
He aquí una vista de la antigua plaza de toros en León, Guanajuato, conocida también como “México”, hoy descargue Estrella. Al fondo la Catedral. La imagen procede de un trabajo que ha difundido “daviddg” (sic). Se trata de una persona que tiene fincada su residencia en la misma ciudad de León, Guanajuato. Disponible, 21 agosto, 2013 en: http://www.flickr.com/photos/daviddg
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Planta arquitectónica de la plaza (en 1912) que muestra el ruedo “ochavado” y dos imágenes de su interior en día de fiesta. Las dos imágenes fotográficas proceden de: Miguel Luna Parra y Federico Garibay Anaya: México se viste de luces. Un recorrido histórico por el territorio taurino de nuestro país. Guadalajara, Jalisco, El Informador, Ágata Editores, 2001.232 p. Ils., fots., facs., maps., p. 82.
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Además de la actuación de Agustín Velasco “Fuentes Mexicano” (emulando con ese seudónimo al otro Fuentes, a Antonio que también toreaba por entonces en nuestro país, y con bastante éxito), sobresale la presencia de Arcadio Reyes “El Zarco”, quien fue toda una figura del toreo a caballo a finales del siglo XIX, para luego complementar esos quehaceres con funciones de varilarguero. Inevitable no poner la única imagen que de él se conserva.
Arcadio Reyes “El Zarco”, uno más de los compañeros de andanzas de Ponciano Díaz, llegó a picar toros y a dominar la suerte de banderillas a caballo como su contemporáneo, el espada de Atenco. Brilló “El Zarco” entre los últimos tres lustros del XIX y los dos primeros del XX. Fuente: LA FIESTA Nº 192, del 25 de noviembre de 1948.
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Procedencia: Archivo General del Gobierno del Estado de Guanajuato. Hemeroteca. Col. “Agustín Lanuza”. Corridas de toros. Cartel para la tarde del 1° de noviembre de 1905 en la plaza de toros de León, Gto.
Desconozco si en estos casos aplique aquel antiguo grito de batalla: ¡¡¡Pa´los toros del Jaral, los caballos de allá mesmo…!!! Pero el hecho es que en asunto de toros, también Jaral tiene historias que contar:
Procedencia: Archivo General del Gobierno del Estado de Guanajuato. Hemeroteca. Col. “Agustín Lanuza”. Corridas de toros. Cartel para la tarde del 5 de febrero de 1905 en la plaza de toros del Jaral, Gto.
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La comparecencia fue de aficionados quienes se las entendieron con toros de Merino.
Procedencia: Archivo General del Gobierno del Estado de Guanajuato. Hemeroteca. Col. “Agustín Lanuza”. Corridas de toros. Cuadro de actuaciones de la Cuadrilla de “Jóvenes mexicanos”, fundada en León el 1° de marzo de 1905. En ella se encuentra representado un amplio despliegue de actuaciones que van del 17 de marzo de 1905 al 2 de marzo de 1907.
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En el impreso, aparece lo que, técnicamente es una “carte de visite”, imagen que reproduce la figura de un joven Saturnino Frutos “Ojitos”, responsable de la cuadrilla, y que debe remontarse al momento en que llegó a nuestro país. Esto es, en 1889. A la derecha, la cuadrilla “tutti cuanti”, con Rodolfo Gaona a la izquierda y Samuel Solís, a la derecha.
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Procedencia: Archivo General del Gobierno del Estado de Guanajuato. Hemeroteca. Col. “Agustín Lanuza”. Corridas de toros. Cartel para la tarde del 5 de marzo de 1905 en la plaza de toros de Moroleón, Gto.
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Como se apuntó en su momento, muchos de los festejos organizados en diversas poblaciones o ciudades, tuvieron fines benéficos, destinados a “mejoras materiales”, como es el caso, o al apoyo de la población en casos extremos. Incluso para apoyar a los hospitales y hasta para estimular causas religiosas, como sería el caso de la conclusión de las obras en iglesias. Así que con la presencia de todo un contingente de personajes oriundos de Moroleón y las regiones más cercanas, se pudo desarrollar tan anunciada ocasión.
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Procedencia: Archivo General del Gobierno del Estado de Guanajuato. Hemeroteca. Col. “Agustín Lanuza”. Corridas de toros. Cartel para la tarde del 24de septiembre de 1905 en la plaza de toros de San Luis de la Paz, Gto. Como en los casos anteriores, también fue un festejo benéfico, en dicha ocasión, para las obras del teatro. Allí estarían compareciendo, entre otros, “Don Tancredo”, que no era otro que Francisco Mendoza, el de la foto, quien siguiendo los estereotipos de la época, también se dejó fotografiar en los mismos términos.
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He aquí uno más de esos elementos decorativos que dejan admirar el diseño al que estaba sujeto, por entonces, el cartel taurino. La presencia evidente de un toro, causaba sensaciones encontradas, mismas que servían para crear un poder de convocatoria, el mismo que pudo complementarse con las actuaciones de Demetrio González “Trescalés” y Agustín Velasco “Fuentes Mexicano”.
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Procedencia: Archivo General del Gobierno del Estado de Guanajuato. Hemeroteca. Col. “Agustín Lanuza”. Corridas de toros. Cartel para la tarde del 8 de diciembre de 1905 en la plaza de toros de San Francisco del Rincón, Gto.
Procedencia: Archivo General del Gobierno del Estado de Guanajuato. Hemeroteca. Col. “Agustín Lanuza”. Corridas de toros. Cartel para la tarde del 31 de diciembre de 1905 en la plaza de toros de Silao, Gto.
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De la presente población se tienen pocas, muy pocas referencias como las que aquí se revisan, aunque con este documento queda más que evidenciado que en asuntos taurinos, Silao no era ajeno. La plaza, como queda indicado, estuvo en terrenos de la estación del Ferrocarril C. C. Mexicano.
Procedencia: Archivo General del Gobierno del Estado de Guanajuato. Hemeroteca. Col. “Agustín Lanuza”. Corridas de toros. Cartel para la tarde del 25 de febrero de 1906 en la plaza de toros de Irapuato, Gto.
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LAS SEÑORITAS TORERAS.
En mi libro (inédito): LAS NUESTRAS…, 19 1898: incluyo los siguientes versos, publicados en
Las señoritas toreras.
Sensacional hoy en México de las muchachas toreras que se burlan de las fieras con un valor estratégico y manejan el estoque la capa y las banderillas con saber. Esas chiquillas van a causar el disloque quizás harán furor o han de hacerlo, sin quizás, en México, nada más, por su gracia y su valor.
Dolores Pretel, LOLITA
Diez y siete abriles. Es ni muy bonita ni fea, y guapa cuando torea con valentía a la res. De su carrera a través justas palmas alcanzando y entusiasmos mil causando, deja siempre impresión grata con los palos, cuando mata, lo mismo que rejoneando.
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Salerosa, bien apuesta, de facultades y vista palmas nutridas conquista sin dejar de ser modesta. hizo, en la taurina fiesta revolución femenil y ha probado, veces mil, soberanas condiciones para llevar pantalones con entereza vil.
Sabe Lolita Pretel, aunque parezca inconexo, las labores de su sexo practicar de un modo fiel.
19 José Francisco Coello Ugalde: “Las Nuestras: Tauromaquia mexicana con toque femenino. Desde los siglos virreinales y hasta nuestros días”. México, 2011. 330 p. Ils., fots., facs. (Serie: Aportaciones Histórico Taurinas Mexicanas Nº 77. Subserie: Curiosidades Taurinas de antaño, exhumadas hogaño y otras notas de nuestros días, 27).
20 El Popular, D.F., del 4 de febrero de 1898, p. 1.
y a pesar de su cartel, como buena matadora, es también cortés señora al hablar; sabe solfeo y ha de escribir, según creo, de manera encantadora.
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Ángela Pagés, ANGELITA.
Es hoy continuo reflejo de habilidad consumada en el difícil manejo de la muleta y la espada.
Ha sufrido tres cogidas de la lidia en el fragor, y ¡oh rareza! esas heridas aumentaron su valor.
Cuadra bien, con perfección ante los toros, y aprieta con la espá hasta el corazón porque se encuna completa.
Ella y Lolita, primores bordan con las banderillas y ¡cómo gustan, señores, en el cambio de rodillas!
No es cual Lolita elegante mas sí como ella valiente de los becerros delante… o Sánchez de Neira miente.
Los cronistas de cartel han comparado a Angelita con Juan Molina, con él; y a la Lolita Pretel, casi nada, con Guerrita.
Esta nueva novedad que en México se presenta y con partidarios cuenta ya por toda la ciudad, me dará oportunidad para apreciar tal valer y mis revistas hacer -que son todo mi recreohablando de su toreo como Dios me de a entender.
Alsásua.20
Esa cuadrilla, hizo campaña en diversos países entre 1895 y 1907, aproximadamente. Su primera presentación sucedió en México, la tarde del 20 de febrero de 1898 en la plaza de toros de “Bucareli” en estos términos: 6 toros y toretes de muerte de Tepeyahualco. Estreno en México de la notable cuadrilla de Señoritas Toreras. 4 toretes de Tepeyahualco. Matadoras: Dolores Pretel “Lolita” y Angela Pagés “Angelita”. 2 toros de Tepeyahualco, lidiados por una cuadrilla que capitanean los dos auxiliares de las SEÑORITAS TORERAS, matando los dos toros el valiente diestro José Huguer MELLAITO.
Luego, en 1902 y 1904, respectivamente surgieron otras dos cuadrillas, una que se presentó en la plaza de toros “Chapultepec” la tarde del 25 de diciembre de 1902, cuando se presenta la nueva
“Cuadrilla de Señoritas Toreras”. Matadoras: Dolores Pretel “Lolita” y Emilio Herrero “Herrerita”. Cinco toretes de San Diego de los Padres.
Banderilleras: Rosa Simó, Encarnación Simó y Dolores Prats. ¡Un lleno total! Mucho gustó toda la cuadrilla y todas ellas fueron aplaudidas de continuo por los entusiastas espectadores. “Lolita” mató de un estoconazo al tercero de la tarde y le dieron una oreja. Luego, en el siguiente novillo, salió montada en un garboso caballo, vestida ya no de luces sino con falda de terciopelo negro, chaqueta corta y un calañés en la cabeza, para clavar lucidamente algunos rejoncillos. (H. Lanfranchi).
Y la que actuó en la plaza de toros “México” de la Piedad, en novillada extraordinaria para el viernes 1º de enero de 1904. Presentación de la cuadrilla de SEÑORITAS TORERAS. 5 toretes de San Diego de los Padres. Lidiadoras: Emilia Herrero “Herrerita”, Isabel Guerro “Joseita”. Sobresaliente, Josefa Molas “Pepita”. Gran novedad! Rejoneo en bicicleta por “Pepita”.
Afortunadamente de esta última cuadrilla, existen algunas imágenes que permiten identificarlas con la plenitud de sus encantos.
Por ejemplo Elvira Herrero y Luisa Comes, calificada como “dos excelente banderilleras”, empezaron a torear el año de 1895, a las órdenes de la tan conocida matadora Emilia Herrero “Herrerita”, conocida por toda la república. Dichas banderilleras dejaron evidencia –donde toreaban- de un marcado éxito por todas partes, siendo muy aplaudidas.
Luisa, por ejemplo, se distinguía en la tan arriesgada como difícil suerte de Don Tacredo, ejecutándola con la mayor serenidad.
Josefa Molas, banderillera también, empezó a formar parte en la cuadrilla de Lolita y Angelita en el año de 1894, y fue tanto el éxito alcanzado por ella, que al año siguiente formaba como sobresaliente de espada, siendo muy querida y ovacionada en cuantas plazas se presentara. Además, entre sus virtudes, contó con el hecho de que rejoneaba a caballo.
Todas ellas se encontraban apoderadas por el señor José C. Beltrán.