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CONCLUSIONES

CONCLUSIONES.

En las muchas incursiones que he realizado por diversos archivos, tanto estatales como municipales en este país, y realizando en ellos la incesante búsqueda de documentos relacionados con diversiones públicas en lo general, y de corridas de toros en lo particular, fue en el Archivo Histórico Municipal de la ciudad de Guanajuato donde hubo la enorme posibilidad de localizar buen número de estas fuentes que permiten reconstruir un pasado que parecía, en principio perdido. Y es que luego de este repositorio, también la experiencia ha sido similar con el Archivo Histórico del Distrito Federal, el Archivo Histórico Municipal de Orizaba, así como el Archivo Histórico Municipal de Toluca. Entre los contrastes, habida cuenta del conocimiento por las tribulaciones por las que han pasado muchos otros espacios de resguardo de la memoria histórica, se encuentran casos como el de Tenango del Valle o Santiago Tianguistenco, ambos víctimas del paso de los grupos rebeldes durante el movimiento revolucionario. Otro caso es el de Naucalpan, hoy día bastante bien organizado, pero con ausencias muy notorias en términos de documentos relacionados con diversiones públicas, debido al hecho de que fue en el pasado, un espacio cuyo dominio territorial abarcaba varios sitios donde se desarrollaron festejos taurinos, pero casi nada se conserva. Y en fin, de muchos otros que han sufrido también la indiferencia.

Con los documentos de la colección “Agustín Lanuza”, Cartelería Taurina (1873-1923) se ha tenido la oportunidad de reafirmar una de las épocas del toreo que sirvieron para consolidar las estructuras técnica y estética de la tauromaquia mexicana, por un lado. De establecer también todo un dispositivo publicitario que daba realce al materializarse en carteles, algunos de los cuales son auténticas joyas debido a su estructura y composición, por el otro. Ha sido precisamente con el presente grupo documental consultado en el Archivo Histórico Municipal de la ciudad de Guanajuato, donde se presentó la alternativa de realizar este análisis que culmina con la presente investigación, la cual deseo llegue en la medida de lo posible, a los más interesados sobre el tema que sea preciso, así como para que también se divulgue entre todos aquellos que desean conocer la forma en cómo se divertía el pueblo, lo que seguramente fue un asunto que convocó a cientos, miles de aficionados en las diversas poblaciones donde gracias al encanto de los carteles, sabemos algo más sobre la forma en que la fiesta de los toros sentó sus reales.

No quiero terminar sin volver a agradecer a quienes están al frente del Archivo Histórico Municipal de la ciudad de Guanajuato, cuya valiosa ayuda hizo posible en buena medida el presente estudio. Al Lic. Luis Ignacio Vázquez Lugo, Jefe de Biblioteca en este Archivo, así como de las Sras. Yolanda Murrieta Barrón, Encargada de Hemeroteca, y de Alma Leticia Rodríguez Palafox, Encargada de Mapoteca. A todos ellos, muchas gracias.

Ciudad de México, 10 de septiembre de 2013.

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