El Evangelio Taurino

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FOTOGRAFÍA DE LA PORTADA: Curiosa imagen que ofrece una vista general del casco principal de la hacienda de San Mateo, al comenzar el siglo XX. Col. JFCU.

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José Francisco Coello Ugalde

Benjamín Flores Hernández

Guillermo Salas, y

Federico Garibay Anaya

Reservados todos los derechos. 2020.

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Centro de Estudios Taurinos de México, A.C. 2020.

Se prohíbe la reproducción total o parcial de esta obra -incluido el diseño tipográfico y de portada-, sea cual fuere el medio, electrónico o mecánico, sin el consentimiento por escrito, tanto del autor como del editor.

PRÓLOGO

Fue hacia los años finales del siglo ante pasado y los primeros del pasado cuando puede decirse que se iniciaron en México las ganaderías bravas en el sentido moderno de la palabra, aventura que tuvo lugar en cuatro diferentes regiones del país, a través de la decidida acción y la idealista afición de varios pioneros pertenecientes a cuatro familias principales: los Barbabosa en el valle de Toluca, los González en Tlaxcala, los Madrazo en el estado de Jalisco y los Llaguno en el de Zacatecas.

1887 fue un año central para la fiesta de toros en la República Mexicana, a raíz de que se volvieron a autorizar las corridas en la capital. A partir de entonces, se produjo un reencuentro con la tradición torera española, a través de la contratación de algunos diestros peninsulares importantes, a la cabeza de ellos Luis Mazzantini.

Si ya desde los tiempos virreinales el campo del actual estado de Zacatecas se había distinguido por la abundancia de los bovinos allí producidos, muy particularmente en las extensísimas propiedades de los condes de San Mateo de Valparaíso, cuando en la época que se comenta se produjo el rebrote de la afición taurina se incrementó el número de los astados zacatecanos criados en los mismos sitios, entonces ya en posesión de la familia Llaguno, que se lidiaron en las diversas plazas del país.

Poco después, en los primeros años del siglo XX, cuando escuchó de boca de Ricardo Torres Bombita la opinión de que las reses por él criadas poseían buenas cualidades para la lidia, mismas que se podrían mejorar mediante la cruza con buen ganado español, don Antonio Llaguno se decidió por fin a desarrollar en sus terrenos la que habría de llegar a ser, no mucho tiempo después, la ganadería brava mexicana más significativa.

En las páginas que siguen se repasa la vida de San Mateo, desde sus más remotos

antecedentes hasta las fechas más recientes. En ellas, podrá descubrirse cómo es que los toros en las dehesas Sanmateínas producidos han significado una constante de casta, bravura, estilo y nobleza en la fiesta de toros nacional.

Bien puede decirse que el genio inventor de don Antonio supo intuir el nuevo tipo de toro que precisaría la lidia en los tiempos por venir y así, verá el lector de este ensayo cómo fue que, gracias a la inteligente participación de determinados diestros, eminentemente Rodolfo Gaona y Chicuelo, poco a poco el público mismo debió convencerse de que, a partir de entonces -tercera década de nuestra centuria-, la fiesta de toros sería ya otra, primero en México y más adelante también en España. En ella, lo fundamental de la relación hombretoro sería ya no acerbo enfrentamiento sino, de algún modo, una abierta colaboración para la consecución de una auténtica obra de arte en todo el sentido de la palabra.

Las páginas de la historia torera mexicana están colmadas del nombre de San Mateo. Muchos de los momentos más significativos de ésta pudieron producirse, precisamente, merced a las características comentadas en las reses de tal procedencia. Primeramente, en bovinos provenientes de las propias dehesas zacatecanas y, más adelante, cada vez con mayor frecuencia, también los procedentes de otra serie de ganaderías que fueron formándose con la misma simiente. De modo que puede decirse que, en la actualidad, lo mejor y más típico del ganado bravo de todo México posee sangre Sanmateína.

Agradezco muy cumplidamente la participación del Centro de Estudios Taurinos de México y, en particular, de José Francisco Coello Ugalde, Benjamín Flores Hernández, Federico Garibay, Guillermo Salas y Julio Téllez, éste último coordinador de toda la obra, para la redacción de los diversos artículos que aquí se incluyen. Cada uno de ellos recoge un aspecto interesantísimo de lo que, a través del tiempo, ha sido y ha significado San Mateo, esta ganadería en la que, por ahora, seguimos trabajando para mantenerla siempre digna de su noble trayectoria de tantos años.

Amigos ganaderos. Este trabajo resulta nuestra particular colaboración para el congreso de Sevilla. En él, presentamos ante su consideración la apasionante trayectoria de un hierro taurino enraizado en lo más representativo de la tradición mexicana y la manera en que éste,

imaginativamente desarrollado por sus propietarios, pudo convertirse en promotor de toda una nueva manera de ser de la lidia. Sinceramente, pensamos que de este modo México colaboró, entrañable y fraternalmente, de un modo irreversible e insoslayable, a la historia taurina española.

Vaya este trabajo como una muestra de nuestra muy especial estimación para ustedes, colegas ganaderos españoles, compañeros nuestros en el mismo empeño por colaborar de la mejor manera posible al desarrollo de esta querida fiesta de toros, que tan profundamente hermana a nuestros dos pueblos.

Ignacio García Villaseñor.

CAPITULO N° 1

SAN MATEO Y JOSE ANTONIO LLAGUNO GARCIA

¡MANCUERNA PARA EL FLORECIMIENTO DE LA GANADERIA BRAVA EN MÉXICO! GUILLERMO SALAS

Cuando se habla de San Mateo, siempre se asocia al nombre de ese pozo de conocimientos genéticos: Antonio Llaguno González.

Las razones son obvias, Don Antonio junto con su hermano Julián, fundaron a principios del actual siglo, la ganadería de San Mateo que, al correr de los años se ha convertido en toda una leyenda.

Sin embargo, no opinión nuestra, sino criterio nada menos que de su hijo, José Antonio Llaguno García, le faltó tiempo a don Antonio padre para poner a la dehesa en ese nivel que logró posteriormente el sucesor de la divisa rosa y blanco.

La fiesta de toros en México le debe a don José Antonio Llaguno García, ese florecimiento, el disparo a un sitio de relevancia de la crianza de reses bravas en México.

San Mateo y muchas de sus ganaderías hijas siguen nutriendo de pie de simiente a una abrumadora mayoría de las vacadas de reses bravas que existen en el país, cerca de 300 ya están registradas en la Asociación Nacional de Criadores de Toros de Lidia de México.

Personalmente, tenemos un recuerdo imborrable de José Antonio Llaguno García, que nos dispensó con su amistad, nos la dio sin reserva, gentil y abiertamente y, lo poco que conocemos del espectáculo, tan difícil y complicado en su observación, se lo debemos a él: un amigo entrañable... ¡Nuestro maestro!

Todo empezó desde que vimos esa famosa fotografía, en la que con pantalón corto daba vuelta al ruedo en la plaza de toros “El Toreo” de la Condesa (año de 1936) de la mano de su padre y con Lorenzo Garza. Asimismo la foto dando la vuelta al ruedo con Luis Miguel

Dominguín en la plaza “México”, cuando salió “Cominito” y “Pajarito”, en la tarde cumbre del torero español, y su primera vuelta ya como ganadero de San Mateo.

Don Antonio grande estaba internado, muy enfermo, cuando llegó Toño chico a darle la noticia y decirle la procedencia de los toros. Don Antonio sólo le dijo... “¡Inmensos!”

José Antonio Llaguno García, no lo hurtaba, heredó esos conocimientos profundos de la genética que fueron innatos en su padre. El conocía de todo al respecto, aunque tras de su muerte, el padre había compartido sus secretos con todo el mundo, ¡menos con su hijo!

Así se estila en esta fiesta, Toño chico fue un gran estudiante, nació el 22 de diciembre de 1926, obtuvo el título profesional de Ingeniero Químico, haciendo la carrera en Ciencias Químicas. Poseía un talento natural, con una memoria privilegiada además del don de ser amigo de sus amigos.

¿Cómo fue que lo conocimos...?

No dentro de la fiesta de toros. Nosotros nos desempeñábamos como redactores de fútbol amateur en el diario La Afición debido a esas vueltas que da la vida. Entre una de las ligas de ese deporte que cubríamos, estaba la Liga Intercolegial, de la que uno de los equipos participantes era el Colegio México, donde estudiaba el joven José Antonio Llaguno. Yo sabía que él era hijo de esa institución ganadera: don Antonio Llaguno González el propietario de San Mateo. Don Antonio chico quizá me conocía de nombre, por leer las croniquillas de esos resultados futboleros.

En ese tiempo escribía de toros en La Afición Francisco Rubiales “Paco Malgesto”, quien ya se había convertido en “Mister Televisión”, y claro, humanamente ya no era dueño de su tiempo, lo absorbían las cámaras electrónicas y le era prácticamente imposible ponerle toda la atención al diario.

La noticia de la quiebra de la empresa de la Plaza México, que regenteaba el doctor Alfonso Gaona la perdió La Afición, dando como pábulo que Alejandro Aguilar Reyes “Fray Nano”, se viera en la tesitura de poner a alguien que se hiciera cargo de la “fuente de toros”. Pedí la oportunidad y “Fray Nano” sin tener en mano de inmediato una pluma famosa y con prestigio, me la otorgó. Como fuese yo tenía contacto dentro del medio.

Mi tío Manuel, hermano de mi madre, era presidente del grupo “Alberto Balderas” y yo asistía a los festejos taurinos, no por obligación profesional como crítico, sino como un común aficionado. Además de que mi hermano Manuel intentó ser matador de toros, fue novillero no muy conocido y posteriormente, se hizo subalterno, peón de brega.

En La Afición existía un apartado: “La opinión del Fan”, en el que se recopilaban las impresiones de los aficionados de los diferentes espectáculos, y en la que se incluían las temporadas de corridas y novilladas. Ahí empecé a hacer mis pininos.

Tenemos que hacer hincapié en que la fiesta brava ha sido mi pasión, de siempre, inclusive con los amigos de mi hermano y con él, asistía a esos sitios de entrenamiento de toreo de salón. Ahí recibí buenas lecciones y en esos sitios se aprende muchísimo, se conoce lo elemental de la técnica, se comprenden muchos aspectos finos: se observa desde otro punto de vista al espectáculo y se analiza el criterio del profesional con la opinión del aficionado, ambas totalmente diferentes.

Ante esta situación empecé a mal escribir de toros durante la temporada que ofrecieron en El Toreo de Cuatro Caminos al cierre de la Plaza México y después de la Feria Guadalupana -¿lo recuerdan?-, el ingeniero Armando Bernal y el licenciado Lázaro Martínez, otro gran personaje de la fiesta con quien también logramos estrecha amistad.

Al correr la temporada en los festejos finales de los triunfadores se lidió una novillada de San Mateo como premio a los que habían destacado; fue extraordinaria, en el cartel estaban entre otros si mal no recordamos Mariano Rodríguez. Los conceptos que vertí al respecto de ese encierro, concordaron con los que tenía don José Antonio Llaguno García, en términos generales, con respecto a sus pupilos.

Posteriormente, junto con don Lázaro, nos juntamos a comer y platicamos de la fiesta. De ahí nació la amistad que nos unió hasta su sentida muerte, la noche del 26 de agosto de 1989. Cubríamos la feria de San Luis Potosí y, por presentimiento, hablamos unos minutos antes de que expirara. Una hora después nos dieron la fatídica noticia.

Sin ambages me dijo que tenía buen punto de observación en el comportamiento de los astados. Sin embargo, no sabía que yo tuviese cierta idea para torear y se presentó la

ocasión. Junto con unas vacas viejas de desecho que llegaron para la escuela que tenía el maestro David Liceaga en “El Toreo” arribó un becerro pequeño y delgado. A Lázaro le indiqué que estaba a mi tamaño; por jugar y bromear, indudablemente, me lo dejaron... ¡Lo maté un año después!

Inclusive ya lo veían fuerte para echármelo. Como fuese, lo prometido se cumplió. El becerro fue estupendo y lo que empezó en broma, puesto que me guaseaban diciendo muy serios que todo era equitativo y que comiese como lo hacía el becerro. Por otro lado, que no me preocupara, pues el sepelio sería con caja de caoba y coñac. Sentí que lo toreé bien dentro de mis posibilidades, o por lo menos, mejor de lo que esperaban don Antonio y don Lázaro.

Fue mi momento de buena suerte, esos que la vida depara y que a todos nos llega. El maestro Liceaga me felicitó efusivamente... Después lo hicieron el ganadero y el empresario. De ahí asistí a una tienta, todavía cuando la ganadería sentaba sus reales en la hacienda de Pozo Hondo, allá en Zacatecas. Jornadas fabulosas de una semana para probar becerros y becerras. Don Antonio me indicó que pese “al notable triunfo” con el becerro no iba a torear en la tienta, leyéndome la cartilla respecto a no hacer comentarios hasta la noche, no gritar y menos aún andar por todos lados moviéndonos. Era muy especial en esas faenas, muy diferente a las que había yo asistido... ¡Me gustó ese modo de realizarlas!

Finalmente me enfrenté a una vaquilla.

Llegaron un compadre de don Antonio, un aficionado famoso de Fresnillo, Zacatecas, J. Heliodoro Piña “Piñita”, junto con dos señores, uno de nombre Manuel Correa y el otro el licenciado Genaro Borrego, padre del gobernador de la entidad zacatecana y actual director del I.M.S.S., Genaro Borrego Estrada. Según esto, era un duelo entre “Piñita” y yo. Claro nos escogían las becerras, auténticamente de ensueño.

Al año siguiente se repitió la escena, tampoco iba a torear, sólo de observador. Nuevamente llegó la comitiva de Fresnillo y otro duelo, decían que mortal. Al cuarto año, ya fue como si fuese profesional, con turno y las vacas que me tocase; buenas o malas, chicas o grandes.

Claro, fueron sesiones didácticas intensivas, ¡cómo aprendí en ellas a la sombra de don

Antonio Llaguno García! Puntos finos, infinidad de secretos, ver al toro en el campo; verlo bien, que es altamente difícil y algo de lo que sólo nosotros hemos sido testigos de observar en don Antonio y en otro ganadero, Francisco Madrazo: de calcularle el peso a una corrida y se equivocaron los señores, ¿saben con cuánto? ¡Con dos kilos! Unos verdaderos fenómenos.

Existen muchos otros criadores que saben mucho y son también sorprendentes, pues dan la impresión de traer báscula en los ojos. Sólo mencionamos a quienes hemos visto hablar, cambiar impresiones y actuar, ser testigos de las acciones, como quedó apuntado.

En esas tientas yo participaba directamente en probar a los becerros, primero haciendo pareja con Benjamín Morúa, a quien don Antonio apoyaba y le profesaba mucho afecto; después con Leonel Álvarez “El Diplomático”, asimismo con David Durán, a quien le decían “Trepa”; Jesús Torres “Torrecillas”; con Adolfo y Eduardo Martínez Urquidi y Jorge Martínez Lambarri, actuales ganaderos de Los Encinos y San Jorge, respectivamente.

Si de hembras se trataba, me daba el orden de turno de quiénes estuvieran ahí, siempre dándoles su sitio a las figuras del toreo, que no iban muy a menudo.

En tientas, digamos especiales, vimos a Carlos Arruza y Francisco “Curro” Rivera. El “Tigre” Juan Silveti, si asistió a un buen número, con su turno dada su jerarquía. Se adaptó muy bien al estilo de don Antonio.

En las primeras tientas a las que asistí, conviví con su primo político, el matador de toros sevillano Alfredo Jiménez Cabello, primo hermano del as Manolo González y doña Matilde González, ahora viuda de Llaguno, o sea su señora esposa. Muy pequeños sus hijos, Antonio, Rodrigo y Juan Pablo, este actualmente novillero y en busca de la alternativa.

Alfredo Jiménez le ayudaba mucho, pero contrajo matrimonio y marchó a España tras pasar un lapso no muy largo viviendo en Morelia, ya cuando la dehesa de había mudado a El Cuatro, en el municipio de Zacapu.

No sabemos cuantos años asistimos sin perdernos ninguna faena de tienta, lo que si sabemos es que esas sesiones en la fiesta guardan un interés profundo; desaparecen ahí

intereses malsanos, mala uva, envidias, sólo se observa la grandeza del espectáculo, se goza y se admira al animal más bello de la creación. Es ahí donde verdaderamente se reciben, siendo reiterativos, lecciones didácticas intensivas. Nada se compara a ello... ¡Qué sensación produce!

¿No nos cree usted...? Es otro mundo.

Nadie que no fuese don Antonio dirigía la tienta, inclusive ya en sociedad con don Nacho García Aceves. Asimismo cuando vivió un lapso de tiempo en España, hacía viajes para las tientas y sin dejar de ver todas y cada un de las corridas que se lidiaban. Tenía informes completos que le enviaba ese fenómeno de caporal que es Gustavo Castro “Santanero”, como de Javier Garfias y mías. Lo teníamos al tanto de todo lo que sucedía y se realizaba en esos potreros. Todo el movimiento en ellos.

Ordenaba los empadres, seleccionaba las corridas, siempre fue único en el manejo de la ganadería y no permitía que hubiese ninguna intromisión. “Las equivocaciones serán mías”, solía señalarme.

En ese correr de los años tuvimos infinidad de satisfacciones y vivimos alegrías y amarguras junto con don Antonio. Tuvimos acceso a los libros en los cuales era fácil de identificar la calidad del ganado, lo hacía por colores, lo máximo el morado, siguiéndole el rojo, naranja, amarillo, verde, azul y lo malo, el negro.

A nadie le negó observar esos libros desde los que llevó su padre, con las cartas de Ricardo Torres “Bombita”, el lote de vacas que adquirió, los sementales. Ahí empezó la dehesa, con vacas criollas y se fue afinando, depurando, seleccionando hasta alcanzar ese nivel que se propuso don Antonio grande y que concluyó don Antonio chico. Todo ello muy sencillo para leer y, consecuentemente, de entender.

Un hombre de un gran carácter, pero a la vez generoso. Se vio en la necesidad de salir de Zacatecas, al estado que hizo famoso San Mateo, por un disgusto con el gobernador en turno. Sacó el ganado de Pozo Hondo y lo pasó al rancho “El Cuatro”, en el estado de Michoacán, finca que le vendió el general Dámaso Cárdenas, hermano de el presidente Lázaro Cárdenas, al que ayudó a fundar la ganadería de El Junco. Se llevó muy bueno,

actualmente la dehesa es propiedad de Fernando Ochoa Ponce de León.

Al realizarse el cambio vacunó a todo el ganado para que no le hiciese daño la garrapata. Solo tuvo que lamentarse la muerte de una vaca, que estaba delgada y posiblemente no tuvo defensas... ¡Toda una bendición!

Así fue como don Antonio hizo lote de vacas y toros que vendió, lo que su padre no tuvo tiempo de hacer. Abrió las puertas de San Mateo y regó la sangre que priva en una mayoría abrumadora, en lo que es actualmente la crianza de reses bravas en nuestro país.

Dos lotes adquirió don Luis Barroso Barona de San Miguel de Mimiahuapam; dos compró don Reyes Huerta por conducto de Abraham Ortega; otro a don Mario Moreno “Cantinflas”, igualmente una punta a don Javier Garfias y no se quedó fuera de esa gran oportunidad, don José Chafic. Este primero adquiriendo un semental, un becerro número 91, después se llevó vacas y más toros, si mal no recordamos el último un 25, que ligó estupendo.

Esta venta hizo que se disparara el florecimiento de reses bravas en México, además de que nutrió de sementales a otras ganaderías. A sus primos de Torrecilla, José Julián Llaguno, Valparaíso, San Antonio Triana, después Campo Alegre y San Judas Tadeo, de Alfredo Ochoa y Salvador Rojas, entre las que tenemos en mente.

Fundó y planeó la ganadería de Los Martínez, ya en sociedad con el empresario Ignacio García Aceves (q.e.p.d.). Se vendieron sementales a San Marcos, Cerro Viejo, inclusive, recordamos que entre las últimas ventas que hizo don Antonio en sociedad con don Nacho García Aceves, fue a Joaquín Guerra y la última a Mariano González, de La Soledad, en la que el doctor Alfonso Gaona intervino para que se cerrara la operación; a San Miguel de Mimiahuápam, ya en manos del licenciado Alberto Bailleres a quién, se le obsequió un semental, un toro 61, que tenemos entendido le ligó muy bien.

Asimismo las hijas de San Mateo han seguido regando esa raza bendita del marqués del Saltillo, un encaste único en México que ha dado estupendo para orgullo de nuestro país y que sirve y continua nutriendo a muchísimas vacadas, las más codiciadas, las que cubren el mercado nacional, ¿estamos mintiendo?

Se recordará que el famoso semental número 10, que adquirió Mario Moreno “Cantinflas”,

un dinero que parecía, y era además, toda una fortuna, ha dejado una descendencia admirable.

Por cierto la primera cría del 10, tuve la fortuna de torearla, un becerro en Fresnillo marcado con número 80; estuvo a punto de quedarse con él don Manuel Ibargüengoitia. Dudó y lo maté. Fue un festival maravilloso, otro becerro para “Piñita” de Jesús Cabrera y cuatro novillos de Valparaíso para dos señorones: Silverio Pérez y Carlos Arruza.

Esa tienta fue extraordinaria, cuando se probó el 10, pues salieron en la misma el novillo 8, “Chinito”, que indultó Manolo Gómez, hijo del peón de brega Manuel Gómez Blanco “El Yucateco” en el Toreo, finalmente fue a padrear con José Julián Llaguno, como obsequio de su primo; el 9, ejemplar que ligó sensacional con Jesús Cabrera; el mencionado 10 y el 13, que toreó Roberto Mendoza, mejor conocido como “El Sandwich”, en el ruedo de Cuatro Caminos.

¡Vaya cuatro ejemplares en una tienta!

Recordamos además toros-padres sensacionales como “El Avión”, creo era el número 98, indultado en Tijuana. Dejó una enorme descendencia, un 42 de la ele que fue enorme; el 39 otro semental famoso; “Zorrito”, número 51, que indultó Manolo Espinosa en Guadalajara.

Un toro que se lidió tres veces y caso insólito daba la impresión de no estar toreado. Enorme en la primera; superior cuando se volvió a torear, por el mismo Manolo Espinosa, en la hacienda de Santiago, con Javier Garfias que lo tenía con las vacas y la tercera nuevamente en la plaza “El Progreso” de Guadalajara, matándolo ahí Manolo Espinosa.

Todo un caso.

Infinidad de críticas recibió don Antonio por haberlo matado. Resulta que el toro se había hecho mañoso y por su construcción de encornadura, había lesionado ya a muchos toros y vacas. Se convirtió en un peligro en el campo. Además ya no funcionaba, su ciclo había concluido.

Recordamos al toro 6, “Cuadrillero”, que indultó Manuel Benítez “El Cordobés” en Guadalajara. Precioso de tipo, lo adquirió Jesús Cabrera y al correr el tiempo, don Jesús le expresó a don Antonio que había tentado unas becerras hijas del toro y que habían salido

muy malas. Don Antonio simplemente le dijo; “regrésamelo Chucho”. Así fue como “Cuadrillero” retornó a casa.

Las dos primeras corridas que lidió Cabrera con hijos de “Cuadrillero”, una de ellas en Ciudad Juárez, le indultaron un toro en cada una. Así es esto de la crianza de toros.

Infinidad de anécdotas vivimos en San Mateo, casos que se antojan insólitos, pero que son realidad, esos misterios de la genética, la problemática en la crianza de reses bravas, ¿quién sabe todo en esto?

En cierta ocasión le salió una vaca muy mala que, sin embargo, tenía magnífica procedencia, de una familia distinguida. Al pasar los años, en otra tienta se probó una vaquilla sensacional... ¡Era hija de esa vaca infame! ¿A qué se debe esto? Esa es la sensibilidad que debe tener el ganadero, el paladar, o eso que llaman “feeling” en Estados Unidos. Se le dio la oportunidad a esa becerra, con el conocimiento de lo que se tiene y se maneja, claro está.

Vamos, cuenta hasta el estado de ánimo de los animales. En otra ocasión, quizá sea el becerro más bravo que hemos visto en una tienta, dio tres tumbos de una bravura impresionante. En esa ocasión estaba Juan Silveti. Al crecer al astado cierto día lo vió don Antonio y me dijo, “feo tipo tiene ese toro aunque sea el 86”. El burel se fue a la plaza, a Guadalajara, le tocó en suerte al mismísimo Juan Silveti, estaba el “Tigre” que no cabía de gusto. Ese ejemplar, si no manso perdido, fue fatal en su comportamiento en la plaza.

En otra ocasión un becerro que no fue al caballo, nunca se enteró, ni paró. Don Antonio lo regaló para un festival de toreros cómicos. Cuatro o cinco días después... ¡Fue de locura! Todavía, en estos precisos momentos sin exagerar, lo estaría toreando esa cuadrilla de Chema y Juana. El cómico vestido de mujer le daba chicuelinas con la falda del vestido. Tuvimos la oportunidad de participar así en la ganadería, vivir momentos inolvidables, ver casi nacer a ciertos toros, verlos tentar, crecer y lidiarse. Llega el momento en que se enamora uno de algunos de ellos y aunque no sea propiedad, llega a sentirse esa sensación, se goza intensamente cuando ese animal responde y también lo invade a uno la satisfacción profunda que experimenta el criador... ¡Se sufre en las tardes de infortunio!

La lista es larga, mejor dicho, interminable y nuestra memoria es flaca para recordar tanto ejemplar enorme. Nos vienen a la mente algunos. Por ejemplo, “Pajarito”, otro gran burel, no el que mató Luis Miguel en la plaza México, sino uno que inmortalizó Manolo Martínez en San Luis Potosí; lo mismo un toro 82, no recordamos su nombre, lo cuajó Manuel Capetillo en Guadalajara, la tarde que se lidió el citado 86. Otro gran toro “Veracruzano” al que “Joselito” Huerta le cortó el rabo en Guadalajara.

¿Quien puede olvidarla? Nos referimos a esa tarde en la feria de Aguascalientes, en la plaza San Marcos, cuando se lidió “Poeta”, toro número 9, que inmortalizó Rafael Rodríguez, tarde en que alcanzaron alturas fenomenales Alfonso Ramírez “Calesero” y Luis Procuna.

¿Y “Azteca”...? ese fue un ejemplar que mató Carlos Arruza en “El Toreo”, la tarde del beneficio a “Curro” Ortega. Enorme y el “Ciclón” mexicano estuvo en ese mismo nivel.

Entre los ejemplares más bravos que hemos visto lidiar, está un astado 60, “Colmenero”, lo cuajó en su debut en México, Pedro Gutiérrez Moya “Niño de la Capea” en “El Progreso” de Guadalajara... ¡Qué burel!

Asimismo “Regalito” corrido en la Plaza México, al que cuajó “Curro” Rivera, habiéndole ligado el “circurret”, dos o tres veces. Otro ejemplar bravísimo fue “Chaparrón”, que le correspondió en la Plaza México a Manolo Martínez.

No puede, ni debe, dejarse de mencionar a ese excepcional burel, herrado con el número 47, se bautizó como “El Rey”. Le tocó en suerte a Mario Sevilla en la Plaza México. Lo dicho, la lista es interminable.

Don José Antonio Llaguno García por su generosidad, insistimos, abrió las puertas, cedió ese semen que tanto bien ha hecho a la ganadería brava, al hato de nuestro país.

Concluyó con la meta que se propuso don Antonio grande, colocando a esa maravillosa dehesa en el nivel del objetivo que se fijó, sin salirse de las bases que le señalaron y marcaron, y que siguió al pie de la letra... ¡Solo otro fenómeno en la genética podría realizarlo!

Un criador de reses bravas de gran importancia dentro de los anales, no sólo en México, sino donde haya fiesta brava.

Sí, don Antonio Llaguno González fue considerado el mejor ganadero -no sólo en bravodel mundo y don José Antonio Llaguno García, no le quedó a la zaga. De raza le viene al galgo.

Nuestro agradecimiento y cariño por este criador de reses bravas es infinito; sin embargo el señalar que la ganadería brava de México le debe un homenaje, no es expresar algo descabellado, es pedir el mínimo si es que hay justicia entre los hombres, aunque no todos tengan buena voluntad.

Un reconocimiento que debió haber sido en vida cuando dejó, por esas circunstancias que depara el destino, San Mateo y se quedó con todo su socio, Ignacio García Aceves y que, actualmente, es propiedad de su hijo Ignacio García Villaseñor.

A ese ganadero de prosapia, a ese entrañable amigo, inteligente, noble y quien tanto bien hizo a la fiesta, siempre estará latente en nuestro recuerdo y eso es con lo único con lo que podemos corresponderle a cambio de las enseñanzas que nos impartió... ¡Que goce de la paz eterna!

CAPITULO N° 2

DOCE HORAS DE SAN MATEO

DOCE EXCEPCIONALES TOROS DE SAN MATEO PARA DOCE DE LAS MEJORES FAENAS DE DOCE DE LOS PRINCIPALES TOREROS QUE HAN ACTUADO EN LAS PLAZAS “EL TOREO” Y “MÉXICO” DE LA CAPITAL DE LA REPUBLICA.

BENJAMIN FLORES HERNÁNDEZ

En el centro de la fiesta taurina mexicana, en el vértice de la definición de lo que ésta ha sido durante el siglo XX, se encuentran los toros de San Mateo. Sin ellos, su desarrollo habría sido substancialmente diferente, toda vez que las características del toreo moderno, en la forma en que éste se desenvolvió en nuestro país a partir de la segunda y tercera décadas de la centuria, no es exagerado afirmar que en buena medida estuvieron definidas por las notas de casta, bravura, nobleza y estilo que don Antonio Llaguno y sus hijos quisieron desarrollar en los astados criados por ellos en sus dehesas del estado de Zacatecas.

En una primera etapa, se trató de la aparición en las plazas -paradigmáticamente, en la del El Toreo de la Condesa, de la capital del país- de unos cornúpetas que exigían de los toreros por entonces actuantes una novedosa manera de enfrentarse a ellos, de lidiarlos con un ritmo y con un estilo que en seguida cautivaron a los públicos. Luego, a partir de ello, fue que las demás ganaderías tuvieron que aceptar en su simiente, de alguna manera, la incorporación de la sangre brava Sanmateína, derivación autóctona de la raza del marqués de Saltillo importada desde Andalucía hacia 1908 y 1909.

En los treinta años que corren a partir de 1924, fueron muchos los encierros de San Mateo

lidiados en los cosos de la ciudad de México, así en El Toreo de la colonia Condesa, trasladado después a los límites del estado de México con el Distrito Federal, como en la Plaza México. Posteriormente el número de corridas disminuyó, de modo que el hecho de anunciarlas se convirtió en un verdadero acontecimiento, como la ocasión propicia para que los aficionados pudieran volver a contemplar en su original pureza y en todo su vigor, las características taurinas a partir de las cuales se desarrolló la moderna tauromaquia nacional.

La presencia de los bureles de San Mateo en la vida torera de la capital mexicana de todo el siglo XX es un hecho patente a quienquiera que se acerque a examinarla. Como símbolo de ella, allí está el dato simple de que para la inauguración de la Plaza México, el 5 de febrero de 1946, así como para el de la nueva plaza de El Toreo cuando se traslado a Cuatro Caminos, el 30 de diciembre de 1947, no se pensó en otros astados. En la primera de tales ocasiones para ser lidiados por Luis Castro El Soldado, Manuel Rodríguez Manolete y Luis Procuna y en la segunda por Lorenzo Garza, el propio Soldado y Jorge Medina. Por lo demás, de los 39 años en que funcionó la vieja plaza de El Toreo de las calles de Durango y Salamanca, de 1907 a 1946, pudieron correrse allí Sanmateínos, toda vez que su presentación ocurrió la tarde del 12 de diciembre de 1912.

En el corazón, pues, de la existencia taurina mexicana de los últimos 80 años, se encuentra San Mateo. Muchas de las fechas más significativas dentro de ella han tenido como ingrediente principal para su realización la presencia de encierros provenientes de sus ranchos, dondequiera éstos hayan estado localizados, primero en Zacatecas, luego en Michoacán y últimamente en Jalisco. Ya lo comentaba el periodista Guillermo Salas en un substancioso articulito publicado a principios de 1975: una corrida de San Mateo, de “edad, tipo, bien armada, defensas intactas, íntegras, celosamente preparada y, lo primordial, perfectamente criada”, ha sido a través del tiempo elemento irremplazable para la consumación de las obras más perfectas de muchos de los principales toreros triunfadores en México. Decía el propio cronista en el referido ensayo, acerca del sitio ganado por la divisa rosa y blanco en la historia torera nacional, haciendo -y deshaciendo, tambiénprestigios y reputaciones:

¿No les parece rara coincidencia que todas las grandes faenas, a las que los toreros consideran su mejor trasteo, hayan sido con “mansos” de San Mateo...? No, es la casta, es la sangre brava, emotiva; no es el bobalicón, el toro tonto. San Mateo es mejor que todas, pero el toro siempre marca la pauta para que se lleve toreado. El que marca el trazo perfecto, le resulta el burel más fácil, el que no es torero..., ¡lo desnuda!

Y así ha sido. Mientras que han sido varios los diestros que alcanzaron con uno de San Mateo el punto culminante de su carrera, la consagración definitiva, la cumbre artística iluminadora, algunos otros encontraron en los de esta vacada el obstáculo definitivo para llegar a la cima indiscutida a la que aspiraban.

La lista de quienes, a través del tiempo, lograron con reses Sanmateínas trasteos inolvidables resulta muy extensa, aunque seguramente no tanto como la de los bureles de esa procedencia que solicitaban del presunto lidiador un trabajo a la altura de su bravura, nobleza y clase. Recordemos, entre los toros de San Mateo premiados con vuelta al ruedo en la Plaza México, a los nombrados Avellano, Bonito, Chicuelo, Caramelo, Comino, Pajarito, y Regalito, y de los que merecieron arrastre lento, a otro Caramelo y a El Rey, no todos ellos toreados con la jerarquía exigida por sus grandes cualidades. Y que no sean éstos astados sin peligro alguno lo confirma el hecho de que, por ejemplo, Gavilán hirió a Silverio Pérez, Luminoso a Jesús Córdoba, Muchachito a Humberto Moro y Borrachón a Manolo Martínez.

Juan Silveti, Cagancho, Alberto Balderas, Silverio Pérez, Paco Gorráez, David Liceaga, Luis Briones, Fermín Rivera, Chucho Córdoba, el Callao y algunos otros matadores consumaron con los de San Mateo hazañas inolvidables a través del tiempo, sin las cuales la memoria taurina nacional no sería la misma. Empero, de todas las grandes faenas consumadas con reses de esta ganadería en los circos capitalinos se han elegido para recordar aquí únicamente doce, todas las cuales fueron sin ningún lugar a dudas fundamentales para la definición de lo que en nuestro siglo ha podido significar la fiesta brava. Son éstas, por decirlo así, y sin temor a exageración, algo así como las doce horas puntales que ha marcado para la historia el reloj taurino mexicana. Sin tales imborrables campanadas, que todavía resuenan en el recuerdo de los buenos aficionados, que las pudieron ver o que cuando menos oyeron hablar de ellas, resulta incuestionable que la

realidad torera de nuestro país sería otra. No son los que se recuerdan aquí sólo bonitos o magistrales trasteos, sino en verdad hitos en el desarrollo taurino mexicano: cualquier desarrollo de la tauromaquia posterior a cualquiera de ellos no puede dejar de tenerlos en cuenta, por lo que su consecución dejó plasmado en la mente del aficionado.

Y pasemos pues, sin más trámites, a recordar esas doce horas principales que, a nuestro juicio, marca para la vida tauromáquica nacional el reloj de San Mateo.

1. QUITASOL, por Rodolfo Gaona, el 23 de marzo de 1924, en El Toreo de la Condesa. Fue ya hacia el final de su carrera cuando Rodolfo Gaona se encontró con San Mateo; no fue con toros de tal hierro con los que el Califa leonés llevó a cabo lo más típico de su quehacer artístico. Sin embargo, lo que consiguió con Quitasol aquélla tarde de su penúltima temporada mexicana marcó una nueva manera para sus posibilidades taurinas, sobre todo en lo tocante a una novedosa manera de templar, de correr la mano por lo bajo y de dar continuidad a las suertes.

Conviene apuntar que fue el propio ganadero quien, conocedor de las características de estos toros, había insistido mucho en que Gaona los lidiara, a lo que el maestro se había resistido un tanto. Como apuntara en el libro Mis veinte años de torero, que le dictó a

MONOSABIO: “Don Antonio Llaguno de tiempo atrás venía diciéndome que me tenía un toro para hacerle una faena. Y dos o tres veces me enseñó a Quitasol...”

El día que lo toreó, lo que le hizo Rodolfo a este toro, se puede decir que casi creado exprofeso para él, fue algo portentoso, que pasmó a quienes lo vieron. Dijo Don Verdades en Excelsior, del momento cumbre del trasteo:

Cambia la flámula a la zurda y vemos en seguida seis pases naturales, en que el maestro templaba de manera maravillosa, corriendo la mano suavemente y llevando a la fiera embebida en la franela. Cada uno de los pases se le aplaudía a rabiar. Engarzó a ellos uno de pecho, también con la siniestra mano. La fiera nos parecía un falderillo, que obedecía ciegamente los mandatos del torero.

Tal fue la sorprendente y radical novedad: el hecho de que, bajo el mando del torero, el astado resultara más colaborador que enemigo, más copartícipe en una obra de arte que obstáculo a superar, en una lucha a muerte.

Quizás nadie entonces, ni público ni torero, supo darse completa cuenta de la nueva época

taurina que se abría; tan es así, que la otra faena de Gaona de esa tarde, al cuarto toro llamado Cocinero, igualmente triunfal, no revistió las mismas características y se desenvolvió por cauces más tradicionales. Sin embargo, la revolución quedaba ya en marcha tras lo sucedido con Quitasol. De alguna manera supo intuir esto el torero que, para testimoniar su admiración por aquel astado, al final de la corrida, no pudo más que hacer lo que no hizo en ninguna otra ocasión: llamar al ganadero para que compartiera su triunfo.

La siguiente vez que actuó Gaona con San Mateo fue un año después, ya a punto de despedirse. En esa ocasión, no pudo evitar el de León de los Aldamas que la bravura encastada de Vive Lejos lo empitonara y le causara una herida que pudo haber sido más seria de lo que fue. Eso ocurrió la tarde del primero de febrero de 1925, cuando por su parte Chicuelo, obtuvo uno de sus grandes éxitos. Lo reconoció abiertamente Gaona en el propio libro de sus memorias: “La cogida no se debió a la torpeza o ignorancia, ni a mala idea del toro”. Era sólo que los toros bravos, si de verdad lo son, no dejan nunca de representar peligro, por poco “enemigos” que se muestren en el momento de la elaboración de una obra artística.

2. DENTISTA, por Manuel Jiménez “Chicuelo”, el 25 de octubre de 1925, en el Toreo de la Condesa.

Si Ricardo Torres Bombita fue el torero español a cuya recomendación y empeño debió don Antonio Llaguno el decidirse a desarrollar al máximo su ganadería brava, mediante la incorporación del pie de simiente del marqués de Saltillo, Manuel Jiménez Chicuelo fue el otro diestro peninsular que debe recordarse siempre como decisivo para el pleno desarrollo de San Mateo.

Bien es verdad que, como acabamos de decir, Gaona fue quien por primera vez, frente a Quitasol, mostró al público mexicano las grandes posibilidades que para el futuro de la fiesta implicaban las características creadas por Llaguno en sus astados; mas no fue sino con Chicuelo, en el año de 1925, cuando los aficionados locales pudieron disfrutar, ya en plenitud, de todo lo que, en cuanto a temple, lentitud, sabor, y emoción artística cabía esperar de los animales desarrollados a partir de la intuición creadora de don Antonio.

La misma ocasión de la cogida a Gaona por Vive Lejos había alcanzado tres enormes triunfos con Lapicero, Jardinero y Consejero. Cabe señalar, acerca de las notas de las reses entonces corridas, lo que de ellas supo ver el cronista de Excelsior, acerca de que no era fácil descubrir toda la calidad de su bravura y no caer en el engaño de considerarlas mandas: “Para aquellos que están acostumbrados a los toros de poca sangre -decía- tal vez las fieras de San Mateo parecerían mandas, pero no hubo tal cosa, sólo fueron animales de casta dignos de correrse en la primera plaza del mundo”.

Luego Verduguillo, en El Universal Taurino, comentó de lo hecho por el de Sevilla el primero de febrero de 1925 que como toreó ayer Chicuelo no habíamos visto torear nunca”, pero quizás más representativo fue lo conseguido por el propio lidiador unos cuantos meses después, la tarde del 25 de octubre inmediato, particularmente con el quinto cornúpeta, de nombre Dentista, en fecha en la que también actuaban Juan Silveti y el valenciano Manolo Martínez. Resulta curioso observar cómo todavía para entonces seguían los públicos sin darse cuenta cabal del nuevo tipo de toro propuesto por el señor Llaguno, de modo que el tercero y cuarto de la tarde debieron devolverse a los corrales “por chicos y mansos”, “sin comprender que la vacada de San Mateo jamás ha dado elefantes y sí toros de lidia, como no los hay en muchas ganaderías”, como dijera Don Verdades.

En cuanto a lo hecho con Dentista, negro mulato y delantero de pitones, en lo que puede considerarse una de las primeras faenas cumbres según las nuevas formas taurinas en surgimiento, el mismo Don Verdades se engolosina en su crónica de Excelsior al recordar las tres chicuelinas, “dadas con un gran sentido, una gran inspiración creadora y una soberbia destreza en ejecución”, y luego, la faena, en la que destacó una serie de naturales en la que éstos surgieron, uno tras otro, con una lentitud pasmosa. Lo realizado por Manolo era otra cosa de lo hasta entonces hecho por nadie. No era toreo simple, en verdad, sino arte, arte puro, en el más elevado sentido de la palabra, en una labor que no daba “la impresión de lo trágico” sino “la del verdadero arte que seduce y enloquece”. Afirmaba el escritor a quien hemos venido siguiendo: “Manolo Jiménez, el torero más artista de nuestros días, el torero exquisito, depurado, personalísimo; en quien se aquilata hasta lo sumo el arte

del toreo, nos dio otra de sus magníficas tardes. Su faena en el quinto toro, un bravísimo animal también de San Mateo, puede considerarse la apoteosis del artista. La consagración definitiva del maravilloso diestro”.

3. SAPITO, por “Pepe” Ortiz, el 4 de diciembre de 1927, en El Toreo de la Condesa.

Aquella tarde, el tapatío alternaba con Enrique Torres, torero valenciano, quien asimismo estuvo muy bien con el último del festejo, Don Quijote de nombre.

Bien se sabe de la creatividad, de la inventiva artística de Pepe, quien con Sapito alcanzó su consagración definitiva, en una faena en la que pudo desplegar el todo de su forma de entender el toreo, con toda la gama de lances que sabía prodigar, “Tapatías” incluidas. En esa ocasión culminó su faena, que inició de rodillas, con una gran estocada recibiendo. Fue muy significativo que brindara su labor ante este cornúpeta a los hermanos Llaguno, creadores de un toro en colaboración con los cuales era posible consumar faenas tan acordes con el gusto de los mejores y con el suyo propio.

4. COMO TU, por Francisco Vega de los Reyes “Gitanillo de Triana”, el 3 de febrero de 1929, en El Toreo de la Condesa.

Sobre esta actuación de el gitano Curro Puya, como también se le conocía, alguien comentó: “Así como él, nadie ha toreado jamás”. Lo portentoso de aquella faena estuvo, más que nada, en la manera en que “jalaba” de la res, de una embestida nobilísima pero nada fácil. Exclamaban los presentes en el coso, refiriéndose a la labor del diestro: “Eso es saber tirar del toro”.

Lo de menos fue entonces que unánimemente se concediera a Gitanillo la oreja de oro disputada también por los otros integrantes del cartel de aquella tarde: “Pepe” Ortiz, Cagancho y Vicente Barrera; lo trascendente fue la lentitud alcanzada por Vega de los Reyes al llevar al toro embebido en el centro mismo de la capa y la muleta, en unas verónicas eternas o en unos naturales de duración interminables.

Otra vez, la idea que les quedaba a quienes eran testigos de aquello para lo cual los de San Mateo resultaban estupendos copartícipes era que lo que veían consistía en algo más que en un juego de valor o de destreza a la vieja usanza, sino en una auténtica obra de arte,

propia de los escenarios más refinados y para el disfrute de los públicos más selectos.

Enfatizaba en su croniquilla Roque Solares Tacubac: “Aquel modo de torear no fue para un redondel, sino para un escenario teatral. Tenía gran delicadeza y arte pictórico”.

5. GRANATILLO, por “Chucho” Solórzano, el 10 de enero de 1932, en El Toreo de la Condesa.

Jesús, el de Morelia, fue un torero siempre más artista que empeñoso, un poco más atenido a la esperanza de ver salir el toro fácil por la puerta de los sustos que a buscar las palmas en la lucha con astados ásperos y peligroso. Un torero pues, “artista”, en toda la extensión de la palabra.

También él logro con uno de San Mateo una de las mejores actuaciones de su vida. Fue con Granatillo, al cual le cuajó algunas de las mejores verónicas de su estilo inconfundible, “perezosas, desmayadas y ceñidas”, así como estupendos pases naturales tanto con la izquierda como, también, con la derecha. Aunque falló cuatro veces antes de acertar a terminar con la vida del astado, el público obligó al juez de plaza a premiar con oreja y rabo su memorable labor.

6. GITANILLO, por Lorenzo Garza, el 3 de febrero de 1935, en El Toreo de la Condesa.

Ha sido el Ave de las tempestades, sismo y estatua, seguramente quien a través del tiempo más logró identificarse con las reses de San Mateo, al punto de que fue ganado de esa procedencia el que pidió en varias de las ocasiones en que se encerró como único matador, alcanzando el éxito en todas ellas. Así sucedió el 6 de febrero de 1938, cuando inmortalizó a Príncipe Azul, y el 15 de enero de 1939, cuando hizo lo propio con Terciopelo. También eran Sanmateínas las seis reses escogidas para su despedida del 25 de marzo de 1943.

Empero, de todas las hazañas consumadas con cornúpetas de tal procedencia, quizás la más representativa sea la de aquella tarde cuando, por haber sido herido su compañero Alberto Balderas durante la lidia del primero de la tarde, debió despachar el de Monterrey los seis del encierro, en la fecha precisa en que se cumplían seis años del triunfo de Gitanillo de Triana con Como tú.

Los seis astados estoqueados por Lorenzo en aquella ocasión fueron los siguientes, según quedaron consignados en la crónica que don Manuel Horta publicó en Excelsior: Madroño, “negro entrepelado, fino, arrogante y bien armado”, que fue el que lastimó a Balderas cuando apenas empezaba a lancearlo con el capote; Trianero, “negro bragado, de bella lámina”, que resultó nobilísimo; Barbero, “negro bragado”, el cual “realizó también brava y noble pelea”; Rumboso, “cárdeno, careto y con bragas”, que quizá fue el menos bueno de la corrida; Gitanillo, “negro entrepelado, de pezuña breve, de sedosa piel” y Saladito, “negro bragado, también todo un señor toro de bandera” como el anterior. El mismo cronista resume así su entusiasta opinión acerca del encierro entero: cumple a nuestro deber informativo felicitar efusivamente al señor Antonio Llaguno por los seis ejemplares de bandera escogidos para la apoteosis de Lorenzo Garza. Finos, bravos, pastueños, claros, alegres, hicieron honor a la divisa rosa y blanco. La opinión de un espectador desinteresado merece transcribirse: “He visto seis toros de lidia que merecían el indulto para refrescar la sangre de muchas ganaderías...” y ¡Arriba Zacatecas!

Lorenzo estuvo en Magnífico con la sexteta de cornudos, más seguramente su momento cumbre, taurinamente hablando, lo logró con el quinto de la tarde, el referido Gitanillo, tal vez bautizado así en conmemoración del célebre Curro Puya. Para inmortalizarse allí, no le faltó a Garza nada, ni siquiera la gloria de que el maestro Agustín Lara, a quien brindara su actuación en el primero de la tarde, le dedicara aquel bello pasodoble que, entre otras cosas, hace referencia a que

La tarde es una manola que te espera en su balcón, ¡y nunca sus ojos vieron a nadie torear mejor!

Precisamente cuando, tras el percance vivido por Alberto Balderas en un presagio de la tragedia de Cobijero de seis años después, junto a una mancha de sangre que el sol se quiere beber, hay un ramo de claveles y un sombrero cordobés.

Y a ese toro ideal, ¿qué le hizo entonces el torero? Pues nada más y nada menos que eso,

precisamente, torearlo, llevarlo con la mano paso a paso, por donde y como quiso, en una portentosa utilización del juego de la muñeca; algo nuevo que mostrar al público: lidiar es llevar al animal precisamente por donde se quiere, hacerlo ir lentamente desde y hasta donde le apetece al conductor.

7. PARDITO, por Fermín Espinosa “Armillita”, el 20 de diciembre de 1936, en el Toreo de la Condesa.

A los trece años de edad se presentó Armillita Chico en el Toreo con un becerro de San Mateo, el primero de agosto de 1924, y desde entonces, en toda su larga trayectoria de maestro de los ruedos, fueron muchas las veces que se enfrentó a astados de esta procedencia. Según las estadísticas tal cosa ocurrió diecisiete veces, dando muerte a cuarenta toros a los que les cortó nada menos que quince orejas y cinco rabos. Por supuesto que, a pesar de su maestría y de su “poderle” a prácticamente todas las reses, no siempre fueron sus actuaciones con los de San Mateo igualmente exitosas, y así el 20 de febrero de 1944, cuando actuó como único espada para despachar seis Sanmateínos que de verdad resultaron muy difíciles, debió regalar un toro más, éste de otra ganadería, para triunfar plenamente.

Más, con toda probabilidad, el día que mejor se desempeño el saltillense en la brega con astados de San Mateo fue este 20 de diciembre de 1936 que se mencionan, en una corrida en la que actuaba mano a mano con Lorenzo Garza.

Ante los “buenos mozos de San Mateo, la mejor ganadería de la República, fuertes, gordos, finísimos, con trapío y casta”, tuvo Fermín ese día una memorable actividad. Bien estuvo con el primero, Cantarito, al que le cortó la oreja, y también con el tercero, Garboso, al que dejó sin rabo, pero se superó con el quinto, el famoso Pardito, “otro bicho bravo y noble como un duque”, en palabras de Manuel Horta. Hubo con él, verónicas, gaoneras, chicuelinas, cuatro pares de banderillas excelentes, particularmente el último, y luego una faena completísima, iniciada de rodillas y, tras un pinchazo, consumada con un volapié “hasta los gavilanes”.

Y otra vez: lo grande, lo sobresaliente, de la labor frente a los de San Mateo, que la

lentitud, el temple, el irse poco a poco consumando el pase, en un inacabable itinerario inventado por el torero. Parecía, a lo que testimonió Manuel Horta en su crónica, que se trataba de toreo de salón.

Claro que el hecho de que se premiara a Fermín con una pata resulta circunstancial y exagerado. No es de creerse que el hecho de que en ninguna otra ocasión, en México, a nadie se le haya concedido igual trofeo, deba significar, de entrada, que jamás otro artista haya realizado sobre arena capitalina hazaña comparable. Menos mal que no cundió desde entonces el ejemplo y que ahora el reglamento no contemple de ningún modo la posibilidad de mutilar de esa manera a las reses. Mas, con todo, no cabe duda de lo grandioso que debió resultar aquella brega con aquel bello ejemplar procedente de la legendaria vacada zacatecana.

8. VERACRUZANO, por Luis Castro “El Soldado”, el 15 de febrero de 1942, en El Toreo de la Condesa.

También el Soldado tuvo varios de los mejores momentos de su carrera con toros de San Mateo, a lo largo de una extensa trayectoria de matador en activo iniciada en 1932 y no clausurada en definitiva sino en 1962, cuando se retiró oficialmente con un cartel en el que lo acompañaban Manuel Capetillo y Joaquín Bernadó.

Uno de tales momentos triunfales lo tuvo el 17 de enero de 1937, en un mano a mano con Lorenzo Garza, a quien por cierto ese día la gente estuvo hostilizando a pesar de sus esfuerzo por agradarle. Aquella tarde, rememorando su hazaña de tiempos novilleriles en el Madrid republicano de 1934, cuando también tenía a Garza de compañero de cartel, clavó un estoconazo fulminante del encierro, Pajarito de nombre, tirándose a matar con el solo auxilio de un pañuelo. Y también con uno de San Mateo fue que el 31 de diciembre de 1944 Luis, junto con Gitanillo de Triana -el segundo, Rafael, el hermano menor de Curro Puya- y con el sevillanísimo Pepe Luis Vázquez, dibujó aquellas verónicas clásicas, “de bronce”, templadas, que Carlos Septién García ensalzó en una crónica que intituló “Un romance y tres verónicas distintas”.

Mas la fecha que aquí se quiere recordar como paradigmática de una actuación de el

Soldado, con Sanmateínos es la del 15 de febrero de 1942, corrida de La Covadonga, cinco semanas después de que, en medio de una fenomenal bronca y estando el ruedo de la plaza tapizado de cojines, había liquidado a Corvejón, de San Diego de los Padres, refugiado detrás de un burladero.

Su alternante de aquella ocasión fue Armillita, en mano a mano y los animales jugados, como de costumbre, extraordinarios de don Antonio Llaguno, a lo que afirmó Manuel Horta en Excelsior, “nos regaló una vez más con la bravura de sus pupilos, con su alegría y estilo en el primer tercio, con su casta y temperamento al final”.

Fermín estuvo muy bien toda la tarde, incluso con un séptimo de la misma ganadería que regaló el general Maximino Ávila Camacho, secretario de Comunicaciones y hermano del Presidente de la República. Pero lo verdaderamente grande de aquel día fue la faena de Luis Castro Feliciano al cuarto, Veracruzano, “negro, fino y de respeto. Un bravísimo ejemplar y un bicho noble por los cuatro costados”. Su faena la llevó a cabo el Soldado parado sobre un cojín, estatuario y firme, erguido y valiente, reconquistando de esta manera al mismo público que unos cuantos domingos atrás lo había abroncado por su desgano y falta de profesionalismo.

9 MONTERO, por Jorge el “Ranchero” Aguilar, el 9 de noviembre de 1952 en la Plaza México.

Para fines de los cuarenta, cada vez fue haciéndose menos frecuente la presencia de reses de San Mateo en los ruedos. Y así, debieron transcurrir más de diez años desde la última fecha mencionada hasta la siguiente que aquí queremos memorar. Se trata de una en la que alternaron cuatro matadores para despachar un encierro compuesto por cuatro cornúpetas de San Mateo y cuatro de La Laguna. Los alternantes fueron, junto con el Ranchero, el sevillano Manolo González, el lusitano Manolo dos Santos y Juanito Silveti, el fino vástago del célebre Tigre de Guanajuato.

Aguilar, a la sazón en sus primeros tiempos de matador, salía por entonces todas las tardes ansioso de triunfo, mismo que en verdad alcanzó la tarde de referencia al instrumentar al estupendo Montero una gran cantidad de pases naturales, algunos de ellos en verdad

lentos y templados.

10. PAJARITO, por Luis Miguel “Dominguín”, el 12 de diciembre de 1952, en la Plaza México. Un mes y tres días más adelante de la gran faena del Ranchero, el día de la Virgen de Guadalupe inmediato, volvió a cimbrarse la Plaza México ante una faena fundamental conseguida gracias a la excelencia de los de San Mateo. Completaban el cartel Luis Procuna y Humberto Moro, pero en verdad que la atención se ciñó principalmente, desde el primer momento, en el apuesto y orgulloso madrileño Luis Miguel González Lucas, que ese día se presentaba ante la afición mexicana, aunque ya contaba con más de siete años de alternativa.

La gente lo esperaba de uñas, tal vez porque de algún modo se le consideraba responsable de la muerte de Manolete, por su notoria rivalidad con Carlos Arruza o vaya uno a saber por qué. Por supuesto que eso no le importó a él nada, y en todo caso sólo lo motivó más para alcanzar la cumbre taurina de sus trasteos de esa tarde.

Estuvo muy bien con el de la confirmación, Cominito, que brindó a María Félix, y con el segundo de su lote llevó a cabo una inolvidable faena a base de varias series de naturales lentísimos, culminadas con adornos y desplantes de buen gusto. Algún crítico exclamó en su reseña de la corrida lo mismo que ya otros habían dicho de las antiguas actuaciones ya mencionadas aquí: “Como toreó ayer Luis Miguel, no ha toreado nadie nunca”.

11. CASCABEL, por Antonio Ordóñez, el 9 de diciembre de 1956, en El Toreo de Cuatro Caminos.

El cuñado y rival en los ruedos de Dominguín, el rondeño Antonio Ordóñez, el hijo de El Niño de la Palma, alcanzó igualmente su triunfo grande en México con toros de San Mateo. El cartel de aquella tarde lo integraban también Miguel Báez Litri y Joselito Huerta.

Quizás el toreo de Ordóñez fuera más hondo que el de Luis Miguel, aunque quizás algo menos limpio y espectacular. Lo cierto es que sus lances de capa y sus pases de muleta de aquella ocasión resultaron hermosísimos, y su estocada en todo lo alto, magnífica. Es indudable que las verónicas que instrumentó, citando desde largo, marcando la suerte y llevando al toro prendido del engaño a una velocidad lentísima, alcanzaron tal perfección

gracias al estilo, a la nobleza y a la clara bravura del estupendo ejemplar de San Mateo que le tocó en suerte.

12. JAROCHO, por “Manolo” Martínez, el 16 de enero de 1972, en la Plaza México.

Fue otra tarde de memoria imborrable aquella en la que Manolo Martínez alcanzó la gloria con los de San Mateo. Esa vez, los astados no resultaron fáciles y pastueños sino bravos de verdad, encastados, “con nervio, sentido y pujanza”, lo que hizo fracasar a los otros dos toreros que intervinieron en la corrida, Manolo Espinosa, hijo mayor de Armillita, y Sebastián Palomo Linares.

El primero de Martínez, de nombre Chaparrón, fue “de bravura seca y áspera, encastado y peligroso, pues su bravura le hacía revolverse en el canto de un peso..., ¡un regalito para cualquiera que no hubiera sido el regiomontano!”, decía el cronista Francote, y a este le instrumentó una faena seria y riñonuda.

Y luego vino lo grande, la acción ante el quinto de la tarde, el inolvidable Jarocho, “gazapón, probón y con mucho sentido..., ¡un pavo!”, huidizo en un principio pero que, merced a la prodigiosa muleta que tenía enfrente, poco a poco fue descubriendo su calidad y nobleza, hasta entregarse rendidamente para que Manolo le cuajara largas series de pases lentos, templados y hermosísimos.

Carlos León, célebre por su animosidad contra el de Monterrey, no pudo menos que reseñar así en Novedades la apoteosis de Manolo:

Y a ese Jarocho, que ni para la bamba servía, el reinero acabó por acorralarlo entre el farallón del burladero de matadores y el velamen de carabela colombina de su muleta. Y ya no hubo escapatoria posible. Puesto a elegir el toro entre estrellarse contra los tableros o aceptar tragarse tal cantidad de trapo, en su derrota optó por lo segundo y reconoció -como no tengo empacho reconocerlo yo- que la machacona tenacidad del reinero pudo más que la huidiza cobardía del toro. Y esa maestría y ese dominio, ese poderío de lidiador, tuvieron más importancia que las chirimías y los teponaxtles del congestionado toreo “a la xochimilca”.

En los últimos años, la concurrencia de San Mateo a la Plaza México ha resultado esporádica. Volvió Manolo a figurar en un cartel para despachar Sanmateínos el 3 de marzo de 1974, junto con José Mari Manzanares y Mariano Ramos, resultado gravemente herido

por Borrachón. Magnífico ejemplar fue Regalito, lidiado brillantemente por Curro Rivera el 5 de enero de 1975, más falló tanto el torero con el estoque que el público empezó a protestar fuertemente, de modo que aunque el juez Jesús Dávila le otorgó una oreja al frustrado matador, todos los honores finales fueron para el bovino, cuyos restos dieron la vuelta al ruedo en son de triunfo.

Ya no se lidian, pues, astados de la divisa rosa y blanco con igual frecuencia que en los años veinte, treinta o cuarenta, pero lo cierto es que la semilla de éstos se encuentra ahora presente por todos lados en el ganado que tarde a tarde sale a los ruedos mexicanos.

Y no cabrá duda, después del repaso que acabamos de hacer de doce de los momentos más representativos de la historia torera capitalina, de que San Mateo se halla, como dijimos al principio, en el centro mismo de ella.

Antonio y Julián Llaguno González, en los años adorados de los treintas, cuando alzaban su prestigio de ganaderos. Hechos en la arcilla Zacatecana, temblaron su corazón bajo el cielo Zacatecano.

CAPITULO N° 3

Pasajes breves de la Muy noble y Leal Ciudad de Nuestra Señora de los Zacatecas antes del siglo XVIII. Nombramiento del título de Conde de San Mateo de Valparaíso el año de 1727, hasta su continuación -a fines de la misma centuria- en el marquesado de San Román incluyendo esa historia, entre novelada y anecdótica, las rencillas ocasionadas más por dispendio que por amor, entre el marqués de Moncada y la única heredera del conde de San Mateo de Valparaíso, doña María Ana del Berrio.

(Antecedentes).

JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE

Considerada como una región inmensamente rica, la de los Zacatecas es territorio donde los ojos de la dominación española fijaron la atención para desplegar su poderío incontenible.

Bajo tales condiciones, el sueño de los conquistadores se concentró en esa nueva empresa; después de consumada su obra -el 13 de agosto de 1521-, el primer compromiso fue consolidar la creación de la Nueva España.

Con el tiempo y en 1546 el hecho más importante fue el descubrimiento de las "montañas de plata" de Zacatecas, lo cual dio origen a un movimiento sin precedentes atrayendo a españoles, que se encaminaron en buena cantidad hacia el norte con el fin de establecerse en medio de aquel generoso como difícil territorio. Los más de estos nuevos pobladores fueron aventureros y gambusinos que, junto con otros señores crearon "reales de minas", "haciendas de fundición" e instituciones jurídicas y religiosas. En medio de tal movilización se creó una más, la del asentamiento en gran cantidad de rebaños que se repartieron en buena parte de aquellos pastos vírgenes de las extensas praderas, mismas que "resultaron de tal apruebo para los animales" que la multiplicación no se dejó esperar, expandiéndose notablemente el ganado mayor y menor, por lo cual su carne se volvió el alimento más barato del norte. Al fundarse en 1531 la villa del Espíritu Santo de Guadalajara, fue posible, al año siguiente que su vecindario recibiera de México "algunos animales domésticos, como yeguas, vacas, carneros, cerdos y otros". Este pie de cría representó el punto de partida en el desarrollo de la actual ganadería zacatecana; pero no alcanzó niveles de importancia

hasta el momento en que la minería y su explotación exigió la expansión de la ganadería y el nacimiento y florecimiento de las estancias ganaderas, pues era necesario contar con carne para la manutención de los trabajadores y cueros para botas u odres para el desagüe de las minas y costales para el acarreo del metal, así como mulas y caballos para los malacates de sangre y las haciendas de beneficio.1 En ese nuevo paisaje se creó una interrelación de señores que encontraron en la hacienda un mejor porvenir que en la insegura minería, por lo que fue necesario satisfacer intereses del orden social inclusive, puesto que aquellos "hombres ricos y poderosos" se propusieron en formar mayorazgos, y como dice Enrique Florescano, "perpetuar su nombre y adquirir nobleza. Constituidas en mayorazgos, varias de estas haciendas habían de dar su nombre a poderosas familias de gente ennoblecida (Jaral y Valparaíso, por ejemplo)".

Entre aquella nobleza se encontraba el segundo gobernador de la Nueva Vizcaya, Diego de Ibarra,2 quien al año de asumir sus funciones -esto es, en 1578- fundó un gran mayorazgo a favor de su única hija, Mariana Ibarra de Velasco, Marquesa de Salinas con más de 130 mil cabezas de ganado mayor; las haciendas de Trujillo y Valparaíso, tierras en Lagos, manadas de caballos y otros tantos bienes, a los que se sumaron gran número de minas de Zacatecas.3

La Marquesa de Salinas, al residir en España obtuvo licencia real para vender las mencionadas haciendas de Trujillo y Valparaíso, en las cuales había fincado el mayorazgo de su título.

En aquellas grandes extensiones predominó un grupo indígena muy belicoso, los chichimecas que además eran afectos a la carne del mucho ganado que se propagó de modo inusitado, en algo que viene a ser una consecuencia de aquella medida aplicada por el virrey Antonio de Mendoza el 13 de julio de 1543, en el sentido de que por quanto yo soy ymformado e me es hecha Relación que los harrieros que van e pasan por los pueblos de Toluca e Teutenango, ansi para las minas de plata [refiriéndose seguramente a la

1 Cuauhtémoc Esparza Sánchez. Historia de la ganadería en Zacatecas. 1531-1911, p. 27.

2 Por lo tanto, pasa don Diego de Ibarra como el más primitivo de los dueños de estas tierras que comprenden, como se verá las de Valparaíso.

3 Francois Chevalier. La formación de los latifundios en México, p. 197.

provincia de Zacatecas. N. de los A.] como para otras partes quando llegan a los dichos pueblos sueltan las bestias de la harria y las echan por las labranzas e simenteras de los naturales del dicho pueblo, las quales se las comen e destruyen de que an recebido e reciben mucho agravio e daño e me fue pedido le mandase remediar porque de otra manera sería dar causa que los naturales de los dichos pueblos padesciesen muchas necesidades (...)4

Fue el 18 de octubre de 1585 la fecha en la que el Rey Felipe II concedió el título de ciudad a la Muy Noble y Leal de Nuestra Señora de los Zacatecas.

Un dato interesante al presente estudio es sobre las primeras corridas de toros efectuadas en Zacatecas, donde se emplearon cíbolos cuya "ferocidad y ligereza, si no las exceden", igualan a los toros. Ya para 1593 hubo formalmente juegos de toros en aquella ciudad, y por lo menos en 1600 las hubo en Sombrerete.5

Al comenzar el siglo XVII, Francisco de Urdiñola, gobernador de la Nueva Vizcaya durante los años 1603 a 1612 fue acumulando gran fortuna sustentada en elementos agrícola y ganadero respectivamente. De todo ello reunió 5 ó 6 haciendas entre Saltillo y Río Grande, extensiones probablemente de varios millones de hectáreas.6

Dice nuestro autor que el aspecto en la vida cotidiana de estos señores era representado por una cohorte medieval, un séquito tras las concesiones de tierras.

De ahora en adelante no perderemos de vista al heredero de Diego de Ibarra, quien contó entre sus propiedades, a la de Valparaíso, con sus frescas aguas, y Trujillo, con sus canales bordeados de sauces; las cuales más tarde estarán en poder de otras familias -generalmente nobles- que detentaban el mayorazgo como forma de producción, en una nueva representación de la riqueza, tanto ganadera como agrícola.

En un interesante documento: Tanto de testamento que otorgó don Francisco Sánchez de Cos el año de 1697 en 25 de enero de este año (4 fojas), nos menciona de modo directo lo siguiente:

4 Archivo General de la Nación. Ramo: Mercedes: vol. 2 exp. 306. Además: Ramón Ma. Serrera. "Guadalajara ganadera: estudio regional novohispano, 1760-1805". Sevilla: Escuela de Estudios Hispano Americanos 1977, p. 178. Trashumancia, migración hacia el norte y seminomadismo de los rebaños y de sus criadores en zonas distantes de la capital, son... características comunes en esa fase de inestabilidad poblacional de las primeras décadas del proceso colonizador en las que el caballo jugó un papel de trascendental importancia.

5 Esparza Sánchez, op. cit., p. 32. Además: Arlegui, José. Crónica de la Provincia de N.S.P.S. Francisco de Zacatecas, p. 130; Luis de la Rosa. Observaciones sobre varios puntos concernientes a la administración pública del estado de Zacatecas, p. 72 y Salvador Vidal. Miscelánea, p. 11.

6 Chevalier, op. cit., p. 199.

Don Francisco Sánchez de Cos, vecino y minero, hijo legítimo de Dn. Juan Sánchez de Cos y de Da. Juliana Gañon de Hoyos (...) impuso capellanía7 de 4,000 pesos de principal "sobre mis haciendas de labor nombradas San Juan, San Sebastián de Vanegas que están en término y jurisdicción del Real de Minas". Mas adelante, y aparte de conceder las haciendas, van con los aperos siguientes:

sesenta bueyes mansos, veinte rejas, quince azadores, dos mandas de yeguas de veinticinco cada una, ocho mulas aparejadas y también nombro por patrones de dicha capellanía de dichos cuatro mil pesos de principal a mis albaceas mi primo Dn. Fernando de la Campa Cos y mi sobrino Dn. Antonio de la Campa Cos para que nombren el capellán que a los dichos les pareciere... que es cumplida mi última voluntad y mando que se ejecute y cumpla según y como en él [testamento] se contiene... lo cual otorgo la presente en esta hacienda de San Juan jurisdicción del Real de Minas de Ntra. Sra. de las Charcas en 25 días del mes de enero de 1697.

Asimismo hay mención de su hija Antonia Sánchez de Cos quien puede tomar el estado y tener sucesión

(por lo que) es mi voluntad que los hijos entren en la capellanía antes que otro alguno y que se hereden en el nombramiento y patronato los unos a los otros de manera que por falta de dicha mi hija entre en el patronato uno de los hijos de dichos albaceas (que para eso se condiciona en el testamento que los tengan) con cargo y calidad que el capellán ha de decir dos misas veladas en cada semana la una el lunes y la otra el sábado por el alma de mis padres.

Este don Francisco Sánchez Cos resulta ser -como lo ha expresado-, primo de don

Fernando de la Campa Cos, y al parecer uno de los dueños de las propiedades territoriales que más tarde controlará en un feudo específico, en un monopolio absoluto, el futuro conde de San Mateo y quien en el Testimonio del vínculo no menciona como de su propiedad las haciendas concedidas por Sánchez Cos.

En el Testimonio a la letra de la escritura de imposición y fundación de capellanía de misas que con tres mil pesos de principal fundó el capitán don Diego de Zevallos Villegas, y auto (...) año de 1709 (11 fojas), el dicho don Diego es el padre de la Sra. Da. Isabel Zevallos Villegas, quien casó a su vez con don Fernando de la Campa Cos, primer conde de San Mateo, quien ya había contraído nupcias, por primera vez con doña Rosalía Dosal. Asimismo se menciona como de su propiedad una casa en la calle del Espíritu Santo y es por esa casa por la que se impone censo para la capellanía. Dicha casa lindaba con el

7 Capellanía: Beneficio eclesiástico con ciertas obligaciones.

convento de San Agustín, que "es una casa principal con su tienda y cochera y demás que le pertenecen que es en esta dicha ciudad en la calle que viene del hospital del Espíritu Santo al convento de San Agustín, frontero con casas del mayorazgo de don Alonso de Cuevas..." Veremos más adelante que frente al dicho convento se construyó una de las señoriales casas de los condes de San Mateo de Valparaíso, y por tanto, la propiedad de don Diego de Zevallos Villegas pudo haber sido el terreno que sirvió para levantar tan importante inmueble.

En el mismo documento, don Diego nombra para suceder en el patronato "a don Pedro de Zevallos Villegas, mi hermano, familiar del Santo Oficio de la Inquisición y vecino de la ciudad de Zacatecas".

Durante el siglo XVIII el esplendor del barroco quedó inscrito en la catedral de Zacatecas. Allí se concentró toda una majestuosidad que los hombres de aquel momento supieron valorar, hacer suya y plasmar en una joya de la arquitectura, suma de un estilo esplendoroso. Aquella carga de valores irradió por todos los rincones y en todas las mentes novohispanas, quedando impreso el esquema de modo muy particular en un núcleo familiar, propio de la nobleza. Así fue como don José Miguel de Berrio y Zaldívar, conde de San Mateo de Valparaíso y marqués del Jaral de Berrio, junto con su esposa, Ana María de la Campa y Cos lograron concebir en la otrora Nueva España suntuosos palacios cuya construcción se efectuó en el período de 1769 a 1772 bajo la dirección del arquitecto Francisco Antonio Guerrero y Torres. Hoy, esos monumentos alojan, el uno la oficina central de Banamex; el otro, el Palacio de Iturbide, propiedad también de la institución mencionada.

Aquella ornamentación de la fachada de la catedral zacatecana (obra que, en conjunto se trabajó de 1730 a 1760) llena de esplendor, y de majestuosidad muestran la continuidad del arte barroco extendido y proyectado desde el centro de la colonia misma, enriqueciendo su valor monumental intrínseco que, per se, poseía y gozaba desde muchas décadas atrás, en esta ciudad de México que, a pesar de todo, sigue siendo esplendorosa.

La vida en Zacatecas el año de 1727 inicia de modo bastante cancino, mientras se discute un despacho del Rey de España, Felipe V sobre el modo de ahorrar tiempo en largas lecturas de consultas y peticiones. Y ese ahorro era que al margen de los asuntos se hiciera

exposición abreviada de los mismos, lo cual vino a llamarse después "membrete".

A la vuelta de los meses llegó a manos del Coronel de los Reales Ejércitos y Caballero de Alcántara don Fernando de la Campa y Cos el tan anhelado nombramiento del título de Conde de San Mateo Valparaíso y Vizconde del Valle de Nuevo México. Gracias al enorme trabajo de Ricardo Ortega y Pérez Gallardo, Historia genealógica de las familias más antiguas de México se puede conocer la basta sucesión que originó tal merced de Título de Castilla.8

Dichas distinciones se le otorgaron por sus servicios que en varias ocasiones prestó en favor de la Corona de España. Su ascendencia se remonta a sus bisabuelos, gente de la nobleza, condes del Valle del Cabezón que se asentaron en las montañas de Burgos, España.

Según los datos que proporciona el Libro de Cabildo No. 15 del año 1728 y que se conservaba hasta el año 1943 en el Archivo de la Jefatura Política menciona en las 23 fojas dedicadas al título del Conde de San Mateo como se indica en el libro de Elías Amador9 del robo del blasón que el rey -Felipe V- concedió a don Fernando de la Campa y Cos, hombre de nobles y filantrópicos sentimientos.

Acostumbraba distribuir limosnas semanarias entre muchos indigentes de la ciudad.10

Tuvo este generoso señor participación directa en la expedición contra los rebeldes nayaritas (aportó en 1724 la suma de 9,000 pesos). Armó a 100 hombres que combatieron a los indios sublevados de Colotlán, Tepic y otros lugares (1705-1724). Su capital era en verdad impresionante pues

cuando ocurrió una seria y sangrienta sublevación de varias tribus salvajes de Texas, facilitó al virrey Valero en calidad de préstamo y sin premio ninguno, la suma de $150,000 pesos que fueron entregados al Marqués de Aguayo, encargado de la expedición respectiva, para socorro de 500 hombres que entonces fueron enviados a la pacificación de dichas tribus.11

8 Ricardo Ortega y Pérez Gallardo. Historia genealógica de las familias más antiguas de México, T. II., Condado de San Mateo Valparaíso (Primera parte). Títulos de conde de San Mateo Valparaíso y Vizconde del Valle de Nuevo México, concedidos al Sr. Coronel D. Fernando de la Campa Cos, Caballero de la orden de Alcántara por S.M. el Rey don Felipe V, en Madrid a 14 de agosto de 1727, 12 p. grab. Véase APENDICE No.1.

9 Elías Amador. Bosquejo histórico de Zacatecas, T. I., p. 487.

10 Op. cit., p. 488.

11 Ibidem

Dueño a la vez de las haciendas de San Mateo y de Valparaíso, situadas en el entonces

Partido de Fresnillo que, en conjunto formaban el condado12 cuyo título poseía don Fernando "por su noble prosapia y señalados servicios a la ciudad de Zacatecas y al Virreinato de Nueva España", nos dice Amador.

Sus extensiones inmensas de suyo, concentraban ganado vacuno, menor y caballar (si en agosto de 1722 y a causa de tremenda tormenta que se desató en ese lugar murieron

120,000 ovejas y cabras, imaginemos cuál era la dimensión y las inmensidades de aquellas tierras).

En la Cesión y traspaso al Capitán don Tomás de Aristorena y Lanz y D. Gregorio de Bernal como albaceas de Francisco Javier Ortiz de Herrera (...) a favor del Sr. Conde de San Mateo de Valparaíso (...) 1738 (3 fojas) hay una referencia al sitio y Balle de Valparayso así como a los sitios de Isapa, del corral de Piedra, el valle de San Matheo; y los sitios de Sn. Juan de la Tapia, las tortugas y las cruzes.

Como dato curioso asentamos que para 1762 y en la muy noble y leal ciudad de Ntra. Sra. de los Zacatecas, a dos de marzo comparece el capitán don Dionicio González Muñoz, marido de doña María Isabel de Dozal y Madriz, vecino de la villa de la Purificación Real y Minas del Fresnillo en su hacienda de ovejas nombrada San Antonio de la Torrecilla

Los dichos solicitaron un préstamo por 2,000 pesos -concedido- por don Diego López de Aragón "que por hacerle bien, y buena obra en ellos efectivos moneda doble del cuño mexicano le ha dado por ante mi de que doy fe...". La garantía del préstamo fue la hipoteca sobre la ganadería, misma que era propiedad de doña María Isabel por "paterna herencia y lo que se le reguló tocante de la herencia su hermano don Joaquín Hernández, de los bienes que quedaron por fallecimiento de don Juan Dozal Madriz, su padre..."

12 María Isabel Monroy de Martí. De Mayorazgos Barrocos, p. 9. El Condado de San Mateo de Valparaíso estaba integrado por las haciendas de San Mateo, de Juan Pérez, de Cedros, de Deseadilla, Duarte, Comanjilla, Cieneguilla, San Antonio, Tapona, Juchitlancito, de la D, la del Carro, la Escolástica, Mazaritota y la Encarnación. Las haciendas no vinculadas pero que también heredó la condesa, fueron la de San José de las Cabras, El Cubo, Cartagena, San Nicolás de Tlapa y el Molino. Todas ellas en jurisdicción de las provincias de Zacatecas y Nueva Vizcaya, pero también de la Nueva España en lo que hoy son los estados de México, Querétaro y Guanajuato respectivamente, lo cual indica la forma en que sus propiedades permitieron un medio de comunicación entre Zacatecas y la capital novohispana.

El costo de la hacienda era de 30,328 pesos y 3 granos con lo que se manifiesta ser valiosa y cuantiosa dicha hacienda de la Torrecilla pues a más de los 14 sitios que en propiedad le pertenecen y comprende su casco, se hallan colindantes con estos, otros 21 sitios que por ciertas medidas resultaron realengos [que no eran de nadie] y adquiriéndose estos en propiedad para la citada hacienda será esta mucho más valiosa...

Dicha doña María Isabel de Dozal y Madriz, tiene los mismos apellidos de doña María

Rosalía, primera esposa de don Fernando de la Campa y Cos, conde de San Mateo de Valparaíso, familiares, probablemente que gozaron de los inmensos privilegios comunes durante la época colonial, cuando se repartían los bienes, por vía testamentaria de los grandes propietarios.

Así, nos encontramos un sermón del P. Antonio Arias Ibarra, el cual deja testimonio de la muerte de quien fue primer esposa del futuro conde de San Mateo. El título de dicha obra es:

Sermón fúnebre en las suntuosas exequias que el Conde de San Mateo Valparaíso hizo a su esposa doña María Rosalía Dozal, Hijar de la Madriz, en la ciudad de Zacatecas. Impresa en México, 1729. 4º

Es importante mencionar que para 1753 y en un gran recibo de los muebles existentes en la hacienda de San Mateo, y entiéndase muebles al conjunto de objetos que forman parte de un ambiente con fines estrictamente utilitarios o de adorno, se mencionan un par de datos referentes al ganado:

Reses de fierro arriba, treinta y cinco, y Becerros de este herradero, once.

Artemio de Valle Arizpe en Calle vieja y calle nueva menciona en el capítulo "Puente del Espíritu Santo y residencia señorial de los marqueses del Jaral de Berrio"13 que tal palacio perteneció a los dichos marqueses. Por otro lado, don Pedro de Moncada y Branciforte, marqués de Moncada y Caballero de San Juan de Malta se enamoró de la hija del marqués de Jaral de Berrio. Ella era doña María Ana del Berrio y Campa.

Como era de esperarse contrajeron nupcias don Pedro y doña María Ana. Pero este poseía como bandera la del dispendio y comenzó a gastar las riquezas de su mujer. Tras soportar aquel despilfarro, el marqués del Jaral de Berrio y la condesa de San Mateo dispusieron que para que aquel desenfrenado pródigo no fuese a poner en la miseria a sus hijos y 13 Artemio de Valle Arizpe. Calle vieja y calle nueva, pp. 184-201.

descendientes, convendría disminuir en mucha parte la fortuna de su hija María Ana, edificando para estos dos casas con el mayor coste posible.14

Por eso es que se le atribuye a don Pedro dichas casas como de su propiedad.

En 1769 a solicitud hecha ante el rey Carlos III por el marqués de Jaral y la condesa de San Mateo de fundar uno o más mayorazgos de todos sus bienes libres, así heredados como adquiridos, permiso que les fue impetrado por cédulas de 13 de agosto y 16 de diciembre de 1770, y en uso de él procedieron a la fundación de mancomún marido y mujer, por escritura pública hecha en 20 de marzo de 1779, ante el Escribano don Andrés Delgado Camargo, señalando por fondo de estos dos mayorazgos, respectivamente, las cuatro quintas partes del caudal libre de cada uno de los fundadores, instituyendo el marqués por su inmediato sucesor al hijo varón, que pudiera tener, y en su defecto a su nieto don Adeodato de Moncada y Berrio, etc; y la condesa, por lo tocante al suyo, al hijo varón, que acaso tuviera, y por falta de éste a su nieta doña María Guadalupe de Moncada y Berrio.15

Don Adeodato aquí citado, también se le conocía como Juan Nepomuceno que con ambos nombres se le designa. Pero no valieron las buenas intenciones del marqués. Al morir este, el de Moncada pronto disolvió el propósito y con cédula del 20 de septiembre de 1786 tirada por Carlos III se dispuso que "las fundaciones de mayorazgos, otorgadas por el Marqués del Jaral de Berrio y su mujer, la Condesa de San Mateo de Valparaíso, subsistieran y se llevaran a efecto perpetuo, con inclusión de la cuota de bienes que correspondían; pero reprobando, como reprobaba, los llamamientos en cuanto a la prelación de los nietos y postergación de la hija única". O lo que en otras palabras fue reducir los mayorazgos16 a

14 Op. cit., p. 189.

15 Ibidem.

16 Institución de Derecho civil que establece un sistema sucesorio excepcional, en virtud del cual los bienes jurídicos (patrimoniales o no) sólo son transmisibles mortis causa en línea directa descendente y según criterio de primogenitura, al que generalmente acompaña el de masculinidad. En la actualidad esta institución ha quedado prácticamente reducida, en virtud de diversas leyes, a títulos y derechos honoríficos, teniendo por objeto la perpetuación de una misma familia de la propiedad de esos títulos o derechos.

Además: Monroy de Martí, op. cit., p. 5, 22 y 23. El mayorazgo en mi concepto particular, es el resultado concreto de una serie de fenómenos y acontecimientos perfectamente relacionados y que en sí constituye una fase muy importante en el desarrollo histórico de México, en particular del centro y norte del país. Por una parte responde directamente a las necesidades de una aristocracia criolla un tanto cuanto extravagante, ya que la tierra más que ser un factor de producción, fue un símbolo de aristocracia en pleno siglo de las luces. Esto se traduce directamente en la formación de grandes propiedades en manos de una sola familia e inclusive de una sola persona.

El mayorazgo fue una de las formas utilizadas para perpetuar la nobleza y trascendencia de una familia;

vínculos regulares.17

El 17 de noviembre de 1792 la ya, para entonces condesa de San Mateo de Valparaíso, viuda del marqués del Jaral de Berrio rehizo sus fundaciones18 de mayorazgos y del marquesado del Jaral,19 efectuado por escrituras expedidas entre el 11 y 13 de diciembre siguientes bajo fe pública del escribano don Mariano Zepeda. Molestada por su inquieto y belicoso yerno tuvo que crear en San Luis Potosí un nuevo mayorazgo, ante el escribano

Real y teniente de Cabildo, don Silvestre Suárez, fecha 24 de mayo de 1794. Así quedó como única heredera su hija y su nieta doña Guadalupe de Moncada y Berrio. La cuantiosa herencia era a condición expresa de que Su Majestad el rey la aprobara. Don Carlos III confirmó esta resolución en 20 de octubre de 1795.

Todavía a favor de doña María Guadalupe, la sufrida abuela le concedió un título nobiliario propio, el de San Jorge, trocado en consecuencia por el de San Román.

Quedó demostrado, a las mil maravillas, el entronque con el primer marqués de San Jorge; quedó perfectamente redimido el servicio de lanzas; también quedó pagado con esplendidez el real derecho de media anata y, además bien asegurados los medios de mantener con sobra de valores asentados más que sobre capitales líquidos y circulantes, sobre la propiedad urbana y/o rural. Aparentemente los bienes vinculados tenían garantía de unidad perpetua y posiblemente esto haya sido frecuente en mayorazgos regulares, mas no en mayorazgos pequeños, ni en mayorazgos de relevancia por su riqueza y extensión.

Mayorazgos barrocos por las caprichosas modalidades que adoptaron al responder directamente a la necesidad y anhelo de un grupo social elitista y reducido, pero sumamente poderoso y ansioso de manifestar en todos los ámbitos y de todas las formas posibles, la singular personalidad que había adquirido. Manifestación que incorpora en un claro orden la jerarquía social imperante, pero que no puede reprimir, ni intenta ocultar, porque se desborda, el pródigo espíritu barroco novohispano que lo anima.

17 Guillermo S. Fernández de Recas. Mayorazgos de la Nueva España, p. XXVII: Hasta el pasado siglo los vínculos han sido muy variados y han dado origen a muchos pleitos de carácter nobiliario. Desde el comienzo del presente, en la sucesión a los Títulos, sin razón alguna que lo justifique, prácticamente se han ido relegando todas las vinculaciones y al parecer los pleitos en que Mayorazgos y Títulos iban unidos han decrecido el interés por este último, y por ello se han seguido unos cauces que no eran los ortodoxos ni los señalados por el agraciado con la merced. A excepción de efectuar libremente el reparto, como con otro bien cualquiera del difunto, se han dispuesto arbitrariamente de los Títulos, olvidando en muchas de las sucesiones que éstas se regían por un régimen particular al cual no se podía aplicar nunca la Ley general.

Las principales vinculaciones establecidas para los Títulos Nobiliarios son las siguientes:

-Agnación; unas veces total y otras media.

-Primogenitura; sucesión vinculada exclusivamente en los primogénitos de determinados títulos.

-Incompatibilidad de un título con otro; es otra de las limitaciones más comunes en la imposición del vínculo.

18 Op. cit., p. XXXI. Fundaciones. Los mayorazgos se fundaban con autorización real y es muy general el que en ellos se impusiese a los sucesores el uso del apellido y armas del fundador, extensible al caso de ser sucedido por hembra.

19 Ortega y Pérez Gallardo, op. cit. Marqueses del Jaral de Berrio. Títulos de marqués del Jaral de Berrio y de vizconde de Santa-Ana y San Miguel, concedidos por S.M. el rey don Carlos III, a don Miguel de Berrio y Zaldívar, en Madrid, a 18 de diciembre de 1774.

dignidad el decoro del título castellano [el de San Jorge], no solamente la pretensa, sino sus hijos y los hijos de sus hijos. En vista de todo esto, el Rey despachó la ejecutoria de nobleza, escrita en sonante vitela y con letras miniadas, y una cédula a favor de doña María Guadalupe de Moncada y Berrio, signada con su real firma y con el refrendo de su secretario de cámara.20

El marquesado de San Jorge, concedido por Real despacho de 25 de junio de 1691, con el Vizcondado previo de San Román, a don Domingo de Petes y Largache, caballero de Alcántara, vecino de México; en 1798 se convierte en el marquesado de San Román.21 Todo esto parece indicar que con el tiempo la Sra. Josefa Moncada y Berrio de Mendivil concede a su nieto Felipe Raigosa poder para que se encargue de la administración de su casa y bienes. Esto en noviembre 11 de 1865.22

Para el año de 1804, doña Guadalupe Moncada y Berrio concede los derechos testamentarios a José Joaquín Fernández de Córdoba, su sobrino. De pasada anotaremos que el 16 de octubre de ese mismo año fallece doña Ana María de la Campa Cos.

Por otro lado parece existir una confusión que por medio de los documentos con que me apoyo, intentaré desentrañar tal vericueto, basado en dos consideraciones:

1.-Que don Fernando de la Campa Cos pareciera incluir a su nieta doña María Ana la cual nació hasta 1752 cuando él murió en 1742 en el aspecto puramente testamentario.

2.-¿Gozó doña María Ana, por ser hija única de doña Ana María y de don Miguel de Berrio del tercio y remanente del quinto sobre el mayorazgo de San Mateo de Valparaíso, así como de bienes, muebles y capital acumulado por sus padres?

Todo informe sobre la creación del título de Conde de San Mateo es para favorecer las instancias de don Fernando de la Campa y Cos hacia el 14 de agosto de 1747. Dicho señor murió el 23 de agosto de 1742.23 Para el 1 de junio de 1738 don Fernando realizó un testamento,24 fecha aquella en la que doña Ana María de la Campa Cos contaba tres años y

20 Valle Arizpe, Ib.

21 Julio de Atienza Barón de Cobos de Belchite. Nobiliario español. Diccionario heráldico de apellidos españoles y de títulos nobiliarios, p. 958.

22 Archivo Histórico BANAMEX (AHB): Fondo Marqueses del Jaral de Berrio. 1er. Vol. h. 109: 089.1865/11/11. México, cd. Poder en el que la señora Josefa Moncada y Berrio de Mendivil le da a su nieto Felipe Raigosa, para que se encargue de la administración de su casa. 6 Fs.

23 AHB: CUENTA de Hijuela, división y partición, a Bienes de la Testamentaría de la Sra. Condesa de Sn. Mateo de Valparaíso, q.e forma el Reg.or Dn. Agustín del Rivero, Contad.r nombrado p.a el efecto, p.r los tres Sres. hereder.s de la expresada Sra. Condesa en México á 31 de Diciemb.re de 1812. f 10v.

24 AHB: Testimonio del Vínculo y mayorazgo de la Señora Condesa de San Mateo de Valparaíso, del 20 de enero de 1756. 22 fs. Véase APENDICE No. 2. Además, CUENTA..., op, cit. f. 4v.

ocho meses de edad.25 Si los datos van concordando, dicha señora casó con el Sr. D.n Miguel de Berrio y Saldivar en 25 de diciembre de 1749 (es decir, contaba la sra. condesa con 15 años, cuatro meses y catorce días, habiendo nacido en agosto 10 de 1734).

Algo que no concuerda es toda aquella explicación que nos presenta don Fernando en su testamento, que dice:

[...] Yo D.n Fernando Antonio de la Campa Cos [...]: Digo, que por cuanto se experimentan cada día muchas quiebras, y en grandes haciendas libres, que dejan continuamente sus dueños poseedores sin la seguridad de vínculos que les excusen de enajenación, dividiéndose entre los herederos que pródigamente las disipan no pueden mantenerse, conforme a su calidad, sino que sepultan en el olvido la memoria de su estirpe con que vienen a ser el objeto de su común desestimación en ultraje de sus nobles ascendientes: y por el contrario prohibida su enajenación permanecen los bienes, y el sucesor heredero viva con todo descanso y grandeza y se perpetua la memoria de su sangre".26

Y no concuerda porque se pensaría que está defendiendo sus propiedades y capital como fruto de una desconfianza habida para con don Pedro de Moncada, personaje que casaría con la nieta del conde muchos años más tarde. Lo que en realidad sucede aquí es una defensa nobiliaria que hace el conde como fruto de observaciones que señalan el desinterés de representantes de la burguesía con respecto a su reputación por un lado; de bienes, muebles y capitales por el otro.

Después de esta justificación fue que hizo un reparto tanto para sus hijas del primer matrimonio, doña Ildefonsa y doña Juliana de la Campa, medias hermanas de la Sra. D.a Ana María, que lo fue del segundo y quien gozó "del tercio y remanente del quinto de todos mis bienes habidos [dice el conde de San Mateo], y por haber hasta el día de mi fallecimiento así muebles, como raíces... e instituyo dicho mayorazgo [el de San Mateo] perpetuo en la referida mi hija Doña Ana María y en sus descendientes y sucesiones prefiriendo siempre en ellos el varón de la hembra conforme a las leyes ordinarias de mayorazgo...".27

Queda claro el hecho de que el testamento confiere ventajas a doña Ana María de la

25 CUENTA..., Ibidem., f. 5v.

26 Testimonio..., op. cit., f. 1 y 1v.

27 Ibidem., f. 3v. y 4. En la f. 4v. dice: ...que don Fernando de la Campa fue casado en primeras nupcias con D.a María Dozal de La Madrid, de cuyo matrimonio tubo á las referidas señoras D.a Ildefonsa y D.a Juliana de la Campa, sino que casadas ambas: la primera con el Alférez R.l Dn. Andrés de Tagle, Caballero de la Orden de Calatrava y la segunda con el Sor. Dn. Juan de Olivan Revolledo, Auditor de Guerra y Oidor de esta R.l Audiencia de México.

Campa Cos, Zevallos Villegas, Condesa de San Mateo de Valparaíso y Marquesa del Jaral de Berrio, viuda desde el 23 de noviembre de 1779, fecha en que fallece don Miguel de Berrio y Zaldívar. La condesa, por su parte hereda a favor de su hija D. María Guadalupe Ana Josefa de Berrio y Campa. Según retrato de María Guadalupe (hoy en depósito en el Banco

Nacional de México, sucursal de las calles de Isabel la Católica y Venustiano Carranza, en el centro histórico de la ciudad de México), nace el 1 de febrero de 1792 (sic) pero que debe ser -seguramente- 1752; para el 6 de enero de 1768 se concertó la boda con don Pedro de Moncada y Branciforte, primer Marqués de Villafont, Caballero de San Juan de Jerusalén. Ya para entonces, don Miguel de Berrio Zaldivar, Cruz de Landazuri, Reyes, Palacios, Paz, Ayala y Vera Marqués del Jaral de Berrio, Conde de San Mateo de Valparaíso, Caballero profeso de la orden de Santiago del consejo de su Majestad, etc., había mandado construirgracias al pingüe capital con que contaba- los hermosos palacios de los que ya se ha hecho mención. Y mejor para él, pues de esa manera no se permitió que se dilapidara el dinero en manos de don Pedro de Moncada.28

También doña Ana María confiere bienes muebles, propiedades y capital a su hija doña María Ana. Aprovechando el análisis que se hace, no quiero dejar pasar la oportunidad de traer aquí algunas citas de la CUENTA de hijuela, división y partición(...) sobre el hecho de la heredad que hubo a favor de doña María Ana de Berrio y Campa, Marquesa del Xaral de Berrio sobre el mayorazgo que, en su oportunidad le concedió a su señora madre doña Ana María el abuelo don Fernando, primer conde de San Mateo, en 1756 "hoy adherido al título de Marqués de San Román [pues hubo variación o desviación de linaje], tiene la Sra. D.a María Guadalupe de Moncada y Berrio, Marquesa de este nombre".

28 Carlos Sánchez-Navarro y Peón. Memorias de un viejo palacio, p. 148. Dentro del estilo mexicano más puro, quiso el Conde de San Mateo reconstruir el palacio de sus mayores y al efecto encargó la obra a don Francisco Antonio de Guerrero y Torres, que ya había ejecutado, por cuenta de San Mateo, la reconstrucción de la Iglesia de San Bernardo. Guerrero y Torres, según creo, había nacido en la Villa de Guadalupe y ha sido sin duda uno de los mejores y más originales alarifes mexicanos de todas las épocas; pero, modestia aparte, lo que primero más prestigio y renombre le dió, fue la edificación de este palacio, que hoy cuenta sus memorias, valiéndole que la Audiencia le otorgara los títulos de Maestro Mayor de las Obras del Real Palacio, Santa Iglesia Catedral y Tribunal de la Inquisición, por la seguridad y firmeza de sus conocimientos y el vigor de su arte.

Guerrero y Torres empezó la obra el día de San Sabás, 5 de diciembre de 1769, y puso tal empeño y dedicación que la terminó totalmente en la festividad de San Gregorio, 9 de mayo del año de 1772.

Esta CUENTA fue fechada en 31 de diciembre de 1812, por la testamentaría de la señora Condesa de San Mateo -doña Ana María de la Campa Cos-, fallecida en 1804.

Un año antes, en 1803 se da a conocer el Testimonio de la escritura de transacción otorgada por los señores don Juan Bautista Fagoaga y don Antonio Pérez Gálvez en 13 de abril ante el escribano público don Fernando Tamayo. Fagoaga era dueño de Pozohondo y Sierra de Guadalupe, en tanto que el segundo [además, conde de este título: Gálvez] dueño de las del Mezquite, Agostadero, San Juan de los Ahorcados. Se sabe que el conde de Gálvez, confundido con don Matías Gálvez, sobrino del virrey don Bernardo Gálvez, y dueño de Guanamé, aficionado a los toros y a la ganadería, adquirió por esas épocas toros salmantinos para la crianza.29

Doña María Ana tuvo tres hijos: don Juan Nepomuceno María de Guadalupe José Gumersindo Joaquín Miguel de Moncada y Berrio, tercer marqués del Jaral, segundo de Villafont y tercer conde de San Mateo de Valparaíso; doña María de Guadalupe Moncada y Berrio, primera marquesa de San Román y doña Josefa de Moncada y Berrio.

Sobre las leyes ordinarias establecidas en el mayorazgo en que habrá preferencia [a la

29 La Lidia. Revista gráfica taurina, Nº 53 del 6 de noviembre de 1943. "Antiguas ganaderías mexicanas" Por el Dr. Carlos Cuesta Baquero (Roque Solares Tacubac). Al respecto de Guanamé apunta: Guanamé es otra de las extinguidas ganaderías mexicanas que tuvieron prestigio durante muchos años. Radicaba en el Estado de San Luis Potosí y era la predilecta de los aficionados potosinos. Estaba a una distancia de veinte leguas de la ciudad de San Luis, y a las plazas de toros de esa capital llevaban encierros de cinco o seis toros de Guanamé, domingo a domingo. Alrededor de 150 han de haberse lidiado anualmente. También enviaban algunas corridas -pocas, sólo tres o cuatro- a las plazas de Saltillo y Zacatecas. Cuando ya hubo ferrocarril entre San Luis Potosí y la ciudad de México, vinieron toros de Guanamé a las plazas "El Paseo", "Colón" y "Bucareli", pero no con frecuencia.

El origen de esta vacada fue de toros españoles dedicados a la lidia, no de reses para el abasto. Los importó, con la finalidad de formar ganadería, el Conde de Gálvez, de nombre don Bernardo de Gálvez, hijo de don Matías. Ambos tuvieron el cargo de virreyes en la Nueva España y don Bernardo fue de los gobernantes que protegió la fiesta taurómaca. Por esto quiso hacerse ganadero, criando toros bravos en una de las extensas haciendas que poseyó en el entonces Departamento de San Luis Potosí.

Realizó su propósito con reses salamanquinas. No está especificado de cuál de las numerosas vacadas de la provincia de Salamanca, si bien todas gozaban de aceptación en los cosos españoles, lidiándose frecuentemente en el de Madrid. Que los primitivos toros de Guanamé tuvieron de progenitores a reses salamanquinas, lo sé por conversaciones que tuve con el señor don Atanasio Hernández Soberón, propietario de la hacienda en el lapso de los años 1875 a 1884.

Los toros españoles importados -fuesen salamanquinos o castellanos veragüeños- estuvieron alojados en las dehesas potosinas después de fallecido el Conde de Gálvez, que los encargó en el último de los nueve años que tuvo de virreinato (de 1785 a 1794). La descendencia de esos bureles estuvo apta para la lidia a comienzos del siglo XIX -1800- y la ganadería fue formada en la primera década, de 1800 a 1810. Esa es la antigüedad que tuvo.

descendencia] del varón sobre la hembra, por lo que de un nuevo testamento citado en la cuenta30 que "para llenar la cláusula 10 del testamento de la predicha Sra. Condesa de San Mateo, que manda entregárselo [los bienes] a su sucesor el Sor. Don Juan Nepomuceno de Moncada y Berrio, en el mismo pie, y con las mismas existencias en que se hallaba, cuando lo recibió su tutor [don Juan Antonio de Mier y Campa] y curador adbona, el citado Mier, para que el sobrante se agregase a sus bienes libres como manda en ella igualmente".

Las fojas 31v y 32 de la citada CUENTA nos presentan el informe con que don Juan Nepomuceno de Moncada y Berrio recibió los bienes que venían perpetuando su madre y abuela respectivamente:

Entrega del Vínculo de San Mateo de Valparaíso, al Sor. D.n Juan Nepomuceno de Moncada y Berrio, por los Albaceas de la Sa. D.a Ana de la Campa Cos, d.n Vicente Joaquín de Miranda, y D.n José Antonio del Raso.

Raíces

Quad.o 9 letra Y. Hac.a de Sta. María de Carboneras con sus tierras, fabricas, &...en... 14,100.0

14,100.0

Quad.o letra J. Hac.a de San Sebastian con su agostadero, tierras, fabricas, &... 40,000.0

Quad. No. 11 letra K Hac.a de Juan Perez, con sus tierras, fabricas, &... ... 24,000.0

Quad. No. 12 letra L. Hac.a de Sta. Catalina, está comprendido su valor en los 40 mil. p.s de la de San Sebastian y p.r eso no le sacan precio los albaceas......... .......... 00,000.0

Quad.o No. 13 letra M. Hac.a del Cerro de Santiago, con su Estancia de Santa Gertrudis de Abino, y sitio de Santo Matías....................... 26,750.0

Quad.o No. 15 letra O Hac.a de S. Mateo, y S. Miguel Yt. la capilla de id. Casería, ajuar &a. en............ 42,677.5 Ytt. la Hac.a de Lovatos, sus tierras, fabricas &.......... 13,000.0 _________ 182,527.5

30 CUENTA..., op. cit., f. 4.

Es un hecho que dentro del mayorazgo de San Mateo existían cabezas de ganado. Ello es comprobable gracias a dos datos: la reseña de cabezas hecha en 1756 y la advertencia No. 3 con que se confieren las propiedades a Juan Nepomuceno de Moncada.31

Asimismo, es esta fuente de incalculable valor (la CUENTA, por supuesto) la que nos aporta datos sobre la desviación ocurrida con el condado de San Mateo, que devino, muy independientemente como marquesado de San Román.32 La consistencia del marquesado de San Román, por muerte de la Sra. Condesa, su fundadora (esto, en 1804) podemos conocerla en el siguiente listado:

Casa principal y contigua en la Esquina del Angel en 98,935.0.00

Las casas principales que miran al norte en la calle de Zuleta 42,648.0.00

Las pequeñas que miran al sur en dicha calle 05,664.6.00

Las de la calle del Coliseo 10,603.7.00

El Palacio de Zacatecas 38,439.0.00

La Hac. de la Escolástica 66,275.5.00

La de Juchitlancito 28,936.6.06

La

Quedó

31 Ibidem., f. 9v. En tal foja está mencionada la concesión del mayorazgo al primer hijo de doña María Ana. En la f. 35 y 35v aparece la Advertencia 3.a.

Para evitar dudas y confusiones, hace presente el contador, que tanto el Ganado vacuno, como en las yeguas, ni por el Sor. fundador, ni p.r el contador Patiño, ni por los apoderados, en su segunda partición, se halla que nominasen los toros grandes, los de dos años, los de herradero, ni tampoco los potros de tres años, los de dos, los de año, y finalmente los de herradero, que todo esto según su edad, y estado, tienen distinto precio y estimación p.r los prácticos (...)

Además: Esparza Sánchez, op. cit., p. 32. Establecido el ganado vacuno en cantidades suficientes en esta región, inició su natural desarrollo para satisfacer las necesidades de carne y cueros de la región, y en los espacios vírgenes del noroeste, sobre las llanuras que corren de Sierra Vieja a Mazapil, alcanzó tal desarrollo, que las vacas y los toros pronto se volvían salvajes. P. 42: En 1732 los productos animales y sus derivados ya ocupaban una gran importancia en el comercio, pues el consumo por este renglón en la ciudad de Zacatecas que por entonces tenía 43,900 habitantes, era de 40,000 carneros, 4,000 reses, 5,200 cerdos, 104,000 aves, sin las innumerables que los moradores consumían de las que criaban en sus casas, 1,400 cargas de huevos que entraban sólo de fuera, 52,000 arrobas de manteca de puerco, 1,100 botas de sebo, independientemente del que se gastaba en las minas, 325 cargas de pescado seco, sin el mucho fresco que entraba en distintos tiempos del año, 5,660 arrobas de queso.

32 Ibid., f. 48v. "Que este mayorazgo sea incompatible con el de el marquesado del Xaral de Berrio, con el del condado de S. Mateo de Valparaíso, y con otro cualquiera, pues recayendo dos o más mayorazgos en un mismo sucesor, deberá elegir el mayor, respecto del menor, y el varón, respecto de la hembra..." De ese modo es posible deslindar las propiedades y no incrementar alguna otra, posterior a la fecha en que quedó establecida esta condición.

saneado p.r muerte de la Sa. Condesa en 380,353.2.0633

Por lo tanto este marquesado no guarda relación absoluta con el de San Mateo, pues entre otros las haciendas de la Escolástica, de Juchitlancito, Cartagena, Deseadilla, Rincón y Cabras se separaron del mayorazgo constituido en 1738 como resultado de reunir en el testamento de don Fernando de la Campa todo aquel conjunto de propiedades territoriales.

Además hubo fincas rústicas: la hacienda de labor nombrada Santa Ana Buenavista, Cartagena y su anexa San Jeronimito, en jurisdicción del pueblo de Tultitlán, estado de México.

Más adelante encontramos otros detalles que establecen el incremento del capital de la hacienda del mayorazgo de San Mateo34 así como una importante referencia donde aquel conjunto de tierras contaba en sus extensiones con buen número de ganados.

Cabe aquí incluir un dato que en su momento trascenderá con toda su magnitud. En la Escritura cancelada del reconocimiento de 2,000 pesos que sobre Torrezilla tenía don

33 Ib., f. 63 v.

La hacienda de Juchitlancito en jurisdicción de San Juan del Río, estado de Querétaro con todos sus enseres, paramentos de capilla y semovientes en cantidad de 18,557 pesos y 5 reales.

La hacienda nombrada la De y Rancho de San Antonio en el mismo estado, con todos sus enseres y muebles en 23,650 pesos y 4 reales.

La hacienda de la Zapatilla en el mismo estado con todos sus enseres, muebles y semovientes en 16,242 pesos y 4 reales.

Hacienda de la Escolástica en el mismo estado 26,312 pesos y 7 reales.

Hacienda de la Deseadilla, 3,630 pesos.

Hacienda del Rincón de Ortega en el estado de Guanajuato con sus paramentos de capilla y demás enseres y semovientes 9,963 pesos y 6 reales.

Hacienda de San José de las Cabras con todos sus enseres y semovientes en 9,822 pesos.

Hacienda de San Fernando de Ameca en el estado de Zacatecas en 36,104 pesos y 1 real. (Todo lo anterior, vinculado).

Quedaban libres:

Hacienda de Cartagena y San Jerónimo en jurisdicción de Cuautitlán, estado de México.

34 Esparza Sánchez, op. cit., p. 29-30. En el proceso de poblamiento de Zacatecas y del norte de México jugaron un importante papel las estancias. El término estancia, aparecido ya en las Antillas, consistía al principio en el simple punto, lugar o sitio destinado al ganado o donde el hombre y el rebaño nómadas al fin se habían detenido. Su aparición coincide en la Nueva España, según Chevalier, con la estabilización de algunos hatos que hasta entonces venían pastando en un lugar cualquiera. Al principio las estancias fueron redondas, luego fueron cuadradas y tuvieron un límite en su extensión. Antes de 1539, un gobernador de la Nueva Galicia concedió una estancia cuadrada de "cinco mil pasos en quadra", en tanto el virrey recordaba en 1543 que las estancias de ganado mayor debían medir sólo 3 mil pasos, y 2 mil las destinadas al ganado menor. Las había de dos tipos, unas en que se criaban las ovejas, y otras más vastas -que eran las mexicanas por excelencia-, donde pastaba el ganado mayor, principalmente bovino. Agrega Chevalier, que al determinar límites y al señalar derechos y deberes para los beneficiarios, los nuevos títulos de estancias tendían a precisar y a circunscribir la lenta posesión del suelo por los ganaderos. Los años 1563-67 son un punto de partida: la estancia tomaba su forma definitiva, que no era, a su vez, sino una etapa en la formación de la hacienda. Por otra parte, para determinar los límites se impuso casi desde un principio el sistema de cercar con piedras que perduró hasta después de la revolución de 1910.

Dionicio González Muñoz a favor de D. Diego López Aragón (...) 1762 (4 fojas). Pues este Capitán Dn. Dionicio González Muñoz y su esposa Da. María Isabel de Dozal Madriz aparecen como dueños de la hacienda de obejas nombrada San Antonio de la Torrezilla Punta de lanza en las aclaraciones sobre la superficie que ocupó el citado mayorazgo las encontramos también en el "Testimonio del vínculo...". La hacienda de San Mateo de Valparaíso "que por ser en la que se verifica el título de Castilla, con que su Magestad (Dios le guarde) se sirvió honrarme, quiero -dice el conde- sea la cabeza de este mayorazgo". Al detallar la hacienda y sus lugares, nos proporciona límites lo cual permite darnos una idea de las extensiones, propiedad del conde de San Mateo de Valparaíso.

La hacienda contaba con una labor, la de San Miguel, tierras que tanto a una como a otra pertenecen "desde la mohonera que las divide de las de Don Toribio de la Campa, mi sobrino, hasta las puertas de la campana, y los que llaman de San Isidro, a lindar con los cerros de la Trinidad, y de Calvillo, y mesa de corral de Piedra..." Entre su hermano Don Santiago García de Rodayega (sic) existe una división de otras tantas tierras que, al hacer trato con su sobrino don Toribio de la Campa quien poseía la hacienda del Valle, "reservé dicho medio sitio" a resultas del trato con su hermano don Santiago, "y se lo bonifiqué en su valor, y así me pertenece, y queda incluso en las tierras de esta hacienda, en que asimismo se incluyen los sitios del monte corona, o de Ameca, que son veintisiete, y lindan con la estancia35 de Corrales" la cual concedió a su hija Ildefonsa -de su primer matrimonio-. Entre esas tierras y las de San Mateo existe el "arroyo de Milpillas, sirviendo este de lindero, y sus aguas por mitad para la parte de dicha estancia de Corrales, y para la otra de los sitios de este vínculo, hasta donde llegan las tierras del pueblo de San Andrés del Teul, y con los mismos de la hacienda de San Fernando del Herrero Valle de Ameca, y por el poniente con las tierras de mis haciendas de Santa Teresa, y San Pedro Alcántara, y por el sur con los 35 Ib., f. 66 y ss. Relación General de los bienes libres, que manifiestan los Quadernos de Ynventarios, practicados por muerte de la Sra. Condesa de San Mateo, y los que asimismo aumentaron dichos bienes en adm.on durante el tiempo que estuvieron proindivisos, y a cargo de los Albaceas Dn. Vicente Miranda y D. José Antonio del Raso... A saber: f. 71. n. 29 Estancia de San Mateo:

Son cargo treinta y seis mil ciento y un pesos, dos reales que importaron los ganados y avíos de recua que había en dicha estancia como consta a foxas 14 y 15 del mismo quaderno.

veinticinco sitios, que debajo de este mismo título tocan a dicho mi sobrino don Toribio de la Campa contiguos a la hacienda del Valle, y por el oriente con las mismas de esta hacienda de San Mateo. Y continua: "a esta le pertenecen por la parte del oriente dentro de sus límites las tierras del Nuevo México, y Cañada del Coyote. Asimismo añado a esta hacienda la labor de Nuestra Señora de Guadalupe de los Lobatos, que se compone de las tierras, que le dejé cuando la dividí de la de San Agustín de las Cuevas, o del Vergel" concedida a su hija Doña María Ildefonsa. Entre la labor de Guadalupe de los Lobatos y la hacienda de San Miguel, que lindan con la de San Mateo existe una división que es "la mesa por la parte que se halla amotinada y se verá por la división que hice de dicha hacienda de Lobatos y la de San Agustín. Y las tres expresadas de San Mateo, San Miguel y Lobatos se apreciaron con lo labrado, y edificado en ellas cuando entregué a mis hijas sus legítimas maternas, en cuarenta mil pesos, y hoy con las mejoras, que en ellas tengo hechas de casas, trasquila, o obraje en esta de San Mateo, y molino en la de Lovatos las aprecio y estimo en sesenta mil pesos todas tres".36

Más adelante sigue mencionando nuestro personaje otras tantas extensiones de su propiedad, como por ejemplo: Haciendas de San Fernando del Herrero, Valle de Ameca, cincuenta y siete sitios que le concedió en merced el marqués de Casafuerte, virrey que fue de Nueva España, hacienda de Santa Teresa, San Antonio de Buenretiro, San Pedro de Alcántara, San ta Rosa de Viterbo, San Antonio de Padua, Santa Catarina, San Sebastian, de nuestra Señora de los Remedios, Santa María de las Carboneras, del Alamo, las de San Juan del Río (hoy Durango).

Como se ve, este poderosísimo señor fue dueño de millones de hectáreas (lo veremos poco más adelante con apoyo de datos más precisos) y por mapa de la época confrontado con uno actual veremos la extensión aproximadamente real que tuvo San Mateo. En la inmediata columna comparativa aparecen los nombres de los distintos sitios mencionados en el documento, y los que en la actualidad ocupan esas mismas denominaciones geográficas. No olvidemos -por ahora- el hecho de que las propiedades del conde de San Mateo hayan

36 Testimonio del vínculo..., op. cit., f. 3 y ss.

abarcado entre otros, el Reino de la Nueva Galicia, la Gobernación de la Nueva Vizcaya, la Provincia de Coahuila y, probablemente la también provincia de Nuevo México de Santa Fe.37

En el Testimonio de la posesión dada en 1785 de las haciendas de San Juan de la Cruz de Pozohondo y de San Ildefonso de los Corrales, jurisdicción del Fresnillo, Estado de Zacatecas, expedido por esta Oficina a solicitud del Señor don Juan Rincón

Gallardo dueño de dicha hacienda. México, año de 1894. Noticias que a su vez están contenidas en el Archivo General de la Nación (A.G.N.) Ramo: "Tierras" vol. 3260 exp. 1 f. 101-103; 118 v - 126 se refiere: que la hacienda llamada de Pozohondo la forman una parte de los terrenos de las haciendas conocidas antes, bajo la denominación de Nuestra Señora de Guadalupe y San Pedro regalado del Mezquite, que pertenecían a la Señora María de la Campa y Cos, quien en el año de 1757 celebró una composición, en la cual, el Juez Privativo Lic. Don Francisco López Portillo, le adjudicó ciento cuarenta y tres sitios que resultaron baldíos, reconociendo la legitimidad de los 122 y 1/3 sitios de ganado mayor, que estaba poseyendo en virtud de mercedes... posteriormente (de) el año de 1804, las haciendas nombradas "El Mezquite" y "Pozohondo" quedando, esta última dentro del perímetro demarcado en el plano general y en el que don Miguel Rull presentó para la revisión de los títulos de las haciendas "El Mezquite", "La Salada", "San Juan de los Ahorcados" y "el Gato" (...).38

Todas estas tierras fueron contenidas fundamentalmente por el Reino de la Nueva Galicia, mismo que comprendía:

a)Provincia de Xalisco o Nueva Galicia

37 Edmundo O'Gorman. Historia de las divisiones territoriales de México, p. 8: (...) la historia de la geografía colonial presenta un tercer aspecto [los otros dos son la división eclesiástica y la división territorial administrativa-judicial] que motiva grandes cambios en el mapa del territorio virreinal, determinados por las importantes innovaciones administrativas introducidas durante el siglo XVIII, consistentes en la creación de las Provincias Internas y en la implantación del sistema de intendencias.

38 Esparza Sánchez, op. cit., p. 45. Entre los ganaderos influyentes que abastecieron a importantes centros urbanos del virreinato en el siglo XVIII figuran, aparte de los de la Campa y Cos, los Sánchez de Tagle, el general don Manuel Sánchez de Tagle, hijo de Andrés Sánchez de Tagle e Ildefonsa de la Campa y Cos (hija del I conde de San Mateo de Valparaíso). Este militar era pariente de los marqueses de Altamira, del conde de San Pedro del Alamo, de los marqueses del Xaral de Berrio y los mencionados condes de San Mateo. Sólo él y su familia, en sus haciendas de San Ildefonso de los Corrales, en la jurisdicción de Sombrerete y San Agustín de Vergel, en la de Fresnillo, sacrificaron legalmente 17,350 ovejas de 1769 a 1775.

b)Provincia de los Zacatecas

c)Provincia de Colima.

En cuanto a la Gobernación de la Nueva Vizcaya:

a)Provincia de Guadiana o Durango

b)Provincia de Chihuahua.39

ANTIGUA

¡Labor de San Miguel ¡ Valparaíso ¡

¡San Isidro

¡Cerro de la Trinidad

del Calvillo

¡Mesa de corral de Piedra ¡ " ¡

¡Hacienda del Valle ¡ Fresnillo

¡Monte corona

¡ } 27 sitios *

¡Ameca

¡Arroyo de Milpillas ¡ Jiménez del Teul ¡

¡Pueblo de San Andrés del Teul ¡ " ¡

¡Hacienda de San Fernando del ¡ ¡ Herrero ¡ Fresnillo

39 O'Gorman, Op. cit., p. 24: En suma, la división del territorio de la Colonia, en la época de la consumación de la independencia, era la siguiente:

DOS PROVINCIAS INTERNAS

1.-Provincias internas de Oriente

Gobierno del Nuevo Reino de León

Gobierno de la Colonia del Nuevo Santander

Gobierno de la provincia de Coahuila

Gobierno de la provincia de Texas

2.-Provincias internas de Occidente

Gobierno de la Nueva Vizcaya

Gobierno de las Provincias de Sonora y Sinaloa

Gobierno de la provincia de Nuevo México.

DOCE INTENDENCIAS Y TRES GOBIERNOS

1.-México 7.-Guanajuato

2.-Guadalajara 8.-Valladolid

3.-Puebla 9.-San Luis Potosí

4.-Veracruz 10.-Zacatecas

5.-Mérida 11.-Durango

6.-Oaxaca 12.-Arizpe

TRES GOBIERNOS

1.-Tlaxcala. 2.-Vieja California. 3.-Nueva California.

¡Valle de Ameca ¡ " ¡

¡Hacienda de Santa Teresa ¡ " ¡

¡Hacienda de San Pedro de ¡ ¡ Alcántara ¡ " ¡

¡25 sitios contiguos a la ¡ ¡ Hacienda del Valle ¡ Gral. Enrique Estrada ¡ ¡Tierras del Nuevo México ¡ ¡ (dentro de sus límites) ¡ Carrizal y Ojo caliente (?) ¡

¡Cañada del Coyote ¡ San Mateo ¡ ¡Labor de Ntra. Sra. de Gpe. ¡ Valparaíso ¡ ¡Labor de los Lobatos ¡ " ¡

* 1 sitio (de ganado mayor) es equivalente a 1,760 hectáreas

Al hacer recuento de todas sus propiedades y en el momento de mayor esplendor del mayorazgo, don Fernando de la Campa controlaba aproximadamente 2,500,000 hectáreas desde la propia hacienda de San Mateo, cabeza del dicho mayorazgo, sumado al de las propiedades de su esposa, heredera de grandes extensiones territoriales acumuladas en el marquesado de Jaral de Berrio. Ello significa que el estado de Zacatecas, teniendo actualmente una superficie de 73.252 kilómetros cuadrados, y comparada esta extensión con las propiedades ya conocidas, se puede concluir que don Fernando era dueño de 3 veces el tamaño de Zacatecas, pues no solo fueron tierras en esta región. También abarcaban las de estados como Coahuila, Durango, linderos con Jalisco, San Luis Potosí, Aguascalientes, Guanajuato, Querétaro, estado de México y las casas en la capital del país. Como dato curioso en una "Memoria de los gastos que estoy erogando en el viaje que emprendo para México a 1o. de mayo de 1809 (dice Vicente Joaquín Miranda), a concluir los inventarios que la finada señora condesa de San Mateo mi ama (que de Dios goze) me encomendó como primer albacea..." pasa este personaje por los lugares siguientes, donde por lo menos existían propiedades de la señora condesa doña Ana María de la Campa Cos, fallecida el 16 de octubre de 1804:

1)Organos (Zacatecas)

2)Zacatecas

3)San Pedro 4)Aguascalientes

5)Villa de la Encarnación

7)Villa de León

9)Salamanca

11)Queretaro

13)Arroyo Sarco

6)Villa de Lagos

8)Zilao

10)Selalla

12)San Juan del Ryo

14)Tula

15)Quautitlán 16)Ciudad de México

Como dato curioso, le tomó a este personaje la friolera de 34 días: "el día 17 de mayo llegamos a esta ciudad que contando hasta 21 de Junio que hacen 34 días..."

Hecha la delimitación, más tarde podremos entender la extensión que ocupó la hacienda que se dice, compra Antonio Llaguno y Haza en 1872 al que muy probablemente sea el encargado de los negocios en la hacienda, aunque por diversos documentos existen referencias que la adquisición fue hecha formalmente en 1894. Como también ocurrió con su hermano Julián, de mismos apellidos, pero con la hacienda del Sauz, a partir de mayo de 1864 -prácticamente a un mes de iniciar el imperio de Maximiliano- ya que se involucra en la mencionada hacienda como administrador de la misma por lo que el apellido Llaguno, en franca comunión con las actividades del campo, se inscribe desde aquel momento a la historia zacatecana.

Es importante mencionar que el señor Antonio Llaguno y Haza llegó a México, procedente de Burgos el año de 1852. Hijo de D. Josef de Llaguno y de Da. María López. El matrimonio civil, de Antonio Llaguno y Haza [vecino de Valparaíso] con D.a Dolores González [vecina de Fresnillo] fue el 11 de junio de 1873 en Valparaíso. De 11 hijos sólo cinco vivieron, y uno de ellos fue:

Antonio Llaguno González.

Gracias al Inscrito al nacimiento de Antonio Llaguno. Fresnillo, Septiembre de 1878 sabemos que nace en Valparaíso el 29 de agosto de 1878 a la tres de la mañana.

En el Testimonio de escritura de préstamo con Hipoteca otorgada por la señora Doña

Carlota García de Rincón a favor del Sr. Don Jesús García, mayo 31 de 1893 (9 fojas) con 6 anexos, que en realidad son 3 certificados, el número 63 con fecha 8 de noviembre de 1892, el 221 y 222 de misma fecha donde, a partir de artículos relativos de la ley de 8 de noviembre de 1892 sobre declaración que implique renuncia absoluta del fisco á los derechos eventuales que por la nacionalización, o por otras causas, pudiera tener sobre las expresadas fincas, dice el certificado 221:

La hacienda de "San Mateo" ubicada en la municipalidad de Valparaíso, Partido de Fresnillo en dicho Estado; propiedad del Sr. Antonio Llaguno [y Haza].

El certificado 222 dice:

La hacienda del Sauz y las Cuevas ubicada en la municipalidad de Sain Alto, Partido de Sombrerete de dicho Estado; propiedad del Sr. Antonio Llaguno [y Haza].

Un caso parecido lo encontramos en la Escritura de redención de un capital que reconocía la Hacienda del Sauz en favor de la Enseñanza pública, otorgada por el Sr. Rito Pérez, Pagador general de la División de Zacatecas a nombre del supremo gobierno a favor del Sr. D. Julián Llaguno, administrador de dicha hacienda. El Estado de la Hac.a de San Mateo. Julio 30 de 1855 (7 fojas) nos refiere, unos años antes de pasar a poder de Antonio Llaguno y Haza, las condiciones en que se encontraba la dicha hacienda. En tal relación la hacienda contaba con 901 vacas, 298 becerras herradas, 415 de 1 año y 212 toros.

Antonio Llaguno González, calificado como el mejor ganadero de todos los tiempos.

2ª PARTE DEL CAPITULO N° 3

Comprende el estado de cosas presente para 1872, momento en que José Antonio Llaguno y Haza es el nuevo propietario de la hacienda de San Mateo. Estudio y proceso de formación que logró la ganadería al estallar la revolución en 1910.

Ya vimos que la región de Zacatecas tuvo desde los tiempos del virreinato gran importancia. Tanto la minería como la creación de haciendas ganaderas se convirtieron en punta de lanza de un proyecto comercial seguro y a largo plazo.

Para 1727 le es concedido el título de Conde de San Mateo-Valparaíso a don Fernando de la Campa y Cos, personaje de la nobleza colonial quien controló aproximadamente 2,500,000 hectáreas desde la propia hacienda de San Mateo, cabeza de este mayorazgo.

Ello significa que teniendo Zacatecas actualmente una superficie de 73.252 kilómetros cuadrados, y comparada esta extensión con las propiedades del conde de San Mateo en el siglo XVIII, don Fernando era dueño de 3 veces el tamaño de Zacatecas, pues no sólo fueron tierras de esta región. También abarcaban las de estados como Coahuila, Durango, Jalisco, Aguascalientes, San Luis Potosí, Guanajuato, Querétaro y México.

Por desgracia gran parte de ese terreno fue y sigue siendo castigado por tremendas sequías, pero no ha sido impedimento para verle poblado por miles de cabezas de ganado diverso, al grado de que buena parte del mismo durante los siglos XVI, XVII y XVIII se propagó más allá de los límites establecidos convirtiéndose, en consecuencia, en montaraz y mostrenco. El proyecto de aquellos ganaderos que al comenzar el virreinato se propusieron aprovechar grandes extensiones territoriales para la crianza de ganados en sus distintas modalidades, rebasó en el término del ganado vacuno muchas expectativas. Se reproducían desorbitadamente -dice Julio Téllez- haciendo imposible todo control y selección, requisito

indispensable para la crianza del toro bravo en particular.

Este desorbitado crecimiento y falta de control, -continúa apuntando nuestro compañero de cartel en esta publicación- fue lo que originó la protesta de los indios (que llegó a oídos del virrey don Luis de Velasco) y obligó a los estancieros primero a cercar y después de despoblar de reses el Valle de Toluca llevando gran parte del ganado a los estados de Zacatecas, Michoacán y Guanajuato principalmente, en donde volvía a repetirse el ciclo de crecer desmesuradamente y dispersarse con entera libertad por tierras que nadie reclamaba. Por eso al no haber indios suficientes para las labores de pastoreo, mucho ganado, tanto vacuno como caballar, se tornó mostrenco.

Lo que pasó después en el gran mayorazgo de San Mateo de Valparaíso es una larga historia de divisiones, tanto territoriales como familiares, lo que provocó reñidas disputas entre sus herederos dando al traste con un poderoso símbolo de la figura latifundista novohispana.

SIGLO XIX: LA NUEVA RELACION DE SAN MATEO CON LOS LLAGUNO.

José Antonio Llaguno y Haza, un visionario dispuesto a conquistar el mundo, sale de España para nunca más volver y se asienta en Valparaíso el año de 1852. Le acompaña su hermano Julián, quien desde mayo de 1864, -prácticamente a un mes de iniciar el imperio de Maximiliano- se involucra en la hacienda del Sauz como administrador de la misma por lo que el apellido Llaguno, en franca comunión con las actividades del campo, se inscribe desde aquel momento a la historia zacatecana.

Diversas fuentes atribuyen a José Antonio Llaguno y Haza la propiedad de San Mateo a partir de 1872, cuando aún el destino de la hacienda se encontraba bajo la incertidumbre.

Como ya sabemos, el inmenso mayorazgo de San Mateo se fraccionó y devino en vínculo, ocurriendo esto entre los últimos años del siglo XVIII y los primeros del XIX. En el México independiente, infinidad de estas grandes extensiones territoriales quedaron a la buena de Dios, por eso fue que San Mateo de pronto se convirtió en una concesión de 85,000

hectáreas y en un conjunto de lotes baldíos. Durante la dictadura del General Porfirio Díaz, con las Leyes de Terrenos Baldíos y con la de 15 de diciembre de 1883, que dió carta de naturalización en nuestro Derecho a las célebres compañías deslindadoras, se fortaleció el latifundismo privado con el despojo legal de los pueblos y de los pequeños propietarios. Dicho latifundismo, en consorcio con un ejército decadente -luego de las jornadas bélicas de Tuxtepec y la Noria- y con un clero despechado, que aun no se repone de la desintegración ocasionada al aplicarse las leyes, tanto de Desamortización de Bienes de Comunidades, como la de Nacionalización de los Bienes del Clero, dispuestas a partir de la Constitución de 1857 y elevadas en las Leyes de Reforma, dos años después, fue, sin duda alguna, determinante primero de la autocracia del propio Díaz y, después, de la oligarquía que lo rodeó y que, sobre la base de la posesión de la tierra y del régimen de servidumbre o de peonaje establecido, absorbió todas o casi todas las actividades productivas del país, con mengua de los intereses y de los derechos de la gran masa popular, que económicamente vino a menos y espiritualmente vivió en calidad de aparato teatral en una organización con apariencias de democracia, pero con fondo de dictadura férrea y sin aspiraciones.

En estas condiciones, el 13 de septiembre de 1893 José Antonio Llaguno y Haza es dueño de la hacienda de San Juan de la Cruz de Pozohondo y el 2 de febrero de 1894 adquiere las de San Mateo, del Sauz y las Cuevas. En conjunto, ascendieron aquellas extensiones a más de 300,000 hectáreas, lo que significa poco menos de la tercera parte de la superficie que ocupa el estado de la república en cuestión.

En el entorno de Zacatecas se manifestaron progresos que desde 1881 beneficiaron la ganadería con la llegada de ejemplares como el ABERDEEM ANGUS y en 1889 los de raza ZEBU y HEREFORD. Y es de destacar aquí un acontecimiento por demás significativo para el renglón taurino. Resulta que para 1887, la prensa del momento se encarga de dar reseña a dos corridas efectuadas en la plaza de toros San Rafael en la capital del país, las tardes del 27 de noviembre y cuatro de diciembre respectivamente. Aquella con la cuadrilla de Manuel Hermosilla y Francisco Jiménez Rebujina, esta con José Machío y Manuel Díaz Lavi

El Habanero. Los toros que se lidiaron pertenecieron a la hacienda de San Mateo (estado de

Zacatecas). ¿Habrán sido enviados esos toros por José Antonio Llaguno y Haza, a pesar de su casi nula relación documental con la ganadería? Si fue así, entonces se trata de todo un acontecimiento.

De alguna forma el influjo que San Mateo como ganadería de toros bravos tuvo a partir de aquellos momentos, deja ver la importancia que años más tarde la colocarán no solo entre las mejores. ¡Será la mejor! y con el tiempo dará vida fecunda a la ganadería brava de México.

MEXICO, ZACATECAS Y SAN MATEO A PARTIR DE 1872

Para 1871 el asunto de las elecciones presidenciales pone al rojo vivo el panorama mexicano. Tres son los aspirantes a la silla presidencial: Benito Juárez, Sebastián Lerdo de Tejada y Porfirio Díaz. Juárez ganó las elecciones con 5,837 votos, le siguió Díaz con 3,555 y Lerdo con 2,874. El de Guelatao asume el poder bajo recia campaña en su contra encabezada por la prensa que intentó el desprestigio de un hombre duro e inflexible, inteligente y hábil a la hora de enfrentar los problemas nacionales.

El 2 de marzo de 1872 Zacatecas es escenario de la batalla que el general Sóstenes Rocha dió a las fuerzas sublevadas e inmediaciones de Zacatecas, asaltando las posiciones de los cerros de la Bufa, Bolsas y el Grillo.

Ese mismo año, el desarrollo de las ideas sindicalistas permitió la formación de una confederación nacional de trabajadores. Se fundó el Círculo de Obreros de México, institución que admitía el ingreso individual o de asociaciones específicas.

Meses después, el 18 de julio el estremecimiento es a nivel nacional: muere el lic. Benito Juárez de una angina de pecho y, hasta los últimos momentos demostró su fortaleza. Le sustituyó el licenciado Sebastián Lerdo de Tejada quien promovió la incorporación de las Leyes de Reforma a la Constitución. Fue designado presidente Constitucional en 1875, y el 20 de noviembre de 1876 dejó el cargo, derrocado por el general Porfirio Díaz. Se expatrió y murió en Nueva York el 21 de abril de 1889.

Se tiene la creencia de que José Antonio Llaguno y Haza es dueño, para 1872 de la hacienda de San Mateo, pero como ya hemos visto, la adquiere formalmente entre 1893 y 1894. En todo caso, debe haberse involucrado con la misma, en los momentos en que dicha hacienda de pronto se comportó lo mismo como una concesión de 85,000 hectáreas que como un conjunto de lotes baldíos. Más adelante confirmaremos el dicho precisándolo con los datos recabados.

El conocimiento de nuevas noticias que nos han revelado situaciones de poder entre miembros de la nobleza novohispana y luego entender las condiciones para el establecimiento de un medio de producción -como la ganadería en cuanto tal- en el siglo XIX, nos lleva a pensar que una forma con respecto a otra (del mayorazgo a la hacienda ganadera) permite, gracias al tiempo de por medio, un proceso de continuidad, habida cuenta de los elementos necesarios para su desarrollo. Las tierras zacatecanas han sido, junto con el clima, un factor que no ha favorecido los procesos agrícolas o ganaderos que allí suceden.

40

Lorenzo Cossío comenta que "el monopolio territorial al que se enfrentó la revolución no era el antiguo colonial, sino el creado por el despojo que los deslindadores hicieron de los antiguos hacendados con el pretexto de los baldíos".41 Para entender la esencia sobre el latifundio de Mezquite, remitirse al APENDICE No. 3.

Así pues, el 14 de agosto de 1885, la compañía Calderón y Herrera obtuvo la concesión para deslindar baldíos en el estado de Zacatecas. Por medio de su gerente, José Valenzuela, de su apoderado jurídico, licenciado Wistano Luis Orozco y del ingeniero Francisco P.

40 Esparza Sánchez, op. cit., p. 30-1 y 49. No fueron los nativos los únicos que se empeñaban en impedir el desarrollo de la ganadería, también las sequías hicieron lo suyo, y cuando eran acentuadas podían ser catastróficas, porque la falta de maíz y rastrojo solía causar una mortandad de animales y paralizar las faenas de las minas, la producción de las haciendas de beneficio y el transporte de materiales. (...) Todavía en las postrimerías del virreinato las sequías azotaron despiadadamente. En 1807 y 1808 las lluvias fueron tan escasas, que perdidas las cosechas, faltó el trabajo, hubo carestía y el alto precio de los cereales de primera necesidad se dejó sentir en el norte del estado y en Mazapil aun llegó a faltar carne. A su vez otra gran sequía, la de 1828, causó una gran escasez de granos de primera necesidad y mortandad de ganados, especialmente del menor, al grado "que algunas haciendas que contaban con gruesos capitales en este ramo" quedaron arruinadas, según el general Manuel González Cosío, entonces gobernador del estado, en su informe al congreso local, agregando que "serán necesarios algunos años fértiles, sin interrupción, para reponer tan crecidas pérdidas".

41 Víctor Manuel González Esparza: "Una hacienda zacatecana durante el porfiriato" (SECUENCIA, 5), p. 34.

Beltrán, la compañía realizó (ca. 1887) el deslinde de la hacienda de Mezquite, propiedad de Miguel Rul y Azcárate con respecto a las tierras de Da. Carlota García del Rincón y a todas aquellas que habían quedado baldías, tras la pérdida de toda injerencia, por parte de la sucesión del condado de San Mateo y del marquesado de San Román, que aun y cuando no formaba parte de las propiedades que llegó a reunir el señor Fernando Antonio de la Campa Cos, seguía relacionándose en las actividades de carácter administrativo y de vínculo familiar.

Las leyes de colonización y deslinde (1863, 1883 y 1894) posibilitaron una de las más grandes transferencias de tierras de la historia del país, sólo comparable a la conquista española, a la nacionalización de los bienes eclesiásticos y a la reforma agraria. Sobre todo la de 1894 ocasionó un incremento en los despojos de tierras pertenecientes a los pueblos y se propició su acumulación en pocas manos. De esa manera la acumulación de tierras permitió el fortalecimiento del poder político del hacendado, pero el desarrollo propio de la hacienda tuvo sus limitantes, ya que grandes extensiones de tierras se dejaron sin producir, aunando a ello las dificultades en los medios de comunicación y la persistencia de un mercado desarticulado. Con este y otros aspectos propios de la hacienda, se constituyó la misma como una de las unidades productivas más importantes en la economía porfirista. Hacia 1880 se contaban en el país entre 8 y 10 mil explotaciones agro-ganaderas, no obstante, pocas haciendas eran de grandes extensiones, las cuales fluctuaban entre las 60 y las 100 mil hectáreas y la proporción de campesinos sin tierra llegó al 95 %.

San Mateo como ganadería seguramente tiene un punto de partida no solamente en el aspecto con que la conocemos. Animales domésticos como yeguas, vacas, carneros, cerdos y otros crecen en cantidad que a veces va más allá de la suficiente para abastecer una población. Así, durante épocas que van de la República Restaurada al Porfiriato, todas aquellas grandes haciendas siguieron el sistema de pastoreo; los grandes rebaños eran rotados utilizando los mismos sistemas implantados en el siglo XVI. El ganado vacuno ocupaba los mejores potreros, y tenía una alimentación más variada, ya que según la época del año aprovechaban tanto el pasto natural como el rastrojo. Y los ganaderos aprovecharon

en los bovinos el método de selección y cruzamiento, como era la forma tradicional.

La irregularidad de las lluvias, así como la imposibilidad del crecimiento de buenos pastos, han causado durante muchos años situaciones extremadamente difíciles. Las pérdidas de haciendas como ésta se basaban pues, en desastres naturales, en particular por la falta de lluvia. Sin embargo, durante el porfiriato, gran parte de la producción de ganado bovino salía de Zacatecas: a Aguascalientes, a Guanajuato, a Querétaro, a la ciudad de México, e incluso a Texas. Es de hacerse notar que el trazo del Ferrocarril Central Mexicano tocaba la ganadería de Mezquite, vecina de la de San Mateo, por lo que el ganado norteño mexicano comenzó a abastecer la creciente demanda de carne de los centros urbanos estadounidenses, dentro del proceso de expansión de la frontera agrícola ganadera de ese país.42

Algo tan común en las haciendas ganaderas durante el porfiriato (o que por lo menos en este periodo histórico resalta más que en otras épocas) fue el trabajo forzoso que, aunado a la condicionante y asfixiante "tienda de raya" bordaba los atavismos que sometían a los sirvientes.43

En 1881 llegaron a la hacienda de Sierra Hermosa los primeros ejemplares de ganado

Aberdeem Angus, y en 1889 los de Zebú a la hacienda de Cedros y los Hereford a la de Mezquite. Se introdujeron sementales europeos y americanos y en las principales haciendas se hicieron cruzas del ganado del país con los padres de la primitiva raza inglesa Southdown y la escocesa Leicestershire o Dislhey y otra raza de carneros americanos de San Antonio, Texas.

Gracias al Testimonio Hijuela de la Señora Carlota García del Rincón. Zacatecas 1889 es posible saber en este documento que la hacienda de Pozo-hondo, propiedad de Da. Carlota García del Rincón fue adquirida por don Antonio Llaguno y Haza por aviso del 13 de

42 Op. cit. p. 47.

43 Ibidem., p. 54. En la hacienda de Mezquite, durante el porfiriato predominó de hecho el trabajo forzoso a través del endeudamiento, aunque con algunas especificidades. De 1877 a 1892 la deuda de los dependientes pasaron a ser acreedores de Mezquite. Para ellos, por lo tanto, puede aplicarse lo sugerido por David Brading, en el sentido de que permanecieron en la hacienda durante los años críticos (a partir de 1892) no por sus deudas sino por el miedo a perder sus salarios no pagados.

septiembre de 1893 ante el Sr. Zenón S. Ibarra. La mencionada hacienda -San Juan de la Cruz de Pozohondo- había pertenecido a don Juan Rincón Gallardo, así como la de San Ildefonso de los Corrales, ambas en la jurisdicción del Fresnillo, estado de Zacatecas. Dicho don Juan Rincón polemizó sobre las propiedades y para ello tuvo que acudir al Archivo General de la Nación para que en su ramo de "Tierras" vol. 3260 exp. 1 f. 31 v a 66 f apareciese el Testimonio del remate celebrado en 1784 de las haciendas de San Juan de la Cruz de Pozohondo y de San Ildefonso de los Corrales... así como de las fojas 101103; y 118 v - 126 del mismo expediente sobre el Testimonio de la posesión dada en 1785, de las haciendas (...)

Como ya hemos visto, la hacienda llamada de "Pozohondo" la forman una parte de los terrenos de las haciendas conocidas antes, bajo la denominación de "Nuestra Señora de Guadalupe" y "San Pedro regalado del Mezquite", que pertenecían a la Señora María de la Campa y Cos. Por eso en el mismo año de 1894, el ingeniero Pio Quinto Juárez tuvo que realizar el amojonamiento44 de la hacienda de Pozo hondo y así separar propiedades tanto de Antonio Llaguno y Haza como de Miguel Rul y Azcárate, este propietario de "Mezquite".

Causa gran sorpresa descubrir que para 1887, la prensa del momento se encarga de dar reseña a dos corridas efectuadas en la plaza de toros "San Rafael" las tardes del 27 de noviembre y cuatro de diciembre respectivamente. Aquella con la cuadrilla de Manuel Hermosilla y Francisco Jiménez (a) Rebujina, esta con José Machío y Manuel Díaz Lavi (a) El Habanero. Los toros que se lidiaron pertenecieron a la hacienda de San Mateo (estado de Zacatecas).45

44 Mohonera ó mojonera o monera. (Se dice por mojón). Pilastra de mampostería, generalmente bruñida y de forma cilindrojival; de unos dos y medio metros de altura por uno de espesor. Sirve para señalar los linderos de los predios rústicos.

45 LA BANDERILLA. Semanario taurino ilustrado. Año I. México, Domingo 4 de diciembre de 1887, No. 4, p. 2. Plaza de Sn. Rafael.

Domingo 27 de Nbre. de 1887.

"Sin atractivo de ningún género, y solamente con gran contraste formado por la poquísima concurrencia en sombra y excesiva cantidad de espectadores en sol, tuvo verificativo en nuestra fea proto-Plaza la corrida de que nos ocupamos, y que, bajo todos aspectos, puede ser calificada á duras penas de mediana.

"El ganado. A fuerza de empeño no recibieron los toros otro título que el de abantos, saliendo apenas de la categoría de bravucones.

"Los banderilleros todos, lo hicieron mal, exceptuándose en algunos pares solamente á Manuel Machío, Pujol y Lobato.

Con lo referido líneas arriba al respecto de la producción e incremento ganadero en el estado de Zacatecas, vemos aquí como se dan las condiciones del compromiso que asumió Antonio Llaguno González quien, seguramente abrevó la experiencia y enseñanza de su padre el cual pudo haber tenido íntima relación con dichas actividades las cuales, con el tiempo, concederían el premio a los múltiples esfuerzos dedicados con ahínco a dichas labores. Prueba de ello son 15 trofeos de entre los cuales, algunos los obtuvo en el concurso de ganadería durante las fiestas del Centenario de la Independencia. Fueron premiados un macho alazán, una mula parda, una burra oscura, un toro suizo "El Togo", cuatro vacas suizas y cinco vacas criollas. Así como el diploma que le otorga el presidente de la república, Gral. Manuel Ávila Camacho, por Decreto Oficial al mejor toro nacido en la República el 2 de enero de 1940.

En Zacatecas y al inicio del siglo XX se dio una importante actividad que consolidó al ya de por sí fuerte emporio agropecuario, gracias a la participación de Antonio Llaguno González el que, en combinación de experiencias y enseñanzas tanto de su padre como suyas, habrán de concederle el premio a los múltiples esfuerzos dedicados con ahínco a las labores ganaderas. Prueba de ello son 15 trofeos, algunos de los cuales los obtuvo en el concurso de ganadería durante las fiestas del Centenario de la Independencia celebradas en su estado natal. Fueron premiados un macho alazán, una mula parda, una burra oscura, un toro suizo "El Togo", cuatro vacas suizas y cinco vacas criollas. La historia vuelve a repetirse en junio de 1923 cuando es reconocido Antonio Llaguno como entusiasta aficionado de la mejora y multiplicación del ganado fino holandés y suizo. Una gran exposición en el Tívoli del Eliseo fue preámbulo de la doble premiación obtenida por el criador zacatecano, que a la sazón se "Los matadores como siempre: bien en la brega y á veces oportunos en los quites, pero llegando al momento supremo, mal, particularmente el Habanero que, no obstante lo mucho que ha oído, continúa ejercitándose cada vez con más empeño en el cuarteo que le caracteriza".

CHICHARRA

Aparece en uno de los párrafos de la presente cita la referencia a que "[los toros] no recibieron otro título que el de abantos..." Esta fue una de las características particulares en el juego de los toros de San Mateo, incluso mucho después de la llegada del ganado del marqués del Saltillo. Abanto.-Condición de lidia del toro que, tras de su salida de los toriles, corretea por el ruedo sin fijarse ni repetir sobre los capotes que se le presentan, como si fuera manso. Sin embargo, los astados abantos, en cuanto se fijan, suelen superarse en la lidia.

repartió así:

-Copa del señor general (Álvaro) Obregón, Presidente de la República al toro FRITS (Gran premio de honor); y

-Primer premio para vacas. Copa del Secretario de Agricultura y Fomento (Sr. Ramón P. Denegri) a la vaca campeona holandesa ATJS.

Y en la acumulación de premios, obtiene el diploma que le otorga el presidente de la república, Gral. Manuel Ávila Camacho, por Decreto Oficial al mejor toro nacido en la República el 2 de enero de 1940.

Malpaso viene a convertirse en la primera ganadería de bravo en Zacatecas que se formó a partir de ganado español: del Marqués del Saltillo, Duque de Veragua, Murube, Concha y Sierra, Pablo Romero y en 1905 se agrega Otaolaurruchi con un ejemplar que se adquirió a elevadísimo precio por los fundadores, señores Antonio y Julián Llaguno.

Malpaso tiene una colateral importante: Torrecilla, ganadería que administra Julián Llaguno González desde 1932 al dividirse San Mateo cuya casta es puro Saltillo que controló y cuidó celosamente Antonio a niveles inconcebibles.

El 21 de agosto de 1906 se juegan toros de San Mateo en la plaza de EL HUACHE, en Fresnillo. Uno de los espadas fue Rafael González "Machaquito". Meses más tarde, justo el 25 de diciembre y en Aguascalientes es Ricardo Torres "Bombita" quien se enfrenta entre otros, con el toro "Húngaro" también de San Mateo.

Surgirá a partir de ese momento entre Ricardo Torres y Antonio Llaguno González una gran amistad, puesto que "Bombita" se convirtió además de asesor, en confidente y guía moral de las cuestiones ganaderas emprendidas por Antonio Llaguno González.

Y es que hasta ese año de 1906 lo que criaba Antonio Llaguno González eran toros criollos, frutos seguramente de aquellas reses facilitadas por su propio padre y por vecinos del "Barranco" y "Santa Cruz", seleccionándose finalmente 30 vacas a las cuales cruzaron con un toro criollo, también de la región. Todo esto a fines del siglo XIX. Tal esfuerzo demostró que el señor Llaguno era tan buen ganadero de criollo como lo fue más tarde con el ganado de bravo.

He aquí, la cabeza disecada de “Húngaro”, cuando estuvo bajo la custodia de Alfonso Ramírez “Calesero”.

PERFIL DE ANTONIO LLAGUNO GONZALEZ.

Nació en Valparaíso el 29 de agosto de 1878. Sus padres son José Antonio Llaguno y Haza y Dolores González y Anza quienes casaron el 11 de junio de 1873 en Valparaíso. Tuvieron once hijos, de los cuales sólo cinco vivieron.

Su infancia y primera juventud se desarrollan en medio de un ambiente en el que la marca del progreso se consolida bajo un régimen porfirista que coquetea con modelos que nos llegan del extranjero.

Con el correr de los años, toda aquella forma de vivir que el joven Antonio encontró a su paso la asimiló y puso en práctica tan luego tuvo edad para iniciar su educación. Comenzó acudiendo al Instituto de San Luis Potosí y luego al "West End" de San Antonio, Texas. Más

tarde hizo estudios como veterinario y amplió conocimientos de genética y nutrición animal en Suiza aplicando toda aquella experiencia en el ganado vacuno en sus diversas modalidades.

A fines del siglo XIX apoya a su padre en las tareas cotidianas de las haciendas del Sauz, Pozohondo, Cuevas y San Mateo, ocupándose junto con su hermano Julián (quien nació en 1882), de actividades muy concretas como fueron las de seleccionar ganado de raza para destinarlos a concursos importantes. También descubre los misterios de una de las actividades que más tarde lo colocarán en la cima del éxito, al calificársele sin ningún empacho como el mejor ganadero de bravo que ha habido en México. Hombre de recia personalidad, tipificada bajo la huella de los hacendados porfiristas, influye en mucho para la futura definición de su perfil. Antonio era un hombre muy orgulloso, de pocas palabras, pero con una personalidad bien trazada pues siempre puso el triunfo como propósito fundamental, sin que asomaran las banderas del fracaso en su camino. Enfrentó el duro golpe de la revolución, y el hecho de perder casi en su totalidad las tierras de San Mateo -al concluir el movimiento armado- no le impidieron reubicarse en Pozohondo, donde reinició el milagro bajo el nombre de uno de los cuatro evangelistas.

Antonio fue una especie de ranchero rejego, de esos altivos, de trato duro para quien se acercaba a él por vez primera. Cosa que se propuso, cosa que lograba. Nada dejaba a la suerte.

No queda la menor duda de que Antonio fue un genio de la intuición genética. Sus primeras lecciones in situ -allá en San Mateo- le dan clara idea del porvenir que se trazó. Pronto se va al extranjero y acumula experiencias en el campo de la genética y la zootecnia para ponerlas en práctica felizmente tanto con ganado de engorda y lechero, de los cuales obtuvo numerosos premios; entregándose con todo empeño en lo que resultó ser su verdadera pasión: los toros.

Para 1906 lo que criaba Antonio Llaguno González eran toros criollos, frutos seguramente de aquellas reses facilitadas por su propio padre y por vecinos del Barranco y Santa Cruz, seleccionándose finalmente 30 vacas a las cuales cruzaron con un toro criollo, del Barranco.

Todo esto a fines del siglo XIX. Volvemos a reiterar: tal esfuerzo demostró que el señor Llaguno era tan buen ganadero de criollo como lo fue más tarde con el ganado de bravo.

En ese mismo año de 1906 se encuentran dos destinos: el de Antonio Llaguno González y de Ricardo Torres Bombita.

El nombre de Ricardo Torres se vincula profundamente con los hermanos Antonio y Julián Llaguno no solo por el hecho de haber influido en forma tan decisiva en la voluntad del marqués del Saltillo, sino también por haber sido anunciado en los primeros carteles mexicanos en los que fue impreso el nombre de San Mateo, con anterioridad a 1908. El primero de los referidos carteles reza a la letra: Plaza de toros de Fresnillo. Gran corrida de toros para la tarde del viernes 2 de febrero de 1906. Presentación del valiente y aplaudido diestro sevillano Ricardo Torres Bombita. Se lidiarán a muerte cinco toros de la Hacienda de San Mateo, divisa rosa y blanca, propiedad del señor Antonio Llaguno. Espada Ricardo Torres Bombita. Sobresaliente: Angel González Angelillo. Precios de entrada: Sombra, $3,00; sol, $1,00.

Según apuntes de don José Antonio Llaguno García, Bombita estoqueó tres toros aquella tarde; y Angelillo, dos. Empero, Heriberto Lanfranchi señala que lo más probable es que tal corrida no se haya celebrado, en virtud de que unos días antes -el 14 de enero-, en la antigua plaza México de la capital del país, Bombita resultó herido de suma consideración por el toro de Piedras Negras que cerró el festejo:

Al instrumentar un cambio de rodillas fue arrollado y herido en el pecho, sufriendo fractura de costilla, desgarramiento de la pleura y lesión del pulmón. Alternaba aquella tarde con Antonio Fuentes y con Antonio Montes.

Luego, el 21 de agosto de 1906 se juegan toros de San Mateo en la plaza de EL HUACHE, en Fresnillo. Uno de los espadas fue Rafael González Machaquito. Meses más tarde, el 25 de diciembre y en Aguascalientes es Ricardo Torres Bombita quien se enfrenta entre otros, con el toro Húngaro también de San Mateo, alternando con Fermín Muñoz Corchaíto en la lidia de cinco toros.

Aquí una de esas sabrosas coincidencias para esta historia del toreo: Corchaíto además de recordarnos al diestro español que alternó con Bombita y lidió toros de San Mateo, va a

ser el nombre del toro de Graciliano Pérez Tabernero con el que Chicuelo se va a consagrar en Madrid la tarde del 24 de mayo de 1928 luego de lograr grandes experiencias en México con toros de San Mateo en temporadas como las de 1924 y 1925 respectivamente.

Húngaro debe haber sido un toro que seguramente mostró algo de lo que Antonio Llaguno estaba buscando. Entonces Ricardo sugirió que toda aquella actividad no quedara sumergida en un mero capricho o diversión; de ahí que obsequiara más tarde un toro de Palha, sobrero en la corrida efectuada el 17 de febrero de 1907 en la plaza de toros México de la Piedad Se ha dicho que fue el primer semental de casta que padreó en San Mateo, aunque tal afirmación no tiene peso puesto que en las notas del ganadero no existe ninguna referencia a descendientes.

La segunda y última corrida de San Mateo que estoqueó en su vida Ricardo Torres Bombita, fue en la plaza de toros El Progreso, de Guadalajara, el 12 de febrero de 1907martes de Carnaval-, alternando mano a mano con Francisco Bonal Bonarillo. El encierro de seis toros le costó a la empresa organizadora -que lo fue el Club de Automovilistas- la cantidad de doscientos setenta y cinco pesos.

Surgirá a partir de ese momento entre Ricardo Torres y Antonio Llaguno González una gran amistad, puesto que Bombita se convirtió además de asesor, en confidente y guía moral de las cuestiones ganaderas emprendidas por Antonio Llaguno González.

Volviendo con la intervención que Ricardo Torres tuvo en Antonio Llaguno fue posible que se consiguiera el perfil de un toro apto para faenas hoy recordadas por famosas e históricas a manos de casi toda la torería mexicana y de muchos otros españoles en este siglo XX.

Parece como si escucháramos el diálogo sostenido entre Bombita y el marqués del Saltillo, diálogo que nos obsequia

FEDERICO GARIBAY ANAYA

Veamos:

“Si usted aceptara venderles vacas y sementales a mis amigos Antonio y Julián Llaguno, ellos podrían ir formando una magnífica ganadería, que garantizara el éxito y nos disminuyera riesgos innecesarios a nosotros, los toreros.

-Matador: Yo no vendo pies de cría para la formación de nuevas vacadas. Sólo vendo toros para que sean estoqueados en la plaza.

-Pero si usted supiera, señor marqués, las dificultades por las que pasamos los toreros españoles que vamos a México, nos comprendería y nos ayudaría. Usted está en condiciones de hacerlo. En aquellas lejanas tierras tenemos que habérnoslas con ganado criollo, de incierta procedencia e intenciones peligrosas. En aquel país han dejado su vida muchos de los nuestros, como Bernardo Gaviño, Juan Jiménez El Ecijano y, más recientemente, Antonio Montes, que murió apenas el año pasado (el 13 de enero de 1907).

Ciertamente existe en México una enorme afición taurina; pero, le repito, los toros de allá presentan una lidia excesivamente problemática, por la escasa definición de su casta. Además, la ganadería que formaran los señores Llaguno no habría modo de que rivalice en ningún sentido con la suya. Tenga en cuenta que estaría enclavada en otro continente.

Con estos y otros argumentos persuadía Bombita al marqués del Saltillo de la conveniencia de embarcar sus reses con rumbo a América”. Hasta aquí la cita evocadora con que participa Federico Garibay Anaya.

La presencia de la sangre de Saltillo se da a partir de 1887, y adquiere una resonancia que se suma al hecho mismo de la reanudación de corridas de toros en el Distrito Federal. Es decir todos los elementos para una nueva época confluyen en un punto para lograr cambios radicales en el quehacer taurino de México. La sangre de Saltillo vino a demostrar poco a poco que sus condiciones en la lidia eran las propicias para el toreo que practicaban diestros españoles, acostumbrados al juego de toros de diversas ganaderías y en el cual era necesario sobreponerse al exceso de bravura, casta, fuerza que seguramente no les permitía un lucimiento más que aguerrido. Esta sangre en nuestro país pasó por un proceso de depuración que fue lográndose poco a poco, proceso que en cada nueva generación de toreros se iba moldeando para tener como resultado frutos en lo artístico por encima de lo estrictamente técnico, imprescindible en toda faena moderna; factor que desde luego no se perdió. Mejoró la expresión de arte y en este sentido, la ganadería de San Mateo ya consolidada como tal permitió ese concepto que fue dando como resultado el lento pero

seguro alejamiento de las formas primitivas del toreo a pie -que por ningún motivo soslayamos, pues pertenecieron a su época- tanto como el feliz arribo del arte de torear en su expresión contemporánea.

En seguida de que se reanudaron las corridas de toros a causa de la prohibición que durante casi 20 años privó del espectáculo a los aficionados capitalinos (1867-1887), fueron lidiados los primeros toros españoles: ARRIBAS HERMANOS y ZIGURI 2 toros cada una y D. JOSE MORENO P. un toro, mismos que se lidiaron en la plaza COLON el domingo 15 de mayo de 1887.

Los primeros saltillos se jugaron en la misma plaza de COLON el 8 de enero de 1888.

El nombre de Saltillo vuelve a aparecer en los carteles durante la temporada de 1896-97 en la plaza de Bucareli (aún y cuando solo se haya lidiado un solo toro).

El primer grupo de ganado de lidia español traído a nuestro país se utilizó en dos formas: Una directamente para ser lidiado. La otra como simiente. Entre los primeros diestros en fomentar tal operación están Diego Prieto Cuatrodedos y Luis Mazzantini. Seguramente encontraron un evidente descuido en la selección y crianza del ganado nacional, como es el caso concreto de los supuestos toros de Santa Ana la Presa que se jugaron el 16 de marzo de 1887 en la plaza San Rafael por Luis Mazzantini quien fue protagonista de tan accidentada corrida. Probablemente el resto de las ganaderías mostraba algún índice de bravura, pero aún así no se prestaba para las manifestaciones propias de aquella nueva tauromaquia depositada en México, fértil terreno para extender el concepto de la modernidad. Por tanto la tarea de refrescar la sangre brava mexicana se significó como una necesidad que pronto daría los frutos para concretar el logro de las aspiraciones. Por lo pronto el resumen de la evolución de los encastes se sintetiza en España con el prevalecimiento del de Vistahermosa (esencialmente en la veta de Arias de Saavedra que da lo murubeño) sobre los demás de las diversas razas. Respecto a nuestro país el resumen se condensa con el predominio de la otra gran vertiente de Vistahermosa, cual es la que llega a Saltillo a través de Picavea de Lesaca.

Puede decirse que la sangre de Saltillo siendo un ejemplo del coeficiente de nobleza, en

México dicho factor fue rebasado "aun antes que se lograra en muchas vacadas españolas" (dice Filiberto Mira). En ello pudo haber influido: clima, pastos y forma de crianza así como el criterio de los ganaderos, un criterio que más bien se podría interpretar como el sello de su propia sensibilidad.

Pero volvamos al asunto de adquisición de la simiente Sanmateína. Entre 1910 y 1911 Ricardo Torres (quien ya había adquirido en 1908 un primer lote, reseñado más adelante), intercede para que Antonio se entreviste con Antonio Rueda y Quintanilla, marqués del Saltillo, siendo el propósito entrar en negociaciones y adquirir un nuevo lote de toros y vacas de la famosa ganadería. La selección que Bombita y Antonio Llaguno hicieron de la simiente original de San Mateo, obtuvo frutos luego de varias sesiones; la primera irregular donde la nota de tienta no los convenció. Y la segunda, tras regresar intempestivamente de Francia, luego de ser avisados de que el marqués del Saltillo volvía a tentar, presenciando ahora sí una tienta sensacional, por lo que se consolidó el negocio y ese nuevo grupo de toros y vacas salió de "La Compañía", dehesa andaluza con destino a México.

El 17 de octubre de 1908 el marqués reseñaba seis becerras y dos becerros vendidos a Antonio Llaguno quien recibió el ganado tiempo más tarde entre los naturales sobresaltos y angustias por verles llegar con bien.

Aquí los nombres de la simiente fundamental de San Mateo:

AÑO NOMBRE No. PINTA

CALIFICACION

1905 SAPITA 6 negra bragada Muy buena

1905 LEBRIJANA 7 cárdena Superiorísima

1905 PLATILLERA 39 mulata Buena

1906 VIDRIERA 11 negra bragada y salpicada Superior

1906 RECOBERA 40 chorreada Buena

1906 GANDINGUERA 42 cárdena oscura Buena

1905 CONEJO 10 negro zaino Superior

1905 TRIANERO 59 cárdeno oscuro Muy bueno

El 1 de octubre de 1912 es negociado el segundo lote que para noviembre ya se encontraba en San Mateo. A continuación se presenta en detalle:

AÑO NOMBRE No. PINTA CALIFICACION

1908 COMINITA 66 negra bragada Buena

1908 GUANTERA 93 Josca Superiorísima

1908 CAMPANERA 141 negra bragada Superiorísima

1908 ANDALUZA 148 negra zaina Buena

1908 PARDITA 150 negra zaina Superiorísima

1908 REMOLONA 154 chorreada Superiorísima

1908 ZORRILLA 159 negra bragada Mala

1908 CUMPLIDA 161 negra bragada Superiorísima

1908 VENCEDORA 168 colorada Superior

1908 COQUINERA 172 negra Buena

Auténticas historias se han inventado alrededor de estas adquisiciones. Una de ellas relata el hecho de que en un viaje de Antonio a Sevilla en la Semana Santa de 1909, Ricardo Torres lo presentó con el marqués que según cuentan las lenguas de doble filo, tenía debilidad por el juego de cartas y las jugó con Antonio hasta perder una cantidad fuerte que aceptó pagar con las vacas que eligiera. Antonio, quien previamente y mediante quien sabe que tipo de artilugios convenció al mayoral para que le dijera cuáles eran los números de las mejores vacas de la ganadería.

Al cobrar el adeudo, dice se escogió las mejores a despecho del marqués por la traición del

mayoral.

Relación de las vacas que llegaron a San Mateo.

¿Leyenda? ¿Verdad? ¿Mito? ¿Mentira? ¿Anécdota?

¿Quién lo podrá saber?

El mismo Antonio Llaguno el 9 de marzo de 1913 presenta la primera reseña de las vacas nuevas españolas paridas. Se da por un hecho que en tales fechas nacieron los primeros Sanmateínos con que ha de comenzar a consagrarse la famosa ganadería.

Y no parece importarle otra cosa que sus toros en medio del constante peligro que significó la revolución, movimiento plagado de planes y con el que ostentó también esa misma bandera. Otro, muy suyo es el que emerge de sus propios sueños y anhelos de gloria vía el sacrificio, en aras incluso de perder y arriesgarlo todo.

Incansable, el ganadero envío el 15 de enero de 1911 un encierro a la plaza de toros "El Progreso" de Guadalajara siendo los espadas Rodolfo Gaona y Carlos Lombardini. Pero esos toros todavía no podían considerarse como puros. En todo caso, deben ser resultado de sus experiencias compartidas con Julián, a partir de 1899.

El movimiento revolucionario encontró en Zacatecas terreno para sus avances, bastante destructivos por cierto. Así por ejemplo, en la Sucesión de Da. Dolores González de Llaguno. Sucesión de D. Antonio Llaguno y Haza. Sociedad Hijos de Antonio Llaguno. Albaceazgo y administración de Antonio Llaguno González, 17 h. encontramos que para 1911 los asuntos agrícolas y ganaderos iban teniendo un demérito considerable debido a la situación anormal que había en el país. "El mes de julio de 1912 se practicó inventario de los bienes de la Sociedad durante los años de 1910 a 1912, produciéndole una actividad bruta de $41,108.10 cs., de los cuales hubo que deducir $30,900 que Antonio y Julián abonaron por intereses a sus hermanas María y Luz correspondientes al mismo periodo, resultando una utilidad líquida de $10,208.10 cs. que se repartió por partes iguales entre Antonio y Julián, quedándole a cada uno $5,104.05 cs. que fue la última utilidad obtenida en la sociedad "Hijos de Antonio Llaguno" y que recibió cada uno.

"Todos los semovientes y existencias pertenecientes a la hacienda de San Mateo se perdieron durante los años de la Revolución, desde julio de 1913 a Diciembre de 1919. San Mateo estuvo intervenida del 8 de junio de 1914 al 23 de noviembre de 1915 por las fuerzas revolucionarias y en ese tiempo el Gobierno Provisional de Zacatecas, dispuso de la mayor parte de los semovientes y existencias pertenecientes a San Mateo, de los pocos animales que quedaron al desintervenir dicha hacienda a fines de 1915, la mayor parte de ellos se los llevaron las fuerzas revolucionarias en los años de 1916 a 1919, al grado de que en 1919 no quedó ni un solo animal en toda la hacienda de San Mateo, así es que desde Agosto de 1913 tanto Antonio como Julián se dedicaron ya únicamente a estar defendiendo los mermados bienes de la sociedad".

No es extraño entender que el movimiento armado fue capaz de crear un orden de condiciones sociales muy amplio. En el norte del país, por ejemplo, los ejércitos

revolucionarios tuvieron una gran heterogeneidad;

la clase media rural (lo que aquí he considerado como dependientes) definieron sin embargo el movimiento norteño. No dudo que en Mezquite los dependientes desempleados se lanzaron a la revolución; sólo puedo agregar que los sirvientes, para entonces, no tenían ya escapatoria, ni fugándose más al norte del país ni "p'al otro lado".46

Las semejanzas entre Mezquite y San Mateo como ganaderías en cuanto tal no distan mucho, puesto que se ponen en práctica sistemas tan heterogéneos que no cuesta trabajo entender lo que pasaba con Miguel Rul y Azcárate así como con Antonio Llaguno y Haza, propietarios de aquellas haciendas.

El documento de la Sucesión de Da. Dolores González de Llaguno nos vuelve a

46 González Esparza, Ibidem., p. 61.

proporcionar datos donde, para los años centrales de la revolución y posteriores a esta se registraron algunos incidentes fatales en la hacienda de San Mateo, entre otros los siguientes:

1)Según decreto del 2 de marzo de 1917, el Ejecutivo del Estado de Zacatecas erigió en Congregación Municipal la Hacienda de San Mateo y en 3 de mayo del mismo año se logró que se derogara dicho decreto.

2)En 26 de marzo de 1917 pidieron Ejidos los vecinos de San Mateo y el 4 de febrero de 1919 les fueron negados por el presidente de la república Don Venustiano Carranza.

3)Se hace constar que por efectos de la Revolución, las propiedades del campo, bajaron muchísimo de valor y en particular las de la zona donde está ubicada la Hacienda de San Mateo por su proximidad a la sierra, pues desde 1914 no valía ya toda la hacienda de San Mateo ni sesenta mil pesos (...)

El apéndice No. 3 nos dará idea sobre la hacienda ganadera en Zacatecas. Las apreciaciones son de Víctor Manuel González Esparza quien publicó el interesante trabajo: "Una hacienda zacatecana durante el porfiriato" en la revista SECUENCIA, 5 del Instituto Mora.

Pero la revolución que había iniciado en noviembre de 1910 seguía devastando al país. Todas las existencias pertenecientes a la hacienda de San Mateo se perdieron durante el movimiento armado, desde julio de 1913 a diciembre de 1919. San Mateo estuvo intervenida entre 1914 y 1915 por las fuerzas revolucionarias y en ese tiempo el Gobierno Provisional de Zacatecas echó mano de todo cuanto se le puso por delante, así como de los pocos animales que quedaron al desocupar dicha hacienda a fines del año 15. La mayor parte de cabezas de ganado se las llevaron las fuerzas revolucionarias en los años de 1916 a 1919, al grado que en este año no quedó un solo animal en toda la hacienda de San Mateo, por lo que desde agosto de 1913 tanto Antonio como Julián se dedicaron exclusivamente a defender lo poco que quedó en pie.

Desde luego que esta no fue la puntilla al destino asegurado que, como ganadería de toros bravos mantuvo San Mateo gracias a la firmeza y vehemencia demostradas por Antonio

Llaguno en esos años cruciales de un México que se conmovió en todas direcciones por donde apuntaba el movimiento armado.

En los momentos de iniciada la ocupación de los ejércitos en Zacatecas, Antonio cuenta con el tiempo suficiente para seleccionar y trasladar a la ciudad de México un grupo de lo mejor de aquella sangre recién inyectada a su ganado: la del marqués del Saltillo.

Luego de instalar en la hacienda de Sotelo buena parte del ganado que recuperó, puso otra parte del ganado en su casa de Tabasco No. 338 de la colonia Roma. Durante varios meses mantuvo en custodia ese grupo de vacas y toros, e incluso vio nacer varios becerros. La hacienda de Sotelo fue escenario, para colmo de males de una ocupación zapatista. Estos se robaron algunos toros y vacas, (entre ellos VIDRIERO, LEBRIJANA y COQUINERA) que se los comieron y se fueron tan contentos como llegaron.

De nuevo la invención. Además de la citada casa-mansión de la colonia Roma, mencionan esas historias que Antonio contaba con otras casas, en la colonia Santa María la Ribera y en la calle de Sadi Carnot donde también fue a esconder -ante el acoso revolucionario- otro tanto de su ganado.

La capital del país se había convertido para el ganadero modelo en la meta por conquistar. Por eso desde el 12 de diciembre de 1912, la ganadería de San Mateo debutó con gran éxito, logrando desde aquella remota fecha y hasta nuestros días solo triunfos. A continuación los datos de 7 novilladas que le valieron cosechar un importante lugar que aún conserva. Veamos:

EL TOREO 12.12.1912 Rosendo Béjar, Ernesto Pastor y Bonarillo

EL TOREO 20.04.1913 Llaverito, El Serio e Ignacio Gómez

EL TOREO 30.08.1914 Manuel Muñoz, Ernesto Pastor y T. Santibañez

EL TOREO 01.10.1914 Lombardini, Fidel Díaz y R. Béjar

EL TOREO 10.01.1915 Alfonso Zambrano y Juan Silveti

EL TOREO 24.01.1915 Ignacio Gómez y Silveti

EL TOREO 07.02.1915 Zambrano y Silveti

Por eso todo esfuerzo es premiado tarde o temprano. La perseverancia de Antonio Llaguno por presentar más de las seis corridas que obligaba el reglamento de aquel entonces, le

permite obtener el 16 de febrero de 1915 el cartel con el que San Mateo se consolida como ganadería de toros bravos, pues apunta el dictamen:

En vista del escrito presentado al H. Ayuntamiento por los señores Antonio y Julián Llaguno, propietarios de la ganadería de San Mateo, pidiendo se declaren de cartel los toros de lidia de dicha ganadería, y por los datos adquiridos que adjunto, así como por haber cumplido con el reglamento vigente que exige para hacer dicha declaración es necesario que no hayan fallado en seis corridas, y como las efectuadas han pasado de seis, y en todas ellas han dejado satisfecho al público que concurre a esos espectáculo, presenciando la bravura y nobleza de esos animales, así como su bonita lámina y otras muchas cualidades que estiman los aficionados, pido al H. Ayuntamiento que apruebe la proposición siguiente: UNICA. SE DECLARAN DE CARTEL LOS MAGNIFICOS TOROS DE LA GANADERIA DE SAN MATEO, ESTADO DE ZACATECAS, DE LOS SEÑORES ANTONIO Y JULIAN LLAGUNO.-EL 16 DE FEBRERO DE 1915, EL CABILDO ACORDO: SE APRUEBE EL ANTERIOR DICTAMEN. FIRMADO.-EL SECRETARIO, A.J. LEON. RUBRICA.47

47 Guillermo Ernesto Padilla. Historia de la plaza EL TOREO. 1907-1968. T. I., p. 145.

Los colores rosa y blanco -divisa de los toros de San Mateo- ondean triunfantes desde entonces.

En los toros de San Mateo pre y post-revolucionarios queda grabada la marca de fuego que Antonio Llaguno supo imponer a pesar de los obstáculos que enfrentó, llámese invasión de sus tierras por el ejército constitucionalista o acomodo forzoso de ganado bravo escogido previa y rigurosamente, tanto en el rancho de Sotelo como en su casa de la colonia Roma.

Pérdida de algunas vacas y toros en el mismo rancho de Sotelo que se robaron y comieron los zapatistas o hasta lo ocurrido en aquel incidente en la plaza de Valparaíso, Zacatecas cuando un grupo de improvisados quiso torear a CONEJO, bravísimo Sanmateíno, cuya fiereza incomprendida acabó por provocar que los "diestros" terminaran liquidándolo no de una estocada; pero sí a balazos.

Más tarde y bajo una incertidumbre total regresó Antonio a Pozohondo, último reducto territorial que quedó en su poder, puesto que la hacienda de San Mateo comenzó a ser motivo de reclamaciones entre los vecinos quienes pelearon intermitentemente buscando un pedazo de tierra, mismo que prosperó hasta 1935 en que los ejidatarios lograron su objetivo.

Sin embargo el ganado quedó repartido entre las dos propiedades donde quedaron trescientas vacas de vientre y siete sementales, que constituyen el pie de simiente (ya consolidado y bajo el control del señor Llaguno) de esta importante ganadería, la que además tiene aguaje suficiente para las necesidades del campo. Se tienta a los dos años y medio, entre octubre y febrero, haciéndolo en las dos plazas con que cuentan.

Y si Antonio Llaguno en vida no permitió más que algunos toros para que se constituyeran unas cuantas ganaderías, su hijo José Antonio Llaguno García abrió las compuertas por donde fue arrojada al campo bravo mexicano la sangre Sanmateína la cual logró darle vida a más de un 85% de nuevas ganaderías, conservando todas ellas un sello distintivo que aun no se pierde. Al contrario, se consolida cada vez más bajo la custodia de sinfín de criadores que por supuesto imprimen a sus desvelos un propio criterio sin que esto ocasione la pérdida de la esencia misma de la sangre saltillo-San Mateo que corre por las venas de toros bravos mexicanos. Por fortuna la propia ganadería no ha desaparecido, recayó en otras manos, las del señor Ignacio García Aceves y más tarde en las del Arq. Ignacio García Villaseñor quien

pone también todo su empeño para que continúen sumándose a su historial nuevos y memorables triunfos.

La actitud de Antonio Llaguno no puede considerarse egoísta. En su época existe una competitividad que se da con las otras tres columnas vertebrales del toro bravo en nuestro país: Atenco-San Diego de los Padres, Santín (familia Barbabosa). Piedras Negras, Coaxamaluca y La Laguna (familia González) y La Punta-Matancillas (Francisco y José Madrazo).

Hasta aquí, dos son los grandes acontecimientos de esta historia:

Primero. La personalidad y carácter de Antonio Llaguno, gente de pocas palabras y sí de hechos contundentes para lograr lo que se propuso: una verdadera hazaña de la ganadería brava mexicana. Era un hombre muy orgulloso, de personalidad definida y buscando siempre ser un triunfador en todo aquello donde pusiera su atención.

Segundo. Los aspectos particulares en que radica la influencia de Ricardo Torres en el

marqués del Saltillo y luego la presencia de Antonio Llaguno para que buena parte de la actual ganadería se sustente en valores genéticos y de fenotipo que hacen del toro mexicano fácil de distinguir por su estampa, juego y bravura. Sobre todo, pensando en la gran influencia que ejerció en un principio el "Bomba" pensando que este torero, junto con Rafael González Machaquito se involucraron en el gran escándalo de los "miuras", sabiendo que dichos espadas impusieron condiciones al empresario de la plaza de Madrid, Indalecio Mosquera y, en tratándose de lidiar "miuras" era cuestión de ascender los emolumentos, porque dichos toros eran más difíciles de torear y en consecuencia acarreaban más peligro.

La petición fue rechazada y el desacuerdo obligó a ambos toreros a alejarse por algún tiempo de tan importante plaza. Lo demás, fue comidilla del día entre la afición. Y es que después de los carriquiris o zalduendos estaban los toros del marqués del Saltillo que por su constitución y anatomía, algo reducidas con respecto a la caja desarrollada en toros de otras ganaderías, significaba hacerlos menos. Tal desaire le vendría bastante bien a la evolución de la ganadería de toros bravos en México pues nunca se pensó en el engrandecimiento que se alcanzaría con la incorporación de sangre tan importante como la de Saltillo.

Este hecho no es una novedad con Ricardo Torres y Antonio Llaguno. Ya se había dado desde los momentos en que Luis Mazzantini actúa en nuestro país a partir de 1887. Luego de los acontecimientos del 16 de marzo de aquel año, cuando tras una tarde desastrosa en la que el guipuzcoano intentó lidiar mansos de Santa Ana la Presa, sucedió la debacle, fue la "noche triste" para el espada quien prometió jamás volver a México. Pero por consejo de Ramón López regresó meses más tarde. A partir de esos momentos, su presencia significó el origen de un caldo de cultivo idóneo para el cambio de interpretación en el toreo, puesto que México teniendo ya simiente española proporcionó un toro para el gusto de los hispanos, un toro que los propios ganaderos de allende el mar no pudieron encontrar en sus tierras. Por eso es que en nuestro país se dió una señal importantísima: la de la modernidad taurina que desde luego fue compartida por la evolución adquirida en España; misma modernidad que preparó a un gran torero como lo fue Rodolfo Gaona. En aquellas épocas el toreo era una expresión profundamente aguerrida y la estética apenas perceptible. Sin embargo muchas

figuras de principios de nuestro siglo se fueron dando cuenta que los toros también les podían permitir otro tipo de lucimiento y comenzaron a practicar nuevas formas que fueron causando buena aceptación entre los aficionados. Por eso es que todo ello permitió la consolidación del toreo universal, y la de San Mateo en particular. Poco a poco toreros españoles se integran al ambiente mexicano y entablan amistad con ganaderos como el de San Nicolás Peralta Ignacio de la Torre Mier y Diego Prieto Cuatrodedos Piedras Negras,

Carlos González Muñoz con Antonio Montes y Antonio Fuentes, Ricardo Torres y Antonio Llaguno en San Mateo. Más tarde Juan Belmonte y Marcial Lalanda con los hermanos Madrazo, en la Punta.

Fue en 1887 en que se trajo ganado de lidia español a nuestro país, el cual se utiliza de dos formas:

Una directamente para ser lidiado. La otra como simiente. Entre los primeros diestros en fomentar tal operación están Diego Prieto "Cuatrodedos" y Luis Mazzantini. Seguramente encontraron un evidente descuido en la selección y crianza del ganado nacional, como es el caso concreto de los supuestos toros de Santa Ana la Presa que se jugaron el 16 de marzo de 1887 en la plaza San Rafael por Luis Mazzantini quien fue protagonista de tan accidentada corrida. Probablemente el resto de las ganaderías mostraba algún índice de bravura, pero aún así no se prestaba para las nuevas manifestaciones propias de aquella nueva tauromaquia depositada en México, fértil terreno para extender aquel concepto de la modernidad. Por tanto la tarea de refrescar la sangre brava mexicana se significó como una necesidad que pronto diera los frutos para concretar el logro de las aspiraciones.

Dice Filiberto Mira

El resumen de la evolución de los encastes se sintetiza en España con el prevalecimiento del de Vistahermosa (esencialmente en la veta de Arias de Saavedra que da lo murubeño) sobre los demás de las diversas razas. Respecto a México el resumen se condensa con el predominio de la otra gran vertiente de Vistahermosa, cual es la que llega a Saltillo a través de Picavea de Lesaca.48

Puede decirse que si la sangre de Saltillo ya es de por sí un ejemplo del coeficiente de nobleza, en México dicho factor fue rebasado "aun antes que se lograra en muchas vacadas

48 Filiberto Mira. El toro bravo. Hierros y encastes, p. 286.

españolas" (nos vuelve a decir F. Mira). En ello pudo haber influido: clima, pastos y forma de crianza así como el criterio de los ganaderos, un criterio que más bien se podría interpretar como el sello de su propia sensibilidad.

La aprehensión más sólida que ocurre con la sangre de Saltillo va a darse a partir de la fusión amistosa de Ricardo Torres y Antonio Llaguno; el uno torero, el otro, ganadero en búsqueda del ganado ideal para el ejercicio y arte de torear.

Los toreros españoles se compenetraron tanto en la ganadería que, a base de elecciones y de correcciones afinaron el estilo de muchas de ellas y hasta la liquidación de otras tantas, en aras de lograr un acomodo técnico y estético, concibiendo el término acomodo en lo que significa desde su raíz misma.

Existen detalles tan significativos como que los toreros españoles recién llegados a México por el puerto de Veracruz, descansaban más tarde en ganaderías tlaxcaltecas y del estado de México, donde además iniciaba su entrenamiento y su acercamiento con el ganado bravo mexicano. En aquellas ocasiones debe haberse establecido un importante juicio de valores sobre el juego que proyectaba el ganado mexicano hacia la forma de opinar por parte de los toreros españoles quienes también pudieron influir en dar una serie de condiciones que moldearan el estilo de aquellos toros.

Volviendo con la intervención que Ricardo Torres tuvo en Antonio Llaguno fue posible que se consiguiera el perfil de un toro apto para faenas hoy recordadas por famosas e históricas a manos de casi toda la torería mexicana y de muchos otros españoles en este siglo XX.

En seguida de que se reanudaron las corridas de toros a causa de la prohibición que durante casi 20 años privó del espectáculo a los aficionados capitalinos, fueron lidiados los primeros toros españoles: ARRIBAS HERMANOS y ZIGURI 2 toros cada una y D. JOSE MORENO P. un toro mismos que se lidiaron en la plaza COLON el domingo 15 de mayo de 1887.49

49 Heriberto Lanfranchi. La fiesta brava en México y en España. 1519-1969. T. I., p. 200-1. PLAZA "COLON".Domingo 15 de mayo de 1887, Beneficio de Diego Prieto "Cuatro Dedos". 3 toros españoles (2 de Arribas Hermanos y 1 de D. José Moreno Plata) y 4 mexicanos (2 de Cieneguilla y 2 de Basurco) para Diego Prieto "Cuatro Dedos" y Juan Moreno "El Americano". (Primera vez que unos toros españoles, traídos especialmente de Andalucía, fueron lidiados en México.

Los primeros saltillos se jugaron en la misma plaza de COLON el 8 de enero de 1888.50

"Cuatro Dedos" había mandado comprar seis animales pero al legar a México, dos de D. Anastasio Martín fueron vendidos para sementales de las ganaderías de Tepeyahualco y Comalco, y uno de D. José Moreno Plata murió a los pocos días de haber sido desembarcado en Veracruz, pues enfermó durante la travesía y su estado se agravó al pisar suelo mexicano. Fue por eso que sólo tres toros españoles pudieron ser lidiados).

¡Un lleno total! Asistieron a la corrida el general Porfirio Díaz y su señora esposa.

La lidia de los dos primeros toros, de Cieneguilla, fue muy mala y los dos matadores fueron apostrofados por los espectadores, los cuales, sin embargo, pensaban que al ser lidiados los toros españoles todo cambiaría en el ruedo. ¡Qué equivocados estaban! Cuando salió al redondel el primer toro español, "Espabilado" de nombre, de la ganadería de Arriba Hermanos, y los toreros vieron que se trataba de una imponente mole de carne, muy bien armada y con cara seria, el pánico se apoderó de todos ellos. La arena se convirtió en un campo de batalla y quedó sembrada en pocos momentos de garrochas, caballos, castoreños, monteras, capotes, etc., mientras que los toreros de a pie, sudorosos y pálidos, daban capotazos sin ton ni son y corrían desaforadamente de un lado para otro. "Cuatro Dedos" trató de calmar a sus huestes y dio el ejemplo con la muleta, con algunos pases dados con cierta quietud; pero el toro embestía con tal rapidez, que él también acabó por perder la cabeza. El público, impresionado por la bravura de la res, pedía a gritos que fuera indultada, la autoridad no accedió a ello y "Cuatro Dedos", completamente azorado como los demás, empezó a picotear al bello animal de cualquier manera. Seis pinchazos horribles y otras tantas estocadas defectuosísimas necesitó para que el toro al fin dejara de perseguir sin tregua a los conturbados lidiadores y fuera a refugiarse cerca de las tablas, donde tuvo que intentar el descabello casi una docena de veces antes de acabar con él definitivamente. La gritería era tremenda y beneficio o no beneficio, "Cuatro Dedos" fue insultado por los iracundos espectadores durante bastante tiempo.

Tan mala o peor fue la lidia del siguiente toro "Cucharero", de D. José Moreno Plata, aunque no tuvo ni la impresionante catadura ni la bravura del anterior. Sin embargo, "El Americano" no quiso ser menos que Diego Prieto y lo asesinó alevosamente de una estocada en el cuello que salía por un brazuelo, y la bronca también fue mayúscula.

Algo se desquitó "Cuatro Dedos" en el 5o., "Confitero", de Arribas Hermanos, con cuatro pares de banderillas al cuarteo, monumentales, que le fueron largamente ovacionados; pero con la muleta volvió a su desaforado baile y con el estoque convirtió al bravo y desgraciado animal en picadillo ambulante, mientras los espectadores se preguntaban el porqué la autoridad no ordenaba que el martirizado cornúpeta fuera lazado y rematado por el puntillero y armaban la de San Quintín en los tendidos. No destruyeron la plaza, probablemente por estar presente el Presidente de la República, pero ganas no les habrán faltado a muchos para organizar un alboroto como el del miércoles 16 de marzo de ese año en la plaza "San Rafael"... y no era para menos.

La lidia de los dos toros de Basurco, que con toda seguridad habían sido comprados por Diego Prieto en el rastro de la ciudad, y que fueron mansos perdidos, ilidiables y que mientras estuvieron en el ruedo no dejaron ni un momento de barbear las tablas, acabó con la poca paciencia de los espectadores; pero la bronca no pasó a mayores y al doblar el último de la tarde, todos abandonaron la plaza muy desilusionados y disgustados por el infame espectáculo que acababan de presenciar, aunque, eso sí, emocionados por la bravura y el trapío de los desperdiciados toros españoles.

50 Op. cit., p. 206. PLAZA "COLON".- Domingo 8 de enero de 1888. Beneficio de Luis Mazzantini. Seis toros españoles de la marquesa del Saltillo (3) y de don Diego y don Pablo Benjumea (3), para Luis Mazzantini (solo) ¡Magnifica entrada!

Los toros: los seis fueron muy buenos y se dejaron torear, excepto el primero y el cuarto que llegaron con resabios a la muerte.

1o.-"Respetao" (Saltillo) 2o.-"Estudiante" (Benjumea) 3o.-"Pardito" (Saltillo) 4o.-"Pezuñero" (Benjumea) 5o.-"Sevillano" (Saltillo) 6o.-"Rebeanito" (Benjumea) (Todos fueron de pinta castaña, más o menos oscura, y estuvieron muy bien armados).

Luis Mazzantini. ¡Su mejor tarde en México! Hizo buenas faenas de muleta a los seis toros, sobresaliendo su quinto trasteo, que convenció hasta a sus detractores. Con el acero estuvo a la altura de su fama y necesitó de dos pinchazos superiores, seis estoconazos y un descabello para despachar el encierro. Clavó banderillas en el tercer toro, dos pares de cortas y dos pares de largas, y lo hizo muy bien.

Brindó el tercer toro a Ponciano Díaz, que estaba de espectador en el tendido, y al concluir la lidia lo obligó a que bajara al redondel y le dio un prolongado y efusivo abrazo, correspondido por el diestro mexicano, que

desmintió así que existiera enemistad profunda e irreconciliable entre ellos. El gesto fue muy apreciado y todo el público, de pie en los tendidos, les tributó ensordecedora ovación.

Además: LA BANDERILLA. México, Año I, Lunes 9 de enero de 1888, número 9. Crónica de VERIDICO. Toros, tres de la ganadería del Marqués del Saltillo y tres de los Sres. Benjumea. Cuadrilla, la de Luis Mazzantini. Picadores de tanda, Agujetas, Badila, Sastre y Cantares. Hora de dar comienzo, las tres.

Rompió plaza RESPETAO, número 2, del Saltillo, castaño aldinegro, meano, buen mozo y bien armado. Tomó seis varas de los de tanda, destemplando dos arpas.

Salió por delante Regaterillo con un par de frente, después de dos magristrales salidas falsas, y terminó Tomás con uno al cuarteo, previa una salida.

Luis tomó los trastos y después de brindarlo por México, España y por las mujeres bonitas que se encontraron en la plaza (pobres feas) se fue á su enemigo, empleando una corta faena para dos pinchazos en su sitio y una estocada honda á volapié que hizo polvo al RESPETAO. 2o. ESTUDIANTE, de Benjumea, negro, cornipaso y astifino, se acercó siete veces á los caballos, destripando uno, y ocasionó un tumbo dando lugar á Luis de probar su valor y conocimientos en un quite. Regaterín colocó un par bueno y otro caído, previa una salida falsa saliendo por pies y tomando el olivo. Galea una salida quedándose sin toro, para un par superior.

Luis brindó la suerte al público de sol, despachando á la fiera con una estocada á un tiempo después de una lucidísima faena en la que sobresalieron un pase de pecho y uno cambiado. ¡Bravo! ¡Gran ovación!

3o. PARDITO vió la luz en Saltillo y fue castaño claro, bragado, rebarbo, de pies, cargado y voluntario. Se tragó cinco varas hiriendo una sardina. Luis tomó los palos, y con la elegancia que le es característica dejó dos pares cortos y dos grandes, soberbios los cuatro, arrancando la moña con el último palo. En seguida y una vez dada la señal, tomó los avíos brindando la suerte á Valentín y Mateíto que en una lumbrera presenciaban la corrida. Estas fueron sus palabras: "Brindo por Uds., porque lleguemos á España sanos y salvos y con dinero".

Se fue a su enemigo, y empleó lucida, regia faena para un pinchazo bien señalado y un monumental volapié, terminando con un descabello á pulso al segundo intento. 4o. PEZUÑERO, de Benjumea, Castaño oscuro, careto y astillado; se acercó cuatro veces a los caballos dejando dos fuera de combate. Tomás, dos salidas falsas para un par de frente y uno á la media vuelta; Regaterillo una salida para dos medios pares.

Luis, previos nueve pases afianzó á la res con una corta, una á volapié en las tablas y otra hasta la bola. Palmas.

Una vez despejado el coso, Luis sacó á Mochilón que sigue enfermo del brazo que se quebró en la plaza de Colón, al meterse en un burladero por venir perseguido por el toro. El público entusiasmado por esta acción del beneficiado, arrojó al herido una regular cantidad de dinero que pasa de cuatrocientos pesos, tributando á Luis una espléndida ovación.

5o. SEVILLANO, de Saltillo, castaño, ojo de perdiz, corniabierto, cargado y de pies. Fue acariciado once veces por los de tanda, sacándoles el menudo á dos pencos. Ramón López al torear de capa fue arroyado y se salvó únicamente por haberse dejado caer á los pies de la fiera que pasó sobre él, Mazzantini muy oportuno al quite.

Entre Galea y Regaterín pusieron cinco magníficos pares.

Luis brindó la suerte al popular y simpático diestro mexicano, Ponciano Díaz. Empleó doce pases para un pinchazo, una corta y una estocada á un tiempo.

Ponciano desciende al redondel saludado por los vivas y palmadas del entusiasta público y da un prolongado abrazo al diestro español: aquí rayó en delirio el entusiasmo, y los gritos de ¡Viva México! ¡Viva España! se confundieron; la arena se convirtió en un inmenso mar de sombreros y puros; algunos sensibles derramaron lágrimas, se conmovieron y...... ¡la mar!

6o.REBIANITO de Benjumea, castaño, bien puesto, duro, de poder y de pies. Los de tanda pusieron doce varas, en cambio de grandes caídas y tres aleluyas sin menudo. ¡El gran quite de Luis! ¡Bravo! si no ha sido por él, hubiéramos tenido el disgusto de presenciar una desgracia. Palmas y dianas.

Ramón y Corito pusieron cuatro buenos pares y Luis se encaró con su enemigo que se colaba de una manera conmovedora, visto lo cual, y obrando según debía, lo afianzó con un mete y saca que hizo morder la tierra al colador

RESUMEN

EL GANADO. Bueno en lo general, sobresaliendo los dos últimos toros. El lidiado en cuarto lugar fue muy

El nombre de Saltillo vuelve a aparecer en los carteles durante la temporada de 1896-97 en la plaza de Bucareli (aun y cuando solo se haya lidiado un solo toro).

La presencia de Saltillo a partir de 1887 adquiere una resonancia que se suma al hecho mismo de la reanudación de corridas de toros en el Distrito Federal. Es decir todos los elementos para una nueva época confluyen en un punto para lograr cambios radicales en el quehacer taurino de México. La sangre de Saltillo vino a demostrar poco a poco que sus condiciones en la lidia eran las propicias para el toreo que practicaban diestros españoles, acostumbrados al juego de toros de diversas ganaderías y en el cual era necesario sobreponerse al exceso de bravura, casta, fuerza que seguramente no les permitía un lucimiento más que aguerrido. Esta sangre en nuestro país pasó por un proceso de depuración que fue lográndose poco a poco, proceso que en cada nueva generación de toreros se iba moldeando más para dar como resultado el logro de lo artístico por encima de lo estrictamente técnico, imprescindible siempre en cualquier faena que desde luego no se perdió. Mejoró la expresión de arte y en este sentido, la ganadería de San Mateo ya consolidada como tal permitió ese concepto que fue dando como resultado el lento pero seguro alejamiento de las formas primitivas del toreo a pie -que por ningún motivo soslayamos, pues pertenecieron a su época- tanto como el feliz arribo del arte de torear en su expresión contemporánea.

Durante los años de la revolución Antonio Llaguno como muchos otros ganaderos, hicieron un esfuerzo sobrehumano por reponerse y en seguida de pasar el trago amargo, reiniciaron actividades en sus dominios. Luego del envío de sus 7 novilladas a la capital, entre 1912 y 1915 vuelve a saberse de San Mateo cuando Juan Silveti torea 4 bureles en el estado de Morelos la tarde del 12 de octubre de 1919. Más tarde y de nuevo en el Toreo -cuando se reanudan las corridas tras la prohibición impuesta por Venustiano Carranza (de 1916 a blando.

LUIS MAZZANTINI. A la altura de su fama; y con esto ya se dijo todo. BANDERILLEROS. Bien; sobresaliendo Regaterillo, Regaterín y Galea. PICADORES. Bien PRESIDENCIA. Acertada. SERVICIO DE PLAZA Y CUADRAS. Bueno. TARDE. Lluviosa y fría.

1920)- se presentan dos corridas más que la alquimia y la custodia de Antonio son los intentos por proteger y demostrar algo que no estaba destinado a perder.

Sus esfuerzos fueron notables ya que si tomamos en cuenta el grupo de corridas que se lidiaron en la capital e interior del país, el número de los mismos es importante durante los años de 1915 a 1922; los que son precisamente revolucionarios. Veamos.

PLAZA FECHA C A R T E L

EL TOREO 10 de enero de 1915 Zambrano y Silveti

EL TOREO 24 de enero de 1915 Ignacio Gómez y Silveti

EL TOREO 7 de febrero de 1915 Zambrano y Silveti

MORELOS 12 de octubre de 1919 Silveti

GUADALAJARA 4 de abril de 1920 Lombardini, Garrido y Corcito

EL TOREO 16 de mayo de 1920 Silveti y Corcito

EL TOREO 6 de junio de 1920 Gaonita y Silveti

AGUASCALIENTES 21 de abril de 1921 Zapaterito y Sánchez Mejías

SAN LUIS POTOSÍ 5 de marzo de 1922 Juan Belmonte y Zapaterito

MONTERREY 7 de mayo de 1922 Juan Belmonte y Zapaterito

Si se hace un recuento de estas 10 corridas, son 49 los toros que se lidiaron. Entonces ¿donde pastaron? ¿Los tuvo don Antonio a salvo en algún lugar secreto antes de enviarlos a las plazas, o anduvieron de la ceca a la meca?

Por lo menos 5 de ellos resultaron de bandera. Además el señor Llaguno aplicaba celosa vigilancia para con su ganado, quedando fuera de su custodia hasta los momentos en que los toros saltaban a la arena.

Durante esos primeros años la relación Juan Silveti con San Mateo es muy fuerte. Son 7 las corridas y 21 los toros lidiados. Para los principios de la ganadería esto es muy significativo. Desde su presentación como torero, "el meco" siempre proyectó una línea evidentemente guerrera, en nada parecida a la que demostró por ejemplo Rodolfo Gaona. Pero ambos toreros ya estaban contenidos en esa nueva etapa del toreo moderno. Son en todo caso parte final de la época concebida bajo la influencia del Guerra y continuada por Machaquito, Vicente Pastor, Juan Belmonte e incluso por Joselito. Ingresan , junto con San Mateo como ganadería a la génesis del nuevo movimiento que hoy en día disfrutamos en un toreo depurado, estético e incluso exacto.

Antonio fue consciente de su papel como ganadero y a partir de febrero de 1915 -al obtener el cartel- es reconocido por la afición y la prensa, lo cual le permite ganarse un lugar privilegiado entre los ganaderos. Por cierto, comparte sus inicios con viejos hacendados, reminiscencias porfiristas -como ya hemos dicho-, pero ganaderos con afición. Los señores Barbabosa, José María y Carlos González Muñoz, Benjamín Gómez Gordoa, Ignacio de la Torre Mier, entre otros.

En esa primera época para San Mateo, la competencia con ganado español no fue cosa menor. Muchas temporadas equilibraron su balanza con encierros nacionales y españoles, pero San Mateo conquistaba triunfos permanentemente. Uno de ellos causó revuelo y significación muy especial. Fue la tarde del 23 de marzo de 1924, cuando Rodolfo Gaona,

poco afecto a las manifestaciones donde no estuviera de por medio la calidad, pidió a Antonio Llaguno dar la vuelta al ruedo en su compañía, luego de haber salido a la arena dos excelentes toros Sanmateinos, uno de ellos llamado QUITASOL que fue para Gaona y del que, a pesar de 3 pinchazos, obtuvo las orejas y el rabo. Mismos apéndices fueron para el español José Roger Valencia al inmortalizar a MONTERO. El hecho excepcional es que Rodolfo en toda su vida torera, al invitar a Antonio Llaguno, fue al único ganadero con quien compartió las palmas y el tributo de la afición.

Mientras tanto, la vida transcurre en México y el ascenso de la ganadería zacatecana adquiere nuevos sentidos de intensidad.

ANTONIO LLAGUNO CON RODOLFO GAONA Y MANUEL JIMENEZ "CHICUELO"

Dos acontecimientos notables iluminan esta parte de la historia que San Mateo como ganadería acumula desde sus mismos orígenes. Las tardes a que nos referimos son la del 23 de marzo de 1924 y la del 25 de octubre de 1925. Esa tarde de fresca primavera, Rodolfo triunfó con dos toros Sanmateinos: Quitasol y Cocinero. Apunta Guillermo E. Padilla:

Con el primero, un berrendo en cárdeno muy bonito, que resultó noble, alegre y claro, realizó el Indio una faena clásica en la que ligó seis maravillosos pases naturales que causaron tal delirio, que, a pesar de haber pinchado hasta en cuatro ocasiones, se le otorgaron las dos orejas y el rabo. En su segundo, bravo, con pujanza y nervio, el cual había brindado al ganadero don Antonio Llaguno, consumó otro faenón que coronó con soberano estoconazo, haciéndose acreedor a nuevo corte de apéndices entre el frenesí de la multitud. En aquella ocasión Rodolfo tuvo la deferencia de compartir su triunfo con el señor Llaguno, a quien sacó al ruedo para que recibiese el homenaje por la bravura de sus pupilos.

Además fue la primera y única vez en vida como torero que Rodolfo Gaona se acompañó de un ganadero para compartir con él las palmas de los aficionados. Y es que Gaona

les andaba a los toros, pero no sólo en banderillas -en lo que fue insuperable-, también con la muleta. No sólo para ir al toro o para citarlo, sino dentro del desarrollo de la faena, para mantener la reunión entre suerte y suerte, en el enlace de ellas. Andándole, recolocándose sobre la marcha, siempre armónicamente. Por supuesto, en los toros en que se acomodaba y en sus momentos felices, como todo artista. (Palabras de José Alameda).

Allí está el resultado trascendente del arribo maravilloso de la fuerza eje del toreo moderno, que parte con Gaona y San Mateo.

Carlos Quiróz MONOSABIO entendió ese tránsito a la modernidad. Del mismo acontecimiento en el que Rodolfo Gaona y Antonio Llaguno son protagonistas, dejó una serie de testimonios escritos que ahora me propongo citar y comentar. Su artículo apareció publicado ocho días después de la hazaña mayor del "Indio grande" en el UNIVERSAL, en su número 2716, cuarta sección, pág. 4 del 30 de marzo de 1924. De su serie de artículos PAGINAS TAURINAS DE MONOSABIO se refiere a las faenas de COCINERO Y QUITASOL apostando ¿CUAL DE LAS DOS? fue mejor, mismo que, en el apéndice No. 4 será reproducido íntegramente.

Han pasado ocho días y aún se comentan las faenas que Gaona realizó con los toros "Quitasol" y "Cocinero", de la ganadería de San Mateo. Todavía no nos hemos puesto de acuerdo acerca de cuál de ellas tuvo mayor mérito.

De una y otra hace un acertado balance, primero sobre las condiciones de los toros y luego sobre las faenas a cada uno. Si QUITASOL fue sosote, trotando al hilo de las tablas, pero atendiendo al llamado del matador; COCINERO acometió con más nervio y tuvo más poder, amen de llevar la cabeza suelta.

Para MONOSABIO fue mejor el trasteo de COCINERO que el de QUITASOL, en cuanto a poderío se refiere, pero de mayor elegancia estética la de este sobre aquel.

Sí: porque todos vimos que al cuarto muletazo "Cocinero" que empezó achuchando y revolviéndose codicioso, estaba con la lengua fuera, muy quieto y permitió que el leonés le volviese la espalda, cual si ya lo considerase enemigo insignificante.

Al primero que fue QUITASOL le ligó los famosos seis naturales, sin perder terreno en ninguno, haciendo que el bruto girase en torno al diestro. "Seis pases naturales que en realidad constituyeron uno sólo: en redondo y que fueron rematados con el clásico pase de pecho, complemento obligado del pase natural. Seis pases en los que el diestro sujetó al toro para que no saliera de la muleta".

Sin embargo con COCINERO el Gaona poderoso y torero no escapó de la línea a que estaban acostumbrados los aficionados de entonces, misma generación que en poco tiempo atestiguará una transición importantísima: la del arribo del toreo moderno en su más acabada expresión.

Enseguida Carlos Quiróz no deja escapar la oportunidad de mencionar a una prensa que

se encargó en todo momento de enquistar las faenas del "Califa". Detrás de sus comentarios se revela un conflicto sostenido con VARETAZO, PUNTILLERO y el Dr. Carlos Cuesta

Baquero ROQUE SOLARES TACUBAC, redactores en aquel momento de la revista EL UNIVERSAL TAURINO. Luego que se ventiló el lío de marras, saliendo el grupo de los tres ya mencionados, MONOSABIO, junto con Rafael Solana aparecerán de nuevo al frente de la publicación semanaria.

Lo fundamental en el conflicto lo asienta Quiróz diciendo: "Hay quienes reprochan al Califa el poco clasicismo que empleara al torear a "Quitasol".

Porque faena clásica lo era ya la de Gaona con los seis pases y el de pecho, de haberse

tirado a matar. Era como seguir a pie juntillas el modelo y la tradición impuesta por CHICLANERO. Pero no todos estaban a favor del clasicismo. No bastaba con que un doctrinal taurómaco impusiera ideas a poco más de treinta años de haberse escrito los de Sánchez de Neira o el de Fernández de Heredia.

Y es que no podemos olvidar la presencia casi divina que ejercieron en la crónica: Sánchez de Neira, Peña y Goñi, Leopoldo Vázquez e incluso, Carlos Cuesta Baquero quienes influyeron con sus ideas en una época sustentada en valores como: Rafael Molina "Lagartijo", Salvador Sánchez "Frascuelo", Rafael Guerra "Guerrita" o Ponciano Díaz. Esa idea en la época de oro, con Gaona, Belmonte y "Joselito" era vigente, pues tal trilogía es la heredera directa de la generación ya señalada. Pero -ya en México- la incompatibilidad es total bajo el reinado de "Armillita", Balderas, Solórzano, Garza, "El Soldado" o Silverio Pérez. Todos ellos son miembros de una generación nueva, distinta, como el toro nuevo y distinto que Antonio Llaguno está aportando a la fiesta de toros en nuestro país.

Pero en medio de tanta disquisición, -seguimos con los apuntes de MONOSABIO"tenemos que concluir perfectamente convencidos: (Gaona) es un maestro".

Al prolongar su clasicismo aprendido de "Ojitos" -su maestro-, buscó no caer en monotonía. De aquí que sus hazañas fueran todas distintas. Y la faena de "Quitasol" en nada se pareció a la de "Cocinero".

Si los dos toros eran igualmente nobles y faltos de respeto, como se dice por allí, cualquier otro lidiador los hubiese toreado con el mismo procedimiento, hasta hacer creer que era uno mismo.

Después de tan sesudos análisis, pasó a comentar un detalle por demás significativo: el tamaño de los toros, tomando como escudo protector un verso de Jorge Manrique que un cierto aficionado a los toros lo utiliza como recurso permanente: Todo tiempo pasado, fue mejor.

Porque la corrida de San Mateo fue una corrida terciada, adelantada, aunque los dos últimos toros del encierro hayan sido los más pequeños. En general, fueron terciados, no chotos, como dicen.

Y sin que yo pretenda hacer el elogio de los toros chicos, -dice MONOSABIO- sí debo

recordar que no sólo los toros grandullones saben dar cornadas, ni son los que mayores dificultades ofrecen a los lidiadores. A menudo los chicos y escurridos de carnes tienen más ligereza y nervio que los regorditos y corpulentos. Tenemos un caso reciente: Los toros de San Mateo lidiados en la corrida a beneficio de la Casa de Salud del Periodista. El más corpulento y en mejor estado de carnes, fue el "Silveti", toro bravísimo y de nobleza ideal, que se dejó hacer cuanto quiso el "Hombre de la regadera". Y el de menos libras, pero con mucho poder y nervio, fue el más pequeño: el "Facultades", aquel que ya con todo el estoque hundido en lo alto y listo para que de él diera cuenta el puntillero, se levantó y persiguió a Paco Peralta de tercio a tercio, y por poco le echa mano.

"Relojero", de Piedras Negras, el bicho que cogió a Nacional, no fue un toro grande. Nacional toreó a muchos otros de mayor respeto, y el que le atravesó un muslo fue el de menor tipo... Y, se explica: todos traen cuernos y sangre; y las cornadas no las dan con los años, sino con lo que llevan en la cabeza.

Siempre, es costumbre inveterada que quienes han conocido otros tiempos se entreguen a lanzar suspiritos de monja, añorando aquellas épocas en que veían lidiar reses con los cinco años cumplidos, con muchos kilos sobre el lomo y con pitones kilométricos.

Y lo creen como lo dicen. Están convencidos de que conocieron algo mejor de lo que nos sirven hogaño.

Hace veinte años yo escuché los mismos suspiros. Entonces se envidiaba a nuestros abuelos, que no vieron lidiar chotos.

En aquellos tiempos, yo ví a Mazzantini lidiar seis becerros del Cazadero, muy bravos, por cierto; y con ellos Don Luis y Villita dieron la más lucida tarde de aquella temporada.

En la extinta plaza "México", Minuto y Fuentes, torearon seis ratitas de Saltillo, noblotas y bravas. Fue corrida brillantísima y fue entonces cuando Antonio ensayó la suerte de recibir, con el cuarto.

A Mazzantini, a Lagartijillo y a Fuentes, yo los ví lidiar la primera corrida de Piedras Negras, con cruza española. Fueron seis bichos pequeños y de asombrosa bravura.

¿Bueyes? En aquéllas épocas pretéritas se lidiaban a pasto. Pocas veces escapaban los toros del Cazadero sin ser quemados. Atenco estaba por los suelos. Dígalo aquella bronca de la segunda corrida de Reverte. Cuando Reverte volvió a torear en la plaza "México", domingo a domingo, se las veía con mansos, sacudidos de carnes y mal encornados de San Diego y de Santín.

En cambio, a últimas fechas y a partir de las corridas que se dieron en Tlalnepantla, han menudeado los toros bravos en todas las ganaderías. Hemos visto bravura ejemplar en algunos bichos de Atenco y San Diego de los Padres, de Piedras Negras, La Laguna, Zotoluca, Coaxamaluca, y San Mateo.

Y, si ayer Tepeyahualco presentaba corridas de soberbio trapío, hoy La Laguna nada tiene que envidiarle.

En el beneficio de Gaona, Atenco mandó una corrida grande, brava, gorda y de largos pitones. De San Diego este año hemos visto una corrida muy dura, y de San Mateo una con un nervio que no conocieron nuestros padres.

Sin embargo, los abuelos repiten su vieja cantilena.

¡Ah, aquellos tiempos!...

Suspiran por los días en que también se lidiaban mansos, y chotos, como ahora y como siempre.

Jorge Manrique lo dijo:

Cómo a nuestro parecer

Cualquier tiempo pasado

Fue mejor.

Pero estar repitiendo tonterías, resulta una necedad.

Aquí está la esencia del pensar de Carlos Quiróz. La influencia de una tradición a veces se

vuelve una pesada losa para muchos aficionados, quienes rechazan el comportamiento que se da en su propio presente, por lo que renuncian a las innovaciones y se quedan comulgando con un pasado lleno de utopías. La lucha draconiana y vacía que a veces manifiestan los aficionados a los toros se da mientras sucede frente a ellos un cambio que, a pesar de su rechazo lo siguen fomentando al acudir a la plaza. Y los toros de San Mateo son efecto de un cambio necesario, un cambio que, como ya hemos visto, está imponiendo

Antonio Llaguno, primero para depurar y mejorar la ganadería brava; segundo, con su esfuerzo participar en el perfeccionamiento que requiere el arte y la técnica del toreo. Ambos conceptos no pueden quedar encasillados en un pasado, en todo caso, en una tradición que es permanente transitar por los siglos de su presencia entre las culturas -española y mexicana- que la han hecho suya.

Un cronista como Verduguillo era consciente con su propio tiempo, dándose cuenta de que no podía seguir rindiéndose ante un pasado taurino que se diluía lentamente entre recuerdos. Reconoce en Antonio Llaguno a un hombre moderno -para su época- capaz de criar y crear un toro distinto y nuevo que hará cambiar todos los sentidos del espectáculo taurino. Quedó atrás el equivocado concepto de que para ver toros era necesario que el parámetro para identificarlos fuera el toro-elefante. Si bien los toros de Antonio Llaguno son toros algo pequeños, pero toros al fin y al cabo, bajitos de agujas, bien puestos de pitones, de pelo sedoso y abundante cola, pezuña recogida, cuello corto, y bravos por excelencia. ¡Qué más pedir!

Con Chicuelo va a darse la consolidación de todos aquellos alcances, justo con los toros de San Mateo. Ayudémonos de la crónica de Rafael Solana Verduguillo publicada un día después de la hazaña de Manuel Jiménez con "Dentista":

Para describir las faenas ejecutadas esta tarde por Manolo Jiménez, hacían falta la brillantez de "Don Modesto", la gracia de "Sobaquillo", la profundidad de Peña y Goñi, la sabiduría de Sánchez de Neira, y la amenidad de "El Barquero". Todas esas plumas reunidas, acaso darían una impresión aproximada de lo que ha sido la labor de "Chicuelo" esta tarde inolvidable. ¡Qué lances a la verónica! Erguido el torero, majestuoso el conjunto, grandioso el momento en que la fiera pujante y el artista se reunían. Fueron ocho verónicas, que provocaron otros tantos alaridos de la multitud. ¡Chicuelo", eres inmenso!

Cuando "Chicuelo", sin brindar a nadie, salió a contender con "Dentista", reinaba en la plaza un alboroto tremendo. Todos sabíamos que el maestro iba a hacer una faena de las grandes,

pero ni por la mente nos pasaba que llegara a ser lo que nuestros ojos tuvieron la dicha de ver.

El muletazo inicial fue un natural con la zurda, siguió otro natural imponente por el temple y valor derrochado, y luego otro más enredándose el toro a la cintura.

...fueron VEINTICINCO PASES NATURALES, todos ellos clásicamente engendrados y rematados, provocando con la pierna contraria, dejando llegar la cabeza hasta casi tocar los pitones la barriga del lidiador, y en ese momento, ¿me entienden, señores? en ese momento desviar la cabezada, mientras el resto del cuerpo del toro seguía su viaje natural y pasaba rozando los alamares de la chaquetilla.

Lo que hubo fueron varios pases de la firma estatuarios, llenos de gracia y majestad; lo que hubo fueron varios pases ayudados, corriendo la mano, barriendo los lomos, y sacando la muleta por el rabo. Lo que hubo fue un pase afarolado, divino, vistosísimo, seguido de otros dos pases cambiándose el artista la muleta por la espalda con gracia extraordinaria. Y para qué decir más. Imagínese el lector la faena más meritoria, la más artística, la más apegada a las reglas del toreo, la más completa en todos sentidos, la más valiente en lo que respecta a la distancia entre el cuerpo del diestro y los pitones de la res, y se quedará corto. Tres pinchazos, y un estoconazo hasta la pelota rubricaron la gloriosa hazaña. El ruedo se alfombró materialmente con sombreros, abrigos y otras prendas. Millares de pañuelos ondeaban en las diestras de los espectadores, y el Presidente concedió las dos orejas y el rabo (...)

Todo esto parece ser el aviso premonitorio del gran éxito, clave para la carrera de Chicuelo, lograda el 24 de mayo de 1928 y en Madrid, sitio donde va a encontrarse con el toro CORCHAITO, de Graciliano Pérez-Tabernero. Allí, el público atestiguó la esencia misma del toreo ligado, como si en esos momentos se engarzaran los hilos que han ido bordando los trazos de la tauromaquia, concepto mayor que no puede quedar limitado en sí mismo.

Antonio Llaguno González logró en un momento determinado el toro que él quería para integrarlo a la fiesta torera mexicana, la que supieron aprovechar en franca ventaja los toreros españoles también. Fue un toro bravo de principio a fin las más de las veces. Quizás el defecto que no pudo evitar o deseó encontrar -don Antonio- fue el de su tamaño. El trapío característico de los toros zacatecanos provocó encontradas reacciones entre prensa y aficionados. Los primeros se colocaron en dos frentes de lucha: de cerrado respeto a la tradición, unos; de apertura al cambio, sin alterar la costumbre, otros. Sin embargo, arreciaron las críticas de quienes no aceptaban al toro chico; así, sin más. Pero al no aceptarlo tampoco veían el arribo de un toro distinto capaz de ponerse a niveles de casta, bravura y nobleza que poseían los de ganaderías entonces en el candelero. Por lo que se ve, Antonio Llaguno está favoreciendo y preparando la consolidación del toreo moderno en México al romper con viejos principios de un toreo que ya no podía seguir en escena, un toreo anacrónico donde el enfrentamiento de toro y torero en cuanto tal, se significaba como

un ritmo cotidiano hasta que aparecío la influencia del ganadero zacatecano. La fiesta mantenía cierto nivel de estabilidad, había cambios importantes, pero no radicales. Con esto no despreciamos el esfuerzo personal de toreros, ganaderos, empresarios o periodistas. Pero a no ser por el caso excepcional de Joselito en su momento o de Antonio Llaguno después, -por citar dos casos muy particulares- la tauromaquia se habría mantenido sin movimiento importante alguno.

Ahora bien, ¿qué argumentaba la prensa con respecto a los toros chicos del señor Llaguno?

No dudamos de la capacidad intelectual de aquellos periodistas, que hacían gala al reseñar corridas de toros como pasajes literarios. Sin embargo pocos entendieron los avisos del cambio. Uno de ellos, Rafael Solana lo hacía justo cuando Gaona y Chicuelo están triunfando. Es decir, en el despertar y apoteosis de San Mateo como ganadería. En la crónica de la corrida en que Chicuelo triunfa con Dentista, y que venimos consultando, Solana apunta en TOROS Y DEPORTES, Tomo IX, No. 209 del 26 de octubre de 1925:

LOS TOROS DE SAN MATEO.

Sabemos de sobra que los señores Antonio y Julián Llaguno, se dedican a la cría de reses bravas y no de elefantes. La diferencia esencial que existe entre el paquidermo y el toro (aparte lo de la piel gruesa, los colmillos, la trompa, etc.), es el tamaño. El elefante es más grande que el toro. En cambio, el toro tiene dos afilados pitones y una ligereza que no tienen los tranquilos habitantes de las selvas africanas.

Pues bien; quedamos en que en la Hacienda de San Mateo no hay cría de elefantes.

¿Qué los toros deben tener cierta edad, cierto peso? Admitido. No seré yo quien salga ahora en defensa del toro sacudido de carnes, y con los pitones como plátanos. No. Para que las corridas sigan siendo un exponente de valor, precisa que exista el peligro. Pero cuando vemos salir un toro fino, gordo, bien puesto de pitacos, con abundante armamento en la sesera, con poder, con nervio y todo lo demás, no tenemos por qué chillar. Ya hace tiempo, mi ilustre compañero "Monosabio" escribió en estas mismas columnas un artículo titulado "Los Chicos también la dan". A "Joselito" lo mató un toro pequeño y cornicorto, y ¡qué coincidencia! se llamaba "Bailaor", como uno de los de esta tarde.

La referencia al artículo de Carlos Quiróz aparece en el UNIVERSAL TAURINO No. 133 del mes de marzo de 1924 y es en relación con toros, que siendo chicos en tamaño, también propinan cornadas tan serias como las que pegan toros de mayor respeto.

En los años posteriores al fenómeno Gaona-Chicuelo-Antonio Llaguno (es decir, de 1930 hasta 1980) este es el comportamiento:

Además incluimos en esta nómina tanto a Rodolfo Gaona, Manuel Jiménez Chicuelo y Manolo Martínez:

17 toreros, de los cuales 15 fueron perfectamente conocidos por Antonio Llaguno (a excepción de Joselito Huerta y Manolo Martínez). Y entre ellos existe uno que no fue de sus protegidos: Fermín Espinosa Armillita. Buena parte de las actuaciones del saltillense fueron para entendérselas con toros muy difíciles, bravos o simplemente donde los recursos del espada se hacían notar majestuosos. Todo eso y más superó el "maestro de maestros" al demostrar su capacidad, por ejemplo en la apoteósica tarde del 20 de diciembre de 1936 alternando con Lorenzo Garza en la lidia de Sanmateínos, mano a mano. A su primero le cortó las dos orejas. Al segundo, orejas y rabo y a su tercero Pardito de nombre le concedieron orejas, rabo y una pata.

¿Por qué mostraría Antonio Llaguno cierto desaire con Armillita? Quizás se entienda a la luz del poder emanado por el saltillense, poder que superó todo, incluso a los toros de San

Mateo, toros hechos bajo un nuevo propósito que fue el de hacerlos descansar en la moderna expresión del toreo; más arte que técnica. y Fermín era un técnico en potencia. Sin embargo, los datos fríos de sus actuaciones frente a los pupilos de don Antonio Llaguno muestran la gran capacidad de Fermín.

Seguramente un gran garcista y seguidor convencido también de Luis Castro, Antonio Llaguno terminó haciéndolos toreros de la casa y a ambos les garantizó triunfos memorables, tanto en la capital como en la provincia. Ya lo vemos en los datos que arrojó la tabla estadística y donde estos dos toreros consumaron grandes hazañas que compartieron con

Alberto Balderas quien se codea con ellos, e incluso pone en disputa con Lorenzo Garza el importante título de Torero de México que pierde en un memorable mano a mano lidiandopara no ser la excepción-, bravísimos toros de San Mateo. Y aunque Balderas terminara lidiando cinco toros, al salir el sexto al ruedo, hizo lo mismo Garza que abandonó la enfermería con un vendaje en la frente armando la pelotera. Dice Heriberto Lanfranchi: salió de la enfermería, con la cabeza vendada, para lidiar a Fundador. ¡Faenón de locura!, que inició haciéndose amarrar los pies con un pañuelo para dar así un escalofriante pase de la muerte. Luego ligó más de 30 pases, superiores todos, y mató de un estoconazo (las dos orejas y el rabo), siendo proclamado "El Torero de México" (título que ostentaba Balderas y que se disputaban esa tarde los dos diestros).

Toreros de marcada tendencia estética como Cagancho, Silverio Pérez, Calesero, Chicuelo, Manolo Martínez serán beneficiados en forma directa por la influencia contundente de San Mateo. Las bases de nuevas expresiones para el toreo fueron sentadas exitosamente.

Antonio Llaguno con la intención de consolidar el propósito, su propósito como nuevo ganadero, tuvo que luchar a brazo partido frente a una sólida tradición que detentaban familias como los González de Tlaxcala y los Barbabosa en el estado de México. Asimismo todos esos toros españoles que desde fines del siglo XIX y hasta 1946 se lidiaron de modo ininterrumpido se tradujeron en obstáculos pero no en negativas por lo que los avances que Antonio impuso poco a poco alcanzaron la misma estatura de Piedras Negras, Atenco, Miura o Saltillo por ejemplo.

En vida de don Antonio, su ganadería sólo tuvo un cambio de ubicación; ello ocurría en 1935: de la hacienda de San Mateo, municipio de Valparaíso, pasó a Pozo Hondo, municipio de Villa de Cos. Ambos movimientos dentro del mismo estado de Zacatecas.

El reparto agrario durante el régimen del Gral. Lázaro Cárdenas, vino a limitar las aspiraciones de Antonio quien no tuvo más remedio que quedarse en la hacienda de Pozohondo, último reducto territorial de sus esfuerzos.

Varios discípulos de Jesús regaron su sangre con tal de elevar a estaturas nunca antes concebidas el culto de una nueva religión llamada cristianismo. Uno de los discípulos fue el apóstol San Mateo. En semejanza, otra sangre, pero de toros bravos se regó por los campos

y tierras mexicanas, la sangre que Antonio Llaguno a base de celosos cuidados supo moldear a su propio gusto y también al gusto del toreo que maduró estética y técnicamente particularmente en México, donde adquirió aparte una sensibilidad, una interpretación donde a los tiempos citar, templar y mandar se les agregó el de ligar. No solo fueron nuestros toreros los privilegiados. También de España y otras nacionalidades asimilan esa grata experiencia que da el temple, un temple producto de la nobleza y bravura juntas del toro mexicano; luego se lo llevaron experimentando y proyectando ese logro depurado entre otros elementos, al de la influencia de San Mateo.

Una nota curiosa: San Mateo encuentra camino a seguir a partir de 1908. Ese mismo año nace Lorenzo Garza, precisamente el 14 de noviembre. ¿Surgiría algún aspecto sentimental que uniera estos dos destinos?

Lorenzo Garza, “favorito” de la casa Llaguno. Óleo de Pancho Flores.

El esfuerzo de Antonio Llaguno se cubre de gloria permanentemente pues abundan los toros bravos y sobre todo de "bandera" que se lidian tanto en la capital como en provincia.

Desde el mismo momento de su aparición en 1912 con sangre de Saltillo en sus venas se proyecta la ganadería como el fruto y búsqueda de la modernidad. La búsqueda de un nuevo toro da como resultado características muy particulares. Partimos del hecho de que no es un toro monumental en cuanto a alzada se refiere. Es más bien de un tamaño regular que incluso se les llamó de modo peyorativo "toritos de plomo". Pero don Antonio tan cuidadoso de sus actos realizaba minuciosos apuntes donde llevaba registro de todo su ganado, desde fecha de nacimiento, nota de tienta y hasta su juego en la plaza, de ahí que la constancia en datos es abundante en todos sentidos.

Antonio Llaguno buscó por muchos años el toro ideal y siempre lo logró con creces, pues las listas de toros bravos y hasta de "bandera" son notables e impresionantes a la vez. Quizás en esto radique su cerrazón ante el mundo exterior pues como ya se sabe solo a su hermano Julián le cede algunos astados para constituir TORRECILLA (en 1932). Y luego hará lo mismo con Lorenzo Garza quien formó su ganadería, misma que lidió con ese nombre, desde 1935 año en que adquirió 225 vacas y 5 sementales de San Mateo y Torrecilla. Y fue hasta 1946 en que la administró, aumentando cinco vacas y un semental de la misma procedencia de los señores Llaguno. No debe haber sido grato para don Antonio enterarse de la venta que Garza efectuó de su ganadería, a favor del señor Jesús Cabrera. Y tal desacuerdo está fundado en el cerrado control que don Antonio tenía para con su ganado o el sucedáneo de este en otras pocas ganaderías que ya gozaban del influjo Sanmateíno. Lleno de particulares enigmas como ser humano, Antonio Llaguno sigue forjando el perfil de su historia. Este hombre quiere convertirse en el renacimiento mismo para el toreo. Logra romper con una época a la que el mismo Rodolfo Gaona se negó a abandonar, aun y cuando el propio "indio grande" obtuviese un resonante triunfo con QUITASOL y COCINERO, pupilos de don Antonio en la recordada fecha del 23 de marzo de 1924. Esa tarde el leonés tiene un enfrentamiento consigo mismo ya que, logrando concebir la faena moderna sin más, parece detenerse de golpe ante un panorama con el que probablemente no iba a aclimatarse del todo.

¿Por qué?

Precisamente por estar dentro de una generación que se formó al amparo de las experiencias que virtieron gentes cercanas a Lagartijo, Frascuelo, Guerrita o Mazzantini. Toreros de esa dimensión dejaron un legado que hizo suyo todo aquel grupo integrado por Machaquito, Bombita, Rafael el Gallo y desde luego, Joselito el Gallo, Juan Belmonte y por supuesto Rodolfo Gaona. El comportamiento de todo esto nos deja entender que nuestro "indio grande" fue fiel a los principios donde tuvo origen y desarrollo. No podría claudicar y mucho menos traicionarlos por lo que un grito lanzado desde el tendido aquella tarde primaveral de 1924: "¡Gaona: por abajo!" no le impidió al diestro cumplir ese mandato popular pero no rendirse ante algo que no sentía como propio.

Gaona consideró a los toros de Piedras Negras de lo mejor que él toreó. Piedras Negras forma parte del grupo de ganaderías que se lograron o consolidaron luego de la reanudación de la fiesta torera en la capital del país (1887), de ahí que se adaptara con mayor facilidad a un tipo de ganado propio para el toreo de su época.

Los toros de San Mateo no significaron para Gaona más que una nueva experiencia, pero sí un parteaguas resuelto esa misma tarde: Me quedo con mi tiempo y mi circunstancia, en ese concepto nací y me desarrollé, parece decirnos. Además estaba en la cúspide de su carrera, a un año del retiro y a esos niveles de madurez donde es difícil romper con toda una estructura perfectamente diseñada y levantada al cabo de los años.

Se dan en ese justo momento la transición y camino definitivos hacia el toreo contemporáneo. El toreo moderno fue abanderado por Gaona y toda su generación, un toreo que moldeó y afinó viejos quehaceres de auténticos gladiadores y al entregarlo Rodolfo y su generación a la que les sucede en el camino, promueve en consecuencia, el toreo contemporáneo que sigue produciendo un arte consumado, hermoso, arte a un paso del ballet mismo, tan ajeno cada vez más a los rigores del tecnicismo, corpus de toda faena, corpus vestido del alma efímera, estética de gozos privilegiados que surge en los momentos de inspiración.

Sin Antonio Llaguno no sabemos qué camino o derrotero tendría la fiesta. Es seguro que surgiría alguien como don Antonio puesto que en todas las épocas ha habido grandes

criadores de toros bravos tan capaces como él. Sin embargo es el estilo, es el hombre a quien nos referimos puesto que los empeños que se lograron fueron producto de una búsqueda permanente para resolver los misterios que encierra el toro de lidia en su conjunto.

Hombre lleno de aprehensiones y obsesiones como pocos. Un hombre que quizás conocía -por necesidad- mucha gente, pero que, a la hora de demostrar qué tan cabal se podía ser con él, afloraba su amistad, que fue muy selecta y limitada.

Antes de emprender el viaje por los lustros de apogeo, me es grato avisar que al término de mis apuntes aparece en escena material de mi buen amigo, el doctor en historia Benjamín Flores Hernández quien con una muy particular propuesta nos ofrece la visión de doce toros famosos de San Mateo que él califica de excepcionales, y que generaron otras tantas e inolvidables faenas realizadas en las plazas El Toreo y México de la capital de la república. Algo semejante realizaré -sin tantas excelencias- al revisar 15 años de esplendor, periodo en el que son abundantes los datos al respecto. Ahora sí vayamos con

TRES LUSTROS DE APOGEO: 1925-1940

Desde el mismo año de 1912 en que se presenta la ganadería de San Mateo comienzan a acumularse triunfos al por mayor pues don Antonio Llaguno dedica su entrega a obtener toros de "bandera". La tarde del 12 de diciembre de aquel año le salió un novillo bravísimo a Ernesto Pastor, "Carmelo" de nombre y del cual, Pedro Patiño "Oñitap" escribió: "La novillada que la empresa nos anunció para el día 12 de los actuales, fue un acontecimiento. Vimos en realidad el sueño de los que amamos la fiesta taurina, esa fiesta que recrea el espíritu, que satisface, pero con toros bravos. He ahí nombre raro que nuestra pluma muy poco escribe y que el cajista poco compone para ir a la prensa".

Luego de este acontecimiento se suman a la lista de toros de "bandera" los siguientes:

EL TOREO 1 de febrero de 1925: LAPICERO, JARDINERO y CONSEJERO por "Chicuelo".

EL TOREO 25 de octubre de 1925: DENTISTA por "Chicuelo".

EL TOREO 7 de marzo de 1926: COMISARIO por "Chicuelo".

EL TOREO 16 de enero de 1927: DUENDE por "Chicuelo".

EL TOREO 12 de febrero de 1928: HECHICERO por Fermín Espinosa.

EL TOREO 15 de febrero de 1931: ESPARTERO por David Liceaga, ZACATECANO y VINATERO por "Chicuelo".

MONTERREY, N.L. 4 de octubre de 1931: RECOBERO en novillada por Lorenzo Garza.

EL TOREO 10 de enero de 1932: GUERRITA por "Cagancho"; GRANATILLO por Jesús Solórzano.

GUADALAJARA, JAL. 6 de marzo de 1932: CHATILLO por "Carnicerito".

SAN LUIS POTOSI 1 de enero de 1933: MONTERILLO por José Ortiz; PIRATA por Luis Gómez "El Estudiante".

EL TOREO 3 de febrero de 1935: TRIANERO, GITANILLO y SALADITO por Lorenzo Garza.

EL TOREO 16 de febrero de 1936: ESTORNINO por Alberto Balderas.

EL TOREO 23 de febrero de 1936: MENSAJERO por Alberto Balderas; GAONA por Lorenzo Garza.

EL TOREO 20 de diciembre de 1936: CANTARITO, GARBOSO y PARDITO por Fermín Espinosa "Armillita".

EL TOREO 14 de marzo de 1937: AMAPOLO por Lorenzo Garza.

CELAYA, GTO. 30 de diciembre de 1937: ROMPECAÑAS por "Carnicerito".

EL TOREO 6 de febrero de 1938: FAMOSO, PEREGRINO, CAMPANILLERO y PRINCIPE AZUL por Lorenzo Garza.

EL TOREO 13 de febrero de 1938: TORTOLITO por Jesús Solórzano.

MONTERREY, N.L. 6 de marzo de 1938: COMINITO y ROMPELINDES por Lorenzo Garza.

EL TOREO 15 de enero de 1939: CARAMELO y ESCRIBANO por Lorenzo Garza.

NUEVO LAREDO, TAMPS. 4 de julio de 1939: REVISTERO por "El Soldado".

EL TOREO 3 de marzo de 1940: NORTEÑO por "El Soldado".

En su mayoría se trata de faenas cumbres premiadas con los máximos trofeos, gracias al juego que ofrecieron los bravísimos Sanmateínos.

Por selección escogimos 38 toros de "bandera" lidiados entre 1925 y 1943 no solo en la capital; también en provincia. Desde luego que son muchos más los aparecidos en una completísima relación publicada en LA LIDIA No. 53 del 26 de noviembre de 1943: "Los toros de Bandera de San Mateo" en la cual aparecen 133 toros y novillos que con su sobresaliente bravura cubren los años de 1912 a 1943, épocas de la mayor consolidación por parte de San Mateo.

Buen número de mano a mano se realizaron como muestra de la pugna que podía abrirse entre la multitud de toreros que tuvieron la oportunidad de enfrentarse triunfalmente con la ganadería de San Mateo. Por ejemplo, de los que recordamos como triunfales en la capital del país nos topamos con los siguientes:

EL TOREO 1 de febrero de 1925: Gaona y "Chicuelo".

EL TOREO 19 de febrero de 1933: "Armillita" y Balderas.

EL TOREO 3 de febrero de 1935: Balderas y Garza.

EL TOREO 15 de marzo de 1936: Balderas y Garza.

EL TOREO 20 de diciembre de 1936: "Armillita" y Garza.

EL TOREO 17 de enero de 1937: Garza y "El Soldado".

EL TOREO 5 de febrero de 1939: Garza y "El Soldado".

EL TOREO 25 de febrero de 1940: Garza y "El Soldado".

EL TOREO 22 de febrero de 1941: Garza y Silverio.

EL TOREO 24 de enero de 1943: Garza y "El Soldado".

En provincia:

San Luis Potosí 1 de enero de 1933 J. Ortiz y Luis Gómez

Reynosa 4 de julio de 1933 Luis Freg y Gorráez

Saltillo 28 de octubre de 1934 H. García y Balderas

Torreón 23 de febrero de 1936 Armilla y Solórzano

Muzquiz 30 de octubre de 1937 Balderas y Liceaga

Celaya 25 de diciembre de 1937 Carnicerito y Fermín Rivera

Aguascalientes 1 de mayo de 1938 Balderas y Garza

Aguascalientes 25 de abril de 1939 Armilla y Garza

Tuxpan 28 de abril de 1940 Carnicerito y Garza

Mexicali 16 de mayo de 1943 Garza y Liceaga

León 20 de noviembre de 1949 Procuna y Rodríguez

Fresnillo 2 de septiembre de 1954 Moro y Alfredo Jiménez

ENCERRONAS

C TOROS OREJAS RABOS

EL TOREO 6 DE FEBRERO DE 1938 L. GARZA 1 de 6 7 3

" 15 DE ENERO DE 1939 L. GARZA 1 de 6 7 1

" 21 DE MARZO DE 1943 L. GARZA 1 de 6 1

" 20 DE FEBRERO DE 1944 F. E. ARMILLITA 1 de 6 1

MONTERREY 19 DE SEPT. DE 1937 l. GARZA 1 de 6 7 2, y una 1 PATA.

La gran mayoría de ellos dejaron huella y testimonio por imborrables faenas y marcada competencia nacida de tan importantes enfrentamientos.

Dato curioso: el índice de corridas efectuadas en provincia inclina su preferencia al centro y norte del país, lo cual es indicativo que dichas regiones fueron más proclives al gusto de don Antonio Llaguno para mandar sus toros ya que, probablemente fue recomendable para evitar el maltrato de los toros durante el trayecto de la ganadería a las plazas. En la capital del país (incluyendo por lógica y cercanía al TOREO de Cuatro Caminos) y de 1912 a 1970 se

lidiaron 154 encierros cantidad por demás importante y entre épocas del más diverso comportamiento, donde por ejemplo fueron muy críticos, por alguna razón: 1930 y 1947 cuando Antonio solo envía a México un encierro en cada año contra 1935 en que se prodigó el ganado para la provincia, al enviar 22 corridas (17 de 4 y 5 de 6).

Durante los años de 1937-1938 existían en México 120 ganaderías (según datos proporcionados por el ANUARIO TAURINO publicado en esos momentos). Es cierto, hoy están registradas una cantidad impresionante: 250 aunque el concepto de crianza seguramente se ha tenido que adaptar a las pequeñas extensiones, sabiendo que el toro necesita amplitud de espacio para fortalecerse. En nuestros días los avances de la veterinaria, la zootecnia y la genética permite que un enorme trabajo se concentre incluso a nivel de computadoras personales y que se tengan que asumir novedosos instrumentos para el cuidado y crecimiento de los toros.

ANTONIO LLAGUNO VS. "ARMILLITA", JESUS SOLORZANO Y TORO CHICO

Todos los toros de San Mateo a los que se enfrentó Armillita los despachó de la mejor manera posible, incluso se le recuerdan tardes memorables: del 20 de diciembre de 1936 de la que ya hemos dado razón páginas atrás y la del 20 de febrero de 1944, tarde en que lidió un encierro grande y difícil de San Mateo. Por aquéllas fechas fue severamente criticada la actitud tomada por Antonio Llaguno (no sabemos si para bien o para mal) en el sentido de que mandaba a la plaza "becerros" peyorativamente designados como "toritos de plomo" animales que, a fuerza de lograr el peso marcado por el reglamento mostraban una presentación "justita", rayando en los límites de la burla, a decir de la prensa y afición de la época en que Lorenzo Garza y "el Soldado" eran amos y señores; eran los consentidos del amo y señor de San Mateo. Al contar con documentos tan verídicos como las notas manuscritas del propio Antonio Llaguno, se pueden llegar a ciertas conclusiones en las cuales se observa que mucho ganado -la mayoría- se enviaba a las plazas de toros con la edad reglamentaria, incluso rebasada muchas veces. Durante aquellos años prensa y afición se acostumbraron a la lidia de un toro que, en términos generales era corpulento, de mucha edad reflejada sobre todo en la desarrollada cornamenta y en la casta de muchos; la pujanza de otros. Los toros enviados por Llaguno eran bastante bien identificados pues su trapío característico difería notablemente del resto de las otras ganaderías. Más bien recortado, de línea muy bien definida, de cornamenta que no causaba gran escándalo, pero sobre todo concebidos para integrarse a una nueva expresión del arte taurómaco. La búsqueda de Antonio logró unos resultados muy concretos: toros propicios para la faena moderna, toros de una catadura distinta, con una bravura puesta al servicio de los mejores y más estelares momentos de inspiración que surgieron durante los años hegemónicos del de Zacatecas. Con su influencia quedó desplazada la imagen de un toro grande y bravo para poner e imponer en escena ese otro toro, también copartícipe de la fiesta, de una nueva etapa de la fiesta, la cual probablemente se gestó bajo aquel influjo del ganadero. Las críticas viscerales por parte de la prensa deben haberse sustentado en la desagradable postura asumida por

Llaguno en el sentido de no escuchar opiniones que fuesen en contra de sus propósitos los cuales alcanzaron la mayor gloria en los momentos en que se desbordó y se regó la sangre y simiente de San Mateo por casi todo el campo bravo mexicano (más adelante revisaremos un amplio panorama sobre el tamaño de sus toros y la opinión de la crítica con más detalle).

Queremos pensar que el hombre guardó para sí el más hermético de los secretos mientras iba cuajando la idea de sus intenciones: consolidar esfuerzos de muchos años en un toro que él quería fuera el ideal para la madurez que estaba alcanzando también, el quehacer torero. En México el carácter estético de la faena alcanza un sentido tan especial, debido a la nobleza del toro (y me refiero al toro en términos generales), por lo que se han afinado y refinado muchos toreros de aquí y de allá. La pujanza del toro español difiere en mucho de la nobleza que puede tener uno mexicano. Si los toros de San Mateo son nobles y a la vez bravos, e incluso hasta llegar a los niveles del toro de "bandera", es con este conjunto de elementos del que parte Antonio Llaguno para llevar a la fiesta a niveles sin precedentes. No es tampoco una acción solitaria, se integra al mundo taurino de su época, pero de él hay que hablar aparte siempre.

Sobre las dificultades que nacieron entre Antonio con Armillita y Solórzano puede afirmarse que a raíz del pronunciamiento del pacto de "San Martín Texmelucan" ocurrieron tales diferencias. Corría el año de 1939 cuando Fermín Espinosa Armillita, Jesús Solórzano y Alberto Balderas junto con los ganaderos de Piedras Negras, La Laguna, Zotoluca, Rancho Seco, Zacatepec, La Punta, Atenco, San Diego de los Padres, Quiriceo, Xajay, pactaron para no ofrecer sus servicios a la empresa Torres Caballero, "en virtud de que ésta, el año pasado (de 1938), tuvo notorias preferencias para ciertos diestros y determinados ganaderos, política que, según todos los indicios, se piensa seguir durante la temporada en puerta". De igual forma los ganaderos "se comprometen a no vender un solo toro ni novillo a la empresa tantas veces citada, la que también a ellos les causó perjuicios, supuesto que lidiaba sus toros con carteles flojos, en tanto que para los de casa siempre había `manos a manos sensacionales'..."

Por su parte la empresa contestó de la siguiente forma:

"La empresa Torres Caballero cuenta con la plaza, por cesión de La Taurina, pero no tiene toros, pues los señores Llaguno y algunos otros ganaderos que le son adictos, no bastan, ni con mucho, para las exigencias de la temporada. De toreros cuenta con Lorenzo Garza, José Ortiz, Paco Gorráez, David Liceaga, Eduardo Solórzano y El Calesero. El Soldado le pidió a la empresa cien mil pesos por cinco corridas. Y respecto a Carnicerito, se ignora hasta estos momentos cuál será su actitud una vez que llegue a México".

Fue por todo esto que la temporada 1939-1940 actuaron: Pepe Ortiz, Carnicerito, Lorenzo Garza, El Soldado, Fermín Rivera, Paco Gorráez, David Liceaga, Ricardo Torres, El Calesero y Eduardo Solórzano; los tres últimos para alternativarse. El grueso del ganado fue indiscutiblemente de San Mateo (47) y Torrecilla (26), el resto de Lorenzo Garza (8), Carlos Cuevas (7), Piedras Negras (!), La Laguna (!), San Diego de los Padres, La Punta y otras. Quisiéramos pensar que por este boycot levantado por la terna de toreros, mas la incorporación de Silverio Pérez de última hora, significó bloqueo por parte de los señores Llaguno y durante algún tiempo a dichos toreros. Otro rasgo propio de Antonio Llaguno, que no podría comprenderse como tal, puesto que para la tarde del 16 de marzo de 1941, alternando Armillita, Garza y Silverio, se las entendieron con 6 de San Mateo. Fermín se consagró con CORDOBES y VANIDOSO y con ambos realizó obras cumbres del toreo para obtener oreja y rabo de cada uno de ellos. Para Garza no hubo suerte y Silverio, con el último de la tarde CANTINERO de nombre realizó uno de sus particulares trasteos que, a pesar de dos pinchazos, le fueron concedidos los máximos apéndices: oreja y rabo con la respectiva salida a hombros en compañía de don Antonio y de Fermín.

Tiempo después el periódico MULTITUDES No. 211 del 28 de diciembre de 1942 aporta un pasaje valioso sobre el destino que tiene la ganadería de San Mateo en medio de la batalla a favor y en contra de los toros que está creando el señor Antonio Llaguno.

Rotunda y contundente es la pregunta de Tapabocas: "¿En qué quedamos por fin...?" la contesta mostrándonos un resumen exacto en los dos cintillos que a la letra dicen:

Si el tamaño de los toros, que tanto pregonan, significara algo para ellos mismos, la placa que le colocaron a un diestro por la lidia de varios becerros, no tendría ningún motivo justo para estar en el "Toreo". Además:

Los ganaderos triunfan por la bravura y buen estilo de sus reses, no por el tamaño ni el peso de éstas. El toro cómodo, joven, recortado de cabeza, gordo sin exceso, es el que da el triunfo a toreros y ganaderos.

La placa en cuestión fue dedicada a Jesús Solórzano por inmortalizar entre otros a: GRANATILLO, TORTOLITO (de San Mateo), PICOSO (de la Laguna) toros que, a juicio de algunos periodistas, fueron chicos, sobre todo inclinándose esa opinión en Alfonso de Icaza quien, por apreciación de Cutberto Pérez descalificaba a los Sanmateínos por chicos. De ahí que, Tapabocas recalcara con insistencia en lo siguiente:

Hemos pregonado hasta el cansancio, que el tamaño de los toros, sin llegar a extremos, es lo de menos; la bravura es la que embiste y la corpulencia es la que da las cornadas ayudada por aquélla; nosotros no estamos por una fiesta de toros salpicada de tragedias; estamos por una de las artes de más excelsa grandiosidad y belleza. Creemos sinceramente que el público estará con nosotros.

El día 16 de marzo de 1941 se lidió en la plaza de toros "El Toreo" una de las corridas de toros más chicas que han pisado la arena de la Condesa. La lidiaron "Armillita", Lorenzo Garza y Silverio Pérez; fueron seis toros jóvenes, muy chicos, recortados de cornamenta, pesaron con muchos trabajos lo que marcaba el reglamento como mínimo en un toro de corrida formal; los oposicionistas, los partidarios de la carne y el morrillo, trataron por todos los medios a su alcance de hacer que la corrida fuera desechada por su falta de trapío; no lo consiguieron. El resultado del festejo, cuando ellos ya sonreían pensando en la bronca, fue que "Armillita" y Silverio, acompañados del ganadero salieron en hombros por la puerta grande en medio de vivas, escándalo y entusiasmo general. Eso después de varios años de campaña contra el toro recortado.

Varios años antes, el día tres de febrero de 1935, la arena de la plaza de toros "El Toreo" se estremeció al sentirse hollada por las breves pezuñas de seis toros, seis cromos, arrogantes y de finísima lámina. La corrida más grande de la temporada... dijeron algunos. Son seis elefantes, aseguró el de más allá... Ese toro lucero pesó quinientos sesenta quilos... dijo uno que parecía el más enterado. El resultado fue el que nunca se olvidará en todo el mundo. Seis toros de bandera que consagraron a Lorenzo Garza como el torero de toda una época y de toda una vida.

¿En qué quedamos por fin?... El tamaño de los toros tiene algo que ver en la parte primordial de la fiesta, o estamos haciendo el más espantoso de los ridículos?

La gente aplaude con mucha más razón el arrastre de un toro que su aparición en el ruedo. El toro, al salir, puede provocar admiración por su estampa, pero no todo el público aplaude porque muchos temen un desencanto. Cuando el triunfo es innegable, cuando todas las campañas que se hagan en contra resultan estériles, es cuando el público en masa se levanta de sus asientos y arroja sus prendas de vestir al ruedo al paso de un toro muerto, y cuando ese mismo público se tira al ruedo y saca en hombros al propietario de la ganadería y a los toreros que han triunfado. El triunfo, la algarabía, el apoteosis no lo armaron las toneladas de carne que están colgadas en el destazadero; lo armó una casta, una sangre, una bravura inteligentemente llevada y administrada y un escrúpulo sin par que hace que la fiesta de toros permanezca en el plan de la más bella de todas.

TAPABOCAS.

El artículo del señor Cutberto Pérez nos muestra una realidad muy particular de la fiesta, en la que ya participa directamente Antonio Llaguno. Fue especialmente Alfonso de Icaza quien

llamó a los toros de San Mateo "toritos de plomo" no sabemos si en franca calificación despectiva o peyorativa, "toritos" que, para "Ojo" (seudónimo de Icaza) cumplían el mínimo indispensable para ser aceptados en la más importante de las plazas del país: el "Toreo" de la colonia Condesa. Puede verse con estos dos periodistas el choque de ideas entre lo conservador y la modernidad. Ambas están reñidas en un constante intercambio de planteamientos; pero de ataques también. Antonio Llaguno bien pudo haberse convertido en espectador pasivo de todas aquellas pugnas y continuar, en tanto, con su labor como criador de reses bravas. Su mira estaba bien dirigida, no había motivo para desviarla.

Recordemos las muchas ocasiones donde él mismo Antonio dirigió las maniobras de embarque de sus toros, desde los potreros hasta las plazas. Quien mejor para contarnos una vivencia así que Armando Morales Moralitos.

Y es que, para él, desde bajar los toros era todo un rito...

Primero, había que barrer los corrales a ley, para que no quedara ninguna basura; lavar muy bien y vaciar todas las piletas para agua y dejar los comederos completamente limpios. Entonces, llegaba don Antonio a revisarlo todo.

A continuación, ordenaba poner en los corrales unas pacas de zacate, con el fin de que les sirvieran de cama a los toros, pero, para esto, era preciso quitarles las cañas gruesas, con objeto de que no se lastimaran los animales al echarse y, además, mandaba que fueran tapados todos los hoyos del piso, aun los más pequeños, para que no tropezaran.

Es más, ordenaba quitar cualquier piedrecilla, porque decía que podían lastimarse al caminar y eso les iba a impedir correr bien.

Yo tuve oportunidad de cuidarle muchos toros y no se imaginan hasta dónde era de delicado, con decirles que, antes de echarles el maíz, era preciso probarlo, para ver si estaba bueno, no fuera a hacerles daño a sus toros.

Estos eran embarcados en Fresnillo, Zacatecas, encajonados, venían en ferrocarril cuatro o cinco días, llegaban el domingo o el lunes y, para bajar ocho toros, aquello empezaba a las nueve de la noche, terminaba a las dos o tres de la mañana y con qué cuidado dirigía el hombre la operación.

La presenciaban el juez de plaza, el señor Zamora ("Chato" Zamora), el veterinario, doctor Rafael A. Osornio, el representante del Departamento Central y nadie salía de los corrales hasta que se terminara de desembarcar la corrida.

Pero, a las siete de la mañana, ya estaba nuevamente don Antonio en la plaza, para empezar a darles de comer. Luego regresaba, con el fin de ver si sus toros ya habían tomado agua y comido forraje y volvía a las horas de echar pastura, en la tarde, pero no crea usted que permitía echarla nada más desde fuera del corral, no, tenía uno que meterse a ponérselas, pues don Antonio decía que a los toros era necesario consentirlos, para que no se azoraran tanto, porque llegaban a un lugar extraño, distinto a ese en que nacieron, pues no había ni árboles ni tierra, aparte de que, claro, con el viaje, los toros se descomponen de la panza y muchas veces se vomitan.

Y sin menospreciar a los demás ganaderos, don Antonio Llaguno fue quien, con sus conocimientos y su gran habilidad en el manejo de los toros y de los empadres, además de

dirigir como dirigió su ganadería de reses bravas, creó y crió el toro de la casta con la cual está formada la mayoría de las buenas ganaderías de reses bravas que hay actualmente en la República Mexicana" termina diciéndonos Moralitos

DESTINOS

QUE HA VIVIDO SAN MATEO COMO GANADERIA (nuevos propietarios)

Los propietarios fundadores de la ganadería prócer de México, fueron los hermanos Antonio y Julián Llaguno González, desde 1908 hasta 1932. Este último año, la vacada de la divisa rosa y blanco quedó en posesión absoluta de don Antonio Llaguno. Don Julián, por su parte, al separarse de su hermano, estableció el ganado en terrenos de la hacienda de Torrecilla. La primera corrida que fue anunciada con la divisa verde y blanca, fue la que se lidió en El Toreo, de la ciudad de México, el 20 de noviembre de ese mismo 1932, habiendo fungido como espada Fermín Espinosa Armillita, Alberto Balderas y Luis Gómez El Estudiante Tal ganadería estuvo -y está- en el rancho de El Sauz, municipio de Saín Alto. Al fallecer don Julián el 4 de abril de 1956, sus dehesas fueron fraccionadas en tres partes, una para cada uno de sus hijos. Y quien quedó como propietario de Torrecilla, fue don José Antonio Llaguno Ibargüengoitia.

Pero volvamos a San Mateo. Su propietario absoluto, como queda dicho, fue don Antonio Llaguno González desde 1932 hasta 1953, año este último de su fallecimiento, acaecido el 15 de enero. A partir de aquella fecha, la vacada pasó a ser propiedad del señor José

Antonio Llaguno García, el cual fungió como único dueño desde 1953 hasta 1965, en que vendió la mitad de sus reses y de sus dehesas al señor Ignacio García Aceves, empresario taurino y propietario de la entonces existente plaza de toros El Progreso

La desaparición de Antonio fue un golpe terrible para su familia y para la fiesta en su conjunto. Nos dice Agustín Linares:

Muy quebrantada su salud desde hacía varios años, pasó en el lecho todo su tiempo, pero, no obstante, seguía dando instrucciones para la buena marcha de la ganadería, con el tacto y consideraciones que le hacían acreedor al título de ganadero prócer. A pesar de continuas operaciones y de su gran fortaleza, le sorprendió la muerte el 15 de enero de 1953, y al desaparecer el primer pilastre del toro de lidia en México, se vistió la afición con crespones

negros.

Don Antonio, después de cuarenta y cinco años de estar al pie del yunque de su ganadería, dejó a su hijo José Antonio toda la riqueza de sus conocimientos para que, al sucederle y heredar la vacada de San Mateo, pudiera seguir dando grandes tardes de triunfo a la fiesta de toros en México.

Cabe hacer notar que desde 1935 hasta 1959, San Mateo permaneció en Pozo Hondo, municipio de Villa de Cos hasta que, debido a severos problemas agrarios -surgimiento de ejidos y reparto indiscriminado de tierras-, don José Antonio contempló la conveniencia de cambiar la ubicación de su ganadería al estado de Michoacán, ya que el general Lázaro

Cárdenas -quien fuera gran amigo de don Antonio Llaguno- le brindó a don José Antonio las facilidades para que reubicara sus reses en el rancho de El Cuatro, municipio de Villa Jiménez (estado de Michoacán).

Mientras don José Antonio se encargó de San Mateo, los toros famosos no dejaron de acumularse. Así por ejemplo: el novillo CUADRILLERO que inmortalizara Fernando de los Reyes El Callao, la tarde del 22 de julio de 1951. MONTERO por Jorge Ranchero Aguilar, también en la México el 9 de noviembre de 1952. Un mes después, el 12 de diciembre subía a la fama Luis Miguel Dominguín consagrándose con PAJARITO y COMINITO. Con aquel fueron dos vueltas al ruedo; con este las orejas y el rabo. Manuel Benítez El Cordobés va a la plaza de Guadalajara un 24 de febrero de 1964 para encontrarse con CUADRILLERO, toro que por su bravura y codicia es indultado a petición popular. Por cierto, muchos toros famosos de San Mateo fueron bautizados con un mismo nombre para una distinta tarde. Tal es el caso de CUADRILLERO

Don José Antonio Llaguno García y don Ignacio García Aceves compartieron la posesión de la ganadería desde 1965 hasta 1980. Este último año, don Nacho -como cariñosamente se le llamó siempre- adquirió de don José Antonio la otra mitad.

Don Nacho conservó la ganadería en tierras michoacanas por muy poco tiempo, ya que en el mes de junio de 1981 -precisamente el año en que celebró su quincuagésimo aniversario de empresario taurino- trasladó el ganado Sanmateíno al rancho El Cuadrado, municipio de Valle de Guadalupe (estado de Jalisco).

Don Nacho falleció en la ciudad de Guadalajara el 30 de mayo de 1984. Y a partir de

aquella fecha, la ganadería pasó a ser propiedad de su hijo único, el arquitecto Ignacio García Villaseñor, su actual poseedor, que conserva la vacada en el lugar a que finalmente hemos hecho referencia.

En el propio rancho de El Cuadrado pastan también las reses de San Marcos, ganadería brava de la que es dueño, asimismo, el arquitecto Ignacio García Villaseñor.

Durante la vigencia de Ignacio García Aceves su papel como empresario de la plaza "El Progreso" de Guadalajara fue sobresaliente pues dió a la afición tapatía todo lo que estuvo de su parte. De 1965 a 1980 compartió la ganadería de San Mateo con José Antonio Llaguno García, a quien ya había comprado la mitad. De 1980 a 1984 -año de la muerte de don Nacho- se convierte en dueño absoluto de San Mateo. Es importante consignar que en Guadalajara los encierros de San Mateo se han comportado de la siguiente manera:

De 1907 a 1934, 5 corridas

PLAZA FECHA CARTEL

Guadalajara 12 de febrero de 1907

" 4 de abril de 1920

" 24 de julio de 1923

" 25 de enero de 1931

" 6 de marzo de 1932

Bonarillo y Bombita

Lombardini, Garrido y Corcito

Ortiz y Rubiales

Chicuelo y Heriberto García

Carnicerito y Lorenzo Garza

De 1935 a 1984, bajo la égida de Ignacio García Aceves: 27 corridas, número de corridas

que no será el definitivo, por faltar alguna fuera de nuestro alcance.

PLAZA FECHA CARTEL

Guadalajara 11 de agosto de 1934

" 5 de febrero de 1945

" 1 de octubre de 1945

" 26 de enero de 1946

" 31 de mayo de 1953

" 21 de marzo de 1962

" 16 de diciembre de 1962

" 21 de marzo de 1963

" 24 de febrero de 1964

" 21 de marzo de 1964

" 8 de febrero de 1965

" 9 de mayo de 1965

M. Mendoza y R. Realme

El Soldado y Procuna

El Soldado y Procuna

El Soldado, Rivera y Manolete

P. Trujillo, A. García y R. Aviña

Huerta y Camino

Calesero, Capetillo y Silveti

Capetillo, Huerta, Bernadó y Camino

Huerta, del Olivar, Camino y El Cordobés

César Girón, Huerta, Bernadó y Rangel

Leal, Huerta y El Cordobés

Manolo Martínez, Leonel Álvarez y J. Luis Solórzano

" 31 de octubre de 1965

" 5 de febrero de 1966

" 12 de marzo de 1967

" 21 de marzo de 1969

" 14 de diciembre de 1969

" 22 de marzo de 1970

" 19 de abril de 1970

" 17 de enero de 1971

" 28 de febrero de 1971

" 5 de febrero de 1972

" 20 de octubre de 1972

" 4 de febrero de 1973

" 29 de octubre de 1976

" 22 de mayo de 1977

" 11 de febrero de 1990

Capetillo, Raúl García y Gabino Aguilar

Arruza, Viti, Jaime Rangel y Manolo

Armilla

Bernadó, Soares y Gabino Aguilar

Ordóñez, Leal y Raúl García

Leal, Viti y Curro Rivera

Leal y Curro Rivera

Leal y Manolo Martínez

Paquirri, Curro Rivera

Manolo Martínez, Paquirri

Curro Rivera

J. Huerta, Curro Rivera, J. M. Manzanares

A. Lomelín

Curro Rivera

E. Cavazos, M. Ramos, C. Flores

Niño de la Capea, J. Gutiérrez y A. Díaz

El Coyo

Don Nacho fue como empresario y ganadero el típico modelo del señor feudal, cerrado al exterior pero perfeccionando su interioridad por lo que fueron incrementándose desde 1965 las corridas de San Mateo lidiadas en la perla tapatía.

TRES TOROS DE SAN MATEO QUE HAN OBTENIDO EL INDULTO.

Para la historia reciente de esta ganadería, su nombre se ha cubierto de gloria al ser perdonados de morir tres toros bravísimos:

CUADRILLERO, la tarde del 24 de febrero de 1964 y el Guadalajara. Lo lidió Manuel Benítez El Cordobés.

ZORRITO, el 5 de febrero de 1966. Manolo Espinosa Armilla fue su contendiente. El toro fue de tal bravura que volvió a ser toreado, unos años después, en la ganadería de Santiago, del señor José Garfias, por el propio Manolo Espinosa. Para pasmo de todos los concurrentes, el noble burel conservaba aún -y acaso mejorados- los atributos que determinaron su indulto. Y más todavía: el ganadero Antonio Llaguno García lo embarcó de nueva cuenta a El Progreso para que Manolo Armilla lo estoquease, en un festejo a puerta cerrada. Zorrito ya estaba muy viejo. Su destino era morir en Guadalajara, lo que no había ocurrido aquel 5 de febrero de 1966.

GORRAPRIETA, bravo y nobilísimo Sanmateíno que fue indultado el 2 de noviembre de 1980, nuevamente en la plaza tapatía y el diestro en turno fue Jorge Gutiérrez. Del grupo de cuatro, dos evangelistas se convierten para México, en símbolo de dos importantes ganaderías de toros bravos: San Mateo y San Marcos. Abundante ha sido la historia que sobre San Mateo se ha recogido aquí, como abundante es la predicación, la pasión, muerte y resurrección de Cristo que como tema, recogen los evangelistas Mateo, Marcos, Lucas y Juan.

TOROS DE SAN MATEO EN ESPAÑA.

Un último pasaje que vale la pena incluir por su importancia, es el envío de varios encierros de San Mateo a España. Nos dice Federico Garibay Anaya: El 11 de octubre de 1986 se lidian toros mexicanos de San Mateo en España. Luego de una travesía marítima sumamente interesante llegaron los toros de San Mateo a la finca ganadera de José Luis Pereda, empresario, asimismo de la plaza de toros La Merced, de Huelva. El encierro mexicano, que estuvo integrado por cinco toros de San Mateo y uno de San Marcos (que cerró plaza), fue estoqueado por José Ortega Cano, David Silveti -que le cortó una oreja al quinto- y Tomás Campuzano, gran triunfador: le cortó una oreja al tercero y las dos al que cerró plaza.

Luego, el 24 de mayo de 1987 y en Madrid, por vez primera -y hasta el momento única en la historia del toreo-, un matador de toros confirma su alternativa en Las Ventas lidiando toros mexicanos. Se trata de David Silveti, cuya doctoral investidura le fue confirmada por el espada francés Christian Montcouquiol Nimeño II, el cual le cedió -en presencia de Tomás Campuzano- el toro Huidizo, de San Mateo, negro bragado, herrado con el número 31 y con 539 kilos de peso. En la referida ocasión, el encierro estuvo integrado por dos toros de San Mateo (primero y segundo), dos de San Marcos (tercero y quinto)- y dos de José Samuel Pereira Lupi (cuarto y sexto). Como se ve, aquel cartel madrileño tuvo un carácter verdaderamente internacional, en virtud de que en él se vio representada la torería mexicana,

española y germanogala, amen de la ganadería brava de México y Portugal.

Un año más tarde y los días 26 de marzo y 10 de abril vuelve San Mateo a España. Es en Huelva donde se lidian cinco de San Mateo y uno (el cuarto) de San Marcos. Despachan la referida corrida Francisco Ruíz Miguel -que le cortó una oreja al que abrió plaza-, Tomás Campuzano y el lusitano Víctor Méndez.

La segunda corrida se lidia en el coso de Zalamea la Real. Tres de San Mateo y dos de San Marcos y el restante de José Luis Pereda García. El cartel lo integraron José Luis Galloso, que le cortó una oreja al primero; Manuel Ruíz Manili (dos orejas al segundo y una al quinto), y Tomás Campuzano (dos orejas al tercero y una al sexto).

Así como Juan Silveti el Meco abre un ciclo enfrentándose -en enero de 1915- a los primeros toros de San Mateo que produjo don Antonio Llaguno González, es su nieto David quien cierra ese mismo ciclo al lidiar en España -en octubre de 1986- el producto de largas jornadas, que iniciaron los hermanos Antonio y Julián Llaguno González (de 1912 a 1932, primero; de 1932 a 1953 después, bajo la égida de Antonio). Continuó José Antonio Llaguno García (de 1953 a 1980) y sostienen Ignacio García Aceves (de 1965 a 1984) e Ignacio García Villaseñor (de 1984 y hasta el momento), todo ello durante más de 80 años, tiempo que ha acumulado recuerdos y vivencias entrañables para la fiesta torera de México y fuera de él.

Para este trabajo queda perfectamente enraizada la idea de que para la fiesta torera también existe una pasión:

LA PASION DE LOS TOROS... SEGUN SAN MATEO.

APENDICE No. 1

Se incluyen a continuación las páginas que, dentro de la HISTORIA GENEALOGICA DE LAS FAMILIAS MAS ANTIGUAS DE MEXICO, don Ricardo Ortega y Pérez Gallardo dedica a los marqueses del Jaral de Berrio y al condado de San Mateo de Valparaíso, con sus correspondientes escudos.

APENDICE No. 2

Copias facsímil de "Testimonios y Mayorazgos de la señora Condesa de San Matheo de Valparaíso. Como dentro se expresa.

APENDICE No. 3

LA HACIENDA GANADERA51

La fachada original del casco, pasó a formar parte de la Comisión Ganadera Regional, cuya sede se encuentra en la capital del estado de Zacatecas.

Cabe hacer una observación sobre el origen del latifundio al que perteneció Mezquite. Según una hipótesis planteada por George McCutchen McBride en 1923, la encomienda facilitó la adquisición de tierras y por lo tanto la formación de los latifundios. La hipótesis es válida para el valle de México, como lo mostró Gibson, pero no para todo el país. Las haciendas ganaderas del norte del país, por ejemplo, no tuvieron antecedentes de encomienda por la simple y sencilla razón de que se fundaron donde había pocos indios

51 Víctor Manuel González Esparza: "Una hacienda zacatecana durante el porfiriato" pp., 33-61. En SECUENCIA No. 5, Revista americana de ciencias sociales. México, mayo/agosto de 1986. México, Instituto de Investigaciones Dr. José Ma. Luis Mora, 199 p.

dominados (la "guerra chichimeca" los aniquiló).52 McBride, por cierto, reconoce que muchas haciendas de México tuvieron su origen en las extensas donaciones de tierras hechas por la Corona española a los conquistadores, aunque lanza también una afirmación ahora muy discutible cuando dice que "a menudo han permanecido (las tierras donadas por la Corona) en posesión de la misma familia".53 Sin embargo, por lo dicho anteriormente, el latifundio inicial de Mezquite no tuvo su origen en una encomienda sino en las mercedes reales, debido, es lógico suponer, a la falta de mano de obra indígena; tampoco perteneció a la misma familia, como lo muestra el cuadro 1.

Así pues, la hacienda de Mezquite tuvo por lo menos siete familias propietarias, incluyendo la Pérez Gálvez y Rul. Si se atiende la discusión sobre la continuidad de la tenencia de la tierra, puede decirse que el siglo XVII fue el del origen del latifundio de Mezquite, constituido por mercedes reales y vinculado a un Mayorazgo. El siglo XVII fue el de la inestabilidad (cinco familias propietarias), debido sobre todo a las dificultades económicas (deudas) de sus propietarios. Para el siglo XVIII, en cambio, Mezquite sólo tuvo dos familias propietarias. Finalmente, el siglo XIX (a partir de 1798 hasta el periodo revolucionario del siglo XX) significó para el latifundio de Mezquite la época de la estabilidad, de la continuidad de una misma familia propietaria. En esta perspectiva de largo plazo, considerando sólo los títulos de la propiedad, el siglo XIX fue para Mezquite no sólo el de continuidad sino también el de crecimiento.

Los primeros datos de la superficie de Mezquite fueron levantados a partir de la Cédula de Composición (octubre de 1754) y calculados el año de 1758: 275 sitios de ganado mayor, aproximadamente 484,000 hectáreas, incluyendo las tierras de Pozohondo. En 1770 se divide el latifundio quedando sólo para Mezquite 160 sitios de ganado mayor (cerca de 281,600 hectáreas); en 1803 se le agregan 6 sitios.54 Para 1881 la superficie total de

52 Magnus Mörner, "La hacienda hispanoamericana: examen de las investigaciones y debates recientes" Haciendas, Latifundios y Plantaciones en América Latina, 2a. ed. México, Siglo XXI-CLACSO, 1978, p. 1578. El trabajo continúa siendo una excelente guía para la investigación.

53 George McCuthen McBride, "Los sistemas de propiedad rural en México", Problemas Agrícolas e Industriales de México, vol. 3, núm. 3, julio-sep. de 1951, p. 36.

54 Archivo General de la Nación, Fondo Rul y Azcárate (en las citas siguientes AGN-FRyA), Caja 337.

Mezquite y anexas (superficie no integrada; véase mapa) era ya de 239 sitios de ganado mayor con 34 caballerías.55 La diferencia con el año de 1803 se debe a la hacienda de Norias (cerca de 74 sitios), incorporada al latifundio a mediados del siglo XIX (cuadro 2).

Resulta paradójico el crecimiento y la estabilidad de Mezquite en un siglo especialmente conflictivo.56 Como también la desintegración de algunas haciendas en ciertos estados de la república a fines del siglo XIX, frente a la hipótesis del acaparamiento de tierras.57

La explicación de estas paradojas quizá se encuentre si se profundiza la hipótesis del ascenso de un nuevo grupo de latifundistas ("criollos nuevos" según Molina Enríquez), con base en el deslinde de baldíos y el desplazamiento de los viejos terratenientes de origen novohispano. La seguridad en la tenencia de Mezquite, por ejemplo, fue amenazada seriamente por el deslinde de baldíos en Zacatecas.

La compañía Calderón y Herrera, concesionaria como dije de los deslindes para Zacatecas, deslindó Mezquite y Pozohondo en 1887, quedando la medición como sigue:

Mezquite 119.73sitios de ganado mayor

Pozohondo 134.67sitios de ganado mayor Excedente 013.94sitios de ganado mayor Baldíos 034.34sitios de ganado mayor 302.68sitios de ganado mayor

Las protestas de Miguel Rul, propietario de Mezquite, no se hicieron esperar. Después de perder el caso en Zacatecas, lo llevó a Guadalajara y de ahí a la ciudad de México, directamente a la Secretaría de Fomento.58 Las medidas presentadas por Miguel Rul le

55 AGN-FRyA, Caja 341. Los datos son para el 22 de febrero de 1881.

56 Mezquite sobrevivió a pesar de que Francisca de Paula Pérez Gálvez, tía de Miguel Rul, apoyó la intervención francesa. Juárez ciertamente expropió a Francisca una hacienda en Nuevo León; sin embargo, los Pérez Gálvez contaban con 12 haciendas de campo y 6 de beneficio ubicadas, además de en Zacatecas, en San Luis Potosí, Nuevo León, Guanajuato, etc., 6 casas en la ciudad de México, etc., con un capital aproximado de 10 millones de pesos a mediados del siglo XIX, AGN-FRyA, Caja 87.

57 Jan Bazant documentó algunos casos de desmoronamiento de la gran propiedad en: Los bienes de la Iglesia en México (1856-1876): aspectos económicos y sociales de la Revolución Liberal, México, El Colegio de México, 2a. ed., 1977. De obligada consulta: Cinco haciendas mexicanas. Tres siglos de vida rural en San Luis Potosí, (1600-1910), México, El Colegio de México, 2a. ed., 1980, 229 p. Jesús Gómez Serrano ha mostrado abundantemente la desintegración de las haciendas en Aguascalientes, previa a la revolución: El Mayorazgo Rincón Gallardo. Disolución del vínculo y reparto de las haciendas, México, Centro de Investigaciones regionales de Aguascalientes, 1984, 156 p. Es también indispensable el libro de Beatriz Rojas: La destrucción de la hacienda en Aguascalientes, 1910-1931, México, El Colegio de Michoacán, 1981, 159 p.

58 Miguel Rul fue diputado federal por Aguascalientes.

otorgaban 166 sitios de ganado mayor a Mezquite, sólo 88 a Pozohondo y nada de excedentes ni de baldíos. El fallo, dado el peso de Miguel Rul en la política nacional, fue a favor de Mezquite. No obstante, el conflicto ejemplificó el cuestionamiento por nuevas fuerzas sociales a un tipo de propiedad y de producción en crisis.

Francois Chevalier, en un estudio clásico de los años 50, insistía en los móviles no económicos para la formación de los latifundios; incluso, pensando en el feudalismo europeo, Chevalier plantearía que la economía de la hacienda se caracterizaba por el autoconsumo.59 Estudios recientes sobre la época colonial y el siglo XIX han mostrado que el acaparamiento de tierras partía de una razón económica, pues significaba la eliminación de competidores y la posibilidad de sostener o aumentar las rentas; ello, a su vez, abría a los latifundistas las puertas del prestigio y del poder político.60 Por otra parte, el análisis de la contabilidad de las haciendas permitió mostrar que éstas, en términos generales, eran un negocio con su producción orientada al mercado, aunque no necesariamente un buen negocio.61 Se replanteó así la función de los grandes latifundios. Sin embargo, se desdeñó la perspectiva crítica sistematizada por Molina Enríquez y anticipada por Wistano Luis Orozco: las haciendas porfiristas no sólo impidieron la autosuficiencia alimentaria, como actualmente se dice, sino también frenaron el desarrollo regional y nacional al imponer una "economía de miseria". El análisis de la rentabilidad de la hacienda de Mezquite, por ejemplo, no puede olvidar el monopolio privado de más de 400 hectáreas de un bien socialmente escaso (la tierra), como tampoco los bajos jornales y salarios. Efectivamente, Mezquite fue un negocio, "imposición" o empresa, con relaciones comerciales o mercantiles incluso fuera del país (...)

59 Francois Chevalier, La formación de los latifundios en México. Tierra y sociedad en los siglos XVI y XVII. Trad. Antonio Alatorre, México, F.C.E., 1975, 510 p.

60 Magnus Mörner, op. cit.; Charles H. Harris III, A mexican family empire. The latifundio of the Sánchez Navarro, 1765-1867, Austin y Londres, Univ. de Texas, 1975, 410 p.

61 Jan Bazant, "Cinco haciendas..." op. cit. Juan Felipe Leal y Mario Huacuja, Economía y sistema de haciendas en México. La hacienda pulquera en el cambio. Siglos XVIII, XIX y XX. México, ERA, 1982, 200 p. Ma. Guadalupe Rodríguez Gómez, Jalapa y San Juan de los Otates. Dos haciendas en el Bajío Colonial México, El Colegio del Bajío, 1984, 171 p.

La actividad principal de Mezquite fue la ganadería de tipo extensivo.62 Actividad, por cierto, característica de todo el estado de Zacatecas. En 1894, en un informe sobre la geografía y estadística de Zacatecas, Alfonso Luis Velasco comentó que la producción agrícola en dicho estado no era importante. Las causas que argumentó para explicarlo fueron diversas: naturales, como la falta de corrientes de agua; técnico educativas, como la ausencia de maquinaria y de métodos modernos para las labores del campo, y económico sociales, es decir, la mala distribución de la propiedad "pues hay fincas agrícolas que en el Estado (de Zacatecas) llegan a alcanzar una superficie de 250,000 hectáreas, y el término medio de ellas es de 8,775 hectáreas.63 Existían en Zacatecas, sin embargo, haciendas con una superficie mayor a la considerada por Alfonso L. Velasco. Por ejemplo, la misma hacienda de Mezquite y anexas, cuya extensión para 1881 como vimos era de 421,000 has. o la hacienda de Cedros, que según Wistano Luis Orozco tenía una superficie de 754,912 hectáreas.64 El producto principal de las haciendas de Zacatecas era la ganadería. Al respecto Alfonso L. Velasco comentó: "De fama son en toda la república sus haciendas ganaderas", y agregaba: "la superficie que ocupan en el Estado los terrenos pastales es de 3,270,000 hectáreas (la mitad aproximadamente de la superficie de Zacatecas en aquel momento). En ellas se crían ganado ovino, caprino, bovino, caballar, mular, asnal y porcino; todos muy apreciados".65 La ganadería en Zacatecas ocupaba en el año de 1902 el primer lugar nacional en el número de cabezas, destacando el ganado menor. Tenía el 10.6% de todo el ganado del país y el 19.3% del ganado menor.66 Un historiador zacatecano ha visto estas cifras de 1902 como conservadoras.67 Según datos de 1889 el número de cabezas de ganado en Zacatecas era de 3,561,000, mientras que los datos de 1902 señalan sólo 1,548,157. La diferencia entre uno y otro año es de aproximadamente dos millones de

62 En promedio, durante el porfiriato, Mezquite destinaba 40 has por cabeza de ganado mayor y 6 has por cabeza de ganado menor. Un coeficiente elevado era, según Leonardo Martín Echeverría, 17 has y 4 has, respectivamente: La ganadería en México, Banco de México, 1960, 188 p.

63 Alfonso Luis Velasco, Geografía y estadística de la República Mexicana. Geografía y estadística del Estado de Zacatecas, t. XV, México, Sría. de Fomento, 1894, p. 96.

64 Wistano Luis Orozco, La cuestión agraria, Guadalajara, México, Taller de El Regional, 1911, p. 29.

65 Alfonso L. Velasco, op. cit., p. 104-105.

66 Antonio Peñafiel, Estadística ganadera de la República Mexicana. México, Sría. de Fomento, 1902.

67 Cuauhtémoc Esparza Sánchez, "Historia de la ganadería en Zacatecas, 1531-1911" Anuario de Historia, Universidad Autónoma de Zacatecas, 1978 p. 12-160.

cabezas. Se puede pensar en errores de cálculo. Sin embargo, como veremos más adelante, el descenso de ganado en Zacatecas coincide con las pérdidas de ganado en la hacienda de Mezquite. En su momento intentaré una explicación. Por ahora me interesa señalar el carácter extensivo de la ganadería en Zacatecas, es decir, su vinculación histórica con una forma de propiedad: los grandes latifundios. Aquí adquiere sentido lo anotado por Alfonso L. Velasco para explicar la poca importancia de la producción agrícola-cerealera en Zacatecas, particularmente "la mala distribución de la propiedad". La "ganaderización" del campo mexicano, por lo tanto, no es un proceso reciente.

68

D. Antonio Llaguno dando su primera vuelta al ruedo como ganadero en la plaza “El Toreo”, la tarde del debut de San Mateo en México, el 12 de diciembre de 1912. El diestro que lo acompaña es Ernesto Pastor.

68 Me parece que no se ha profundizado suficientemente sobre las causas de la insuficiencia de cereales durante el porfiriato. Una hipótesis a trabajar sería la "ganaderización" del campo mexicano desde una perspectiva histórica. Para los últimos veinte años, véase Nicolás Reig, "El sistema ganadero-industrial: su estructura y desarrollo 1960-1980", Desarrollo agroindustrial y la Ganadería en México, México, SARHCoordinación General de Desarrollo Agro-Industrial (Documento de Trabajo núm. 8), 1982, p. 19-239.

APENDICE No. 4

EL UNIVERSAL. EL GRAN DIARIO DE MEXICO

DIRECTOR: JOSE GOMEZ UGARTE

DOMINGO 30 DE MARZO DE 1924. AÑO IX TOMO XXX No. 2716, CUARTA SECCION PAG. 4.

PAGINAS TAURINAS DE MONOSABIO

¿CUAL DE LAS DOS?

Antonio Llaguno, que aparece a la izquierda, figura en un grupo entre quienes también destacan Juan Belmonte, José del Rivero y “Frascuelillo”. (SINAFO, N° Cat. 119432).

Han pasado ocho días y aún se comentan las faenas que Gaona realizó con los toros "Quitasol" y "Cocinero", de la ganadería de San Mateo. Todavía no nos hemos puesto de acuerdo acerca de cuál de ellas tuvo mayor mérito. Unos juzgan que la de "Quitasol" fue una maravilla de acabado. Perfecta obra de orfebrería. Dechado innegable de perfeccionamiento en el manejo de la muleta. Y es que consideran que las condiciones en que "Quitasol" llegó a poder del matador: sosote, obedeciendo despacio y aún tuvo momento en que quiso trotar al hilo de las tablas.

Y otros, resueltamente, votan por la faena de "Cocinero", el cuarto, que acometió con más nervio y tuvo más poder y traía la cabeza suelta. Y fue que si en la primera contemplaron suprema sapiencia en la aplicación de la flámula, en ésta hubieron de certificar no sólo esa maestría insuperable, sino algo que es más raro: la inteligencia, el dominio que con la muleta puede alcanzarse.

Sí: porque todos vimos que al cuarto muletazo "Cocinero" que empezó achuchando y revolviéndose codicioso, estaba con la lengua fuera, muy quieto y permitió que el leonés le volviese la espalda, cual si ya lo considerase enemigo insignificante.

Es verdad que en la faena del primer bicho se realizó el milagro de ligar seis pases naturales sin perder terreno en ninguno, haciendo que el bruto girase en torno al diestro. Seis pases naturales que en realidad constituyeron uno sólo: en redondo y que fueron rematados con el clásico pase de pecho, complemento obligado del pase natural. Seis pases en los que el diestro sujetó al toro para que no saliera de la muleta.

Pero -agregamos no pocos- con todo y haber sido una maravilla la faena de "Quitasol", siempre, la de "Cocinero", queda algunos codos más alta.

En "Cocinero" hubo más enemigo; más nervio, mayores dificultades que vencer.

Por eso, su mérito es más grande, incuestionablemente.

Sin embargo, no han faltado los Zoilos de ordenanza, pretendiendo aguar la fiesta.

Sueñan con tapar el sol con un dedo.

Basta lijera -sic- glosa de sus afirmaciones, para darse cabal cuenta de lo qué entienden de estas materias. Uno dice:

"En banderillas se resiste a entrar -habla de "Quitasol"-. Escarba y huele, y nada. Un banderillero arroja su montera a la jeta del burel, mas este se contenta con juguetear y no arranca..."

"El bicho ha llegado a la muerte como una seda. Ideal. El bicho sigue el engaño como babosa. Y no pierde de vista la muleta. En cualquier momento lo único que llama su atención es el trapo rojo..."

Y allí, al lado de tan luminosas frases, una pequeña instantánea del Indio muleteando a "Quitasol". En ella se mira cómo "Quitasol" se marcha al hilo de las tablas, y el Indio que le mete la pierna en los ijares y le flamea la muleta para recogerlo...

Luego, no en todos sus movimientos lo único que llamaba la atención de "Quitasol" era la muleta.

Y cuando un toro se queda y echa la jeta por los suelos -como dice que hizo "Quitasol"- ya no es tan de seda. Alguna aspereza debió tener. Y torearlo primorosamente como lo toreó Gaona, es indudable que representa no poco esfuerzo, máxime si hay momento en que el enemigo intente marcharse con viento fresco.

Del cuarto, dice:

"Un toro que comienza saltando al callejón, que sigue dando brincos. Que se queda en varas...

¿Acaso toro en tales condiciones es un pedazo de azúcar?

CONVENGA O NO

Hay quienes reprochan al Califa el poco clasicismo que empleara al torear a "Quitasol".

Hubieran preferido de buena gana que, después de los seis pases naturales y el de pecho, hubiese entrado a matar: habría sido faena completa y clásica, porque así debió haberlo hecho el propio "Chiclanero". ¿Para qué torear con la diestra, cambiándose de mano el engaño, etc?

Y, si Gaona hace tal, entonces las exigencias serían de otro género.

Esa faena impecable la entenderíamos media docena de los que estábamos en la plaza, no los doce mil que había en los tendidos. Y, como el sol sale para todos, hay que contentar a la mayoría.

De lo contrario, aparte de que la brega habría tenido menor emoción y escaso lucimiento, le pondrían toda suerte de reparos: éste, diría que no supo sacar el partido a que obligaba la nobleza del cornúpeto; aquél, quizás dudaría de la afición del torero, de su deseo de complacer a la clientela; porque, si con un borrego no se hacía aplaudir a rabiar, quien sabe para cuando reservaría su tan decantada maestría.

El caso era poner laguna tilde, conviniese o no.

Y no todos están por los clasicismos, que es éste un capítulo en el que se "vacila" más de lo necesario.

Cuando, después de meternos en el cráneo algún pesado librote taurómaco entramos a la realidad de las cosas, salimos pidiendo a gritos el toreo clásico: mucha mano izquierda; torear exclusivamente con los pases fundamentales: el natural y el de pecho. La estocada recibiendo...

Con arrebatadora suficiencia doctrinamos de esta guisa, queriendo reducir a la nada algún diestro que tarde a tarde se lleva de calle a los públicos: -Mientras no reciba un toro, no puede considerársele un gran estoqueador!...

Y resulta que ejecuta exclusivamente los pases naturales y los de pecho, y viene la consumación de la suerte máxima, y aplaudimos, pero no hemos quedado satisfechos. Y ya estamos poniéndole reparos y nos hundimos en prolijas disquisiciones acerca de si debió o no debió haber recogido el pie izquierdo, o el derecho, o levantado más la mano. Y unos dicen que recibió a ley, y otros lo niegan y el torero con cuatro palmadas no queda contento, y jura no volver a meterse en semejantes belenes.

Todo se debe a que, la verdad, la suerte que creímos portentosa ya de viso nos parece tener poca miga. Esperábamos que despertaría mayor alboroto, que nos causaría más impresión. Y no.

Lo acabamos de certificar recientemente: Nacional recibió cuatro, cinco veces. Y ya nadie se acuerda de eso. Y no porque Nacional hubiese consumado la suerte suprema con mayor o menor perfección, -que en alguna llenó todos los trámites- hemos de confesar que sea consumado estoqueador, un Maestro. No. Comprendimos que su talla aventajada le permite intentar la suerte de recibir; pero que todavía está verde para codearse con los Mazzantini. En cambio, después de ver torear a Gaona un toro, chico o grande, como los ha toreado en esta temporada, tenemos que concluir perfectamente convencidos: es un maestro. Y han sido porque en esa faena ha despertado emoción. Ha dado el sello de su personalidad inconfundible, como en la de "Quitasol" que no la redujo al clásico capítulo inicial, del toreo sobre la zurda, el que le enseñara "Ojitos", sino que, al prolongarla, buscó no caer en monotonía. De aquí que sus hazañas fueran todas distintas. Y la faena de "Quitasol" en nada se pareció a la de "Cocinero".

Si los dos toros eran igualmente nobles y faltos de respeto, como se dice por allí, cualquier otro lidiador los hubiese toreado con el mismo procedimiento, hasta hacer creer que era uno mismo.

Y esto lo vemos a diario: antes de que extienda la muleta el matador, ya sabemos que va a hacer y hasta podemos irle marcando el repertorio.

Porque es uno mismo, reducido, monótono, falto de interés.

Gaona, en estas dos faenas tan diferentes, probó no sólo que es quien más domina con la muleta, quien en ella posee positiva arma ofensiva y defensiva, sino que es el más "largo". El único, en los tiempos que corren, capaz de entretener y entusiasmar a los aficionados y sumirlos en un mar de perplejidades, porque, como hoy ocurre, no sabe por cual decidirse: si

por la faena arrobadora en que brillan los seis pases naturales ligados a la perfección, como brillan sobre el terciopelo los brillantes y las perlas, o por la faena de dominio absoluto, de ligereza asombrosa y de adorno variado e inagotable.

Y hoy no se habla de estocadas, sino del toreo de muleta.

El torero ha vencido al matador, lo cual no es una novedad porque así ha ocurrido siempre. No voy a negar que los grandes estoconazos levanten en vilo a los públicos y arrancan ovaciones estruendosas. Pero es cierto que jamás el matador ha podido aplastar al torero: "Lagartijo" no fue opacado por "Frascuelo"; ni "Guerrita" por don Luis; ni Fuentes por "Algabeño". "Machaquito", con lo valiente y seguro estoqueador que fue, vió con pena que el cetro no estuvo en sus manos, sino en las de "Bombita", que era el torero.

CUALQUIER TIEMPO PASADO

Y al pretender menguar el mérito de lo que viéramos hacer con "Quitasol" y "Cocinero", se hace hincapié en que fueron toros chicos. Terciados, no chotos, como dicen. En efecto: la corrida de San Mateo fue una corrida terciada, adelantada. Pero los más terciados fueron los dos últimos, que no correspondieron a Gaona. Y sin que yo pretenda hacer el elogio de los toros chicos, sí debo recordar que no sólo los toros grandullones saben dar cornadas, ni son los que mayores dificultades ofrecen a los lidiadores. A menudo los chicos y escurridos de carnes tienen más ligereza y nervio que los regorditos y corpulentos. Tenemos un caso reciente: Los toros de San Mateo lidiados en la corrida a beneficio de la Casa de Salud del Periodista. El más corpulento y en mejor estado de carnes, fue el "Silveti", toro bravísimo y de nobleza ideal, que se dejó hacer cuanto quiso el "Hombre de la regadera". Y el de menos libras, pero con mucho poder y nervio, fue el más pequeño: el "Facultades", aquel que ya con todo el estoque hundido en lo alto y listo para que de él diera cuenta el puntillero, se levantó y persiguió a Paco Peralta de tercio a tercio, y por poco le echa mano.

"Relojero", de Piedras Negras, el bicho que cogió a Nacional, no fue un toro grande. Nacional toreó a muchos otros de mayor respeto, y el que le atravesó un muslo fue el de menor tipo... Y, se explica: todos traen cuernos y sangre; y las cornadas no las dan con los años, sino con lo que llevan en la cabeza.

Siempre, es costumbre inveterada que quienes han conocido otros tiempos se entreguen a lanzar suspiritos de monja, añorando aquellas épocas en que veían lidiar reses con los cinco años cumplidos, con muchos kilos sobre el lomo y con pitones kilométricos.

Y lo creen como lo dicen. Están convencidos de que conocieron algo mejor de lo que nos sirven hogaño.

Hace veinte años yo escuché los mismos suspiros. Entonces se envidiaba a nuestros abuelos, que no vieron lidiar chotos.

En aquellos tiempos, yo ví a Mazzantini lidiar seis becerros del Cazadero, muy bravos, por cierto; y con ellos Don Luis y Villita dieron la más lucida tarde de aquella temporada.

En la extinta plaza "México", Minuto y Fuentes, torearon seis ratitas de Saltillo, noblotas y bravas. Fue corrida brillantísima y fue entonces cuando Antonio ensayó la suerte de recibir, con el cuarto.

A Mazzantini, a Lagartijillo y a Fuentes, yo los ví lidiar la primera corrida de Piedras Negras, con cruza española. Fueron seis bichos pequeños y de asombrosa bravura.

¿Bueyes? En aquéllas épocas pretéritas se lidiaban a pasto. Pocas veces escapaban los toros del Cazadero sin ser quemados. Atenco estaba por los suelos. Dígalo aquella bronca de la segunda corrida de Reverte. Cuando Reverte volvió a torear en la plaza "México", domingo a domingo, se las veía con mansos, sacudidos de carnes y mal encornados de San

Diego y de Santín.

En cambio, a últimas fechas y a partir de las corridas que se dieron en Tlalnepantla, han menudeado los toros bravos en todas las ganaderías. Hemos visto bravura ejemplar en algunos bichos de Atenco y San Diego de los Padres, de Piedras Negras, La Laguna, Zotoluca, Coaxamaluca, y San Mateo.

Y, si ayer Tepeyahualco presentaba corridas de soberbio trapío, hoy La Laguna nada tiene que envidiarle.

En el beneficio de Gaona, Atenco mandó una corrida grande, brava, gorda y de largos pitones. De San Diego este año hemos visto una corrida muy dura, y de San Mateo una con un nervio que no conocieron nuestros padres.

Sin embargo, los abuelos repiten su vieja cantilena.

¡Ah, aquellos tiempos!'''

Suspiran por los días en que también se lidiaban mansos, y chotos, como ahora y como siempre.

Jorge Manrique lo dijo:

Cómo a nuestro parecer

Cualquier tiempo pasado

Fue mejor.

Pero estar repitiendo tonterías, resulta una necedad.

MONOSABIO

D.

Manuel

Antonio Llaguno y
Jiménez “Chicuelo” dando la vuelta al ruedo en tarde triunfal allá por 1927.

APENDICE No. 5

RELACION DE LOS VOLUMENES QUE CONTIENEN INFORMACION SOBRE LA HISTORIA DE LA GANADERIA DE SAN MATEO.

ARCHIVO PARTICULAR DE JUAN PABLO LLAGUNO.

NOTA: AGRADECEMOS LA GENTILEZA DEL ING. ANTONIO MACIAS LOPEZ POR PERMITIRNOS EL ACCESO A COPIAS DE DICHA COLECCION, MISMA QUE SE ENCUENTRA ENCUADERNADA EN EL MODO QUE SE RELACIONA ENSEGUIDA.

VOLUMEN 1: SAN MATEO (DOCUMENTOS DE LOS SIGLOS XVII AL XIX)

1.-Tanto de testamento que otorgó don Francisco Sánchez de Cos el año de 1697 en 25 de enero de este año. 8 hojas (h.)

2.-1704: Bernabela de Salas con referencia a la Casa en veta Grande. 6 h.

3.-Año de 1740: Títulos de sesenta varas en cuadro que están en la beta Grande de que se hizo (...) a Bernabela de Salas mujer legítima de (lo demás, ilegible) 11 h.

4.-1752: venta real de la casa solar que dentro se expresa y con linderos que refiere otorgada por don Jerónimo de la Rionda(...) 1 h.

5.-1709: Testimonio a la letra de la escritura de imposición y fundación de capellanía de misas que con tres mil pesos de principal fundó el capitán don Diego de Zevallos Villegas, y auto(...) 21 h.

6.-1711: Solar de la calle de la Compañía que linda con la casa antecedente. 7 h.

7.-1716: Cesión y traspaso de venta real de Don Miguel Bermúdez presbítero (...) 49 h.

8.-1715: ventas varias. 14 h.

9.-Imposición de censo (...) de 1500 pesos de dos casas [en Zacatecas] por Lorenzo de Candia... a favor del Br. Sr. Dn. Sebastián de Sagarza. 12 h.

10.-1738: Cesión y traspaso al Capitán don Tomás de Aristorena y Lanz y D. Gregorio de Bernal como albaceas de Francisco Javier Ortiz de Herrera (...) a favor del Sr. Conde de San Mateo de Valparaíso (...) 6 h.

11.-1736: Cesión y traspaso (...) a favor de María Bonilla mujer legítima de Javier Ortiz. 8 h.

12.-1728: Venta Real (...) a favor de María Bonilla (...) 7 h.

13.-1729: Venta Real (...) a favor de Francisco Javier Ortiz. 4 h.

14.-1726: Venta Real (...) a favor de Felipe Ortega. 6 h.

15.-1728: Venta Real (...) a favor de Felipe Ortega. 11 h.

16.-1719: Título de una casa (...) 15 h.

17.-1728: Título del sitio de 40 varas de frente y 50 de fondo a favor de don Francisco Javier Ortiz vecino de esta ciudad. 4 h.

18.-1722: Venta Real (...) a favor de don Tomás de la Torre vecino de esta ciudad (...) 1 h.

19.-1724: Donación de una casa (...) a favor de los reverendos padres religiosos de Santo Domingo (...) 9 h.

20.-1753: Autos de pedimento del Sr. Conde de San Mateo Valparaíso (...) 13 h.

21.-1762: Escritura cancelada del reconocimiento de 2000 pesos que sobre Torrezilla tenía don Dionicio González Muñoz a favor de D. Diego López Aragón (...) 24 h.

22.-1728: Escritura a favor de los religiosos (...) 4 h.

23.-Cesión y traspaso de casas (...) 12 h.

24.-1753: Recibo de los muebles (...) 26 h.

25.-Sin carátula (ca. 1796) documentos varios. 57 h.

26.-1761: referencias de ganados. 38 h.

27.-1792: Villa de Valparaíso. 48 h.

28.-1801: Litigio con la casa de D. José Calderón. 86 h.

29 -1818-19: Valga cuenta el bienio (...) 83 h.

30.-1831: Testimonio del exp. instruido a solicitud de la Excma. Sra. exmarquesa de San Román sobre división del vínculo de ese nombre. 60 h.

31.-1852: Testamento militar de doña Francisca de Paula Pérez Gálvez (...) 12 h.

32.-1848: Título y órdenes relativos de la Cruz de Carlos Tercero. 1h.

33.-1838: Testamento de Doña María Guadalupe Moncada y Berrio (...) 185 h.

VOLUMEN 2: SAN MATEO (DE 1855 A 1965)

1.-1855: Estado de la Hac.a de San Mateo. Julio 30 de 1855. 14 h.

2.-Estado libre de Zacatecas. Año de 1864. Partido de Sombrerete.

Escritura de redención de un capital que reconocía la Hacienda del Sauz en favor de la Enseñanza pública, otorgada por el Sr. Rito Pérez, Pagador general de la División de Zacatecas a nombre del supremo gobierno en favor del Sr. D. Julián Llaguno, Admor. de dicha hacienda.

Ante el Escribano Público Nacional Ciudadano Juan Undiano. 7 h.

3.-Copia certificada acta matrimonio parroquial de don Josef de Llaguno y D.a Antonio Leona de la Haza el 17 de abril de 1826. Josef, hijo legítimo de D. Josef de Llaguno y Da. María López y Da. Antonia, hija legítima de don Félix de la Haza y de da. Antonia López. 2 h.

4.-Acta matrimonio (civil) de Antonio Llaguno [vecino de Valparaíso] y de Dolores González [vecina de Fresnillo] el once de junio de 1873 en Valparaíso. 2 h.

5.-Inscrito al nacimiento de Antonio Llaguno. Fresnillo, Septiembre de 1878. Nace el 29 de agosto a las tres de la mañana. 2 h.

6.-8 de julio de 1936/Sr. D. Antonio Llaguno González/11a. Tabasco 338/Ciudad//Asunto: su nacionalidad.

"En respuesta al escrito de usted, fechado el 2 de mes en curso, manifiesto a usted, que le corresponde la nacionalidad mexicana de conformidad con la constitución de 1857". Atentamente/Sufragio efectivo no reelección/P.O. del Secretario/El Jefe del departamento: Lic. Adolfo Desentis. 8 h.

7.-1883. Testimonio de la parte relativa á la hacienda de Pozohondo de la división de bienes de las testamentarías de D. José Mariano Fagoaga y Doña María del Rosario Obando. 6 h.

8.-1889. Testimonio Hijuela de la Señora Carlota García del Rincón. Zacatecas, 1889. Se sabe en este expediente 17 h. que la hacienda de Pozohondo, propiedad de Da. Carlota García del Rincón fue adquirida por don Antonio Llaguno por aviso del 13 de septiembre de 1893 ante el Sr. Zenón S. Ibarra.

9.-Testimonio de la escritura de división de la hacienda de Pozohondo, otorgada por los Señores Dn. Jesús Escobedo Nava y D. Genaro García con el carácter que en ella se expresa. Zacatecas, 1891. 15 h.

10.-Testimonio del remate celebrado en 1784 de las haciendas de San Juan de la Cruz de Pozohondo y de San Ildefonso de los Corrales, jurisdicción del Fresnillo, Estado de Zacatecas, expedido por esta oficina a solicitud del Señor D. Juan Rincón Gallardo dueño de dicha Hacienda (1894). 35 h. Noticias que a su vez están contenidos en el Archivo General de la Nación (AGN): Ramo "Tierras" vol. 3260 exp. 1 f. 31v.-66 f.

11.-Testimonio de la posesión dada en 1785 de las haciendas de San Juan de la Cruz de

Pozohondo y de San Ildefonso de los Corrales, jurisdicción del Fresnillo, Estado de Zacatecas, expedido por esta Oficina a solicitud del Señor don Juan Rincón Gallardo dueño de dicha hacienda. México, año de 1894. 29 h. Noticias que a su vez están contenidas en: A.G.N. Ramo: "Tierras" vol. 3260 exp. 1 f. 101-103; 118v-126.

12.-Testimonio de escritura de carta de pago, otorgado por los Sres. Don Genaro, Don Antonio, y Don Jesús y García a favor de D. Juan B. Rincón. Septiembre de 1893. 9 h.

13.-Testimonio de escritura de préstamo con Hipoteca otorgada por la señora Doña Carlota García de Rincón a favor del Sr. Don Jesús García. Mayo 31 de 1893. 19 h. con 6 anexos que son 3 certificados, el número 63, el 221 y 222 (estos dos con fecha del 22 de febrero de 1894) donde a partir de artículos relativos de la ley de 8 de noviembre de 1892 sobre declaración que implique renuncia absoluta del fisco á los derechos eventuales que por la nacionalización, o por otras causas, pudiera tener las expresadas fincas. Los certificados apuntan:

221.-La hacienda de "San Mateo" ubicada en la municipalidad de Valparaíso, Partido de Fresnillo en dicho estado; propiedad del Sr. Antonio Llaguno. 222.-La hacienda del Sauz y las Cuevas ubicados en la municipalidad de Saín Alto, Partido de Sombrerete de dicho estado: propiedad del Sr. A. Llaguno.

14.-Testimonio de la Escritura de venta de la fracción de la Hacienda de Pozohondo llamada con el mismo nombre, otorgada por D. Juan B. Rincón en representación de su esposa la Señora Doña Carlota García a favor del Sr. Don Antonio Llaguno. Septiembre de 1893. 18 h.

15.-Tres certificados de liberaciones. 29 de marzo de 1894. 3 h. Documentos donde se refiere: que la hacienda llamada de "Pozohondo" la forman una parte de los terrenos de las haciendas conocidas antes, bajo la denominación de "Nuestra Señora de Guadalupe" y "San Pedro regalado del Mezquite", que pertenecían a la Señora María de la Campa y Cos, quien en el año de 1757 celebró una composición, en la cual, el Juez Privativo Lic. Don Francisco López Portillo, le adjudicó ciento cuarenta y tres sitios que resultaron baldíos, reconociendo la legitimidad de los 122 y 1/3 sitios de ganado mayor, que estaba poseyendo en virtud de mercedes... posteriormente (de) el año de 1804, las haciendas nombradas "El Mezquite" y "Pozohondo" quedando, esta última dentro del perímetro demarcado en el plano general y en el que don Miguel Rull presentó para la revisión de los títulos de las haciendas "El Mezquite", "La Salada", "San Juan de los Ahorcados" y "el Gato" (...)

16.-Testimonio de la Carta de pago otorgada por el Sr. D. Juan B. Rincón Gallardo en representación de la Sra. su esposa Doña Carlota García a favor del Sr. D. Antonio Llaguno, representado por el Sr. Lic. D. Benito Garza. Zacatecas, Junio de 1894. 8 h.

17.-Testimonio de una carta de pago otorgada por Don Juan B. Rincón Gallardo a favor de Don Antonio Llaguno. Zacatecas, 1894. 11 h.

18.-Testimonio original de la escritura del amojonamiento de la hacienda de Pozohondo, hecho por el ingeniero Pio Quinto Juárez. 15 h. y un plano.

19.-Testimonio de la escritura de transacción otorgada por los Sres. Don Juan Bautista Fagoaga y Don Antonio Pérez Gálvez en 13 de abril de 1803 ante el escribano público don

Fernando Tamayo. México, 1894. 14 h. Fagoaga era dueño de Pozohondo y Sierra de Guadalupe, en tanto que el segundo [además, conde de este título: Gálvez] dueño de las del Mezquite, Agostadero, San Juan de los Ahorcados.

20.-Segundo testimonio original de la escritura de venta otorgada por D. B. Soto apoderado de varios a favor de los Sres. D. José Ma. y D. Jesús García. Zacatecas, 1894. 15 h.

21.-Testimonio original de la declaración de ser perfectos los títulos expedidos conforme a la medida de Pacheco, de 14 de diciembre de 1758. Zacatecas, 1894. 6 h.

22.-Testimonio de las diligencias practicadas por Adriano González Valdéz Zienfuegos como en él se expresa. Zacatecas, 1894. 30 h. y 2 mapas.

23.-Demandas y obligaciones contrato de compra-venta sostenido entre Antonio Llaguno y Don Juan B. Rincón sobre la hacienda Pozohondo. Zacatecas 22 de mayo de 1894. 6 h.

24.-Testimonio original de la escritura de carta de pago otorgada por el Sr. D. Juan B. Rincón a favor del Sr. D. Antonio Llaguno. Zacatecas, 1895. 16 h.

25.-Copia certificada del inventario que obra en la segunda sección del juicio testamentario a bienes del Sr. Don Antonio Llaguno y Haza. Valparaíso, 25 de julio de 1898. 8 h.

26.-Testimonio. Copia certificada de varias constancias de la escritura de partición entre los herederos del Sr. D. Antonio Llaguno y Haza. Zacatecas, 1911. Menciona fallecimiento de D. Antonio en la hacienda de San Mateo el 20 de febrero de 1908. 4 h.

27.-Testimonio: Contrato otorgado por los señores Don Antonio y Julián Llaguno y González. 1940. 10 h. y otras 10 en iguales circunstancias para el Sr. Dn. Julián Llaguno y González.

28.-Disolución de mancomunidad y división de bienes otorgada entre los señores Don Julián y Don Antonio Llaguno y González, correspondiendo al primero la hacienda de "Pozohondo", situada en la municipalidad de Villa de Cos. Partido de Fresnillo, y al segundo la finca rústica "El Sauz" con su terreno anexo "la Ventura", situada en la Municipalidad de Sain Alto, partido de Sombrerete. Zacatecas, 1911. 7 h.

29.-Protocolización ordenada por el juzgado del Ramo Civil de esta Capital, de los testimonios de las escrituras otorgadas ante el juzgado de primera instancia de Valparaíso actuando por receptoría una relativa a la partición de los bienes de la testamentaria del Sr. D. Antonio Llaguno, otorgada por sus herederos, el 23 de julio de 1908 y la otra de sociedad civil en nombre colectivo, otorgada por los mismo, el 24 de julio del propio año. Zacatecas, 1926. 37 h.

30.-Partición extrajudicial de los bienes que quedaron al fallecimiento del Sr. D. Antonio Llaguno, otorgada en Valparaíso, por sus herederos, el 23 de julio de 1908 ante el juzgado de 1a. instancia de aquel Distrito Judicial, actuando por receptoría y protocolizado el testimonio respectivo por disposición del Sr. Juez del ramo civil de la ciudad de Zacatecas. Testimonio para el Señor D. Antonio Llaguno González. Zacatecas, 1926. 32 h.

31.-Disolución de la mancomunidad y división de bienes otorgada por los señores D. Antonio y D. Julián Llaguno González. No. 38. Zacatecas, 1944. 8 h.

32.-1950. Sucesión de Da. Dolores González de Llaguno y de D. Antonio Llaguno y Haza. Sociedad Hijos de Antonio Llaguno. Albaceazgo y administración de Antonio Llaguno González. 17 h.

33.-Testimonio de la escritura No 29,959. Adjudicación por herencia. México 19 de julio de 1965 de D. Antonio Llaguno González. 39 h.

Infinidad de recibos de años 1955 y 1956 con respecto a la venta de terrenos por parte de José A. Llaguno García y otro tanto de planos de lotes de terrenos segregados de la fracc. I. de la hacienda de San Mateo.

VOLUMEN 3: SAN MATEO (ORIGINAL)

Testimonio de los Títulos de propiedad de los sitios y pertenencias de la Hacienda de Pozohondo y Guadalupe de las corrientes por el escribano Agustín Valdéz por mandato del Lic. Juan Antonio de Ahumada corregidor de Zacatecas, a pedimento del Conde de San Mateo de Valparaíso.

A 21 de noviembre de 1732. 80 f. + 2 planos.

Menciona al Capitán Dn. Juan de Dozal Madriz vecino y labrado en la jurisdicción del Real y Minas del Fresnillo, dueño de varias estancias, sitios y demás propiedades en términos de Sombrerete, así como Nieves y Fresnillo, contando entre otras, la de Pozohondo, Salada, Cojos, Víboras, Quelites, Guadalupe, Cañadas, Agua de Alonso, Ciénega el Mezquite, Tenanguillo que en diversos documentos se remontan a 1693 y 1697 respectivamente. La petición del Conde de San Mateo de Valparaíso es respecto a una solicitud de la Superintendencia de tierras y medidas ejecutadas en virtud de dichas comisiones Reales, cédulas, títulos, confirmaciones, lanzamientos y posesiones. Escrito presentado por el señor conde de San Mateo de Valparaíso y auto del señor corregidor de esta ciudad don Juan Antonio de Ahumada abogado de los Reales Consejos y autos de estos reinos de cuyo mandato por el presente cierto y verdades corregido y concertado con sus originales a los que me remito los que devolví a dicho sr. conde como se previene y manda por dicho auto de dicho Sr. Corregidor y este testimonio va en ochenta y un fojas con esta la primera, y su correspondiente del papel del sello segundo y las demás común siendo advertencia incluirse en dichas 81 fojas dos mapas (...) en noviembre de 1732.

VOLUMEN 4: SAN MATEO (1878, 1885, 1770 y 1735)

1.-Escritura de venta e hipoteca del Rancho y Molino de Sotelo otorgada por los señores Don

Manuel A. Velasco y Doña Ignacia Cañas de Salazar. México, 1878. 13 h.

2.-Escritura pública de venta judicial del Rancho y Molino de Sotelo otorgada por el Sr. Juez 4o. de lo Civil en rebeldía del Lic. D. Diego Germán y Vázquez en favor del Sr. Manuel Angel Velazco. México 25 de agosto de 1885. 22 h.

3.-[Incompleto faltan fojas 1 a 15 v.] Cd. de Valladolid [hoy Morelia]. Acción de inventarios, aprecios y avalúos de los bienes a la muerte de la Sra. Doña María Ildefonsa de la Campa Cos dos últimos sus hijos y universales herederos. 1770. 19 h.

4.-Año de 1735. Escritura de venta de cinco sitios de ganado mayor, huecos, valdíos, y demasías de otras, merced de Huerta y Venta, otorgada por la parte de las Sras. Marquesa de San Miguel de Aguayo y Santa Olaya. A favor

De Dn. Andrés José Sánchez de Tagle Cavallero del orden de Calatrava, en cantidad de 7,000 pesos como dentro se expresa. 50 h.

Menciona en fojas 4 v. que la hacienda de Cedros "que ha dado Dn. Fernando de la Campa Conde de San Matheo de Valparaíso a Don Andrés Sánchez de Tagle por créditos dotales de la legítima materna que pertenecía a su esposa a doña Alfonsa de la Campa los títulos de dichas mercedes se hallaban en poder de nuestros difuntos padres..."

VOLUMEN 5: SAN MATEO (SIGLO XX)

1.-Carta de Ricardo Torres "Bombita" (R.T.) dirigida a Antonio Llaguno (A.LL.). Sevilla 27 de octubre de 1908. Mas reseña de ganado por "Bombita". 8 h.

2.-Recibo del Marqués del Saltillo con fecha 17 de octubre de 1908 por seis becerros y seis becerras vendidos a (A.LL.) 1 h.

3.-Carta (R.T. - A.LL.) Sevilla 10 de marzo de 1909. 3 h.

4.-Carta idem. Sevilla 2 de junio de 1909. 3 h.

5.-Carta idem. (incompleta y s/l.) 1 de septiembre de 1909. 4 h.

6.-Mensaje (A.LL. - R.T.) en México 28 de marzo de 1911. 1 h.

7.-Carta (R.T. - A.LL.) s/f. 1 h.

8.-Carta idem. Sevilla, 17 de febrero de 1911. 4 h.

9.-Carta idem. Sevilla, 10 de junio de 1911. 3 h. A.LL. se encuentra en Madrid.

10.-Carta de Manuel Torres "Bombita III" a Antonio Llaguno quien se encuentra en Barcelona. Sevilla, 28 de julio de 1911. 1 h.

11.-Carta de Emilio Torres a Antonio Llaguno desde (...) a 17 de agosto de 1911. 4 h.

12.-Telefonema (recibo) sobre aviso (R.T. - A.LL.) mencionando tentadero aplazado en la ganadería del Marqués del Saltillo. 1911.

13.-Telefonema (recibo) sobre aplazamiento tentadero. Emilio Torres a Antonio Llaguno.

14.-Carta (R.T.-A.LL.) Madrid, 1 de diciembre de 1911. 4 h.

15.-Carta idem. Madrid, 27 de diciembre de 1912. 4 h.

16.-Carta idem. Sevilla, 20 de enero de 1912. 4 h.

17.-Carta de Rafael González "Machaquito" a Antonio Llaguno. Invitación comida casa de Silveti y recordatorio de que el fierro de la ganadería, "sea chiquito". México, 1911.

18.-Recibos del Marqués del Saltillo sobre el ganado que vendió con fecha 1 de octubre de 1912, así como reseña con número, nombre, pinta y nota de tienta no solo de las vendidas sino de todas las incluidas en la tienta. 5 h.

19.-Recibos de gastos con fecha del 26 de noviembre de 1912 en México y cartas varias refiriendo la llegada del ganado que compró A.LL. a Veracruz con fechas, 6, 22 y 26 de noviembre; todas de Ortiz Sainz y Cía. a los hijos de Antonio Llaguno y Haza. -Telegrama del desembarco fechado el 3 de noviembre de 1911 desde Huichapan. -Declaración de cartel de la ganadería de San Mateo con fecha 17 de febrero de 1915. Sr. León (rúbrica) Srio. Ayto. El acuerdo del cabildo es del día 16 de febrero.

-Lista de vacas nuevas españolas paridas. San Mateo, 9 de marzo de 1913. 7 h.

20.-Carta de Antonio García "Bombita IV" a A.LL. Sevilla, 2 de septiembre de 1921. 2 h.

21.-Carta idem. Sevilla, 17 de abril de 1926. 4 h.

22.-Carta idem. Sevilla, 19 de septiembre de 1926. 4 h.

24.-Carta idem. Madrid, 25 de mayo de 1927. 8 h.

25.-Cuaderno de notas de tienta desde 1909 hasta 1930 de manera muy alternada y con las propias anotaciones de Antonio Llaguno. 51 h.

26.-El resto del volumen lo ocupa una larga reseña, toro por toro, así como de vacas que fue realizando A.LL. sobre tientas y otras anotaciones.

27.-Memorandum sucesión de Da. Dolores González de Llaguno y de D. Antonio Llaguno y Haza, así como el albaceazgo de Antonio Llaguno González. México, 2 de enero de 1950. 17 h. (Cada hoja, firmada por Antonio Llaguno. Documento muy importante).

APENDICE N° 6

APÉNDICE N° 7

RELACIÓN COMPLETA y DETALLADA QUE ELABORÓ LUIS RUIZ QUIROZ.

REGISTROS PERIODÍSTICOS QUE REMEMORAN LA PRESENCIA DE LOS TOROS DE SAN MATEO EN ESPAÑA EN 1986.

RETRATO DE DON MIGUEL DE BERRIO Y SALDIVAR, PRIMER MARQUES DEL JARAL DE BERRIO Y CONDE DE SAN MATEO DE VALPARAISO.

(ANONIMO, SIGLO XVIII. OLEO SOBRE TELA. 200x125 CM).

[BANCO NACIONAL DE MEXICO]

LA PRIMERA MARQUESA DEL JARAL DE BERRIO

DOÑA ANA MARIA DE LA CAMPA Y COS, EN UN TIPICO

RETRATO DE APARATO", CON EL VESTUARIO DE CEREMONIA DEL SIGLO XVIII, DE RICAS TELAS, BORDADOS Y ENCAJES, Y LA SUNTUOSA JOYERIA. LOS "CHIQUEADORES", PEQUEÑOS

PARCHES DECORATIVOS DE TERCIOPELO NEGRO QUE USABAN EN AMBAS SIENES, SON UN DETALLE MUY PARTICULAR.

(ANDRES DE ISLAS. SIGLO XVIII. OLEO SOBRE TELA. 193x131 CM) [BANCO NACIONAL DE MEXICO]

DELICIOSO RETRATO INFANTIL DE LA SEGUNDA MARQUESA DEL JARAL DE BERRIO, DOÑA MARIA ANA DE BERRIO Y CAMPA, PROPIETARIA DE UNO DE LOS MAS BELLOS PALACIOS DE LA CIUDAD DE MEXICO, CONOCIDO COMO "PALACIO DE ITURBIDE".

(ANONIMO. SIGLO XVIII. OLEO SOBRE TELA. 102x73 CM).

[BANCO NACIONAL DE MEXICO]

ANTIGUO CARTEL QUE DA CUENTA DE UN FESTEJO CELEBRADO EN SOMBRERETE, ZACATECAS EN ENERO DE 1849. ALLÍ SE CITAN POR PRIMERA VEZ TOROS DE LA HACIENDA DE SAN MATEO.

Merecido homenaje, don Antonio Llaguno González

BIBLIOGRAFIA Y ARCHIVOS

ALAMEDA, José (Seud. de Carlos Fernández Valdemoro): El hilo del toreo, Madrid, Espasa-Calpe, 1989. 308 p. ils., retrs. (La Tauromaquia, 23).

AMADOR, Elías. Bosquejo histórico de Zacatecas. México, Partido Revolucionario Institucional, Comité Directivo Estatal, 1982. 2 v. ils.

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ORTEGA y Pérez Gallardo, Ricardo. Historia genealógica de las familias más antiguas de México. Por don (...) Contador de primera clase en la Contaduría Mayor de Hacienda de la República Mexicana. Socio Honorario de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, de número de la Sociedad Científica "Antonio Alzate," Oficial de Instrucción Pública de Francia, Socio Honorario del Consejo Heráldico de París y activo del Colegio Heráldico de Italia, Alceo Tirio entre los Arcades de Roma. Tercera edición corregida y aumentada con profusión de datos y documentos históricos e ilustrada con hermosas cromolitografías. La segunda edición de esta obra fue premiada con medalla en la Exposición Universal de St. Louis Mo., Estados Unidos de América. México, Imprenta de A. Carranza y Comp. 1908. 3 v. (Primera parte [Concluye] Tomo II).

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ARCHIVO HISTORICO DE BANAMEX

Catálogo de los marqueses del Jaral de Berrio. Archivo Histórico del Banco Nacional de México. 2 v. (En particular el segundo: Cajas 9-10/Exps. 1-161)

:h. 56: 006.-1808/07/19 y 1808/07/27

México, cd. Cuaderno # 6 Comprobante de la cuenta de albaceasgo de la Hacienda del Marquesado de San Román, dirigido a los señores herederos y el encargado del quinto. 13 Fs.

:h. 100: 076.-1804/11/19

México, cd. Memoria de los bienes que ha tomado la señora Marquesa del Jaral de Berrio de la Testamentaria de la señora Condesa de San Mateo de Valparaíso, firmado por el Conde de San Mateo Valparaíso. Fs. 47 (está en el exp. 13).

:h. 109: 089.-1865/11/11

México, cd. Poder en el que la señora Josefa Moncada y Berrio de Mendivil le da a su nieto Felipe Raigosa, para que se encargue de la administración de su casa. 6 Fs.

: h. 133: 156.-1756/01/24

México, cd. Testimonio del Vínculo y Mayorazgo de la Sra. Condesa de San Mateo de Valparaíso, Ana María de la Campa y Cos. 28 Fs.

Además: CUENTA de hijuela, división y partición a bienes de la testamentaria de la Sra. Condesa de Sn. Mateo de Valparaíso, que forma el Regidor Don Agustín del Rivero, Contador nombrado para el efecto por los tres señores herederos de la expresada señora condesa. En México, a 31 de diciembre de 1812. 112 f.

-Archivo General de la Nación: Ramo vínculos y mayorazgos.

--:Ramo: Mercedes: vol. 2 exp. 306.

-Archivo del Ayuntamiento de Zacatecas

-Archivo de la Biblioteca de la Universidad Autónoma de Zacatecas

HEMEROGRAFIA

MONITOR REPUBLICANO (1867 y 1881)

EL SIGLO DIEZ Y NUEVE (1867)

LA BANDERILLA (1887)

EL UNIVERSAL TAURINO (1925)

EL ECO TAURINO (1936)

LA LIDIA (1942)

LA FIESTA (1946)

LEVANTAMIENTO BIBLIOGRAFICO COMPLEMENTARIO.-

BIBLIOTECA

NACIONAL (U.N.A.M.)

R/354.72008/MEX.m.89

Memoria en que el Gobierno del Estado Libre de los Zacatecas da cuenta de los ramos de su administración al Congreso del mismo Estado, con arreglo á lo prevenido en el artículo 75 de la Constitución, Zacatecas, Imp. del Gob. a cargo de Pedro Piña, l833. 36 p. ils. Sucesivamente: 1849, 1850, 1870, 1871, 1874.

972.09:335.9(001)/ZAC.1.

Ley agraria del Estado de Zacatecas. s.i. s.l. 1919.

RH/015.7208/MBM.1.26

Chávez Orozco, Luis. Bibliografía de Zacatecas. México: Sría. de Relaciones Exteriores, 1932. ix, 231 p. ils. (Monografías bibliográficas mexicanas, 26).241/BUS.d. Bustamante, I.M. Descripción de la serranía de Zacatecas. Formada [en] 1828-1829, aun y combinada con planes, perfiles y vistas trazadas en los años de 1829, 30, 31 y 32 por C. de Berghes. 2a. ed. de la Crónica municipal. Zacatecas, Escuela de Artes, 1889. 68 p.

398.2097241/ESP.c.

Esparza Sánchez, Cuauhtémoc. Cuentos, leyendas y costumbres del antiguo Zacatecas Zacatecas, Universidad Autónoma de Zacatecas, 1976. 166 p. (Folcklórica, 1).

R/1720/M4SAN

Lascano, Lucas: Palestra ingeniosa, que a la dedicación de el convento Hospital de N.P.S. Juan de Dios, celebraron los ingenios zacatecanos en el día 25 de febrero de el año 1718. Segundo de la fiesta [s.p.i.]

R/972.41/DAV.s.

Dávila Garibay, José Ignacio Paulino: La sociedad de Zacatecas en los albores del régimen colonial; actuación de los principales fundadores y primeros funcionarios públicos de la ciudad. México, Robredo, 1939. xix, 132 p. ils. (Biblioteca histórica mexicana de obras inéditas, 13).

972.008/MIS.22

Lemoine Villicaña, Ernesto. Miscelánea zacatecana; documentos histórico-geográficos de los siglos XVII al XIX. Comp. y precedidos de una introd. por Ernesto Lemoine Villicaña. México [Talls. gráfs. nacs.] 1964 p. 247-329.

PRÓLOGO

POR: IGNACIO GARCÍA VILLASEÑOR

CAPITULO N° 1

SAN MATEO Y JOSE ANTONIO LLAGUNO GARCIA

¡MANCUERNA PARA EL FLORECIMIENTO DE LA GANADERIA BRAVA EN MÉXICO!

POR: GUILLERMO SALAS.

CAPITULO N° 2

DOCE HORAS DE SAN MATEO. DOCE EXCEPCIONALES TOROS DE SAN MATEO PARA DOCE DE LAS MEJORES FAENAS DE DOCE DE LOS PRINCIPALES TOREROS QUE HAN ACTUADO EN LAS PLAZAS “EL TOREO” Y “MÉXICO” DE LA CAPITAL DE LA REPUBLICA.

POR: BENJAMIN FLORES HERNÁNDEZ.

CAPITULO N° 3

Pasajes breves de la Muy noble y Leal Ciudad de Nuestra Señora de los Zacatecas antes del siglo XVIII. Nombramiento del título de Conde de San Mateo de Valparaíso el año de 1727, hasta su continuación -a fines de la misma centuria- en el marquesado de San Román incluyendo esa historia, entre novelada y anecdótica, las rencillas ocasionadas más por dispendio que por amor, entre el marqués de Moncada y la única heredera del conde de San Mateo de Valparaíso, doña María Ana del Berrio. (Antecedentes).

2a. PARTE DEL CAPITULO No. 3

Comprende el estado de cosas presente para 1872, momento en que José Antonio Llaguno y Haza es el nuevo propietario de la hacienda de San Mateo. Estudio y proceso de formación que logró la ganadería al estallar la revolución en 1910.

SIGLO XIX: LA NUEVA RELACION DE SAN MATEO CON LOS LLAGUNO. MÉXICO, ZACATECAS Y SAN MATEO A PARTIR DE 1872. PERFIL DE ANTONIO LLAGUNO GONZALEZ , ANTONIO LLAGUNO CON RODOLFO GAONA Y MANUEL JIMENEZ "CHICUELO". TRES LUSTROS DE APOGEO: 1925-1940. ANTONIO LLAGUNO VS. "ARMILLITA", JESUS SOLORZANO Y TORO CHICO. DESTINOS QUE HA VIVIDO SAN MATEO COMO GANADERIA (nuevos propietarios).

TRES TOROS DE SAN MATEO QUE HAN OBTENIDO EL INDULTO .

APÉNDICE N° 1

Se incluyen a continuación las páginas que, dentro de la HISTORIA

GENEALOGICA DE LAS FAMILIAS MAS ANTIGUAS DE MEXICO, don Ricardo Ortega y Pérez Gallardo dedica a los marqueses del Jaral de Berrio y al condado de San Mateo de Valparaíso, con sus correspondientes escudos.

APENDICE N° 2. Copias facsímil de "Testimonios y Mayorazgos de la señora Condesa de San Matheo de Valparaíso. Como dentro se expresa.

APENDICE N° 3. LA HACIENDA GANADERA

NOTAS AL APENDICE N° 3.

APENDICE N° 4.

EL UNIVERSAL. EL GRAN DIARIO DE MEXICO

DIRECTOR: JOSE GOMEZ UGARTE

DOMINGO 30 DE MARZO DE 1924. AÑO IX TOMO XXX No. 2716, CUARTA SECCION PAG. 4 DEL DOMINGO 30 DE MARZO DE 1924. PAGINAS TAURINAS DE MONOSABIO

APENDICE N° 5. RELACION DE LOS VOLUMENES QUE CONTIENEN INFORMACION

SOBRE LA HISTORIA DE LA GANADERIA DE SAN MATEO. ARCHIVO PARTICULAR DE JUAN PABLO LLAGUNO.

NOTA: AGRADECEMOS LA GENTILEZA DEL ING. ANTONIO MACIAS LOPEZ POR PERMITIRNOS EL ACCESO A COPIAS DE DICHA COLECCION, MISMA QUE, SE ENCUENTRA ENCUADERNADA EN EL MODO QUE SE RELACIONA EN SEGUIDA.

APÉNDICE N° 6. SAN MATEO. QUIENES HAN TOREADO MÁS SAN MATEO. QUIENES HAN TRIUNFADO MÁS CON SAN MATEO.

HAZAÑAS IMPORTANTES DE SAN MATEO.

APÉNDICE N° 7

RELACIÓN COMPLETA y DETALLADA QUE ELABORÓ LUIS RUIZ QUIROZ.

BIBLIOGRAFIA Y ARCHIVOS.

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