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Agradecimientos

Entusiasmado con el tema fueron las estimulantes conversaciones con tres personajes las que me indujeron abordar el compromiso conmigo mismo. º

Quiero decir atreverme a escribir sobre Javier Garfias, el hombre, el ganadero.

El primero fue Javier Garfias, el nieto.

Contacto que nació en plena pandemia cuando reunidos en tertulia telemática con el grupo de Ventaurinos que apoya y dirige el buen aficionado Eloy Anzola.

Con Eloy protestamos de la injusta ignorancia -no sé sí hay ignorancia justa-, sobre todo lo que significa y representa el paso de Javier Garfias de los Santos por el mundo.

Agradezco a Eloy Anzola animarme, lo mismo a mi amigo de toda la vida, Pepe Garfias cuando ni sospechábamos se iría del escenario mucho antes de imprimir y de manifestar en estas páginas nuestro agradecimiento y admiración por el hermano mayor que tuvo en su vida la jerarquía de un padre amoroso pero exigente.

Carlos Castañeda Gómez del Campo, joven y sabio historiador de la fiesta mexicana, fiel a su doctrina y un romántico como ganadero por quien que profeso admiración.

En estas líneas expreso respetuosa amistad y agradecimiento por compartir su sabia afición.

Carlos, a su vez reclutó a Javier Borrego, generoso y paciente, junto a quien formamos un equipo con Antonio Macías internándonos en la biografía no escrita de Javier Garfias.

No hubo necesidad de crear un club de conscriptos y reunir la admirable esencia del periodismo taurino, todos nos animamos para formar un grupo representado por: Luis Pérez Oramas, un venezolano que con su entusiasmo, plenitud, compresión y expresión del arte son suficientes el peso histórico y su validez como acervo, los toros son dueños de un espacio inmenso en el territorio de los valores culturales e intangibles de la humanidad.

José Carlos Arévalo de quien su siembra de medios, crónicas relatos que defienden y explican la tauromaquia es el legado que reparte entre comunicadores fuera del claustro universitario.

Francisco Aguado, maestro del periodismo y autor de los clásicos fundamentales en la literatura

taurina. Ha logrado arropar con ejemplos humanos por él descubiertos al barrer la hojarasca bajo la que se esconden sólidos valores.

Juan Antonio de Labra, como nadie vive el relato de la historia de los toros en México discurso que ordena su mente y preclara cultura herramientas que le han convertido en el gran escritor de la Historia.

Carlos Ruiz Villasuso, admirado profesional. He tendido la suerte de compartir con él desde que estudiaba, y tiene la capacidad de sorprenderme cada día: escritor, novelista, investigador, director de medios, muchos méritos profesionales, pero ninguno como el de su honesta y valiente defensa a los valores humanos, combatiendo la injusticia en abyectos y viles terrenos aún estando en desventaja.

Flavio Carrillo, matador de toros y principal animador y figura de la Fiesta Nacional en el Perú. Como pocos, agregando nacionalismo y humanismo a la lucha por la defensa de la tauromaquia en la gran nación peruana.

Javier Borrego, ganadero de Santa Bárbara cercano en el afecto y conocimiento de Javier Garfias. Caballero en defensa del amigo con el arma de exaltar las virtudes de Antonio Macías, amigo cercano del ganadero en el afecto y de igual manera defensor de las posiciones de Garfias mucho más allá del sentido de la amistad.

Oskar Ruizesparza, un titán de la tauromaquia universal quien infatigable ha brillado como comunicador, promotor y muy especialmente como defensor de la fiesta de los toros en los momentos más difíciles y comprometidos de la tauromaquia universal. Sirva este libro como homenaje y reconocimiento a un cabal compañero en los áridos caminos de la fiesta de los toros.

Y Fernanda Haro periodista mexicana, natural de Zacatecas la cuna de los Llaguno. Investigadora y doctora de la Ciencia de la Comunicación con un fresco mensaje taurino se ha convertido en el Ángel de la Guarda de este proyecto bibliográfico que emprendimos pletóricos de esperanza e ilusión por algún día, salir de esta maraña creada por la Pandemia.

Y con ellos el consejo oportuno, la opinión y el punto de vista revisionista del doctor Alberto Ramírez Avendaño, ganadero de Los Aránguez y nuestro guía desde

Agradezco a México por haber sido tan amplio y generoso como nación.

A mis amigos mexicanos como mi compadre Raúl Izquierdo, Antonio Velázquez, Abraham Ortega, Raúl Acha “Rovira” y muy especial agradecimiento a don Carlos Fernández Valdemoro, “José Alameda” por sus consejos y estímulo.

Agradezco particularmente a José Antonio Garfias de los Santos, Pepe Garfias, amigo por muchos años como lo fueron don Manuel de Haro, Miguel Espinosa Meléndez “Armillita”, Curro Rivera, Raúl García, Eloy Cavazos y Manolo Martínez.

Un agradecimiento profundo y sincero a mis amigos que por su afecto me enseñaron amar a México como tierra propia:

Los matadores de toros Raúl García Rivera, Tomás Arellano, “Juan Diego de México”, Arturo Magaña, Alfredo Gómez “Brillante”, Jorge Anciola y Manuel del Prado “El Triste” amigos muy cercanos, sinceros que la vida en sus diversos caminos convirtió en parte de mi familia, y a mi paisano Rafael Báez quien me enseñó querer y respetar México. Y tres agradecimientos muy profundos, sin ellos no hubiera atacado el reto:

Mi hermano Rafael Ernesto y mis hijas María Gabriela y Ana María.

A mi hijo Ezequiel Korin Bares que me ha dado lo mejor que he tendido en mi vida el regalo de Emiliana.

No solo con el agradecimiento de quien todo lo debe, sino con la encomienda que a mi nieta Emiliana le presenten el toro de lidia en su más hermosa realidad; porque el amor por el toro de lidia es lo único valioso que le dejaré en la vida.

Muy agradecido a todos ellos por haber iluminado ahumándome el claustro mortecino de la reclusión. En tiempos de pandemia

Víctor José López “El Vito”

Caracas 2021 Las Palmas

10 Javier Garfias

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