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Galindo González, Fernando “Fernando Galindo”

Actuó de padrino Aurelio García “Higares” y fue el testigo Manolo Zúñiga. Antes, hubo un prólogo ecuestre a cargo de la gentil rejoneadora Lolita Muñoz. Josele cortó las dos orejas al toro del protocolo, pero de poco o nada sirvió tal éxito si no fuera por la satisfacción personal, porque solamente toreó esa corrida, lo que me hace pensar que si tomó la alternativa fue para retirarse del toreo como matador de toros. “Llegó la alternativa en el año 1971, todo fue bien pero di con mi morenita y me dijo: los toros o yo. Con ella llegó lo mejor, formar mi familia, mis dos hijos y mis nietos”. Sin embargo nunca dejó de estar vinculado al mundillo taurino, pues fue apoderado de algunos toreros, como Víctor Puerto, José Alberto Herrada, Luis Francisco Abanades, y de los últimos, al tristemente desaparecido Víctor Barrio, Jesús Mejías, y posteriormente a Alejandro Mora, sobrino de Juan Mora, su amigo. “Siempre ayudé todo lo que pude al que quería ser torero”. Falleció el 17 de noviembre de 2016 a los 69 años de edad en Móstoles (Madrid), donde residía.

gAlindo gonzÁlez, fernanDo

“FERNANDO GALINDO”

Matador de toros y banderillero nacido en Madrid el 7 de agosto de 1961. El hecho de que fuese hijo de un banderillero de su mismo nombre, Fernando Galindo Granda, fallecido el 4 de julio de 2005, siempre bien colocado a las ordenes de José Falcón, Antonio Bienvenida, Juan José, etc., es lógico pensar que el ambiente familiar entre trajes de torear y otros enseres, así como las conversaciones en torno del toro, los amigos del padre, etc., contribuyera a despertar en él la afición a los toros, y con solo trece años se escapó con un amigo a la feria de Valencia. Después, su padre lo instruyó y le enseñó los primeros pasos de la arriesgada profesión, probándose en Morata, donde salió más que notable, y de allí, a la Escuela Taurina de la Casa de Campo de Madrid. El mismo lo recuerda: “Después ingresé en la Escuela de Tauromaquia, y pude poner en práctica las enseñanzas que recibí en casa. Mi padre me ayudó sobre todo a desarrollar confianza y a andar con seguridad. Es una suerte para el que quiere dedicarse a esto, tener a alguien que te muestre el camino desde el principio y te acompañe en esos primeros pasos tan inciertos. Siempre hay un punto más que no se aprende en ninguna escuela y sólo te lo inculca alguien muy comprometido contigo”. El 2 de julio de 1977 participó en un festejo de promo-

ción para noveles celebrado en Madrid con erales de Francisco Ortega Sánchez, causando una honda impresión entre los aficionados. Por entonces se anunciaba con el sobrenombre de “NANDO”, apelativo que abandonó pronto para anunciarse con su nombre y apellido. El éxito obtenido en Las Ventas lo llevó a la plaza de Carabanchel, donde el 17 del mismo mes obtuvo un rotundo éxito al cortar las orejas a un eral de José Luis Lozano. Toreó con mucho éxito durante 1978 rumoreándose incluso que lo apoderaría un famoso e influyente empresario. Aún tardaría en debutar en Madrid como novillero con picadores, pues se presentó como tal en la plaza de Las Ventas, el domingo, 14 de junio de 1981, alternando en la lidia de novillos de “El Almendral”, buenos en general, con Raúl Gómez “El Colombiano”, también debutante en Madrid, y Juan Palacios. Fernando Galindo, que vistió de blanco y oro obtuvo como resultado de su actuación silencio y vuelta con algunas protestas. Es de justicia aclarar que el primero de su lote, segundo de la tarde se partió un cuerno por la cepa al derrotar contra un burladero, por lo que nada pudo hacer con ese novillo. Repitió en la plaza de Las Ventas el domingo 28, para lidiar novillos de Jiménez Pasquau y uno de Tabernero de Vilvis, lidiado en 2º lugar, con el cordobés Fermín Vioque y el sevillano Franco Cadena. En esa ocasión fue ovacionado en su primer toro, primero de la corrida y circunvaló triunfalmente el anillo en el cuarto de la tarde. Como era de esperar, fue contratado de nuevo para torear el 16 de agosto, domingo, con Lucio Sandín y Cesterito sin que en esta ocasión la suerte le acompañase por culpa de la espada, pues escuchó dos recados presidenciales en su segundo toro y se silenció su labor en ambos. Aún así los aficionados madrileños de Las Ventas pudieron verlo de nuevo el lunes, 21 de septiembre, en la 4ª y última corrida de la Feria de Otoño de Madrid, con Juan Mora y Vicente Yestera, que debutaba en Madrid y cortó dos orejas a su primer novillo y salió a hombros de la plaza. Fernando Galindo por su parte cortó una al primero de la corrida y fue ovacionado en el cuarto. Como no podía ser de otra manera este éxito tendría su recompensa el 14 de marzo de la temporada siguiente, 1982, fecha en la que hizo el paseíllo con Carlos Avila y Fermín Vioque con novillos de Manuel Moreno Pidal y dos de los Hijos de Pablo Martínez Elizondo (5º, 6º). Fue aplaudido en el primero de la tarde y dio una vuelta al ruedo en el cuarto, segundo de su lote, aún así, sin ser un triunfo redondo, toreó el último domingo de marzo, día 28 en el mismo ruedo, esta vez con novillos de Francisco Rubio y dos de Manuel Santos Galache, que fueron 1º y 4º. Alternó con Fernando Rivera y Abelardo Granada, y de nuevo fue Ga-

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lindo el que mejor estuvo en el festejo, pues fue ovacionado en el segundo de su lote, cuarto de la tarde. Sus compañeros estuvieron grises muy por debajo de sus toros. Tal es así que de nuevo hizo el paseíllo en Las Ventas el lunes, 17 de mayo, en la 4ª corrida de la Feria de San Isidro, para lidiar novillos de Joaquín Buendía (1º, 2º, 3º), dos de Manuel Moreno Pidal (4º, 5º), y uno de Pablo Martínez Elizondo, lidiado en 6º lugar, con Vicente Yestera y Arturo Blau Espadas, que se presentaba en Madrid. Fernando Galindo fue ovacionado en su segundo novillo, cuarto del festejo y silenciado en el primero, igual que sus compañeros. En marzo de 1983 hizo una nueva comparecencia en Las Ventas, esta vez el domingo, 20, con novillos de José Luis Vasconcellos e Souza de Andrade, alternando con Antonio Camarena, que fue el triunfador del festejo al cortar una oreja a su segundo novillo, cuarto del festejo, y Juan Mora. Fernando Galindo fue aplaudido en el segundo de la tarde, primero de su lote y se le silenció su labor en el otro, pero indudablemente sus maneras gustaban a los buenos aficionados de Madrid y fue repetido el inmediato lunes, 4 de abril, con Julián Maestro y Cesterito, y novillos de Francisco Rubio con resultado positivo, pues aunque las crónicas del día siguiente dijeron que había escuchado palmas en su primer novillo, segundo de la corrida y había tenido división de opiniones en el quinto, segundo de su lote, lo cierto es que no siempre las crónicas hacen justicia a lo que en realidad fue el conjunto de la actuación de un torero, y en este caso concreto su forma de torear fue muy apreciada por los buenos aficionados, y así lo entendió la empresa, contratándolo de nuevo para torear el domingo, 26 de junio, con toros de tres ganaderías: dos de Ignacio Pérez-Tabernero (1º, 2º), dos de Eugenio Marín Marcos (3º, 4º), y dos de Pablo Martínez Elizondo (5º, 6º), junto a Jaime Malaver y Luis Miguel Campano. Este fue el caso que nos ocupa. En este festejo, Fernando Galindo fue silenciado en sus dos novillos, pero una cosa es leer los fríos datos en un periódico y otra cosa muy distinta es ver a ese torero ante el toro y su forma de interpretar el toreo y la forma de vencer sus dificultades y dominarlo con arte, y eso fue lo que pasó, porque de nuevo fue contratado para el domingo 25 de agosto, para actuar con Luis Miguel Campano que también se había ganado la repetición, y Lucio Sandín. Los novillos fueron de “Torrestrella”, y de nuevo Galindo, se ganó a pulso una nueva corrida en Las Ventas de Madrid al ser ovacionado en el que abrió plaza y dar una vuelta al ruedo en el cuarto de la tarde. El 2 de octubre se repitió el cartel completo, a excepción de los novillos de fueron de “Cortijoliva”, menos el 1º que fue de “La Quinta”. El triunfador del festejo fue Campano que cortó

una oreja al tercero de la tarde, primero de su lote. Lucio Sandín estuvo muy bien y fue ovacionado en ambos, y Galindo fue ovacionado en el cuarto y se silenció su labor en el que abrió plaza. Terminó la temporada con unas 20 corridas, con éxitos importantes en otras plazas, pero no en Madrid, que es donde en realidad necesitaba ese gran triunfo para relanzar su carrera. Fernando Galindo se mantenía en ese digno tono medio del torero dominador que conoce su oficio y que además sabe torear con gusto, pero como dicen los castizos, era el torero de apuntar y no disparar. Inició la temporada de 1984 toreando de nuevo en Las Ventas, el domingo, 1 de abril, con Emilio Oliva y Paco Villalta, que ese día debutaba en Madrid con novillos de Benjamín Vicente (1º, 3º, 4º, 6º) y dos de Moreno Pidal (2º, 5º). Como era habitual en él, no decepcionó tampoco en esta ocasión y estuvo en su línea de torero aseado y artista. Fue ovacionado en el primero de la tarde y silenciado en el cuarto. De todas formas, fue el mejor parado de la terna, ya que sus compañeros no lucieron. Esta fue la última corrida que toreó en Madrid como novillero porque recibió la alternativa, de blanco y oro, en Alcalá de Henares (Madrid), el 25 de agosto con Dámaso González de padrino, que cortó una y dos orejas y el rabo, y Curro Vázquez de testigo, que cortó una oreja al primero de su lote. Los toros fueron de Ramón Sánchez. Raúl fue avisado en el toro de la alternativa. Esa y otra corrida toreó en lo que restaba de temporada, y en 1985 confirmó su doctorado en Madrid, el 21 de julio, de blanco y plata, de manos de Julio Vega “Marismeño”, que en presencia de José Luis Galloso, le cedió el toro “Pepinero”, negro, marcado con el número 26 y 526 kilos de peso, de la ganadería de Manuel Álvarez, manejables en general, aunque los dos primeros se quedaron cortos y el 6º sacó verdaderos problemas. Fueron ovacionados en el arrastre el 3º, 4º y 5º. Los otros tres fueron silenciados. Sus pesos, por orden de aparición en el ruedo fueron de 526, 495, 487, 539, 515 y 514 kilos. Silencio y palmas fue el balance de su actuación. Tanto Marismeño como Galloso dieron en Las Ventas una buena tarde de toros, especialmente el padrino, que se lució en el primero en un precioso quite por chicuelinas. Fernando Galindo que le tocó en suerte el peor lote se pasó de probaturas en el primero, que sacó genio y no fue capaz de atemperar. Al último de la tarde, de poca fuerza, le realizó una faena excesivamente larga, quizá por sus deseos de agradar a la parroquia, destacando en ella una tanda de naturales al finalizar. Mató a sus dos toros con brevedad, cosa muy de agradecer. Poco más podía hacer. Terminó la temporada con 3 corridas y en 1986 toreó solamente una. En la temporada de 1987 se vistió también una sola vez, el

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16 de agosto para torear en Madrid, con Carlos Escolar “Frascuelo” y Sánchez Cubero lidiando toros de las ganaderías de Joao Branco Nuncio (5) y uno de Hermanos Santamaría (5º), que le tocó a Fernando Galindo como segundo de su lote. Poco pudo hacer y se silenció su labor en el primero y escuchó división de opiniones en el segundo. No toreó en España en 1988 pero si lo hizo en América, en Puerto Vallarta (Jalisco), México, el 23 de marzo, que fue su debut en tierras americanas. Lidio toros de “Santacilia” con Javier Bernaldo mano a mano no pasando de discreto. Ovación y aplausos fue el resultado de su presentación. Dos meses después, el 22 de mayo lo hizo en Tuxpan (Jalisco), con toros de “Peñuelas”, cortando una oreja a su primero. Ese mismo año debutó en Perú, en la plaza de San Miguel de Cajamarca, el 2 de octubre, con Antonio Urrutia y Freddy Villafuerte, lidiando reses de “Chuquizonga”. Causó buena impresión al cortar una oreja en el de su presentación y dar una vuelta al ruedo en el otro. Es justo decir que en Perú estuvo toreando durante los meses de junio, julio y agosto, intercalando sus actuaciones en plazas mejicanas y peruanas. En 1989 no toreó en España pero si en América, donde toreó dos corridas en México los días 12 de marzo y 19 de abril, en Texcoco y Cancún respectivamente. De regreso a España solo pudo torear en la temporada de 1990 una corrida, la que se celebró el 19 de agosto en la plaza de toros de Las Ventas para lidiar seis toros del Marqués de Albaserrada con Carlos Escolar “Frascuelo” y Miguel Cancela. No tuvo suerte Fernando Galindo en esta comparecencia que tanta falta le hubiera hecho y fue pitado en su primero, segundo de la tarde y silenciado en el quinto. Se daba la circunstancia, que unida la dificultad y dureza de la corrida del marqués, Fernando Galindo compareció convaleciente de una herida que había sufrido en un festival celebrado el 21 de julio en Molina de Aragón. Antes de esta fecha había toreado dos corridas en América, concretamente en la plaza Sol y Sombra, de Lima. En 1991 triunfó en Galapagar el 28 de marzo y en 1992 volvió a Madrid el 16 de agosto, con una corrida durísima y mansurrona de “Valverde” y uno de Diego Garrido, alternando en su lidia con Juan Carlos Vera y Román Lucero, a quien confirmó su doctorado, y que a la postre sería el ultimo paseíllo que realizaría en la plaza en la que tanto se le quiso, porque decepcionado tras nueve años de alternativa, y ante las poca expectativas de su carrera como matador de toros, decidió cambiar el oro por la plata en 1993, debutando a las ordenes de su hermano Raúl en la plaza de Lanzahíta (Ávila). No se equivocó, pues en esta faceta consiguió los triunfos que la fortuna le había negado con muleta y espada. Después

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