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García García, Alejandro “El Talo”

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“EL TALO”

Matador de toros natural de Hoyo de Manzanares, Madrid, donde nació el 19 de noviembre de 1965, del que tan solo puedo aportar los datos de su alternativa, pues sin duda, fue un diestro de poca proyección profesional cuya carrera taurina se desarrolló sin traspasar los límites de su provincia. Por lo que hemos podido investigar, en agosto de 1982 debía de estar dando sus primeros pasos en la profesión, porque fue noticia como una de las promesas de San Sebastián de los Reyes, haciéndolo natural de Fuencarral, sin duda por haber fijado su familia en dicha localidad la residencia familiar. La noticia que daba el periódico “Cisneros” con el titular: “Por primera vez, el Ayuntamiento subvenciona a las peñas” daba una amplia y precisa información sobre la feria que ofrecía el empresario Eduardo San Nicolás, dos becerradas para los días 24 y 30 de agosto, además de las corridas de toros, muy rematadas con figuras como Paco Camino, Manzanares, Palomar, Pepín Jiménez y el torero local Ortega Cano, además de la novillada con las dos máximas figuras de la temporada. Curro Durán y Luis Miguel Campano. “Pero el mayor gozo en San Sebastián –continuaba “Cisneros”– son los cinco jóvenes novilleros que han surgido este año, la “nueva ola” compuesta por Andrés Caballero (Calavera), Curro Mora, José Luis de los Reyes, Alejandro García (Talo) y Lucio Ocaña”. El Talo toreó la segunda novillada sin picadores celebrada el domingo, acartelado con Curro Mora, sobrino del diestro Ortega Cano, y Andrés Caballero, que entonces se anunciaba “Calavera”, que había triunfado el día anterior alternando con el veterano Eloy García “Naranjito” y José Luis de los Reyes. Jorge Laverón, cronista de “Cisneros” que cubrió los festejos escribió: “Alejandro Garcia “Talo”, de Fuencarral, sorprendió agradablemente. No pudo hacer nada con el saltarín tercero, pero en el séptimo cuajó una gran faena con muletazos bellísimos, largos, templados, perfectos de remate. Cortó dos merecidas orejas este joven discípulo de Antoñete y de Paco Camino. Y proseguía el cronista: “Lucio Ocaña, de Alcobendas, se mostró muy verde, aunque voluntarioso. Cortó una oreja”. Los erales fueron de Adela Amago de Martín Arranz, mansos hasta la saciedad, excepto el cuarto y el séptimo, que se dejaron torear sin complicaciones. Por el contrario, el tercero que correspondió a “El Talo” saltó al callejón nada menos que ocho veces. Lo encuentro de nuevo en San Sebastián de los Reyes en un festival celebrado en el 5 de mayo de 1990 en el que intervinieron con reses de Se-

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