2 minute read

García, Vicente “Mellaito”

gArcíA, vicente

“MELLAITO”

Diestro nacido en Madrid el 31 de marzo de 1886, y tras su paso por el colegio y aprendida la primera enseñanza entró de aprendiz de litógrafo en la imprenta en la que se editaba la famosa revista La Lidia, Casa de D. Julián Palacios, y seguramente fue esa circunstancia la que influyese decisivamente en que el chico decidiera ser torero. Y dicho y hecho. Inmediatamente comenzó a frecuentar las capeas castellanoleonesas hasta que se consideró lo suficientemente preparado como para vestir por primera vez el terno de luces, efeméride que llevó a cabo en la localidad de Monzoncillo, provincia de Segovia, como banderillero, con tan mala fortuna de resultar herido de gravedad con una cornada en el glúteo. Debut y bautismo de sangre, todo en la misma tarde. No se amilanó por ello y continuó toreando como banderillero con distintos novilleros hasta la temporada 1908, que decidió matar un novillo en Zarzuela del Monte (Segovia), y como la prueba le fue bien, decidió probar fortuna seriamente como matador de novillos. A partir de ese año y cumplidos sus deberes patrios, toreó mucho por las plazas de la región consiguiendo un cartel aceptable, y el 28 de febrero de 1911 se presentó ante el público de Carabanchel Bajo (Madrid), alternando en la lidia de novillos de Ildefonso Sánchez Rico con Hipólito Zumel “Infante” ratificando la impresión que ya los públicos se habían hecho de él. Posteriormente toreó también en la plaza de Tetuán de las Victorias de Madrid, el 23 de junio de 1913 alternando con Jaqueta y Matapozuelos con ganado de Bertolez. Por fin pudo presentarse ante la afición de Madrid el 5 de agosto de 1916 alternando en la lidia de cuatro novillos de Bernabé Cobaleda con Alfonso Muñoz “Corchaito II”, que dio una vuelta al ruedo; Luis Mauro, que fue pitado; y Rafael Rubio “Rodalito”, que se silenció su labor. Mellaito, que vistió en tal ocasión de lila y oro dio una vuelta al ruedo y dejó intactas sus credenciales de torero cumplidor y valiente. Ese mismo año viajó a Méjico –ya había hecho anteriormente otras incursiones a tierras americanas donde llegó a tener un gran cartel– donde tomó la alternativa en Monterrey, Estado de Nuevo León, el 16 de marzo del referido año, de manos de Juan Silveti, que le cedió un toro de la ganadería de San Nicolás Peralta. Tras su estancia en tierras americanas toreando como matador de toros regresó a España y continuó toreando como novillero, aunque ya con mucha menos fuerza, pues su nombre casi estaba olvidado y además, él mismo había perdido al parecer la ilusión de escalar puestos

This article is from: