Libros de texto en la escuela rural Juan Antonio Rodríguez Bueno Maestro rural
Ahora bien, en una comunidad autónoma donde, según el último informe del Consejo Escolar de Aragón sobre la situación del sistema educativo, el porcentaje de centros sin candidatos a la dirección es del 78%, especialmente en el ámbito rural, es difícil que el currículo dominante no esté apoyado en libros de texto debido también a la alta movilidad de los equipos docentes de un curso a otro. Como apuntan diversos estudios, la escuela rural necesita una transformación del currículo hacia uno más contextual, multinivelar y con recursos propios, como son, por ejemplo, los proyectos de investigación, pues una misma situación problemática puede ser abordada con diferentes niveles de intensidad y de interés según las edades, además de permitir el trabajo cooperativo. Si algo caracteriza a la escuela rural, como muy bien recoge el libro El reto de la escuela rural, es la organización en aulas multigrado y el ámbito territorial donde se ubican, siendo precisamente uno de los principales obstáculos para la docencia rural no disponer de materiales multigrado y contextualizados. Así pues, los libros de texto no ayudan en el ámbito rural ya que el libro de texto forma parte del código urbano y es un material que impide el desarrollo comunitario y de conocimiento del entorno en el que está la escuela. Además, como sabemos, un mayor aprovechamiento del libro de texto va siempre en detrimento de otros recursos, como son los contextuales, que están minimizados por la fuerza de las editoriales y el impulso de los libros digitales; es más, estos últimos
no son más que el mismo manual escolar, pero en pantalla digital. También está el papel de la propia Administración educativa, que no dota a los centros que no llevan libros de texto con otros recursos, como podría ser la Biblioteca Escolar, al amparo, por ejemplo, de la Ley 10/2007, de 22 de junio, de la lectura, del libro y de las bibliotecas, que recoge los resultados de diversos informes de organismos internacionales que indican la importancia de la lectura como instrumento transversal y determinante para el rendimiento escolar, de ahí la necesidad de reforzar los hábitos lectores en la escuela, para lo cual se requieren recursos materiales y humanos y un planteamiento adecuado de las funciones que en la enseñanza pueden y deben cumplir las bibliotecas escolares. Asimismo, la Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación, recoge la obligación de que en todo centro escolar público exista una biblioteca escolar, recordando que ésta debe contribuir a fomentar la lectura y a que el alumnado acceda a la información en todas las áreas del aprendizaje como dinámica imprescindible para participar en la sociedad
Fórum Aragón, núm. 34, diciembre de 2021
Cuando hablamos de experiencias y actividades de aula sin libro de texto, inevitablemente, hemos de pensar en la escuela rural, aunque en estas escuelas «siempre hay un libro abierto para todos los ojos: la naturaleza» (Rousseau); pero resulta que esta ausencia de libros de texto, normalmente, se da en aquellos centros donde hay una estabilidad del equipo directivo, que se supone es el motor y guía de los centros en su recorrido hacia el éxito escolar.
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