Entrevista a Darío Sztajnszrajber

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Foto: prenser.com

ENTREVISTA

Darío Sztajnszrajber “Un cooperativismo que piensa más lo común que las diferencias que emergen de sus distintos integrantes, en algún sentido reproduce modelos de la mismidad.” Darío es filósofo, un filósofo divulgador, docente en diversos niveles educativos, lo que sin dudas le ha permitido conectar la filosofía con el día a día, para pensar “lo cotidiano” desde otro lugar, o desde muchos lugares. Darío se define como “pincharrata”, “adicto al Twitter y a los silencios”. Divulga Filosofía en el programa Mentira la verdad (filosofía a martillazos), que lleva 3 temporadas por Canal Encuentro, además en radios, medios gráficos y en teatro con el espectáculo Desencajados: Filosofía + música. Es autor de ¿Para qué sirve la filosofía? y compilador de las obras Posjudaísmo, vols. 1 y 2 y Para aprender a leer a Platón. En esta entrevista habla sobre algunos de los dilemas existenciales del ser humano con la calma digna de un sabio, problematiza los principales conceptos del cooperativismo y orienta su análisis hacia la gestión institucional. Darío Z, generosamente, brindó parte de su tiempo en una visita a Rosario, para dialogar con el equipo de Comunicación de FECOFE.

-En el cooperativismo en general se trabaja con conceptos como solidaridad, cooperación e identidad colectiva. Más allá de esos discursos observamos que predomina el individualismo, en la sociedad en general, como que el yo es la medida de todas las cosas ¿Cómo lidiar con eso en el capitalismo? Ese yo que pone lo individual sobre lo colectivo ¿Hay alguna salida frente a eso? -Yo creo que es uno de los problemas que viene planteando la filosofía, en el sentido de problematizar lo social, no como un problema privativo a resolver, sino como una manera de ver y pensar la realidad social desde perspectivas distintas, a eso llamamos en filosofía problematizar. La cuestión del otro, la cuestión de la otredad, está directamente ligada con esta idea de un yo cerrado, encerrado en sí mismo, pendiente de su propia expansión, pendiente de su engrandecimiento, pendiente de su propio interés. Un yo que piensa los vínculos como vínculos que permite su propia acumulación. Esta idea del yo históricamente desde lo que es la tradición política moderna, ha generado como movimientos alternativos, formas alternativas al individualismo moderno, que en general le hemos puesto de nombre los colectivismos. Lo interesante es pensar hasta qué punto un colectivismo termina reproduciendo la misma matriz del individualismo pero expandido. Hasta qué punto una idea de Patria suponte, como colectivismo no es un gran yo, donde en su interior hay una sociedad, que se piensa la patria a sí misma, la nación, una religión, una identidad cultural, deportiva, más desde lo que en filo-

sofía llamamos el Paradigma de lo propio, de lo mismo, desde una mismidad que se repite así misma. Entonces, si la alternativa al individualismo es un individualismo más grande puesto bajo el mote de lo colectivo no se sale de esa lógica, de esa dialéctica. Ahí la figura del otro me parece revolucionaria, porque básicamente lo que plantea la teoría de la otredad es al otro como un resto, como una presencia que no permite que ninguno de ellos terminen de poder totalizarse. Encerrase sobre sí mismo significaría un acto de totalización, que el otro lo estaría impidiendo. Las formas de despliegue del yo, Lévinas lo llama “lo mismo”, nosotros podemos decir lo propio, lo común, las formas que definen, son formas que evidencian la presencia de otro molesto, y en general operan de dos maneras: al otro lo incorporan o lo fagocitan. O lo que hacen con el otro es suprimirlo, porque lo que está afuera de la totalidad no existe. Con el tema del cooperativismo, hablo en términos abstractos, se me ocurre que tiene la posibilidad de pensarse desde ese variopinto de posibilidades. Un cooperativismo que piensa más lo común que las diferencias que emergen de sus distintos integrantes, en algún sentido reproduce modelos de la mismidad. Me parece que lo interesante, ya que de por sí se está socavando una de las máximas individualistas, que en el cooperativismo no está, es que se avance sobre todo hacia la prioridad de ese otro que le podemos poner de nombre la diferencia, lo interno. Y tenés a veces en las diferentes formas de cooperativismo, la 19


prioridad de lo común, que termina disolviendo lo más interesante que hay para mí en los vínculos humanos, que es la posibilidad de poder hacer uso de la diferencia. -Si es posible construir algunas matrices de pensamiento como la de superioridad de género, sobre la productividad, el consumismo, lo occidental, sabemos que hay matrices que se presentan como superiores a otras en muchos discursos ¿Qué opinas sobre eso? -Creo que el pensamiento occidental ha construido la idea del binario, el pensamiento binario es un pensamiento jerárquico, que construye dicotomías que suponen superioridades e inferioridades. Entonces en la medida en que los derrotados de la historia peleen para convirtiese en nuevos vencedores se reproducen. Lo importante es hacerlo estallar, poder salirnos de la lógica del pensamiento binario que es un pensamiento delimitativo, donde se supone que taxativamente uno puede diferenciar lo público de lo privado, el macho de la hembra, lo bueno de lo malo, y todas esas diferencias que en general se encuentran contaminadas en“El pensamiento occidental ha construido la idea del binario, el pensamiento binario es un pensamiento jerárquico, que construye dicotomías que suponen superioridades e inferioridades.”

tre sí. En nombre del bien se han cometido muchos males, por dar un ejemplo que da siempre Derrida: el sujeto y el objeto como dos instancias separadas, siempre de algún modo se están yuxtaponiendo, hay una construcción que el sujeto realiza del objeto, con lo cual están juntos y al revés el objeto aparece como un sujeto que lo piensa. Entonces no es tan simple esa separación. Pero lo que hay detrás es una política del conocimiento que lo que está buscando es legitimar y sostener un sistema de superioridad. Entonces se construye casi siempre al otro, el que es jerárquicamente inferior en la dicotomía, desde la falencia, desde la falta, y esta falta tiene que ver con la posesión de algo, de un don, de una naturaleza, una esencia que posee y que el otro desposee. Aristóteles definía a la hembra como un ‘macho no realizado’ por ejemplo. Pensar la diferencia de la mujer en función de una carencia en relación al macho, es doble la discriminación. Lo mismo cuando pensamos 20

patrones como productivo-improductivo, ganancia-perdida. La filosofía por ejemplo es como un arte de la pérdida, es perder el tiempo, es muy improductiva. Te permite con su pensamiento crítico interrumpir esa lógica de la productividad. Que te permite hacer estallar esta idea de lo productivo e improductivo como dicotomía. Esta muy internalizado en nuestra cultura el pensamiento binario, cuyos conceptos fundantes son: el ser y la nada. La nada que es la gran carencia, que empieza a ser síntoma de todo lo que consideramos negativo: el negro, el falto de cultura, la mujer que no tiene nada. La famosa forma infantil de referirnos a la mujer, el infante, el que no tiene vos, vieron que la palabra infante tiene que ver con eso. Pensar al otro desde la carencia, me parece que ahí hay que romper la matriz y no sé si es posible de una manera tan lineal, porque nuestro habla es un habla binaria. A mí me gusta el abordaje más nietzscheano, como una fatalidad con la que uno se pelea todo el tiempo, porque salís de una dicotomía y entras a otra. Algo de la libertad se juega en ese salir constante, no en los lugares donde llegas, sino cómo te estás escapando, me gusta pensar la libertad más desde ese lugar porque entiendo que se puede romper el binario sin caer en nuevo esquema parecido. -Vos te autodefinís como “adicto al Twitter” ¿Cómo lo entendés a este medio, como un lugar de conversación, de divulgación, de catarsis? ¿Pensás que desde lo virtual se puede transformar la realidad? -Yo creo que lo virtual es realidad, no lo separo, como no separo el sueño de la realidad, como no separo la televisión. Justamente lo interesante son las nuevas formas en que la realidad se despliega, la informática ha posibilitado nuevas manifestaciones. La tecnología todo el tiempo nos está abriendo caminos nuevos donde la rea-

lidad se despliega, entonces yo creo que no es que Twitter nos puede ayudar desde afuera. Hoy una red social es también un aula, uno puede desde las nuevas tecnologías pensar una reinvención, una resignificación de lo educativo. Hoy la esfera pública se juega en una red, no es que uno va a Twitter a publicitarse, Twitter es la calle, pasa que hoy la calle ya no es sólo la calle tradicional, hoy también la red es otro tipo de vía, otro lugar por donde la gente va, camina, transita y se encuentra. Creo que Twitter tiene múltiples usos, no hay usos validos o inválidos, pero hay usos con los que uno se siente más cómodo o menos cómodo. Yo no me siento cómodo con esas formas que tiene el Twitter de generar una especie de violencia inter-tuiteros, donde se percibe la posibilidad, desde el anonimato, de insultar, de generar discursos violentos, que son bastante personalistas. Yo veo más a Twitter, como decías en la pregunta, no como una sala de conversación, sino más de catarsis, de producción de “Hoy una red social es también un aula, uno puede desde las nuevas tecnologías pensar una reinvención, una resignificación de lo educativo.”

ideas. Lo pienso más como un diario, cuando era adolescente tenía mi diario personal y hoy mi diario es Twitter. Yo igualmente después de un tiempo, cuando tuiteaba de modo más privado, cosas mías, personales, se me volvió medio contraproducente porque en realidad uno exagera mucho y terminó siendo como que la gente decía cosas que me asustaban. Para mi Twitter es una puesta en escena. Hay un personaje que está ahí, porque uno nunca es uno, puede haber una gran parte mía, pero también hay una parte, lo que me parece, no comulgo: no me cierra pensar al Twitter como un gran chat. Respondo a preguntas puntuales, pero no entro en conversación, no entro en argumentaciones porque entiendo que es un formato que no permite la argumentación. Cuando alguien te exige argumentación, el formato no es para eso. Para mi Twitter es más parecido a la poesía, lo homologo más con ese género, ponele un haiku. Si alguien me hace una pregunta que implica una argumentación racional no le contestás con poesía, entonces no sirve. Muchas veces el otro es-


“Hay como una necesidad de reapropiarse de la filosofía y asumirla como una disciplina que en algún sentido sirva para nuestra emancipación cotidiana.”

tá esperando la respuesta desde ese lugar: ‘¿pero cómo no vas argumentar?’ Sí, pero no argumento acá, porque no es un canal que te lo permita. -¿Pensás que la crítica de la crítica, la hipercrítica es una deformación de la crítica o una instancia superadora? Yo creo que el ser humano es un campo de batalla entre distintas facetas. Hay una faceta que nos constituye, muy crítica, que disfruta con la crítica y que nos informa de la realidad con la crítica. Es una faceta más entre tantas, y hay otras que suponen cierto pragmatismo, cierta tensión, pensamiento productivo. Yo por ejemplo me siento un tipo muy productivista en muchas de las cosas que hago y al mismo tiempo me siento muy crítico del productivismo, tengo esa contradicción, tengo miles de contradicciones, entre facetas que me hacen. De alguna manera como decía Nietzsche, esas fuerzas están combatiendo entre sí, depende de la estación del año, hay una parte que termina potenciándome sobre el resto. Hay que pensar cómo se estructura la institución, una institución puede ser cien por ciento crítica o cien por ciento productivista desde la gestión, y no tener nada de pensamiento crítico. Creo que en tiempo donde el productivismo y el utilitarismo se han vuelto valores hegemónicos, entonces hace falta como una dosis mayor de pensamiento crítico. Pero está claro que el pensamiento crítico, si uno lo exacerba y se vuelve totalizante, impotencia, imposibilita que la cosa camine. Y esto sin buscar un punto medio, porque de eso descreo, pero sí hay que dejar que se manifieste el conflicto. Me parece que lo interesante del pensamiento crítico es que acompañe. Ojalá muchos de nuestros gobernantes contasen con gente alrededor que estén todo el tiempo ejerciendo ese pensamiento crítico, y la posibilidad entonces que se genera de romper con los mismos, porque el adulador no hace más que autoafirmar el lugar en el que está. Ahora también es cierto que si ese pensamiento cuestionador se vuelve único entonces no hay posibilidad de construir nada. Construir sin crítica es negativo, y si todo fuese crítica no se construye, lo cual también es negativo. Por eso hay que encontrar esa zona de tensión entre ambos. En las instituciones no tiene que ser uno

mismo, sino que hay gente que cumple roles. Entiendo que no hay que temerle al “Construir sin crítica es negativo, y si todo fuese crítica no se construye, lo cual también es negativo. Por eso hay que encontrar esa zona de tensión entre ambos.”

conflicto. En estos últimos años en nuestro país se ha forjado como todo un discurso en contra del conflicto, como si fuese cien por ciento negativo, enarbolando las banderas de la armonía, de la paz social, del pensamiento único, que me parece que en algún sentido no está bueno. El conflicto saca a relucir nuestras diferencias. Venimos de una tradición donde pareciera no se podría gestionar nada, si la gestión no estuviese todo el tiempo en medio de las zonas de conflictos y eso es como romper paradigmas, y animarse a pensar la gestión institucional desde otro lugar. Me parece clave marcar eso. Entender que el conflicto no genera violencia, la violencia se genera cuando no hay conflicto, cuando una de las partes suprime a la otra, eso es violencia, eso es totalización. El conflicto es diferencia. Obviamente tiene que haber código, hay que negociar formas de diálogo, pero bueno, es parte de lo que somos, es lo que hacemos cuando nos despertamos cada mañana con nosotros mismos, qué hago, qué voy a ver, voy por acá, una parte nuestra quiere una cosa y otra que nos reprime, por eso: ¿no va estar presente en una institución? “El conflicto no genera violencia, la violencia se genera cuando no hay conflicto, cuando una de las partes suprime a la otra, eso es violencia, eso es totalización.”

-¿Cómo te autodefinirías vos? ¿En qué rol? ¿Sos un militante del hacer pensar? Soy un divulgador, creo en la divulgación como una política, creo que son tiempos en los cuales hay una política cultural, educativa, comunicacional que ha hecho de la divulgación a través de proyectos como Canal Encuentro, Tecnópolis, incluso ha hecho de la divulgación una forma de

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democratización de los saberes, de apropiación de los saberes por parte de la ciudadanía, más amplia. Creo en ese tipo de relación con el saber, creo que así como desde el gobierno nacional se han impulsado estas cosas, en Santa Fe por ejemplo la política cultural de la “Chiqui González” va en esa misma línea, ni siquiera tiene que ver con partidarismos, para mi tiene que ver con formas de entender la cultura y como esta cultura supone una relación con el saber de desapropiación elitista y apropiación popular. Obviamente, si querés el gran drama de la divulgación que siempre fue encasillada como un lugar mercantil, vacuo, banal. Lo importante es sacarlo de esa dicotomía y entender que son formas diferentes de acercarse al saber, que hay una académica con sus investigadores que trabajan un género y la divulgación es un género, es una forma de escribir, de logar que esos conocimientos que han estado como enclaustrados puedan ser apropiados desde formatos distintos, de entretenimientos, desde la música, de la televisión, de lo que se apropian son de esos contenidos supuestamente imposibles para el gran público, lo que tiene que ver con los saberes tradicionales. Son apropiados y pueden producir una transformación. En este sentido creo que la filosofía va por ese lado, como la historia, como van muchas disciplinas. La filosofía si uno no la encara para estudiarla académicamente, sino simplemente tener un acercamiento al género de divulgación filosófica, puede proveernos de herramientas para tener también otras formas de repensarnos a nosotros mismos, esas otras formas tienen que ver con lo típico de la filosofía, el cuestionamiento radical, el taxativismo, el poner en duda. Creo que lo que hacemos con nuestros proyectos va en esa línea, somos muy cuidadosos de respetar el código de la filosofía, pero poder ampliarlo y cotidianizarlo, y sentir que la filosofía no nace de un repollo, ni de la nada, nace de las preocupaciones cotidianas, en algún momento se perdió y ahora creo que se está pudiendo, no sólo en Argentina, sino en un montón de partes del mundo hay como una necesidad de reapropiarse de la filosofía y asumirla como una disciplina que en algún sentido sirva para nuestra emancipación cotidiana. 21


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