E N T R E V I S TA
“Debemos trabajar en conjunto para fortalecer el cooperativismo” Oriundo de Villa Eloísa, Santa Fe, Jorge Petetta es productor agropecuario y transcurre su cuarto mandato como Presidente de Agricultores Federados Argentinos S.C.L., en dos etapas. A los 14 años empezó a participar en el Centro Juvenil Agrario de su pueblo, donde fue clave su formación en gremialismo y cooperativismo. Hoy, a sus 48, preside la Cooperativa de primer grado más grande de Argentina y Latinoamérica, y la número 102 en el mundo. A su vez, entre las agropecuarias, AFA S.C.L. se posiciona 31° entre las más superlativas del planeta, según el último ranking publicado por la Alianza Cooperativa Internacional. ¿En pocas palabras, cómo definiría a AFA? Nuestra Cooperativa es de primer grado. Este año va a cumplir 87 años de vida; está compuesta por 26 Centros Primarios, Subcentros y Oficinas comerciales, que en total suman más de 140 localidades en donde estamos presentes, con 40.000 asociados, de los cuales 17.000 somos asociados activos. El corazón de la Cooperativa siempre fue el acopio, la comercialización de granos, y en estos últimos años también se apostó muy fuerte a la venta de insumos con nuestra propia Formuladora de fitosanitarios. Acopiamos entre un 5 y 6% de la producción nacional de soja, y más del 1% de la producción mundial. Como somos una cooperativa, básicamente nos caracterizamos por tener muchos servicios, por acompañar al productor durante todo el año. Siempre la comparo con una empresa o un exportador privado, que visita al productor quince días en época de cosecha y en época de venta de insumos, y después desaparecen. Nosotros tenemos más de 120 ingenieros agrónomos que están durante todo el año asesorando al asociado, para planificar su producción y después acompañando y controlando los cultivos. Eso nos diferencia. Cuéntenos cómo llegó a ser el Presidente de la mayor cooperativa agraria. En primer lugar, lo heredé de mi papá. Él nunca participó del Consejo de Administración de AFA, pero sí durante muchos años participó del Consejo Asesor de Villa Eloísa –el pueblo del que soy oriundo– donde fue consejero y presidente durante muchos años. Vivíamos en el campo, de muy chico estaba acostumbrado a escuchar a mi viejo decir “me voy a la reunión de AFA”. Yo empecé a participar a los 14 años en los Centros juveniles agrarios de Federación Agraria Argentina, que en Villa Eloísa trabajaba en conjunto con AFA porque funcionaban bajo el mismo techo. Fue muy importante recibir capacitación al mismo tiempo en gremialismo y cooperativismo. En ese momento todavía no existía Jóvenes AFA. Recuerdo que para participar había que tener de quince años en adelante, por eso en las dos primeras asambleas que participé no pude votar. Asique empecé a participar, a conocer lo que era Federación Agraria, de donde nace Agricultores Federados Argentinos S.C.L. Seguí participando dentro de la Filial y después ya con más edad y siendo asociado a FAA y a AFA. En ese momento, con una entre20
ga de cereal muy chiquita pasábamos a ser asociados de la Cooperativa, hoy tiene más complicaciones y eso hace que a veces los jóvenes nos reclaman cómo pueden asociarse, pero hay un estatuto que se debe respetar. En mi época tuve la suerte de ser asociado, y en el 2003 comencé a participar en el Consejo Asesor del Centro Primario de Villa Eloísa. Estuve seis años como secretario y como presidente del Consejo Asesor, después tuve la posibilidad que la Asamblea me elija como candidato a delegado por Villa Eloísa en la Asamblea Anual Ordinaria de la Cooperativa en 2008. La segunda vez que me presenté como candidato –porque la primera no me alcanzaron los votos– ingreso al Consejo de Administración como suplente el primer año, al año siguiente me eligen como titular y ahí cumplo los seis primeros años de dirigente. En este tiempo fui dos años protesorero, tres años secretario y el último año, 2015, fui presidente. En 2016 por estatuto tuve que salir del Consejo de Administración y después me eligieron otra vez como candidato por Villa Eloísa; en febrero de 2017 volví a ingresar al Consejo de Administración directamente como titular y como presidente. Éste es mi cuarto año como presidente y puedo ser reelecto en la próxima Asamblea en febrero. Entonces, teniendo en cuenta su propia historia, la formación de los jóvenes es central en el destino de nuestras cooperativas. ¿Cómo es posible recomponer el vínculo intergeneracional? Soy un convencido que hay que trabajar formando a los jóvenes. El dirigente, por mejor gestión que haga dentro de su entidad, si no capacitó jóvenes, si no trabajó con la juventud, en realidad no termina siendo tan bueno su mandato, porque no estaríamos pensando en el futuro de las entidades. Por suerte dentro de la Cooperativa tenemos entre 100 y 130 jóvenes trabajando. Hay una Comisión central de jóvenes y en cada pueblo donde hay Centros Primarios o Sub-centros trabajan también a nivel local; hay una Comisión a nivel nacional que se maneja con un reglamento interno con los procesos electorales como lo hacemos en el Consejo de Administración. Siempre están trabajando y capacitándose, para mí es un orgullo y me siento muy cómodo trabajando al lado de ellos; cada vez que tienen un encuentro me encanta participar y acompañarlos. Los de mi generación teníamos la ventaja que hacíamos la pri-
maria y la secundaria en el pueblo y estábamos siempre en nuestras localidades, hoy vemos que la gran mayoría de los chicos están estudiando en las grandes ciudades, y cuando uno les pregunta cómo se ven en el futuro, lamentablemente por las carreras que están emprendiendo, nos damos cuenta que muy pocos van a volver al campo. Entonces nos preguntamos si estamos por el camino correcto o no, o cómo deberíamos trabajar para focalizarnos en aquellos jóvenes que ya son asociados o están trabajando a la par de su papá o de un familiar relacionado con la Cooperativa. Por eso apuntamos en cada localidad a 5 o 6 jóvenes que sabemos que van a seguir en contacto con el campo. Queremos que esos chicos se capaciten, conozcan cuál es la verdadera función que tiene la Cooperativa en cada localidad y lo que pasaría si no existiese. A veces escuchamos críticas, parece que por ser cooperativa deberíamos ser económicas, y hay una parte que se desconoce o que no se quiere ver. Siempre digo que si la Cooperativa no estuviese presente, el techo del costo de producción se iría por las nubes. Hoy quizás es cierto que en algunos servicios no somos lo más económico, pero sí estamos seguros que marcamos un techo. A veces no nos valoran, por eso habría que probar un año sin la cooperativa y ver qué pasa. ¿La Cooperativa tiene la misma fortaleza en los pueblos del interior que en ciudades más grandes? En la gran mayoría de los lugares donde está AFA son pueblos de dos mil a treinta mil habitantes, localidades chicas, y se trabaja de la misma forma en todas. Repercute más en los pueblos más pequeños porque en la mayoría de los casos es la fuente de trabajo más importante. Un ejemplo es nuestra apuesta al valor agregado: tenemos una Aceitera en la localidad de Los Cardos con 1.600 habitantes; un Molino harinero de última tecnología con una inversión de 25 millones de dólares en San Martín de las Escobas, de 2.500 habitantes; una Envasadora de legumbres en Rueda, un pueblo de 600 habitantes; fábrica de Balanceado en Arteaga. Es difícil que un privado invierta en alguno de los pueblos que fui nombrando, entonces esto es dar vida al interior del país, porque no estamos hablando de un beneficio directo al asociado, sino de dar empleo y generar actividad económica. Son ejemplos muy contundentes de desarrollo local ¿no? Sin dudas. Incluso en determinada cadena de valor, termina siendo contraproducente tener un emprendimiento productivo en un pueblo, que tenerlo acá pegado al Puerto. Justamente hoy no estamos pasando por el mejor momento para el valor agregado, de hecho tenemos varios proyectos de inversión guardados en un cajón hasta que esto no cambie. Que el Asociado lo entienda es cuestión de capacitación y hacérselo ver, además tiene que llegar una moneda extra a su bolsillo, para que realmente se sienta bien dentro de su cooperativa. Estamos hablando de un total de 6 millones de toneladas, la Cooperativa tiene que trabajar a tarifas ajustadas, no tiene que perder plata. Hoy tenemos 1.700 empleados en total y esos sueldos hay que pagarlos, tenemos un costo fijo mensual que nos cuesta mucho dinero. Y es lo que más se complica en el valor agregado, tanto en aceitera, producción de harina o carne; sabemos que hay un mercado marginal que compite deslealmente. También la Cooperativa tiene 200 camiones propios, con los que apenas trasladamos al Puerto el 30 o 40% del volumen producido, los tenemos para regular las tarifas, el resto lo hacen los transportes de los pueblos, eso es importante. Si la Cooperativa quisiera tener 200 camiones más podría tenerlos, pero nos parece que no es justo, consideramos que dar trabajo en las comunidades es importante. Son cosas que hay que hacer entender, lamentablemente cuesta, a pesar de que el Asociado confía mucho en AFA. Siempre vemos
que hay una parte de los asociados que se acercan más ante un fracaso de una cosecha por ejemplo, porque saben que la Cooperativa está para respaldarlo, para financiar sus insumos, y después quizás en las buenas responde, pero no como debería hacerlo. En algunos casos, no todos, se nota un acercamiento mayor ante la necesidad. Pero la confianza es mutua, hoy la Cooperativa hace de intermediario entre los bancos y el productor para poder financiar a una tasa “más moderada” –no digo moderada, porque hoy no existen tasas moderadas–, pero sí lo más moderado posible. ¿Cómo se sobrelleva tanta responsabilidad? Es una gran responsabilidad. Hay que quererla y conocerla a la Cooperativa para estar, porque si no, uno lo piensa dos veces. Creo que lo fundamental en mi caso fue armar un buen equipo de trabajo, en primer lugar con la mayoría de los consejeros que me acompañan, hablo de los doce consejeros titulares; fue un trabajo de recorrer todos los Centros Primarios y hablar con los Consejos Asesores.
Hicimos cambios importantes dentro de la Cooperativa. Hubo una reestructuración muy fuerte, y eso lo pudimos hacer por el diálogo con los Consejos Asesores y con los gerentes de los Centros Primarios, porque la Cooperativa tenía que tomar otro camino. No nos podíamos dar el lujo de pagarle un buen sueldo a una persona que no estuviese trabajando al 100%, o a un empleado de más. Bajo ese esquema de diálogo, y de escucha, transcurrimos un camino que fue difícil pero que hoy lo vemos con más tranquilidad. Cuento esto, porque a veces cuando no hay que hacer cambios lo disfrutás con responsabilidad, pero tranquilo. Me fui en 2015 viendo los cambios que necesitábamos, tuve la posibilidad de volver y encaramos este desafío por amor a la Cooperativa. Yo tengo 50 hectáreas de campo y soy productor gracias a que en mi pueblo estaba la Cooperativa, porque pasamos por momentos muy difíciles donde vimos a vecinos que no trabajaban con la Cooperativa, que un exportador o un prestamista se quedaban con su campo, y nosotros pudimos seguir. Se nota en las localidades –hablo de las décadas del ‘90 y el 2000– donde no había cooperativas la caída de productores fue mucho mayor. Por eso insisto que hay que quererlas y valorarlas. Pienso que las cooperativas van a ser cada vez más necesarias. Hoy quizás un productor de 400 hectáreas trabaja con un privado, pero ese productor tiene tres hijos que el día de mañana le van a quedar 100 hectáreas a cada uno y el exportador no se va a preocupar por ellos, va a ser la cooperativa la que va estar para sostenerlos. ¿Cómo está AFA hoy, después de este proceso? Todo esto lo hicimos en equipo, escuchando y tomando decisiones. Teníamos funcionarios de muchos años con súper sueldos que estaban dejando que la Cooperativa vaya por un camino incorrecto. Se apostó a segundas y terceras líneas de muchas áreas del corazón de la Cooperativa, hablo por ejemplo del área comercial y fi21
ENTREVISTA nanciera que tanta importancia tienen, con gente joven, con nuevos proyectos y mucho compañerismo. Si bien yo soy la autoridad máxima, en el día a día soy un compañero más de trabajo. La verdad que hoy tenemos una Cooperativa modernizada, no nos gusta achicar puestos de trabajo, al contrario, nos pone muy contentos dar un lugar más de trabajo, pero también tenemos que tener en cuenta el contexto político actual del país y hoy no podemos darnos ese lujo. Yo fui elegido para conducir la Cooperativa y en estos casos hay que tomar decisiones pensando más con la cabeza que con el corazón. Hoy se están viendo los resultados de todo ese proceso. Con un cambio de sistema informático que ayudó a centralizar todo. Por dar un ejemplo, lo que antes hacían treinta contadores hoy lo hacen tres. Cuando se lanzó el sistema en 2016, tuvo muchas complicaciones tanto para los asociados como para los empleados. Había una resistencia que sabíamos que iba a suceder pero hoy está dando sus frutos. Con esta tecnología, el productor desde su teléfono puede mirar su cuenta corriente, liquidar cereal, pedir su transferencia y demás. Hoy, la cuarta generación de asociados, los más jóvenes, nos está demandando eso.
¿Y la cuestión de género? ¿Cuál es su opinión sobre el proyecto de establecer un cupo femenino que amplíe la participación de la mujer en las cooperativas y mutuales? En mi Consejo Asesor de Villa Eloísa –digo “mío” porque lo siento así– tenemos tres mujeres y una es presidenta. Por eso en nuestro caso no hace falta el cupo, porque si es asociada tiene el mismo derecho, todos tenemos el mismo derecho. Es cuestión de participar, conocer y acercarse a la Asamblea. En nuestro caso, que somos una cooperativa de primer grado, hoy tranquilamente podría existir un Consejo de Administración con mayoría de mujeres, no hay nada que lo limite. De hecho tenemos el grupo de Mujeres AFA que trabajan dentro de la Cooperativa, son entre 70 y 80 mujeres que se capacitan y cumplen una función social importantísima en las localidades, organizan festejos o reuniones en fechas especiales y a la vez muestran nuestra Cooperativa. Lo que vemos en el sector, es que la propiedad de la tierra suele ser el principal impedimento para la participación real de la mujer en los órganos de decisión. En nuestro caso pueden estar en el Consejo, siendo asociadas pueden participar. Lo demás implicaría hacer una reforma de estatuto y reglamento. Acá el derecho es el mismo: siendo propietaria o alquilando, y siendo Asociada, tiene igualdad de condiciones. Sobre la idea de la tecnología reemplazando mano de obra. En el límite, van a ser todos robots, se visualiza un campo sin gente, que se manejará desde las ciudades vía satélite ¿Qué opina sobre eso? 22
No creo que sea tan así. Por lo menos en el corazón de nuestra Cooperativa, si bien la concentración avanza desde hace muchos años y cada vez se potencia más, hoy no veo que sea así. Sí que va haber adelantos tecnológicos importantes, pero estamos hablando de localidades donde el promedio es entre 50 y 100 hectáreas por productor, creo que todavía estamos lejos de eso. Hay que buscar el equilibrio continuamente. Nosotros hemos desarrollado las aplicaciones para celulares, pero no queremos que la gente deje de ir a la Cooperativa, porque ese acercamiento, ese vínculo, es muy importante. Lo relaciono con el tema ganadería, que tenemos cinco ferias propias y también el remate televisado. Hay una parte de los asociados que les interesa esta transmisión televisiva y es una herramienta publicitaria, pero sabemos que no tenemos que perder la feria física que es un momento de encuentro tradicional para el productor ganadero. Por eso hay que buscar el equilibrio. ¿Cómo se genera pertenencia y participación en este contexto? Con muchas charlas técnicas, en donde normalmente participan entre 100 y 150 asociados. Allí mostramos los servicios y la importancia de la Cooperativa. Ahora estamos trabajando en un plan de beneficios para aquellos asociados consecuentes con AFA, que trabajen al 100% con nosotros. Queremos lanzarlo en el transcurso de este año. Este programa va ayudar a fidelizar y generar pertenencia. Hay una dimensión del dirigente que trasciende a la Cooperativa, que se relaciona con el país, con la sociedad, ¿Cuánto puede hacer un dirigente cooperativista en la construcción de una Nación con más producción, con más trabajo, con mejores oportunidades? Creo que, más en estos momentos, y aclaro que no soy de ningún partido político, uno siempre quiere tener un país mejor. Los gobernantes se deberían nutrir más de los dirigentes cooperativos. Lo veo desde adentro de esta cooperativa con 87 años de vida, hay mucha experiencia acumulada para aportar y contribuir a un país mejor. Nosotros tenemos que participar, pero los políticos de turno tienen que escucharnos más, creo que tendrían que estar mirando a estas entidades históricas que funcionan muy bien. Pero lamentablemente lejos de eso, muchas veces les molestamos. El cooperativismo no es bueno para ciertas personas, algunos hablan en contra por desconocimiento y otros porque no les conviene que existan las cooperativas. La verdad que se me cierra el pecho cuando digo esto, me pone mal porque para algunos somos un obstáculo, porque las cooperativas hacemos un gran esfuerzo para que la concentración vaya lo más despacio posible. Si no existieran las cooperativas el mercado de granos y de insumos lo manejarían cuatro empresas en nuestro país. Para el gobierno es más fácil negociar con cuatro multinacionales y no con cooperativas con muchos productores, porque siempre vamos a defender a los pueblos del interior. Pareciera que el interior está para aportar su producción solamente, siempre somos los que tenemos que “ayudar a salir”. Estos días todos esperan “las divisas de la cosecha”, ahora bien, el año pasado cuando algunos perdieron el 60% de la producción se olvidaron de los productores. ¿Ve posible impulsar procesos de unidad del cooperativismo agropecuario y agroalimentario a nivel nacional? Tenemos muy buena relación con FECOFE, con ACA y otras entidades, creo que hay un montón de temas que debemos trabajar en conjunto para fortalecer el cooperativismo. Porque si entre nosotros nos dividimos es mucho más complicado el trabajo individual que grupal. Me encantaría tener una mesa nacional de cooperativas, poder discutir y llevar una propuesta del cooperativismo a los gobernantes. Tendríamos que avanzar por ese camino, no tengo dudas.