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CHAMPIONS LEAGUE
ESA OBSESIÓN TAN EUROPEA e encontraron en la primavera parisina de mediados de la década del ‘50. Sí, ese puede ser el comienzo de una historia de amor, de un gran romance. De alguna manera lo es para los futboleros de todo el mundo. Lo cierto es que mientras los Jardines de las Tullerías comenzaban a cobrar un verde intenso, cuatro hombres, entre café y cigarros, se reunían en un hotel céntrico para darle forma a un torneo en el que sólo ellos y unos pocos más confiaban. Frente a frente, separados por una mesa y algunos papeles, estaban Gabriel Hanot, director del prestigioso diario deportivo francés L’Equipe, y Jacques Ferran, periodista del staff. Del otro lado, Santiago Bernabéu, presidente del Real Madrid, y Raimundo Saporta, dirigente (quien, además, actuaba de traductor). La idea era tratar de darle forma a un proyecto que desde L’Equipe habían lanzado casi como un desafío: crear un gran campeonato continental que decidiera quién era “el campeón de campeones”. Esos fueron los cimientos para la creación de la Copa de Campeones Europa, que desde 1992 se llama Liga de Campeones. O, simplemente, ‘la Champions’. Cabe destacar que, hasta ese momento, las competencias interclubes que primaban en el Viejo Continente eran la Copa Latina y la Copa Mitropa. La primera, creada en 1949, enfrentaba a los campeones de España, Portugal, Italia y Francia: era dominada hasta ese momento por Milan, Barcelona y Real Madrid. La Mitropa, en tanto, reunía a los mejores elencos de Europa Central y era bastante más antigua, de 1927: en ella se destacaban, equipos como Rapid Viena, Austria Viena (Austria), Ujpest, Ferencváros (ambos de Hungría) y Sparta Praga (Checoslovaquia).
S
54 > CLASE
ES
EL TORNEO DE CLUBES MÁS
IMPORTANTE DEL MUNDO. EN LA DÉCADA DEL
‘50,
CREADO
EVOLUCIONÓ
HASTA CONVERTIRSE EN LA ARENA DONDE SE MIDEN LOS GRANDES TALENTOS DEL FÚTBOL PLANETARIO.
LAS
CLAVES
DE UN CAMPEONATO CUYO DOMINIO COMBINA CURIOSIDADES ESTADÍSTICAS Y ANÉCDOTAS MÍTICAS.
Txt: Federico Cornali
LA
IMPORTANCIA DE SOÑAR... Y CONCRETAR
Pocos saben –y menos recuerdan– que la Liga de Campeones de Europa, el trofeo de clubes más importante del mundo en la actualidad, nació prácticamente de un desafío lanzado por un medio gráfico especializado, L’Equipe. En 1954, el Wolverhampton, campeón inglés, recibió en su estadio al Honved Budapest y al Spartak de Moscú, dos de las escuadras más fuertes de aquellos tiempos. Tras derrotarlos, el periódico Daily Mail le colocó al club de la región de West Midlands la corona de “campeón del mundo de clubes”. La respuesta de Hanot, desde Francia, fue inmediata. “Antes de decir que el Wolverhampton es invencible, tendrían que viajar a Moscú y Budapest. Además, también deberían medirse con el Milan o el Real Madrid. Habría que hacer un campeonato a nivel europeo con más prestigio que la Copa Mitropa”, escribió el entonces director de L’Equipe, que más tarde crearía el Balón de Oro. “Es una necesidad”, agregó. Y, en eso, todos coincidían. A partir de allí,
en la redacción del periódico galo se gestaron reuniones extensas, donde se presentaban ideas alocadas y otras más coherentes, que se iban cotejando. El apoyo inmediato de Bernabéu y todo el Real Madrid fue un espaldarazo fundamental debido a que la UEFA, creada unos meses antes, aún no se consolidaba y la FIFA miraba la idea del torneo continental con desdén. El Anderlecht belga alentó enseguida el proyecto, con la única condición de que los partidos se disputasen entre semana para no interferir con las fechas locales. En octubre de 2015, Ferran, periodista e ideólogo de la Copa de Campeones, concedió una entrevista al diario AS, de España, en la cual contó cómo fue aquella cumbre que decidió la creación del torneo. “Nos reunimos con miembros de 16 clubes en el hotel Ambassador y jugamos nuestra ficha, como una gran apuesta. Por suerte, sobre el final, tanto UEFA (Union of European Football Associations) como FIFA (Fédération Internationale de Football Association) despertaron para crear esta Liga de Europa que nosotros ideamos. Porque no hubiéramos podido solos: ni nosotros ni los clubes”, explicó el francés, jubilado desde hace 30 años. “Allí no sólo se aceptó el reglamento, sino que también decidimos la primera ronda, sin sorteo. Fue la única vez que se hizo así”, aclaró. Entre los partidos más destacados de esa etapa, el Real Madrid enfrentó al suizo Servette –por pedido de Bernabéu– y el Milán se cruzó con el Saarbrücken alemán. Desde entonces, además de una primera ronda por sorteo, otros mecanismos de competencia se fueron aceitando: comenzaron a aceptarse sólo los campeones de cada país y la final debía disputarse en el estadio del monarca de la última edición, aunque esa idea debió repensarse cuando el Real Madrid ganó las primeras cinco co-