84 años no son nada (MARCA)

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Domingo 11 de Mayo de 2014

SUPERCÓDIGO MARCA Introducelo cada día en: WWW.CLUBMARCA.COM

A la última por Federico Cornali

La décima Tomás Guasch

FOTOS: KARSIYAKA

Cristiano, Costa y los médicos

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JUNTOS Los jugadores del Lailapas y del Karsiyaka, posando juntos ayer... y hoy. Ambos encuentros se jugaron en el mismo estadio. A la izquierda, el de 1930. Arriba, en la reanudación de ayer, donde se mezclaron los futbolistas actuales con veteranos de ambos equipos.

LAILAPAS VS. KARSIYAKA (1930)

84 años no son nada... El Lailapas griego y el Karsiyaka turco terminaron ayer un partido iniciado en 1930 y suspendido entonces por la lluvia. Se jugaba por la hermandad de los países.

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penas tres minutos se habían disputado de partido cuando una intensa lluvia obligó a los equipos a abandonar el campo y al colegiado a dar por terminado el encuentro. Era 1930. Empapados y desolados se quedaron los jugadores del Karsiyaka, de Turquía, y del Lailapas, de Grecia. La tristeza era profunda, ya que aquella tarde intentaban celebrar la reanudación de la competición entre conjuntos de ambos países tras varios años de enfrentamiento que los separaban. Querían estrecharse la mano, como símbolo de hermandad. A pesar de las buenas intenciones, el objetivo que perseguían aquel 7 de diciembre de 1930 quedó truncado. Al menos, hasta ayer.

En el mismo estadio de Fafalio de la isla griega de Quíos, ubicada en el mar Egeo, donde el Lailapas es local, volvieron a medirse 84 años después ambos equipos para completar los 87 minutos restantes, aquellos que quedaron pendientes. Ya no serían las mismas alineaciones de aquella vez. Tampoco la tecnología en el calzado de los jugadores, fotografiados ayer desde teléfonos móviles, eran las mismas. Todo cambió, menos el sentido inicial del encuentro. Muchos intentaron mostrarse delante de las cámaras y figurar como los grandes precursores del evento en el Fafalio, pero lo cierto es que la exhibición no hubiese sido posible sin la voluntad inquebrantable de un gru-

po de jóvenes estudiantes de Quíos que, cautivados por la historia de aquel antiguo partido, pensó inmediatamente en la reanudación y luchó por hacerla posible como un modo efectivo para acercar a los pueblos de ambos países, cuyas relaciones jamás fueron del todo cordiales, debido a conflictos como la guerra greco-turca (1919-22), los enfrentamientos por Chipre (décadas del 60 y 70) y el atisbo de guerra por un islote deshabitado en 1996. Sin embargo, no fue sencillo para ellos llevar a cabo el partido, ya que el Lailapas había dejado de existir como club algunos años atrás. No les quedó otra y decidieron refundarlo en 2009. Cinco años más tarde, el encuentro se materializó. De un lado y de otro, los futbolistas estaban vestidos con uniformes similares a los que llevaban en 1930, diseñados para la ocasión. En el campo, una mezcla entre veteranos y juveniles de ambos clubes, igualaron 5-5 entre risas y saludos cómplices. “Este parti-

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El técnico griego: “Esto simboliza la fraternidad entre los dos pueblos” do simboliza la fraternidad entre los dos pueblos. Espero que cuente como un paso hacia unas mejores relaciones entre las dos partes”, dijo Michael Kottakis, entrenador del equipo griego. En las gradas, varios helenos emocionados y más de 1.000 aficionados turcos que cruzaron desde Esmirna se sumaron al emotivo encuentro. En el palco se situó el grupo de estudiantes que le quitó el polvo a un partido que parecía olvidado y lo colocó en el lugar histórico que merece. Esta vez no hubo lluvia que detuviera las buenas intenciones de ambos.

ura tarea la del médico del fútbol/alto nivel. No hace tanto era un personaje venerado, su palabra era ley. Ya menos. Ahora vive una vida parecida a la del maestro. Tampoco nadie le alzaba la voz en clase. Ni fuera. Hoy le cuestionan familias indocumentadas: su niño o niña es un intocable. Así está mucho niño/niña de atontado. Han optado muchos de ellos por el secretismo. ¿Por qué mojarse si el paciente/alumno va a acabar haciendo lo que le da la gana? En cierto fútbol, cualquiera se atreve con los médicos. Directivos ignaros, entrenadores arrogantes, futbolistas tan peculiares… Mourinho liquidó los servicios médicos del Madrid; al rato se fue al Chelsea. El vestuario blanco se hizo cruces con la presencia de Cristiano en Pucela. Ya no manda Mourinho sino Ancelotti: andamos parecido. “No estaba para jugar”, se comenta por Valdebebas. Jugó, con el resultado conocido. BEATRIZ GUZMAN Costumbre a recuperar por nuestro fútbol es el poder de los médicos. Es inaudito escuchar que Fulano lo quiere jugar todo y puede con todo. Diego Costa, co- Cristiano (29), en Valladolid. mo Cristiano el otro día, no está para asaltar al Málaga: a casa. Messi se fue a la Argentina buscando el cobijo de galenos y fisios de la AFA. Juega en el Barça, en la ciudad donde muchos futbolistas —el chileno Arturo Vidal, el último— acuden buscando remedio a sus serios males. Una broma… Se empieza a decidir hoy esta bella Liga loca marcada por los percances de jugadores importantes. El Madrid dimitió y dejó la cosa para Atlético y Barça. Quizá necesita un especialista capaz de hacer entender a sus jugadores que pueden perder, pero nunca como en Pucela: por inferioridad física de unos y mental de casi todos. La divisa del Madrid no se discutía: “Pelea hasta el final”. Influía en ello desde Di Stéfano que el club era una pirámide de valores, esa palabra… Y cada quisque era intocable en su parcela. El primero, el médico. En lo suyo, la Autoridad.

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Nuestro fútbol debe recuperar el poder de los médicos


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