170a. representación de la Semana Santa
No hay como estar ahí
Alicia C. Colin Cruz Este domingo 31 de marzo del 2013 se ha dado por concluida la 170 representación de la Semana Santa en el pueblo de Iztapalapa, conformado por ocho barrios, al realizar con devoción la escenificación del acontecimiento que le da mayor sentido al cristianismo: la vida, pasión y muerte de Cristo. En 1833, ante una epidemia de cólera morbus en Iztapalapa, el pueblo hizo la promesa al Señor de la Cuevita de llevar a cabo una majestuosa representación de la Pasión si se terminaba la epidemia. El milagro se hizo y la promesa se comenzaría a cumplir diez años después. Todos estos datos, conocimientos y acercamiento a la tradición siempre habían sido, en mi caso, desde los libros, videos, fotografías y documentos que se resguardan en el Archivo Histórico de Iztapalapa. Pero sin duda, como bien dice la fra-
se, “no hay como estar ahí”. Este año finalmente presencié la Pasión, declarada en 2012 Patrimonio Cultural Intangible de la Ciudad de México. Viviendo la Pasión El Domingo de Ramos se inició el caminar de Jesús por los Ocho Barrios. El recorrido tuvo lugar entre palmas y música de instrumentos de viento. Nazarenos, actores, familiares y acompañantes seguían la procesión desde la Casa de los Ensayos en la calle Aztecas hasta el Santuario del Señor de la Cuevita. Las calles rebozaban de algarabía, entre participantes, familiares y visitantes que transitaban por los puestos de alfareros –provenientes de diferentes rincones de la República–. La venta de palmas, los puestos de comida y de artesanías embellecían el camino. Jueves Santo. Por ser parte del personal de la delegación fuimos convocados a colaborar
en el operativo para resguardar los puntos de la procesión. Desde nuestra pequeña trinchera asignada para vigilar, estuvimos esperando desde las 14 horas, entre las calles de Allende y Rojo Gómez, en Barrio San Pedro. Allí se podía ver pasar a los nazarenos que venían de Bario San Miguel y otros rumbos, caminando a paso veloz para unirse a la procesión que saldría de la Casa de los Ensayos –algunos sin huaraches sentían las inclemencias del piso poco generoso. No cesó el paso de ellos y de los visitantes y familiares que acompañarían toda la procesión. A las 17:30 horas, la Sociedad de Nazarenos nos invitaba a prepararnos a un viaje en el tiempo que se recrea año con año. La música llenaba las calles, anunciando prontamente el paso de Jesús y los demás participantes. La llovizna me hacía creer que habría modificaciones, pero me equivocaba
completamente: todo seguía el curso planeado. Una hora y media después el tan esperado momento llegó: Jesús pasó con una manta blanca que le cubría la cabeza, persistente en la misión que debía cumplir. Cada personaje fue siguiéndole; imponentes, con la cabeza en alto y el entusiasmo latente. Cada uno de ellos transitó durante toda esa tarde hasta llegar a la Macroplaza Cuitláhuac, en donde se recrearían los pasajes bíblicos: la última cena, el lavatorio de pies, el primer concilio, después en el Cerro de la Estrella, la Oración del Huerto de los Olivos (mientras el segundo concilio seguía en la Macroplaza), la entrega de Jesús por Judas Iscariote y su aprehensión. Nosotros también seguimos nuestro rumbo y al término del paso de Jesús y los nazarenos, fuimos a casa para recobrar fuerzas y volver a la mañana siguiente –aunque, por supuesto, antes pasaríamos por los puestos de comida situados sobre la calzada Ermita Iztapalapa para degustar los deliciosos manjares que se ofrecían. Al despertar ese Viernes Santo, Iztapalapa ya estaba nuevaOCHO BARRIOS ABRIL 2013 1
mente lista para iniciar. A las 7:30 de la mañana todos los que colaborábamos en el operativo volvíamos al mismo punto del día anterior. Las sensaciones se iban transformando conforme pasaban las horas: los personajes se preparaban, corrían, se vestían en el camino,
los nazarenos cargaban la cruz y la corona de espinas. Se veía pasar a niños, jóvenes, adultos y mujeres cargando su cruz –la que podía ser de hasta 120 kilos, dependiendo de la persona; en el caso de los niños, la cruz que cargaban era pequeña. Sin duda, se vivía un clima
intenso. En las banquetas se acumulaban los observadores. El mediodía llegó. Nuestro punto fue transitado por todos los participantes, que se dirigían a la Plaza Cuitláhuac para presenciar la sentencia de Jesús, los azotes, la coronación y la entrega de la enorme cruz
para iniciar el viacrucis que culminaría en el Cerro de la Estrella. Convergieron multitudes a esta importante tradición que conforma la identidad de este pueblo milenario. Vivir en carne propia esta experiencia es inigualable.
vinílica y aerosoles. La figura final mide tres metros de largo. Unos tres días antes de la quema se prepara el material para tronar y se coloca el mero día, puede ser sólo para iluminar, o ambos al mismo tiempo; para ello contratan a un cohetero de los pueblos tradicionales en ese arte, como Tultepec, Ozumba o Amecameca. Utilizan una gruesa de cohetes para dos judas, lo que cuesta alrededor de mil 200 pesos. Cuando el Judas sólo se ilumina, la estructura es de alambre. Para todo el material cooperan los mismos miembros de la comparsa y los apoyan algunas otras personas. El día de la quema, el Sábado de Gloria, alrededor del medio día se reúnen todos los organizadores y sus familias para convivir y terminar de preparar los cohetes. Cuando todo está listo, se anuncia que ya se va a quemar tronando cohetones para que la gente se acerque,
como cuando se llama a misa con el repique de campanas. Luego de un mes de trabajo, cada Judas se quema en apenas unos segundos, cuando más, unos minutos, si la mecha se ceba, como dicen. El punto de reunión es la calle Aztecas, muy cerca de la capilla de la Virgen de La Asunción, mismo lugar donde se representa la ceremonia del ahorcado con la cual concluye el carnaval del barrio, a unos pasos de la Casa de los Ensayos de la representación de Semana Santa, por lo que después de la quema deberán apresurarse a barrer lo que queda de los judas, pues no tarda en pasar la procesión que sale de aquella casa para ir a la Plaza Cuitláhuac donde se escenificará la Resurrección de Jesucristo y con ello se cerrará la Semana Santa de los Ocho Barrios de Iztapalapa, pueblo originario lleno de tradiciones.
Quema de Judas
en Barrio La Asunción Beatriz Ramírez González Cronista de Iztapalapa En el calendario festivo de los Ocho Barrios de Iztapalapa pervive una tradición relacionada con la Semana Santa: la quema de muñecos de cartón con figuras de diablos que representan al Judas que traicionó y vendió a Jesús por unas monedas; aunque a veces esos diablos llevan el rostro de un político o personaje famoso que ha cometido delitos contra la sociedad y por eso deben ser juzgados y quemados públicamente. Este sábado 30 de marzo de 2013 estuve en el Barrio de La Asunción para presenciar esta tradición; había tres diablos de diferentes colores y diseños, uno de ellos con alas negras. Es la Comparsa de Carnaval del Barrio, de la calle Aztecas, la que organiza el evento, el encargado es Crescencio Pedrero y lo apoyan, entre otras personas, Feliciano Frías de la Rosa, Guiller-
Año 1, Núm 2, Abril 2013
mo Moisés Guzmán Ramírez, David Valle Valle, Francisco Pedrero Flores, Alejandro Pedrero Flores, Miguel Valle Rosas, Juan José Luna Buendía y Félix Frías Guevara, quien, como herrero, es el diseñador y subencargado, como él mismo refiere, de los Judas y los carros alegóricos. Durante el mes previo elaboran los muñecos, primero van a cortar carrizo a un terreno baldío que se ubica atrás de la Central de Abasto, lo llevan a la casa de David Valle, quien permite que ahí trabajen, igual cuando elaboran el carro alegórico de su comparsa; como el carrizo está verde hay que limpiarlo, quitarle las hojas, desgajarlo y formar tiras que se dejan secar, ya secas con ellas se forman círculos como base para armar el esqueleto que se forra con papel caple y plástico, hojas de papel, periódico con engrudo, silicón, resistol cinco mil…lo que se tenga a la mano. Los pintan con pintura
Publicación bimestral de distribución gratuita en los Ocho Barrios de Iztapalapa. Tiraje: 8,000 ejemplares. E-mail: ochobarrios@gmail.com Facebook: Ocho Barrios Iztapalapa.
Director General: Antonio Rivera Trejo; Gerente General: Vianney Garibay Sánchez; Editor: Faustino López Moreno; Corrección y Redacción: Rafael Zúñiga; Colaboradores: Daniela Gregorio, Claudia Fuentes, Beatriz Ramírez, Silvia Zugarazo, Ángel de la Rosa, Ubaldo Salazar Fotografía: Juan Antonio Díaz, Santiago Salmerón; Ventas: Sergio Antonio Rivera; Asesor legal: Jorge Froylán Blanco H. Ocho Barrios es una publicación de Rivera Editores, con oficinas en: Calle 8 Núm. 204, Col. Granjas San Antonio, C.P. 09070, Iztapalapa, DF, Tels.: 5693 0437 y 6307 2004. Director General: Antonio Rivera Trejo. Registro en trámite. Los textos aquí publicados son en su totalidad responsabilidad de su autor. 2 OCHO BARRIOS ABRIL 2013
El patrimonio de Iztapalapa
La cronista me llevó al restaurante Ayluardo’s (apellido del dueño) que se encuentra a unos pasos de la plaza principal. Su encantadora esposa y gran cocinera nos deleita con sabrosuras de los tiempos en que reinaban los colhuas: sopecitos con chapulines, tortitas de ahuatle en salsa de tomate y conejo adobado.
Ángeles González Gamio* Hace unos días visitamos el Archivo Histórico de Iztapalapa, que custodia amorosamente la historiadora Beatriz Ramírez González, quien es también una de las cronistas de la demarcación. Ella fue la coordinadora del libro Patrimonio arqueológico, histórico, intangible y natural de la delegación Iztapalapa”. Es una obra impresionante que muestra la enorme riqueza cultural que conserva el antiguo señorío de Cuitláhuac. En la presentación, la entonces delegada Clara Brugada, quien publicó la obra con la Universidad Autónoma Metropolitana, habla de un recorrido por el tiempo y el espacio, en el que se reúnen las tradiciones y costumbres de los pueblos y barrios originarios y el patrimonio histórico, intangible, natural y demás, que se conjugan con las de aquellos mexicanos que han llegado de otras partes de la ciudad y el país, dando como resultado un amplio mosaico cultural. Durante mi visita me tocó ver los preparativos para la famosa representación de Semana Santa, que se lleva a cabo en los ocho barrios del pueblo
de Iztapalapa. Destaco este dato porque hay muchos otros barrios, pueblos y colonias en la delegación, que igualmente organizan sus representaciones. Desde luego que ninguna tiene la magnitud de la de los ocho pueblos que culmina en el Cerro de la Estrella, donde se realiza la crucifixión. Participan miles de personas; es impactante ver además de todos los protagonistas históricos, que suman decenas, la procesión de más de 2 mil nazarenos, ataviados con túnicas moradas, cargando cada uno de ellos una pesada cruz. Esta representación de Semana Santa es la más afamada, pero en los distintos pueblos se llevan a cabo, durante todo el año, innumerables festejos: el carnaval, la fiesta de la Santa Cruz, los Días de Muertos, los tintilimales y las distintas fiestas patronales. Prácticamente en todos los festejos hay música, comida, distintas danzas, entre las que sobresale la de los chinelos, elaborados vestuarios como los de las comparsas de los carnavales, fuegos artificiales, primorosos tapetes de colorido aserrín y las portadas de flores naturales más bellas que hayan visto.
Iztapalapa conserva alrededor de 30 templos, varios de ellos del siglo XVI, muchos de ellos son el marco de los festejos. En varias ocasiones he escrito sobre Iztapalapa: el Cerro de la Estrella, en cuyas alturas los antepasados prehispánicos celebraban cada 52 años, la trascendental ceremonia del Fuego Nuevo. En lo alto del cerro se conservan vestigios que datan de la época teotihuacana. Hay un museo que dirige el cronista Jorge de León, que muestra parte de los objetos encontrados y la historia del lugar. He hablado sobre el antiguo convento agustino de Culhuacán, una verdadera joya decorada con exquisitos frescos de estilo plateresco del siglo XVI. Actualmente funciona como Centro Comunitario del INAH y se realizan labores de investigación y conservación del patrimonio local y la promoción artística y cultural. Por cierto que los culhuacanos tenían fama de tener la mejor piedra y los mejores canteros, lo que aquí se puede apreciar, entre otros, en las columnas del claustro. Un parque adjunto protege
los restos arquitectónicos del antiguo estanque y embarcadero prehispánico. A unos pasos se encuentran los restos de la noria de un molino, de la primera fábrica de papel de la Nueva España. Me faltan muchas, muchas crónicas para contar todos los encantos de este añejo lugar, pero ya hay que comer. La cronista me llevó al restaurante Ayluardo’s (apellido del dueño) que se encuentra a unos pasos de la plaza principal. Su encantadora esposa y gran cocinera nos deleita con sabrosuras de los tiempos en que reinaban los colhuas: sopecitos con chapulines, tortitas de ahuatle en salsa de tomate y conejo adobado. Nos muestra el ahuautle, que son los huevecillos de unos diminutos mosquitos que habitan en las lagunas. Para algunos es el caviar mexicano, título que se disputa con los escamoles. ¿Usted qué opina? gonzalezgamio@gmail.com * Publicado con permiso de la autora. Este artículo se publicó en el diario La Jornada del domingo 24 de marzo pasado. OCHO BARRIOS ABRIL 2013 3
Destellos en la oscuridad:
Tres devociones de origen colonial en los alrededores del Cerro de la Estrella Los pueblos de Iztapalapa y Culhuacán son comunidades vecinas que albergan una vasta historia, patrimonio, cultura y tradición. Luis Daniel Rosas Martínez Los pueblos de Iztapalapa y Culhuacán son comunidades vecinas que albergan una vasta historia, patrimonio, cultura y tradición. Dentro de este gran marco de riqueza sobresale la gran veneración hacia tres representaciones religiosas procedentes del periodo novohispano, el Sr. de la Cuevita, el Sr. del Calvario y la Virgen de la Candelaria. En las siguientes líneas expondré la información que las Relaciones geográficas del Arzobispado de México de 1743 aportan sobre estos tres signos de fe.
El Señor de la Cuevita
En primera instancia el documento expresa la existencia de una gran veneración hacia este Cristo que en aquel tiempo era conocido como el señor de Iztapalapa. Este culto no solo era
propio de los pobladores locales, pues de otros pueblos y de la capital venían a la fiesta de la imagen que se realizaba durante la Pascua del Espíritu Santo o solemnidad de Pentecostés. Lo más interesante es que el informante expresa lo poco que se sabía acerca del origen de la imagen, sin embargo, deja constancia de que por antigüedad se decía que:
Lo traían unos naturales de Oaxaca en un cajón […] que habiéndole cogido la noche en dicho pueblo […] muy temprano […] yendo a cargar el cajón con el Señor, se les hizo tan pesado, que […] no lo pudieron cargar […] dieron parte al cura, el que vino […] Y admirado del caso mandó abrir dicho cajón a vista de todos y halló que milagrosamente se le movió el Señor y […] con la brevedad posible le hicieron su capilla en el mismo lugar y cueva.1
El Señor del Calvario
En lo referente a Culhuacán el escrito dejó registrado que en aquel momento habitaban 8 religiosos agustinos el convento fundado en 1533, al igual que manifiesta la existencia de la parroquia y nos deja constancia de que había ¨una capilla en una cueva con un Señor, que su advocación es el Santo Entierro en quien los naturales y demás vecinos tienen puesto todo su afecto y devoción y experimentan su gran misericordia cada día en muchas felicidades¨2
La virgen de la Candelaria
De igual forma sobre el mismo pueblo se anotó que a las orillas de la Acequia Real los religiosos agustinos tenían una ermita de4 OCHO BARRIOS ABRIL 2013
dicada a una señora y en la cual pedían limosna. Se relata que dicho templo fue puesto ahí por petición de los pasajeros que transitaban por la acequia debido a que habían experimentado:
Repetidas veces muchas desgracias y ahogarse y sumergirse algunas canoas con la gente que iba en ellas motivado de un gran remolino […] después de puesta dicha señora […] ha sido muy rara la que se ha experimentado […] en muestra de su gratitud dan a la señora los mencionados pasajeros sus limosnas, cada uno lo que puede.3
A manera de reflexión puedo decir que en el primer caso algo de lo más sobresaliente es que la fuente nos da noticia de una de las versiones más antiguas sobre el origen del Sr. De la Cuevita. Respecto al segundo, este documento es vital ya que es una de las escasas fuentes escritas que hacen referencia al Santo Entierro de Culhuacán en la época colonial. En lo relativo al tercer apartado este escrito también es esencial, pues nos deja constancia de que el culto
a la virgen (hoy con advocación de la Candelaria) es más antiguo de lo que se cree, además de mostrar que el relato sobre su procedencia se mantiene casi intacto hasta la actualidad. Finalmente considero que los datos anteriores reafirman la antigüedad de estas tres devociones, lo que ayuda a comprender el arraigo que se tiene hacia estos signos de religiosidad y a entender la gran devoción expresada actualmente en celebraciones como la Semana Santa, el día de la Candelaria o la Festividad de la Santísima Trinidad. Además, debido a las pocas referencias sobre estas devociones durante la época colonial, este documento brinda verdaderos destellos en la oscuridad. Notas
Francisco de Solano, Relaciones geográficas del Arzobispado de México 1743, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1988, Vol. II, p. 198. 2 Ibídem, p. 200. 3 Loc.cit. 1
Jesús Valencia anunció el inicio de obras de remodelación en el mercado central y el Jardín Cuitláhuac, en encuentro con organizaciones sociales Ángel de la Rosa El pasado 8 de abril, el jefe delegacional en Iztapalapa, Jesús Valencia Guzmán, se reunió con integrantes de algunas organizaciones sociales de los Ocho Barrios de Iztapalapa, reunión en la que participaron vendedores ambulantes y maestras de Centros de Desarrollo Infantil. Durante el encuentro, Valencia Guzmán dijo que como parte de su proyecto para el Cerro de la Estrella y la explanada que incluye al Jardín Cuitláhuac, darán inicio sólo dos acciones: remodelación del mercado público ubicado en la esquina de Hidalgo y Ayuntamiento,
Barrio San Pablo, así como la del jardín. Con respecto al mercado, el cual forma parte del proyecto de la Explanada Cuitláhuac, la propuesta del titular de la demarcación fue aceptada por unanimidad. Cabe señalar, a título personal, la remodelación debería haberse realizado ya como un proyecto aparte debido al visible deterioro que presenta el inmueble. Con esto se habría visto concretado la primera obra pública de importancia del gobierno local de real beneficio en la zona.
En la reunión se le pidió a la autoridad delegacional que defina el perímetro del jardín Cuitláhuac para evitar futuros conflictos. Por ejemplo, ahí se habló de que existe una superficie de más de mil metros cuadrados en la parte oriente de las bombas de agua que en otros tiempos se consideraba parte del jardín y actualmente está bajo el resguardo de la parroquia de San Lucas. En resumen, de los proyectos del Cerro de la Estrella y la Explanada Cuitláhuac, sólo se iniciarán los trabajos de remodelación en el mercado público.
Por último, Valencia Guzmán señaló enfáticamente que en sus proyectos no se contemplaba la expropiación de ningún predio particular. Si bien no estaban ahí todas las organizaciones sociales, ni mucho menos, la cantidad de personas que ahí nos reunimos no es en lo más mínimo representativa de la población que integran los Ocho Barrios del pueblo de Iztapalapa, debemos considerar que es un inicio, donde a pesar de las diferencias de opinión, se mostró unidad y disposición del jefe delegacional para seguir con estos encuentros que vayan consolidando proyectos con el respaldo de la población.
Mayordomía de Barrio San Lucas A finales de enero pasado, Tomás Noriega Luna (en la foto, a la izquierda) recibió la imagen del Santo Patrono San Lucas, en la calle Cobos, Barrio Santa Bárbara. Esta mayordomía llamada “Hermanos y Amigos” es una de las más grandes de los Ocho Barrios, del Santo Patrono San Lucas, con alrededor de 35 integrantes de los barrios del centro de Iztapalapa. En la foto vemos a Tomás Noriega rodeado de vecinos e integrantes de la mayordomía, que forma parte de las tradiciones más arraigadas en los pueblos y barrios de esta demarcación.
Claudia Fuentes
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Contra la basura y la destrucción, los vecinos resguardan el Canal Nacional Los habitantes de las colonias lo cuidan para que no se convierta en tiradero de basura, un trabajo de equipo en el que se han organizado para limpiarlo a diario
Claudia Fuentes El Canal Nacional es el camino de agua hecho por el hombre más importante en la Cuenca del Valle de México en la época prehispánica, fue reconocido como Huey Apantli “Gran Canal” y a partir de la colonia, en la segunda mitad del siglo XIX, se le llamó Acequia Real. Nace de dos afluentes: Canal de Cuemanco y Canal de Chalco, que luego se unen en un solo camino de agua en la
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ciénaga grande, en lo que hoy en día es la calle Nimes, hasta su terminación en el Circuito Interior o Río Churubusco. Actualmente los habitantes de las colonias que lo rodean, son los que lo resguardan para que no se convierta en tiradero de basura, trabajo de equipo donde se han organizado los mismos ciudadanos para limpiarlo a diario; tal es el caso de Benjamín Nava Rivas y Benjamín Rosas Morales en el tramo de Árbol del Fuego a la calzada
Taxqueña; Carmen Piña, Beatriz Sánchez y Agapita Nava, en el área de Barrio San Simón; la familia Maribel, Lázaro, Teresa Mosco, Inocencio Reyes y la familia Amaya, cuidan de Barrio San Andrés a calle Nimes y de ahí hasta su terminación en el Circuito Interior o Río Churubusco, y de la Virgen de la Candelaria a Barrio la Magdalena y San Antonio. Estos entusiastas guardianes del canal señalan que la con-
taminación y tiradero de basura, se debe evitar con acciones diarias, añadiendo que en esta actividad ecológica han llegado a gastar, en el presente año, unos 60 mil pesos de sus propios recursos y que saben que otros han solicitado respaldo para estas acciones, pero que nunca los ven aplicándose en la limpieza del gran canal, por lo que piden al Gobierno del Distrito Federal y fundaciones que les brinden apoyo financiero para poder continuar su labor. Agregaron que en 2009 el programa de mejoramiento barrial de la Secretaría de Desarrollo Social del DF los dotó de toda la herramienta para limpiarlo, como una desbrozadora, palas y azadones, y que empezaron con una canoa a la que tienen que dar mantenimiento, porque se pandea o se perfora; ahora ya tienen trea canoas que se turnan. Añaden que ellos iniciaron con esta labor, y que prestaban a otros barrios su herramienta y su canoa, como es el caso de Tomatlán, pero ahora ellos también tienen su propia herramienta y el tramo que mantienen está más bonito. Concluyen con una invitación para ir en canoa y ver cómo lo mantienen limpio: “hay patos que nosotros hemos llevado al canal, para crear el ecosistema natural”, aseguran.