Todo centelles

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EstefanĂ­a Orduna Aguas


[TODO]

CENTELLES 1934-1939 Estefanía Orduna Aguas CPIFP Los Enlaces Grado Superior Iluminación, captación y tratamiento de la imagen -¿Qué siente un fotógrafo al hacer estas fotos? -Cuando se tiene la máquina en la cara no se ve nada, sólo lo que se ha de fotografiar. Luego viene la reacción, Que es brutal. Se denomina periodismo fotográfico, periodismo gráfico, fotoperiodismo o reportaje gráfico al género del periodismo que tiene que ver directamente con la fotografía, el diseño gráfico y el vídeo. Los periodistas que se dedican a este género son conocidos por lo general como reporteros gráficos o fotoperiodistas y en su mayoría son fotógrafos versados en el arte”. La labor de los fotoperiodistas se remonta a los inicios de la fotografía y aunque por entonces no tenía más valor que el de representar una escena, atrapar un instante y congelar un rostro que posaba inmóvil durante exposiciones de hasta quince minutos (con todo, mucho más cómodo que posar para un pintor retratista), con los años ganó no sólo técnicamente, también artística y documentalmente. El periódico utilizó la fotografía por primera vez en 1880, en el Daily Graphic de Nueva York, y desde entonces el fotoperiodismo ha integrado la imagen como medio objetivo y representativo de un hecho. Y no solo esto, pues en su parte más artística, ha sabido transmitir y reflejar, gracias a su composición, tonos, luz, encuadres y paciencia, la dureza de la guerra, la inocencia de los niños, la pobreza, la valentía, la fuerza… El desarrollo de la fotografía periodística se realiza especialmente en los conflictos políticos o en las confrontaciones bélicas y a la península, llegan con el estallido de la Guerra Civil, constituyendo un archivo fotográfico vital y suficiente para documentar su historia. Robert Capa, Gerda Taro o David Seymour son algunos de los coetáneos de Centelles, que de otro modo (puesto que trabajaban todos ellos para agencias como Magnum), junto con él serían atraídos por el estruendo de las balas y la necesidad no de mirar, sino de hacer ver. En este minoritario ejército que disparaba con Leicas y no fusiles, unos conocieron la fama y otros la muerte o el exilio, pero de todos ellos nos quedan sus miradas, recogidas en películas de 35mm. [Todo] Centelles 1934-1939 es una exposición organizada por la Universidad de Zaragoza en la que se expone la obra del fotoperiodista catalán. La exposición está compuesta por ochenta y


dos piezas de autor, excepto dos reprints, positivadas por Agustí, después de recuperar en 1976 su archivo fotográfico, que estuvo guardado en una maleta en un desván en la ciudad de Carcasona (Francia). Tras esto, el fotógrafo dedicó su tiempo a realizar nuevas copias para catalogarlo, con la ayuda de su compañero de exilio y buen amigo Eduard Pons Prades (19202007). A partir de entonces se ha podido localizar las imágenes que difundió a partir del año 1934 a través de las principales agencias y publicaciones de la época. Inhabilitado luego por el franquismo y acusado de masonería, dedicó la mayor parte de su vida profesional posteriormente a la fotografía industrial y publicitaria (compañías como Chupa Chups o Anís del mono, lo tuvieron en sus plantillas).La guerra y el olvido destrozaron a una generación de artistas y sumieron a la prensa española en la tristeza de la banalidad oficial. Hoy, cuarenta años después, los comisarios de la exposición, Joaquín Gasca y Antón Gasca; el hijo del fotógrafo, Octaví Centelles; y la vicerrectora de Cultura y Política Social de la Universidad de Zaragoza, Concha Lomba nos muestran con la mirada de aquella España que luchó, el periodo de la República, la Guerra Civil y el exilio.

El hijo de Agustí Centelles, Octaví, explica una de las fotografías de la exposición Agustí Centelles i Osso nace en Valencia en 1909 y dedica toda su vida a la fotografía. Al fundarse la Agrupación Fotográfica de Cataluña (1923), se inició en un curso de retoque con Francesc de Baños, para quien empezó a trabajar. Aprendió con varios fotoperiodistas de la época –Josep Badosa, Josep Maria Sagarra y Pau Lluís Torrents–. Después de comprarse su cámara Leica y quedarse sin trabajo, comenzó su trayectoria como freelance: se dedicó a captar la vida política, social y cultura catalana. Durante la Segunda República documentó atracos, desahucios, manifestaciones, etc. Empezó publicando en diarios como La Vanguardia, El Día Gráfico, La noche, etc., y después, empezó a trabajar en medios extranjeros como la agencia Havas. En el golpe militar de julio de 1936, Centelles ya era conocido por sus instantáneas.


Enfrentamiento con los sublevados, en la Calle Diputación de la Ciudad Condal (1936) Célebre imagen del fotógrafo. Cuando el bando franquista llegó a Barcelona, Centelles cruzó la frontera hacia Francia con su cámara y sus negativos. Lo detuvieron en el campo de Argelès-sur-Mer y después en el campo de Bram. Mientras estuvo en el campo de Bram, abrió junto con su ayudante Salvador Pujol, una tienda de fotografías. Actualmente se conservan cerca de seiscientas imágenes y el diario que Centelles escribió allí. Se mudó a Carcasona y trabajó en distintos lugares de la ciudad. Colaboró con la resistencia de los españoles republicanos del Grupo de Trabajadores Extranjeros. La Gestapo encontró a sus dirigentes y los llevó al campo de exterminio de Mauthausen. La vida de Centelles corría peligro y se vio obligado a volver a España a pie por los Pirineos. Fue a casa de unos familiares suyos en Reus y, al morir Franco, volvió a Carcasona a por el archivo de negativos que había dejado allí. Una vez conseguidos, publicó el material, hizo exposiciones, charlas sobre las fotografías y obtuvo el reconocimiento de los fotoperiodistas de Barcelona. En sus últimos años, recibió el Premio Nacional de Artes Plásticas por su labor de fotoperiodista y al año siguiente, en 1985, murió en Barcelona. Su obra puede diferenciarse con facilidad en tres etapas; la prebélica, la de guerra, desde el bando republicano y finalmente el exilio en Francia y el campo de Bram. Ejemplos de cada una de estas son las fotos tomadas en Barcelona entre 1934 y 1936 de los protagonistas de la República, como Manuel Azaña, Lluís Companys o Carles Pi i Sunyer, entre otros, de los acontecimientos más destacados, como los “hechos de octubre” de 1934, las elecciones generales de febrero de 1936, y ya como último testigo, de las huelgas, altercados callejeros, arrestos y amnistías.


Barcelona, 16 de frebrero de 1936. fila de votantes del colegio electoral situado en el colegio del Sagrat Cor. Sus fotos tomadas el 19 de julio de 1936 en Barcelona dieron la vuelta al mundo, iniciando esta nueva etapa. Fue destinado al frente de Aragón donde llevó a cabo reportajes sobre las tropas en el frente y realizó reportajes sobre la toma de Teruel y sobre la batalla de Belchite. Fue también colaborador del Comisariado de propaganda de la Generalidad de Cataluña y fue el encargado del archivo del Ejército de Cataluña en Barcelona. Antes de la proclamación oficial del fin de la guerra, se exilió a Francia llevándose consigo los negativos de aquellas imágenes que consideraba más relevantes y estuvo preso en el campo de concentración de Bram, donde consiguió salvar sus negativos así como las cámaras fotográficas que había conservado. Así, su último y extenso reportaje volvió a centrarse en el sujeto principal de su obra: las personas y la supervivencia, y pone fin a un periodo de su vida que no acabaría aquí, pues le esperaba la más dura tarea; almacenar, recuperar, positivar y catalogar una época que sería recelosamente silenciada. Sin lugar a dudas, y rindiendo solemne tributo en esta exposición, no podemos olvidar su mayor aliada y su mejor arma de combate, su cámara. En 1933 Agustí Centelles se compró una cámara Leica III de 900 pesetas. La cámara, a diferencia de las pesadas del momento, era ligera, tenía batería autónoma y flash, y podía hacer 36 fotografías con su carrete de negativos flexibles. La Leica fue la primera cámara práctica de película de 35 mm, pues amplió el tamaño de la imagen hasta los 24x36 mm. Como decía su creador "Negativos pequeños, imágenes grandes". Estas cámaras gozan de gran prestigio entre muchos fotógrafos, siendo las preferidas de Henri CartierBresson, Robert Capa, Sebastião Salgado, Alberto Korda, Sergio Larraín entre otros muchos.


Bram (Carcasona), primavera de 1939. Llegada de nuevos internos al campo de concentración El secreto del éxito de la cámara Leica estuvo en la ligereza, la maniobrabilidad y la velocidad de acción que ofrecía al fotógrafo. En cuanto al fotoperiodismo, la cámara Leica revoluciona el modo de afrontar el reportaje, al proporcionar libertad de movimientos para conseguir tomas mucho más naturales y espontáneas, haciendo uso del objetivo normal de 50mm, la luz natural (gracias a la luminosidad de la óptica), y de encuadres y aproximaciones al objeto no sometidas al condicionante que hasta entonces suponía el uso del trípode y el flash. De este modo, Centelles nos acerca a al campo de batalla con fotos llenas de naturalidad y realismo, que invitan a imaginar historias y vidas de los sujetos que se muestran en el papel, a analizar sus expresiones, sus entornos, a sentir sus miedos… Las fotografías de la exposición invitan a la reflexión y el análisis de la condición humana, siendo bajo mi punto de vista una actividad esencial, pues hoy, como entonces, los medios de comunicación se convierten en elementos de propaganda y aunque nos liberamos del yugo de la censura arrastramos uno más pesado si cabe. Televisores vacíos, informaciones manipuladas, noticias banales, todo lo necesario para facilitarnos la existencia y que nuestras mentes sean ocupadas por preocupaciones minúsculas. Así pues, Agustí deja en nuestras manos no renunciar a interpretar la realidad de un conflicto que no se trata de ficción virtual. La Guerra Civil Española fue protagonizada por familiares nuestros y más allá; fue la antesala del Franquismo y la Segunda Guerra Mundial que asoló el continente dejando tan pobres sus tierras áridas como sus bolsillos, sus estómagos y sus memorias. Pocos sobrevivientes pueden identificarse en las fotografías de Centelles, pero sus nietos han escuchado los relatos y aunque resulten tiempos lejanos, pudimos ver desde nuestros ojos los suyos. Su pasado, que también es el nuestro.


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