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El papel de los padres en las nuevas generaciones
Hoy en día los padres se hacen preguntas acerca de cómo poner los límites en sus hijos, es como preguntarse “¿Qué tengo que hacer para que mis hijos se controlen? ¿Qué va pasar si los castigo?, estos son algunos cuestionamientos que los padres se hacen y que pueden formar parte de los cuestionamientos en las escuelas, consultorios o incluso motivos de consulta.
Pareciera que hoy son los padres y maestros los que tendrían que someterse a las normas de los hijos y de los alumnos y que incluso la “autoridad” debería adaptarse a las demandas que exigen los niños de la sociedad con tal de evitar los sentimientos de frustración por mínima que ésta sea.
Más allá de pensar únicamente en los comportamientos y conductas de las nuevas generaciones hay que preguntarnos ¿Dónde quedó el representante de una ley interna?, los niños y los adolescentes en la actualidad actúan en contra de la autoridad y buscan trasgredir las leyes sociales y familiares. Sin embargo eso también era una característica de las generaciones anteriores las cuales confrontaban con sus propios ideales los preceptos establecidos y por ende desaprobaban y burlaban la autoridad.
Para las nuevas generaciones en comparación con las anteriores pareciera que no existen leyes que transgredir; ya que todo les es dado sin esfuerzo, la hiperestimulación externa gratifica en automático y hace que ellos se perciban como personas autosuficientes y como si todo lo pudieran realizar, no hay gran tensión interna. La ley interna está matizada por el principio de la realidad permite frustrarse y recurrir a la tranquilidad para poder asumir aquello que desea ser gratificado, en caso de no ser así se cae ante la mínima exigencia de tolerancia. Resulta paradójica la actitud de los padres ante las reglas institucionales y sociales que marcan el camino de sus hijos ya que, ante esta falta de representante de la ley, se ha vuelto cada vez más necesaria la intervención de una tercera instancia, capaz de regular el desorden de las relaciones afectivas más íntimas, los conflictos internos y la nula tolerancia a la frustración (Recalca tui, 2014).
Las autoridades escolares y los especialistas de la salud son buscados para rescatar a los hijos de esa “tierra sin ley”, pero toda intervención de un tercero es vista con recelo y desconfianza: se cuestiona sus intenciones, así como su capacidad, cuando, en realidad, tienen como objetivo regresar aquel representante de la ley que, por ahora, sigue perdido en la inmensidad del mar.