Flores en la basura 33 febrero 2018

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sumario: Editorial: Hay que derrotar a la reacción por barrankhas

Puagh!talidad: La militaricazión de la juventú por 0vejanegra Recortes de libertá: ó no llueve pero gotea por ninelitna Cuento de terror: Documento 13 (Sin perdón) por nylon silva Poemas varios

por poetas varias


Las redes arden, acusan una persecución histérica, dicen que estamos como en la edad media. La cuestión central, nos parece, es como saber qué partido tomar. El gran problema se estriba porque al haber sido educados por el sistema educacional chileno carecemos de las herramientas oportunas para interpretar la realidad y los hechos. Escasean el criterio y el discernimiento. Así, más fácil es caer en el delirio persecutorio que instar a la reflexión. Por ejemplo, qué les cuesta a los hombrecitos leer sobre la violencia contra las mujeres, datos históricos y actuales, cotidianos, estadísticos y generales, conversar con madres, abuelas y tías, vaciarse un poco de su privilegiada posición de desentendidos y hacerse entendedores en la materia. Así, en base a información, esgrimir opiniones, en vez de defensas ciegas a sus amigos machirulos ora acusados de violadores, ora de agresores, ora de sicópatas. Dicen que estamos como en la edad media, y esto es cierto sólo desde un punto de vista. Del punto de vista de que en la edad media a las mujeres se les perseguía, acosaba, torturaba y asesinaba, porque estas se resistían a las imposiciones de la época, que versaban sobre vivir en las ciudades feudos, bajo la normativa sacra de la iglesia católica y al alero de un hombre-protectordueño. Esto no ha cambiado mucho. Tampoco ha cambiado el delirio persecutorio contra las mujeres, ese que las acusa por el hecho de no tolerarlas libres. Libres de acusar a los hombres que les pasan por encima: sean poetas, escritores, políticos, revolucionarios, estudiantes, profesionales de diversa índole, trabajadores cualificados o no, artesanos, vagos, hombres nada más. El mundo literario no se libra, aunque debería, de esta catástrofe mental y social. Los tobis se organizan, cuadran y protegen. Utilizan todo su privilegio para denostar y censurar a las mujeres ¡atrevidas que han osado apuntarles con el dedo! Y eso que aún no devienen las lecturas a las obras en sí, tan petulantes, agresoras y patéticas como sus autores. A Bertoni le va llegar fuerte. Pero entonces, como ahora, los tobis acusarán censura. Dirán que están siendo perseguidos, que ya no se puede ser hombres. Y tendrán razón en parte, porque sí: ya no podemos seguir siendo hombres a ésta manera retrograda y mezquina. Tantos avances sirven a la humanidad para jactarse sobre los otros animales de su progreso y desarrollo, pero este sólo ha sido técnico. La tecnología deriva directamente de esto. Y es innegable lo que se ha logrado en este ámbito. Pero tampoco se puede negar que otras áreas no han estado a la par con estos avances. Estamos empezando el siglo veintiuno y nos seguimos relacionando bajo prácticas prehistóricas. Sí, así de atrasadas son. Sí, así de arcaico es el sistema patriarcal, que rige los modos y maneras de ser para la sociedad y sus individuos. Y pasa que porque a algunos muchos esto le beneficia que no se han revertido las cosas. Salvo que ahora, la parte de la sociedad perjudicada está alzando la voz más fuerte, todas sus voces, para ser también y de otra manera. Y sí, otro modo-mundo es posible. ¿A qué viene todo esto en un fanzine de poesía? Pues, es que la poesía no es abstracción ni sin sentido. La poesía es creación, autocreación, para la comunidad y las personas. Y en tal sentido, campo llano para la humanidad. Hace cientos de años a la poesía llevan intentando ponerla al servicio del dominio: cortejo-conquista de unos sobre otras. Y los machirulos han gozado de tales escenarios, enalteciendo sus egos, asolapando sus crímenes.


Poetas violadores y agresores redundan en el orbe. Han sido muchos, han sido legión. Es más, muchos hombres se han autodenominado poetas para violar y agredir asolapados. Rimitas a lo Neruda y Benedetti han sido los recursos de cuántos-tantos hombrecitos a la hora de cortejarconquistar. A la hora de acosar-delirar. A eso han intentado reducir a la diosa poiésis: a una mera manera de engaño. A un modo de dominación. PERO la poiésis siempre les ha quedado grande, su crecimiento risomático la ha librado de las cadenas del patriarcado. Se ha vuelto, siempre así, a las voces de protesta y liberación. En este sentido: la poesía será feminista o no será. Porque abandonarla al alero patriarcal es dejar que la mentira se imponga sobre la verdad. Queremos aclararles a los inteligentontos de siempre que no estamos pregonando a la poesía panfletera ni a la poesía subyugada a unos discursos para alcanzar los objetivos de esos discursos. Eso sería pisarnos la cola en la cuestión central de saber qué partido tomar. Y no es sólo el machismo a un lado y el feminismo del otro. U otras dualidades como la mentira o la verdad, el conocimiento o la estupidez, la acción o la indiferencia y la denuncia o la complicidad. Aunque también es todo eso, pero no es en un sentido de dualidad, sino más bien de incluir factoresvalores en vez de excluirlos (como ha sido la tónica actual). El gran problema se estriba porque al haber sido educados por el sistema educacional chileno carecemos de las herramientas oportunas para interpretar la realidad y los hechos. Escasean el criterio y el discernimiento. Así, más fácil es caer en el delirio persecutorio que instar a la reflexión. ¿Qué les cuesta a los hombrecitos leer sobre la violencia contra las mujeres, datos históricos y actuales, cotidianos, estadísticos y generales, conversar con madres, abuelas y tías, vaciarse un poco de su privilegiada posición de desentendidos y hacerse entendedores en la materia? Así, en base a información, esgrimir opiniones, en vez de defensas ciegas a sus amigos machirulos violadores, agresores, sicópatas. Con tanta información y experiencias a mano es doloroso soportar la ignominia de la ignorancia vuelta estupidez por no querer mejorar y preferir el delirio autocomplaciente de ser privilegiados en vez de ser humanos, ser personas, ser buenos. Y peor aun considerando que como si fuéramos parte de la novela 2666, los crímenes contra las mujeres se difunden abiertamente y aun así las defensas siguen proliferando tan ciegas e imbéciles una tras otro crimen. Somos las flores en la basura, y a pesar del pesar generalizado nos posicionamos desde y para la poesía. www.issuu.com/floresenlabasura www.soundcloud.com/editorial-floresen-labasura

Salud y empatí(A)!


“Para mucha gente la poesía no parece ser más que mera emotividad o simbolismo sin contenido. Ciertamente algunos individuos autodenominados poetas han contribuido a establecer tal creencia, pues ellos mismos se han visto beneficiados por tales patrañas. Para nosotres, sin embargo, la poesía constituye el sano ejercicio de soplar vidrio molido a los ojos de los transeúntes”. En Proyecto de poesía y violencia: Antología de Flores en la basura 2008-2018, Inédito.


Cada año se repite esta triste historia. Los dardos de la crítica apuntan amenazadoramente al poder cuando este se tropieza con sus torpes piernas. Se viene la crisis dicen los de la tele entonces abajo y a la izquierda se urgen para darle una dirección al pueblo desarmado, al pueblo que debe liberarse pues así lo dijo el profeta barbudo. Pero de tanto que se repite la historia triste se empiezan a pasar por alto algunas cuestiones tan deprimentes, humillantes y jodidas como las que supone cualquier crisis. La militarización por ejemplo, ese germen que el Estado maquilla en estos días como carrera universitaria, como un futuro prometedor lleno de esperanzas y beneficios. El mercado mientras eso signifique consumidores obedientes y trabajadores sumisos sigue sonriendo complacido mientras saca cuentas y cuentas, jugando con la crisis. ¿Qué crisis? la que sea. Para muchos sectores el servicio militar nunca ha sido problema de nada, para algunos allá en la izquierda incluso les parece bien por el entrenamiento en armas que de ahí puede obtenerse. El entrenamiento les gusta parece. La obligatoriedad también. Y el autoritarismo para qué decir. Y por esos gustitos va la cosa. Por lo que el servicio militar presupone más allá de la violación de algún derecho humano escrito con otros cientos, que los mismos escribidores después de cuando en cuando van borrando con el codo. Que el servicio militar siga funcionando tan tranquila y dichosamente es algo que presupone otra cuestión más oscura y siniestra que cualquier tropezón del sistema con cualquiera de sus ocho patas. La represión más eficaz del sistema se hace visible y opera, estructurando al poder como mediador de las relaciones sociales, el poder del patriarcado, el poder de los que nos llaman infantiles porque estamos hilando fino, no como a otros que les basta yendo a las reuniones del partido y votar por el compañero tanto que parece ser menos malo que el compañero cual. Los valores del sistema son tramposos, (Orwell escribió 1984 y ahí describe cómo operan a todos los niveles, menos mal alguien hizo una película igual, así que ahí puede verse también un poco de eso; lo otro es salir a la calle, o sentarse a tomar once en familia mientras dan 24 horas, ahí también se ve). Los valores del sistema se disfrazan de valores a seguir, que son buenos porque los proponen los de arriba, los ganadores, emprendedores, a los que les va bien. La competencia por ejemplo, sin competencia nos dicen no podemos prosperar. Todas estas son trampitas que nos van poniendo, y digo trampitas porque hay otras que llevan mucho más rato y con el correr del tiempo se van no solo normalizando sino que naturalizando o lo que es peor invisibilizando.


El servicio militar es una de esas trampotas, y éste siendo obligatorio o flexible como le quieren poner ahora, sigue siendo lo mismo. Una ordenanza autoritaria para correr a servir a las filas del Estado, en nombre de símbolos como la bandera y el escudo que representan ese imaginario que es la patria, la patria que se supone somos todos, y como somos muy unidos debemos resguardarnos de los extranjeros que pueden atacarnos para tomar lo nuestro. Parece lindo ¿no?. Qué bonita la historia. Pero sabemos gracias a la misma (la historia) que las cosas no son así. Sabemos que las pobres somos carne de cañon. Sabemos que cuando los gobernantes, los empresarios se acuerdan del pueblo es porque lo quieren para carne de cañón, para que los pobres se maten con otros pobres, sean de la patria que sean, incluso de la misma. Les da lo mismo. Lo importante es mantener sus negocios en orden. Y el orden de esos negocios es lo que quieren que creamos es el orden de todos, la famosa "paz ciudadana" de la que habla la televisión. Por lo tanto no hay por qué confiar en las formas de cómo se aplica esa ordenanza, que ellos llaman reclutamiento, y que ahora dicen es voluntario. Sea entonces obligatorio o flexible, el ejército es la escuela del crimen puesto que corrompe las conciencias, despoja al y a la ser humana/humano de sus valores, de su intelecto, de sus facultades, de su condición misma. El ejército junto con las cárceles son las piernas más fuertes, más robustas y antiguas del sistema, y lamentablemente las que menos dardos reciben. Aun cuando el Estado, claro que sí, y el asolapado mercado se benefician de estas instituciones terroristas y alienantes, produciendo formas de vida que son de muerte, de humillación y miseria.


“Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí”. Augusto Monterroso, “El dinosaurio” (texto completo)

La gente prefiere levantarse más temprano que reclamar contra el abuso de un sistema injusto. Se súper tragaron la ideología del esfuerzo, y así, si uno llega a las siete al consultorio consigues que te miren feo y juzguen, obedientes, de flojo y cómodo, contentos y orgullosos del sistema que los domina. Suman y suman los literatos denunciando la sicosis o inquisición actual, ¿en verdad, “colegas”, es que sólo para poder ligar es que se interesaron en la literatura? A los niños les rompen el alma Demasiado pronto Prohibiéndoles llorar Descubrir sus cuerpos Compartir sus emociones Les dicen: DEBES SER UN HOMBRE Y los coartan así De ser sin tener De ser sin poseer Vaciándolos por dentro Luego perversos –ya hombresIntentan infructuosamente llenar Sus propios vacíos No saben con qué No saben cómo hacerlo Tampoco son capaces de Entenderse a sí mismos Qué son Qué hacen


En su desesperación La mayoría se vuelven imbéciles Demasiado pronto Se prohíben llorar Disfrutar sus cuerpos Compartir sus emociones Se repitan constantemente: SOY UN HOMBRE, HUEVÓN SOY UN HOMBRE Y coartan así al resto De ser Pues Sólo saben tener Sólo quieren poseer Lo vacían todo Luego perversos Ya saben con qué y cómo Entienden qué son y qué hacen En su esperanza La mayoría se envilece Demasiado pronto Se autovictimizan Lloran para manipular Consumen cuerpos Tergiversan emociones Concluyen orgullosos: SOMOS HOMBRES Debemos coartar y cuartiar Tener y poseer Tener y poseer Más Y siempre!!


El problema no es el anarquismo, el problema son los anarquistas Al principio no sabía si declararme anarquista, porque los anarquistas me parecían muy alejados de mí. Gente demasiado correcta y considerada. Yo un tipo que aún no me libraba del alcohol si quiera. Todos estos anarquistas vivían en libros y películas. Cuando supe que en la ciudad puerto los había de carne y hueso quise conocerlos. Cuando los vi descubrí que eran jóvenes como yo. Y me acerqué para conocerlos mejor. Sí, también conocían a eliseus reclus, a propotkin, a proudhon y bakunin. Los habían leído a todos. Habían visto la Patagonia rebelde, tierra y libertad y libertarias. Cantaban las canciones de brassens, el chamo guevara y chicho sánchez ferlossio. Y se vieron, como yo, en las amistades del joven aniceto hevia, hijo de ladrón. Me sentí en casa, a gusto con ellos, pero sólo dentro del espacio okupado. Afuera mis expectativas se contrastaron con las otras conversaciones de mis camaradas. Las otras convensiones que los autodenominados anarquistas tenían, para entre ellos mismos, y sobre todo para con las mujeres. Sabían que la propiedad privada es un robo pero no entendían el concepto. Del mismo modo rejuraban estar contra toda autoridad, pero no sabían en verdad lo que aquello significaba. Por eso cuando les hablé de garcíacalvo me miraron como si vieran a un extraterrestre. Y cuando les nombré a Valerie Solanas, qué decir. Lo mismo o peor, fue cuando quise acariciarlos. Sólo uno aceptó que nos besáramos aunque pronto descubrí su semblante de macho conquistador, y me dio asco. Se lo dije. Les dije tantas cosas, a todos, mas sólo conseguí exaltarles y que se ensañaran. Me acusaron de maraco (sic), de aburguesado (¿?), poca cosa. En fin, me golpearon por sapo de la yuta (sic) y me enterraron literalmente bajo barro y excremento humano. Al final nunca supe si declararme anarquista. Después de levantarme, sacudirme y limpiarme su mierda, no tenía claro si eran anarquistas o no. Por contraste a los principios anarquistas, obviamente estaban equivocados. Mas, ¿alguna vez no hubo estas contradicciones entre los anarquistas machos?


Qué es el tiempo del escritor, el tiempo del lector? Para uno hacer dinero, para el otro no hacerlo, perderlo, de hecho, al adquirir el texto que al leer, como no produce, no le hace ni siquiera recuperar el dinero que gastó. El escritor ya hizo dinero, escribió y publicó. Esto es lo que más piensa o lo que más gentes piensan, mejor dicho, que pasa con el tiempo, el dinero y escribir-leer. Pasa, sin embargo, que no es en parámetros capitalistas que acontecen las vivencias en este mundo, no obstante el capitalismo arrase, forme y cunda hordas por aquí y por allá al destajo total. No, hay asuntos que se le siguen escabullendo al capital y su ismo. Por ejemplo: lo que pasa con el tiempo y escribirleer. El tiempo para quienes escriben es escribir y para quienes leen es leer. No hay dinero que valga, estorbe o redunde. Artistas de las letras, empero, insisten, corrompidos por la ideología dominante, aunque re juren irle en contra, que eso no es cierto. Que lo único cierto, y por esto digo que se pisan las colas, es hacer dinero y perderlo. Así escribir o leer no son menesteres impropios del capitalismo si no devenires del mismo. Sí. Eso dicen. Y tan seguros y tan tajantemente que da miedo oírles. Porque no le ven la resistencia por ninguna parte, la niegan totalmente, se ríen de quienes esgrimimos la autogestión y al arte como campo propio de cultivo. No, no nos quieren. Y no solamente nos atacan, es que nos ningunean. Dicen que no somos: no nos dicen. Fundan revistas, pasquines, fanzines, encuentros, talleres y además de no invitarnos, nos pasan por encima diciéndose a sí mismos los únicos, primerizos, primigenios, auténticos, esteparios, solitarios, genuinos, autorizados, reales, verdaderos estandartes de las letras. Y no es que nos interese ese o cualquier otro estandarte pero es que igual existimos, igual hacemos una que otra cosita, nos pelamos una que otra papita, poética y poéticamente. No les importamos, es lo verídico. Tampoco nos interesa iniciar una disputa machirula de quién orina más lejos, quién tiene más tobis en el club del ídem y esas cosas, francamente, patéticas, tristes, patéticas, patéticas y patéticas. Es cierto que les funamos al amiguito violador, y en algún momento nos uniremos a la funa del amigote golpeador, y antes nos las vimos con el amiguete pederasta. Es que sí, a nosotres no nos van esas prácticas criminales. Tampoco las otras que practican con total convencimiento de seguirle los pasos a algún maldito de esos que el mismo sistema que repudian les vomita encima para que le repudien. Pero si nos hemos dirigido a ellos es para darles una paleteada, y que despabilen, se cambien de rubro, si es que esto es un rubro, inclusive, porque no nos hacen bien, no le hacen bien a nadie, y sigan con sus fondos concursables por otro lado, haciendo fábricas de challa por ejemplo, picando los tantos papelitos en que han escrito, por ser, ya tienen la materia prima para emprender, y festejar así, festejarse, por haberse vuelto más honestos, sinceros, tal vez hasta buenos, por pelarse una papa por fin, por haber dado sin recibir, y salvado a sus egos del lujurioso festín, en que la máquina que nos opera nos atornilla bajo la crin. Descubrirán que el tiempo no es dinero ni viceversa, que leer y escribir son artes ajenas al capital y su ismo. Y que el tiempo es sobre todo vida. Por eso vale más no envilecerse.


¿Qué pasó con los violadores de los DDHH de los tiempos del tirano?, ¿quedaron cesantes de un día para otro?, ¿o se reinventaron y se ganan el pan dignamente? Estoy seguro que nadie en Chile se plantea estas cosas. Yo no me quedo ahí, de hecho, tengo otras preguntas que me rondan, por ejemplo: ¿Qué tal si esos violadores de los DDHH no se reinventaron ni quedaron cesantes de un día para otro?, ¿qué tal si siguieron actuando, capturando gente, torturándola, haciéndola desaparecer? Total en Chile nunca se investigan éstas cosas. Buscando al famoso Matute, alta fue la cantidad de cuerpos anónimos que fueron encontrados ¿o no? Y el caso de las niñas de Alto Hospicio ¿fueron todos los crímenes obra de un solitario sicópata? Que de hecho apareció justo cuando los casos iban en aumento, ¿raro? Sí, un poco al menos. En Chile hay la mar de cosas que no se investigan porque así se dejó estipulado desde los tiempos del tirano. También se dejaron estipuladas otras cuestiones, redes de tráfico de drogas, por ejemplo, con nexos concretos con las policías y otros burós. Venta ilegal de armas, trata de blancas, la lista es larga. Desde los tiempos del tirano fueron muchas las cosas que se pudrieron, algunas, se cree, que para siempre. Los crímenes sin resolver, como ya vengo diciendo, casos que a nadie les importa, detenciones y desapariciones de personas confundiéndose y, ciertamente, acumulándose, año tras año. Yo no me quedo ahí, soy busquilla, mantengo y guardo mis distancias, soy detective autodidacta, lo diré así, lisa y llanamente, no quiero darme rodeos con la cuestión, tampoco quiero irme por las ramas, y mucho menos, echarme humo, creerme el no sé qué. En Chile se estipula que los detectives sólo devienen de sus fuerzas armadas de ley y orden. Los privados son ex funcionarios. Por eso aclaro lo de autodidacta, porque nunca he pertenecido al área castrense ni policial. Lo mío derivó de la literatura y la simple curiosidad. Tampoco nunca quise formar parte de aquellas filas. Lo mío es algo personal, insisto, más derivado del oficio de escribir que de lo marcial. Y partió uniendo cabos sueltos, dándole vueltas a conversaciones recogidas en bares de viejo y libros de ficción. También caminando la ciudad puerto y los pueblos de arriba. El norte es escaso en poblados y eso es campo llano para lo perverso del ser humano. Ya lo dijo Bolaño en 2666. Apropósito, hay quiénes comparan esta zona con su Santa Teresa y Villa Viciosa, a su vez, y aunque igual me parece que el parecido es innegable, yo no considero la comparación en el aspecto folclórico que ellos le quieren dar, de modo pintoresco y hasta chovinista. No. Para mí el parecido es perverso, y yo sé que la Santa Teresa de Bolaño está inspirada en ciudad Juárez, y que en ese sentido ésta última difiere de la ciudad puerto que se las apaña por habitarnos, digamos en tamaño, en cantidad de habitantes y otras estadísticas. Pero el crimen, y esto es serio, prolifera aquí como allá, de modo tan escurridizo como normal, casi naturalizado al clima, que inspira las visiones con que nos han aleccionado sobre el averno, así mismito, y esto me asusta, me asusta en su seriedad, en su materialidad, en su total y compleja cotidianeidad. A lo que me refiero es que aquí se respira lo tránsfuga, en éste norte del crimen largo y estrecho llamado Chile. Mis casos ya son varios, he investigado junto a los ufólogos el extraño movimiento de luces por las noches de la pampa. Claro, que yo fui inspirado por cuestiones más relacionadas con éste planeta que con otros. De hecho creo que el uso de las antiguas salitreras por parte de los agentes y ex agentes del Estado es un campo bien amplio de investigación.


Apropósito de las salitreras, un investigador de las mismas me señaló una característica bien particular de los militares chilenos, y es que suelen ser si no simbólicos, repetitivos, a la hora de violar los DDHH. Así, por ejemplo, las fosas donde ocultan los cuerpos de sus víctimas, suelen ser las mismas, a pesar de los años, que a veces son muchos, entre una matanza y otra. Con ésta idea en mente, luego de la conversación con éste investigador de las salitreras, que también las hacía de artesano en el paseo Baquedano, fue que empecé mi recorrido por las calles de la ciudad puerto, dando inconscientemente con la casa de los abrazos. Antiguo cuartel de la CNI, casa de torturas y otras maravillas macabras. Pensé, entonces, si quizá la casa en cuestión seguiría en uso, dado que ya por entonces dudaba bastante si sus antiguos ocupantes no estaban tan desempleados. Lo que no resolvía aun del todo, era si los ex agentes eran ex agentes o derechamente seguían activos. Derecha mente. Ayayai! Bueno, la cosa no era clara, pero ya estaba ahí, afuera de la casa de los abrazos, así que la escruté. Después de un rato crucé la avenida y me senté en los roqueríos de enfrente. Encendí un cigarro. La espera sería larga. Cuando anocheciera entraría a investigarla. Buscar pruebas. Grabar mis observaciones. Para luego transcribirlas. De todo eso constituir un relato. Mi trabajo es ese. Soy un historiador del presente. Alrededor de las nueve de la noche se me acercó el Yimi, pastero local, a invitarme un marcianito, mijo, para capear el frío; así mismito, me lo dijo, y yo le hice una mala seña pero luego pensé que no era mala idea quemar el tiempo literalmente quemándolo, y lo seguí. Bajamos un poquito al mar, de oleaje asolapado aun, a esas horas, tratando yo, de no perder del todo el punto de referencia de la casa que debía investigar. Bajamos. Y cuando llegamos a unas de las cuevas, el Yimi se dejó de contarme sus típicas tallas del día, todas invenciones de él, y se dispuso a atacarme con un cortaplumas, arguyendo que me iba a violar. La convicción y desenvoltura de sus gestos me puso en sobre aviso de que ésta vez su show iba en serio, no era broma. El Yimi me planteó las cosas de la siguiente manera: o hacemos esto por las buenas o te tajeo y la hacemos a las malas. Visto así, el rumbo de las cosas no pintaba nada bueno para mí. Pero le dije que estaba bien, que lo entendía, yo igual era un hombre solo de todos modos, le dije, aunque primero fumemos o tomemos algo, si vamos a hacer las cosas por las buenas, hagámosla bonita al menos. El Yimi titubeó. Para que no titubeara más me le acerqué con sigilo y le besé los labios. Sus mugrientos labios de neumáticos de bicicleta pistera. Con sabor a sequedad, a la sequedad total del ser humano que era. No obstante lo besé porque debía zafarme de su estupidez. Y lo descoloqué. Lo descoloqué, aunque también le gusté. Entonces, fue hasta el fondo de la cueva a hurgar entre sus cachureos una petaca de gaitero. Todo lo hizo riéndose solo y contando y cantando toda su felicidad de pobre ente sumiso de la desgracia. Me alcanzó la petaca, confiado en que esa noche ligaría y sería, por ende, una jornada menos penosa en su fraudulenta existencia. Se me acercó confiado, con la petaca en una mano y el cortaplumas en la otra, moviéndolo de un lado a otro, cortando el aire infecto y pesado de su morada. Yo lo ataque con furia, sin embargo. Una inusitada y terrible furia. Todos mis miedos y frustraciones robustecieron aquella furia y mi amigo Yimi sucumbió ante ella, hecho una bolsa de gatos, primero histéricos, luego ya ahogados por el cauce turbulento de mi ataque sorpresa.


Sorbí en el asqueroso alcohol, la asquerosa victoria de mi lucha. Esperaba no haberme sobrepasado y que al otro día el Yimi pudiera despertar, aunque fuera enfermo pero despertar. Le robé el cortaplumas y, de paso, el marcianito. Al sujeto lo dejé más o menos sentado al fondo de la cueva, esperando que la marea no subiera tanto como para ahogarlo. Pobre Yimi. Volví a la superficie. El tráfico era escaso. Algunos vehículos se detenían cerca del paseo peatonal porque sus ocupantes disponían de las primeras esnifadas de la noche. Con cautela rodee a todos los humanos, procurando no acercarme demasiado a la piscina Godoy, pues, no quería que los perros de los vigilantes salieran a ladrarme. Sin embargo, eso fue lo que hicieron. Y en jauría. Tuve que correr finalmente, subir por las calles efímeras del centro de la ciudad puerto. Cuando me alejé lo suficiente traté de volver a mi objetivo, no obstante cavilé sobre la cuestión. Aprovechando que ya no estaba en el litoral podía hacer un par de diligencias antes de retomar mi puesto de observación. Lo primero, echarle algo al buche. Gracias al cortaplumas pude colgar a un par de turistas y con tales ganancias me compré un completo y un shop en la estación. Con el vuelto de eso pasé al antro, a leer algunos enlaces de internet, al respecto de mis menesteres como investigador privado. Le eché un ojo al Voces del infierno, y ya estando así, a punto, como se diría, partí otra vez a la casa de los abrazos. En el camino me compré una petaca para el frío, y al llegar me gané bajo un poste a empinar el codo y la espera. No sé qué hora era con exactitud, supongo que pasado de las doce cuando llegó la terrano negra, de la que bajaron dos hombres mayores, uno medio calvo y el otro totalmente canoso, iban con tres putitas, lolas, muy, muy lolas, entraron entre risitas y manoseos varios. La verdad no sé si fueran putitas lo que se dice putas, prostitutas, a lo mejor sólo eran tres lolas, no lo sé, no lo sabía y debía, eso sí lo sabía, saberlo, no estaba para trabalenguas mentales, así que empiné un poco más la botella y me escabullí al interior de la casa. En efecto, me encontré con lo que me esperaba, una orgía. Me mantuve en la sombras, tratando de no mirar mucho. Los tipos eran bien asquerosos la verdad, lo suyo era el sexo a lo brutangueli, lo que a las lolas poco les simpatizaba. Una ya lloraba desconsolada en un rincón. Las otras dos estaban cada una con un diablo viejo, que entre charcheteadas y cientos de puteadas embestían por donde se les venía en gana. En una pausa una de las cabras encendió algo para fumar, entonces recordé mi marciano, lo encendí también, y le di un par de pitiadas. Estaba bien oculto y eso me hizo sentir seguro pero los viejos bermejos de algún modo me atraparon y me unieron a su fiesta. Primero me violaron, luego tan sólo se contentaron con patearme en el piso. La situación era extrema pero traté de grabar sus rostros, sus voces, sus gestos. También de aclarar el oído por si captaba algún nombre, algún dato que me permitiera concluir con mis hipótesis: ¿Eran milicos estos viejos?, ¿ex agentes de inteligencia?, ¿o sólo eran hijos del rediablo, no más?


No sé cuánto tiempo estuve en el suelo, lo que sí sé es que vomité todo el completo, el shop, las petacas y sangre, harta de mi sangre sucia y aguachenta, y más o menos me zambullí en eso, para a ratos levantar la vista y aguzar el oído y toparme con ráfagas, como ráfagas de ametralladoras, de postales del infierno, en primer plano a las lolitas bien lolitas bien llorando ya histéricas y horrorizadas por el calvario que les tocaba la carne, escabulléndosele hasta las entrañas. Pensé en morirme, quería puro morirme, cerrar las ojos tan fuertes que me hicieran implosionar de pura rabia y pena. No sé cuánto rato estuve así, supongo que mucho, supongo que siglos, los viejos tomaban pepas, empinaban sus asquerosos codos y seguían arqueando sus horribles cuerpos, transpirados en crapulencia. Incluso podía oler la podredumbre que sus ruidos nos vertían encima a todos los bichos que en el suelo estábamos entre rezando y llorando para que se detuvieran, pero el golpe fue así y fuerte, tan re mucho de fuerte, ¿cuántos años ya van?, ¿más de cuarenta? Al final me subieron a la famosa terrano negra y me condujeron como un bulto hasta no sé dónde. Entonces, aun no sabía dónde. Las lolas bien lolas sollozaron todo el viaje. Terminado este me bajaron hacia la oscuridad, estaba muy helado, el suelo cubierto de chusca. Así fue como supe dónde estábamos. Arriba, en la pampa. Un cartel fue iluminado de improviso. Pudimos leer: Oficina Salitrera Trinchera. Y se me revolvieron las tripas. Otra vez vomité. Oí risas, y el sonido de un motor. Otra terrano negra se nos unía a la fiesta. De esta bajaron cuatro tipos. Iban encapuchados. A las lolas bien lolas no las volví a ver. Sólo sé que las rodearon entre risas y espantos. Mientras, yo corrí como nunca antes había corrido. Corrí salvajemente pero en silencio. La cara me ardía, también los pies, las manos. Me escocía el culo, literalmente me lo quemaba y debía, por tanto, alejarme de la fuente terrible de ardor y maldad que como un círculo negro dentro de otro círculo negro se cerraba en la noche, tragándose tres jóvenes y atónitas luciérnagas. Extintas esas luces mis ansias por develar la verdad también cesaron. Deambulé lunático varias horas el desierto, hasta llegar a Pozo, ahí me lavé con una llave de la plaza. Después me escabullí en la rampla de un largo camión y así pude regresar a la ciudad puerto, a riesgo de haber terminado en Arica, medio muerto. Pero el crimen, y esto es serio, aún prolifera aquí (abajo, en la ciudad puerto) como allá (arriba, en Trinchera), de modo tan escurridizo como normal, casi naturalizado al clima, que inspira las visiones con que nos han aleccionado sobre el averno, así mismito, y esto me asusta, me asusta en su seriedad, en su materialidad, en su total y compleja cotidianeidad. A lo que me refiero es que aquí se respira lo tránsfuga, en éste norte del crimen largo y estrecho llamado Chile, soy un historiador y parte de la historia más triste y macabra de todas, una historia que parece irrisoria pero que nunca se acaba y que nunca se agota de producir victimas por una parte y victimarios por todos lados, sueltos y sedientos del poder instaurado por los militares para abusar a diestra y siniestra, sin perdón.


«Evadirnos como pájaros De cada pájaro se obtiene una cascada» Eduardo Anguita


A la poesía Como a las mujeres La quieren Bien sumisa Callada Y bien vista Que no opine Que no contradiga Que dEL poeta Sea su buena amiga La confidente La que le ayuda a hacer gancho Con la pretendiente Así es alguna gente Algunos entes Tobis que en su club Se desentienden Cuando les señalan al amigo Por violador O macho agresivo Ni haciéndose los descontruidos Valen la pena chiquillos

Por Flora Acracia


Chile extraño país donde los derechos son visto como desechos Nadie los quiere Dicen no necesitarlos Eso es pa los flojos, argumentan Para qué gratuidad si existe el crédito Más vale endeudarse Triunfo total de la desecha chilena Quiérase o no Vivimos bajo la administración de un extrañísimo país Carente de todo sentido Común Comunitario Comunidad Las ciudades se llenan de deshabitantes Repletos de remilgos alienantes Que rezan “Tenerlos más conectados” Aun así las opiniones escasean De planteamientos bien argumentados Si bien la información no es un privilegio Porque puede goglearse todo sin decreto Siguen permaneciendo en secreto Los postulados más sencillos de la humanidad Como Solidaridad y respeto.

Por Mirnalizia Sanchéz


Hay gente que no cree en la anarquía Sí creen saber que todo es una gran mentira Y visten de punks Y visitan espacios okupados Consumen toda consigna rabiosa Sólo con la laboriosa Presunción que nadie es de verdad Que todos son de mentira Y que van detrás de la alegría Vacía Y superficial de parecer y no ser De salvar las lucas hasta fin de mes De emparejarse porque la soledad es un estado imposible De sobrevivencia Más les vale estar mal acompañados Que acostarse solos y mirar las vigas del techo Con una fuerte nostalgia vacía en el pecho Y delirar en silencio la expropiación Redentora de sus vidas. Hay gente que no cree en la anarquía Consumen toda consigna rabiosa Se atarean tratando de parecer lo que no serán nunca Pero a falta de valentía Se les da muy bien engrupir y engrupirse Día a día. Hay gente que no cree en sí misma Más les va el nihilismo que el anarquismo Y se tragan toda tonada Pues al sentirse vacíos se tragan todo a bocanadas Izando cualquier bandera Le rezan a cualquier estrella Y creen saber que nada importa Porque todo es mentira.

Por Punkróniko


EDITORIAL ALTERNATIVA o lo que le enseñó Cesarea Tinajero a los detectives salvajes: que la poesía es pelarse una papa. Viércoles treintaidos de septiembril, del año dos mil seiscientos sesentaiseis, el espacio arte democuático organiza evento poético machirulo. Se atesta de emisarios locales netos y adoptados, todos bien entendiditos en la materia. De estrategia y táctica saben más que mentir y lenín. Con sus mejores pilchas van tras las pichas mejores, dicen ellos, para asegurar la raza, o al menos la caza, que les dicta el instante patriarcal, o la calofdewil, como también prefieren embriagarse, luciendo, era que no, sus sendos egos cual atuendos y cúpulas de sus crápulas deseos de juventud. Aunque muy jóvenes ya no van siendo. En fin, que también para amenizar la noche, el cortejo se comparte no sólo con lectores autoreferentes, si no de músicos de bandas emergentes. Algunas tributo. Y luego de una que rememoraba los primigenios tiempos de blaxaba, entra nuestro corresponsal en tamaño evento, a escena, diciendo, clamando, o reclamando, más re bien, puesto que invitados, como siempre, no estábamos, así: Ya que hay bandas tributo me declaro hoy ante todos ustedes POETA TRIBUTO Y ya que iniciaron la PARRAnda, por ahí me iré inclinando en esta empezada Partiendo Por pelarme una papa Porque la poesía es así Aunque acá quieran venir a decir Que es mera triquiñuela pa verle el ojo A la ídem A la muerte Dijo bukowski Pero ya saben a qué se refería en verdad Y la verdad nunca es dicha Más siempre manoseada Por este y otros autodenominados poetas Y tanto la manosean que terminan amasándola Volviéndola otra cosa SU COSA Cosifican bien los poetas Cuando se trata de no pelarse una papa Y se apropian tanto Son posesivos y cosificadores los poetas Es que son hombres Bien hombres Escondidos en el travestismo asolapado De lo que llaman poesía Y con alevosía No dejan a las mujeres entrar a su club Se defienden con uña y mugre Y dientes y trampas Los poetas Cuando es acusado uno de su club Porque el silencio no es más cómplice


De su ser hombres Su sed de hombre Y los amigos editores les dan megusta sin asco Al bodrio estado del feis Con que ide trata de librarse de aquel Otro con que lo señalaron Porque violó no sólo confianzas Como argumental él Tan victimizado Por toda la cohorte cultural rasca Que tan falta está De personajillos lustrosos Que se inventan toda una conspiración de egos fallidos Para darle aire agua y vino Al mancillado poeta que con dulce alarido Re jura inocencia Sin desdeñar las amenazas Porque “todos tenemos tejado de vidrio” “Nadie es santo” “Intachable” Para troncarle “su serio y silencioso laburo” De “poeta”… Vergüenza debiera darte, ide Y silenciarte aunque mucho laburo te demande Tu ego con que blandes las palabras Tratando de no parecer tonto Ni iluso Ni débil Pero no eres más que un huevón Un pobre y triste huevón. La poesía Esas palabras que tú llamas así No te salva/ No te salvan Porque nunca te has pelado una papa Los amigos, editores, musas y colegas Sólo te han sobado el lomo Y tú también a ellos Eso existe en cualquier círculo de baratas No sólo de literatos Los gasfiteros también tienen su gremio Hasta los lanzas Y si alguno de sus miembros es denunciado por violador o agresor Lo mismo pasa Que en tu caso No eres nada de noble por decirte poeta No te alcanzan los libros para subirte en ellos Y encumbrarte sobre todos los demás


Como el vidente que un delirio llamado Rambó te prometió ser Eres un simple simplón, más bien Te creíste el rezo de que la vía de la literatura era más fácil Más corto el pesar Para empezar a recibir sin dar Y te prometieron mujeres Porque los hombres siempre se prometen mujeres Y tu amiguito te dijo aquella noche Guacho ahora la hicimos Y tú bien contento y encumbrado Aceptaste Si neruda pudo por qué no yo Te dijiste Contento Y ebrio sí Porque eso Tal vez sólo eso eres Y creíste que eso bastaba como excusa Para decir “Qué loquillos fuimos anoche” “Lo que nos hace hacer el alcohol” Pero no contaste Con que los silencios ya no son pactados Ya una mujer habló Y otras TODAS La imitaron Y aunque aún te sientas a salvo tras tu velo Tras tu gremio Encumbrado sobre tus libros Sobre los hombros de tus amigos En una procesión exitosa, te dices/te dicen Nosotros te sabemos un desperdicio Y lo diremos como un granizo Y gritaremos fuerte y claro ¡Abajo el patriar… caa…! Nuestro corresponsal fue atacado sin previo aviso por los amigos locales del tobi en cuestión, cuestionados a su vez por sus propios procederes. Así el poeta agresor tomó a nuestro corresponsal por un brazo, mientras el poeta pederasta lo tiraba del otro, en tanto los poetas encubridor y cómplice le agarraban las piernas. Primero lo sujetaron y mantearon entre risotadas, patadas e improperios, dicho sea de paso muy poco ingeniosos y bastante homofóbicos. Luego lo lanzaron a la calle. Allí una breve muchedumbre de simpatizantes de la estupidez, lo escupieron y ayudaron a ponerse de pie a punta de golpes y empujones varios. Y es que así, se defiende, escuda y crece la cultura y arte local-nacional, dígase con todas sus letras: DE LA VIOLACIÓN. Por Macedonio Salinas Nieto


EDICIÓN, REDACCIÓN Y DISEÑO POR:

editorialita lumpen Iquique - $hile, FEBRERO 2018

*** Todas las imágenes de ésta sedición son originales de Taller Patioteka, Iqq - $hile, 2015 – 2018.

PERMITIMOS Y ALENTAMOS LA REPRODUCCIÓN

TOTAL O PARCIAL DE ÉSTA OBRA Y POR LOS MEDIOS QUE GUSTEN «NINGÚN DERECHO / NINGUNA PROPIEDAD»


www.soundcloud.com/editorial-floresen-labasura


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