Revista cultural del Bajío
Fomento Cultural Irapuato A. C.
Argonauta 3 años
Japón en el Bajío
Edición Trimestral • Irapuato • Febrero - Abril • 2019 • Año 3 - Edición No. 12 - Ejemplar Gratuito
COLABORADORES
Abelardo Ortiz Garza (CDMX,). Autor del libro de cuentos Porque tú eres agua (Grafisma, 2013). Aparece en las antologías Interior 6, Antología de taller (Guadalajara, 2009), Caleidoscopio VIII (La Luciérnaga, 2011), y Reverberaciones (La Zonámbula, 2014). Coordina el Círculo de Lectura Tinto y Blanco para la Asociación Civil Letra Uno. Alex Novoa (Perú, 1977). Ingeniero en Sistemas. Descubrió en el haikú una vía de atención a lo cotidiano, una pausa al vértigo. Alfonso Padilla Rivera (Irapuato, 1954). Lector, librero, promotor de lectura, colaborador ocasional en prensa y radio. Arlette Luévano (Aguascalientes, 1976). Ha publicado los poemarios Casi verde, Tercera persona, Informe sobre trenes que llegan y desaparecen, Apostillas negras, Casa en ruinas, No basta con nombrar al llanto llanto y La maldición y la sangre. Ha sido incluida en las antologías de narrativa Cuerpos rotos, Latinoamérica en breve, Aquí comienza la sangre, El fulgor de la estrella negra, y Aquí continúa la sangre. Bertha María Inzunza Choza (Guamúchil, 1994). Licenciada en Letras Hispánicas por la UAA. Ha publicado en antologías y revistas impresas estatales y nacionales, así como en portales dedicados a la literatura, entre los que destacan Círculo de Poesía, La Otra Revista y Otro Páramo. Los campos no elíseos, su primer libro, mereció el Premio de Poesía Joven Alejandro Aura, en 2015. Sus poemas han sido traducidos al árabe, francés y chino mandarín. Ama la ilustración y la literatura infantil. David Pruneda Sentíes (CDMX, 1985). Licenciado y Maestro en Letras Modernas Inglesas por parte de la UNAM. Ha participado en diversos congresos internacionales en instituciones superiores del territorio mexicano y del extranjero. Es profesor en la Licenciatura en Letras Modernas Inglesas en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Diego Baltazar (Irapuato, 1997). Aficionado a los gatos, al cine y a cualquier tipo de arte. Ciudadano genérico, follower de causas perdidas y fan entristecido de Adventure Time. Francisco Antonio León Cuervo (Santa Ana Nichi, 1987). Escritor y traductor mazahua. Ganador del Premio de Literaturas Indígenas de América, 2018 por la novela Nu pama pama nzhogú / El eterno retorno. Ha publicado poemas y relatos en Sinfín, Circulo de Poesía, Ojarasca, entre otras revistas. Fundador de Escritores Mazahuas. Director de Nu Jñiñi Jñatjo / El Pueblo Mazahua. Presidente de Oníria Ediciones. Actualmente es becario del Programa Jóvenes Creadores, del FONCA. Francisco Gallardo (Pénjamo, 1984). Licenciado en Filosofía y Maestro en Literatura Hispanoamericana por la Universidad de Guanajuato. Colabora habitualmente en Nexos. Ganador del Premio Nacional de Ensayo Literario Alfonso Reyes (2015). Es autor del libro Andar de espaldas: la reescritura del relato de viajes decimonónico en El viajero del siglo, de Andrés Neuman (CONARTE / CONACULTA). Ha realizado investigaciones para diferentes entidades de federales y estatales. Jaime Panqueva (Bogotá, Colombia, 1973). Premio Juan Rulfo de Primera Novela 2009 por su obra La rosa de la China (Planeta, 2011). Autor de El final de los tiempos (NortEstación, 2013). Ganador del concurso literario del 9° Festival Internacional de
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Escritores y Literatura en San Miguel de Allende 2014; becario de la Asociación de Escritores de Shanghái para las residencias literarias 2014 y tutor del PECDA y del Seminario para las letras guanajuatenses. Jorge Omar Muñoz Martínez (León, 1994). Licenciado en Cultura y Arte de la Universidad por Guanajuato. Segundo lugar en el Premio Espiral de cuento (2017). Mención honorifica, en la modalidad de ensayo, en el Concurso Nacional de Creación Literaria de la UASLP (2018). Creador del ciclo de conferencias sobre literatura leonesa (2017). Miembro honorario del Grupo Literario Oasis. José Antonio Banda (Coatzacoalcos, 1982). Premio Nacional de Poesía Bartolomé Delgado de León 2014 y Premio Ramón Figuerola 2016. Becario del PECDA en el 2013. Autor de Teoría de la desolación (Azafrán y Cinabrio, 2012), El Pozo abierto (Cartonera La Cecilia, 2014) y Río interior (Ediciones Atrasalante / ISC, 2016). Aparece en El fragor de otras voces. Diez poetas jóvenes guanajuatenses (UNAM, 2018), número especial de la revista Punto de Partida; y en Las avenidas del cielo. Muestrario poético de Aguascalientes y Guanajuato (UAA/UG, 2018). Juan Carlos Gallegos (Guadalajara, 1983). Maestro en Estudios de Literatura Mexicana, por la Universidad de Guadalajara. Autor de La rubia despampanante y otras microhistorias (Effictio, 2014) y Monstruos de bolsillo (2018). Manuel Sauceverde (CDMX, 1979). Doctor en Economía por la UNAM. Premio Quinta Jornada de Literatura Breve “Tweet por viaje 5.0” y Cuento de Ciencia Ficción “Año Internacional de la Física” (UNAM, 2005). Haikus y senryūs suyos aparecen en: Ariadna Revista Cultural (España, 2018), Bitácora de Vuelos (México, 2018), La Otra (México, 2018), La Gualdra (México, 2018) y Periódico de Poesía (UNAM, 2018). Miembro del Ensamble Didar, el cual divulga la Música Clásica Persa en México. Max Santoyo (León, 1972). Tiene formación en antropología, es poeta y editor. Autor de Un grillo da la hora exacta (Ediciones La Rana, 2015), sus poemas y textos se han publicado en diversas antologías. Es fundador y director del proyecto editorial El principio del caos. Sonia Arreguín Nava (Celaya, 1991). Licenciada en Letras Españolas por la Universidad de Guanajuato, y estudiante de Maestría en Estudios Sociales y Culturales por la misma universidad. Labora como profesora de japonés y de español para japoneses. Moisés Ortega (Aguascalientes, 1988). Estudió Letras Hispánicas en UAA. Primer Lugar en el Premio Nacional de Poesía del “XXXI Concurso de Creación Literaria del Tecnológico de Monterrey”, 2017. Premio Universitario de Narrativa, “Elena Poniatowska,” 2010. Compilador de la Muestra de poesía regional Los Médanos de la Memoria (IMAC, 2013); y de la antología de la obra de Luis Aguilar Limpio de sospecha, Antología Boreal (UANL, 2016). Autor de Autorretrato con seres que vuelan (Ojo de Pez, Tijuana, 2014). Becario del PECDA Aguascalientes, en el 2014, y del FONCA, en el 2015. Profesor de Lengua Española y Literatura del Tecnológico de Monterrey, Campus Aguascalientes. Víctor Bahena (México, 1993). Ha publicado Limbo de Agua, A como dé lugar, La próxima estadía, y el libro de aforismos. En España forma parte de las antologías Kawai Chiguetsu, Mario Benedetti (Editorial Letras Como Espada), y Antología Internacional del Haiku (Editorial Pasos). Estudia Lengua y Literaturas Hispánicas en la UNAM.
DIRECTORIO
Director general Jaime Panqueva
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Director Editorial José Antonio Banda Diseño Paola Andrea Moreno Franco
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Consejo Editorial Alejandro Palizada Sánchez, Francisco MacSwiney Salgado, Marco Vanzzini.
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Contacto para publicidad contacto@argonauta.com.mx Cartas de los lectores y colaboraciones edicion@argonauta.com.mx Página web www.fomentocultural.org www.argonauta.com.mx Argonauta Revista Cultural del Bajío
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P O R TA F O L I O CAF.N PUENTE ENTRE GUANAJUATO Y SAITAMA
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A RT Í CU LOS CONVOCATORIA DE HAIKU SELECCIÓN DE HAIKU ARGONAUTA 12 MI ARTE = DENTRO DE MÍ MICHI OKUMURA MILENA FARGAS DAVID PRUNEDA
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37 NUESTRO PRÓXIMO NÚMERO: Ciencia y Tecnología
INTERVENCIÓN POÉTICA CONTRASILENCIO ARLETTE LUÉVANO HERENCIAS BERTHA MARÍA INZUNZA CHOZA XIUHMOLPILLI JOSÉ ANTONIO BANDA CAMARÓN QUE SE DUERME DIEGO BALTAZAR ALONDRA MOISÉS ORTEGA
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Argonauta. Año 3 número 12. Irapuato, Gto. 2019.
Portada: Carlos Antonio García Campos
DOSSIER MATSURI,TRES PUNTOS DE VISTA, UN FESTIVAL JAIME PANQUEVA, ELENICE MARTÍNEZ, NN OFURO JAIME PANQUEVA DE JAPÓN A MÉXICO MAX SANTOYO EL VIAJE DEL HAIKÚ JORGE OMAR MUÑOZ MARTÍNEZ A LA SOMBRA DE LAS JAPONESAS: EL ASOMBRO JAPONÉS EN CELAYA. SONIA ARREGUÍN NAVA
BIBLIOTECA
EL MAESTRO DE GO GUÍA ILUSTRADA DE MONSTRUOS Y FANTASMAS DE JAPÓN UN SAMURÁI VE EL AMANECER EN ACAPULCO
ÍNDICE あるごなうた
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EDITORIAL
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ué tiempo aquel cuando el Date Marú atracó en la bahía de Acapulco con aquella embajada de japoneses comandada por Tsunenaga Hasekura, que atravesaría México para poder llegar a España e Italia. Cuánto ha transcurrido desde que Rodrigo de Rivero, criollo nacido en las cercanías de Puebla, vivió el esplendor de la corte de Hidetada Tokugawa, y buscó, de diversas formas, abrir vías de intercambio y entendimiento con el archipiélago. De aquellas primeras hazañas nos separan más de cuatro siglos y, a pesar del tiempo transcurrido, nos siguen separando diferentes modos de comprender nuestra realidad y asumir nuestro lugar en el mundo. Para este número de Argonauta buscamos ejemplos de nuevas intersecciones en nuestra región lejos de los grandes reflectores y más allá de la publicidad oficial sobre corredores industriales. El resultado nos sorprendió.
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EDITORIAL
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MATSURI
TRES PUNTOS DE VISTA, UN FESTIVAL por: JAIME PANQUEVA, MIEMBRO DE LA COMUNIDAD JAPONESA Y ELENICE MARTÍNEZ
En búsqueda de un interlocutor Las ensambladoras de coches y su intrincada red de proveedores trajeron consigo a cientos de trabajadores japoneses al ahora llamado Corredor Industrial de Guanajuato. Muchos no vinieron solos y trajeron consigo a sus familias. A miles de kilómetros de su archipiélago, con extenuantes jornadas laborales y poco conocimiento de nuestro idioma, esta comunidad se esfuerza por cumplir con sus labores, por comprender nuestra forma de vida y nuestras preocupaciones. Desde hace un par de años y de forma espontánea, la comunidad se organizó para compartir parte de sus tradiciones y artes en un festival que se realiza en Irapuato. El Matsuri nació como una iniciativa de pocas familias, sin interés comercial, como un llamado al encuentro y a la convivencia entre culturas. En esta ocasión presentamos las visiones de sus organizadoras, así como un recuento gráfico del Matsuri 2018. El festival La palabra Matsuri significa festival, pero su origen implica también la adoración a los dioses. El Kojiki, uno de los más preciados libros de la antigüedad, cuenta las historias de nuestros dioses, provenientes de la naturaleza. Uno de
ellos viene de la tierra, mientras que otros proceden del sol. La naturaleza nos provee de alimentos y es nuestra fortuna. Rezamos a los dioses por la prosperidad y para no ser tocados por la aflicción. Este es el significado original del Matsuri. Históricamente conservamos esta celebración como uno de los eventos culturales más importantes, y ahora podemos verlo por todo Japón a lo largo del año. Para los japoneses, el Matsuri evoca nostalgia. Muchos de nuestros recuerdos indelebles provienen del Jinja, o edad escolar, cuando cargamos en procesión el Mikoshi, o carro alegórico de los dioses. Matsuri significa también venta callejera de alimentos y bebidas, baile y música. En el Bajío, gracias a la industria automotriz, han llegado muchos japoneses con sus familias, tratando de establecer una comunidad. Desde el 2016, estas han trabajado para realizar el Matsuri, una vez al año. La realización de este festival no tiene intenciones religiosas, desea, en cambio, mostrar a las familias mexicanas nuestra cultura. El más reciente, realizado en el 2018, incluyó vestimenta Yukata; Shuji, donde los participantes adquieren un abanico decorado con caracteres japoneses; Fusentsuri, donde los participantes se divierten pescando un globo en un recipiente de
agua; Plaban, pintura en platos de plástico; y los juegos Kendama y Darumaotoshi. En todos los eventos anteriores se impartieron clases de Origami. También hubo otros juegos tradicionales como el Suikawari, donde se golpea una sandía con los ojos vendados, y el Hashi asobi, donde se intentan transportar pequeños frijoles de un plato a otro con unos palitos (sí, es divertido...). A partir del segundo año, se introdujo el Bonodori, danza folklórica relacionada con el culto a los antepasados. La temporada de Bon inicia a mediados de agosto. Durante esta, las almas de los ancestros regresan a nuestro mundo. Así que decoramos nuestras casas con ofrendas y visitamos nuestros cementerios. También bailamos juntos en nuestras comunidades. Es una celebración similar al Día de Muertos en México. En aquel Matsuri bailamos cuatro temas musicales, que incluyeron el Tankobushi, himno conocido por los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, (sí, el próximo año será en Japón). Cuando la gente baila Tankobushi puede recordar algunas palabras en japonés y onomatopeyas, pues mientras bailan les enseñamos la coreografía. En 2018, incluimos Soranbushi, la danza de la ciudad más septentrional de Japón. En los ochentas los maestros ensayaron coreografías tradicionales para sus estudiantes.
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Desde entonces este estilo de danza se difundió por todo el país. Incluso se han creado Matsuris especiales para este tipo de baile. Algunos vecinos mexicanos encuentran esta danza agresiva, difícil de conciliar con nuestro comportamiento habitual (nos consideran gente muy calmada). En contraste, el Bonodori es suave. Creo que a través de estas danzas los mexicanos pueden descubrir dos aspectos muy diferentes de nosotros. La Yukata es un tipo de bata hecha originalmente de algodón. No es lo mismo que un Kimono. Hace unos 400 años empezó a usarse durante el verano, con diferentes colores y diseños. La forma de vestirla es complicada y es necesario aprenderla, aún para nosotros. Yo aprendí a vestirlo aquí en México, y tuvimos que capacitar a un equipo para que ayudara también a los mexicanos, durante nuestro festival. Shuji significa caligrafía, para realizar la caligrafía japonesa tradicional se necesita escribir con un pincel. Sin embargo, nosotros empleamos un plumón, o un lápiz. Preparamos por una cara del abanico Uchiwa, con 6 tipos de kanji: 愛(amor), 信(confianza), 心(corazón), 勝(ganar), 夢(sueño), 悟(entendimiento). En la otra cara escribimos el nombre del participante con uno de nuestros alfabetos, el Hiragana. A lo largo del año pensamos nuevas actividades para el siguiente Matsuri. Incluso algunas damas de la comunidad japonesa hicieron preciosas artesanías con telas de kimono y origami. También tuvimos la participación de restaurantes como Momotaro, Mamasan Sushi, Himawari, Yakitori Goda y Sakura Mex, y empresas como Encounter Japan. Uno de los momentos culminantes de la edición 2018 fue el desfile del Mikoshi. El Mikoshi era el vehículo donde se transportaban a los dioses, pero en este caso tuvo otro significado muy especial: permitirles a nuestros niños vivir la experiencia de cargar el Mikoshi, como si estuvieran en Japón. La huella Llevo aproximadamente seis años en la comunidad japonesa, pero desde hace cuatro años conozco a Momoko Tauchi. Cuando, por primera vez, me comentó la idea de hacer una reunión para que los mexicanos conocieran la cultura japonesa, me imaginé una carne asada con algunos vecinos. Después, cuando me mostró los videos de los festivales Matsuri que se realizan en Japón, me asusté un poco, pues era algo muy grande. Sin embargo, lo asumí como un reto y una excelente oportunidad para conocer la cultura más a fondo, así que sin pensarlo accedí a darle todo mi apoyo en la planeación del festival. Discutimos los eventos clave que se realizarían en dicho festival. Cuando abordamos la parte gastronómica, decidí dar mis opiniones al respecto, pues en el tiempo que llevaba de convivir con la comunidad japonesa, comprendí que no todo eran makis y arroz frito (que por cierto es comida china). Organizamos reuniones semanales, o quincenales, para discutir las actividades que haría cada uno. Cabe mencionar que me sorprendió grandemente lo fácil que era para mis amigas japonesas no pasar inadvertido ningún detalle: todo estaba
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considerado a la perfección. El entusiasmo con el que las familias de esta comunidad tenían para participar en el evento ha sido de mis mejores recuerdos. Tras el primer festival, por los comentarios y la cantidad de asistencia, supimos que habíamos excedido nuestras expectativas y las de nuestros invitados. Definitivamente, esa fue nuestra mejor recompensa. Me enorgullece saber que muchos mexicanos han tenido la oportunidad, a través de este festival, de conocer un poco más de nuestra cultura y, así, despertar un interés por saber con quienes comparten territorio, además de conocer nuestra cultura más a fondo.
対話を求めて 自動車産業とその複雑に入り組んだサプライヤーネットワーク はいわゆる” Corredor Industrial de Guanajuato (グアナフア ト工業回廊)と呼ばれる地域に多くの日本人駐在者を呼び込んで いる。彼らは単身の場合もあるが、多くは家族を帯同している。 列島から遠く離れ、長時間にわたる就業、スペイン語の理解度 などからも非常に疲れることがあるだろう。業務を果たすことと同 時に我々メキシコ人の生活スタイルや関心を理解しようと奮闘し ている。その中あるコミュニティが例年、イラプアト市内で彼らの 伝統などを我々と共有しようとフェスティバルを開いている。商業 目的ではなく、異文化の中で共生することや発見を我々にもたら すものだ。 さて写真と共にMatsuri2018を紹介しよう。 祭り 祭りとはスペイン語ではfestival。古くからは神を祀ることを 意味します。日本最古の書「古事記」では国、土地を創る神、太 陽の神、自然のあちこちから生まれる神々が描かれています。 日本人は食物を自然から授かることへ感謝し、その恵を願い災 害から免れることを祈る習慣がありました。歴史的にそれぞれの 地域で祭りは育まれ引き継がれ、非常に重要な行事として現在 も日本中で多くを観ることができます。 また日本人にとって祭りは郷愁を呼び起こすものでもありま す。地域の神社や学校で、屋台の食事や飲み物を楽しんだり、 歌ったり踊ったり。神輿を担いでパレードすることもその景色の 一つです。バヒオ地区のある日本人コミュニティにより、2016年 からその祭りを宗教行事としてではなくメキシコ人の皆さんに自 分達の文化を紹介する目的として毎年続けられています。 昨年2018年には、浴衣の着付け、習字、風船つり、プラ板、 けん玉とだるま落としゲームを準備し体験してもらいました。それ 以前では折り紙クラス、すいか割り、お箸の使い方を学んで遊ぶ などにも取り組みました。2年目から始めた盆踊りは仮の櫓を設 置し誰でも参加できるように少ない曲数で繰り返し踊りました。盆 はメキシコの死者の日に似たもので、亡くなった方の魂を8月の 半ばにお迎えする行事。家やお墓を清掃して整え、灯りをともし て地域で踊ります。炭坑節、東京五輪音頭2020、popなものを2 曲、日本人の子供たちとお母さんたちは事前に練習して迎えまし た。(雨に見舞われましたが最後に1度、櫓の周りで踊ることがで きました)踊る際のインストラクションでは「掘って、掘って」など繰 り返されるフレーズがメキシコの子供たちにも面白がられたりし ます。 ソーラン節は初挑戦でした。日本でステージ経験を積んでこら れた奥さまが大人にも子供にも皆に伝えて練習しました。初めて のことでしたが、こちらも「どっこいしょ、どっこいしょ」という言葉 をメキシコの子供たちに覚えてもらったり、当日は多くの観衆と歓 声で終えました。盆踊りは緩やかに、ソーラン節はその真逆の素 早くエネルギッシュなもので、「日本人というのはいつも静かでお
っとり動いているように見えるから、このソーラン節は期待を裏切 られるようで面白かった」というご近所さんもいらっしゃいます。日 本人の持つ異なる特徴的な側面を見せられたのではないでしょ うか。 さて、浴衣というのはもともと綿や麻で出来た湯上り着で、 戸外で着るようになったのは約400年前くらいだと言われていま す。浴衣の色柄、そのスタイルは多くの人を魅了します。日本人 である私たちも 着方を学ばなければならず、しかも誰かに着せ るわけですから、こちらも経験を積んだ奥さまに教えていただき 当日を迎えます。 習字のブースでは白紙のうちわ用意し、当日までに半面に「 愛」「信」「心」「勝」「夢」「悟」と習字が得意な奥さま達に書いても らい、裏面は白紙のまま残して当日希望の方に担当者が名前を ひらがなで書くサービスを行いました。こちらも大人気。どんなア クティビティも時間をかけて考え創ります。アイディアは増えてゆ き、素敵な和布和柄の手芸品も沢山手にとって購入いただきま した。子供が担ぐ神輿も手作り。しばらく日本を離れている子供 たちにも、いつか大きくなってどこかでメキシコの想い出を懐かし んでもらえるといいなぁという期待もこめられています。 多くのレストラン、日本食材店様にもお世話になっています。 初年度からその提供量は増えています。昨年のラインナップは お寿司セット(巻きと稲荷)、うどん、ラーメン、唐揚げ、フランクフ ルト、カレーライス、惣菜パン菓子パン、焼きおにぎり、チョコバナ ナ、焼き鳥、各種飲み物などなど盛りだくさんでした。 当日も、当日を迎えるまでの何ヶ月の間も、このお祭りはバ ヒオに住む奥さま方皆で進められています。 足跡 私はこの6年間日本人のコミュニティと親しくしており、その中 で4年前にある友人から「日本をより知る機会を創ってみよう」と 持ち掛けられました。一般的なBBQパーティのようなものを想像 していたのですが、彼女が紹介してくれたものはもっと大きな行 事としての日本の「お祭り」でした。インターネット動画を通じてで すが日本の各種お祭りの壮大さにとても驚きました。そしてこれ は、私たちメキシコ人にとって、日本文化を知る非常に良い機会 だと感じて一緒に取り組むことを決めました。私は特に食事の部 分で意見を出させてもらいました。だって日本食だと言っても焼 き飯だったり、お寿司もMAKIを食べるのが一般的ですから。 私たちは毎週のように会い、話し合いましたが、私が特に驚い たのは彼女たちが私が気が付かない細かなことも非常に思慮深 く取り組んでいたこと。このお祭りで日本人家族たちと関われた ことは私のとっておきの想い出です。最初の年を終えて、私は来 場された方から沢山の感想をいただきましたが、どれも自分達 の想像を超えるものだったと言います。私たちにとってのご褒美 のようです。 私はこの祭りを通じて多くのメキシコ人が他国の文化を知 り、この土地に住む彼らを知ることと同時に自分達の持つ文化を 知る良好な機会があることを誇りに感じています。
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OFURO por: JAIME PANQUEVA
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uede escribirse desde el asombro como también desde la admiración. Este texto es una pequeña mezcla de ambas cosas. Arribé a las tierras de Irapuato hace casi siete años, cuando se extendía la efervescencia alrededor de los nuevos visitantes del Lejano Oriente. Primero los ingenieros y ejecutivos, luego sus familias. Su presencia fue tornándose habitual en algunos fraccionamientos, eventos y plazas comerciales. Como migrante impenitente la mayor parte de mi vida, me pregunté cómo vivirían la adaptación a un país tan remoto, al parecer tanto en lo geográfico como en lo cultural. Mis primeros intentos por entrevistar o conversar con ellos se frustraron por sus protocolos y medidas de seguridad. La respuesta más común que recibí por entonces consistía en que debían preguntar antes a sus empleadores si podían responder de forma libre las preguntas, o me solicitaban un cuestionario que debía ser previamente aprobado por ellos. Posteriores contactos fueron mucho más gratos, pues se dieron a través de niños que hablan y conviven en castellano o en inglés con muchísima más facilidad que sus padres. Tanto que publicamos en un diario local un texto breve de un chico de once años donde relata su vida cotidiana en nuestras tierras. Para este número, con la ayuda de una miembro de la comunidad japonesa, que solicitó no mencionar su nombre, logré deslizar unas preguntas que respondieron de forma anónima participantes adultos entre los 30 y los 50 años. Para los hombres de esta edad la vida trascurre la mayor parte del tiempo en el trabajo, y su socialización o vínculos obedecen por lo general a motivos laborales. Contrasta de manera interesante la visión estereotipada que se tiene de México en el archipiélago y cómo han ido descubriendo aspectos inesperados de nuestra cultura y tradiciones durante su estancia. Los japoneses admiran la calidez y generosidad de nuestra gente, así como la importancia que damos a nuestros vínculos familiares. 12
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No obstante, un sentimiento general permea a la mayor parte de los encuestados, la desconfianza. Lo dicho por los mexicanos debe ser revisado de forma muy cuidadosa, ya sean ciudadanos de a pie o autoridades. Las palabras paciencia, soportar, tolerar son comunes en varias respuestas, y las experiencias personales les ha tornado recelosos. Esto ha venido en aumento por la situación de inseguridad de los últimos años, que ha obligado a sus autoridades gremiales y consulares a sugerir un toque de queda nocturno, y designar zonas o lugares específicos que no deben visitarse. En las respuestas se encuentra también un reclamo por la baja calidad del transporte público, un servicio cubierto de forma excelsa en su país. No me sorprendió encontrar la comida como uno de los aspectos que más añoranza despierta entre los encuestados, lo cual confirma mi teoría de que el síndrome del Jamaicón posee raigambre universal. Sin embargo, la palabra “ofuro”, constantemente repetida junto a la nostalgia gastronómica, me empujó a investigar. Ofuro es el baño de asiento tradicional con agua caliente que se realiza de forma casi religiosa en Japón antes de dormir. No se requiere una bañera grande, sólo con la profundidad suficiente para que el cuerpo sea apapachado por la temperatura, entre 38 y 40ºC. Los franceses dicen: Métro, boulot, dodo; los japoneses incluirían ofuro como penúltimo término. Prácticamente todos los hoteles visitados en el archipiélago tienen esa bañerita en forma de riñón. Leí que el hotel más reciente de la ciudad ofrece el ofuro como uno de sus principales atractivos para atraer a los visitantes de allende el Pacífico. No es igual, dice mi interlocutora japonesa, dicen que el ofuro de aquí no es tan caliente. Yo sonrío y pienso que en eso también nos parecemos: no hay hogar como el hogar, así llevemos las tortillas a Kamchatka o un mariachi a Shanghai. Desde mi asombro no dejo de celebrarlo.
DE JAPÓN A MÉXICO por: MAX SANTOYO
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uince horas de vuelo son suficientes para pensar en las grandes diferencias entre la teoría y la práctica. Su abuelo lo había llevado de niño a los principales santuarios del Koshitsu Shinto, tan popular entre los ancianos que seguían de forma impecable las antiguas tradiciones, a pesar haber vivido una post guerra, donde las costumbres tradicionales se trastocaron hasta el punto de quiebre; donde el emperador solo fue una figura más, que se fue diluyendo en medio de un extranjerismo cada vez más difundido. Su abuelo lo había educado según los principios básicos de la Tatenokai, donde el respeto básico, la armonía y la belleza temporal forman parte de la razón de ser. La armonía perfecta está entre el equilibrio del caos exterior y la tranquilidad de pensamiento que se traduce en la forma de la presencia divina en los actos concretos, el silencio activo lo prueba. El pensamiento de Yuki Ishiguro vagaba entre la presencia en su mente de las palabras del abuelo sobre los Kami y las palabras en español que se daban en el vuelo de conexión entre Dallas y el aeropuerto del Bajío. El idioma español, después del esfuerzo invertido en estudiarlo en la universidad, le parecía cada vez más profundo, sus palabras se llenan de un significado que se multiplica como la luz se distorsiona frente a mil espejos. La armonía natural del interior estaba frente a lo estable de su conciencia y lo que se mueve por su propia búsqueda. Su alma estaba entre dos mundos en precario equilibrio. La multiplicidad de formas de interpretar los kanjis y la multiplicidad de significados de la misma palabra en español era tan cercana que se perdía entre ellas con los movimientos de un felino al acecho, aunque no estaba claro quién era la presa y quien el cazador. Algo similar había pasado al ver las antiguas figuras de las culturas precolombinas. Aunque las imágenes estaban distanciadas de época y de mundo, las imágenes japonesas y las imágenes mexicanas tienen mucho de similar, aunque los
signos podían ser totalmente distintos, los significados demostraban a aquel que se atrevía a leerlos, una comunión muy especial, ¿Había Huichilopochtli cargado una katana en la mano izquierda? ¿Nació el i Kun´yomi bajo el ala de un colibrí? La profundidad de estos pensamientos hacía estragos en la apariencia física de Yuki Ishiguro siempre tan perfecta, tan bajo control. Sus manos sudaban con un hálito frío, y su extrema humedad hacía estragos en el borrador que venía preparando desde que le fue conferida la tarea de ir a las instalaciones en Guanajuato de la compañía en que trabaja. Él debía dar la cara por su director corporativo frente a los obreros mexicanos. Siempre había querido conocer México, le había capturado lo amplio del paisaje que vio en alguna revista. Cuando la compañía para la que trabaja abrió una planta en México, Yuki Ishiguro busco la forma de realizar algún trabajo en el lejano país. Pero vio al paso del tiempo, que prácticamente eran los miembros del área operativa quienes viajaban a preparar las máquinas o a capacitar a los obreros. Él, como diseñador de imagen, no veía oportunidades dentro de su rama de trabajo. Fue un caso fortuito, una vuelta de tuerca lo que le brindó la oportunidad; su capacidad para manejar la presión laboral y la serenidad de su espíritu, cualidades sobresalientes en el ámbito profesional de los negocios. Su director le confirió la tarea advirtiéndole que fuera siempre empático. El anuncio del piloto sobre la proximidad del aterrizaje partió su pensamiento, de nuevo lo concreto del mundo se hacia presente. Yuki Ishiguro levanta su asiento, verifica la tensión del cinturón de seguridad, y guarda el borrador que en las últimas horas ha perdido nitidez en la tinta a causa de la humedad de sus manos. Apenas se notan las palabras que ha traducido de forma elegante: “bajo índice de ganancia, lamentamos cerrar la planta en el Bajío, despido de 350 obreros, suerte en su crecimiento futuro…
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EL VIAJE DEL HAIKÚ por: JORGE OMAR MUÑOZ MARTÍNEZ
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a historia está repleta de figuras que han determinado al mundo por sus viajes: Cristóbal Colón, Marco Polo, Vasco da Gama; unos de tantos que extendieron la vista de la humanidad hacia sitios cuyos antepasados creyeron inalcanzables. Hubo contacto con otras civilizaciones, las conquistas se dieron, las riquezas de los conquistadores se incrementaron en detrimento de la libertad de los conquistados y los resabios de su cultura permanecieron gracias a los escamoteos entre la cruz y el sable. Podría sonar una locura, pero incluso los que navegan en los mundos de fantasía han forjado civilizaciones, me refiero a los personajes de la literatura ¿Quién hubiera dicho que Eneas, último sobreviviente de Troya y personaje creado por Virgilio fuera la figura de donde surgiría la estirpe de los romanos en la Eneida? Ya no hay tierras que conquistar, ni imperios que consolidar, pero afortunadamente existen los escritores a los que les gusta viajar. José Juan Tablada es un ejemplo. Era un magnifico versificador y su pericia en la diplomacia estaba a la par. Esto lo llevó a vivir en países como Colombia, Francia, Venezuela, Estados Unidos y Japón. Sus estadías eran conquistas que no se sustentaban en su capacidad de apropiación territorial, sino en su deseo de asimilar los estilos literarios de los lugares donde llegaba. Su personalidad era el de un rompe esquemas, en 1894 publicó Misa negra, un poema cargado de tanta irreverencia a las costumbres porfirianas que la propia Carmen Romero Rubio de Díaz se escandalizó cuando lo leyó. El poema también sentaría las bases de lo que cuatro años después Rubén Darío revelaría como Modernismo. Su ímpetu por encontrar nuevas formas de escritura dio con un nicho en Japón y 14
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su Haikú. En 1919 publicó en México su primer libro de Haikús titulado Un día… y en 1922 publicaría otro bajo el nombre de El jarro de flores. El par de impresos serían toda una novedad entre los escritores de habla hispana de la época y Octavio Paz pondría a Tablada como el poeta que introdujo el haikú en la lengua española. Su alcance llegó a lugares insospechados que podían destacarse tanto por su lejanía como por su cercanía, desde luego, nos referimos a cercanía a la provincia. A principios del siglo XX el Modernismo se enriqueció gracias a las plumas de poetas no nacidos en la capital, figuras como: Francisco González León, Manuel José Othón o Enrique González Martínez fueron pioneros en transformar el género. El haikú hizo lo mismo y se ciñó en León, Guanajuato con los escritores José Villalobos Ortiz y José de Jesús Ortiz Funes. El primero fue el maestro del segundo y nació en Lagos de Moreno en 1889. Sus estudios los hizo en la ciudad natal, sin embargo su formación poética se desenvuelve gracias a sus nexos con el vate Francisco González León. Para 1908 ya colaboraba con sus escritos en distintos periódicos y revistas. Es por esas fechas que consigue un trabajo en la ciudad de León, lugar donde terminaría viviendo el resto de su vida. En 1922 publicaría en un periódico local el poema Yo, como un viejo monje, como una forma de respuesta a un poema titulado Yo soy un viejo monje de la trapa, escrito por José Ruiz Miranda. El suceso crearía un efecto dominó con un puñado de poetas locales que también escribirían versos parecidos al de Ruiz Miranda y en 1924 darían la pauta para crear el grupo literario La trapa. Ya teniendo una carrera
bien consolidada como escritor publica en 1939 el libro compuesto por haikús, Amor. José de Jesús Ortiz Funes seguiría los pasos de su maestro. Nació en León el dos de noviembre de 1914. Tuvo sus primeros estudios en la escuela parroquial del barrio de San Miguel “Fray Bartolomé de las Casas”. A los 17 años ingresó al seminario conciliar, donde sus conocimientos en la filosofía de San Agustín y Santo Tomás de Aquino lo hicieron ganarse el apodo de “El teólogo”. Al no sentir inclinación por el sacerdocio, dejó el seminario, pero continuó sus estudios de manera autodidacta y con apoyo de sacerdotes. En 1932 crea el semanario “La antorcha”, donde publica sus poemas. Un año después conoce a José Villalobos Ortiz que queda fascinado por su poesía y lo ayuda a publicar en periódicos de la capital. En 1949, en colaboración con otros destacados escritores, crea el grupo artístico Oasis. Su producción literaria le dedica al haikú el libro Trébol -1956- y Éxtasis -1973-. A la hora de escribir, Villalobos Ortiz y Ortiz Funes utilizan sus versos como una forma de revelar las costumbres de los lugares donde habitan. En el haikú su temática se bifurca en elementos que los caracterizan uno del otro. El laguense tiene una visión particular por los detalles, lo que plasma son cristalizaciones de instantes nimios y los hace fulgurar con la amplitud de una lupa: Las reses en el tren Ven, asombradas, La vergonzosa marcha De las montañas. A su gusto por el detalle hay que añadir el ingenio de dotar de imaginación a los seres que muestra. Es menester observar otro punto crucial en el haikú expuesto: la métrica. Matsuo Basho, considerado como uno de los padres del haikú, escribía bajo una unidad silábica de 5-7-5 en 3 versos respectivamente. Si apelamos a la ortodoxia, lo hecho por Villalobos Ortiz en “Las reses en el tren” es igual a lo establecido por Basho. Hay que aclarar que el haikú no se distingue por ser un método de escritura celoso de sus normas. Incluso los escritores japoneses tuvieron problemas para crear haikú con la métrica del pionero debido a la complejidad de su propio alfabeto. Es por eso que surgen los Ziamari, haikús escritos bajo una unidad silábica irregular. José Juan Tablada estaba enterado del asunto y entiende que de traer esa poesía a la lengua española heredaría problemas similares, es por eso que concibe el haikú como “poema sintético”, así libera al haijín1 de habla hispana de todo rigor. Villalobos Ortiz toma esas libertades y escribe a su gusto, agregando cuatro estrofas a la métrica. La torcacita Pajarito de barro Que ha de ser, Si se cae el nido Se va a romper. En José de Jesús Ortiz Funes la licencia que toma del verso libre es absoluta. En los 96 haikús que escribió en su vida Aquel que escribe Haikú.
–incluyendo otros 16 publicados en la revista Oasis- no hay uno solo con la métrica 5-7-5. Esto no merma su valor, sus versos asimilan vergeles donde la naturaleza puede extenderse sin temor a ser mancillada. Jazminera Qué bien huelen dormidas En el álbum del día Las párvulas estrellas. La vegetación es común en la obra del leonés, su estrechés con la naturaleza lo vuelve más afín al kigo, palabras usadas en el haikú japonés que corresponden a una época del año, ya sea primavera, verano, otoño o invierno. Su haikú, “Nieve”, es una forma de representar el invierno, pues su sola mención es propicio de un sitio común a la época del año: Y ahora ¿Qué plumaje vestirán Las gaviotas? El mukigo, la ausencia del kigo, es inherente a los escritores del bajío, sin embargo su trabajo trasciende a un sincretismo cultural ya expresado por Tablada cuando utiliza el mito católico a la hora de componer versos. Villalobos Ortiz realiza esto viéndose como un espectador que captura desde la lejanía los instantes religiosos. En cuanto a Ortiz Funes, la religión está entreverada en sus versos, el autor termina siendo el nudo que plasma la sincronía entre realidad y divinidad: Samaritana Para beber Linfas de Dios Labios de Fe En algunos casos su haikú es experimental y agrega la aliteración y la rima: Alta noche En la noche cerrada Atiende mi aldabada De sombra en derredor Trébol Tres veces huele a Vegetal concordia La mañana. José Villalobos Ortiz muere en 1946, mientras que José de Jesús Ortiz Funes lo hace en 1980. El haikú nace en el siglo XVI. Hay cuatro centurias entre el fenecimiento de Funes y la creación del estilo japonés. El puente entre culturas lo dio Tablada. Su viaje fue más allá que asomarse a un territorio, su búsqueda de lo innovador fue forjadora de una brecha temporal que pasó una tradición longeva a un país dispuesto a tornarlo en innovador. En el siglo XX el pasado se tornó presente, revelando así que el tiempo puede ser insuficiente para darle punto final a un viaje.
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DOSSIER
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A LA SOMBRA DE LAS JAPONESAS: EL ASOMBRO JAPONÉS EN CELAYA por: SONIA ARREGUÍN NAVA
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ncontrarse frente a un mundo distinto es la aventura que enmarca la vida del extranjero. Durante su encuentro con el Otro percibe las semejanzas y diferencias que están presentes en ambas culturas, en ambas identidades. La identidad es el mapa que traza en el hombre los caminos a seguir, es el mapa que guía al hombre como una forma de delimitación para encontrarse, significarse, participar y distinguirse en un mundo complejo desde su propia definición. Gracias a ella, una cultura es lo que es, describe en su actuar aquellos procesos que la distinguen y vuelven auténtica. El hombre aprende a mirar el mundo, el color de las hojas de otoño, de la nieve en invierno, el aroma de la comida y los sonidos de los alrededores, son parte de la vida cotidiana del hombre, sin embargo, no todos lo perciben de la misma manera, puesto que sus significaciones, su cosmovisión es distinta, habrá quiénes vean diferentes rojos entre las hojas otoñales o distintos blancos en la nieve, habrá quiénes no distingan uno de otro. La cultura regula incluso el mirar, el oler, el saborear, el oír, el sentir; es una fuente de sentido y una interpretación del mundo. Por lo que, al encontrarse en un mundo distinto, las acciones de aquellos a quiénes se desconoce resultan inesperadas, o bien, impensables, lo que lleva a mostrar el asombro. El asombro es, pues, “… lo anormal, lo inesperado que nos sorprende y nos obliga a interrumpirnos” (García, 2014, p.11). Es verse expuesto a un cambio de lo cotidiano, donde existe una pausa del mundo para intentar comprender aquello que luce tan distinto, tan anormal. Es un suceso común en la vida del hombre, sobre todo al momento de estar en contacto con un mundo que es completamente ajeno. Este ha sido el caso de los japoneses en Celaya, ante un entorno anormal e inesperado, un entorno lleno de extrañezas y asombros. A partir del 2011 el estado de Guanajuato comenzó a tener una gran presencia de japoneses debido a las diferentes empresas que se asentaron en el territorio. Hombres y mujeres llegaron con diferentes expectativas sobre lo que un nuevo país les traería a su vida desde ese momento en adelante. Los hombres japoneses llegan a las empresas casi inmediatamente tras haberse mudado a Celaya. No pasa mucho tiempo para que 16
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comiencen su rutina de trabajo, haciendo su estancia algo llevadera. Las mujeres japonesas pasan por experiencias distintas; una gran cantidad de las que llegaron desde Japón lo hicieron como acompañantes de sus esposos, quienes ocuparon puestos de trabajo en el Bajío. Ellas viven una vida diferente, con algo de trabajo como amas de casa, pero buscan mantener relaciones de amistad con otras japonesas. En su paso por la ciudad descubren lo diferente de sus mundos. Incluso desde que caminan por primera vez en el país, en el
aeropuerto. Usar los baños públicos se vuelve toda una experiencia de extrañeza mezclada con algo de temor, una entrada con cobro y puertas giratorias, las filas en el baño, las puertas que no cierran o la posible situación de no encontrar todos los aditamentos a la mano. Cuando en Japón, este servicio es imprescindible, aseado y gratuito. De esta manera, la japonesa llega por primera vez a lo que se convertirá en su nuevo hogar, una casa de un tamaño considerablemente más grande de lo que acostumbraba en Japón, con paredes gruesas y una cocina amplia. Se emociona al notar que los espacios son más cómodos, e imagina todo aquello que podría comprar. Así, va a su primer supermercado mexicano, la sección de frutas y verduras es toda una revelación con estanterías repletas de diferentes productos frescos, coloridos y, sobre todo, baratos. Enfrentarse a la comida mexicana incluso desde sus ingredientes más básicos es una batalla entre nuevos sabores y un
persistente picor que no acostumbra, pero que a largo plazo le resulta agradable. Por las mañanas la japonesa sale de casa y siente un viento fresco, el clima en Celaya es muy diferente, y cada día tiene diferentes temperaturas Tal y como comenta la señora Ayako “Por las mañanas es primavera, alrededor de las doce es verano, en las tardes cuando oscurece es otoño y por la noche es invierno hasta las 7 u 8 de la mañana” (Ayako, comunicación personal, 10 de diciembre del 2018). Para Japón, las estaciones del año son una parte importante tanto para la selección de vestimenta, como para los alimentos, los platillos diseñados y los estilos de vida, al grado de que los uniformes en las escuelas preparatorias cambian dependiendo de la estación, por lo que, encontrarse con una ciudad en la que las estaciones parecen estar en un día, es toda una sorpresa. Salir a tomar el café con las amigas, ir de compras a diferentes centros comerciales, se vuelve una rutina en la vida de una japonesa en Celaya, y de vez en vez, salir a pasear fuera de la ciudad para caminar entre calles de Guanajuato, Querétaro, San Miguel de Allende, entre otros. Pero en su andar, se encuentra con algo que la hace mirar fijamente, y que, sin importar cuantas veces lo vea, siempre la impacta; las muestras de cariño en la calle. Ver a un par de novios abrazados en una de las bancas de un jardín principal, los besos y las caricias en lugares públicos, los esposos que se abrazan al ir de compras en un centro comercial, o bien, ese momento en que conocen a una mexicana, la presentan y ella directamente da un beso en la mejilla y un ligero abrazo amistoso. Para algunas de ellas es una actitud que no debería hacerse fuera de casa, para otras es un verdadero cambio que quisieran tener en su vida. “Me gustaría poder aprender a saludar, a abrazar” (Kimi-chan, comunicación personal, enero del 2018) La sorpresa es tal que les parece algo que quisieran incluir en su estilo de vida, sin embargo, no pueden verlo natural sino como algo que deben aprender. Así, en su camino de paso por Celaya la japonesa ve un mundo lleno de sorpresas con la certeza de que en cada lugar puede mostrarle cosas buenas. En ocasiones son situaciones malas, en otras, cosas buenas que quiere adoptar, de modo que, al volver a Japón, será una persona totalmente distinta a la persona que partió.
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CONTRASILENCIO ARLETTE LUÉVANO
para Renata
Dije tu nombre, madre, pero nada dije del vacío oscuro que me abrazaba en tu ausencia. Hablé de un sueño en el que volaba como un pájaro resplandeciente, pero mantuve en secreto el temblor de mis manos que estrangulaban palomas. Busqué las palabras necesarias para luchar contra la sordera. Grité que no, que nunca, que nadie. Grité “Yo soy” hasta quedar sin garganta. Y no, yo no sabía, no supe nunca quién me miraba con furia desde el espejo. Yo quise, lo juro, lo intenté, caminar bajo la luna displicente, buscar mi cuerpo entre los cuerpos encendidos por mágicas estrellas. Salí a la ciudad desde mis grietas, con el corazón que apenas era el eco del corazón de los míos. Dije me voy, cuando debí decir ayúdame. Dije tu nombre, padre, pero no me quedé a esperar que me escucharas. Dije tu nombre, amigo, cuando tú tampoco sabías de los fantasmas ocultos en mi voz. Dije tantas cosas que no fueron suficientes. No sé cómo es que ahora me he vuelto un exiliado. Cómo es que mi nombre no será jamás mi nombre, si no el de un cadáver al que nadie se atreve a mirar. Dejo mis cosas, mis huellas, mi fotografía, húmeda por siempre, ocultas entre las sombras de los años. Dejo el recuerdo de mi voz y mi silencio. Dejo el árbol, la soga, el veneno. Dejo inconclusa mi tarea. Dime tú que no me olvidarás. Que a pesar de la caída, tú volverías a tomar mi mano.
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HERENCIAS BERTHA MARÍA INZUNZA CHOZA
De familia en familia se heredan los amores. El amor a la vainilla, a la espuma del mar, a la sal de grano, a la crema corporal con aroma a cedro. Se hereda el odio. Se hereda la furia, la lengua de la madre, y el acuerdo. Los secretos se guardan hasta la tumba, y después de ella. Se heredan los nombres, los gestos, las canciones. Se heredan los ojos tristes (todos mis órganos tienden particularmente a la tristeza). Se heredan las casas, los terrenos, la misma tierra pasa de mano en mano, de puerta en puerta, de corazón en corazón.
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XIUHMOLPILLI JOSÉ ANTONIO BANDA Nosotros lo vimos. Nosotros lo admiramos. Con esta lamentosa y triste suerte nos vimos angustiados Ms. Anónimo de Tlatelolco
He vuelto al oír el caracol y ver la piedra bruñida He tocado las ofrendas: frutos perfumados por el viento el manantial de noches estrelladas las flores abiertas de las cúpulas los ojos ardientes de los campos pétalos derramándose en callejuelas donde nos encontramos siempre y bebemos hasta el olvido cuando la vista agote su mirada viajemos otra vez abren las olas ya sus manos del norte llega un espejo nocturno con su cuchillo perentorio y puebla de zumbidos mi cabeza en su piel moteada podré ver al flautista esta noche nos alejaremos disfrazados de la sombra que ha dejado un jaguar ahora que la estación se abre bailemos a lo largo de las arboledas bailemos mientras aguardamos el alumbramiento de nuestra madre bailemos mientras alguien nos empuja hacia la región de los lamentos pues volverán los vientos de los primeros días y los amantes ocultarán los signos de sus nombres y el llano se tragará los pastizales junto a los barcos destrozados en las riberas vírgenes y tiembla arrojan los volcanes sus presagios oscuros y un rayo se despeña en nuestros templos y edifica una columna
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por donde ascenderemos o bajaremos lentamente el cuerpo dejará de llamarse cuerpo se cubrirá de plumas [el espejo que incita está frente al mar] los ancianos tomaron nuestra imagen y nos dejaron el rostro insomne de Moctezuma y en el río a la orilla de los lagos nos despedimos con un sólo beso y en la ciudad lloré y fui señalado bajo una noche del Atlántico antes del asalto estuve delante de Cuauhtémoc y comí granadas y ya no pude volver ¡Oh vida! ¿en dónde se halla la bahía en calma? intento mover una roca y mi mano derecha arde y la izquierda señala un rumbo que no alcanzo a vislumbrar [agua salada hierve el aliento nuestro ocaso] rotas están las flautas se prolonga lo inevitable e iré lejos muy lejos volando sobre un quetzal a través de los ríos detrás del relámpago detrás del que nos guía por la llama de la tarde con sus ladridos dolorosos al paso de los siglos sólo un signo permanece ¡ve corazón éstos son los mejores campos!
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CAMARÓN QUE SE DUERME SE LO LLEVA LA CORRIENTE DIEGO BALTAZAR
Dedicado a la memoria de don Jesús, El hombre de las bolsas, y a todos los que duermen en las calles del mundo.
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don Artemio siempre lo cansaron de trabajo. Antes de ser don, sus padres le jodían con las tareas de la casa, de la escuela y hasta del negocio familiar.
—Ándale mijito, no te hagas huevón, que si no te mueves no vas a poder salir adelante. Nunca lo dejaron descansar, o al menos eso creyeron ya que no tardó mucho en aprender a usar el fino acto del engaño para escapar de casa e ir a hacer el pendejo, como le decían sus tíos cada que le veían entrado en la plática con la raza de las colonias aledañas. Pronto Artemio comenzó a cansarse y envejecer. Entre chambitas y trabajos, el tiempo huía apresurado; los años se esfumaban y él no podía notarlo a pesar de que tantas canciones populares se lo advertían, pero él las ignoraba. Tenía un tío, hermano de la madre y muy amigo del padre, que vivía con ellos. Ramiro, fue expulsado de la casa de su exmujer, llegó a vivir con su hermana. Tenía casi la misma edad que Artemio y por esto fue muy bien recibido, su hermana lo adoptó con cariño pues veía en él la imagen de su propio hijo. El tío Ramiro, desempleado y sin hogar, pronto se mantuvo de la nómina de su sobrino Artemio sin reclamo de nadie, sino al contrario, los padres de Artemio lo alentaban a echarle más ganas; a dar el extra por la familia, decían. Llegaron niños a la familia, hijos de Artemio. No tuvo más remedio que robar a su novia para luego transformarla en su esposa. Se hizo boda. Sacó un préstamo en la empresa donde ahora tenía puesto fijo. De pronto, Artemio se vio con la carga de mantener a más personas, incluido el tío Ramiro. Don Artemio, conocido por todos en el barrio y en los barrios, no tardó en practicar el nuevo arte de degustar la cerveza. En una borrachera escupió su fatiga, olorosa y etílica, a su tío Ramiro y a sus ancianos padres. Hubo intercambio de palabras, una lucha extraña que pareciera danza. Pronto, trastes rotos, un gato salió corriendo asustado, en algún momento Artemio soste-
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nía un ramo de flores que antes adornaban el comedor, luego el ramo pasó a manos de Ramiro para que después, tanto Ramiro como Artemio, tuviesen el ramo regado en sus ropas y cabellos. El padre de Artemio, compadre de Ramiro, sostenía la mano de la madre de Artemio, hermana de Ramiro. Ambos permanecían al fondo, sentados, sonriendo, viendo aquel espectáculo. La esposa de Artemio se llevó a los niños a jugar al parque para evitarles aquel bochornoso debate familiar. Al menos sabe pelear borracho -decía la madre de Artemio. -Es buen muchacho, muy trabajador, qué gran hijo tenemos. Las cosas se normalizaron, Ramiro siguió disfrutando su día a día que consistía en ver los partidos en la cancha del barrio, jugar a veces, o platicar con los vecinos. Artemio seguía trabajando y pagando lo que aún debía de su boda. —No te andes haciendo pendejo, Artemio, ya vete para tu casa, que le sigues el juego a estos viejos babosos— Decía doña Teresita mientras le destapaba una cerveza que tenía escondida en una hielera cubierta con un trapo, a lado de la vaporera donde guardaba los tamales que vendía. —Si me regreso, ¿qué voy hacer en mi casa? Seguro me van a joder con que repare alguna cosa, o vaya a comprar algo o le ayude a alguna vecina con otro encarguito. No saben hacer otra cosa que agarrarme de mula ¡Ya ni la chingan! — Respondía Artemio ebrio, mientras se empinaba la cerveza y se recargaba del triciclo de Teresa. A unos metros, estaban tres compañeros del trabajo de Artemio, tomando y riendo, discutían sobre cómo les quitaban los puestos los empleados importados de otras ciudades vecinas. —Es que entiéndeme Artemio, con el alcohol te estás haciendo como estos mendigos chaneques. No vas a llegar a nada. Ponte las pilas, no te vaya pasar como al señor cangrejo— —¿El señor cangrejo? —Sí, hombre, que se lo comieron al ajo por andar de crustáceo —Achin.... esa no me la sabía.
—Pues ¿qué no escuchas Café Tacuba? En su disco más famoso y más perrón, el famoso RE. Vamos Artemio, si todas sus canciones eternas en la radio salieron de allí. —Mire Teresita, de música ni me hable porque en la empresa ni la radio nos dejan escuchar y todo el tiempo andamos trabajando, trabajando y trabajando, como una máquina, ni sé que es lo que cantan esos músicos jotos que suenan por ahí. De chiripa y me sé las letras de Antonio Aguilar, pero por lo general sólo escucho ruido. —Ay Artemio, pero es que deberías poner atención en lo que se canta, ¿no ves que por ahí, en las canciones, se van escapando pequeñas frases cargadas de verdad? —Achis, achis... qué conocedora resultó usted, Teresita. No la imaginaba yo tan musical. —Pues es que es lo único que me ayuda a recorrer las calles vendiendo estos tamalitos y esta cerveza, aunque sea medio ilegal no sabes cómo ayudan las ganancias extras. Andar escuchando música me da alegría, me da fuerzas, pero... ¿en qué estaba? Ah sí, el cangrejo, o bien, el camarón para que me entiendas. Te duermes y te lleva la chingada, Artemio. Piensa en que tienes que ver por tu familia, aún estás a tiempo de dejar esta cosa, no se te vaya a hacer vicio. Tampoco te preocupes por mí, que estos tres borrachos de acá me compran lo suficiente, igual tengo otros medios para sacarles más dinero aún. Artemio se quedó mirando la botella, pensativo. Levantó la vista al cielo, luego la dirigió a los postes. Regresó la vista a Teresita, se tambaleó un poco y tomando aire le dijo: —¿Para qué trabajamos? Mire, Teresita, todo el tiempo me han estado arriando tanto que ahora estoy aquí, empinándome la botella porque tirarme a dormir por las noches ya no me sirve de descanso. No entiendo por qué tenemos que luchar contra la corriente. Si el camarón se duerme se lo lleva, pero si está despierto y luchando, igual se lo va llevar, sólo que el pendejo del camarón creerá que no, que él está venciendo a todo el poder del mar. Él solito, una pinche cucaracha marina contra chingos de aguas del mundo. He estado luchando contra esa corriente. Todos lo hacemos y mírenos: estamos jodidos, mochos, tuertos. Nos vamos oxidando y descomponiendo por trabajar y todo para tener dinero. ¡ayy jijo! Y pensar que mi patrón chinga mucho con sus frases de superación, quesque el éxito lo consigue uno esforzándose, quesque es cosa de uno encontrar el cambio ¡Oi no más! Si fuéramos esos camarones estaríamos luchando contra la corriente solo para que ellos,
los patroncitos, se pongan a dormir detrás de nosotros, para que no dejemos que la corriente se los lleve a ellos. —Pero así son las cosas Artemio, si no fuese así ¿Cómo? –Pero igual ¿Y si dejamos que la corriente nos lleve? Que sólo nos desplazca y nos tumbe y nos pierda. Al menos podría dormir bien sin tener que llenarme la barriga de cerveza. —Ay, Artemio, qué cosas dices. Hay que trabajar, hay que esforzarse para conseguir lo que uno quiere. –Hay que hipotecar la vida, como canta Aguilar, esa sí me la sé para que vea. Pero no, al final uno sólo aprende a enamorarse de su propia esclavitud, a verle lo bonito y a quererla, a besar las cadenas. Estoy harto de todo esto, si tuviera una pistola me volaría la cabeza en este instante, justo aquí Teresita, frente a su triciclo. Sólo para hacerla famosa y darle a algún periodista de esos periódicos de Alarma o Metro un buen titulo sobre los tamales y el suicidio ¡Jajaja! Eso me gustaría verlo. —¡Qué cosas dices! ¡Regrésate para tu casa mejor! ¡Ay, Dios mío! Teresita se alteró al ver que tal vez había provocado la ruptura de algo dentro de la cabeza de Artemio, pero este sólo reía y bebía. Se acercó a Teresita, con una sonrisa plácida y una mirada picaresca, tomó la libreta de cuentas y la pluma que ella guardaba detrás de la olla de los tamales. La guardó dentro de su bolsillo trasero del pantalón, se despidió con la mano, ignorando a sus compañeros que seguían platicando entre ellos sin darse cuenta alguna de que Artemio se alejaba. A media calle, caminó del lado contrario a su hogar y se esfumó. De don Artemio no se supo por un par de años en la ciudad. Doña Teresa se confesaba a cada momento en la iglesia del barrio temerosa de que Artemio hubiese concretado el suicidio, incluso le organizó varios rosarios con las vecinas achichincles del sacerdote. Su esposa pronto encontró acomodo con el tío Ramiro, y este no tuvo más remedio que comenzar a trabajar en una de las nuevas fábricas gringas de automóviles, adoptando poco a poco el perfil de don Artemio. Algunos conocidos de él lo vieron por Tijuana, vagabundo y delirante. Ahora, su oficio era pedir papel y plumas para escribir. A veces hacia poesía, otras dibujaban elefantes y serpientes, había dejado de hablar y estaba totalmente entregado a la corriente, pero nunca aceptó la salvación que le ofrecían sus conocidos que habían viajado kilómetros sólo para ofrecerle el retorno a su vida anterior. Don Artemio nunca se había sentido tan libre y tan camarón dormido... o cangrejo al ajo.
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INTERVENCIÓN POÉTICA
ALONDRA MOISÉS ORTEGA
Vuela sin alas silva sin boca, no se ve ni se toca. Adivinanza Popular
Quise ser mujer, me bauticé con nombre de ave. Estaba muy cansado de los nombres de la Biblia, cansado de las cosas del cielo y de las flores. He escrito en otros sitios la capacidad de huida, la lejanía de la palabra ave. Este muchacho asustado, siempre tiene la falsa ilusión de que de tanto menear las manos cuando habla, un día aprenderá a volar. Reitero: me hubiera gustado ser otra cosa, por ejemplo, una ballena. Algo enorme que en la profundidad de los océanos, en la incertidumbre que es el mar, aprendiera a hablar la lengua de lo que siempre va a mantenerse oculto. Un ser diferente que volara en la frialdad del agua. Otra cosa que ignorase el mecanismo del recuerdo. Otro. Otra. Una noche, huyendo de la tenue luz de las preguntas, me nombré Alondra. El espejo arrojó la imagen de una chica rubia y medio gorda que sonreía con facilidad. Alondra habría sido la hija más bonita, la que mi madre no parió.
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P O R TA F O L I O
JOSÉ CASTAÑEDA
CAF.N
PUENTE ENTRE GUANAJUATO Y SAITAMA
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a visita del artista japonés Akira Hoshi a Guanajuato en el año 2006, durante un programa de intercambio entre el Musashino Art University y la Universidad de Guanajuato, fue el germen de CAF.N Guanajuato, una exposición inédita que une artistas egresados de la Escuela de Artes Visuales de la UG en un mismo espacio artístico con sus pares japoneses del CAF.N (Contemporary Art Festival Nebula), en un diálogo que se exhibirá tanto en México (Guanajuato y Celaya) como en Japón. La primera exposición tendrá lugar en la sala Polivalente de la Universidad de Guanajuato el 12 de agosto de 2019 a las 6:00pm, y estará acompañada por talleres y charlas. Etapas previas a este proyecto se encuentra la participación de la artista grabadora Beatriz Galván Saldierna en la exposición de otoño CAF. Nebula en el año 2015. Así como la posterior participación de la videoartista Gabriella Nataxa García González en CAF. Nebula 2016, quienes coordinan el proyecto ac-
tual en México, con la colaboración de Adela Palmira Páramo. El proyecto está integrado por los siguientes artistas japoneses con trayectoria internacional: Tomoko Ueno, Fusako Onishi, Yuri Okuno, Kayoko Kishigami, Kyoko Kinpara, Tomiko Kogane, Minoru Goto, Junichi Sato, Mana Shiroshita, Kazuko Tajima, Kazuko Date, Kuko Tohyama, Shinichi Nagasawa, Naoko Nomura, Akira Hoshi, Hiroaki Momose, Kazuko Yamamoto, Yu Yuko, Yumiko Oshima. Artistas egresados de la Universidad de Guanajuato: Alejandro Montes Santamaría, Ana Claudia Nájera Ávila, Antar Trejo Boles, Ariadna Rapozo, Beatriz Galván Saldierna, Carlos Andrés Anguiano Pantoja, Gabriella Nataxa García González, Hugo Alegría, Harlan Estrada Mata, Jesús Azpitarte, Jocelyn Ojeda, José Castañeda, Karen Obregón, Lucía Álvarez, Marisol Guerrero y Paulina Romero. Como artista invitado el compositor Jacobo Cerda con un proyec-
to sonoro y el artista Roger Zi Chim con un proyecto de performance, cuya propuesta conjuga la danza butoh originaria de Japón con acciones de crítica social en México. La curaduría del proyecto está a cargo de Areli Vargas y el diseño museográfico a cargo de la museógrafa de los espacios de Arte de la Dirección de Extensión Cultural Lic. Yearim Aritsve Hernández Rodríguez. Cabe mencionar que este evento es el primero que se hace en Guanajuato donde se busca sumar esfuerzos tanto de instituciones, particulares, artistas, asociaciones y empresas como patrocinadores. Argonauta celebra este tipo de proyectos, cuyo objetivo promueve intercambios y generación de ideas con diversas propuestas artísticas de nuevos creadores, pues enriquece a ambos países y difunde planteamientos actuales acerca del arte. La selección de obras para mostramos en esta sección es una buena muestra de ello.
PORTAFOLIO
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P O R TA F O L I O
JOCELYN OJEDA
HUGO ALEGRÍA
OSHIMA YUMIKO
PAULINA ROMERO
FUJIWARA YOUJIRO
DATE KAZUKO
CAF.N
~埼玉とグアナファトの架橋~ 2006年の日本人アーティスト星 晃氏のグアナファト大学と武蔵野美術 大学の交換留学プログラムによるグ アナファト訪問は、グアナファト大学の 芸術学部に所属していたメキシコ人 アーティストとCAF.N (Contemporary Art Festival Nebula)の仲間とが同じ アート空間で開催する作品展''CAF.N Guanajuato'' の芽吹きであり、メキシコ、 日本両国での開催という‘’対話‘’の実 現である。 第1回は2019年8月12日に初日を 迎え、グアナファト大学ポリバレンテギャ ラリーで開催されるワークショップと講義 を含む作品展である。 今回のプロジェクトの前の段階に おいて、2015年秋のCAF. N Nebla 展 にメキシコ人版画家のベアトリス・ガル バン・サルディエルナが参加し、1年後 の2016年の同展には映像アーティス トのガブリエラ・ナターシャ・ガルシア・エ ルナンデスが参加している。2人はメキ シコにおいて、今回のプロジェクトのコ 26
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ーディネートをアデラ・パルミラ・パラモと 共に進めている。 プロジェクトは国際的な軌跡を持つ 以下の日本人アーティストの参加によっ て構成されている。 ウエノ トモコ,オオニシ フサコ,オクノ ユリ,キシガミ カヨコ,キンパラ キョウコ,͡ コガネ トミコ,ゴトウ ミノル,サトウ ジュン イチ,シロシタ マナ,タジマ カズコ,ダテ カ ズコ,トオヤマ クウコ,ナガサワ シンイチ, ノムラ ナオコ,ホシ アキラ,モモセ ヒロア キ,ヤマモト カズコ,ユウコ ユウ、オオシ マ ユウコ グアナファト大学芸術学部に所属 していた参加アーティスト:Alejandro Montes Santamaría, Ana Claudia Nájera Ávila, Antar Trejo Boles, Ariadna Rapozo, Beatriz Galván Saldierna, Carlos Andrés Anguiano Pantoja, Gabriella Nataxa García González, Hugo Alegría, Harlan Estrada Mata, Jesús Azpitarte, Jocelyn Ojeda, José Castañeda, Karen
Obregón, Lucía Álvarez, Marisol Guerrero y Paulina Romero.招待アー ティストとして、作曲家Jacobo Cerda 、 日本で生まれた舞踏ダンスとメキシコの 社会批判行動を組み合わせたパフォー マンス・アーティストRoger Zi Chim。 今回のプロジェクトのキュレータ ーはAreli Vargas、そして美術館デザ インは文化交流局アートスペースの 美術学者Yearim Aritsve Hernández Rodríguez。また、今回のイベントが機 関、個人、芸術家、協会、企業の協力に よって行われる最初のイベントであるこ とにも言及されるべきである。 このプロジェクトは、メキシコ、日本 両国の芸術関係を豊かにし、その目的 は新たなクリエイター達の多様な芸術的 創造と交流を促進する大いなる航海で ある。そして、ここに紹介する選ばれた 作品の1つ1つがそれを物語っている。 翻訳 津波古 創平
KOGANE TOMIKO
HOSHI AKIRA GOTO MINORU
BEATRIZ GALVÁN
JESÚS AZPITARTE
TOHYAMA KUKO PORTAFOLIO
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P O R TA F O L I O
HARLAN ESTRADA
MOMOSE HIROAKI
SATO JUNICHI
LUCÍA ÁLVAREZ MARTÍNEZ
YAMAMOTO KAZUKO
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GABRIELLA NATAXA
ANA NÁJERA
KISHIGAMI KAYOKO
ANTAR TREJO
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HAIKÚS SELECCIONADOS CONVOCATORIA ARGONAUTA 12
L
a convocatoria realizada para este número nos dio la oportunidad de conocer textos de casi medio centenar de autores en lengua española, no sólo de México, también de España, Cuba, Perú y Argentina. Cada autor envió un máximo de tres textos, de los cuales, tras una cuidadosa selección, decidimos publicar sólo seis en total, por razones de espacio. Agradecemos a todos los participantes por su entusiasmo y confianza.
Nublan la tarde pájaros esdrújulos. Trinan libertad. (Abelardo Ortiz)
tras la ventisca, fragmentos de ciudad en cada charco (Alex Novoa)
Casillas cósmicas los días y sus noches— Nosotros, piezas (Manuel Sauceverde)
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Llega el frío, las mariposas se van, llora mi alma. (Francisco Antonio León Cuervo)
Copa de vino. El rubor aparece en su tez blanca (Víctor Bahena)
Huentitán calmo, escampa en la barranca, tierra mojada. (Juan Carlos Gallegos)
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MI ARTE = DENTRO DE MÍ por: TOMOYO OKUMURA
Conocida por muchos en Irapuato como Michi, Tomoyo Okumura, desarrolla su trabajo artístico desde hace varios años en esta ciudad donde ha realizado dos exposiciones. La más reciente, El impacto de la parte tenebrosa de los humanos, se inauguró en la sala Renart del Centro Regional de Expresión Artística - CREA el pasado 7 de febrero. A continuación un texto de su autoría en dos idiomas.
M
i arte se halla dentro de mi cuerpo, así como lo que traigo o lo que guardo en mi interior.
Yo creo que el arte y la personalidad son una, están conectadas. Desde niña, como a los seis años, mi mamá siempre me decía: “hay que sentirse como se siente la gente” y “no debes demostrarles tu sufrimiento, ni tu dolor, ni debes de llorar en frente de nadie”. Creo que lo entendí de una manera equivocada. Sin embargo, esto fue el origen de mi arte. Intentaba asirme al dolor de los demás para sentirlo e intentaba no mostrarlo. Llegó un momento en que me di cuenta que acumulaba tanto que empezaba a dañar mi cuerpo. Pero también me di cuenta de que al pintar, quitaba de toda la carga y eso me hacía sentir bien. Usaba la pintura para limpiarme de la suciedad. Usé el arte como terapia. He buscado respetar la emoción más que la técnica (funcionamiento racional). Antes de aprender la técnica, ya pintaba. Eso me ha ayudado mucho para que la técnica no destruya mis obras. Aunque a veces lo logra, por lo que desecho esos resultados. Todavía estoy en un proceso donde mi mano asumirá la técnica de manera no racional. Así como se mueven los dedos solitos cuando alguien toca el piano sin pensar. Siempre he respetado mis sentimientos y mi sensibilidad interior, ellos conforman la naturaleza de los humanos. Tiene sentido si lo reflexionamos profundamente. Tras muchos intentos por deconstruir toda la figura que traía mis obras pero no había podido lograr bien. Me sentía mal y frustrada. Después de un año de haberme mudado a Irapuato, pude hacerlo sin dificultades. Con eso entendí que hay que esperar cierto tiempo y no intentar continuamente.
Ser natural es muy importante como ser humano. Pienso que he tardado mucho tiempo para entender esto e ir a otra etapa. Cuando logro algo que me cuesta más trabajo, me siento satisfecha y soy feliz. El arte es muy profundo. Creo que aún no lo he entendido del todo. Tal vez todavía estoy en la entrada. En mis últimas obras apenas empecé a pintar las partes hermosas de los humanos, en busca de devolverles una dignidad que sentía destruida debido a aspectos terribles de la sociedad japonesa, que es demasiado critica de los demás. Siento que todavía no estoy del todo establecida, por eso la pintura también está vibrando. Veo la vibración cuando pinto. Pero estoy segura de que esta se estabilizará, porque tengo la capacidad. Puede tardar muchos años quizás, sin embargo, respeto el flujo de mi naturaleza y estoy tranquila. La exposición en el CREA es muy importante porque la considero una última oportunidad de mostrar sólo las partes tenebrosas de los humanos. Será el cierre de una etapa para mí. En el próximo ciclo combinaré las partes tenebrosas junto a las hermosas que nos componen. El arte de la pintura es el espejo de nuestro interior. Puede llegar de forma más directa a partes de nuestra personalidad que están escondidas por el funcionamiento racional del cerebro. Danza, música, pintura, dibujo, escultura, etc. hacen parte de una misma expresión y se conectan. Se requiere desarrollar sensibilidad para expresarse a través de la técnica. También para apreciar el arte. Ese desarrollo nos ayuda a tener una mejor vida. Porque la vida también es una parte del arte. Creo que podemos vernos a nosotros mismos a través del arte, aunque éste sea creado por los demás. Si se siente algo de una obra, es porque vemos en ella un reflejo de nosotros. El arte nos salva, con él podemos crecer y mejorar nuestra vida misma.
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私の芸術=私の内部 TOMOYO OKUMURA
イラプアトでは、Michi, (Tomoyo Okumura)とし、多くの人に認知され、これまで、個展を2度開催されたこの都市で、何年も前から、芸術作品の 育成に取り組んでいます。一番最近の個展は、2月7日、CREA(芸術的表現のための地域センター)のRenartという会場で、人間の薄暗い部 分の衝撃というコンセプトで開会されました。下記に制作者の文章を2か国語で掲載します。
私の芸術は、私の体の一部で、内部に抑え込める、閉じ込める物であって。 芸術は、その人自体と一体で、連結していると思っています。
芸術を制作するのには、その時を待ち、何も試みないで、本来の人間の 様に、自然である事が重要だとなぁと気が付きました。
6歳の頃から、常に母親に, ¨他人がどんな風に感じるのか感じる様にしな さい。¨ ¨苦痛、痛みを他人には、見せない事、他人の前では、泣かない事¨と教 えられ 間違って理解し、適応させてきてしまった最近思うんですが、それが自分 の芸術の原点になりました。
恐らく、理解して、次の段階へ行くのに、凄く時間が経っていると思うけ ど、大変な事程、達成した時に満足するし、幸せだと感じる。 芸術は、本当に深くて、恐らく、芸術の欠片も、未だ理解出来ていないと 思うけど、入り口までには、来れたと感じます。
他人の苦痛を感じる様、苦痛を見せない様にも努力してきて、ある時にな ると、蓄積されて、外部、体を壊し、その時、絵を描けば、負担や、苦痛が消 え、落ち着ける事に気が付いて、外部の汚れを絵を描く事で掃除していて、 知らない間にアートテラピーとして描く様になっていました。 だけど、それがあったが為に、技術(脳の機能)より、感情を尊重し描く事 が出来る様になったと思います。 技術を学ぶ前に既に描いていた、それが、技術が作品を壊さない様にす る助けになっています。 例えば、ピアノを弾く時に考えずに勝手に指が動く様に、脳で技術を動 かすのではなく、手に技術を完全に覚える様にさせる過程なので、たまに未 だ、作品を壊し、作品を捨てるという事をしています。 数年前から、自分内部の変化で、人間の暗い汚い部分だけではなく、良 い部分も描いていきたいと思えてきましたが、変化が足りなかったが為に、 上手くいきませんでしたが、変化するのに相応しい瞬間を待たないといけな いという事も過去の経験から、理解していたので、待つ事にしました。 19歳の時、自分がこれまで制作してきた物が全て芸術ではなく、ゴミだっ た事に気が付き、 変える様、内部を表現する様、努力し、少しは、変化し始 めましたが、十分では、なかったので、26歳でまた、同じ壁が来て、その時、 破壊しないといけないと感じ、だけど、その理由は、その時は理解できませ んでしたが、 感性は、人間の自然な要素で、芸術にとって、一番大事で、追及すれば、 常に最終的には、何らかの意味があるので、感じた事に重点をおき、尊重す る様にしてきました。 なので、その時は、自分の作品が持っている形を破壊し様としましたが、 上手くいかず、1年経ち、イラプアトに引っ越した後、試みずに、自然に出来る 様になりました。
最近になり、これまで、他人を過剰に批判する腐るほど嫌な部分を持った 日本の社会の汚さを受け入れる事を承認して自分でも壊してきた自尊心っ てのを、取り戻す様、努力し始めてから、やっと、人間のキレイな箇所を描け る様になってき始めました。 だけど、未だ、取り戻している過程なので、自分でも絵を見ていて、その 変動が分かるくらいですが。 まぁ、長い間その様に生きてきたので、取り戻すには、時間がかかると は、思うし、自然の流れを尊重しているので、焦りもなく、いつか安定出来る と感じるので、落ち着いて取り組める状態です。 なので、今回のCREA での個展は、人間の暗い部分のみを展示する最 後の個展となり、これからは、本来の人間の様に、暗い部分とキレイな部分 を混合させていくので、この段階を閉める最後になり、自分にとって大事な個 展になります。 絵、芸術は、私たちの鏡で、私達自身は、脳を使って色々、自分達の一 部を隠したりしていると思うけど、恐らく、芸術は、私達自身より、直接的な物 だと思います。 舞踏、音楽、絵、デッサン、彫刻等は、全て連結していて、技術の様に、 感性を育成させる必要があります。芸術を鑑賞する為にも必要な要素であっ て、人生は、芸術の一部なので、育成する事によって、人生も改善していけ ると思います。 なので、芸術を介し、自分達を見る事が出来ると思っています。 自分で制作した芸術でなくても、他人の芸術を鑑賞した時に何か感じれ ば、それが自分であって、アートテラピーを使う事によって、救われるしその 時を楽しみ、その段階が終われば、芸術を成長させ、改善していくと同時に 自分自身も成長と改善がしていけると私は、思います。 なので、芸術というのは、この社会にとって、本当に重要だなぁと感じます。
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MILENA FARGAS por: DAVID PRUNEDA
Bartleby no es una metáfora del escritor, ni el símbolo de nada. Se trata de un texto de una violenta comicidad, y lo cómico siempre es literal. GILLES DELEUZE
—Milena ya no quiere escribir —dijo el enano detrás del escritorio. Entre las manos sostenía un pastillero semitransparente de plástico, en cuyo interior se vislumbraban pequeños discos de color pastel no más grandes que una moneda de un peso. Los dedos, chatos y nerviosos, manipulaban el objeto con la maestría que aportan los movimientos mecánicos del cuerpo, aquéllos que se originan en la memoria de los músculos y de las articulaciones. —¿Nada? —preguntó el crítico sentado frente a él. No había sorpresa en su voz, sino la pesadez de quien le gustaría estar en otro lugar. —Ni una chingada —el enano, cuyo nombre era Federico Artigas, abrió la cajita y extrajo un disco verde pálido. No echó la cabeza hacia atrás, ni lanzó la píldora en el aire para atraparla con la lengua, sino que se metió la pastilla a la boca apenas abriendo los labios y como besando sus dedos índice y cordial. Masticó: el sonido de una marcha sorda y diminuta. —Está peor que hace un mes entonces —el crítico, de nombre Julio Zafra, cruzó la pierna izquierda y el asiento produjo el rechinido grave de la piel. A pesar de que eran inusualmente bajos, los dos sillones frente al escritorio eran quizás los muebles más cómodos en los que se había apoltronado. Zafra dejó que
su cadera se escurriera hasta llegar al borde del asiento, de modo que su nuca entrecana pudiera descansar en el respaldo de la silla. —¿Te enteraste? —preguntó el enano. —Salió en las noticias. —La semana pasada todavía hacía minificciones, pero ahora ya ni eso —la lengua de Artigas había adquirido una coloración lechosa. Entre sus dientes, los restos de la pastilla eran pulverizados tras cada palabra. —¿Le hicieron algo? —preguntó el crítico y después apuró las últimas gotas del mezcal que la secretaria le había servido al inicio de la entrevista, sólo cinco minutos antes. Artigas giró un cuarto de vuelta en su silla ejecutiva, apoyó los piecitos en un tarugo de madera, pintado y veteado igual que el escritorio, y descendió al piso de duela. Las cabezas de los dos hombres quedaron a la misma altura. Artigas caminó hacia una mesita bar, tomó una botella sin etiqueta y rellenó el caballito de su invitado, poniendo cuidado especial en no derramar ni una molécula. Ambos guardaron silencio mientras el líquido pasaba de un recipiente a otro. Zafra escuchó la respiración de Artigas, jadeante y afilada, al tiempo que éste sacaba ligeramente la punta de su lengua en un gesto de concentración absoluta.
El empresario regresó la botella a su lugar y sólo cuando estuvo encumbrado en su silla respondió la pregunta: —Vinieron los técnicos a echarle un ojo. No le hallaron —otra vez cogió el pastillero—. Según que no tiene nada, que todo bien. —¡Cómo que todo bien, cabrones, si no ha escrito ni un solo caracter en cinco días! —manoteó y por un momento la cajita de plástico se convirtió en una sonaja— Cada segundo que pasa sin escribir representa millones de lectores que perdemos. La gente no mira dos veces, Julio. Si no tienen nada nuevo en sus redes pronto, nos borrarán de sus listas. En veinticuatro horas más todo se habrá ido a la mierda. Artigas se aflojó el nudo de la corbata. Extrajo un pañuelo del bolsillo de su saco arrugado, que parecía provenir del clóset de un muñeco de ventrílocuo, y enjugó el sudor adherido a las patillas de una cabeza demasiado grande para su cuerpo. Tomó ahora una gragea color de rosa, repitió el ademán de besarse los dedos y dijo: —Tú la conoces mejor que nadie. Y no estoy hablando de esas chingaderas formales que cualquier escuincle te las maneja, sino de lo profundo, de lo que importa. La poética, ¿no? ¿Es eso lo que quiero decir? En ese momento, el crítico tenía el caballito empinado en los labios y su último
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trago se coordinó con un arqueamiento de cejas. Artigas entendió el mensaje, abandonando su incursión en temas desconocidos. Continuó: —Bueno, ya sabes a lo que me refiero. Ahora, si me dices qué le pasa y lo arreglas, te estaré… la Editorial te estará muy agradecida. El empresario bajó de su trono para servir el tercer mezcal de la mañana. Lo hizo diligentemente y en silencio, otra vez sin desperdiciar una sola gota. En esta ocasión, Zafra no sólo escuchó el resuello sibilante del enano, sino que también pudo oler su aliento dulzón y alcalino. —Hace mucho que no leo nada suyo, Federico. Artigas se detuvo en su tránsito a la mesita bar. Con la botella todavía en las manos, su perfil guardaba una estrecha relación con el muñequito de la rosca de reyes. —Ya sé. Lo entiendo perfectamente. Creo que yo hubiera hecho lo mismo — sus ojos cayeron al tapete que cubría el área central de la oficina. —Cálmate, no pasa nada. Ni que hubiera intentado matarme, ¿verdad? — dijo Zafra— Ah no, espérate, si eso fue justo lo que quiso hacer. Con la mirada clavada en el piso, Artigas hizo un esfuerzo por tragar saliva. El empresario sudaba copiosamente, como un Niño Dios derritiéndose. El crítico dilató el momento tanto como le fue posible y luego dijo: —Relájate, Federico, estoy jodiéndote; por mí no hay problema. Nada más que, eso sí, otra vez te va a costar un pastón. Más o menos como el que te saqué para quitar la demanda, ¿cómo ves? —de un sorbo bebió el caballito entero. —Sale pues, tráete la botella y bajemos a verla. Excepto porque debía mantenerse a varios grados por debajo de la temperatura
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ambiente, la oficina de Milena Fargas era como cualquier otra en las instalaciones de la Editorial: dos por dos, piso de linóleo, paredes color beige, luces frías de neón, ventana de media pared, persianas verticales, escritorio de aluminio. Al entrar, sin embargo, el crítico advirtió otra diferencia: un juego de cobijas y una almohada sobre una colchoneta enrollada descansaban al fondo de la habitación. El documento en el que trabajaba Milena Fargas estaba en blanco. Zafra echó un vistazo a los cinco focos azules en la base del monitor para comprobar que no se había trabado ni que estaba hibernando. Un zumbido grave, parecido a un ronroneo, le indicó que los componentes corrían a buena velocidad y en plenas funciones. Artigas y el crítico se sentaron en las dos únicas sillas del cuarto: el primero, en la esquina al lado derecho de la puerta; el segundo, frente al escritorio. Zafra dejó su caballito y la botella de mezcal junto al teclado de la máquina y se cruzó de brazos para controlar un ligero estremecimiento consecuencia de la baja temperatura. El cursor negro de Milena Fargas titilaba en aquel cielo blanco y terrible que era su pantalla. —Así está desde hace cinco días —dijo el empresario. Una nueva pastilla distorsionó sus palabras, aunque no fue capaz de ocultar la voz trémula de quien espera una solución a sus problemas. —¿Qué fue lo último que escribió? — preguntó el crítico. —A ver, te lo mando —al cabo de un par de segundos, Artigas confirmó el envío—: ya está. Plegado por completo, vibrando con insistencia y emitiendo un brillo rítmico de color rojo, el celular del crítico no parecía un teléfono, sino un corazón latiendo en la palma de su mano. Desdobló la membrana y abrió el mensaje: “Preferiría hacer algo más”.
Zafra se quitó los lentes, los limpió con la esquina de la camisa y cuando se los puso de nuevo, notó que estaban más sucios que antes. —Estás jodido —le dijo al empresario mientras se servía otro caballito de mezcal. —¿Cómo? No me chingues. Algo podrá hacerse, ¿no? —Artigas se puso de pie de un brinco y sus zapatitos de juguete repiquetearon en el piso helado. —Otros ya se han enfrentado al mismo problema antes. No tiene solución —dijo Zafra al tiempo que cerraba la botella con un corcho. —¿Entonces qué? —el enano se adelantó hasta ponerse al lado del crítico. Ambos observaban la pantalla de Milena Fargas como si fuera un abismo sin fondo. —Entonces nada, lo dejas así y ya — Zafra tomó su mezcal y comenzó a darle sorbos muy breves, chiquitéandolo—. O puedes desconectarla, que en realidad sería lo más piadoso y seguro para todos. —¿Me estás diciendo que la asesi…? ¡Por supuesto que no! Nadie me la toca. ¿Me oyes? —Artigas sacudió el hombro del crítico, cuyo mezcal le salpicó la nariz y la barbilla. —¡Carajo, Federico! —Zafra exhaló fastidiado mientras ponía el caballito de vuelta en el escritorio y se limpiaba la cara con la manga del saco. Como un niño regañado, Artigas soltó al crítico de inmediato y dijo: —Perdón, perdón, no fue mi intención. Como puedes ver, esto me tiene muy mal —el empresario hizo el ademán de coger su pañuelo para secar al crítico, pero éste lo negó con la mirada—. ¿Seguro que no podemos hacer nada? ¿No será un caprichito nada más? Acuérdate que siempre ha sido así de difícil e impredecible, por eso escribe tan bien… —Artigas calló por unos momentos, y luego—: ¿Habrá sido por una mala crítica? Tú sabes mejor que nadie cómo se pone con eso.
—¿Le ha ido mal últimamente? —preguntó Zafra. —No sé. La verdad prefiero no leer lo que escriben sobre ella, siempre pienso que son puras pendejadas (sin ofender). Aunque sí tengo gente que se encarga de revisar las críticas. Deben avisarme cuando encuentren una muy grave, pero desde la tuya nadie me ha vuelto a decir nada. —No creo que sea eso. Esto es otra cosa —concluyó el crítico. Un sonido de lija acompañó el recorrido de la mano derecha de Zafra por su rostro. Se detuvo en la cicatriz que bajaba verticalmente desde su pómulo izquierdo hasta la línea de la mandíbula. Repasó un par de veces aquel pálido surco que hendía su barba incipiente. Presionó un botón en el teclado de la máquina y ordenó: —Milena, dime por qué no quieres escribir. La respuesta esperada apareció en el centro del monitor: —“Preferiría hacer algo más”. Al instante, una cascada de ventanas se abrió en la pantalla. —¡Ya está! ¿Qué le hiciste? —Artigas saltó en su lugar cual infante en presencia de un truco de magia. —Nada —Zafra observó por unos segundos las ventanas que se apilaban ante sus ojos—. Estos textos ni son nuevos, ni son suyos. —¿Entonces de quién son? —la euforia del empresario ahora completamente sofocada. —Son míos —dijo el crítico con un dejo de resignación. “Aún le cuesta levantar mundos que desborden la pantalla y a sus personajes les falta humedad; sin embargo, Fargas es una auténtica promesa”. ***
“Hoy, Fargas es la reina de las letras mexicanas. Sus publicaciones en línea son latigazos suculentos que lastiman y excitan al mismo tiempo”. *** “Sólo hay una palabra para describir el texto más reciente de Fargas: MIERDA”. Más ventanas siguieron apareciendo en la pantalla, mientras Artigas sonajeaba el pastillero sin estar del todo consciente de su furor. De pronto, la máquina se detuvo, frenando en seco también al empresario. Las ventanas permanecieron por algunos segundos a la vista del crítico y del enano hasta que todas se cerraron al unísono, convirtiendo el monitor en otro fragmento de desierto blanco. —¿Y ahora? ¿Por qué se paró? —la pregunta del enano iba matizada por una desesperación contenida. —No tengo idea —respondió Zafra. Los dos hombres, expectantes, observaron en silencio a Milena Fargas. —Bueno bueno, por lo menos ya está dando señales de vida. Ayer pasé toda la noche con ella y nomás no quiso hacer nada —dijo Artigas con la seguridad quebradiza de quien intenta convencerse a sí mismo. El crítico echó un rápido vistazo al fondo de la oficina, donde se encontraban la colchoneta y las cobijas, cuyas dimensiones, Zafra notó en ese momento, eran infantiles. —¿De dónde sacó mis reseñas? —preguntó el crítico. —Ve tú a saber… —respondió el empresario.
—Creía que le habían restringido el acceso después de que contactó a ese psicópata —mecánicamente, el crítico delineó la cicatriz que rayaba su rostro. —Así fue. —¿Entonces? —inquirió Zafra, dándose la vuelta en la silla para confrontar al empresario y deteniendo su oscilación de una pared a otra. —Tuve que dárselo, Julio. La pobrecita se veía tan aburrida… Además, tú entenderás, sus textos bajaron muchísimo de calidad y perdimos a cientos de seguidores cuando ella no podía entrar a internet. Pero no te preocupes, está controlada. —No pues sí. Se nota que la tienes bien controladita —Zafra se puso de pie—. Yo me largo, esta máquina va a lastimar a alguien. —Espérate, Julio, por favor. Mira, puedo hacer que me obedezca —Artigas presionó el botón en el teclado y dijo con voz de mando—: Milena, salte de internet ahora mismo. Zafra miró la pantalla con el aburrimiento de quien conoce el futuro. —“Preferiría hacer algo más”. Milena Fargas abrió un documento en donde, letra por letra, escribió un soneto. —¿Y esto?, ¿es suyo? —el enano preguntó mirando al crítico con los ojos de un cachorro. Contrariado, Zafra respondió:
—Federico, no me agarres de pendejo.
—Sí, esto es nuevo —leyó el poema sentándose lenta y delicadamente ante la máquina, como si no quisiera asustarla o desconcentrarla.
—Pues de dónde más las va a sacar, Julio: de internet —Artigas, nervioso, comenzó a dar vueltas por la habitación. Tomó su pañuelo y secó el sudor que le perlaba la nuca.
—¡Gracias a Dios! —Artigas acarició con ternura el teclado y la pantalla de Milena Fargas—. Sabía que no podías fallarme, chiquita.
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Con la barbilla apoyada en la mano, el crítico dijo: —Algo está mal, Milena ya no debería de poder escribir. —¿De qué hablas, Julio? Si esto es lo que yo… lo que la Editorial necesita, que Milena siga escribiendo. —Pero dejar de escribir, Federico, siempre ha sido un camino de un solo sentido. Nadie puede regresar. Nadie debe hacerlo. —Pues ya ves, ella es diferente —dijo Artigas con cierto orgullo en su tono. Cogió la silla cercana a la puerta de la oficina, la arrastró hasta colocarla junto a Zafra y se sentó frente al monitor—. Perfecto, ahora a trabajar, que hay que recuperar el tiempo perdido —el enano presionó el botón—: Milena, escribe un cuento. El poema se cerró de golpe. —“Preferiría hacer algo más”. En la pantalla de Milena Fargas se abrió un video en el que un hombre era violentamente asesinado por otro, enterrándole un cuchillo en la mejilla y luego en el cuello. Tanto el crítico como el empresario quedaron atónitos y asqueados, pero fueron incapaces de retirar la mirada. Transcurridos un par de dolorosos minutos, el video terminó, dando paso otra vez al monitor vacío. —Ahora sí que ya estuvo bueno —Zafra se puso de pie y caminó detrás del escritorio. —¿Cómo que ya estuvo bueno? —el nerviosismo regresó a la voz de Artigas,
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al igual que el pastillero a sus manos— Julio, ¿qué vas a hacer? —el empresario brincó de su silla al suelo.
na. Con dedos temblorosos, Artigas presionó el botón en el teclado y, muy cuidadosamente, solicitó:
—¿Qué crees? —dijo el crítico.
—Milena, escribe un verso, por favor.
—Ah no, que ni se te ocurra. ¿Me oyes?
—“Preferiría hacer algo más”.
Antes de que Artigas pudiera reaccionar, Zafra tiró del cable que conectaba la máquina a la corriente eléctrica. Milena Fargas se apagó en el acto. —¿Pero qué hiciste? —el empresario, incrédulo y paralizado, dejó caer el pastillero, regando las píldoras por todo el piso del cuarto. En automático, el agua inundó sus ojos. Mientras el enano sollozaba desconsolado frente a la negrura de la pantalla muerta, el crítico advirtió que del cable desconectado brotaba un líquido tibio, vital. Zafra observó sus manos embijadas. Después, escuchó un ruido inconfundible que no parecía venir de las bocinas, sino del interior de la máquina: una respiración profunda y poderosa. —¿Oyes eso, Federico? El monitor se encendió nuevamente. —¡Mira, Julio! ¡Está viva! —dijo el empresario con lágrimas escurriendo por sus mejillas. —Ay no, esto ya es ridículo —Zafra se limpió el espeso humor que salía de la máquina frotándose las manos en sus pantalones. El eco que se desprendía de las paredes multiplicó la respiración de Milena Fargas, colmando el aire frío de la ofici-
La pantalla desplegó cualquier cosa, excepto un verso. —Bueno bueno, no está tan mal —Artigas reconfortó a Milena Fargas y, sobre todo, a sí mismo. —Pero sigue sin escribir —dijo Zafra mientras caminaba hasta colocarse junto al empresario. —Ya hizo un poema hace ratito ¿no? Es cuestión de paciencia, sólo hay que apretar el botón y esperar. Y confiar — Artigas hizo una pausa y se sentó de nuevo en su silla—. Para ser sincero, esto no es exactamente lo que tenía en mente, Julio, pero es mejor que nada. Mañana mismo estará tu depósito. El crítico tomó la botella del escritorio, rellenó su caballito y, casi en un susurro, dijo: —De hecho, preferiría que no lo hicieras. Embelesado con la pantalla y demasiado ocupado mimando a Milena Fargas, el empresario no escuchó esa última frase. Zafra dio un sorbo generoso a su mezcal. Después, como quien se aleja de una mala broma, caminó a la salida, triturando cada gragea de color pastel que encontró a su paso.
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BIBLIOTECA DEL ARGONAUTA Ustedes van a sus templos a pedir y a esperar mientras que en el Shintoismo nosotros vamos a ofrecer. Carlos Kasuga El afecto japonés no se pronuncia en palabras, apenas aparece incluso en el tono de voz; se muestra principalmente en actos de exquisita cortesía y amabilidad. Lafcadio Hearn
EL MAESTRO DE GO YASUNARI KAWABATA
Cuentan que el antiguo emperador chino, Shun, que gobernó entre los años 2255 y 2206 a. C., se dio tiempo para inventar un juego de mesa que ha llegado hasta nuestros días, el Wéiqí, que se extendió con agilidad y rapidez por todas las naciones del Lejano Oriente, incluyendo las actuales Coreas y Japón, donde se le llamó, respectivamente, baduk y Go. Sobre el tablero cuadriculado del Go, compuesto por 19 líneas horizontales, 19 verticales y hasta 361 vértices de intersección, hombres con inteligencias prodigiosas han librado innumerables batallas. Hay múltiples relatos al respecto, que aúnan realidad y ficción. Yasunari Kawabata, escritor japonés, cuenta la historia de Shusai Honnimbō, un experimentado jugador de Go que un día se enfrasca en un duelo legendario contra su inevitable sucesor, el veinteañero Otake. El mentor y el discípulo se sientan ceremoniosamente ante el tablero, mirándose cara a cara, y comienzan a colocar sus piedras, las blancas y las negras, con destreza. La sesión se prolonga más de lo esperado, mucho más: los dos jugadores se retiran únicamente a realizar sus apremiantes necesidades fisiológicas (comer, beber, dormir, arrojar sus excreciones) y, tan pronto como las hallan satisfecho, vuelven a sus sitios correspondientes y reanudan la contienda. Debido a esta dinámica de constantes ataques y de suspensiones eventuales, el juego abarca un período de seis largos meses, hasta que la joven promesa Otake realiza un movimiento imprevisto que destrona, de una buena vez y para siempre, al viejo y cansino maestro de Go. Aunque parezca increíble, por la inusual duración de la partida y por otros elementos figurativos que le dan la impresión de ser una tradicional estampa japonesa, la línea argumental que protagonizan Shusai Honnimbō y Otake es verdadera. Además de novelista, Kawabata era cronista deportivo y por eso, en el año de 1933, uno de los diarios más prestigiosos del país de los nipones le confió la cobertura de ese importante evento. Los nombres reales de los personajes eran Hoju Tamura (Shusai Honnimbō) y Go Seigen (Otake). El maestro de Go, título de esta bella obra literaria, es una metáfora de la invasión cultural de Occidente en Oriente, pero también es un reconocimiento al alto grado de dificultad que se halla implícito en ese juego ancestral que, durante varios milenios, ha quebrado cabezas y ha roto espaldas por doquier. Francisco Gallardo
GUÍA ILUSTRADA DE MONSTRUOS Y FANTASMAS DE JAPÓN SEKIEN TORIYAMA
Cuando entro en una librería trato de llevar siempre en la cabeza una idea clara de lo que estoy buscando. Y sin embargo, gracias a la serendipia que sustenta nuestro sistema de consumo, muchas veces salgo con algún ejemplar inesperado bajo el brazo. En esta ocasión la culpable fue la editorial Quaterni, de Madrid, que distribuye a través de Alphaomega e imprime en México algunos de sus libros pertenecientes al catálogo de literatura oriental. Se trata de un monstruario fantasmagórico de Japón, que reúne grabados de Sekien Toriyama. Para entrar en contexto y valorar este libro, es mejor referirse a la técnica ukiyo-e, que se traduce literalmente como “estampas del mundo flotante”, reflejo del arte japonés urbano que se desarrolla a partir de la fundación de Edo, más conocida hoy como Tokio, la capital política y económica del Japón reunificado. En pocas décadas de paz y prosperidad, la ciudad atrae a comerciantes, funcionarios, artistas y artesanos que crearán una cultura propia, denominada el mundo flotante, por su énfasis en la elegancia y la diversión popular. Las estampas, con paisajes, temas de la vida popular, actores de teatro, luchadores de sumo, se producían debido a su gran demanda, en grandes cantidades gracias a la xilografía o grabado en madera. La técnica, en un inicio monocromática, tinta china sobre papel, se iría depurando hasta llegar a los impresos policromados. Sekien Toriyama es uno de los principales exponentes del ukiyo-e, concentró su interés en los demonios y fantasmas a quienes dedicó ya sexagenario sus mejores trabajos. La edición recopila cuatro libros: El desfile nocturno de los cien demonios (1776), Cien demonios ilustrados del presente y el pasado (1779), Suplemento de los cien demonios del presente y el pasado (1780), y La bolsa de los cien utensilios aparecidos al azar (1784). Se discute si Toriyama fue sólo el maestro o también el padre de Utamaro, quien junto con Hokusai, otro de los grandes grabadistas japoneses, influyeron en las técnicas pictóricas de occidente durante el siglo XIX. Las más de 450 páginas no tienen desperdicio, cada lámina está explicada y relacionada con cultura o literatura nipona. Jaime Panqueva
UN SAMURÁI VE EL AMANECER EN ACAPULCO ÁLVARO ENRIGUE
Álvaro Enrigue (Guadalajara, 1969), nos ofrece un cuento con alcances mayores a los textos de este género, acompañado con ilustraciones de Sonia Pulido (Barcelona, 1973), que complementan una bella edición. La anécdota remite a algunos temas de la ya larga historia de la relación entre nuestro país y Japón. Hay aspectos históricos, sociales, psicológicos, culturales y hasta geopolíticos, entramados, además, por medio del accionar del protagonista, que nos da retazos del estricto código de conducta y de vida de los samuráis. Lo que se cuenta transcurre en la Nueva España, en el siglo XVII, cuando ya hay una historia de varios años de intercambio de mercancías, que van en un sentido y en otro, entre Japón, la Nueva España y España. Un grupo armado, formado por mulatos, chinos y filipinos, y comandado por un samurái que lleva tiempo viviendo en la Nueva España, se encarga de proteger de los asaltantes un cargamento que llevarán del puerto de Veracruz a Acapulco. Para relatarnos estos sucesos el autor usa tres tipos de narrador: uno, el protagonista, mantiene un diálogo interno sobre los conceptos que un samurái debe tener sobre la muerte; el segundo, que no participa en la historia pero que la relata; y un tercero, que es también el protagonista, escribe una carta a su hijo que se quedó en Japón y por ella conocemos aspectos de su vida y los motivos que lo trajeron a la Nueva España. El desarrollo de la historia es lineal, y si el lector es curioso y le gusta investigar, se enterará de que hubo samuráis cristianos en Japón, sabrá de una misión diplomática japonesa a México en 1613, y apreciará los comentarios sobre las costumbres y el modo de vivir en aquella época. El autor desarrolla los diálogos entre los personajes en el mismo párrafo y esto puede sorprender un poco. Al terminar, el lector quedará satisfecho y estará de acuerdo en que, si lo bueno es breve, es dos veces bueno. Alfonso Padilla
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あるごなうた
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