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MIGRACIÓN ¿OPCIÓN O NECESIDAD? / Elisabeth Maigler
MIGRACIÓN, ¿OPCIÓN O NECESIDAD?
ELISABETH MAIGLER
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COLUMNISTA INVITADA
Directora de Proyectos para Centroamérica de la Fundación Friedrich Naumann
LinkedIn: Elisabeth Maigler Kluesserath En 2021 más de 1 millón de centroamericanos abandonaron sus países en busca de un mejor futuro. Si se considera que en Centroamérica el 70% de la fuerza laboral tiene su empleo en el sector informal y que durante la pandemia se perdieron demasiadas fuentes formales de trabajo (en El Salvador 70,000, en Guatemala 400,000 y en Honduras 800,000), se entiende por qué migran en busca de mejor calidad de vida.
La política del presidente estadounidense Joe Biden no ofrece respuestas efectivas para solventar los retos que implica la migración. Por lo que es preciso identificar otros caminos para resolver los problemas que orillan a tantas personas a migrar hacia Estados Unidos, aun en tiempos de pandemia.
Por otro lado, las instituciones de la región, afectadas por la corrupción y el dominio de los cárteles de la droga, no están en posibilidad de garantizar ni las condiciones marco idóneas para el desarrollo económico, ni el ámbito adecuado para la correcta aplicación de fondos en la cooperación al desarrollo que los países de origen reciben del extranjero.
Además, en las economías centroamericanas existe una predominancia de grandes empresas sin una clase media sólida, donde los micro y pequeños emprendedores, suelen ser orillados a la informalidad, pues la formalidad se caracteriza por numerosas barreras, como las regulaciones complejas que, sin el pago de sobornos, imposibilitan el registro de un emprendimiento. Quizá ello explique por qué algunas élites tampoco tienen interés en disminuir la burocracia. Al final, todo ello se traduce en que la creación de fuentes de empleo sea uno de los más grandes retos para Guatemala, Honduras y El Salvador.
La contracción de las economías a raíz de la pandemia y el aumento de la pobreza, agravan la situación. La presión económica es alta, y la situación en materia de seguridad, precaria. El crimen organizado y los cárteles de la droga continúan siendo grandes amenazas de las que muchos intentan huir.
Sin olvidar las brechas en la calidad educativa y la digital, que deben considerarse como una complejidad social y económica que limita la igualdad de oportunidades para quienes buscan integrarse al mercado laboral.
Las remesas y las necesarias reformas políticas pueden contribuir al desarrollo necesario para que en el futuro la migración sea una opción y no una necesidad. Lo cierto es que, por ahora, ni la construcción de un muro ni los controles fronterizos más estrictos, ni la militarización de las fronteras, frenarán a quienes tienen deseos de vivir mejor, pues la migración, más que una opción, es vista como una necesidad.
EL FUTURO NARANJA
“Las industrias creativas son fundamentales para la agenda de desarrollo sostenible; estimulan la innovación y la diversificación de la economía, son un factor importante en el floreciente sector de servicios, apoyan el espíritu empresarial y contribuyen a la diversidad cultural,” ha dicho Isabelle Durant, secretaria general adjunta de la Conferencia de Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (UNCTAD). Por ello, la ONU declaró el 2021 como Año Internacional de la Economía Creativa para el Desarrollo Sostenible.
Estas industrias han jugado un papel importante en la mediación de la transformación digital que está ocurriendo a nivel mundial, y más desde que la pandemia aceleró este proceso.
Este sector-industria cuenta con el potencial de creación de empleo y negocio para este nuevo siglo, tanto, que se prevé un incremento considerable del número de personas y empresas que van a trabajar en este sector en los próximos años. Sólo en República Dominicana, de acuerdo con el primer informe de resultados de la Cuenta Satélite de Cultura (CSC) del Banco Central, para el 2010 ya existían más de 2,000 empresas vinculadas a la economía creativa en el país.
En un mundo como el actual (globalizado, de actores empoderados, hiperconectado, con mayor educación, fuerte competencia y gran variedad de opciones a disposición de los usuarios), tanto la sociedad como las empresas demandan cultura y creatividad porque han comprendido que les ayuda a desarrollarse y diferenciarse.
Se ha generado un creciente reconocimiento sobre la importancia de las industrias creativas que junto a las de contenidos digitales serán catalizadores del crecimiento económico de las regiones o países.
En República Dominicana se han lanzado iniciativas para apoyar la industria creativa local.
El Ministerio de Industria, Comercio y Mipymes (MICM), realiza mesas de trabajo con diferentes actores para impulsar y exportar el talento local. Desde el sector privado, el Banco Popular Dominicano impulsa ‘Dominicana es Creativa’, una multiplataforma que presenta actualidad, retos y oportunidades a nivel local.
Mientras que la Asociación Dominicana de Empresas de Comunicación Comercial (ADECC) incentiva la conversación a través de foros, de la primera edición de los Premios a la Creatividad La Vara y de la campaña “La publicidad mueve a todos”, donde evidencian el rol vital que juega la comunicación comercial en la economía de las marcas, empresas y del país. Cuidar la industria creativa dominicana es un buen negocio para el país, para el Estado, el empresariado y para todo dominicano.
EDUARDO VALCÁRCEL B.
PUNTO Y SEGUIDO
Managing Partner de Newlink Group
LinkedIn: Eduardo Valcarcel B.
EL MIEDO A EMPRENDER O LOS PUENTES DE MADISON
NORBERT MONFORT
AMBIENT MANAGEMENT
CEO de Monfort Ambient Management y profesor del ESADE
@MonfortNorbert Construimos demasiados muros y no suficientes puentes, nos decía el gran matemático Isaac Newton. Si bien las cosas no son como las matemáticas predicen, o casi nunca, es cierto que siempre sumar aporta más que restar. ¿Será que algunas personas no hemos estudiado suficientes matemáticas? De lo contrario, no entiendo el motivo por el que nos cuesta tanto generar sinergias en nuestras organizaciones. No me refiero tan solo a los directivos o gerentes, también a los trabajadores de base. ¿Qué nos hace pensar que individualmente vamos a lograr más, que trabajando inclusivamente, apoyándonos en la diversidad? La primera opción a este cuestionamiento, es la ignorancia, y la segunda: la soberbia. No sé con cuál quedarme.
En 1995, Clint Eastwood dirigió e interpretó Los Puentes de Madison de modo maravilloso; una adaptación cinematográfica de la novela homónima, de Robert James Waller. Una historia de amor entre Francesca, interpretada por Meryl Streep —como siempre de modo impresionante (se le nominó al Oscar por la mejor interpretación femenina)— y Robert Kincaid (Clint Eastwood), fotógrafo de National Geographic.
Por deformación profesional analicé la película para derivar algunos temas organizacionales. De ahí, surgió el siguiente cuestionamiento: ¿Cuántas personas viven diariamente en la empresa la disyuntiva de quedarse en ella sin vibrar, sin ilusiones, sin proyección, tan solo por el miedo a emprender un nuevo proyecto en el que saben que pueden volver a ser la persona que soñaron cuando se incorporaron al mundo laboral? La zona de confort es muy amplia. Nuestros vínculos personales son muy fuertes y nuestras ‘obligaciones’ nos paralizan. La pregunta es: ¿Somos como Francesca que quiere locamente bajarse del coche en el semáforo y correr bajo la lluvia para ir hacia Robert? ¡Sí, seguro que sí! Pero actuamos como ella, nos quedamos sentados ‘llorando’ y viendo cómo pasa nuestro tren.
Las organizaciones ¿no se dan cuenta de que los ojos de sus trabajadores no brillan de emoción, no se dan cuenta de que sus trabajadores están desperdiciando lo mejor de su vida diciendo ‘sí’ a lo que no creen, y todo por no tener tensiones que les incomoden en la vida rutinaria de la empresa?
Por supuesto que la vida no es sencilla, y la valentía es considerada como irresponsabilidad, en ocasiones. Tal vez deberíamos aprender un poco de los millennials, a los que tanto criticamos cuando no se quieren quedar en un lugar en el que no disfrutan y en un proyecto que no les llena. No los justifico, creo que la impaciencia no es buena consejera. Pero sí que envidio su querer disfrutar en el trabajo. Al final, no está demás reflexionar y decidir si quieres saltar del coche…