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Walking México: pasión por compartir México por: Santiago Oria Probert / Walking Mexico fotos: Walking México
La definición de lujo al viajar cambia entre personas: el concepto, que para muchos está representado por hoteles de cinco estrellas, tratamientos corporales o gastronomía exótica, para otros está representado en el privilegio de asistir a lugares descomunales, olimpos disimulados cuya mera presencia es asunto de pocos, una suerte de romance entre viajero y destino. Esa es la propuesta de Walking Mexico.
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¿Me podría decir por favor qué camino tomar de aquí? “Eso depende mucho de dónde quieras llegar”— dijo el gato “No me importa mucho dónde”— dijo Alicia “Entonces no importa qué camino tomes”— dijo el gato Alicia en el País de las Maravillas, Lewis Carroll
El placer de viajar es innegable, es un gusto que compartimos como humanidad. Pero hay que saber cómo. Las decisiones que tomamos, desde la elección de cada destino hasta la más breve de las actividades, definen la calidad de nuestras incursiones por el mundo y renuevan nuestro interés por conocer, experimentar y vivir más. Saber viajar, además, no involucra por necesidad holgura de tiempos, grandes sacrificios económicos o el compromiso de transitar grandes distancias (aunque estas ayudas siempre son bienvenidas), sino que pasa más por el estado de atención y relajación que es tan propio del viajero y que es tan fácil de encontrar en México. Así, viajar por México es un romance con nuestro país, es encontrar inspiración y conocimiento a partir de la aventura que significa adentrarse en los parajes más recónditos o disfrutar de las callejuelas más concurridas. El requisito fundamental, quizá el único inevitable, es querer enamorarse de México, dejarse cautivar por sus lugares y hacer. Hacer al aire libre, con el horizonte como frontera, con in70 | la revista
mensos paisajes como escenario de nuestros días. Hacer para formar una nueva cultura de expedición, conciencia, respeto, salud y valor por las experiencias de vida.
#WalkingMéxico
Uno cuida lo que conoce. Bajo esta premisa nace Walking México. Impulsado por la curiosidad —tan importante en la evolución del hombre— y por una real preocupación por la conservación natural y cultural del país, es que comenzó a moverse este proyecto. Explicando el primer impulso: viajar es la mejor forma de abandonar rutinas y entrar en contacto con personas y situaciones inesperadas, experiencias que nos permiten ampliar nuevas perspectivas y abrirnos panorama para una conciencia social y ecológica más fresca. El segundo: el turismo en México tiene un gran potencial de cambio y es un recurso vital para la transformación socioeconómica. El caso específico del turismo de aventura que apenas comienza a explotarse,
Apoala.
es una tremenda oportunidad para dejar atrás convencionalismos y atrevernos a deleitar placeres extraordinarios fuera del cinturón de comodidad. En palabras de sus fundadoras: “sabíamos que la situación [en México de violencia e inseguridad que se convirtió en nuestra imagen internacional] no afectaba a todo el país por igual y nos sentimos con la obligación de compartir nuestra perspectiva. Así que comenzamos precisamente a hacer eso, a compartir”. Tan sencillo como eso, entrar en el ciclo del turismo atendiendo una necesidad
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del mercado, “el mexicano con recursos para viajar tiene mucho interés en explorar los destinos nacionales que van más allá de lo cotidiano, pero usualmente tienen poco acceso a información fidedigna sobre lugares que son distintos, existiendo un sentimiento compartido de incertidumbre acerca del estatus de seguridad de estos destinos”. El siguiente paso natural fue hacer. Comenzaron a compartir sus viajes: información sobre lo hecho y lo descubierto, sobre sus sensaciones, recuerdos y emociones. Compartieron por los cana-
les disponibles (redes sociales) y ante el gran acumulado de experiencias, la creación de una página de internet se manifestó como una obligación. Una vez creada la plataforma, atendiéndola con la seriedad de su causa, se dedicaron a trabajar en la investigación, exploración y documentación fotográfica de nuestro país. “Queremos pintar la imagen de un México con una enorme diversidad y riqueza natural. Otorgar a los jóvenes de todo el mundo ideas y opciones para viajar, conocer nuestro país y ponerse en contacto con el medio ambiente”.
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Viajógrafos Además de las fundadoras, existen otros viajógrafos —viajeros fotógrafos— que se han unido al proyecto con el tiempo. Ellos son el futuro de Walking México. Mientras más gente comparta esta forma de ver y entender los viajes, la comunidad estará en posibilidad de crear un movimiento nacional para fomentar el turismo de aventura y naturaleza, para favorecer un estilo de vida en convivencia con las montañas, los árboles, los pueblos, la gente, todo lo que ofrece México. El requisito para convertirse en viajógrafo es querer trabajar por este fin, saber tomar buenas fotos y escribir.
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El ciclo del turismo
Una vez explicado puede sonar lógico y simplista, pero bastan unos pocos momentos de reflexión para saber que, más allá de nuestra participación como viajeros, todos somos parte del ciclo del turismo en su totalidad. Relatado de manera breve, todo comienza por conocer, ver una foto o escuchar en algún lado sobre algún destino o experiencia; una vez generado el interés comienza un periodo de investigación, planeación y organización del viaje; luego está la acción de comprar, adquirir materialmente el compromiso; sigue el viaje, el placer, la aventura en sí, el núcleo bajo el cual gravitan los demás elementos; parte fundamental del viaje es la documentación, la adquisición de recuerdos y anécdotas; finalmente compartir se convierte en parte de la experiencia, un método para asentar las ideas y las emociones. Este compartir se convierte en conocimiento para un nuevo viajero y un nuevo ciclo comienza. Walking México, utilizando la fotografía como principal herramienta, comparte sus experiencias con el interés de integrar a los curiosos dentro de cada parte del ciclo, facilitando hasta el punto máximo la creación de viajeros y ayudando a los ya experimentados a consolidar sus nuevos tránsitos por nuestro país. Sencillo. Concreto. Admirable.
Destinos
Sin establecer criterios específicos para no limitar su rumbo, gran parte del trabajo de Walking México está en descubrir los lugares y presentarlos ante el viajero, en pensar el trayecto como un destino, en explotar al máximo la experiencia al convivir con la población local, “quienes siempre tienen la disposición de contarte qué es lo mejor de sus tierras, dónde se encuentran esos lugares escondidos que te maravillarán y cómo los puedes alcanzar”. 72 | la revista
Incluso en destinos más comerciales, si podemos llamarlos de esa manera, buscan algo distinto e interesante, sin abandonar las sensaciones probadas del descanso o el buen comer, pero ofreciendo un extra capaz de revalorizar el tiempo. En sus propias palabras: “muchas veces vamos a lugares sin saber qué esperar. Por eso es una aventura. Por lo general nos sorprendemos y encontramos cosas mejores de las que imaginábamos. Así vamos poco a poco, buscando, preguntando y avanzando hasta llegar a un lugar que nos haga sentir que salimos de nuestra zona de confort, que luchamos por algo que vale la pena. Al final siempre podemos descansar, reír y sentirnos satisfechas”. Para mostrar un poco de su trabajo, realizamos un breve viaje a través de los destinos que se incluyen en su portafolio. Respetando al máximo los textos origi-
nales, dejamos fuera información sobre cómo llegar, qué llevar, cuándo ir qué hacer. Todos esos datos se encuentran en Walking México. Aquí una probadita:
Parque Nacional Arrecife Alacranes
Menos de 150 km al norte de la costa de Progreso, en Yucatán, se encuentra un paraíso marino: cinco islas arenosas que forman el banco de coral más grande del Golfo de México. En ellas se resguardan numerosas aves, un sinfín de especies de tiburones, mantarrayas y otros peces, además de las tortugas que utilizan sus playas como área de desove. Este Parque Nacional es una de las tres áreas naturales protegidas de la península de Yucatán (junto con Celestún y Río Lagartos). La tonalidad de sus aguas alcanza cambios contrastantes a
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En estas páginas: Parque Nacional Arrecife Alacranes.
la vista y sus márgenes arrecifales marcan recorridos naturales alrededor de las islas y de la laguna interior que estas mismas forman. Pérez, Muertos o Desertora, Pájaros, Blancas y Desterrada son los nombres de las islas que conforman el arrecife. Isla Pérez es considerada la principal. Ahí se ubica el faro y una base de la Secretaría de Marina que ofrece alojamiento y servicios a quienes deseen acampar en la isla, facilitando la estancia a los visitantes más aventureros. Muertos, se caracteriza por la presencia de los “pájaros bobos” que permiten a las personas acercarse a una distancia mínima sin que se inmuten. Aunque todas las islas son desiertas, cada una ofrece paisajes distintos, incluso de una orilla a otra. Nuestra llegada se dio pasada la puesta de sol, lo cual hizo la aventura más emocionante, navegando bajo el cielo estrellado. Esperamos el amanecer anclados frente a
El banco de coral más grande del Golfo de México es ideal para descubrir nuevas especies. la más grande de ellas, la Isla Pérez, el punto más seguro para evitar altas mareas y poder disfrutar de una noche tranquila dentro de los camarotes. Para esnorquelear o bucear, se encuentran más de 15 barcos hundidos provenientes de diferentes épocas de la historia, formando un museo submarino impresionante. Propelas, anclas, cañones y columnas de mármol que —dicen— serían transportadas al Palacio de Bellas Artes en la Ciudad de México, se pueden
apreciar bajo el mar. Las bajas profundidades —menores de cuatro metros— convierten este lugar en un recorrido perfecto para cualquiera, aún sin necesidad de estar familiarizado con el buceo.
Apoala
Apoala es un enigmático pueblito escondido en las planicies de la Mixteca Oaxaqueña, un lugar que no se promueve pero que todo oaxaqueño conoce, un lugar al que nadie sabe explicar 73
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Todos los caminos llevan a Apoala, pero a Cabo Corrientes solamente se puede llegar por barco. cómo llegar porque se encuentra al final de varios caminos de tierra. Todos los caminos llevan a Apoala. Sólo se tiene que saber, como en un cuento de hadas, por cuál empezar. En lo alto del cerro del pueblo de Nochixtlán, comenzamos nuestro viaje, nerviosas e inseguras. No sabíamos si estábamos en el camino correcto, pero tras una hora recorriendo una columna vertebral de montañas anónimas no nos importó. Estábamos adentradas en un México silencioso y verde, con nada más que historias frente a nosotras. De lo más importantes que hemos aprendido al viajar, es a disfrutar todo el trayecto. En este caso, no tuvimos ni que recordárnoslo. Cada algunos kilómetros cambia el paisaje: hay pueblos fantasma y otros tantos que parecen perdidos en el tiempo. La llegada a Apoala es inconfundible. Al fondo de un valle de imponentes montañas rocosas, se asoma un pueblito mexicano típico, con su iglesia y sus plantíos. La carretera lleva sin falta hasta la recepción, donde los personajes del pueblo llevan su industria ecoturística con formalidad y diligencia. Llegar ahí es el único esfuerzo que tendrá que hacer. Inmediatamente se le ofrecerán paquetes de hospedaje y actividades posibles para que pueda escoger su aventura. 74 | la revista
Cabo Corrientes
No es una isla pero es accesible sólo por barco. Está en México pero lo visitan pocos mexicanos. Tiene espacios muy turísticos y otros remotos. Este lugar de contrastes, donde la montaña y la jungla se encuentran repentinamente con el mar, es un paraíso por descubrir y por gozar. El destino es Cabo Corrientes, un municipio en Jalisco que conforma la costa sur de la Bahía de Banderas. La predominancia de la Selva El Tuito mantiene a la población a la orilla del mar. Saliendo de Boca de Tomatlán, el principal puerto de la región, puede encontrar pequeños hoteles, restaurantes y casas particulares pero la mayor parte de su territorio se mantiene virgen. Destaca Yelapa, un pueblo creativo, bohemio, con una comunidad pequeña y activa, paredes coloridas y muchas calles angostas que explorar. Hay varias cascadas a su alrededor y se pueden hacer actividades acuáticas o de exploración en la selva. Ahí, Verana es más que un hotel, es un espacio de retiro. Construido poco a poco durante años, hoy cuenta con diez casas diferentes diseñadas para la intimidad, la relajación, la contemplación de la jungla y el mar. Tecomata, por otro lado, es una costa recóndita al final de Cabo Corrientes donde viven dos o tres
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Walk ing M é x ico walkingmexico.com Facebook: Walking Mexico Twitter: @WalkingMexico Instagram: @WalkingMexico Página anterior y esta página: Cabo Corrientes.
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De izquierda a derecha: Cabo Pulmo, El Cañón de la Zorra y la Cañada de la Virgen.
Anécdotas “En un viaje al extranjero tuvimos la oportunidad de convivir con gente que caminaba libremente y durante horas por las montañas, disfrutando estar afuera, sin límites y sin miedo de incursionar en lugares nuevos, sin miedo al medio ambiente. Nos gustaría que la gente en México tuviera esa misma libertad. Que sintieran que las montañas son suyas, que pudieran caminarlas, escalarlas. Hacerles saber que tienen todo lo necesario para buscar una cascada en medio del bosque, que no deben tener miedo de descubrir por pequeñas carreteritas. Nos encantaría inspirar un estilo de vida más saludable, consciente social y ecológicamente, pero también compartir ese gran sentimiento de logro y felicidad que se siente cuando estás hasta arriba de una montaña. Si nosotras podemos, ellos también.”
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familias desde hace más de 60 años. Ellos guardan el camino de un río que pasa en medio de la jungla y que muestra varias cascadas. Es un excelente punto para explorar la Selva El Tuito. Parece increíble que poca gente conozca lo que existe más allá de Puerto Vallarta, del otro lado de Punta Mita y las Islas Marietas. Cabo corrientes es para aquel que busca una experiencia en un buen hotel en contacto con la naturaleza y el mar. Todo un nuevo panorama de exploración y de actividades.
Cabo Pulmo
Cabo Pulmo es un pueblito con calles de arena, 250 habitantes, dos bares y cuatro restaurantes. Casi todo el pueblo es alimentado por energía solar y muchas de las casas tienen techos de palapa, dándole una sensación única al lugar. Su arrecife, ubicado en el Mar de Cortés es el único en el Golfo de California y uno de los arrecifes con más corales del mundo. El más importante de México y de América del Norte. “Parece que hay flores en el fondo del mar, uno se enamora”, dice María, habitante de este paraíso subacuático y esposa de un guardián del arrecife. Tras la prohibición de la pesca en la región, los pescadores tuvieron que transformar radicalmente sus actividades y convertirse en guardianes del arrecife. Nuestra primera parada fue el arrecife El Bajo, el favorito de casi todos los que practican
esnórquel o buceo aquí. Tiene 500 metros de largo y muchísima diversidad marina, incluyendo mantarrayas y tortugas. De ahí fuimos a perseguir unas ballenas que vimos saltando a lo lejos. En el camino, nuestro guía empezó hacer caras y ruidos indicando que había olido algo y paró la lancha: “¿quién se quiere echar un clavado?”, dijo. Emocionados nos echamos al mar y no lo podíamos creer: miles y miles de peces —jureles— nadaban en la misma dirección sin que se alcanzara a ver donde empezaban ni donde terminaban. Lo más emocionante es que no se sentían afectados por el hecho de que estuviéramos nadando con ellos. La siguiente parada fue “La Lobera.” Sabíamos que estábamos cerca de los lobos marinos gracias al ruido tan peculiar que hacen. Es una maravilla poder observar tan de cerca a estos hermosos mamíferos marinos. Pensamos que se iban a asustar con nuestra presencia pero sucedió lo opuesto, parecía que querían jugar con nosotros; se acercaban y nos rodeaban. Satisfechos de convivir con tantos animales, nuestro guía nos dio un recorrido por toda la costa y las playas del Parque Nacional Cabo Pulmo. Así terminó nuestra aventura.
El Cañón de la Zorra
Existe un pequeño oasis en el desierto de Baja California Sur, El Cañón de la Zorra. Un camino poco señalado había llegado a su fin, lle-
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Tanto en Baja California Sur como en Guanajuato, existen cañones y cañadas que vale la pena descubrir: tanto para dar paseos a caballo como para saltar entre riscos hacia lagunas. gamos a una ranchería con una cabañita de cobro que parecía abandonada. Nos dio la impresión de que estábamos en un rancho fantasma, parecía que nadie había visitado el lugar en años. Después de chiflar y gritar por un rato, apareció entre unos matorrales un señor con apariencia de haber despertado de una larga siesta. Nos cobro MX$50 por persona por entrar, nos dio unas direcciones bastante confusas y se regresó al matorral del cual salió. Se tiene que caminar un poco entre la maleza hasta llegar al cañón, y después de bajar varios metros entre las piedras, por fin —el premio— se abre a la vista una laguna alimentada por la cascada Sol de Mayo, rodeada de palmeras. El agua no es clara, pero no hay duda de que está impecable. Se alcanzan a ver algunas algas que llegan casi a la superficie. Los más atrevidos se animan a aventarse un clavado sin poder calcular la profundidad;
el cañón ofrece varias plataformas empedradas para saltar desde diferentes alturas pero los moderados pueden entrar caminando. Lo (medianamente) fácil es entrar, quererse ir es lo complicado.
Cañada de la Virgen
Cerca de San Miguel Allende se encuentra un sitio arqueológico que muy poca gente ha visto. Es más, la gente ni siquiera sabe que existe. Apenas lleva abierto al público unos cuatro años y las visitas son limitadas en número. Uno sólo puede explorarlo por medio de un recorrido guiado por lo que mantiene su esencia prístina. Una de las opciones para llegar es hacer una excursión a caballo. Ésta comienza en un rancho ganadero ubicado a 15 minutos que para encontrarlo hay que preguntar. La excursión te lleva a un monte con perspectiva de toda la cañada, de ahí baja a un río y pasa por en medio del cañón. Se puede
nadar y tomar el tiempo previo a disfrutar el camino hasta la presa Allende. El trayecto dura aproximadamente dos horas y media, pero si se planea con tiempo se pueden tener distintas experiencias, como acampar, escalar o rapelear. La Cañada de la Virgen fue un importante sitio para la cultura Chichimeca. Se cree que era un punto de observación celeste que marcaba con la luna las épocas de siembra. Era visitado por personas de más de 90 asentamientos que se encontraban a lo largo del Río Laja. Hoy se mantiene como uno de los centros ceremoniales más complejos de la región. El trabajo arqueológico comenzó hace tres décadas tras su descubrimiento en 1985 pero aún no ha terminado. La mejor época para visitar la zona es durante las lluvias de julio a septiembre cuando la vegetación desértica se transforma en un paisaje totalmente verde.
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