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COVID-19. LA DEPRESIÓN MUSICAL DEL SIGLO XXI

Lic. Jesús Antonio Aquino Rubio

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“La distancia social, llevar cubrebocas, caretas, las recomendaciones de salud, en general, han puesto pausa a nuestra vertiginosa vida social, considerada peligrosa en las actuales condiciones.”

Innegable es que la música registra los sentimientos y sensaciones de su autor. El confinamiento derivado de la pandemia por Covid-19 ha democratizado los sentimientos emanados de la cuarentena en cantantes, autores y compositores de todas las latitudes.

En el corazón de todo el mundo se ha pasado de la incredulidad a la sorpresa, de la desesperación a la resignación, de la impotencia a la melancolía, terminando en la conciencia de nuestra fragilidad.

Si bien son precisamente los sentimientos humanos los que hacen universal a la música, no se recuerda en el pasado inmediato una razón para hacer vibrar los corazones de creadores bajo los mismos esquemas de manera simultánea.

Existen periodos históricos claramente marcados, donde la música acompaña a la sociedad en sus aspiraciones, con melodías que reflejan la realidad inmediata, siendo claramente identificables, como la Revolución mexicana, por citar alguno.

De igual manera, los sentimientos de fiesta, diversión, excesos y relaciones personales, reflejados en las melodías prepandemia, no corresponden con nuestra actualidad, por hacer alusión a escenas o historias imposibles de practicar hoy en día.

La distancia social, llevar cubrebocas, caretas, las recomendaciones de salud, en general, han puesto pausa a nuestra vertiginosa vida social, considerada peligrosa en las actuales condiciones.

Se toma nota de ello en las nuevas canciones que retratan los sentimientos que produce, dejando claro que nuestras relaciones personales y familiares y nuestra visión de futuro, han sido alteradas.

Una gran cantidad de composiciones están surgiendo de nuestra realidad actual, desde aquellas que reconocen el esfuerzo de determinados sectores de la sociedad, como los encargados de la salud pública, hasta aquellas que narran el amor a distancia, sin dejar de lado la tragedia de despedirse para siempre de un ser querido sin poder verlo de nuevo.

No olvidemos que grandes obras han sido confeccionadas en tiempos de azotes violentos a la salud pública. Sin la peste bubónica que azotó Italia en 1348, no existiría el Decamerón de Bocaccio, y su enorme influencia de el desarrollo artístico de la época.

No sabemos con precisión si la vida será igual que antes. Nos gusta pensar que sí. Esperemos llegar al final de la pandemia para poder verlo y disfrutarlo por aquellos que se quedaron en el camino. La gran depresión musical del siglo XXI por Covid 19 se está escribiendo ahora mismo.

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