Intimidad a cinco voces. Mujeres monologan por FARO La Perulera

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INDICE MANUAL DE RE/CONOCIMIENTO PARA UNA POSPANDEMIA

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LAS GEMMAS EMERGIENDO DE LA CORAZA

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BIOGRAFÍA DE UNA DESCONOCIDA

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NIÑA EPIDEMIA

16-21

LILITH EXILIADA

22-25

RENUNCIAR A MÍ

26-32

LOS PELIGROS DE ACERCARSE AL FEMINISMO SIENDO UNA MUJER CAZADA

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MANUAL DE RE/CONOCIMIENTO PARA UNA POSPANDEMIA Itzel Arcos

Con grandes esfuerzos nos despertamos cada día para el inicio de una jornada. Cada una, en nuestros roles y trabajos: las que creamos, las que enseñamos, las que administramos, las que dirigimos, las que maternamos, las que cuidamos, las que acompañamos, componemos, sembramos. Aunque nuestras realidades son muy diferentes, pues hay tantas perspectivas, como mujeres, habitamos una epoca en la que seguro un anhelo si es común: el fin de la Pandemia. Segura estoy que no hay una sola mujer, que no piense, en alguna parte del día, en alguna parte de la noche, en alguna parte de si misma en el anhelo de una vida, la que quedara después de estos meses. Y en medio, miles de preguntas nos asechan y las asechamos: ¿recobraremos lo que nos fue arrancado? El tiempo, las ganas, los abrazos, los planes, las cercanías. ¿Qué habrá en aquellas calles que caminamos? Que de los negocios que cerraron o de los edificios que no son los de antes, los mismos que cambiaran el trazo de nuestra ciudad, otros ejes y otras vías, también internas en nosotras: aquellas que aun tienen secuelas de Covid, pero sobrevivieron, las que no fue tan mal pero tuvieron que cambiar hábitos y vidas. Y quienes, si bien, su cuerpo físico no fue intervenido, el encierro si intervino en nuestro lugar mental. Cambios de carrera, cambios de casa, regresos a pasados lejanos o incluso movilidades de país, también han sido una de las consecuencias de esta explosión. Todas cambiamos de lugar. Tener calma y paciencia es una de las consignas para nuestro transito a ese lugar entre la pospandemia y el hacer de un nuevo mundo. Aquí tres pasos fundamentales para vivirla:

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VIVAMOS NUESTRO DUELO : TIEMPO PARA DECIR ADIOS A pesar de nuestro anhelo de recuperar algún orden de lo que entendíamos por “normalidad” es importante aceptar que un evento de magnitud mundial ha transformado varias perspectivas para siempre, que muchas de las formas de ver el mundo se han transformado, comenzando por el hábitat del tiempo y espacio. Personas han perdido su vida en la pandemia y otras han enfermado. Demonos tiempo para vivir el duelo, con calma, con aceptación: escribe con honestidad: que extrañas del mundo antes de la pandemia? A que lugares quisieras regresar? Que planes quedaron volando? Como te sentiste con la sensación de perdida e irrupción? Dialoga con tu nostalgia sin evadir, con la despedida sin negarla. Aceptar los cambios, requiere también aceptar las perdidas.


NO CORRAMOS: EL PROCESO DE ADAPTACION REQUIERE ENTENDER QUE QUEREMOS DE NOSOTRAS MISMAS Idealmente quisiéramos incorporarnos a la vida publica en toda su amplia extensión, pretendiendo que nada paso y que podemos seguir. Abarrotar los lugares, las tiendas, emprender nuevos negocios, la necesidad urgente de volcar nuevos proyectos. Es una respuesta natural ante un evento de parálisis, sentir la necesidad imperante de empujar movimiento, pero debemos estar conscientes de que cada ritmo es distinto, de que cada quien entiende sus tiempos como lo necesita y no le debe a nadie demostrar que es mas resiliente o mas enfocada. Toma tiempo para preguntarte ¿ Que quisieras de ti en este momento? ¿ Cual ha sido tu respuesta a los cambios abruptos a lo largo de tu vida? ¿ Cuando algo nuevo irrumpe de manera intempestiva, como reacciona tu cuerpo? ¿ Como te ves en el futuro inmediato: mañana , en tres días, en dos años? ¿ Como dialogas con los cambios de las demás? LO QUE HACES ES SUFICIENTE Hemos hecho suficiente, reconocer lo importante de ser sobrevivientes de una pandemia es fundamental. Las mujeres tenemos por lo menos 50% mas de trabajo que los hombres y ganamos al menos 40% menos, estas cifras se dispararon con la Pandemia, pues muchas mujeres se dedicaron a labores de cuidado con mayor encono que antes de la Pandemia, sin mencionar las que se encargan de labores de crianza, quienes con las chicas y chicos dentro, se convirtieron también en apoyos educativos. Muchas luchamos a diario con la reducción de sueldos y el aumento de insumos que se vio manifestada sobre todo en los meses del año 21, y varias perdieron familiares o amigas o amigos. Sobrevivientes. Sin contar las que sufrieron violencia física, verbal, sexual encerradas con sus abusadores. Y las niñas que sobreviven a la pandemia, a la falta de la socialización y al tremendo trabajo de seguir sus procesos educativos online. Sobrevivientes. Y Sin embargo, con todo y todo, muchas hacemos platicas online con las amigas, compartimos comidita a sana distancia con nuestros seres queridos, bailamos encerradas en nuestras casas la canción favorita, que esperamos volver a bailar acompañadas, y seguimos teniendo esperanzas y planes de vacaciones, de proyectos nuevos: escribir esa tesis, comenzar ese negocio en Instagram, hacer por fin tu monologo autobiográfico y compartirlo con otras escuchas. Reconozcamos que hacemos lo que podemos con lo que tenemos y es suficiente, es mucho, es agradecible, es esperanzador. Seguimos.

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LAS GEMMAS EMERGIENDO DE LA CORAZA Gemma Hernández

Gemma es una enferma mental en recuperación, y sí, enferma mental porque a veces le da por pensar puras pendejadas. Pero también tiene un hacer muy bonito, Gemma es pedagoga y su mayor reto es re-formarse a sí misma. Carta al presente Gemma: Sé del miedo que ocasiona confrontarte, confrontarme, pero es necesario. Quisiera que adquirieras la pericia para saber cuándo usar tu coraza y cuando no. El adquirir la pericia es un proceso, sí, lo siento, sé que te gustan las cosas en exprés, pero esto es algo que debes de aprender a ir cultivando, primero identificarla en ciertos momentos, después ser consciente de sus efectos, quitártela y limpiarla, hasta reconocer que ella es tuya y no tú de ella, tú la tomas, no ella a ti. Quiero que en este proceso no seas dura contigo, conmigo, quiero que nos tengas paciencia, no eres perfecta ni tienes por qué intentar serlo, quisiera que fueras más humana, permítete sentir poco a poco, no importa que haya momentos en que te desbordes, estaremos contigo para volverte a juntar, cada vez de diferente forma.

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Confesión: Lo que contiene la coraza Soy Gemma y confieso que siempre he sentido inseguridad por expresarme y actuar libremente, quizá de ahí lo introvertida que en ciertas situaciones puedo llegar a ser. Mi mayor miedo es ser juzgada, rechazada, cometer alguna falta, ser imprudente... Es curioso que una persona con tales miedos pueda ser tan brutalmente criticona, y es que sí, yo tiendo a juzgar con severidad a las personas, casi siempre todo se queda en mi mente, algunas otras mi veneno se desborda, pero lo más desgastante es lidiar con las constantes críticas que genero hacia mí misma. Confieso pues que en mí habita una jueza beligerante que ante cualquier espontaneidad de mi parte, me levanta del cuello recriminándome lo imprudente y desatinada que fui. Una jueza que no logra entablar amistades, pues siempre ve algo mal en las personas, un indicio de deslealtad o traición, ya sea real o ficticio, basta para reforzar la coraza que la amuralla y me amuralla, y nos tiene aquí, así, aprisionadas, absolutamente indisponibles para amar y dejarse amar.


Desarrollo de la experiencia La imposibilidad de reconocer ante alguien más lo que aqueja Era viernes, iba camino a la casa de Marisol, mi guía, a la cita también llegaría Diego, Marisol nos andaba dando un curso. Por ser viernes y dado que sus reuniones siempre se extendían hasta pasada la media noche, ya había quedado con ella de quedarme a dormir en su casa. Disfrutaba del camino, aunque quizá más de la sensación de que era viernes, un viernes libre de responsabilidades laborales, un viernes para mí… pero llegó el mensaje de Erick cancelando la cita que teníamos para el día siguiente, no era raro en él cancelar casi de último momento, cuando era por trabajo yo procuraba comportarme comprensiva, pero en esta ocasión resultaba que tenía una fiesta con sus amigos. Me sentí molesta y le respondí con un mensaje de reclamo, después, como es costumbre en mí, sentí culpa por la forma en que respondí y entonces la molestia se convirtió en tristeza. Llegué a la casa de Marisol con total desánimo, lo que quería era estar sola, sola para lamer mis heridas; hace poco descubrí la perversa disposición mía al sufrimiento, ese enconcharme en mi coraza, buscar estar sola para pasar y repasar los hechos que me causan malestar, que me hacen sentir miserable. Marisol me preguntó cómo estaba, respondí cómo siempre, “bien, gracias, ¿y tú?”, pregunta clave para dirigir su atención a ella y mantener mi retraimiento intacto. Empezó a platicarme de sus cosas, ella podía tomar hasta siete u ocho horas seguidas para hablar, regularmente escuchaba con entusiasmo sus historias, sus experiencias me aportan mucho, pero en esta ocasión sentía fastidio de escucharla, lo que quería era estar sola con mis pensamientos y sensaciones. Después de unas horas llegó Diego, él es como un niñosaurio, se sentó al lado mío y empecé a sentir fastidio también por eso, me hacía sentir una especie de asfixia tener el bulto de su cuerpo tan cerca de mí. El fastidio se acumulaba y las ganas de correr también, además de la molestia porque ya era de noche y no habíamos siquiera empezado con la sesión del curso, el temblor en mi pierna se acrecentaba al punto de molestar a Marisol, me preguntó qué tenía y mi respuesta otra vez fue evasiva, yo no iba a reconocer mi enojo y tristeza porque un cabrón no mostraba respeto

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hacía mí y a mis tiempos, mi frustración de querer estar con este cabrón y no ser correspondida, el miedo que sentía de que me dejara; en definitiva no iba a exponer mis verdaderos sentires, de antemano no lo tenía permitido por aquella jueza que habita en mí. Entrevista ¿Pero quién es esa jueza? ¿cuáles sus sentires respecto a la coraza? Ha llegado el momento de acudir a un encuentro conmigo misma, conversar con esa otra Gemma, desnudarla, desnudarme, desnudarnos. Para el encuentro nos reunimos en la playa, nos recostamos en un par de camastros debajo de una palapa de esas que están hechas de hojas de palmera. Son las 5 de la tarde, nuestra hora preferida del día porque el sol se siente rico pero no quema. Pedimos algo de beber, yo una cerveza y ella un mojito bien cargado. En la mesita que compartimos dejo a su disposición la cajetilla de cigarros, encendedor y cenicero. Como sé que es muy propia para pedir las cosas, le advierto que lo dejo ahí para que tome lo que necesite cuando lo necesite. Damos un trago a nuestras bebidas, ella se endereza del camastro, cruza las piernas y con la espalda bien erguida respira profundo para disfrutar el aroma del mar. Nos quedamos un rato en silencio para escuchar y ver las olas. Después ella vuelve a recargar su espalda en el camastro y le da un gran sorbo a su mojito. Sé que esa es la señal de que ya está dispuesta. Me voltea a ver y con una leve sonrisa me pide que iniciemos, así que comienzo… Últimamente andamos con el tema de la coraza, así que …. ¿Cómo es la coraza?, ¿de qué imaginas que está hecha? (ella toma un cigarro, y piensa mientras se toma su tiempo para encenderlo) Me imagino que está hecha de metal, como una armadura, en algunas partes, principalmente por dentro, el metal ya está oxidado por la humedad del llanto que es preferible guardar. Por fuera, especialmente por la parte de adelante el metal está reluciente, por atrás, tiene abolladuras. La coraza es pesada para caminar con ella, no se diga para correr o brincar, ni pensar en dar una marometa. Pero cuando me quedo quieta, ya sea sentada o acostada, la pesadez llega a ser conveniente.

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¿En qué situaciones has sentido más la coraza? ¿Qué has sentido? Definitivamente en las que toca interactuar con otras personas, a veces in-


cluso cuando estoy contigo. Las sensaciones son diversas, a veces duele, otras veces me frustra no poder moverme con la soltura que quisiera. ¿Cuáles han sido las ventajas y desventajas de tener la coraza? Las desventajas, la falta de libertad para moverse, la incapacidad de soportar un abrazo porque la coraza duele, el no poder experimentar nuestra capacidad de amar o de permitirnos ser amadas, la indisponibilidad afectiva al relacionarnos con otras personas, el retraimiento y la soledad o sentido de no pertenencia que le acompaña. Entre las ventajas, la principal es que nos protege, nos protege ante los madrazos, nos ayuda a mantenernos firmes, firmes como guerreras. ¿Cuál ha sido el peor momento en que te ha lastimado, y cuál ha sido el mejor momento en que te ha protegido? Creo que hay varios momentos en que ha lastimado, pero el peor quizá cuando me he impuesto a portarla cuando lo que quiero es ser libre, cuando quiero compartir, bailar, coquetear, bromear o buscar algún consuelo, pero la coraza no me lo permite y me deja aplastada en un solo lugar sin poder moverme. El mejor momento en que me ha protegido es cuando en el trabajo supe apechugar y no dejar los sentimientos expuestos, encerrarlos y no dejarlos expresar. ¿Desde cuándo empezaste a usarla? Casi que estoy segura que desde muy niña, crecer entre golpes y demás maltratos no es para menos. Tuve que buscar cómo protegerme, protegerte, nuestra sensibilidad nos llevaría al precipicio. Tuve que buscar cómo mantenerte, mantenerme a salvo, desde muy corta edad aprendimos que nadie más lo iba a hacer, e incluso que habría que enconcharnos en la coraza para resolver lo de afuera, controlarlo. Los sentimientos nublan la vista, te hacen vulnerable si los escuchas, peor aún si los demuestras a alguien más. Gemma, ahora que te he escuchado permíteme trabajar y regresar a donde todo se reactivó... Carta al pasado Son alrededor de las 8 de la mañana, de un día de 2017, tu hermano te preparó el desayuno y te lleva al metro, la noche anterior llegaste tarde a casa del trabajo, estás madreada física, mental y emocionalmente, tu hermano lo sabe, por eso te alimenta y te lleva. Sé que tienes miedo de que te hagan daño, sé que te sientes indefensa, tienes miedo y sé que eso te hace sentir

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muy vulnerable y frágil. No hay una razón lógica, no hay nada que puedas controlar, nada está en tus manos y eso da más miedo. Sé que estás apunto de activar y fortalecer tu coraza, y sí, este es el momento de cerrar filas, este es el momento de estar firmes estad pues firmes, nada debe entrar nada debe salir, es momento de aguardar, la coraza te va a ayudar, pero Gemma una vez cometida su función tendrás que quitártela, solamente por un momento es que la necesitas y solamente por ese momento es que la debes de tener cuando pase ese momento te la tienes que quitar porque ya no estás en peligro, tu familia no es un peligro, tus amistades no son un peligro, yo no soy un peligro, así que aprende a quitártela. Sé del gran poder que vas a sentir al traerla puesta porque aparentemente nada dolerá, nada te perturbará, cada dardo lo esquivarás y el que llegue, no penetrará, seguirás en tu hacer. Sé que tu necesidad de protección es una necesidad que tienes desde hace mucho, por eso preferirás acurrucarte en la coraza, pero ella no está hecha para eso, se oxidará y te lastimará si la traes todo el tiempo, la soledad estará cabrona, otra vez desconfiarás hasta de ti y en esta ocasión te costará más trabajo reconocerlo. Tendrás que volverte a romper, y como cada vez, te anticipo que no estarás sola, poco a poco llegará más luz. Con esperanza de que algo te llegue. Todas las Gemmas que habitamos en ti. Carta al futuro De mi jueza vulnerable del presente, a mi yo del futuro... Gemma: Espero que para el momento que estés leyendo estas líneas te encuentres en óptimas condiciones de salud física y mental. Imagino que a tus sesenta y cinco años eres una mujer con mucha vitalidad, sabiduría y paz. Quiero pensar que a esta edad por fin te ocupas más y te preocupas menos.

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Te imagino con tus cabellos plateados y chinos, con tus manos delgadas y venosas, así como las de mi abuelita. Espero que después de que hayas aprendido a manejar moto, aún hoy te vayas a pasear en ella con tus piernas firmes y fuertes; y que al estar en la playa te sientas tan a gusto y agradecida con tu cuerpo que andes en bikini porque sabemos que andar con la barriga suelta es más cómodo. Espero que en estos 30 años hayas sumado muchos amantes a tu vida, y


que quizá en tu actualidad alguno que sea digno te acompañe esporádicamente. Estoy segura que en tu vientre no se albergó ni una vida, pero imagino que has logrado atender a muchas más. Te imagino sola e independiente, y a la vez acompañada de personas que amas, lo que sea que eso hoy signifique para ti. Imagino que algo pasó y lograste construir una casa grande con ventanales, con un estudio amplio y cómodo para trabajar y leer, porque sí, me imagino que has de seguir dándote al mundo, cada vez con menos resistencia y nada de miedo, con el poder de tu experiencia y sabiduría, pero también con mucha humildad. En esta casa tuya me imagino una cocina espaciosa pero al mismo tiempo acogedora donde te dispones a transformar los alimentos para darlos a quienes amas, a tu gente. Imagino pues que tu Ser busca más darse que esconderse o protegerse, por lo tanto, imagino que la coraza ya no la usas porque ya sabes cómo domar a los miedos que nos obligaban a usarla. En este sentido sé que eres libre, bendito tiempo que bien trabajado hace que las piezas se acomoden. Así como hoy te veo no imagino qué te pueda acongojar, supongo que ya te ríes de los infortunios y mientas madres con más soltura, que si no está en tus manos, pacientemente esperas a que las cosas se acomoden, pero que si lo está, con toda determinación te mueves. Imagino que después de tantos años ya sabes cuándo moverte y cuándo solo esperar. Quisiera que recibida esta carta vengas y me inyectes certeza, aunque de alguna manera siento que estás aquí respirando dentro de mí y sé que en otros momentos también has estado. Quizá sólo tenga que pedir el valor para desencarnar la coraza y que salgas, o quizá no y sólo tenga que confiar en el proceso por el que emerges de ella. Con esperanza, Gemma.

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BIOGRAFÍA DE UNA DESCONOCIDA Brenda Cecilia Pereira Guzmán.

Se el nombre que me puso mi madre, sé que me lo puso porque mi abuela se lo pidió. Se quienes fueron mis abuelas, conozco el linaje del que provengo, lo amo y lo honro. La cuestión es entonces, ¿Por qué no reconozco mi esencia, mi ser, a las niñas y mujeres que me habitan? La respuesta podría estar en ese importante encuentro conmigo misma, hace no mucho tiempo, contundente y revelador. En aquella mezcalería, un lugar de mucho agrado para mí, donde me tuve cara a cara; melancólica, rebelde, llorona, inconforme. Imponente y altiva para el mundo, estruendosa para mí; orgullosa y al mismo tiempo temerosa de la confrontación, pues en el fondo conocía las preguntas, pero no estaba segura de saber todas las respuestas; y de saberlas, no estaba segura de querer darlas. Suele ser difícil ser honesta contigo misma. En la calidez tranquila y bohemia de un espacio acogedor, pude ver a detalle y con cierta curiosidad y asombro, a una chica poco común, de esas personas difíciles de ignorar, pues se cargan una energía muy peculiar que te atrapa la mirada aunque sea por un momentito ,o que amerita aunque sea, un vistazo de reojo. Usaba un vestido corto y entallado, que enmarcaba sus grandes caderas, unas medias negras que revelaban sus grandes muslos, de labios rojo carmesí y cabello largo, alborotado y brillante. Llena de enigma, de peligrosidad, de intelecto cautivante, definitivamente audaz y atrevida. Mujer sabiéndose sensual, exquisita; niña, sensible y llena de ilusiones, tratando de jugar a la mujer fuerte, a la mujer tormenta, desobediente, hechicera de herencia; pero con la luz y la obscuridad en constante lucha en su mirada; con una sonrisa dibujada en sus labios rojos, y un vacío en el corazón, que era imposible no percibir en lo profundo de sus ojos cafés. Consciente de sus puntos de quiebre , y de sus dolores , al materializarlo en sus pensamientos , al revivir los recuerdos incómodos, los ojitos se le llenaron de lágrimas que intentaba a toda costa , no dejar correr por su mejillas , pues una vez que empezaba a llorar no podía detenerse . A lo largo de años conoció muchos dolores, sabe que hay heridas que nunca cicatrizan por completo, y se sabe ingenua por haber creído en cuentos más de una vez.

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Conoce el consejo perfecto para sí misma, las palabras precisas que podrían salvarla de más de una herida , aquellas que hubiera agradecido


infinitamente le fueran repetidas a modo de mantra , así como te enseñan a hablar , a caminar , a leer , algo que se te queda impregnado; que ya traes de cuna. Previniendo a su niña interior, llena de sueños, ajena a realidades; pidiéndole con cariño que escriba su historia libremente, y que por nada del mundo permita que le corten sus alas. Que el mundo si es color de rosa, pero también puede ser gris, o puede ser gris combinado con rosa y amarillo, un arcoíris de colores, un torbellino de matices . Que honre su esencia, y que el príncipe azul, no existe! Tal vez un buen compañero de viaje, uno digno de nuestro corazón, o simplemente un@ más libre, sin importar a qué persona y sin ser normativo o estricto. Que elegir con sabiduría y escuchar a su instinto de bruja, le será muy útil en cada etapa. Si hubiera sabido todo eso, probablemente hoy no tendría los ojos llenos de lágrimas. Habría sabido que la única deslealtad capaz de quebrarla era la deslealtad a ella misma , no la traición de alguien más , si no la traición a su propio espíritu. Se habría ahorrado muchas horas de llanto y desilusiones que por mucho tiempo carcomieron su cuerpa y su verdadera esencia. Hubiera habido muchos más hubieras, probablemente no se habría perdido a sí misma, y la historia que está contando aquí sería distinta. Los personajes que ha transitado hasta hoy serían diferentes, y a lo mejor la jodida tristeza no la habría arrastrado al hoyo. Ese dolor que hemos sentido y desde el que escribimos, ese que bien dice nuestra sensei, le da sazón a las historias. Ese que Brenda, conoce en esta versión de la historia. En esta realidad con sabores amargos y agridulces donde mis personajes, principales y secundarios, conforman lo que soy hoy, desde la niña rebelde y disgustada con los cánones morales; inconforme con lo políticamente incorrecto; de grandes alas que huyó lo más lejos que pudo llegar, para perseguir sus sueños, pues en pleno escape tuvo que cambiar el rumbo, a uno no más conocido, por que no conocía prácticamente ninguno, solo sabía que era en otra dirección, una atemorizante y completamente fuera de su imaginario, que no encajaba con su hambre de mundo y sueños de libertad, pues con los pies hinchados y un vientre que no deja de crecer , no es fácil viajar . Sobre todo cuando tienes toda la inexperiencia de los 18, todos los sueños y metas hacia el frente , y una situación imprevista y aterradora que en ese

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momento y de manera tan abrupta parecía echaría todo para atrás. en aquellos años tenia mas de una mejor amiga pero Mary Jane era muy importante , mi fiel compañera de viaje ; estábamos juntas desde temprano y hasta tarde , y fue ella precisamente quien me alertó de un embarazo que según yo era imposible . Una tarde, mi amiga Mary y una botella de vino, que siempre eran un combo perfecto , casi me hacen desmayar. Esa era una muy mala señal , un augurio peligroso , supe de inmediato que algo iba mal . Acto seguido había una doctora auscultando mi abdomen y diciéndome con la mayor seguridad que estaba embarazada, sujétense de sus asientos, tenemos problemas en el vuelo. Que forma abrupta y desconsiderada de regresarte del viaje, con aterrizaje de emergencia . Toda la complicidad y el compañerismo entre mi amiga Mary y yo se termino , ya no había humo en mis pulmones , había pánico hecho nudo en mi garganta y ese solo fue uno de mil cambios ; cambié litros de cerveza por litros de agua , noches de desvelo por largas horas de sueño , libros de filosofía por libros de bebés , mi anhelo de viajes de mochila al hombro por viajes con bebe en brazos, mi sueño de ser bióloga marina por aproximadamente 5 carreras empíricas , administración de hogar, puericultura , chef , psicología y pedagogía. Al final no resultó tan mal rumbo, me aventure con personajes no planeados pero interesantes y divertidos, maestra de vida, reina maga , hada de los dientes, madrastra malvada, heroína protectora, y todos improvisados, lo que hizo el trayecto más complicado. actualmente me encuentro haciendo las maestrías y doctorados correspondientes . Sigue siendo un reto enorme y un parteaguas para un cambio de planes muy radical , pues desde ahí transformé mucho de mi misma , tuve que reescribirme, tristemente sin haber terminado la primera versión . Y hoy, después de muchas crisis y colapsos, trepé hacia la luz; brindando por mí y mi nuevo trayecto: el del redescubrimiento.

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Brindando por la vida , que aunque perra, tiene un encanto embriagador , ese que por mucho tiempo perdí de vista. ¡Salud ! por ese sendero al que de un tiempo hacia aca me aferre con la poca fuerza que la desesperanza me dejo , con el ápice de ganas de vivir que ni siquiera sabía que me quedaba.


Curiosamente , hoy que escucho mis propias palabras , encuentro arto toque cómico, condimentado con mucho drama, uno que podría vender en una suma nada extravagante de dinero a un productor chafa de comedias románticas . ¡Y salud! ¡con la botella! Porque a pesar de lo sola que me llegue a sentir , siempre ha habido personas a mi lado dignas de todo mi respeto y amor, por las que estoy infinitamente agradecida con el universo. Ahora estoy ocupada , perdonándome a mi misma por fallarme, por perderme , por que estuve a punto de dejar extinguir mi fuego . Es más, si hubiera concurso de Miss autosabotaje , ya tendría el premio. Aquí al menos ya se de que se trata mi historia, gracias a estos procesos pude hablar de mi. Rasgar el velo de mis posibilidades, saborear mis dolores, gritar mis colores. Conociéndome de nuevo. Reencontrandome , reescribiendome , armando algo nuevo con las piezas viejas , esculpiendo nuevas, jugando con un rompecabezas ; saliendo de las sombras , siendo la estelar ! Deje de caer por el ahujero del conejo, estoy en un lugar que se ve con otros ojos, un lugar de hojas en blanco para escribir nuevas aventuras , y quien sabe , con suerte pueda mejorar la tragicomedia romántica , incluso incrementar su valor en el mercado negro de los libros raros. ¡SALUD POR MI !

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NIÑA EPIDEMIA

Lucía Tapia González Este monólogo autobiográfico es una declaración profunda de amor, entendimiento y reclamo a mi madre y a mi abuela, quienes ya no podrán escucharla. Es también la historia heroica de una niña de 9 años que toma la palabra para contarles que sobrevivió a una epidemia mientras observaba en su entorno cómo su amada mamá, viviendo exclusión por estar casada sin marido presente, precarizada y deprimida enfrentaba su muerte social junto con la mía, la de su hija enferma. De cómo mi abuela, siempre atenta y cariñosa se tornó silenciosa, triste y distante preguntándose quizá en qué se había equivocado con mi madre. De la forma en que se configuró la “nueva normalidad” para esta pequeña sobreviviente de la epidemia de “Salmonela Tiphy” o Fiebre Tifoidea que resultó resistente, a todos los fármacos usuales en el México de los años setentas. Es también una historia de los símbolos que heredamos las mujeres a las más jóvenes: historias, emociones, silencios, fatalidades, dones y destinos familiares. Aquellas dos mujeres me transmitieron sus historias, apresuradamente, como para no morirme sin llevar antes conmigo algunos de estos símbolos. Soy Lucía Tapia González, también conocida como Melody Maar. Entrevistando a la niña Lucy me espera en la sala de la casa familiar rodeada de muebles antiguos que a veces en medio de sus calenturas cobran vida. Ella está sentada en su sillón verde olivo que hace las veces de la cama de hospital al que no tuvo acceso. La arreglaron para esta entrevista, le limpiaron la cara con algodón y crema Nivea. Ella casi siempre está en camiseta y calzones, pero esta ocasión es especial pues responderá mis preguntas así que la vistieron con una pijama fresca de dos piezas.

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Esta niña está muy delgada y demacrada pero sonríe ante mi presencia; hace mucho no recibe visitas y siento su confianza inmediata. Su abuela y su mama, sin mucha explicación y con algo de incredulidad, le han explicado que yo soy ella. El ambiente en esa sala es muy pesado, casi no circula aire y a mi olfato llega el aroma que expelen el sillón verde y las almohadas en las que está recostada, es el olor acumulado de la fiebre. Noto también que a ella aborrece ese aroma, lo veo en su carita ahora de sonrisa con pena. Su abuela le ha puesto talco a la almohada, para que la visita no note ese aroma y quizá evitar así, una crítica dura al estado que guarda la niña mientras se recupera.


Hace mucho que ella no recibe un regalo y al ver en mis manos una cajita de cerezas al licor cubiertas de chocolate intuye que yo sé algo más sobre ella, que conozco al menos su pasión por este tipo de chocolates “para adultos” y, que de alguna manera sé cómo fue que ella obtuvo algunos de estos en el pasado. Me siento a los pies de su sillón verde y le digo que este regalo es para ella, porque sé de cuánto se arriesgó para obtener estas cerezas al licor en un cumpleaños de su abuela hace un año. Abrir el ropero y tomarlas sin permiso le valieron algunos golpes de su madre. Que las guarde para un futuro cuando por fin le regrese el antojo por la comida, que las va a disfrutar toda su vida. Que lo sé bien porque yo soy ella. Lucy, sé que deseabas intensamente estar bien de salud y regresar a tu escuela primaria, regresar a ser la niña que eras. ¿Cuéntame de esto? Si sentí una gran ilusión cuando me dijeron que íbamos, por fin, venciendo a la tifoidea y que regresaría a la escuela para principalmente no reprobar el tercer año, aunque a mí eso no me importa tanto. En lo que si me gusta pensar es en ponerme mi uniforme escolar, de tela azul marina, fresca, que olía rico, un moño rojo al cuello de la blusa blanca, mis zapatos negros, que me gusta observar sobre el blanco de las calcetas. Volver a estar junto a mis amigas, ir a la escuela, jugar, correr, saltar, comer dulces. Extrañaba mucho todo eso. Lucy, tu cabellera larga hasta la cintura fue una imagen que aún te hacía apreciarte como una niña bonita, digamos que en medio de tu enfermedad te humanizaba. ¿Quieres contarme algo sobre tu ello? Sí, mi cabello era muy bello y largo, entonces yo me sentía bonita con él. Me gusta sobre todo traerlo suelto o en colita de caballo, me gusta ver que durante la enfermedad ha crecido más, hace poquito me estiré en el baño y me vi reflejada en el espejo del lavamanos alcanzando a ver mis ojos grandes que parecían sumidos en mi cara, pero me veía bonita con mi pelo recogido. No sé qué es humanizar. Humanizar significa ser respetada como un ser humano; que te traten con cariño y de manera amable. ¿Qué opinas sobre esto? Opino que a veces las burlas sobre mis pies que hacen mi hermana y mi hermano mayores, son muy crueles. Me dicen que tengo pies de “Tribilín”, yo no entiendo por qué y ambos solo se ríen y se van divertidos. Yo nunca le había visto los pies en las historietas a ese perrito, siempre los trae cubiertos con una especie de botitas o calcetines. Entonces, un día me fijé que están muy sucios. Me dan

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asco y miedo mis pies, yo pido que me los limpien, mi mamá parece escucharme, pero nadie me los limpia, a veces lloro al verlos. Certezas. Fue en el transcurso de algunas semanas que, observé cómo las actitudes de mamá y abuelita para conmigo se iban tornando de: relajadas, solícitas y cuidadosas, a mecánicas, distantes, tensas y hasta evasivas. Parecía que algo las inquietaba y poniendo un poco de atención me di cuenta que había palabras clave que se repetían y me dejaban ver que yo no estaba mejorando, al contrario, estaba bastante grave. La mayor claridad la obtuve drásticamente, como se obtienen algunas de las certezas en la vida, y se dio casi a las ocho semanas de mi postración, cuando recostada junté fuerza para doblar una de mis piernas y observé mi muslo (o lo que quedaba de él) y asombrada por lo que veía, levanté mi otra pierna, incrédula de que fueran mis piernas aquellos dos fémures cubiertos de piel. La certeza diáfana y cruda de otro par de símbolos para hilar figurativamente acababa de saltar a mis ojos: Mis piernas esqueléticas y la muerte que me rondaba, llena de huesos como en la carta del juego de la lotería mexicana. Y experimenté un miedo aún mayor al ver mis pies. Los silencios llenos de palabras Mi madre callada, dispuesta a no hablar sobre mi enfermedad con nadie y menos conmigo. Mi madre mirándome desde una esquina de mi cama, y si no lo hubiera yo visto no lo hubiera creído, -porque mamá Delia cuidaba esmeradamente sus uñas-, ella tornaba ahora a costumbre repetitiva y visible, el morderse la uña del índice nerviosa, mirándome distante, sus silencios me trasmitían que era mejor idea callar y no preguntar nada, que debía protegerlas de todo este caos y problema en que las había metido por existir enferma, así que decidí quedarme callada por un tiempo. Extrañaba verlas bien y contentas, sin embargo, tenía 9 años y no pude resistir a preguntar: ¬“Mamá: ¿Cuándo me voy a aliviar?” No bien terminé de decirlo, se hizo un prolongado silencio. “Sí, sí… ya pronto” dijo mi mamá acomodando cualquier cosa encima de cualquier mueble.

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El miedo de ellas, mis cuidadoras, para nada se equiparaba al que carcomía mi corazón día y noche. Mi culpa y temor no permitían hacerles las preguntas para mí importantes y que era necesario que me respondieran antes de que yo me muriera. Mamá… ¿Me voy a morir? Abuelita … ¿Crees que se


puede respirar bajo la tierra” “Mama… ¿Tú vas a estar conmigo allá en el cielo?” “Mamá, mamá… ¿Me va a doler morir?” Lucy cuando por fin te estabas aliviando y antes de que regresaras a la escuela, tu primera salida fue al salón de belleza, muy temprano, aún estaba cerrado ¿Cómo te lo explicaron? Me dijo mi mamá que mi cabello se caía demasiado, lo decía mientras me pasaba los dedos por el pelo y me mostraba mechones de él en su mano. Que el doctor ya había dado su sentencia de que nada lo detendría en su lugar, pues estaba “quemado” por las fiebres tan altas y prolongadas. Yo le dije que lo seguía viendo bonito y no le veía lo “quemado”, pero insistió en que iríamos a visitar a su amiga la dueña del salón de belleza para que ella nos ayudara. ¿Cómo te sentiste en el salón de belleza? Estaba muy asustada, la señora y mi mamá se afanaban en demostrar, una a la otra, el estado de mi cabello pasando sus manos con los dedos abiertos entre mi cabellera y se llevaban más y más de ella sin pensar que estaban quitándomelo todo, en lugar de ayudarme. Pasé algunos minutos en este desconcierto cuando vi que, alejándose un poco, empezaron a hablar en voz baja. Luego de hablar entre ellas iniciaron a charlar conmigo con una actitud de adultas demasiado amables. Me decían que me cortarían el pelo cortito, para que el peso del largo ya no lo tirara, me enseñaron algunos afiches que estaban en la pared que ilustraban los cortes de moda en los 70s para las chicas de cabello corto, diciendo: “Muy hermosos, como los de Pixie, la modelo fa-mo-sísi-ma”, yo pensé más bien que estaban equivocadas y que eran para señoritas y no para niñas y me quedé muy quieta sin decir nada tratando afanosamente de descubrir algún corte para niñas sin encontrar ninguno, mientras tanto ellas dos fingían escoger cuál corte de cabello me iban a ejecutar… y señalaban uno y luego otro y de todos no importando cuales eran decían: “ Qué preciosos” gesticulando exageradamente con sus bocas pintadas de labial rojo. Y en tanto esto pasaba, las tijeras iniciaron a cortar largos tramos de mí cabello. La señora cortaba más y más, hasta que de su bata sacó una navaja de afeitar y colocó en mi cabeza una crema que había batido a mano un minuto antes, comenzando a decir: “No te muevas nenita que te corto y te sale sangre”, “Baja la cabeza, hazla de lado, y no te muevas que te puedo cortar” “Esto de verdad que es por tu bien, créemelo”

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¡Ay mi Lucy hermosa! Me siento muy triste e indignada por todo esto que me cuentas. Si te sientes bien y quieres seguir contestando, me podrías decir ¿Cómo fue ese momento para ti? Fue muy triste, -me dijo con su voz entrecortada llena de suspiros que anunciaban su llanto- Yo decidí darle tiempo a que se recuperara y volví a preguntarle si se sentía cómoda en continuar, ella me contestó que sí. Me asusté muchísimo, tenía miedo que me sacaran sangre y aún con la capa de corte, la señora peinadora giró la silla para enfrentarme a los espejos enormes de su salón de belleza, ignorándome a mí y mostrándole a mamá que yo tenía tal forma de cabeza y que tenía un lunar cerca de la sien izquierda. Hablando sin parar, vaticinaba que quizá en cuestión de pocos meses mi cabello ya tendría un poco de crecimiento y que sugería aplicarme una loción capilar llamada “Petróleo Golba” y otras cosas más. Lo cierto es que mientras ambas no dejaban de hablar mi imagen se repetía y se repetía en los espejos. Alcancé a ver a mi mamá parada junto a una bola blanca y tuve que verme a los ojos para saber y reconocer que esa cabeza era la mía, me dio un terror paralizante…unos segundos después colocaron una masa tiesa de cabellos extraños encima de mi cabeza y reforzaron su actitud comedida y demasiado falsa, alabando lo bien que me veía. Ambas hablaban sin parar y las tijeras recortaban de la peluca parte de su falso cabello despejando mis cejas y mi frente. Así fue, que me di cuenta que se había convenido con anticipación, que la dueña del salón me rapara sorpresivamente para evitarme el sufrimiento de enterarme previamente, consiguiendo para mí una niña, esa peluca, -que ni si se parecía un poco a la del tipo Pixie que tanto habían elogiadosino más bien era medio rizada, con ondas marcadas y de color castaño lejano a mi color natural. Que la señora, su amiga, había “hecho el favor” -y ahí vino una serie de reconvenciones de cuidar y proteger la peluca que había sido difícil de conseguir para cabeza de talla pequeña…obviamente de adulta. Aún recuerdo la sensación incómoda de la malla o media en la que estaban cosidos los falsos cabellos, con la que se sostenía en la piel recién desnuda de mi cabeza. Me llené de una infinita tristeza y no quise verme más porque yo misma me daba terror.

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¿Como fue tu regreso a la escuela? Tuve que fingir que creía en las palabras de mi mamá, ella junto con mi hermana juraban que no se notaba que tenía un postizo de pelo en la cabeza.


Todo eso era extraño y tuve miedo porque sentí que trataban de engañarme. A la mañana siguiente mi mamá me entregó en la oficina de la Dirección y de ahí me llevaron al salón. Aquellas amigas que tanta ilusión guardaba por ver, ahora demostraban ya no ser más mis amigas, se secreteaban en parejas, algunas más hacían muecas de extrañeza, otras se reían burlonamente y la maestra Justina haciendo como que no me veía pedía orden y atención a la clase, mientras yo permanecía de pie llena de vergüenza ante tal recibimiento. Me indicó molesta que me sentara, que me mantuviera atenta a la clase y que ojalá lograra salvar el año. Todo se volvió nebuloso y no recuerdo más que pasó, solo recuerdo mi ansiedad por no mojar mi cuadernos o libros con mis abundantes y calientes lágrimas. Cuando el toque anunció el recreo no me atrevía a dejar mi banca, la maestra me jaló impaciente por cerrar el aula. Caminé solita por los pasillos que evitaban el espacio concurrido de juegos y encuentro de alumnas. Después de algunos minutos unas niñas mayores que yo y que no alcancé a ver bien, pasaron corriendo y arrebatándome la peluca y se la aventaron a otras, y esas niñas a otras y luego a otras más. En tanto yo sintiendo vergüenza y terror corría desesperada de un lado a otro en medio de risas y gritos de espanto que las niñas proferían al verme. Llegó un momento en que la dejaron caer al suelo, -la verdad parecía un animal muerto volando por los aires- y la comenzaron a patear de un lado a otro, yo no quise más correr porque no veía con claridad en medio de las lágrimas que no paraban de salir por mis ojos. En ese momento la interceptó una alumna de 6º. año, muy aguerrida, ella me abrazó y me coloco mi peluca nuevamente, gritándoles a todas, con su voz grave, que me dejaran en paz. A esa niña la llamaba por su primer apellido: Harrison. A muchas niñas les fueron prohibiendo juntarse conmigo, en el salón me sentaron sola y hasta atrás, todas se iban de mí y algunas me dijeron que no me les acercara, que yo podía contagiarlas. Me di cuenta que la enfermedad no se había ido con la cuarentena y que seguía conmigo, yo mientras tanto esperaba que mi pelo creciera para salvarme de ser la NiñaTtifoidea. Lucía Tapia González es Melody Maar Dibujanta, Gorda, Lesbiana, Neurodivergente. Nació en Ciudad de México hace 58 años. Es una sobreviviente.

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LILITH EXILIADA Lilith Dante

Hola, soy Wendy. Me atreví a decir en voz alta los maltratos emocionales disfrazados de amor familiar y eso me valió el exilio familiar. Inicié este proceso, empujada por el dolor, la traición, la hipocresía, camino por la depresión, los excesos, continuo en la reflexión, pero ya vi un atisbo de luz al fondo del túnel. Quiero decir, que si alguien se atreve a rascar a las formas familiares y llegar a los fondos, se podrá topar con un nuevo infierno, pero honestamente creo que es mejor conocer el infierno en el cual se encuentra una, a solo calcular equívocos en un paraíso de fantasía, que era donde yo vivía. Prejuicios que rompen He de confesar que la palabra “puta” siempre me ha causado ruido y confusión, dado el uso tan extendido que se le da en nuestra sociedad, pero en mi caso, la primera vez que me dijeron “puta” fue por usar un short con botas para salir a jugar, porque no encontraba mis tenis y la urgencia de salir a jugar era tanta que decidí desentonar y ponerme botas, a lo que mi hermana mayor me grito “pareces una puta, así no sales” yo no sabía que significaba “puta”, pero sentí que era algo malo por el tono en el que lo dijo. Y así me marco en mi infancia el insulto de mi hermana tachándome de puta por no usar la ropa apropiada para salir a jugar. Luego si fui bien puta, pero por otras razones, cabe aclarar. La muñeca tuerta En mi infancia, en una kermes escolar, compre una muñeca tuerta porque mi madre me había explicado que las muñecas sienten al igual que las personas y que no se les debía maltratar. Mi conmoción y empatía al ver a esa “pobre muñeca tuerta” me llevo a gastarme parte de los ahorros que ése día me entregaron en la escuela. La respuesta de mi mamá al verme llegar con menos dinero del pensado y con una muñeca de tan poco talante, le indigno y me dio una golpiza (ella solo me pego dos veces en mi vida, esa fue la primera). La lección a aprender que a gritos repetía, era cuidar el dinero y no comprar muñecas “feas”. Yo hasta antes de la tunda me sentía orgullosa del rescate, tal vez porque también me sentía digna de un rescate como el que pude hacer ése día, porque aunque yo fui una niña bonita, es decir cuidada, me sentía una muñeca fea, siempre sola en un rincón, platicando con los ratones.

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La experiencia La realidad, ese amargo ruido del despertador de la vida Yo vivía creída de que tenía la familia mas maravillosa del mundo, la mas unida, la mas honesta, la mas empática, la mas alegre, la mas y la mejor, porque además hay una vena competitiva y meritocrática en mi familia y por eso era la “mas y la mejor”, me lo dijeron y lo creí…pero, un día sonó el despertador y siguió sonando y ya no paró mas. Ése primer día fue, cuando a base de tanto insistir cuando llegaba mi papa de su viaje de trabajo, mi madre me confesó que mi papá tenía otra familia y que ella no sabía cuando iba a regresar o si iba a regresar. Mi padre representaba en mi infancia toda la seguridad y sabiduría del mundo que yo podía sentir en una persona. Ahí el despertador sonó fuerte. El segundo día que la realidad me tiro, fue cuando le mencione a mi hermana que su esposo me estaba acosando y su respuesta aún la sigo escuchando: “a quien más le has contado esto”. Y así llegaron más días. El exilio familiar y el encuentro conmigo Wendy B: ¿qué te movió el hecho de que tu hermana y sobrinas te dejaran de hablar? Wendy Q: lo que más me dolió fue que me sentí traicionada. Nosotras habíamos hecho un pacto tácito de lealtad, yo había aguantado mucha mierda, sin embargo, cuando yo evidencie sus acciones culeras, ellas deciden exiliarme y mis sobrinas mas cercanas deciden desaparecerme, (aplicarme una perversa ley del hielo) donde dejo de existir para ellas, lo cual es peor que si me hubieran matado, ellas me desaparecen, me vuelven la nada. Wendy B: ¿Qué significa para ti desaparecer? Wendy Q: Ser yo, ser Wendy es un esfuerzo y una lucha que entablo desde que tengo razón. Me ha costado mucho trabajo poder mantenerme siendo como soy y perderme no es una opción para mi. Y que me desaparezcan personas a quienes amaba, es lo que miro como una traición insoportable, tanto así, que preferí pensar en que eran otros los motivos. Porque si me afecto tanto, es porque ellas y su cariño me importaba tanto y porque comprendo cabalmente la violencia, la ignominia y la injusticia de desaparecerme.

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Wendy B: ¿Porque estas enojada? Wendy Q: Porque hay temas de abuso y violencia que en mi familia ha preferido callarse, callarme, ocultarlo y disfrazarnos de familia perfecta, antes de admitir una herida en su honor y una llaga en su y en mi persona. Estoy enojada conmigo porque también me traicione al callar, porque sabía que me exiliarían mas fácil y rápido y si calle un acoso y otro tipo de abusos fue en pos de la unidad y la sororidad que solo existía en mi cabeza, en mi paraíso de fantasía; la respuesta de ellas cuando yo fracturo ese pacto, fue el exilio familiar sin reparos, ni contemplaciones. Para irnos despidiendo Wendy Te escribo como parte de un deseo oculto, una necesidad de autoconocimiento y un ejercicio que es parte de la deconstrucción. Te escribo mi amada Wendy por primera ocasión, disculpa la tardanza, aprendí hace mucho a escribir y aprendí a plasmar mis sentimientos, emociones, amores y odios en cartas, pero nunca te había escrito tan frontalmente, platicaba con una sola Wendy, hacía un monologo de escupitajos de mis sentipensares, pero no me dirigía especialmente a una Wendy de las muchas que nos habitamos en este cuerpo. Antes me dirigía a una fracción de mi, olvidando que soy una Wendy entera y que si bien hablarle a una de nosotras, no desmerece a la otra, ahora puedo vernos como Wendy´s acabadas e integrales que pueden dialogar entre ellas, en fin… que acá estoy buscándonos, reencontrándonos o por lo menos (y vaya que no es poca cosa) intentándolo. Quiero decirte que, puedes y está bien sentir confianza en nuestro poder de resiliencia, que es importante que desarrolles tu inteligencia emocional que dabas por dada, (nada esta dado) todo se tiene que volver a construir, pero primero tienes que tirarlo todo y eso inevitablemente dolerá… tampoco le temas al dolor, es parte de la vida, no sé si quepa la palabra disfrútalo, pero si vívelo, Jaime (tu padre) te dijo que a él, le resultaba redituable el dolor y hasta algo placentero porque lo hacía sentir vivo.

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Recuerda tu manía de que cuando te duermes en un lugar inapropiado te pellizcas para despertar, algo así tienes que hacer con tu conciencia, cuando sientas letargo y creas que todo esta monótono y apacible, date un pellizco de realidad, a veces es tan fácil envolverte en tu burbuja y quedar


adormilda, así no vale la vida, así no, nos gusta, sí es cómodo, pero es fácil y aburrido. Cuídate Wendy, cuídate de todos, pero sobre todo cuídate de ti, que eres quién mas daño te puede hacer, sé medida con todos los extremos, sé que de opuestos estamos hechas, pero es momento de cambiar algo, el equilibrio sigue siendo nuestro más anhelado ideal, pero no como un sueño guajiro, sino como una realidad cercana. Defiéndete, siempre que sea necesario, de todo y ante todos incluso de ti, ya ha quedado demostrado que puedes ser tan nociva como el peor de tus enemigos. Y también pudimos comprobar de un modo cruel, pero certero, que nadie mas lo hará por nosotras, nadie nos va a defender como queremos, ni merecemos, salvo nosotras mismas. Ya no es tiempo de callar, pero si es tiempo de ser mas prudente, utiliza tu experiencia a tu favor, no en tu contra. Finalmente te pongo sobre la mesa el motivo explícito y detonador de este mensaje, nos sentimos profundamente heridas porque vimos que se rompía y corrompía (ambos ejecutados en pasado y presente) un pacto, el de la familia de mujeres “invencibles y unidas ante todo y contra todo” y puede ser que nos hayamos preparado como familia para muchas cosas, pero nunca, ni por asomo nos preparamos para enfrentarnos a nosotras mismas, nunca fue cuestionada si la autoflagelación era “normal” u optativa, por algún tiempo hemos de confesar que también tu y yo pensamos que el dolor y el sacrificio era parte de amar y de estar. Cuando tu y yo rompimos el pacto de amor masoquista, nos echaron fuera porque ya no pertenecíamos al mismo círculo de creencias, y sé que fue doloroso, lo es aún, pero te juro que cada día lo será menos, te juro que aunque duele, pasara, porque todo pasa, porque no hay nada eterno, porque te levantaras con tus dos pilares que son fuerza e inteligencia y cuando no te puedas parar, porque también habrá días así, sabrás que ya no tienes que sufrir extra por eso. Te amo y espero demostrártelo mas.

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RENUNCIAR A MÍ

Karina Maricela Escalante Rea Tengo los temibles 29 y ah y me llamo Karina he renunciado a mi muchas veces, algunas por elección propia pero otras tantas y casi la mayoría por lo que la realidad que mi circunda espera de mí y cuando hablo de la realidad que me circunda me refiero a mi familia que en su ideal un poco o un mucho, no sé a qué nivel, pero sé que esperan que en mi aplique esa vieja y horrible frase rara, que ya siente cabeza, como si le que soy se quitara con eso, también están mis amigas conservadoras un poco siento ya que se la pasan diciéndome que le baje dos rayitas a mi feminismo porque de seguir así me voy a quedar sola o los vatos recordándome que no encajo con ningún estereotipo de belleza occidental que lo ideal es apurarme a encontrar un macho protector ahora que soy joven porque así siendo gordita no hay mucho por elegir y debo agradecer que me elijan claro si no pretendo ser eternamente la amiga de la bonita letra y no podían faltar al último pero no menos importantes los medios de comunicación masiva recordándome como debo de lucir cuanto debo de pesar e incluso de que color debo tener la piel . Si, esa realidad que carcome, que mutila los sueños, las ideas que nos envuelve sin la necesidad de hacer nada, basta con vivir es por ello que a veces es imposible no entrar en ese vestido donde el patriarcado dio la tela y los medios de comunicación los cosieron y como no, esa linda pedrería que le incrusto la iglesia, como querer no probárselo pensarían muchos y si también muchas pero si otras, tantas muchas, miles millones, no ,no lo queremos ni siquiera probar, ni comprar ni tener y lograremos no verlo, pero a veces no, nos dan a escoger no lo colocan a la fuerza y justo estas líneas autobiográficas son para esas mujeres que somos diferentes, que no queremos el vestido, que no queremos renunciar a nosotras, por entrar en él, porque en ese intentar nos amputamos los que nos hacen creer que nos sobra, pero que no nos sobra, es nuestro, tanto como nuestras cuerpas nuestras ideas nuestra libertad, .

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Explicarlo de otra forma me resultaría tal vez más difícil porque tengo que confesarles que como residuo peligroso de querer usar ese vestido, que odie tanto, termine desarrollando una empatía gusto , vicio no lo sé, no sé qué es más o que es menos pero a veces convierto mis Sábados de esos donde no salgo y me quedo encerrada en casa tirada en la cama sintiendo mi cuerpo observando mi espacio ese que dicen algunas debemos tener luego entonces pasa lo inminente veo mi closet y mis piernas sin reparo sin ningún pesar no temen de nada no renuncian a nada solo dejan por unas


horas esos aburridos pantalones de mezclilla y las camisas de manga larga y botas de seguridad que mi trabajo dicta y comienzo a probarme toda mi ropa empezando con los vestidos, haciendo escala en faldas, palatzos, jumper, shorts, que tengo colocándoles sus accesorios ,bolsas zapatos, buscando lo que me me hace sentir cómoda y atiende a lo que a mí me parecen combinaciones perfectas y así me observo y me observo en el espejo deseando a veces un poco que el espejo apruebe el oufit que llevo puesto que tal vez nunca usare o usare una vez o tal vez solo sea inimaginable por que estando afuera vestida así el mundo susurrara de mí y tal vez no me guste lo que susurren de mí. Como aquella vez que el cosmos me susurraba no vayas pero fui en realidad era muy joven me gustaría decir que mucho muy joven, pero no ya tenía 24 años y había convencido a mis padres de hacer mi servicio social en tierras lejanas en un parque que me gusta verlo como ecológico y amigable al medio ambiente y que me dejaría tener un bonus a mi currículo aunque en realidad estaba lleno de consumo, publicidad y era depredador voraz y bueno mencionar que también ahí estaba el, si Iván se llama aunque prefiero llamarlo ese bato que me había prometido tener una relación si me atrevía a irlo a buscar hasta allá y así comencé la aventura sin oír lo que la vida tanto me susurro que susurró me grito en la cara pero decidí no escuchar. Ahí estaba yo bajando del avión sintiendo, observando lo que era estar lejos de casa en un ecosistema con otros colores, con otro clima, con otra gente, la piel se me erizo, pero estaba sola nadie lo noto al final lo que importaba era mi relación estable, con él, mi crush así que ignore lo que mi cuerpo somatizaba y me concentre en observar, observar el medio. La sala de espera del Aeropuerto era grande llena de personas, algunas eran familias numerosas y aparentemente felices que llevaban hasta el perro dispuestos a disfrutar del turismo, también había parejas de esas que se toman de la mano y caminaban a comprar su boletos de bus y se besan intermitentemente aunque claro tampoco faltaron las bolas de amigos que solo ríen y ríen y se sacan fotos que seguro posteaban en Instagram de manera despedida. Mientras clavaba mi pareja Alemana que compraba boletos a algún destino de tierra caliza yo solo podía pensar en que yo estaba sola y lo chinito de mi piel regreso, que más daban las promesas, estaba ahí sola sin un diagnóstico del lugar , sin herramientas para cuidarme, el abismo de lo nuevo me consumía y él estaba retrasado yo veía y veía el reloj y no llegaba el aero-

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puerto me hacía sentir como esa planta sola y triste en el mundo de Walle y tuve que partir sola, sola al nuevo viaje al nuevo mundo, mínimo hasta que lo encontrara lejos del aeropuerto. No, se cómo no supe con esa probadita saber que nada estaría bien con el alado, que sería un renunciar a mi constante a mis sueños, a mis ideas o a mi planeación de vida si él estaba. Pero aunque el mundo me lo susurro una y otras ves a través muchas personas, circunstancias e incluso miedos, no lograba verlo y una vez incluso un alacrán me salvo, si como lo escuchan, un alacrán me salvo. Era sábado por la tarde noche y yo regresaba de ver a mis padres para encontrarme con a Iván en la casa donde vivíamos y no vivimos, la casa que alojaba nuestro amor pero que a la vez no era mi hogar, no me sentía segura y nada era mío, ni la cama, ni la cocina ni las plantas. La realidad es que esa sensación de no pertenecer tampoco quería apropiármela y me esforzaba por sentirme parte de ese hogar y además el acuerdo era debajo de un puente si es necesario pero juntos. Llegue a esa casa, era grande y de decoración antigua lo que me hacía sentir en una novela de época de esas donde las mujeres usan grandes vestidos y los hombres pomposos trajes el aun no llegaba yo moría por besarlo y sentirme en mi propia novela de época, que todo era perfecto me metí a bañar y deje mis sandalias por ahí en algún lugar, cuando escuche la puerta y era el, el con su gesto de fastidio por hacer el arduo trabajo de sacar muelas todo el día y su cara de maldad como un niño cuando compra una cantidad prohibida de dulces, pero estos dulces no eran exactamente para niños . Por lo que concierne a mí me había comprado mi dotación exacta de cervezas las necesarias para la noche de sábado y en efecto la tarde comenzó al calor de mis cervezas y sus dulces de adulto yo estaba contenta tenía un esposo, un marido un acompañante como todas mis amigas por fin, jamás siempre había sido la que nadie quiere tenía por fin un hombre a mi lado que me cuidaba y protegía, tenía un trabajo que me permitía subsistir a mis padres adorados y hermanos amados bien que más podía pedir.

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Al calor de las copas y unos dulces por parte de él se subieron los ánimos y mantuvimos relaciones sexuales al terminar era necesario ducharnos era primavera y vivíamos en tierra caliente y justo fui ahí, que empezó lo que yo


llamo el infierno las sandalias que cabe destacar compartíamos porque no teníamos cada quien las suyas, no aparecían, puntas sandalias las buscamos y las buscamos sin éxito yo a cada momento me sentía más pequeña más frágil y él por el contrario se convertía en un monstruoso su enojo aumentaba cada ves que movía algo o buscaba en algún rincón, estaba incontrolable en ese momento lo desconocí deje de saber con quién vivía. ¿Donde están las putas?, grito, seguro tu amante se las, si eres bien puta. lo único que sabes hacer en mi ausencia es coger con otros hombres yo estaba aturdida los recuerdos de los innumerables veces que ejerció violencia física y psicológica sobre mí se acumulaban en mi cerebro, no sabía que contestar, eso no había sucedido pero las sandalias no estaban. Conteste con voz suave y respetuosa no amor eso no paso, tranquilo, aquí deben de estar, tranquilo Amor me bañe temprano y por aquí las deje entre en desesperación y menos las encontraba -Karina ,tranquilo, no digas tonterías grito, mientras sentía la fuerza de su puño en mi espalda, muslos y nalgas así quieres que te trate no ,a golpes metes hombres a mi casa si no te golpeo no entiendes y puro golpe interno por que la puta es de piel delicada grito, sentí su puño aplastar mi estómago me quede sin aire y caí al piso no sabía que pasaba, él no era el, era un monstruo golpeándome sin reparo me insulto tanto como pudo y yo esta ocasión no reaccione a golpes como solía hacerlo .Esta vez sentí mi vida en juego , era un ser enloquecido por la furia y coraje, coraje que yo también sentía que yo también pensaba, mientras recuperaba el aire y mis lágrimas se derramaban por mis ojos . Con el poco aire que reuní cuando me tomo del vestido y me aventó al suelo, le dije que: No metí a nadie, entiende, decir eso fue mi sentencia de muerte volvía a aventarme contra el piso y comenzó a patearme sin cesar no recuerdo ya bien la sensación ya estaba entre la conciencia y la inconciencia, cuando dijo ahora resulta que eres frágil si pesas como cien kilos, pinche cerda, retumbo en mis oídos. No sé cómo paso pero cuando retome la conciencia yo tenía su cara a unos centímetros de la mía y su cabeza estaba ligeramente separada del filo del , tenía mucho miedo, sentía que podía acuchillarme o matarme a golpes y enterrarme en el jardín de esa enorme casa cuando un alacrán salto y callo en su frente supongo que del sillón o no sé de dónde, pero lo pico y en automático se levantó y comenzó a quejarse le dolía le ardí o no lo sé yo estaba

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recién golpeada muerta de miedo y observando el entorno con las fuerzas que mi cuerpo golpeado me permitía. Grito ayúdame, que no piensas hacer nada y yo volví a renunciar a mí tome aire y fuerza no sé de dónde y lo ayude esperando que ahora el no muriera por el piquete de alacrán. Mientras revisaba mi aplicación de naturalista para ver cómo podía ayudarlo y como asegurar que ahora el no muriera o no estuviera al filo de la muerte comencé una reflexión interna de como podía estar en esa situación que me había hecho tener tan frágil el carácter si toda mi vida me había caracterizado por mi personalidad dura y robusta como podía permitir que alguien pudiera dirigirse a mí y tratarme sin una minúscula pisca de respeto y peor aún como podía tener miedo de salir de ese círculo vicioso. Pensar tanto durante casi los tres meses posteriores al infierno de las chanclas me llevo a pensar en que hubiera pasado si yo no hubiese crecido con más elementos de cuidado, de protección de autoestima si mi entorno no me hubiera enseñado de forma inconsciente que los hombres mandan y que hay que mantenerlos contentos o tantito peor buscar la forma de mentirles y tenerlos en calma hacerlos sentir que siempre tiene la razón, si hubiera confiado en cómo se me veía el vestido cuando tenía 12 y no me hubiera centrado en el cabello perfecto de Jessica Pérez o si no me la hubiera pasado queriendo ser Nataly con su casa perfecta y su cuerpo de señorita a nuestros escasos 11 años . Si no me hubiera centrado la belleza en el color de piel, en el peso o tal vez ,si solo tal vez desde niña hubiera aprendido y hubiera formado la idea que eres constructor de amor y merecedor de amor por la energía que emanas, por tu postura ante la vida, por la empatía que generas, por la calidez humana que posees, por lo respetuoso que eres, por el conocimiento que compartes, por el sentido del humor que le encuentras a la vida, por la honestidad que compartes, por el sentido que le encuentras a cada proyecto que emprendes, por pequeños que sean por la pasión que tienes por cada actividad de tu vida, por la tolerancia que posees y por lo que puedes dar y no por tus características físicas o por tu parecido o no parecido al estereotipo occidental .

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Si no hubiera crecido con esos conceptos con esas ideas jamás hubiera conocido a Iván jamás hubiese dejado que arrasara con mi estar para ensimismarme en él hubiese concluido la Universidad en tiempo y forma siempre he creído que tengo talento académico y al terminar hubiese hecho mi


servicio como siempre soñé en la SAGARPA ahora SADER alguien hubiera reconocido mi talento y seria coordinadora Regional o tendría algún puesto de mando medio y hubiese puesto mi granito de arena para cambiar la realidad rural que aqueja a mi país como era mi sueño al entrar a la muy quería FES Aragón. Claro sin mencionar que tendría un coche y ya estaría haciendo la Maestría, no estaría aquí contando como una relación me dejo varada en la nada sin elementos para seguir. Hubiese encontrado un compañero respetuoso amable, si por qué no? Letrado, sensato y con ganas de acompañarme en mi camino y yo a él o simplemente nunca hubiese tenido la necesidad de un bato jamás no le hubiera faltado el respeto a mi cuerpa no hubiese dejado de ser yo, hubiese seguido el proyecto de vida que aún conservo en una hoja de cuadro chico en mi pobreta de formación Cívica y Ética de la Secundaria, pero si algo me reconforta y he aprendido a lo largo de esta historia, de esta vida, de habitar en esta cuerpa es que todo cambia todo se modifica nada es estático y siempre se puede replantear . Renunciar a mi ahora se resignifica no solo se renuncia cuando todo parece abrumarte, cuando parece que no hay camino, también se renuncia a uno cuando es necesario volver a fórmanos las alas cuando hay que ver hacia delante en este tiempo occidental que sería de mi si no hubiese aprendido a resignificarme a remodelarme como la arcilla en las manos de Molí, que sería de mi si no hubiese aprendido que renunciar a mi a veces es encontrarme en otras historias en otras cuerpas en otros sueños para partir de ahí volver a trazar el camino y encontrar a una nueva yo Kari o debería de decir Karina digo ya tienes 35 y ya superaste que Karina no es agresivo solo es tu nombre. Estoy muy emocionada de contestarte esta carta necesito contarte que me hizo sentir cada una de las cosas que encapsulaste en las letras de tu carta anterior aunque también quiero mencionar que note que has mejorado mucho en tu forma de escribir y supuse que era resultado de lo mucho que hemos logrado y digo hemos porque aunque a veces lo eche al saco del olvido también soy esa que describen tus cartas anteriores. Tus líneas me transformaron en esa mujer que por fin logro la obra de su vida por fin ostentamos nuestro título universitario y nuestra maestría logramos conectar con nuestro yo libre que se gana la vida por fin como quie-

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re y le gusta y no como puede lo que le gusta, por fin no le debe su tiempo a una empresa conservadora derechista y explotadora en resumen fifí … ahora viajamos en nuestra golf azul entre las calles de Michoacán saltando de cooperativa en cooperativa conectando con la gente vulnerable enfrentándonos a las dificultades de este sector de la población pero que nos hace sentir que no le fallamos a nuestra carrera profesional y que a través de nuestra capacitación logramos transformar la realidad que nos circunda . No sabes alegría que me causa saberte equilibrada que no todo es trabajo, sabes mis ojos se llenaron de lágrimas cuando me dejaste mirar en nuestro corazón con siete años más, Te observe tan fuerte, saber que por fin sabes con quien vulnerarte y en qué momento sin miedo de fracasar y sabes tuve escalofríos en mi cuerpo y mi piel se erizo cuando me contaste como nuestros padres envejecen y cada vez son más frágiles pero que estamos para ser un apoyo cuidarlos hacerlos sentir que los amamos por encima de cualquier cosa pero sin desbordarnos porque al final ellos tienen su vida pero si son nuestro único tesoro y nuestros únicos compañeros de vida sin ellos estaríamos solas en la vida Pero en definitiva mi parte favorita fue el festejo de nuestro cumpleaños 35 primero porque cayo en viernes como nuestro cumpleaños 29 pero el festejo fue sublime nosotras sentadas en el cañón de la colca en Perú por fin bebiendo vino tinto observando, sintiendo perdiéndonos en las alas de los cóndores que planean por encima de nuestras cabezas sintiendo la llegada de la mitad de nuestra vida y que después de todo lo hemos hecho bien a nuestro tiempo a nuestro ritmo , me sentí en el centro de mi vida en el centro del universo en el equilibrio que siempre soñamos tener .

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LOS PELIGROS DE ACERCARSE AL FEMINISMO SIENDO UNA MUJER CAZADA Jackeline lópez Me niego a seguir cancelando mi ser Me niego a anular mi sexualidad Ya no quiero estar con personas que solo buscan imponer sus ideales y motivos sobre mí, acosta de mí. La confesión. Lo primero que tengo que decir antes de mi confesión es que no siento ninguna culpa por lo que voy a confesar, y claro, creo que solo así es posible estar aquí, confesándolo. No tengo culpa, más bien estoy muy enojada. Porque las mujeres no podemos ser diferentes a los estereotipos sociales que el patriarcado a construido sobre nosotras, como el matrimonio que es una de las instituciones que han montado los hombres para controlarnos y privatizarnos solo a nosotras, las mujeres. Me gusta decirle si a la vida cuando me encuentro a alguien que le fascino y viceversa. Esa es la confesión, una vivencia tan natural que se convierte en un secreto porque es inaceptable en una “buena mujer” acostarse con personas que no tengan el permiso. Me he dispuesto a tener esporádicamente relaciones sexo-afectivas porque me hacen recordar que puedo tomar decisiones fuera de mi casa, mi familia o mi pareja. Me hacen sentir poderosa, atractiva. Puedo jugar a ser completamente otra chica; más irresponsable, menos aprensiva, más desenfadada, más atrevida. Es como si jugara por un momento un papel protagónico de una vida distinta, muy lejos de la que “oficialmente” llevo. Pero bien, el punto aquí confesable de este tema es que estas experiencias que decido vivir a escondidas, han sido vitaminas para mi anímica vida, y me han ayudado a soportar mi matrimonio socialmente correcto. Recuerdo que un día me dijo una amiga, tus secretos, nuestros secretos son experiencias de gozo vividas que sólo tú comprendes porqué las necesitas. Ahora, imagina por un momento que en tu corazón tienes un valioso cofre, en el puedes ir guardando esos tesoros que solo son para ti, que te hacen sentir viva, encontrarle un sentido a la vida, sabiendo que nadie más lo podrá entender pero bueno, eso es lo de menos. Lo importante es que nosotras sigamos aquí, resistiendo, haciendo infinidad de maromas para permitirnos ser y estar aquí, en una tierra donde nos han obligado a existir y ser fuera de los márgenes de ellos y sus leyes. Después de pensar tanto sobre el tema, me pregunté ¿por qué las mujeres que estamos casadas bajo este régimen heterosexual tenemos que vivir nuestros afectos sexuales a

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escondidas? En realidad, creo que no solo las casadas estamos en el ojo de la inquisición patriarcal. Más bien, el intento por resistir y reivindicar nuestras vidas encajonadas en el cautiverio del matrimonio como lo analiza la grandiosa Marcela Lagarde es que vamos descubriendo lo que nos han prohibido sin salir lisiadas, quemadas, desaparecidas o asesinadas. Vivimos a nuestra manera la resistencia y el coraje de vivir, realmente gozar en vida eso que nos dicen que está muy mal. Porque es un hecho que todas somos perseguidas desde las solteras, las viudas, las prostitutas, las presas, y hasta las monjas. A todas, los hombres misóginos y patriarcas nos reprimen para privatizarnos como cuerpos reproductores ya sea de estirpe, de cuidados o servicios para su beneficio y placer necrófilo. Esta confesión me enoja, ¿Por qué tengo que vivir mi sexualidad en clandestino? Y es como si me estrellara en la pared de lo absurdo de esta confesión. Solo deseo muchísimo que mis confesiones vean la luz de la libertad. No siento culpa porque la que intenta romper las cadenas y vivir una vida libre sin ataduras, soy yo. Y lo mismo deseo para todas las mujeres como mi madre, mi hermana, mis amigas y mis hijas.

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Desarrollo de la experiencia Cuando era adolescente y quería ser libre –estar lejos de mi familia machista- mi papá me ofendió muchísimo como para evitar que su hija se convirtiera en una “puta”. Me decía que las mujeres sin valor son putas, y que las putas son las mujeres que no merecen ningún respeto. Pero ahora, después de creer que eso ya había sido superado me topo con lo que mi yo del pasado sentía y se enfrentaba. Ayer me volví al pasado, unos 15 años atrás, escuchar esas pláticas donde mi papá más pensando en mi marido me dijo que diera gracias a Dios que como sea él si me ha respondido y “ayudado” con el paquete de mis hijas, me decía yo sé que tú eres una mujer de casa, decente, de un solo hombre, porque cuando las mujeres se convierten en putas ya no tienen ningún valor, y cualquier cabron solo te utilizara de bacinica porque ya no te darán el mismo lugar de respeto. El punto es que leyendo mi carta del pasado y repensando todo esto que he compartido en el taller con mi tema. Llegué al punto dentro de mis propias reflexiones de que entonces mi matrimonio fue una especie de escudo contra mi padre. Con el que callé a mi padre, siendo eso que él aprobaba.


Una ocasión mi pareja de recién casados me dijo mientras teníamos relaciones “te convertiste en mi bacinica” yo no pude ni si quiera responder con enojo, simplemente me eché a llorar. Él sabía que mi padre siempre me lo había advertido, “los hombres solo te van a utilizar de bacinica”. Y ahí estaba comenzando mi relación oficial con un hombre que se excitaba mientras me follaba y me decía bacinica. Otra ocasión, mi esposo me acuso con mi papá de estar coqueteando con una persona y mi padre frente a él, me dijo “ninguna de mis hijas han salido putas, y yo no quiero enterarme que alguna ande de puta y no respete su matrimonio”. En ese momento me pareció una más de las pláticas malditas de mi padre. No me di cuenta hasta ahora, de la complicidad que incluso mi papá y mi pareja han tenido para “amedrentarme” y advertirme de lo mal que me va a ir si no sigo como voy. Llegado a este punto, me siento muy mal, porque me pongo a pensar que no solamente es en casa donde nos encierran, acosan, controlan y privan, afuera también y es real. Si eres mujer, la sociedad no te trata como a los hombres, te trata según “tu clase de mujer”, y solo de entre dos grandes categorías que engloban a las mujeres: santa o puta, y cuando pones un pie en la que está del “lado malo”, todos como perros buscan destruir cualquier señal de que nosotras también somos personas y estamos también vivas. Lista de hubieras: Hubiera hecho valer mi palabra, mis sentires, mis deseos Hubiera pensado primero en mi misma, antes que los demás Hubiera abortado Hubiera descubierto el feminismo radical a tiempo Hubiera sido diferente pero no me di cuenta de esa posibilidad hasta ahora, pero nunca será demasiado tarde. Carta a mí del presente. Hola, querida, espero que estés muy bien, me da mucho gusto estar aquí, escribiéndote, me emocioné mucho con esta actividad. Sabes, creo que al final de cuentas lo más importante es nunca alejarte de ti. Mucho tiempo lo hiciste, como yo de repente lo sigo haciendo, es verdad, pero te veo más fuerte. Estás descubriendo el mundo por ti misma lo cual me parece hermoso. Estoy muy orgullosa de ti, de que a pesar de todo y el miedo a perder tu estabilidad con los demás, estas dispuesta a perderte para descubrirte porque sabes que lo más valioso es encontrarte. Es un trabajo muy importante el hecho de que hayas abandonado las ex-

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pectativas que tienen los demás sobre de ti, así mismo como tú has dejado de ser exigente hacia los demás. Te siento más honesta, más imperfecta, más sensible, más abierta. Valoro mucho cuánto has cambiado, y te abrazo con todo mi corazón, sabes que te amo mucho y que a pesar de lo que pase, nos tenemos. Besos Carta a mí del pasado Hola, niña, te escribo apenas y ya mis ojos comienzan a cristalizarse. Siento un mariposeo en el corazón, entre un desasosiego y una sensación de amor profundo que busca a la distancia compensarte, abrazarte, ayudarte. Tengo tantas ganas de encontrarte, de decirte que las cosas no son como las crees, o como te dice la gente. Se que estas sólita, que tienes mucha hambre por descubrir eso que no tienes muy claro pero que te hace palpitar el corazón. Salir de casa, del dolor, de la frustración. Encontrar un lugar seguro, y feliz. Yo veo que simplemente es ese espíritu que te vibra por completo y que guardamos en común, el de ser nosotras mismas y el de estar libres. Seré muy sincera, uno de los anhelos que pasan por mi mente en este momento es poder acompañarte y apapacharte en esos tiempos tan difíciles, y hacerte más fuerte. Cuchichearte y decirte “no, no le creas”, “por favor, por favor no dudes de ti”. Soplarte las mentiras de todos aquellos que solo quiere de ti lo que necesitan para ellos. A pesar de que en mis recuerdos te veo muy lejana, te conozco perfectamente, y sé que estás muy confundida, que tienes tantas ganas de mandar a todos a la chingada, empezando por tu padre y a tu madre que tanto te han lastimado, a tu novio que es un cabron acosador, pero no sabes cómo, y también no tienes otras formas que te permitan verte diferente, o mínimo que te permitan visualizar tu futuro en otro lado y de otra manera.

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Me hubiera encantado encontrarte en esos momentos, donde vivías la desesperación que te causaba la persecución de tu novio. Cuantas veces le dijiste que ya no querías nada que se dieran un tiempo. Que parte de tus sueños eran vivir y ser, sin estar bajo el yugo de nadie menos con alguien parecido al machista de tu padre. Y sin embargo, cediste una y otra vez, porque creías que algún día diciendo por favor te iba a dejar en paz. Es difícil, hablar con tanta franqueza, pero sé que nos entendemos y que sabes que


más allá de querer hacerte sentir mal, quiero que sepas que te amo, y que no estoy enojada contigo, hacías lo que podías y tratabas de surfear las olas con lo que tenías a la mano. Más bien, te abrazo y te digo de nuevo que te amo. Te abrazo con mucho amor, porque grábate esto, estoy muy orgullosa de como a pesar de todo has sido una mujer muy valiente. Me gusta mucho la ambición que tienes de seguir abriendo caminos nuevos. Yo he aprendido mucho de tu experiencia, eres una maestra muy importante, esta que soy ahora es gracias a ti. Te amo con todo mi corazón, alma mía. Carta a mi yo del futuro. Hola, querida amiga, te escribo con mucha alegría, primero quiero pedirte una disculpa porque creo que eres la personita más castigada por mis deseos de perfección. Renunció antes que nada a esas exigencias. Y quiero empezar por que sepas que renunció en esta carta y en persona a las tantas expectativas que tengo hacia ti, y el inalcanzable intento imaginario que está justo alrededor de ti. Renunció primero a todo ello, porque no quiero que se nublen mis sentidos en mi acercamiento a ti, a mí. Solo quiero que sepas que te deseos todo lo mejor, que nunca pierdas esas ganas de seguir creciendo, alimentando te, cuidándote, amándote. Que tus niñas, sean esas futuras compañeras y que logren comprender tus intenciones y proyectos de vida. Deseo de todo corazón que la salud te acompañé por mucho tiempo, que la felicidad y la alegría sigan siendo ese motor de arranque en tu vida. Que no solo con estas futuras mujeres te encuentres sino con todas aquellas que amorosamente estén dispuestas a hacerse y hacernos crecer. Últimamente he cachado que los juicios que aguardo sobre mi misma nublan mi propia visión de lo que realmente soy y me imposibilita reconocer mis capacidades. Deseo de mucho corazón que eso para ti sea tema superado y que confíes en ti misma tanto como yo ahora te confiaría mi vida entera. Para muchas personas soy una mujer caprichosa, visceral, inmadura, egoísta. Para mí, estoy intentando ser, por eso voy a dar paso al tiempo, Inhalar paciencia, Calmar la ansiedad, Voy andar con miedo y sin él. Después de

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todo, mi futuro es tan incierto como el tuyo, y con más razón necesitamos agarrarnos de las manos bien fuerte. Te amo, con mucho amor. La entrevista desarrollando la problemática de tu tema. Me entre-visto. Bueno, espero mi llegada en el café favorito. Han pasado como diez minutos pero no hay problema. El tiempo para nosotras es una experiencia que debe disfrutarse, no es cantidad, no es justo que esos números congelados petrifiquen nuestras infinitas posibilidades y que nos haga perderlas o evitarlas. Me veo desde lejos y emocionada nos/me saludo. Siento una atracción muy rica y divertida con la energía que vibro. Nos sonreímos y lo primero que quedamos en hacer es pedir algo para compartir y disfrutar. Un café, un taquito, un té de Jamaica con kiwi, entre ácidito y dulzón. Y bueno, después del ritual de gozo de estar conmigo, damos paso a la entrevista. Bien, pues me gustaría saber ¿cómo estás? Te veo tan bien. Pero venga, dime, qué tanto te hace ruido en esa cabecita ambiciosa. Yo me río, y asiento con la mirada y mis gestos. Si, pues me siento bien. Preocupada por mi futuro y el destino, pero ya sabes, nunca paro y siempre veo que hacer. Últimamente me he dedicado a trabajar para tener independencia económica pero también me doy cuenta que es una trampa que si me ha funciona hasta cierto punto pero no me permite alcanzar cosas distintas. Como siempre, me estoy replanteando todo esto. Y ¿cómo te has sentido? Híjole, evidentemente no soy la misma de hace años. Siento que soy otra, más fuerte, más honesta conmigo misma, más lúcida. Y a la vez no. Es muy extraño. Tengo claridad en mis deseos y lo que me gustaría hacer pero siento que las circunstancias no me permiten, por ahora, decidirme. Y eso también me frustra, porque cuando soy muy dura conmigo misma, lo interpreto como que estoy viviendo una falsa vida alejada de lo que realmente me hubiera gustado vivir.

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Wow wow, pero y ¿por qué no lo has hecho? Pues porque a veces digo bueno, puedo seguir, pero después me entra la desesperación de seguir asumiendo cosas que no me gustan y es ahí cuando me siento mal, frustrada, triste.


¿Qué te gustaría hacer? No depender de nadie, tener la libertad de ir y venir sin tener verdugo. Viajar, trabajar fueras de la ciudad. Explorar mi sexualidad con distintas personas. Ser libre, pero creo que para eso, primero hay que ser valientes. Y cuéntame, ¿podrías decirme si has hecho algo distinto en estos tantos años para lograr lo que te gustaría hacer? Uhy si! Fíjate que ha sido todo un proceso. Primero me di cuenta que algo andaba mal. Como creer que por guardar mi virginidad hasta el matrimonio y casarme de blanco con un hombre en exclusividad era hacer las cosas bien. Ir reconociendo que en mi relación había muchas conductas machistas y violentas me tomó mucho tiempo. Hasta que fui viendo las cosas con más claridad, y un día le dije a mi pareja, después de 12 años juntos. Abandono la tarea de educarte, comprenderte, disculparte. Ya bastante tenemos como para que sigas siendo el mismo. Pero ahora, solo quiero hablar por mí, y te digo que desde hoy dejo de intentar maternarte. Somos adultos y cada uno es responsable de sus propios actos. Con enojo y frustración reconocí mi relación injusta. Como por ejemplo me parecía de la chingada que me quedé tantos años y la mayor parte de mi tiempo cuidando de nuestras crías sin poder tener la posibilidad de desarrollarme en otros espacios. No tener ningún círculo de amistad cercana con la cual pudiera escapar de ese encierro fue algo que normalice pero ahora me causa mucho enojo y miedo como en mis pensamientos justificaba y creía que estaba bien dejar –siempre- para después lo que yo deseaba o quería, anteponiendo lo que mi pareja esperaba –exigía- de mí. Y aun me pasa pero ya me doy cuenta, y me alegra también que ya es menos. Me deprimió ver que mucho tiempo he vivido y existido alrededor de mi pareja (después de mi familia), en un proyecto de vida que básicamente yo nunca elegí, ni quería. Pienso por ejemplo que yo no aborte principalmente porque tenía tanto miedo a equivocarme, a no tomar la decisión correcta y por él, que me aventó al ruedo, porque así lo sentí aquella vez que sin previa consulta de la decisión, el mismo día que íbamos camino a la clínica, en casa de mis padres le llamó a mi mamá y le anunció que yo estaba embarazada y que iba a necesitar mucho apoyo. Yo no lo podía creer, me quedé helada y mi madre sin más me felicito y me dijo que no quedaba otra más que echarle ganas. Siento que ese evento desencadeno en mi la continua sumisión de mis actos o deseos personales para cumplir con los mandatos que implícita o abiertamente los demás han impuesto sobre de mí. Tam-

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bién creo que romantice todo el asunto como una forma de convencerme de que si, que estaba haciendo lo correcto. Y ahora veo que no fue más que un auto engaño para soportar tanto y por eso no me culpo. Y no me reprocho, comprendo las circunstancias en las que he vivido. Además que parte de mis proyectos de vida ahora son compartirme con personas que me acepten tal como soy y quiero ser, como mis hijas, y justo como ahora lo hago contigo. Y así muchas cosas que me he cuestionado con el camino que comencé gracias a la política de las mujeres que he encontrado. Duele saber que he perdido tanto tiempo, tanto de mí en el esfuerzo interminable de cumplir con mi deber ser de mujer heterosexual, y madre esposa en una relación tradicionalista. Hasta que veme hoy aquí, contigo, encontrándonos de frente, con tantos sentimientos encontrados pero con mucho gusto y amor. Agradezco mucho tu confianza. Me gustaría que cerraras con unas últimas palabras sobre todo lo que me has platicado.

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Creo que la libertad para las mujeres va de ir sumando de a poquito a poquito acciones autónomas para ir aumentando la confianza propia y que esta te vaya dando empuje, demostrándote de que estas hecha y que eres capaz de hacer o lograr. Pienso que esos pequeños actos de valentía para romper las cadenas comienzan en nuestra propia cabeza y así, te puedo decir que el acto más revolucionario para mí en estos años ha sido tomar mis propias decisiones sobre mis deseos, mis sueños y mis placeres sin importarme un pedazo de mierda lo que mis más allegados puedan pensar. Aunque es muy complicado, acepto que la negativa de mi familia como la de mi pareja hacen que me mantenga aun, y por ahora en un sincretismo vivencial. En algún momento le dije a mi pareja que abriéramos la relación y me dijo que no, que literal, ojos que no ven, corazón que no siente. Me parece tan cobarde la vida que se han instaurado los hombres que al principio me dio risa y dije bueno. Pero ahora me parece un tema tan serio, repensar la propuesta de mi pareja de seguir viviendo sin vivir y hacer como que se vive, es justo lo que no quiero en mi vida. Aunque parece que el peso del sistema y la costumbre pesa mucho más en las personas que tomar la desicion tener la capacidad de mirar a las personas realmente a los ojos y reconocer realmente quienes son. …Aún me siento lejos de la salida.


Bueno, no me gustaría alargar tanto mi sermón, pero cerraría diciendo eso, que me siento orgullosa de que he sido mucho más valiente de hacer lo que siento en una búsqueda a mi libertad, porque son tantas las ganas que tengo de salir a la luz, y estoy en eso, pariéndome a mí misma. Nos salen las lagrimitas de emoción y nos/ me abrazó muy fuerte. FIN Encuentro en estos espacios, la libertad de poder compartir mis más profundos deseos, dolores y anhelos. Lo hago desde la honestidad conmigo misma y las demás hermanas que también se compartieron entre dolor, resignación, llanto, sueños y esperanza de que encontraremos la luz. Honro sus propios dolores y agradezco que descubran por sí mismas, como yo, sus propias salidas como posibilidades de dejar de estar atadas o sometidas a las innumerables condiciones, creencias, y acciones que los demás imprimen en nosotras. Abracé a mi madre, no estamos bien, no nos relacionamos tan estrecha y amorosamente pero gracias a este proceso la abrace solo a ella, a su ser. Hice a un lado los enojos y las heridas que nos hemos causado. No faltaron palabras. Lloramos, nos apretamos el alma, la sangre y el corazón siento que desde ese entonces me palpita más fuerte. Así, abracé a la distancia y amorosamente a las mujeres con las que nos acompañamos en este proceso. Nunca vi sus caritas, pero las imagine y se vieron reflejadas en la mía. Pudimos acercarnos una con la otra, entre todas desde esa sencillez de escuchar y comprender sin juzgar y reprochar. Fue un trabajo que nos ofreció en colectivo vivir un proceso casi simultáneo desde lo personal y también lo colectivo. Dice Lorena Cabnal “Recuperemos la alegría sin perder la indignación”. Yo me voy en remolinos y fuego de aquí, agradeciendo el encuentro con todas estas grandiosas mujeres. Me voy hecha pedazos, pero con la seguridad de que volveré a a(r)marme, porque estoy imantada y uniré mis piezas, así, encontrándome con más mujeres que están dispuestas a encontrarse realmente. Gracias especialmente a Itzel.

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JULIO 2021


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