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II 37 Una indagación

Una indagación

¿Víctor? Él vive ahí desde hace unos cuantos años, antes eran tres, un señor muy mayor que se llamaba Esteban y era el padrastro de Irmeldo. El viejo durante un tiempo tuvo en la casa un burle ¿sabe lo que es eso? Sí, un saloncito de juego, la casa siempre estaba llena de gente que juegan al dinero, ya sabe, candela viva. Fue Irmeldo el que lo trajo a vivir para acá. Sí, sí, a Víctor, y antes de irse del país se encargó de poner la propiedad a su nombre, y se salvó porque ya había un montón de gente que le había puesto los ojos a esa casa, ya sabe que aquí el problema de la vivienda es tremenda jodedera. No, no, que yo sepa ahora él está solo, bueno dicen las malas lenguas que hace unos días trajo a alguien a la casa, pero de eso yo no sé mucho. ¿Pasó algo?

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A la verdá, a la verdá, yo no lo veo desde hace rato, como ya casi ni puedo levantarme de este sillón, pero ya le digo, mijo, lo veo poco, solo puedo decirle que aquí él cumple con todo lo que tiene que ver con la cuadra, vaya, siempre ha estado al día con el pago de la cotización, eso sí, siempre falla en las guardias, pero por lo demás él es un muchacho con problemas, sabe. Y a la verdá, a la verdá, no me engañe, ¿está metió en algún lío?

Buena perla, imagínese que cuando el otro mariconcito todavía estaba aquí, se formaban unos guateques de madrugada que eran el comentario del barrio al día siguiente. Sí, sí, cochinadas de las peores, se pasaban toda la noche en eso, daba pena escuchar aquello a las dos de la madrugada, aquel escándalo. Sí, el tal Irmeldo parecía que era el macho, porque el que gritaba como una loca era la Victoriana… ¡ay!, que risa me daba aquello, la gente son de madre, le pusieron ese nombrete y hasta le pintaron un letrero con mierda que decía Victoriana la gritona, disculpe oficial, con todo su respeto, pero daba risa, y eso que él hacía era una contrarrevolución. No, que yo sepa ahora no está viviendo con nadie, gracias a Dios y todos los santos, pero sí se comenta que hace dos semanas el niño se apareció en un taxi de esos que se pagan en fula, con otro, puede que sea un extranjero, y… por alguna casualidad, ¿él hizo algo, oficial?

No, no, yo no vi a ese que dicen que se bajó del taxi, si trajo a alguien se debió ir esa misma noche porque de lo contrario nos hubiésemos enterado, yo al que si conocí fue a

Irmeldo ese sí era precioso un hombre echado a perder imagínese que tenía revuelta a todas las chiquitas del barrio. Ay, déjeme coger aire, es que me pongo con los nervios de punta, a ese, a Irmeldo me refiero, le gustaban los dos bandos porque recuerdo que antes de traer a vivir al mariconcito para la casa, sí, me refiero a Víctor, bueno antes él de vez en cuando metía a alguna mujer, Pero venga acá, pasó algo, ¿eh?.

Apenas ni lo veo, yo soy de los que piensa que a to’ esos tipos deberían de cogerlos a uno por uno y meterlos en una isla llenita de cocodrilos. Sí, teniente, porque esa pajarería nos afecta a nosotros. Óigame, teniente, yo a ése cuando pasa por mi lao ni le miro la sombra pa’ que sepa. Ah, y si me mira, tiro una escupía pa’l piso pa’ mentarle la madre por si las moscas, vaya usted a saber pa’ dónde él mira cuando ve a uno de arriba pa’ bajo. Y, está metió en candela, ¿verdá?

Cuando se murió el viejo pasaron unos meses de tranquilidad, sí, porque al fin se acabó el jueguito y las borracheras. Luego les dio por hacer fiestas todos los sábados, claro, ellos pedían el permiso, pero así y todo aquello era el acabose, venía mucha gente de ese tipo, las fiestas siempre acababan muy tarde, ponían música y siempre bien alta, los vecinos se quejaban, muchas veces pasé por enfrente de la casa y veía algunas parejas. Yo en mi vida nunca vi cosa igual, usted sabe lo que es ver a dos hombres besándose en la boca. Ahí había de todo, hasta mujeres con mujeres, un asco, ¿quién ha visto mujeres macho? Ya sabe…, me puede explicar una cosa, eh, ¿en qué problema se ha metido?

¿No se lo habían dicho? A veces se vestía de mujer, y no lucía mal, salía de noche y casi siempre solo, pero a veces Irmeldo lo acompañaba. Se iban de manos cogidas con tremendo desparpajo, yo nunca he entendido una cosa así, salir disfrazado para la calle con otro hombre cogiéndose del brazo como si eso no fuese nada del otro mundo. No, no, que yo sepa él no se dedica a andar vestido así las veinticuatro horas, yo creo que lo hacía para joder a la gente, para escandalizar y divertirse, o qué sé yo, eso sí, le tiraban hasta huevos y le gritaban horrores desde las ventanas, claro que la gente le formaba todo eso cuando iba solo y no con el otro, porque ese sí que comía candela y no le tenía miedo a nadie. Todavía yo no entiendo cómo no le daba pena con lo bueno que estaba armar todo ese espectáculo, ¡y dos hombres! ¿Usted cree que dos hombres, varones, masculinos, puedan sentir alguna cosa?... Bueno sí, dicen que hace pocos días se bajó de un taxi y venía con otro, pero de eso yo no sé nada, algunos dicen que era un extranjero joven y bien parecido, pero nada más, aquí la gente habla muy poco. Y desde que Irmeldo se fue hace ya par de años, él apenas ni abre las ventanas, es un poco raro sabe, más bien yo diría un antisocial. Pero, ¿le sucedió algo a él?

Una noche hasta llegó a atreverse a salir encuero para el medio de la calle, gritaba como un loco y se agarraba…, bueno, lo más inmoral que uno puede imaginarse, enseguida le avisé a la madre, pero ella no pudo venir la pobrecita porque está muy enferma de los nervios, ella viene muy poco a visitarlo, imagínese él es el culpable de que la pobre este así, como le digo salió gritando boberías, que lo dejaran vivir en paz, que a él lo mismo le daba hacer un escándalo que dar un homenaje, también gritó que tenía sida y que se iba a cortar las venas para pegárselo a todo el que se le acercara. ¡No! ¿Quién coño se le iba a acercar? Para mí que estaba enmariguanao, fue entonces que decidí intervenir, y al otro día me aparecí en su casa para pedirle una explicación, pero nada, desde adentro alguien que todavía no estoy segura si fue él me gritó vieja comunista e hipócrita, pero no abrió la puerta. Yo, vaya, para serle franca, hasta he llegado a pensar que hay algo de drogas en todo este lío. ¿Me equivoco?

Eso de que salió desnudo fue muy sonado en el barrio, yo me lo perdí porque esa noche había ido al cine a ver Perfecto amor equivocado. Pero no, no creo que haya sido por… bueno, quiero decir, por drogas, vaya, porque a mí no me parece que él esté metido en esas cosas, yo creo que hizo lo que hizo porque se cansó de que lo estuviesen jodiendo tanto, aquí la gente no es fácil, le escribían las paredes y hasta le echaban brujería en el portal. No, que yo sepa desde que Irmeldo se fue nunca ha metido a nadie ahí, de eso hará unos tres años, pero según tengo entendido desde entonces no se ha sabido nada de Irmeldo, dicen, no me crea, que lo mataron por allá. Y Víctor, ¿a él le sucedió algo?

Ay, usted me perdona, pero yo de ese no sé mucho, antes, cuando estaba Irmeldo yo visitaba la casa de vez en cuando, yo fui muy amigo de Irmeldo y sé que a Víctor nunca le interesó del todo, a él solo le importaba la casa, ese es un bicho. Eso de que una noche salió sin ropa lo hizo porque es una histérica, una provocadora de hombres, una insensata y problemática. Contrarrevolucionaria. Sí, yo también era muy amigo del difunto que en paz descanse, pero cuando llegó Víctor todo se fue deteriorando, nuestra amistad quiero decir, yo siempre he creído que es hasta medio racista porque para todo era: vino a verte el negrito ese amigo tuyo, o el negrito esto, o el negrito aquello, me tenía un poco cansado sabe, tanto dio que al final se quedó con todo, quizás hasta haya envenenado al pobre viejo, de ese yo espero cualquier cosa. Puede que sí, bien pudo meter al extranjero por la madrugada y después llamar un taxi para que lo recogiera, ¡esa, esa es una fiera! ¿Y qué lío se ha buscado ahora?

No, no, cuando Esteban aún vivía ellos se llevaban muy bien, nunca se escuchó ninguna discusión, la verdad es que todo estaba de lo más tranquilo, bueno, exceptuando que la casa se llenaba de jugadores, hasta que un día el viejo se murió; dicen que de un infarto. No, yo sé que eso no es lo que usted quiere saber pero… no, que yo sepa desde hace mucho está sin nadie, enseguida que Irmeldo se fue él se buscó un trabajo por Luyanó y se tranquilizó bastante, sí, porque antes vendía hasta cajas de muerto. ¿Sucedió algo con él, policía?

Como le cuento, cuando el ciclón, el metió a mucha gente a pasar la noche en su casa, bueno, a la gente de por aquí del barrio que vive en muy malas condiciones. ¿Se ha fijado en las casas de por aquí?, todas están cayéndose, ya le digo, tenían miedo de que les cayesen encima los trozos de techo, y como su casa es de placa y está buenísima. Después que pasó el ciclón hizo todo lo que le dio la gana, mucha gente de las que se quedó allí albergada comentó que dentro de la casa no había ni donde amarrar la chiva, ni televisor, ni frigidaire ni nada que valiera la pena, eso sí, una noche sacó una jaba llenita de latas de carne rusa, de esas que ya no se ven, ah, y un montón de chucherías que repartió. Dicen los lengüilargos que todo lo que faltaba de la casa, lo había tenido que vender para completar el dinero para el viajecito del otro, total, yo digo, que de qué le sirvió tanto sacrificio si más nunca supo de él. No, no dudo que esté con algún extranjero, esa gente, la gente como él es mala, malísima, no se puede confiar en ellos, eso sí, yo no vi al extranjero. Y usted, si se puede saber, vaya, ¿por qué lo está verificando, eh?

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