UNIDAD 5 Los dominios climáticos en España
I. Los fundamentos de la diversidad climática española. II. Los principales tipos de clima, sus características y su distribución geográfica.
IES Emilio Muñoz Cogollos Vega (Granada)
Unidad 5: Los dominios climáticos en España
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Unidad 5: Los dominios climáticos en España. 1. Los fundamentos de la diversidad climática española. 2. Los principales tipos de clima, sus características y la distribución geográfica de los climas en España. I.
Los fundamentos de la diversidad climática española.
La posición latitudinal de la Península Ibérica, dentro del dominio de los climas templados, pero excéntrica y meridional, marca los rasgos básicos del clima peninsular. Sin embargo, existen una serie de elementos que hacen de nuestro país uno de los más variados y diversos de Europa desde el punto de vista meteorológico y climático. Estas circunstancias o elementos se centran, en primer lugar, en la posición de la Península Ibérica hacia el Suroeste del continente europeo, entre Europa y África. Ello implica el influjo de las masas de aire continental y las del cálido mediterráneo. Otro elemento importante para entender la diversidad climática española se centra en las características físicas de la Península Ibérica. Estas características son muy complejas y se refieren a diferentes aspectos. En principio tienen que ver con la variedad de las formas de relieve y, sobre todo, con su disposición periférica, con cordilleras que bordean la “piel de toro hispánica” 1. Ello provoca diferencias climáticas entre el litoral y el interior, aislándolo y dándole características continentalizadas, y entre las sierras y los llanos. Otro aspecto importante de las características físicas de la Península Ibérica que tienen que ver con el clima es la forma maciza y compacta de la península, que abunda aun más en el aislamiento interior y dificulta la influencia del mar. Un tercer aspecto es importantísimo para dejar claro que unas mismas características climáticas afecten de manera distinta a unos territorios peninsulares u otros. Nos estamos refiriendo al gran desarrollo latitudinal y longitudinal de la Península. Aunque no llega a producir características propias de las masas continentales, sí que la considerable extensión de los territorios hace que las masas de aire vayan perdiendo sus características originales desde que entran en contacto con un litoral peninsular, de tal manera que cuando abandonan la península por el otro litoral, hayan perdido gran parte de su potencial. Por último, es necesario señalar los matices que introducen las masas de agua que bañan nuestras costas. En principio nos encontramos con que la Península Ibérica está bañada por dos masas de agua que son, en su configuración, totalmente distintas. Por ello, su influencia climática es muy distinta. Así, en el Atlántico la temperatura está modificada por la deriva Nor-Atlántica o Corriente Cálida del Golfo, haciendo que el Norte sea menos frío de lo que sería si no existiera esta corriente. Sin embargo, en el caso del Mediterráneo, al ser cerrado y no tener corrientes marinas que modifiquen el clima y al estar rodeada de montañas la Península, ve algo limitada su influencia meteorológica. Como vemos, la influencia de las corrientes marinas es muy importante. A la influencia de la Corriente del Golfo debemos unir la de la Corriente fría de las Canarias. La influencia de esta deriva de las aguas oceánicas en las Islas es mucho 1
Como la definió Estrabón, en el siglo IV a.C.
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mayor que la anterior. Además, influye en la bajada de precipitaciones en las costas que baña.
II.
Los principales tipos de clima, sus características y su distribución geográfica.
Para establecer una referencia con respecto al resto de tipos de clima mundiales, vamos a determinar, en primer lugar, los climas españoles utilizando la clasificación que estableció Köppen2 en los inicios del siglo XX. Según esta clasificación, España está incluida en la zona de los climas templados o de tipo C. Estos significa que las temperaturas se sitúan entre los -3ºC y los 18ºC de temperatura media anual. Sobre todo, ningún mes debe poseer menos de -3ºC de temperatura media. Dentro de esta primera aproximación debemos establecer matizaciones relacionadas con las precipitaciones. Así, tenemos que, si las precipitaciones son estables durante todo el año, se añade una f minúscula (Cf). Sin embargo, si aparece el verano seco se añade una s (summer) minúscula (Cs). El norte peninsular lluvioso todo el año incluiría tipos de clima Cf y el resto del territorio español se incluiría en los climas de tipo Cs o mediterráneos, ya que presentan verano seco. Por último, se añadiría una a o una b según que el mes más calido sobrepase los 22º o no. El comportamiento de los elementos del clima, modificados por los factores, permite diferenciar, en líneas generales, dos dominios climáticos esenciales de la Península: el templado-cálido o mediterráneo o Cs y el templado-frío o Cf, siendo una barrera montañosa septentrional, la Cordillera Cantábrica, la que delimita dichos dominios. La diferencia entre ellos está en los 15º C de temperatura media anual. Es decir, los climas templado-cálidos se situarán por encima de este umbral, mientras que los templado-fríos estarán por debajo. Además de los tipos de clima peninsulares, es necesario hacer un repaso, siquiera somero, a las características del clima canario, fruto de sus especiales condiciones geográficas. También haremos un repaso a las matizaciones que introduce la orografía, configurando la variedad del clima de montaña.
II.1. Los climas templado-fríos. Se dan en el extremo septentrional y en el centro de España y su temperatura media anual es inferior a 15ºC. Dentro de ellos podemos establecer dos subtipos: el clima oceánico y el clima continental.
El clima oceánico o templado lluvioso todo el año o atlántico. Se extiende por la zona norte, desde Galicia hasta el Pirineo occidental, sometida a la influencia directa del jet stream y del frente polar, y ampliamente abierta al Atlántico. Se caracteriza por sus elevadas precipitaciones anuales, siempre superiores a los 800 mm, aunque llegan con facilidad a los 1.000-1.200 mm. Las precipitaciones, además, se distribuyen regularmente por todo el año, 2
Wladimir Peter Köppen es un científico ruso de origen alemán que estableció en 1900 un sistema para clasificar los tipos de clima. Este sistema los modificó en 1918 y 1936. Consiste en una clasificación climática mundial que identifica cada tipo de clima con una serie de letras que indican el comportamiento de las temperaturas y precipitaciones que caracterizan dicho tipo de clima.
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presentando más de 150 días lluviosos, aunque presenta este tipo de clima un máximo en invierno. En verano no existe ningún mes por debajo de los 30 mm. La temperatura media anual oscila entre 13º y 14º C y al estar sometido durante todo el año sobre la influencia de los flujos marítimos, las oscilaciones térmicas son muy débiles, con inviernos templados (de 8ºC a 10ºC en enero) y veranos frescos (entre 18ºC y 20ºC en agosto). Todo ello nos da una oscilación térmica reducida, que no llega a veces a los 10ºC. A medida que se penetra en el interior, las precipitaciones descienden, la estación seca se acusa y el invierno se vuelve más frío. Entramos entonces en el dominio del clima continental.
El clima continental. Es el clima de la España interior, que afecta a casi dos tercios del territorio peninsular. En esta amplia zona, las precipitaciones son débiles, siempre inferiores a 600 mm, y van desciendo en cuantía de norte a sur y de oeste a este. El invierno puede ser seco, debido a la formación de anticiclones fríos de origen térmico, y, en verano, las temperaturas pueden favorecer la formación de lluvias de convección3. Las temperaturas medias anuales oscilan entre 10ºC y 14ºC y la amplitud térmica es muy elevada como consecuencia del frío invernal y del recalentamiento estival. De uno a seis meses las temperaturas medias no superan los 6ºC y las heladas son abundantes. Las causas de estos caracteres térmicos hay que buscarlas en la atenuación de la influencia marítima, bien por la lejanía del mar, bien por la existencia de sistemas montañosos que obstaculizan la llegada de los flujos marítimos.
II.2. Los climas mediterráneos.
templado-cálidos
o
Sus rasgos esenciales son la existencia de un verano seco y caluroso, y de una estación húmeda que puede ser el invierno, la primavera o el otoño. Las precipitaciones son escasas e irregulares, siempre inferiores a los 800 mm, y la temperatura media anual es siempre superior a los 15º C. La cercanía o la lejanía del mar y la posición respecto a las borrascas del frente polar explican la gran diversidad de subtipos, que vamos a ver a continuación.
El clima mediterráneo oceánico. Se extiende por el golfo de Cádiz y las comarcas próximas, desde Tarifa hasta la frontera portuguesa. La gran humedad ambiental es su característica más acusada, aunque las precipitaciones no son muy elevadas, ya que oscilan 3
Las lluvias de convección, a diferencia de las orográficas suelen producirse en zonas llanas o con pequeñas irregularidades topográficas, donde puede presentarse un ascenso de aire húmedo y cálido dando origen a nubes del tipo de cumulonimbos con lluvias intensas.
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entre los 700 y los 500 mm anuales, y son de origen frontal4. Sin embargo, en ocasiones, la presencia de obstáculos montañosos cercanos a la costa, como ocurre en la provincia de Cádiz, favorece el aumento de las lluvias. Las temperaturas son suaves y oscilan entre 17 y 19ºC de media anual, con inviernos suaves y veranos no muy calurosos. Es la zona española de mayor insolación anual, superando las 3000 horas. En el observatorio de San Fernando (Cádiz) se alcanzan las 3200 horas anuales.
El clima mediterráneo continental. Se extiende desde los cursos bajo y medio del Guadalquivir hasta el límite con la provincia de Jaén, es decir, por Huelva, Cádiz, Sevilla, Málaga y Córdoba. Las precipitaciones anuales oscilan entre los 700 y los 300 litros anuales, con máximos en primavera y en otoño, aunque ciertos puntos bien orientados hacia las masas de aire procedentes del Atlántico superan los 700 litros. Las temperaturas, más elevadas en el valle del Guadalquivir, descienden a medida que se acentúa la continentalidad, dando lugar a una temperatura media anual elevada, entre 17 y 18 º C, y a un invierno fresco, de 9º C de media, que no produce heladas. El verano es el más cálido de España, superando en julio y agosto la media de 30ºC. Este subtipo climático se prolonga por las altiplanicies de Andalucía oriental y el surco intrabético. Pero, en este caso, la ya considerable distancia del Océano Atlántico, de donde proceden las masas de aire húmedo, hace que las precipitaciones sean escasas, entre 300 y 600 litros anuales. La continuidad y, sobre todo, la considerable altura media de la zona, originan un medio ecológico hostil, caracterizado por una baja temperatura media anual (entre 13 y 15º C), un invierno muy largo y frío con fuertes heladas, un verano cálido y prolongado, y la tendencia a acortarse las estaciones intermedias de primavera y otoño.
El clima mediterráneo subtropical. Es propio de la costa mediterránea andaluza, desde Adra (Almería) hasta Gibraltar. Las precipitaciones son relativamente abundantes en el oeste, cercanas a los 900 mm y diminuyen poco a poco hacia el este, donde se sitúan en torno a los 400 mm. La influencia del Mediterráneo hace que el invierno sea cálido (12º C). Además, las Cordilleras Béticas hacen de escudo protector frente a las llamadas “nortadas”, que se corresponden con el aire frío procedente del norte, justificando la denominación de Costa 4
También llamadas ciclónicas, se producen en las latitudes templadas al entrar en contacto dos masas de aire de características térmicas distintas, como las provocadas por el frente polar (zona de contacto entre las masas de aire polares –frías- y tropicales –cálidas-). Aparece acompañado de borrascas que son las causantes del tiempo inestable y lluvioso.
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del Sol con la que se conoce a esta región. En cambio, el verano es caluroso, debido al fuerte recalentamiento del Mediterráneo, como consecuencia de sus reducidas dimensiones, y a la temperatura media anual, relativamente alta (19º C).
El clima subdesértico Impera en el litoral sureste peninsular, entre Balerma (Almería) y Torrevieja (Alicante). Incluye, pues, parte de las provincias de Murcia, Almería y Alicante. La característica esencial es la escasez de precipitaciones anuales que son siempre inferiores a los 300 mm. La causa hay que buscarla en el efecto de pantalla que ejerce la cordillera Penibética sobre las borrascas. Los máximos pluviométricos se producen en otoño y en primavera, pues las precipitaciones suelen estar ligadas a situaciones de gota fría. La temperatura media anual es la más elevada de Andalucía y de la Península (21º C). El invierno es templado, presentando valores entre 11 y 13º C, y el verano muy cálido (26º C), ya que es una zona expuesta a la llegada de masas de aire del continente africano. La insolación anual es grande y las heladas, escasas.
El clima mediterráneo levantino-balear. Abarca la región valenciana, la provincia de Tarragona y Baleares. En estas comarcas, las precipitaciones oscilan entre los 400 y los 700 litros, con un máximo de otoño, pues en invierno la cercana Cordillera Ibérica ejerce de pantalla frente a los flujos húmedos procedentes del oeste. La temperatura media anual es suave (16º C) y la amplitud térmica, moderada, pues oscila entre los 13 y los 15º C. Las Islas Baleares se singularizan por su apertura marina, que facilita la circulación procedente del norte y del sur: del norte proceden coladas invernales que azotan las islas con olas de frío y del sur pueden llegar, en verano, flujos cálidos procedentes de África.
El clima mediterráneo catalán. Es propio de la franja costera comprendida entre la desembocadura del Ebro y los Pirineos. Las precipitaciones son bastante abundantes y oscilan entre los 500 y los 900 litros anuales y se distribuyen a lo largo del año, provocando que apenas exista sequedad estival. Las temperaturas son suaves y la amplitud térmica, moderada o baja, situándose entre los 13 y los 18ºC, hechos explicables por la influencia dulcificadora del mar. En los grandes dominios climáticos que hemos descrito, el relieve introduce importantes modificaciones al aumentar las precipitaciones de la vertiente expuesta a los vientos y disminuir las temperaturas. Esto explica, por ejemplo, islotes climáticos aislados de elevada
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pluviometría en áreas andaluzas secas, como la sierra de Grazalema, en Cádiz, que recibe 2.223 mm de lluvia anuales.
II.3. El clima canario. La cercanía de Canarias a los trópicos hace que las islas se vean poco afectadas por la circulación del oeste, situándose bajo la influencia del anticiclón de las Azores, el aire tropical atlántico y los vientos alisios del noroeste. Además, la corriente marina fría de Canarias y la disposición del relieve añaden nuevos contrastes a un clima de claras influencias tropicales. Las precipitaciones totales anuales no son muy abundantes, oscilando entre 250 y 500mm. Incluso hay áreas que no alcanzan este umbral mínimo. Su régimen es similar al mediterráneo, con un máximo de invierno, debido al descenso latitudinal de las borrascas o la llamada gota fría de Canarias, y con un mínimo estival. El relieve insular genera considerables contrastes debidos, por una parte a la de la altura (aquí se halla la mayor cumbre de España, el Teide, con 3.710 m de altura). Por otra parte, sin embargo, el relieve influye debido a la distinta orientación de las laderas. En algunas zonas, como en las laderas de Tenerife y de Las Palmas, se produce el llamado “mar de nubes”, que es una banda nubosa estratiforme que se extiende entre los 500 y los 1500 metros, y que tiene cierta importancia como forma de precipitación “invisible”, al mantener mojados el suelo y la vegetación en verano. Las temperaturas medias anuales se sitúan entre los 19 y los 21º y la oscilación o amplitud térmica es la más baja de España, debido a la insularidad, situándose entre los 5 y los 7ºC. En las zonas altas disminuyen las temperaturas.
II.4. El Clima de montaña. Pese a ser una matización introducida por el relieve, lo que hace que se distribuya por toda la Península, podemos señalar una serie de características climáticas comunes a todos los espacios montañosos: o
El descenso de la temperatura debido al gradiente de altitud que hace disminuir la temperatura 6,5ºC cada 1000m de altitud.
o
Existe distinta insolación sobre las vertientes de solana y umbría.
o
Se produce una reducida amplitud térmica en las cumbres montañosas.
o
También se produce el desarrollo del fenómeno de inversión térmica5.
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Normalmente, el aire de las capas bajas es más caliente que el de las superiores, lo cual le lleva a ascender hasta enfriarse. Ello permite una continua circulación atmosférica en sentido vertical que renueva el aire de las diferentes capas. La inversión térmica es un fenómeno meteorológico que se da en las capas bajas de la atmósfera terrestre. Consiste en el aumento de la temperatura con respecto a la altitud en una capa de la atmósfera. La temperatura del aire disminuye con la altura, de tal manera que en una atmósfera normal hay una disminución de 0.64 a 1 ºC cada
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Por último, las precipitaciones aumentan en las zonas de montaña con respecto a las zonas de valle que las circundan.
En general es un clima frío, con meses por debajo de 0ºC. Las temperaturas medias son negativas en invierno y muy frescas en verano. Las precipitaciones son abundantes, superiores a 1000 mm, producidas a veces en forma de nieve que en algunos lugares no desaparece en todo el año.
100 metros en la zona más próxima a la superficie de la tierra, llamada troposfera; por encima de ella la temperatura disminuye más rápidamente. Pues bien, cuando hay inversión térmica ocurre lo contrario, la temperatura del aire aumenta según ascendemos (disminuye según descendemos). Esto ocurre especialmente en invierno. En las noches despejadas el suelo se enfría rápidamente y por consiguiente pierde calor por radiación, a su vez enfría el aire que entra en contacto con él haciéndolo más frío que el que está en las capas superiores cercanas a él, lo cual ocasiona que se genere una temperatura positiva con respecto a la altitud. Esto provoca que la capa de aire caliente quede atrapada entre las 2 capas de aire frío sin poder circular, ya que la presencia de la capa de aire frío cerca del suelo le da gran estabilidad. Este aire frío pesa más, no puede ascender y no se mezcla.
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