PRECEPTOR. Evoluci贸n y actualidad de un rol clave en el 谩mbito educativo Pablo RODRIGUEZ COLANTONIO
PRECEPTOR. Evolución y actualidad de un rol clave en el ámbito educativo Pablo RODRIGUEZ COLANTONIO
MODULO 2 ANTECEDENTES HISTÓRICOS DEL PRECEPTOR
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PRECEPTOR. Evolución y actualidad de un rol clave en el ámbito educativo Pablo RODRIGUEZ COLANTONIO
ANTECEDENTES HISTÓRICOS DEL PRECEPTOR Desde la despejada definición del diccionario, podemos decir que un preceptor es aquella persona encargada de guiar y aconsejar, la que enseña; pero si nos detenemos a observar la función que esta inicial figura educativa tuvo a lo largo de la historia, comprenderemos que este estricto concepto es sumamente mezquino, ya que el preceptor, desde los más remotos tiempos históricos, fue el entrañable maestro, acompañante desinteresado y fiel, que desde muy temprana edad y hasta la madurez de su discípulo, lo iba instruyendo y explicándole, no solamente los rudimentos de las letras o los números, sino sobre el difícil arte de vivir conforme a los más altos ideales propuestos desde una perspectiva cultural según transcurría el tiempo. No nos quedan datos de aquellos preceptores de los primeros y lejanos momentos en que el hombre comenzó a aprender técnicas y astucias para sobrevivir en un medio hostil. Aquellos maestros prehistóricos acompañaron, de manera intuitiva y sin saberlo, el crecimiento de los niños, contribuyendo al desarrollo de la inteligencia y a la evolución de la humanidad. Con el transcurso del tiempo fueron creciendo las necesidades y las exigencias, al punto de producirse una revolución de alcances insospechados: el hombre aprendió que podía comunicarse a través de signos; nacía la escritura y, con ella, el saber y el afán del conocimiento se hicieron ilimitados. La educación impartida en la antigüedad fue elitista y con objetivos muy precisos. Se educaban, en un sentido formal, solamente los nobles, varones representantes de la aristocracia guerrera y, justamente por esta última condición, eran formados especialmente en el arte de la guerra, instruidos militarmente y adiestrados para defender con su vida a la nación. La destreza y el desarrollo del vigor físico eran las cualidades fundamentales en la educación de los jóvenes; el cultivo de las capacidades puramente intelectuales aún no era preocupación de aquellos preceptores que, si era preciso, acompañaban a sus protegidos a la guerra, actividad por otra parte, harto frecuente en aquellos tiempos de imperialismos heroicos. La figura del preceptor quedó desdibujada y generalmente le correspondía ese rol a algún esclavo respetable y de hábil manejo de las armas. Solamente las civilizaciones culturalmente muy evolucionadas comenzaron a interesarse por las formas de expresión escritas y, en manera particular, por los recuerdos del 4
PRECEPTOR. Evolución y actualidad de un rol clave en el ámbito educativo Pablo RODRIGUEZ COLANTONIO pasado registrados de esa manera. En efecto, se trataba de ensalzar las hazañas de sus soberanos y la gloria de la nación. Así, pues, continuaban íntimamente ligadas la guerra y la educación. Existía también otro tipo de educación que llamaremos ‘popular’, aunque el término sea demasiado amplio desde nuestra concepción actual. Era la instrucción concreta para la adquisición de ciertas habilidades, destinada a algunos ciudadanos que, de origen humilde, alcanzaban súbita notoriedad en la sociedad; tal es el caso de los escribas, funcionarios encargados de codificar ya sean los conceptos religiosos o los puramente administrativos de su país. La arqueología comprobó la presencia de escuelas o casas de instrucción destinadas a la formación de estos escribas a través de un adoctrinamiento severo. No son preceptores pacientes y abnegados quienes guían este aprendizaje, sino maestros encargados de transmitir las técnicas de la escritura mediante una rigurosa pedagogía. Como los escribas, también se ocupaban, como ya lo expresáramos, de asuntos religiosos; la formación del carácter y de la conducta personal también estaban contemplados, pero siempre mediante los métodos señalados. Lejos estamos aún de la figura del amable y paciente preceptor que ocupa nuestro interés.
EL PAIDAGOGO, EJE DE LA EDUCACIÓN CLÁSICA El legado recibido por los griegos clásicos fue determinante en la conformación del estilo de vida occidental, y, obviamente, la educación tuvo un papel protagónico en esa construcción cultural. En la actualidad hablamos en griego, estamos organizados políticamente según el modelo griego, discutimos según el razonamiento griego y ahondamos en la búsqueda de explicaciones absolutas también bajo la misma línea cultural de aquellos que, desde cada ciudad-estado (la polis), nos legaron la democracia como sistema político de gobierno y la filosofía como camino para llegar al conocimiento, reconocieron el valor de la libertad individual e impulsaron el despliegue del razonamiento crítico, al mismo tiempo que consideraron al orden como fundamento, ya sea de la vida personal o respecto a la naturaleza.
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PRECEPTOR. Evolución y actualidad de un rol clave en el ámbito educativo Pablo RODRIGUEZ COLANTONIO ¨Orden y Mesura¨ era el lema escrito en la entrada de los templos invitando de esa manera a la búsqueda de la armonía para alcanzar la felicidad.
EL PEDAGOGO, AQUEL QUE ACOMPAÑA A OTRO Y LE INDICA LO QUE HAY QUE HACER La educación fue fundamental para el griego antiguo y es en los textos de Homero donde encontramos expresada dicha importancia. En la Ilíada y la Odisea vemos con claridad el ideal de la educación griega y el rol protagónico que adquirieron, ahora claramente definidos, los preceptores. Épocas heroicas en que los guerreros conformaban un sector privilegiado de la sociedad, marcados desde su nacimiento para los refinamientos de la guerra y educados para dar respuestas a altos ideales, en los que el honor y la lealtad tenían un sitio remarcable. Aquiles es el héroe por excelencia en los relatos homéricos. Fue educado por Fénix y Quirón: he aquí reunida en ellos a la figura del preceptor, atentos a la formación integral de su alumno a quien le enseñan cómo conducirse en el mundo, cómo reaccionar frente a circunstancias imprevistas, cómo comportarse y, ante todo, cómo hablar2. Nos interesa detenernos un momento a analizar la relación establecida entre preceptor y discípulo durante estos heroicos tiempos narrados por Homero. El ejemplo más claro de este estrecho y solidario vínculo lo encontramos, justamente en la Ilíada3, en el episodio en el que Fénix debe acompañar a Ulises intercediendo frente a Aquiles. El antiguo preceptor del Héroe realiza un largo relato en el que describe la educación que le impartió desde la más temprana edad y, de allí, advertimos el doble papel que jugaba aquél frente al alumno: no solamente lo instruía en la oratoria y la guerra sino que también éste recibía consejos y ejemplos de una persona mayor, a la que había sido confiado para su formación 4.
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MARROU, Henri-Irenée, Historia de la educación en la antigüedad Op. Cit. p, 9 La Ilíada, IX, Buenos Aires, 1974, Edición Losada, 3° Edición, p. 241. 4 MARROU, Henri-Irenée. “Historia de la Educación en la Antigüedad” Op. Cit. Pág. 9. 3
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PRECEPTOR. Evolución y actualidad de un rol clave en el ámbito educativo Pablo RODRIGUEZ COLANTONIO La Odisea nos muestra la figura de otro preceptor: Mentor, quien guiará la educación de Telémaco y que, en determinado momento la diosa Atenea toma su apariencia para manifestarse al hijo de Ulises. Su nombre nos llega hasta la actualidad justamente con el significado de ‘el que guía u orienta’. De esta manera podemos afirmar junto a L. Luzuriaga que la pedagogía tiene su origen en Grecia, que es donde primero se comenzó a meditar sobre la educación5. Los primeros profesores claramente profesionales aparecieron en Grecia en la segunda mitad del siglo V a.C., no tenían un domicilio fijo e iban ofreciendo sus servicios como maestros contratados a medida que marchaban a lo largo del país. Su clientela era rica y se hacían pagar altos honorarios, como el caso de Protágoras, de quien se puede afirmar que fue el primero en ofrecer una educación remunerada.6 Estos maestros no contaban con alumnos fijos sino que debían ir ganándolos mientras su fama y renombre se iban extendiendo. Se les llamó sofistas, por su interés por el saber (del griego sophos, ’sabio’), y se dedicaron especialmente a enseñar el arte de hablar en público, los medios de ganarle a un adversario en la discusión y de defender con argumentos sutiles o capciosos cualquier tesis. Fueron despreciados por los grandes maestros que les sucedieron; nos referimos, obviamente, a Sócrates, Platón y Aristóteles, quienes ofrecieron una propuesta filosófica ampliamente superadora y de exquisita profundidad. Pero no debemos olvidarlos porque fueron pioneros de la educación: por una parte, valorizaron la tarea del educador, profesionalizándola y, por otro lado, indujeron a sus alumnos a desarrollar un pensamiento crítico.
EL TUTOR A LA SOMBRA DE GRECIA Los romanos fueron el primer pueblo que convirtió la herencia de otra cultura en la base de su propia civilización. Todo el arte y la literatura de Roma se desarrollan a la sombra de Grecia. Sus poetas proclaman este hecho: la Grecia cautiva capturó a su rudo conquistador y llevó el arte al rústico Lacio. Dice Horacio […] se ha dicho a veces que los romanos fueron esencialmente un pueblo imitador, y que su papel principal en la historia de la civilización Europea fue el conducto a través del cual la cultura griega pudo llegar hasta la era cristiana 7 .
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LUZURIAGA, L. “Historia de la educación y la pedagogía”, Buenos Aires, 1980, Editorial Lozada, Pág. 53. MARROU, Henri-Irenée. “Historia de la educación en la antigüedad”. Op. Cit. Pág. 59. 7 JENKYNS, Richard, “El legado de Roma, una nueva valoración”, Barcelona, 1995, Editorial Crítica, Pág.46. 6
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PRECEPTOR. Evolución y actualidad de un rol clave en el ámbito educativo Pablo RODRIGUEZ COLANTONIO Lo expresado por Jenkins es primordial: el papel de Roma fue el de conducto; sin olvidar su estratégico imperialismo, su rigor cívico y el imponderable legado del latín y del derecho para la civilización occidental, los romanos permitieron que aquellas instituciones creadas anteriormente por los griegos permanecieran en el tiempo, soportaran los embates de los cambios históricos y nos llegaran, casi indemnes, hasta hoy. Respecto a la educación, los jóvenes romanos recibían una educación inicial de características domésticas, patriarcal, de marcada división de roles entre varones y niñas. Las familias patricias, es decir, de origen noble, podían pagar maestros o preceptores a quienes encargaban de la primera instrucción de los niños. Generalmente estos educadores privados eran griegos emigrados, que al estilo de los antiguos sofistas, tenían el oficio de enseñar como medio de sustento aunque, en defensa de la verdad, debemos dejar claramente señalado que el salario que recibían estos maestros de la Antigüedad Clásica era miserable y su oficio era considerado denigrante, además de fatigante y penoso. Estos nuevos preceptores eran sumamente demandados y llegan a la península itálica en el momento en que, a causa de la expansión romana por todo el Mediterráneo, la cultura helénica se difunde. Hubo escuelas independientes, aunque siempre de carácter particular y destinadas a las familias aristocráticas. A ellas los niños concurrían con su preceptor, un esclavo acompañante al cual los romanos llamaron, según la costumbre griega, paidagogus. Si se lo elegía bien, podía desempeñar el papel de repetidor y, sobre todo, el de un verdadero ayo, encargado de la formación moral del niño.8 Este preceptor se encargaba del niño desde el momento en que éste se levantaba, al alba, le ayudaba a vestirse en invierno y, luego de acompañarlo a saludar a sus padres, hacía junto con él el trayecto hasta la escuela. Su función al principio fue de gran modestia: llevaba el equipaje de su amo, le alumbraba el camino con su linterna e inclusive lo portaba si éste se sentía fatigado. Era necesario protegerlo de los peligros de la calle, al mismo tiempo que le inculcaba buenos modales y rectos principios morales. 8
Cf. MARROU, Henri-Irenée. “Historia de la educación en la antigüedad” Op. Cit. Pág. 327.
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Su función se distinguía del maestro propiamente dicho, ya que si bien a menudo se transformaba en repetidor y ayudaba al niño en sus estudios, el maestro era el proveedor de la ciencia.9 Llegamos aquí a la figura del tutor. Los hubo notables, de gran formación, que acompañaron desde niños a quienes estarían a cargo de altas funciones gubernamentales. Uno de estos tutores fue Séneca, responsable de la educación de Nerón desde la infancia. Había nacido en Córdoba, pero desde muy joven estudió la filosofía estoica en Roma; su pensamiento se basó en el estudio de la moral y se lo consideraba en su época, justamente desde su estoicismo, como un director de conciencia que llamaba al dominio de sí mismo. Su prestigio hizo que la madre de Nerón insistiera que fuese el tutor de su hijo, cifrando en él esperanzas y ambiciones. La fidelidad a su discípulo fue total, al punto que éste, siendo ya emperador, le ordenó el suicidio culpándolo de complicidad en una conspiración. Otro famoso tutor fue Marco Favio Quintiliano, nombrado preceptor-tutor de dos sobrinos del emperador Domiciano.10 Gran defensor de la escuela en general, ya sea pública o privada, frente a la escuela doméstica impartida exclusivamente por el preceptor. Pensaba que el trato con otros niños forjaba el carácter y atemperaba el egoísmo producido por la educación personalizada.
LA EDUCACIÓN EN LAS CULTURAS DEL NUEVO MUNDO Respecto de otras culturas, no pretendemos extendernos en el análisis extensivo de cada una de las formas que adoptó la educación a través del tiempo y en las distintas regiones del mundo, pero consideramos justo señalar que no solamente en la Europa Clásica de griegos y romanos la educación fue de singular importancia para la transmisión de la cultura y de las tradiciones nacionales, sino que hubo altas civilizaciones que también se esforzaron en
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Cf. Ídem. Pág. 174-175. Cf. Ídem. Pág 175
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PRECEPTOR. Evolución y actualidad de un rol clave en el ámbito educativo Pablo RODRIGUEZ COLANTONIO destacar su valor. Nos referimos a las civilizaciones orientales, y también, más cerca de nosotros, a las altas culturas mesoamericanas y andinas. Aztecas, mayas e incas favorecieron desde el nacimiento de los niños una educación severa, de aguda distinción de sexos, el hombre nacía para la guerra y la mujer para el hogar11. Esta educación estaba especialmente dirigida a la transmisión de los conocimientos. Al igual que en otros pueblos de la antigüedad, no se consideraba al niño de manera especial, sino como un adulto que aún no contaba ni con la fuerza ni con las habilidades o conocimientos necesarios para enfrentar la vida. De allí que los castigos y la rigurosa disciplina siempre estuvieron presentes como instrumentos claves para la educación de los párvulos. Se aprendía haciendo12 y de esta manera el adiestramiento del niño quedaba absolutamente ligado al trabajo o a las actividades del adulto y, por otra parte, era con el ejemplo a imitar que se llevaba al conocimiento. Entre los aztecas la educación fue obligatoria y responsabilidad del Estado, considerándose, por otra parte, la necesidad de una educación constante, vigente a lo largo de toda la vida y no estaba limitada a la permanencia en las escuelas. Recordemos
que
ninguna
de
estas
civilizaciones conoció la escritura. En sus escuelas se enseñaban los elementos de la moral y la religión, asimismo que las artes de la guerra. Los incas supieron hacer de la educación un hábil elemento de penetración imperialista a través de la exigencia del aprendizaje de la lengua, la runa sini, es decir lengua del hombre. Su educación fue rígidamente organizada y estratificada, respondiendo al principio verticalista de organización política que tenía el mismo Estado. Había escuela para hijos de nobles en las
LUZURIAGA, L. “Historia de la educación y la pedagogía”. Op. Cit. Pág. 75-76. WEINBERG, Gregorio, “Modelos educativos en la historia de América Latina”, Buenos Aires, 1984, Editorial Kapelusz, Pág. 27. 11 12
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PRECEPTOR. Evolución y actualidad de un rol clave en el ámbito educativo Pablo RODRIGUEZ COLANTONIO cuales los jóvenes aprendían a mandar13, ya que serían los futuros dirigentes. En ellas estudiaban religión, lengua, historia y también se interiorizaban en el conocimiento de las técnicas indispensables para la consolidación del imperio: estadística, hidráulica, artes bélicas, agrimensura, etc. Los responsables de la educación de los nobles del Imperio Inca fueron los amautas, verdaderos sabios, filósofos y doctores que impartían, desde el yachayhuasi, una enseñanza, por supuesto, oral y memorista, y los haravicus que eran los poetas que enseñaban las ciencias. Las jóvenes de la nobleza también contaban con un establecimiento educativo: el acllahuasi, donde se formaban las mujeres que luego serían las sacerdotisas o vírgenes del sol. Para el resto de la población la enseñanza era predominantemente práctica, realizada a través de sus padres, aunque también percibimos la presencia de educadores que, sin cumplir el rol del preceptor de la antigüedad clásica, fueron los encargados de adiestrar y calificar en disciplinas relacionadas con los oficios. De allí los maestros de tejeduría, orfebrería, arquitectura, etc., que transmitían sus conocimientos dentro de un grupo de generación en generación, dedicados a la enseñanza y aprendizaje de tales artes.14 Leemos en el capítulo XIX del libro IV de los Comentarios Reales de los Incas, del inca Garcilazo de la Vega, refiriéndose al inca Roca: …estableció muchas leyes, entre las cuales dize por más principales las que siguen. Que los hijos de la gente común no aprendiessen las ciencias las cuales pertenecían solamente a los nobles, porque no se ensoberbeciesen… que les enseñasen los oficios de sus padres, que les bastavan… dize que fue el primero que puso escuelas en el Cuzco, para que los amautas enseñasen las ciencias… no por enseñanza de letras, que no la tuvieron, sino por la práctica y el uso cotidiano y por experiencia, para que supiesen los ritos, preceptos y ceremonias de su falsa religión y para que entendiesen la razón y fundamento de sus leyes y fueron y número dellos y su verdadera interpretación, para que alcanzassen el don de saber gobernar y se hiziessen más urbanos y fuesen de mayo industria para el arte militar; para conocer los tiempos y los años y saber por los ñudos las historias y dar cuenta dellas; para que supiesen hablar con ornamento y elegancia y supiesen criar a sus hijos, gobernar sus casas. Enseñánvanles, poesía, música, filosofía y astrología… a los maestros llamaban amautas, que es tanto filósofos como sabios, los cuales eran tenidos de suma veneración…15
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Ídem, Pág. 23. Cf. WEINBERG, Gregorio, “Modelos educativos en la historia de América Latina “.Op. Cit. Pág. 36. 15 WEINBERG, Gregorio, “Modelos educativos en la historia de América Latina”. Op. Cit. Pág. 38. 14
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PRECEPTOR. Evolución y actualidad de un rol clave en el ámbito educativo Pablo RODRIGUEZ COLANTONIO Más adelante, en tiempos del inca Pachacutec, se aumentó el número de preceptores y maestros con el objetivo de difundir e imponer la lengua quechua a todo el Imperio. La conquista española y el consecuente avasallamiento de estas culturas hicieron que todos los esfuerzos por promocionar una educación homogénea, práctica, que les permitiera a todos los súbditos del imperio ser más urbanos y de ingenios más capaces16, fuesen desconocidos y despreciados por los españoles quienes, en su ambicioso afán de enriquecerse, no vacilaron en aniquilar, en pocos años, siglos de esplendor. …nueva palabra es esta que habláis, / por ella estamos perturbados, / por ella estamos molestos. / Por que nuestros padres, / los que han sido, los que han vivido sobre la tierra, / no solían hablar así…/ Y ahora, nosotros / ¿destruiremos nuestra antigua regla de vida? / No podemos estar tranquilos, / ¡Déjennos pues, ya morir, / déjennos desaparecer, puesto que nuestros dioses han muerto!17
EL PRECEPTOR MEDIEVAL La irrupción del Cristianismo en la historia de la humanidad y el desmoronamiento de las estructuras políticas hasta entonces vigentes provocaron cambios profundos que fueron acomodándose, desde un punto de vista cultural, paulatinamente en la idiosincrasia de la sociedad europea. A este largo período de transición y de adaptación se le denomina, injustamente, Edad Media, como si estuviese a mitad de camino entre el esplendor de la Antigüedad Clásica y el encandilamiento de los tiempos modernos. Durante el medioevo el arte fue exclusivamente religioso y, gracias al esfuerzo paciente y silencioso de los monjes, se pudieron conservar las obras de los grandes pensadores clásicos. Los libros eran raros tesoros que iban elaborándose, con una parsimonia demencial, en las bibliotecas de las abadías y conventos. Pocos sabían leer y escribir en estos severos tiempos de religión y temores, en que el ascetismo y el desprecio por la vida terrena llevaban al común de las personas a desinteresarse por el conocimiento intelectual.
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Ídem, Pág. 33. BUSTINZA, J. A. y otros, “Historia de la modernidad”, Madrid, 1997, Editorial AZ, Pág. 67.
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PRECEPTOR. Evolución y actualidad de un rol clave en el ámbito educativo Pablo RODRIGUEZ COLANTONIO Al principio de la Edad Media, la educación tendrá un pobre rol en los destinos de la sociedad europea. El bagaje transmitido será intelectual y mentalmente elemental… será la cultura de las citas, de los trozos escogidos, de los digestos…18. Los maestros de la época eran compiladores y proporcionaron a los hombres de la Edad Media un saber en migajas19. La Iglesia ocupó un lugar central en la vida del hombre medieval siendo, además de depositaria del saber, centro hacia el cual estaban dirigidos todos los esfuerzos y la confianza. Era la jerarquía eclesiástica quien tomaba las decisiones más profundas, y los monarcas no hacían más que cumplir con esa voluntad. Las más bellas e imponentes catedrales de la historia fueron construidas en estos tiempos, para la gloria de Dios y para aseverar el ideal teocéntrico de la sociedad. Por todo lo expresado, hasta nos parece una obviedad aclarar que las primeras escuelas tuvieron su origen a partir del siglo V, en los monasterios y catedrales; serán las llamadas escuelas monásticas y catedralicias, estas últimas desarrolladas posteriormente durante el siglo XI. Ambas estuvieron destinadas a la formación de los clérigos; su enseñanza estaba constituida por el trivium (gramática, retórica y lógica) y el cuatrivium (aritmética, astronomía, geometría y música), es decir, por materias realistas y humanistas, y por la sacra página o Teología20. La sociedad estaba organizada en este período bajo un régimen feudal: el señor dueño del castillo lo era también de las tierras y, en cierto modo, también de sus ciervos o vasallos, ya que dependían de él para su alimentación, vivienda y protección. Con el paso del tiempo esta organización netamente agraria dio paso, impulsada por el crecimiento demográfico, a una forma de vida. Los campesinos comenzaron a emigrar y las ciudades crecieron vertiginosamente. Se produjo el fenómeno de la urbanización. A partir de allí –siglo XII– las escuelas urbanas tomaron la delantera sobre las escuelas monásticas. Se reclutaron maestros y alumnos, y los métodos y programas fueron cuidadosamente seleccionados: se avecinaban grandes cambios también en el pensamiento.
LE GOFF, Jacques, “La civilización del occidente medieval”, Barcelona, 1970, Editorial Juventud, Pág. 164165. 19 Ídem, Pág. 164. 20 LE GOFF, Jacques, “La civilización del occidente medieval, OP. Cit. Pág. 87. 18
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PRECEPTOR. Evolución y actualidad de un rol clave en el ámbito educativo Pablo RODRIGUEZ COLANTONIO Sorpresivamente y gracias a la iniciativa del emperador Carlomagno, apareció un nuevo tipo de educación: el brindado por las escuelas palatinas. Fue este monarca quien, al percibir la deficiencia de la cultura eclesiástica, trató de subsanarla organizando en su propio palacio una escuela a la que asistirían su familia, miembros de la nobleza y el mismo emperador, que ya adulto y dueño de un enorme imperio aún era analfabeto. La obra emprendida por Carlomagno fue de una importancia insospechada en la época. Con ella comenzaba el proceso de consolidación y difusión de la educación pública. El estudio y la enseñanza se convirtieron en nuevos oficios y, paralelamente al surgimiento de los gremios, surgieron escuelas seglares donde se aprendían los oficios a cargo de un maestro. Éstas estaban ubicadas en los burgos o barrios, que habían crecido alrededor de las ciudades y cuyos habitantes, los burgueses, comenzaban a interesarse especialmente por el artesanado y el comercio. Las escuelas llamadas gremiales eran de carácter eminentemente profesional, aunque en ellas estaba incluida una buena parte de la educación general. El alumno comenzaba su educación como aprendiz, viviendo a menudo en la misma casa que su maestro,21 el cual debía rendir un examen de competencia y demostrar su maestría para abrir un taller. Una vez aprendido un oficio, el joven obrero pasaba al rango de oficial y comenzaba a ser asalariado. Por otra parte, las ciudades también dieron impulso a otro tipo de escuelas, independientes de las exclusivamente religiosas; eran escuelas municipales, de carácter esencialmente práctico, cuyos rectores o directores eran nombrados por el alcalde de la ciudad, siendo aquellos los encargados de seleccionar los maestros; se disponía en algunas oportunidades que hubiera veedores para vigilar la enseñanza de estas escuelas y que sus maestros sufrieran un examen para poder ejercer la enseñanza22.
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Cf. LE GOFF, Jacques, “La civilización del occidente medieval”, Op. Cit. Pág. 94. Ídem, Pág. 95.
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PRECEPTOR. Evolución y actualidad de un rol clave en el ámbito educativo Pablo RODRIGUEZ COLANTONIO
EL PROFESOR, UNIVERSITAS MAGISTROTUN ESCHOLARIUM23 La figura del profesor, tal como la concebimos en la actualidad, comienza a perfilarse a final de la Edad Media, cuando surgieron altos centros de estudio en las ciudades más importantes de Europa. Los cambios en el pensamiento de los hombres de la Alta Edad Media trajeron nuevos aires de libertad, y eso acompañó la necesidad de abrir nuevos caminos al conocimiento. Así, las ciudades favorecieron el surgimiento de centros culturales donde se estudiaba y se otorgaban licencias o permisos para enseñar.24 De esta manera, durante los siglos XII y
XIII surgieron las
Universidades. En realidad eran corporaciones de maestros y alumnos agremiados para dedicarse al estudio. Generalmente, esta nueva institución contaba con el apoyo de la Iglesia y de los monarcas, quienes otorgaban privilegios a sus miembros y les permitían regirse según sus propios estatutos. Algunos surgieron teniendo como base escuelas preexistentes, mientras que otras fueron creadas por los pontífices o reyes. Los profesores y la amplia mayoría del alumnado vivían en edificios cercanos, sometidos a una rígida disciplina conventual, que fue poco a poco distendiéndose según los profesores laicos que fueron remplazando a los religiosos. En las universidades la enseñanza se impartía en latín, mediante discursos que los alumnos debían memorizar. Además, se realizaban debates públicos y era frecuente ver a profesor y alumnos discutir en esta lengua por las calles. Cada universidad se organizaba en dos niveles y cuatro facultades; el primer nivel, de carácter preparatorio, duraba entre siete y nueve años, y abarcaba a todos los alumnos. Correspondía a este nivel la Facultad de Artes y los estudios que se cursaban comprendían las siete artes liberales –trivium y cuatrivium–. El nivel superior, de investigación especializada, estaba organizado en tres facultades: las de Teología, Medicina y Derecho. Los títulos que se otorgaban eran los de bachiller, licenciado y doctor. Cada facultad estaba dirigida por un decano. Y el decano de la facultad de Artes era el rector de la universidad.
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DA PORTA, Araceli, “Un viaje a través del tiempo”, Córdoba, 2001, Editorial Ferreyra, Pág. 201. Cf. Ídem.
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PRECEPTOR. Evolución y actualidad de un rol clave en el ámbito educativo Pablo RODRIGUEZ COLANTONIO El más antiguo de estos centros de altos estudios fue la universidad de Salerno en Italia; se destacaban igualmente las de Oxford y Cambridge, en Inglaterra; las de Salamanca, Valencia y Lérida, en España; las de París, Montpellier y Toulouse, en Francia; y las de Modena, Bolonia, Siena, Roma y Piacenza, en Italia. Entre los siglos XIII y XV, las universidades experimentaron una formidable expansión, tanto en número como en extensión geográfica. Durante este período surgieron cincuenta y seis nuevos centros universitarios25 y ya contaban con recursos para mantener a sus profesores y alumnos. Paulatinamente, las universidades se poblaron de hijos de burgueses, los cuales serán los protagonistas de la historia de las sociedades en los siglos que se sucedieron. A un tiempo con esta realidad de franco crecimiento académico y de cultivo de las más altas facultades humanas, las espirituales e intelectuales, la sociedad presentaba sus matices, sus contradicciones, no en el sentido moral de la bondad o malicia de las acciones, sino en el orden de lo semejante y lo distinto. Es decir, muy distinta a esta cara de la sociedad caracterizada por el cultivo de las artes, llena de brillo intelectual y de esplendor, tanto de las universidades como de los grandes maestros, se presentaba la otra cara cruenta, sombría y gris. La realidad de la convivencia humana bajo los sistemas políticos monárquicos estuvo caracterizada por la correspondencia entre el crimen y el castigo, la falta y la pena. La crueldad con que se castigaba a los culpables de los delitos de diversa magnitud tenía un fin aleccionador a la vez que representaba la concepción del deber ser que debía regir la conducta de los individuos.
APORTES ACTUALES A LA FIGURA DEL PRECEPTOR Y LA DISCIPLINA En nuestra época, el filósofo francés Michel Foucault realizó un gran aporte mediante el análisis de los modelos de poder, y cómo éste influye en las personas. Desde el punto de vista de la
gente
común,
muchas
construcciones
Cf. BENZECRY, Carlos y otros, “Las ciencias sociales”, Buenos Aires, 2001, Editorial Puerto de Palos, Pág. 189. 25
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PRECEPTOR. Evolución y actualidad de un rol clave en el ámbito educativo Pablo RODRIGUEZ COLANTONIO históricas tienen la apariencia de lo natural. Ésta podría ser una de las hipótesis de Foucault que intenta deconstruir mediante un análisis histórico, genealógico, a través de lo que la gente consideraba verdades permanentes sobre la naturaleza humana y la sociedad. Michel Foucault (1926-1984) nació en Poitiers, Francia, y estudió Filosofía y Psicología en la École Normale Supérieure de París. Se desempeñó como profesor en importantes centros universitarios de su país, y su fama y prestigio se extendieron a todo el mundo intelectual a través de sus escritos y conferencias. Las principales influencias filosóficas en el pensamiento de Foucault fueron los filósofos alemanes Friedrich Nietzsche y Martín Heidegger, a partir de los cuales Foucault tiene una mirada crítica acerca de lo que hasta el momento se conoció como la tradición de occidente metafísico. En su libro, Vigilar y castigar (1975), correspondiente a su último período de escritura, Foucault se retrotrae poco más de dos siglos y reflexiona sobre los brutales y sanguinarios castigos con que se infringía a los criminales hasta el siglo XVIII, y su supuesta relación de superación y humanización mediante la vida en prisión. Allí describe cómo la sociedad aboga por el orden social mediante el control de los individuos y el adiestramiento de sus cuerpos mediante rutinas de entrenamiento elemental que permiten disciplinarlos y transformarlos prácticamente en autómatas. Un fenómeno nuevo se avizoraba, la posibilidad de pensar que la rigurosa disciplina podía remplazar semejantes castigos. De este modo, la disciplina se cierne en torno de la sociedad como una nueva mirada a ésta y se presenta como la principal estrategia para una nueva anatomía política. Así, pues, Foucault, con el estilo vehemente de sus estudios y con gran contundencia en sus argumentos, contribuyó con nuevas ideas que hicieron frente a las convicciones del sentido común acerca de la cárcel, la policía, la seguridad, el cuidado de los enfermos mentales, etc., y que nosotros hemos recogido en el próximo apartado para nuestra propia reflexión acerca de la escuela, razón por la cual hemos alertado al lector sobre este particular punto de vista del francés.
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