PRECEPTOR. Evoluci贸n y actualidad de un rol clave en el 谩mbito educativo Pablo RODRIGUEZ COLANTONIO
PRECEPTOR. Evolución y actualidad de un rol clave en el ámbito educativo Pablo RODRIGUEZ COLANTONIO
LA DISCIPLINA: EL NUEVO PARADIGMA DE LA ORTOPEDIA SOCIAL DEL SIGLO XVIII DESDE LA PERSPECTIVA DE MICHAEL FOUCAULT Y SU INFLUENCIA EN LAS IDEAS EDUCATIVAS DE LOS SIGLOS POSTERIORES La mirada radical y crítica de Michel Foucault atribuye al poder y a su apéndice necesario, la vigilancia, una compleja capacidad autofundante. El dominio de la autoridad se adecua a nuevas circunstancias y se instala en otros ámbitos adoptando inéditas configuraciones. El poder está en todas partes y se ejerce por diversos canales discursivos como ideologías y lenguajes institucionalizados. La pedagogía2, como discurso singular, genera sus propias ideas y emplea una terminología específica. Cuenta con el respaldo de instituciones como escuelas, colegios y centros de capacitación. Aquí, el poder usa este discurso para definir la visión peyorativa y condenatoria que la sociedad tiene del analfabeto, lego o inculto. Su contraparte, el acreditado o titulado académicamente, es aprobado socialmente como aquel que resultó óptimo por ser dócil a la acción pedagógica, artilugio repensado por la modernidad. La educación, entonces, tiene por objeto el encauzamiento de la conducta. El subsistema educativo es, en cuanto conjunto de instituciones abocadas a la tarea educativa, un elemento más de los que conforman el sistema de control social, constituido por la totalidad de medidas para prevenir, evitar o castigar las conductas desviadas. En su modernización, la escuela del siglo XIX, adoptó el formato de organización rígidamente burocratizada. El control social que ejercen los actores escolares se profesionaliza. Estos nuevos expertos y especialistas dependen ahora del Estado en su financiación y regulación interna. La administración central empieza a jugar un papel cada vez más importante en la institucionalización del proceso de enseñanza. La vigilancia de la sociedad actual respecto del obrar de sus miembros se torna más racional, es decir, más eficiente y burocrática. Su finalidad es la homogeneización en pos del
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NB: Este análisis interpretativo respecto de la función de la educación no aparece en la obra de Foucault que analizamos, no obstante, es susceptible de realizar inferencias a partir de la misma.
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PRECEPTOR. Evolución y actualidad de un rol clave en el ámbito educativo Pablo RODRIGUEZ COLANTONIO funcionamiento y la estabilidad social, estableciendo un ideal de comportamiento y logrando la conformidad de los individuos con lo que el colectivo ha establecido como norma válida o como conducta lícita.3 El producto esperado: ... es el sujeto obediente, el individuo sometido a hábitos, a reglas, a órdenes, a una autoridad que se ejerce continuamente en torno suyo y sobre él, y que debe dejar funcionar automáticamente en él”4
El castigo y la corrección son los procesos que se desarrollan entre el alumno y aquellos que lo vigilan. El objetivo es imponer una transformación del individuo entero, de su cuerpo y de sus hábitos por el trabajo repetitivo y cotidiano al que está obligado; de su espíritu y de su voluntad, por los cuidados espirituales de que es objeto a través de su adoctrinamiento moral.5 Esos centros educativos ya no son aquellas escuelas de aula y personal único en las que un solo profesor impartía sus clases a alumnos de distintas edades y con sus particulares necesidades. Las noveles unidades educacionales son verdaderas fábricas pedagógicas. La escuela, como aparato administrativo, es una maquinaria diseñada para modificar los espíritus. Los alumnos deben conducirse según un reglamento. A la vez, alguien fortalece en él sus obligaciones morales, lo anima a cumplir con su deber, a conducirse decentemente de la manera correcta y de la forma prescripta. El control y la transformación del comportamiento van acompañados de la formación de un saber de los individuos: informes, boletines, libretas y cuadernos de comunicados diarios, bimestrales, cuatrimestrales, semestrales o anuales dan cuenta del rendimiento académico, asistencia, comportamiento, entre otros aspectos. El cuerpo y el alma, como principios de los comportamientos, son los puntos sobre los que se ejerce presión por esquemas de coacción repetidos regular y obligatoriamente, y por la imposición de representaciones de sus cualificaciones. Las instituciones educativas son un aparato de saber, un observatorio permanente que categoriza a sus miembros.6
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Cf. MACIONIS, J.J., PLUMMER K., “Sociología”, Madrid, 1999, Prentice Hall, Pág. 227.512. FOUCAULT, M., “Vigilar y castigar”, Buenos Aires, 2004, Siglo XXI Editores Argentina S.A., 1° Edición, 2° Reimpresión, Pág. 134. 5 Cf. Ídem, Pág. 129-130. 6 Cf. Ídem, Pág. 131-133. 4
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PRECEPTOR. Evolución y actualidad de un rol clave en el ámbito educativo Pablo RODRIGUEZ COLANTONIO El ciudadano es algo que se fabrica escolarmente, de una pasta informe, de un cuerpo inepto, se ha hecho la máquina que se necesitaba7 se han corregido las posturas en el automatismo de los hábitos, se ha expulsado al campesino y se le ha dado el aire de ciudadano modelo. Es la disciplina la que fabrica estos cuerpos sometidos y ejercitados, es decir, cuerpos Los procedimientos y técnicas disciplinarios que existían desde largo tiempo atrás en conventos, ejércitos y talleres, actúan ahora en escuelas y colegios8. Llegan a ser fórmulas generales de dominación que tienen por función garantizar aumentos de utilidad.9 Se ordenan los espacios y los tiempos se ajustan a tal efecto. La clase se torna homogénea, compuesta de elementos individuales que vienen a disponerse los unos al lado de los otros bajo la mirada del maestro.10 Las unidades educativas tienen la particularidad de su rigidez y uniformidad excesivas. Insensibles por las idiosincrasias singulares de sus estudiantes, se muestran inflexibles frente a los casos particulares y dejan escaso margen a la iniciativa individual.11 El espacio escolar funciona como una máquina de aprender, pero también de vigilar, de jerarquizar, de recompensar. Cada uno de los alumnos tendrá su lugar determinado y ninguno abandonará ni cambiará el suyo sino por orden y con el consentimiento del inspector de las escuelas.12
Se organiza una nueva economía del tiempo de aprendizaje. La vieja herencia de las comunidades monásticas impone en los colegios: ritmos, ocupaciones determinadas, obligatorias y ciclos de repetición regulares.13 En la práctica pedagógica se impone el tiempo disciplinario: …especializando el tiempo de formación y separándolo del tiempo adulto, del tiempo del oficio adquirido, disponiendo diferentes estadios separados los unos de los otros por pruebas graduales.14
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Ídem, Pág. 139. NB: Los colegios adoptan el modelo de convento; el internado aparece como el régimen más perfecto. 9 FOUCAULT, M., “Vigilar y castigar”, Op. Cit. Pág. 141 10 Ídem, Pág. 150. 11 Cf. MACIONIS, J.J., PLUMMER K., “Sociología”, Op. Cit. Pág. 517-519. 12 LA SALLE, J. B., « Conduite des écoles chrétinnes », B. N. Ms. 11759, Pág. 248-249. En FOUCAULT, M., “Vigilar y Castigar”, Op. Cit. Pág. 151. 13 Cf. FOUCAULT, M., “Vigilar y castigar”, Op. Cit. Pág. 153. 14 Ídem. Pág. 163. 8
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PRECEPTOR. Evolución y actualidad de un rol clave en el ámbito educativo Pablo RODRIGUEZ COLANTONIO Amanece la idea de un programa escolar que implique la ejercitación de complejidad creciente de año a año, de mes a mes hasta el término del proceso educativo. También esto parece surgido de un grupo religioso, los Hermanos de la Vida Común.15 Insiste Foucault denunciando este precepto elemental: el cuerpo disciplinado trae el accionar eficaz. La escuela se convierte en el aparato de enseñar, y la escolaridad cumplimenta la función de ortopedia social. La disciplina es el arte de distribuir cuerpos, de extraer de ellos y de acumular tiempo para componer las fuerzas de un aparato efectivo. La exigencia a la que debe responder es la construcción de una máquina que llevará al máximo rendimiento por la articulación concertada de las piezas que la componen. El efecto y objeto de la disciplina es el orden para la eficiencia, para el progreso de las sociedades. El individuo es un cuerpo, una pieza sustituible de una máquina multisegmentaria y de la cual se espera un provecho óptimo. La persona es un elemento que se coloca, se mueve y se articula en relación con los otros; el hombre es una fuerza al servicio de un aparato eficaz16 orquestado por un sistema preciso de mando. En resumen, la disciplina fabrica, a partir de los cuerpos que controla, una individualidad dotada de las características necesarias para cumplir la función que le corresponde en el colectivo social. La educación de los escolares debe hacerse con pocas palabras, ninguna explicación, en un silencio que será interrumpido sólo por señales: campanas, silbatos, palmadas, gestos, una simple mirada del maestro, una señal que llevará en su brevedad maquinal todas las obedientes miradas hacia el maestro. Un buen escolar, siempre que oiga el ruido de la señal imaginará estar oyendo la voz del maestro o más bien la voz del propio Dios que lo llama por su nombre. Compartirá entonces los sentimientos del joven Samuel, diciendo con éste desde el fondo de su alma: ¨Señor, heme aquí ¨. El alumno deberá haber aprendido el código de las señales y responder automáticamente a cada una de ellas.17
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Cf. Ídem. Pág. 165. Cf. Idem. Pág. 168-169. 17 Ídem. Pág. 171. 16
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PRECEPTOR. Evolución y actualidad de un rol clave en el ámbito educativo Pablo RODRIGUEZ COLANTONIO La recta disciplina es el arte del buen encauzamiento de la conducta. La disciplina fabrica individuos. El éxito del empleo del poder disciplinario descansa en el uso de instrumentos simples: la vigilancia jerárquica, la sanción normalizadora y su combinación en un procedimiento específico propio: el examen. Analicemos el valor de la primera en relación con el tema de nuestro interés. La escuela es el observatorio de la multiplicidad humana. El juego de la mirada que vigila se impone desde su misma arquitectura que permite el control hacia el interior. La construcción escolar no es la de un palacio ni la de una fortaleza, imita más bien las instalaciones de una cárcel y su panóptico. Es el edificio que opera para la transformación de los individuos, para el encauzamiento de su conducta que es vigilada constantemente.18 La organización escolar completa el ejercicio de vigilancia con la especificación de la tarea pedagógica. Se instalan entonces controles para ayudar al maestro: [Se] elige entre los mejores alumnos a una serie de ¨oficiales¨, intendentes, observadores, instructores, repetidores, recitadores de oraciones, oficiales de escritura, habilitados de tinta, cuestores de pobres y visitadores. 19
Algunos cumplen funciones de orden material: distribuir la tinta y el papel, dar el sobrante de material a los pobres, leer textos espirituales los días de fiesta, etc. Otros cumplen tareas de vigilancia: ... los ¨observadores¨ deben tener en cuenta quién ha abandonado su banco, quién charla, quién no tiene rosario ni libro de las horas, quién se comporta mal en misa, quién comete un acto de inmodestia, charla o griterío en la calle¨; los ¨admonitores¨ se encargan de ¨llevar la cuenta de los que hablan o estudian sus lecciones emitiendo un zumbido, de los que no escriben o juguetean¨, los ¨visitantes¨ investigan, en las familias, sobre los alumnos que no han asistido algún día a clase o que han cometido faltas graves. En cuanto a los ¨intendentes¨, vigilan a los demás oficiales. Tan sólo los ¨repetidores¨ desempeñan un papel pedagógico: hacen leer a los alumnos de dos en dos en voz baja.20
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Cf. Ídem. Pág. 177. Ídem. Pág. 180. 20 Ídem. Pág. 180 y 181 19
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PRECEPTOR. Evolución y actualidad de un rol clave en el ámbito educativo Pablo RODRIGUEZ COLANTONIO Creemos patentizar, en este punto, los albores de la figura del celador y luego la del preceptor. La vigilancia escolarizada, en un sistema de relaciones que disciplinariamente encauza la conducta bajo la amenaza del castigo y la sanción. Reina un verdadero universo de penalidades que transversalizan el ambiente escolar: por el tiempo (retrasos, ausencias, interrupciones), por la actividad (falta de atención, descuido, falta de celo), por la manera de ser (descortesía, desobediencia), por la palabra (charla, insolencia), por el cuerpo (actitudes y posturas incorrectas, gestos impertinentes, suciedad), por la sexualidad (falta de recato, indecencia)21. Este universo sin desviaciones reclamará cada vez con más fuerza la figura necesaria y específica del que hace cumplir los preceptos que lo regulan.
ANTECEDENTES MÁS PRÓXIMOS DEL ROL DEL PRECEPTOR ACTUAL La educación, en efecto, no es algo aislado, abstracto, sino que está relacionada estrechamente con la sociedad y la cultura de cada época. Estos producen ideales, y tipos humanos que la educación trata de realizar.22
Hasta aquí, no hemos encontrado el perfil del preceptor que se asemeje lo suficiente al que actualmente tiene. Lo que sí queda claro es que su rol fue cambiando y estaba ligado esencialmente al contexto educacional que se configuró en cada época histórica. Un nuevo contexto se produjo en la Europa medieval a causa de la crisis del sistema político feudal; este sistema estaba atravesado por una concepción teocrática que por largo tiempo fue sostenida desde la Iglesia Católica y avalada por las monarquías. El debilitamiento tanto de las monarquías como del poder de la Iglesia, a causa de las nuevas ideas filosóficas que promulgaban la autonomía de la razón y la libertad del hombre, fue el ámbito propicio para que se fueran gestando los ideales que luego dieron origen a los sistemas republicanos de gobierno, como es el caso de Francia a fines del siglo XVIII y principios del XIX. Al respecto citamos un fragmento de la obra de Durkheim que indica la problemática de la época, reflejada en la educación:
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Cf. Ídem. Pág. 182 y 183.
22 LUZURIAGA, L. “Historia de la
educación y la pedagogía”, Op. Cit. Pág. 9.
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PRECEPTOR. Evolución y actualidad de un rol clave en el ámbito educativo Pablo RODRIGUEZ COLANTONIO Si he elegido como tema de este curso el problema de la educación moral, no es solamente por razón de la importancia primaria que siempre le han reconocido los pedagogos, sino porque hoy se nos plantean en condiciones de urgencia. En efecto, en esta parte de nuestro sistema pedagógico tradicional es donde la crisis de la que he hablado ha alcanzado su máxima agudeza [...] porque todo lo que pueda producir como efecto una disminución de la eficacia de la educación moral, todo lo que hace correr el riesgo de incertidumbre a la acción, amenaza a la moralidad pública en su misma fuente.23
La crisis que vivía Europa en el siglo XIX determinó que se gestara un replanteo de la propuesta pedagógica con carácter de urgencia, debido a que sus redes sociales estaban destruidas y había un sentimiento generalizado de desafiliación social. Se pensó entonces, que desde la organización del sistema educativo se podría reconstruir el orden social. El hecho de fijar la atención en la educación no se debió sólo a la inmediatez con que podrían emprenderse las acciones sino también porque sabían que en Prusia la educación había tenido influencia positiva y ayudaría a tomar conciencia del nuevo régimen, por lo que la educación adquirió una función legitimadora que podía imponer el sentido de filiación. De esta manera, se buscó la unidad moral a través de un orden normativo que unifique la sociedad y que ésta la acepte, hecho que permitió sostener el régimen republicano. En este contexto tienen lugar las prescripciones educativas de Durkheim: Que la disciplina moral sirve, no solamente a la vida moral propiamente dicha sino que su acción se extiende mas allá. Resulta, en efecto, de cuanto hemos dicho, que la disciplina desempeña un papel considerable en la formación del carácter y de la personalidad en general, puesto que lo más esencial en el carácter es la aptitud para poderse dominar, es la facultad de inhibición, que permite detener nuestras pasiones, nuestros deseos, nuestros hábitos y someterlos a la ley.24
En la escuela se encontró la factibilidad de generar la internalización de hábitos, el valor y respeto a las normas a través de la autoridad implícita en ellas, y se rescató el papel fundamental que la disciplina ejerce sobre las limitaciones en el accionar del individuo. Con todo ello se contribuye, desde el sistema educativo, a la formación de la personalidad de quienes integran la sociedad.
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DURKHEIM, E., “La Educación Moral”, Buenos Aires, 1997, Editorial Losada, Pág. 11. Ídem, Pág. 58.
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PRECEPTOR. Evolución y actualidad de un rol clave en el ámbito educativo Pablo RODRIGUEZ COLANTONIO El estilo educativo surgido de este replanteo pedagógico trae aparejado una educación que favorece, junto con la socialización y la diferenciación, una estratificación que se reproduce y legitima en el resto de la sociedad. La Revolución Francesa fue el punto de partida de un nuevo orden político que durante más de medio siglo se fue plasmando a través de reiterados esfuerzos por abandonar el antiguo régimen e instaurar definitivamente el republicano. Lo relevante del caso es que el Estado francés, recurrió a la educación como uno de los medios más eficaces para restablecer el orden social a través de la educación moral y la consolidación de la conciencia nacional. Esta estrategia, original para la época, se caracterizó por la expansión y la homogeneización de la educación, basada en la obligatoriedad, laicidad y gratuidad.25 Rápidamente se expandieron y consolidaron en Europa y Estados Unidos, los sistemas educativos nacionales, sobre la base de una fuerte organización escolar. Las ideas sociológicas de la época estaban impregnadas del paradigma funcionalista Según el cual la sociedad es un sistema complejo cuyas partes encajan entre sí, produciendo el equilibrio y la estabilidad social. Para el funcionalismo nuestras vidas están orientadas según la dirección que marcan ciertas estructuras sociales. Entendiéndose por ello pautas relativamente estables de relaciones sociales.26
El pensamiento de Auguste Comte (1798-1857), contribuyó a la conformación de este paradigma, ya que frente a los grandes cambios sociales estaba preocupado por encontrar mecanismos de integración social. Otro aporte significativo lo da el pensador británico Herbert Spencer (1820-1903): Spencer era un estudioso del cuerpo humano y de la sociedad, y mantenía que había fuertes paralelismos entre el uno y la otra. Las partes del cuerpo humano, el esqueleto, los músculos y los órganos internos son interdependientes unos de otros. De la misma manera pensaba que las estructuras sociales son también interdependientes, lo que garantiza el funcionamiento de la sociedad.27
25
Cf. Ídem, Cit. Pág. 14-18.
26 MACIONIS, J.J., PLUMMER K., 27
“Sociología”, Op. Cit. Pág. 20-21.
Ídem, Pág. 21.
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PRECEPTOR. Evolución y actualidad de un rol clave en el ámbito educativo Pablo RODRIGUEZ COLANTONIO Asimismo, dentro de la tradición funcionalista el sociólogo norteamericano Robert Merton (1910-1968) reformuló el concepto de función social, por eso habló de disfunciones sociales: ….esto es, de las consecuencias negativas [para el equilibrio o para la marcha de la sociedad en su conjunto], que se siguen del funcionamiento de tal o cual estructura o pauta social.28
En este sentido, parafraseando a Merton, ya nos hemos referido a las consecuencias negativas para el equilibrio o para la marcha de la sociedad que produjo la crisis social, económica y política en Europa. En efecto, desde esta concepción funcionalista, al igual que con el cuerpo humano cuando se produce una disfunción o un desequilibrio orgánico, invariablemente otro órgano se ocupa de restablecer el equilibrio. Los sistemas educativos, conformados por escuelas en tanto unidades funcionales, fueron responsables de restablecer ese equilibrio.
EL PRECEPTOR EN EL CONTEXTO DE LA PEDAGOGÍA POSITIVISTA Si tuviésemos que caracterizar el ideario educativo positivista del siglo XIX, sin duda tendríamos que hablar de orden y disciplina. El orden social, condición necesaria para el progreso social y económico, parte del supuesto que la sociedad es un sistema, es decir, [de] la existencia de un ´todo´ que tiene prioridad analítica sobre sus partes.29 Este sistema es concebido en clara analogía con los cuerpos orgánicos que son objeto de la biología, por lo que no es incorrecto decir que se trata de un sistema orgánico aunque, según Comte, no reducible a las leyes biológicas. Así, pues, el todo está constituido por los diversos órganos, y cada uno de ellos cumple una función específica para mantener la unidad, el equilibrio y el funcionamiento del sistema social. A su vez este sistema, visto desde una perspectiva descendente, tiene subsistemas entre los que destacamos el sistema educativo, constituido, como ya dijimos, por escuelas en tanto unidades funcionales. Visto desde otra perspectiva ascendente, si decidimos entrar en el aula, ésta es considerada como un subsistema de relaciones sociales dentro de un 28
Ídem, Pág. 21. LISTA, C., “Los paradigmas de análisis sociológico”, Córdoba, 2000, Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, Universidad Nacional de Córdoba, Pág. 109. 29
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PRECEPTOR. Evolución y actualidad de un rol clave en el ámbito educativo Pablo RODRIGUEZ COLANTONIO subsistema educativo que a su vez se ordena a un sistema macro orgánico integrado y equilibrado que es la sociedad. En efecto, el orden que se produce en el aula y en la escuela en general, como consecuencia de la disciplina, se reproduce en la sociedad toda y viceversa. Retomando los principios de la sociología de la educación durkheimiana, la escuela será responsable de transmitir los valores de la cultura común y las normas que moldean la personalidad del individuo, necesarias para el desarrollo de los roles sociales como adulto.30
Entre los valores de la cultura común y las normas que moldean la personalidad del individuo se destaca la disciplina, entendida como el conjunto de actos repetidos en condiciones determinadas bajo una autoridad y que tiene por objetivo regularizar la conducta. En este sentido, completando lo que ya dijimos, el ámbito propio de la internalización de la disciplina es la educación, donde cobran sentido el rol del maestro y las etapas evolutivas del desarrollo de los alumnos en la formación de su conducta social. Estas ideas pedagógicas fueron una nota distintiva de la educación en la sociedad industrializada europea. Y en Inglaterra en una búsqueda del mismo fin, a principios del siglo XIX, se da una originalidad que constituye el antecedente más próximo del perfil del preceptor que tenemos en la actualidad. Allí, el rol del maestro o profesor, quien se encargaba del dictado de las clases, sigue siendo de gran importancia. No obstante, vemos nacer otra figura significativa: la del preceptor. Los británicos desregularon su sistema de enseñanza y dejaron el cuidado de los alumnos menores a los alumnos mayores. […] A pesar de que eran simples alumnos de cursos más altos que los que tenían que cuidar, los directores observaron que por el solo hecho de ser estudiantes con poder hacían respetar con más dureza las órdenes que se impartían desde más arriba.31
¿De dónde procede esta idea de organización escolar? ¿Qué fenómenos sociales demandaron esta respuesta? ¿Qué situaciones semejantes es posible identificar? Por esta época, el conocimiento organizativo desarrollado hasta el momento en la educación resultó
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BONAL, Xavier, “Sociología de la Educación, una aproximación crítica a las corrientes contemporáneas”, Barcelona, 1998, Paidós, Pág. 35. 31 PERGOLINI, M., “Saquen una hoja”, Buenos Aires, 1999, Editorial Planeta, Pág. 67.
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PRECEPTOR. Evolución y actualidad de un rol clave en el ámbito educativo Pablo RODRIGUEZ COLANTONIO insuficiente para responder a los requerimientos de la coyuntura histórica, dada por la expansión de los sistemas educativos nacionales. A estas nuevas ideas pedagógicas le resultó exigua la estructura organizativa de la educación. Se registraron en el escenario escolar fenómenos tales como obligatoriedad, masividad y gradualidad, que sólo se habían observado en instituciones tales como el ejército y los conventos. De allí que el modelo organizativo escolar se haya asemejado en principio, a la estructura vertical y jerárquica de dichas instituciones.32 Segunda mitad del siglo XVIII: El soldado se ha convertido en algo que se fabrica; de una pasta informe, de un cuerpo inepto, se ha hecho la máquina que se necesitaba; […] una coacción calculada recorre cada parte del cuerpo, lo domina, pliega el conjunto, lo vuelve perpetuamente disponible y se prolonga en silencio, en el automatismo de los hábitos.33
El mérito que se le atribuye a estos sistemas organizativos es que limitaba la conducta de los individuos y la subordinaba a la autoridad mediante una coerción constante, reflejada en la docilidad de las conductas. La invención de esta nueva anatomía política no se debe entender como un repentino descubrimiento, sino como una multiplicidad de procesos con frecuencia menores, de origen diferente, de localización diseminada, que coinciden, se repiten, o se imitan, se apoyan unos sobre otros, se distinguen según su dominio de aplicación, entran en convergencia y dibujan poco a poco el diseño de un método general. 34
Este método que se va construyendo progresivamente sobre la marcha de los acontecimientos se lo ve actuando en los colegios, las escuelas elementales, los hospitales, la milicia, las escuelas técnicas, los liceos y talleres35. La aceptación incuestionable de la autoridad era la base del cumplimiento de la disciplina. En cada una de estas instituciones la autoridad se escalonaba en un orden jerárquico vertical por medio de la delegación de autoridad, en la que cada integrante
32
Cf. FOUCAULT, M., “Vigilar y castigar”, Op. Cit. Pág. 141. Ídem, Pág. 139. 34 Ídem, Pág. 142. 35 Cf. Ídem. 33
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PRECEPTOR. Evolución y actualidad de un rol clave en el ámbito educativo Pablo RODRIGUEZ COLANTONIO reconocía el lugar que le correspondía en relación a quién debía obedecer. En el ejército, el soldado respondía al cabo y éste sucesivamente a la cadena ascendente de autoridad; el lego estaba por debajo del sacerdote y ambos estaban debajo del superior del convento; en los hospitales o asilos, los alienados respondían al celador y éste al director; en las cárceles los reclusos respondían al guardiacárcel y éste al director del presidio; en la escuela elemental el alumno dependía del maestro y éste a su vez del director; finalmente en los colegios, escuelas técnicas y liceos, el alumno dependía del celador, luego del maestro o profesor y éstos del director. Como si fueran tradiciones que hubiera que mantener siempre vivas. La disciplina es como la navidad, una ceremonia que no muere.36 Con esta expresión el autor viene a completar el panorama y pone de relieve la importancia que tiene la disciplina en dichas instituciones. Y en cada caso, siempre hay una figura, más o menos definida, encargada del cumplimiento de las pautas de comportamiento exigidas por la naturaleza de cada institución y que, a la vez, guardan entre sí, alguna semejanza. En el caso de los hospitales psiquiátricos, cárceles y escuelas, está presente la figura del que vigila y castiga, ubicada en una posición estratégica en permanente contacto con las personas a su cargo. En la escuela, como ya dijimos, los celadores primero eran los alumnos de cursos superiores; luego, una vez egresados, algunos de ellos continuaban en sus funciones y de esta manera con el paso del tiempo se arraigó su rol. En nuestro país se dio un fenómeno particular respecto de quienes ocuparon estos lugares en los hospitales psiquiátricos y cárceles. Se trató en su mayoría de trabajadores no calificados, generalmente inmigrantes, españoles o italianos, procedentes de la ciudad de Buenos Aires37 que, ante la falta de empleo acudieron sin reservas a cubrir esa función. En el ámbito educativo, se dio un fenómeno semejante al que hemos descrito en al párrafo anterior.
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PERGOLINI, M., Saquen una hoja, Op. Cit. Pág. 76. AGÜEROS, N., ERASO, Y., “Saber psiquiátrico e institución manicomial. Hacia una comprensión de las estrategias de “moralización”, en el asilo Colonia de Oliva (Córdoba, 1914-1934), en Cuadernos de Historia, serie Economía y Sociedad, año 1999, Área de Historia del CIFFyH-UNC, Córdoba, Ediciones Ferreyra, Pág. 26. 37
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PRECEPTOR. Evolución y actualidad de un rol clave en el ámbito educativo Pablo RODRIGUEZ COLANTONIO En síntesis, hemos encontrado el antecedente del preceptor actual y su perfil queda delineado:
a) en función del lugar que ocupa en la institución educativa, una posición estratégica en permanente contacto con los alumnos y en relación subalterna con el director o el vice director; b) por su función, de velar por el cumplimiento de las normas disciplinarias; y c) por el hecho de que para desarrollar su función no se exigía ninguna formación específica más que la enseñanza media. Respecto de este último punto, sólo era necesario que el preceptor, durante este período de formación, hubiera internalizado los valores y las normas institucionalmente legitimadas para luego reproducirlas con los alumnos a su cuidado.
Esto se ve reflejado en la legislación, más específicamente, en el Reglamento General de Escuelas de Enseñanza Media y Especial (Res. DEMES 979/63), del año 1963. En el próximo capítulo ahondaremos sobre las posibilidades y límites que brinda la legislación, en relación con el contexto actual en que deben desempeñarse los preceptores.
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