7 minute read
ESTRATEGIAS
CÓMO PONERLE PRECIO AL CLIMA
Cumplir con el objetivo de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero no es tarea fácil. Pero intentarlo supondrá la generación de un gran y variado nuevo universo de oportunidades de inversión.
El pasado mes de abril el Gobierno americano aumentó sus objetivos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero hasta el 50%-52% para 2030 (con referencia a los datos de 2005 o equivalente a una reducción del 25%-42% con respecto a 1990); lo que le coloca en la senda de conseguir unas emisiones netas cero para 2050. Traducido a grados Celsius, diríamos que EE.UU. estaría cumpliendo su parte para lograr mantener el calentamiento global por debajo de 1,5°C hasta fi nal de siglo.
La mitad del G20 se ha adherido ya a esta iniciativa de una manera más o menos estricta; los planes de la UE (55% desde 1990) y Reino Unido (68%) son incluso más ambiciosos. Pero queda mucho trabajo por delante: la ONU sigue estimando que con las medidas anunciadas todavía estaríamos en los 2,5°C. El COP26 de Glasgow, en noviembre, puede dar otro acelerón a la tendencia: Australia, India, Rusia e Indonesia pueden ser los siguientes.
Cumplir con estos objetivos de reducción de emisiones no es tarea sencilla. A nivel global, aproximadamente un 24% de las emisiones de gases de efecto invernadero vienen de la energía de uso industrial, un 16% del transporte, un 18% de la energía de uso en edifi cios, un 15% de otros usos energéticos, un 5% de los procesos industriales directamente, un 3% del tratamiento de residuos y un 18% de la agricultura y los bosques. Si queremos lograr cero emisiones no podemos dejarnos ningún sector sin analizar, aun a sabiendas de que no todas las emisiones son igual de fáciles o costosas de recortar.
FUENTES RENOVABLES
Afortunadamente, gracias a los avances de la productividad en la generación de electricidad a través de fuentes renovables, en especial la fotovoltaica y la eólica, nos situamos en el momento de la historia reciente más barato de conseguir una economía sostenible. Hace 15 o 20 años, la electrifi cación de determinadas actividades suponía tener que aumentar la producción de ciclos combinados de gas o apostar decididamente por la energía nuclear.
Ahora, si tuviésemos que diseñar una industria eléctrica partiendo de cero, lo haríamos casi exclusivamente con molinos y placas solares. Como el viento tiene el capricho de no soplar uniformemente y el sol de no brillar por las noches, construiríamos unas plantas de ciclos combinados de gas para encender y apagar cuando las necesitásemos, lo menos posible, y desarrollaríamos las tecnologías de almacenaje de energía (baterías) y las llamadas redes eléctricas inteligentes (smart grids). Todo con el objetivo de adecuar la producción a la demanda.
Nos habríamos cargado de un plumazo todas las emisiones de las térmicas de carbón, que suponen alrededor de un 25% de todo el CO2 que se lanza a la atmósfera y que volverán a hacer máximo histórico en este 2021. Por lo tanto, los países con objetivos de reducción de emisiones deberían aumentar su producción eléctrica renovable tanto como sean capaces, intentando minimizar las restricciones normativas.
Además, estos avances no solo nos hacen soñar con sustituir esa electricidad proveniente de combustibles fósiles, sino que podemos aspirar a electrifi car todo el transporte (otro 16% del pastel más un 5% adicional que
En 2016 las emisiones globales sumaron 49.400 millones de toneladas de CO2 equivalente.
AGRICULTURA, BOSQUE Y USO DE LA TIERRA 18,4% DESPERDICIOS 3,2%QUÍMICA 2% AGUAS RESIDUALES 1,3% VERTEDEROS 1,9% PRADERAS 1,1% CAMPOS DE CULTIVO 1,4% DEFORESTACIÓN 2,2% QUEMA DE CULTIVOS 3,5% CULTIVO DE ARROZ 1,3% SUELO AGRÍCOLA 4,1% GANADO Y ESTIÉRCOL 5,8%
CEMENTO 3%
INDUSTRIA 5,2%
HIERRO Y ACERO 7,2% Energía usos industriales 24 ,2% METALES NO FERROSOS 0,7% QUÍMICA Y PETROQUÍMICA 3,6% ALIMENTACIÓN Y TABACO 1% PAPEL Y CELULOSA 0,6% MAQUINARIA 0,5% OTRAS INDUSTRIAS 10,6%
ENERGÍA, AGRICULTURA Y PESCA 1,7%
COMBUSTIÓN DE FUEL NO ASIGNADO 7,8% EMISIONES DE LA PRODUCCIÓN DE ENERGÍA 5,8%
COMERCIAL 6,6%
ENERGÍA 73,2%
Energía en edifi cios 17,5 %
CONSTRUCCIÓN RESIDENCIAL 10,9% Transpor te 16, 2%
TRANSPORTE POR CARRETERA 11,9%
AVIACIÓN 1,9% NAVEGACIÓN 1,7% FERROVIARIO 0,4% GASODUCTO 0,3%
se emite en la producción de combustibles fósiles). Adicionalmente, podemos producir todo el hidrógeno limpio que queramos, que dedicaremos primero a sustituir todo el hidrógeno sucio (producido a partir de gas natural) que estamos empleando industrialmente y luego al transporte, como combustible para sistemas de back up o en puntos alejados de la red eléctrica, o incluso para cubrir las necesidades de calentamiento de los hogares.
Hasta sectores que se habían considerado como imposibles de hacer sostenibles, como el acerero, tienen algún atisbo de esperanza basado en la utilización de este hidrógeno limpio en sus procesos. Es decir, el crecimiento de la energía eléctrica renovable de los próximos años vendrá más marcado por las limitaciones propias de la construcción y su enganche a la red que por falta de demanda. Eso sí: el desarrollo de toda esta segunda fase seguirá dependiendo del apoyo público, ya que en la mayoría de casos el status quo sigue siendo más rentable que los nuevos desarrollos.
COSTE SOCIAL
En este sentido, para elegir sus medidas de política medioambiental, Biden ha reinstaurado la estimación del coste social de las emisiones de CO2 de la Administración de Obama: 51 dólares por tonelada emitida. Por ahora, la cifra no es un impuesto, sino que le sirve de base al Gobierno para justifi car sus decisiones. También puede sufrir revisiones conforme pase el tiempo y los objetivos sean cada vez más ambiciosos. De momento, esta referencia se va pareciendo cada vez más al precio del mercado europeo de permisos de emisión de CO2, que ha triplicado desde marzo de 2020 y que tocó sus máximos históricos de 56 euros por tonelada el pasado mes de mayo.
Finalmente, el objetivo de emisiones cero necesita de un cambio de actitud de la sociedad, las tres erres: reducir, reutilizar y reciclar. Todas las medidas de ahorro de energía, efi ciencia energética, tratamiento de residuos, reutilización y reciclado de materiales, las redes eléctricas inteligentes que ya hemos nombrado, etc. tienen que ser fomentadas.
El informe Brown to green de la ONG Climate Transparency, por ejemplo, recomienda la reducción de las emisiones de las edifi caciones en alrededor de un 80% para 2050 a través de una mayor efi ciencia, menor demanda energética y electrifi cación, en combinación con una descarbonización completa del sector energético y que todas las edifi caciones nuevas tengan que ser de energía neta cero para 2025.
De igual modo, hay que incentivar todo el desarrollo de actividades orientadas a la mitigación de la contaminación, léase principalmente las distintas tecnologías de captura de carbono y las políticas de reforestación. En este último punto, el mismo informe citado establece que el objetivo debe ser detener la deforestación y conseguir reforestaciones netas a nivel global para 2030 aproximadamente. En resumen, todo un universo por delante de oportunidades de inversión si queremos cumplir con el objetivo principal, que no es otro que el de salvar nuestro planeta. ¡There is no Planet B!
LA OPINIÓN DE
DANIEL PINGARRÓN Responsable de Ventas, Natixis IM
EL MOMENTO DE LOS MERCADOS EMERGENTES
Los mercados emergentes están llenos de oportunidades de inversión que se beneficiarán del rápido crecimiento económico, la digitalización y el creciente poder de compra del consumidor. Sin embargo, un enfoque pasivo no parece ser la aproximación más idónea. Esto se debe a que los índices bursátiles de mercados emergentes tienden a estar sobreponderados hacia el value, con predominio de empresas con poco brillo de carácter burocrático. Suelen ser, además, compañías cíclicas, un sector que irá perdiendo relevancia a medida que las economías emergentes se desarrollen. Por lo tanto, al acercarse a estos mercados se impone la gestión activa. Es la manera de centrarse en empresas con ventajas competitivas, bien posicionadas para benefi ciarse del viento de cola de varias décadas de crecimiento sólido. Esa es la fi losofía del WCM Global Emerging Markets Equity, que identifi ca compañías consistentes en los fundamentales, como el crecimiento de ingresos a largo plazo y el aumento de los rendimientos del capital invertido. Actualmente, el fondo está expuesto en renta variable a sectores como TI, consumo discrecional, fi nanzas, industria, consumo básico y comunicaciones, entre otros; y a países como China, Taiwán, India, Hong Kong, Brasil, Rusia y México, entre los más destacados.