Anexo Vol.03 Esp

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vol. 03 Furtar Diciembre 2015


Decimos una y otra vez que este anexo no sería parte fija de Furtar, pero acá lo tenemos otra vez. Con menos textos, eso es cierto, pero aún presente. Aprovechamos la edición 2015 del Furia Fest, en Talca, Chile, para hablar con los suizos de Überyou —quienes hicieron una larga gira por América del Sur— y con los argentinos de Iniciativa del Cambio. Desde Brasil, la charla es con Fausto Oi, personaje cautivo en la escena paulista que nos habló, entre otras cosas, sobre Good Intentions, banda que pasa a ocupar un espacio aún más especial en la agenda del músico desde que Dance Of Days dejó de tocar.

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II


Por Furtar. Santiago de Chile.

überyou es una banda de Suiza y que tuvimos la suerte de ver en vivo en Octubre cuando Chile formó parte de su gira por América Latina, la cuál duró 3 meses. Y no solo sus shows en vivo son lo mejor sino que además, son personas muy lindas con las cuales pudimos conversar para saber un poco más sobre ellos y las diferencias que notaron entre el hardcore punk del 1er y 3er mundo.

uberyou.bandcamp.com

¿Cómo se forma überyou? Ustedes tenían otros proyectos antes, ¿cÓmo se juntaron para tocar? — Todos los que tocan en el grupo ya tocaban antes desde hace mucho tiempo. Yo, que canto, soy el único que nunca estuvo en un grupo antes. Cuando empezamos teníamos otro baterista, eso fue en el 2008,cuando nos fuimos a Nueva York y tuvimos la idea de montar una banda luego de ver un reci de Against Me!, con el tipo gritando como loco en el micrófono; estábamos escuchando cosas como Fucked Up y The Bronx. Diferentes influencias, incluso pop y todo eso como Ryan Adams. Hay tanta música buena, si escuchas sólo una cosa luego te aburres. Pero no era nada muy en serio, sino eso de hablar entre nosotros de tocar y todo eso. Fue en el 2010 que lo tomamos con más ganas y empezamos a grabar, tocar, salir de gira y desde ahí nunca paramos. 100% de dedicación a esto. III

¿Has escuchado cosas de Latinoamérica antes de venir? — Sí, claro. Me encanta. Cada nuevo mes que pasa tengo un nuevo grupo favorito. Acá hay cosas increíbles, los argentinos de Beautiful Sundays, Eterna Inocencia... gasté un montón en todos los vinilos de Fun People, Los Caídos (que van a sacar un álbum genial). En Brasil hay cosas buenas también, como Under Bad eyes, Better Leave Town, Nunca Inverno... Tuvimos suerte de ver a Dead Fish en vivo en São Paulo. En Colombia hay una banda muy buena que se llama Secta, que hace street punk como el que se hace en España, pero con más distorsión. En Suiza hay un chileno que lleva un sello llamado Inhumano Records, y nos sacó el disco allá.

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A propósito, ¿tú tienes ascendencia peruana, no? — Sí, mi papá y mi mamá se conocieron en Lima, porque los padres de mi mamá trabajaban en una compañía suiza actuante en Perú. Y mi abuelo, el papá de mi papá, es suizo y se fue a Lima buscando trabajo, lo que me parece muy loco porque en Europa no había mucho trabajo. ¿Qué sabes de eso de que el punk nació en Perú, con Los Saicos? — He visto algo de eso en Vice. Pero antes no sabía de eso. El loco es que ahora Los Saicos tienen más público joven que otra cosa. De hecho en Suiza hay una escena muy grande de bandas como Los Saicos, como surfrock, protopunk... pero allá no hay una escena punk muy fuerte. Podemos ver que el merch de la banda cuenta con la colaboración de mucha gente de varias partes del mundo. ¿Cómo se dio ese círculo de fraternidad? ¿Esto es basado en el do it yourself? — Personalmente veo todo lo que se refiere a arte y merch de forma muy importante. Si fuera por mí, tendríamos como 30 modelos diferentes de poleras, soy fanático de eso, me gusta tener esa variedad. Me gusta la serigrafía, los vinilos, me gusta hacer merch loco. A veces nos peleamos por eso. Pido cosas sin hablar con los chicos y me reprochan porque estoy gastando mucha plata. Pasó esto en Chile, cuando vi el arte de los afiches, le pedí a una chica que serigrafíaba que hiciera cosas para la banda; así como lo hice en Brasil también. La gente está circula en la misma escena que nosotros, el punk, el hardcore, el

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diy... así empiezan las amistades,¿no?. Cuando fuimos a Brasil la primera vez quisimos tener camisetas echas por artistas locales, y la gente siempre nos ayuda porque no tenemos mucha plata, así que gastamos poco e intentamos vender las cosas al precio más bajo posible. El arte es una de las cosas más importantes. ¿Qué onda con volver a Latinoamérica? Estuvieron una vez en Brasil y ahora han venido a Chile. — El 2013 fuimos a Brasil y todo empezó porque yo estaba re aburrido en el trabajo, haciendo unas prácticas terribles y me quería matar. Yo no tenía ni idea de cómo funcionaban las cosas acá, pero empecé a escribir a la gente diciendo que tenía una banda y que haría de todo para venir a tocar acá. Bueno, así conseguí el contacto de una banda llamada Nunca Inverno, de Brasil, y ellos nos ayudaron. Fuimos a Brasil y luego a Cuba, que fue algo re loco; mientras hacía eso de la gira a Brasil pensamos que no estaría bien ir a uno solo país, así que leí en un zine que había una banda de crust metal que se fue a Cuba y me vino la luz: busque el tipo que hizo de motorista para ellos en internet y le mandé un mensaje diciendo que nos gustaría ir a Cuba. ¡Y nos contestó!. Es un tipo francés que vive en Cuba hace 15 años y organiza el Brutal Fest. La escena allá es muy loca, porque no tienen dinero para nada, así que las bandas pagan por sus vuelos, hoteles y comidas, pero uno no va a Cuba por el dinero, sino por la experiencia. Nos salió genial, hicimos seis shows. Así que decidimos volver a Brasil y a Cuba, igual ir a otros países en Latinoamérica; de hecho, antes de organizar todo nos confirmaron en el Fest de Gainsville, EEUU, y tendríamos como cinco semanas de intervalo entre el último show en

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Brasil y el viaje hacia allá, así que pensamos: ‘¿Volvemos a Suiza y viajamos sólo para el Fest o hacemos una gira más larga?’. Decidimos por la segunda opción, empezamos a trabajar como locos para juntar plata y, al final, terminamos en Chile. ¿Qué han percibido ustedes de diferente en esta gira? ¿Han notado diferencias entre las escenas y las formas de hacer las cosas? En Chile creo que somos más políticos por el historial del país. ¿Qué pueden decir sobre eso? — Lo que me sorprende en Chile es que la gente de la escena es muy joven. No pensé que sería así, porque en otros países de Latinoamérica la gente es más grande. Pero oye, en Brasil la escena es bien política también, y eso me gusta mucho, lo veo como algo muy importante. La política es parte del hardcore y eso no se puede perder. Todo ha sido increíble, nosotros tenemos una suerte tremenda de vivir en un país que nos va muy bien económicamente y que podamos trabajar para pagarnos un viaje como este. Al final es para nosotros y para los amigos que hacemos eso. Es difícil poner en palabras eso. Es una cosa muy bonita, lo más bonito de la vida. ¿Qué bandas suizas nos recomiendan escuchar? — Suiza es un país chico, pero tiene buenas bandas. Como Chelsea Deathbeat Combo, que es una banda muy buena de hardcore melódico, o The Adverse. Nuestro país es chiquito, así que no tiene muchas bandas... Brasil, por ejemplo, tiene millones de bandas. Otra cosa: el hardcore punk solo puede existir cuando la gente está molesta, ¿sabes?. Y en Suíza las cosas van muy bien... así que

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si tuviéramos un poco más de problemas sociales y políticos tendríamos más bandas, seguro. Pero te puedo recomendar también Peacocks, The Monsters... La verdad es que no muchas bandas de Suíza se atreven a salir de gira. La gente está muy preocupada con el trabajo y esas cosas, tienen otras prioridades... Nosotros no tenemos trabajos fijos, por eso estamos acá. La banda es un hobbie. Nos organizamos por un año antes de venir. Declinamos trabajos y todo eso, porque queríamos realmente venir. Tenemos un promedio de edad de 30 años, y no tenemos hijos ni responsabilidades muy grandes… así que acá estamos. ¿Qué viene ahora? Sacaron un disco hace poco, ¿tienen planes para sacar más material? — Lo último que hicimos fue trabajar muy duro por esta gira. Pagamos por todo. Totalmente diy, así que nuestro foco hasta ahora fue esta gira. Lo que viene en seguida nunca no los preguntamos. Yo personalmente quiero seguir tocando, quiero hacer muchas cosas, viajando... no quiero parar. Nos han invitado a otros países y todo eso, esperamos poder hacerlo por mucho más tiempo. ¿Una palabra final? — Para mí esta fecha, el Furia Festival en Talca, fue la mejor de la gira, no sólo por el concierto sino por todo lo que pasa al mismo tiempo, por la gente que hace cosas por la escena. Mucha energía en el show y afuera del show.

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Por Marcelo La Farina. São Paulo, Brasil.

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Hace ya 16 años que good intentions está activa y tú eres parte de la banda desde siempre. ¿Cómo mantenerse animado aunque te dediques a otros proyectos que te cuestan más tiempo que este? — good intentions fue la primera banda que tuve que logró grabar, tocar y viajar, la primera banda que logró transmitir un mensaje más allá de la ciudad donde vivimos. Tengo mucho cariño por la banda. No es que no sienta la misma cosa hacia las otras dos bandas donde toqué antes – incluso fueron ellas las que me hicieron formar Good Intentions -, pero hacer esta banda tuvo un papel muy importante en el estilo de vida que llevo hasta hoy. Creo que es eso lo que me mantiene con ganas, eso de poder transmitir a la gente las ideas que cambiaron mi vida. Respecto de eso de estar desde el principio, la verdad es que ayudé a formar la banda, pero luego me marché por un rato. Estuve lejos un par de años y luego volví, en un momento donde todo podría haber terminado. En nuestra primera practica éramos André, yo, Paulo y el Guga; cuando salió el Guga vino el Binho, entonces grabamos nuestra primera

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demo, Friends And Lies. Poco tiempo después llegó Danilo, grabamos otro demo y el split con Reconcile. Dejé la banda el 2003 y el clásico disco Até O Fim lo grabaron el 2006. Lanzamos material inédito de nuevo el 2013, y ahora el 2016 a ver qué onda y si podemos lanzar más cosas. ¡A mantenernos activos! Que good intentions es una banda vegan straight edge todos notamos de pronto. ¿Pero cuáles son los otros mensajes que ustedes transmiten —o intentan— con las letras y qué te gustaría que la gente notara? — Y sí, el veganismo y el straight edge son partes esenciales en nuestro estilo de vida, así como otros posicionamientos también, en relación a la manera como tratamos el planeta, las personas, a nosotros mismos y los que están cerca. Respeto, ecología, amistad, intentar de hacer nuestra propia política, más igualitaria, en vez de estar quejándose y esperando que pase algo.

VI


Hace más de una decada y media que good intentions —nombre que viene del tema homónimo de Gorilla Biscuits— está activo. Es una de esas bandas que puede no meter las caras en la escena todo el rato, pero que nunca pierde el respeto de su público y siempre vuelve con el timing perfecto. Para el 2016, la promesa es salir al sol más veces. Lee la entrevista que le hicimos a Fausto Oi, guitarrista y miembro fundador de la banda.

¿Crees que tentativa y error es el mejor método para expresar lo que uno tiene adentro? — Wow, confieso que esta es la pregunta más difícil que me hiciste y me trae un par de reflexiones. Expresar lo mejor de cada uno puede ser de varias formas, y eso puede ser una búsqueda eterna en la vida de algunas personas, o una cosa que puede salir naturalmente, ¿viste?. Es algo que no se puede mensurar, en el sentido de comparación/competencia. Pero creo que intentar (y bueno, las cosas siempre deben ser pensadas), aunque errando o acertando, tiene su valor para construir cosas. ¿Qué otro tema de Gorilla Biscuits —o de cualquier otra banda— sería un buen nombre para definir las intenciones que tienes en la escena hardcore punk en tu vida? — Me vienen muchos temas a la cabeza y puede que parezca cliché, pero se encajan en lo que creo. A pesar de los años, que traen muchas mudanzas en la vida de uno, estos temas expresan mucho de lo que siento: “Flame Still Burns”, de Youth Of Today, y “Young ‘Till I Die”, de 7Seconds.

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Eres un tipo omnipresente en la escena hardcore punk de São Paulo, siempre haciendo cosas de una forma u otra, grandes o pequeñas, straight edge o no, veganas o no. ¿Pero seguro hay cosas ahí que te molestan, no? ¿Qué haces para darle vuela a eso y seguir sonriendo? Eso me hace un poco de gracia porque, para algunas personas, en realidad, yo soy un poco ajeno de la escena, pero eso pasa porque o estoy fuera de São Paulo o tocando en otros lados. Pero es verdad que cuanto no estoy tocando, hago cuestión de prestigiar a otras bandas o formar parte en eventos que tengan alguna conexión con el vegetarianismo o el underground. ¿Si hay cosas que me molestan en la escena? Pues claro, de la misma forma que en otros aspectos de la vida en general. El hardcore, aunque conceptualmente sea un nicho distinto, donde la gente espera más tolerancia y unión, ni siempre lo es. Tenemos que recordar que todos tenemos una vida afuera del hardcore, con influencias de otras cosas aún más fuertes que el propio hardcore, pero para mí lo que está bueno es llevar conmigo lo que aprendí de las letras y actitudes de bandas del hardcore, formar parte de shows y todo eso. Como seres humanos cometemos muchos errores, Uno tiene su propia interpretación de la

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vida y eso es normal, no puedo exigir nada de las personas así como no quiero que exijan nada de mi parte, ¿sabes?. Si algo me molesta, intento darle vuelta de la mejor manera posible, y sé que eso puede ser diferente de lo que hacen otras personas. Hablando de eso, ¿qué te molesta en la escena hardcore punk hoy en día? — A veces me parece que hay más gente dando atención a la vida de los otros que a la propia, haciendo de cosas pequeñas una gigante pelota de nieve. Me parece que los chicos de hoy gastan mucho tiempo surfeando en internet y se olvidan de mirar por la ventana, algo que parece complicado pero en realidad es muy simple: la vida que realmente pasa. Así que para mí estaría más interesante si la gente se diera cuenta de lo que pasa en el día a día en vez de estar pendiente de lo que se sube a un feed o un timeline. Creo que el hardcore punk , y casi todo en nuestras vidas, se pasa de una manera en las redes sociales y de otra en la realidad. ¿A qué le damos más importancia?. Si hablamos de bandas otra vez, ahora que ya no estás con el Dance Of Day (que ha interrumpido sus actividades) y has dicho que si vuelven no formarías más parte de la banda, ¿existe, musicalmente, una prioridad en tu vida? — Estoy bien centrado con good intentions y en Inspire, pero puede que más adelante me meta con otra banda, es que no puedo estar sin tocar.

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¿Dance Of Days era una prioridad en tu vida? Te pregunto eso porque era la banda con la cual tenías un volumen mayor de cosas que hacer. — Y sí, el Dance Of Days era mi banda prioritaria. Hacíamos shows, escribíamos y practicábamos bastante, pero siempre que me resultaba posible dedicaba mi tiempo a las otras bandas. Pero el ritmo del Dance Of Days sí que era fuerte. Fueron años increíbles y re importantes, siempre los voy a recordar con cariño. Rethink e Inspire —esta última relanzando un demo— son bandas que tocan ocasionalmente. ¿Eso sigue así o hay novedades que contar? — Con Rethink no tenemos previsión de tocatas, creo que va a tardar mucho para que pase otra vez. Mientras que con Inspire haremos un par de conciertos, pronto lanzamos un nuevo compacto. Pero no serán muchos shows, unos cinco en el año máximo. Más allá del hardcore punk, ¿cuáles son tus prioridades en la vida? — Voy a abrir un estudio con dos amigos, y lo llevaré en paralelo con mi trabajo en la Loja 255 (Galeria do Rock, São Paulo). A mí me gustan mucho los equipos musicales, así que los tendré todos ahí en el estudio. Tengo planes también para hacer un blog donde haré entrevistas a bajistas para contar sus historias con el instrumento y sus equipos. Y quiero aprovechar mi tiempo libre para viajar con mi esposa, que es algo que nos gusta mucho.

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Epicedio: la costumbre y su cólera. Por Gavtier García. Monterrey, México.

Misiva, soy la imposibilidad de acercarte a alguna de mis deserciones. La realidad es que te escribo sencillamente porque me siento atravesada por insignificancias. Si me fuera posible, maquinaría una nueva libertad y su modelo. Probablemente una en donde se viva encaminándose sólo a su muerte, donde el delirio de darse justicia y razones cese, y en donde la cumbre más alta sea una sumida grieta. Diecinueve de noviembre, el año de la separación y del ensamble. Desde mis debilidades: ¨Quebranto del tiempo he estado aquí. La ceniza en mi boca evoca olor a muerte.¨

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Me he forzado a entreabrir alguna brecha a la caída de cada enunciación. Quebranto del recuerdo, del olvido, de la traición, es esto lo que llamo tiempo, es en sí mismo un quebranto suficiente. En el único desfalleciente cuerpo en donde se pudre primero la lengua es en el memorial, es la enunciación, es la boca repleta de cenizas la que teoriza la guerra, la soporta y la cincela. La humanidad se ha enunciado a sí misma, es ella su propio vocablo, es la injuria del vencido hijo contra el Padre político. Aquel texto que llegue a las gargantas será sólo para asesinar lo difunto, lo fúnebre, el deceso. Frágil cuerpo humano, fácilmente se te podría cercar entre los menores desvelos. No es ésa la ladera por la que inevitablemente caemos; es la imposibilidad de crearse anónimamente los más singulares vicios y desventuras. Somos sujetos destinados a destruir los objetos, sucedidos en la oralidad y su correlato; María, comienzo a escribirte desde el más miserable respiro: la costumbre. Apenas advierto que podría yo acostumbrarme casi a cualesquier monumentos, lo breve se esculpe hasta adquirir dimensiones como las de nuestra escultural ciudad. Mantengo mis reglamentos en el sanatorio, acostumbrada, y aunque me distraigo con las lecturas que oculto bajo mi brazo, ingiero los días de acuerdo a la cantidad de desplegados cuerpos, tendidas ciudadanías contenidas en una infecciosa escoliosis y su columna, alguna marcha decadente o algún rostro paralizado, son los sujeto-objeto de los que te escribo. Un sujeto lisiado y sus artefactos, el producto produce sus máquinas y sus eternas disputas. Me acostumbré a todo esto, y más aún, me acostumbré a las carcajadas que crujen en los pasillos del sanatorio, los papeleos incesantes, a mis pasos en falso que me conducen de un departamento a otro. Área facial, área de miembros pélvicos, área de miembros superiores, gimnasio, barras, sala de espera, recepción, área infantil, espacio de rampas; el sanatorio como monumento administrativo es un sistema orgánico, sensitivo, corporal; nosotras, simplemente sus salivas.

Leí los textos que me proporcionaste, la lectura de ellos la realicé desde mi escritorio entre paciente y paciente. Tal parece que en otro sitio no me concentro, pero es desde aquí, desde mis debilidades, que más enfoco los párrafos y versos. En seguida fue que encontré aquella luminosa página de la que me hablaste. Me entristecí de leer acerca de la cólera y sus geografía: tres naciones llamadas México. Hubo espacios despiadados, atormentados por la minería, frágiles por la altura de sus rutas o montañas. Hubo otros espacios donde se pasó del campesinado a la factoría, de la agrupación a la institución familiar. Y no sólo hubo esas tres regiones, han habido cientos y miles llanuras o abismos en nuestra geografía. De momento sólo pienso en permitirme escribirte sobre esto; al llanto debería otorgársele la posibilidad de conjurar sus acuerdos, al menos con eso sería el lamento un simulacro de muerte, perteneciéndole enteramente a la civilización en la que se ha replegado, para distraerse, para adormecerse, para liberarse, sería evocar con cenizas desde la enunciación. Quisiera que me disculparas por no haberte mantenido al tanto de mis relaciones, de mis disgustos y desapegos. Mis lejanías son tan variadas entre sí, se vuelve más íntima la mirada con quienes me cruzo en mi camino a la clínica, esas quienes al menos ven un rostro sin alucinaciones, estimulantes o teatros. Se vive comprendiendo poco, y a donde quiera que ande una oscura penumbra devora mi espalda. Aún continuo alquilando alguna habitación cerca del centro de Monterrey. Me he acostumbrado a ello y más.

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De vez en cuando, me apresuro a salir de casa temprano para pasar por el mercado Juarez, allí se encuentra en las escandalosas mañanas, entre verdura y desdén, prisas de gente perpetuada, asimilada a un tajo, una herida o un brote. Últimamente me he encontrado con algunos ventanales construidos en pares, uno seguido del otro, simétricos, predecibles, y alguna ciudadanía ha pasado dejando un pequeño trazo de aerosol debajo de estos, una especie de ¨uve¨ invertida, como si se tratase de la hendidura nasal dispuesta en un cráneo. Seguido me salgo del rumbo para encontrarme con más ventanales convertidos en cuencas, hogares y edificios vueltos calaveras, se arrojan los capullos al féretro propio puesto que vivimos dentro de esas murallas. Por otro lado, la costumbre como genitora, no lo es completamente. Lo es en parte debido a que somos capaces de avivar dichas y desencantos, si hemos creado la contingencia ya esculpimos como primer cimiento el programa, la moderación, la contención. Si creamos sobre nuestros agobios, el evidente peligro financiero o la pena para cada suficiencia, se parte de la inmovilización como prototipo, como manía, hábito o tradición. Sencillamente es la costumbre la andanza de la bestia humana, irreversible, amarga y sosiega. Sostenible es, sin embargo, que la utilización de la costumbre y su cólera no podrían llegar a ser en un mismo escenario y sus quebrantos. Hay un oscuro abrazo entre la costumbre y la impermanencia, a cada momento son más las certidumbres y de lo único que nos hemos liberado ha sido de la amplia virtud que poseyó la congregación al lograr trazarse en su propia historia como la iniciación de la soga y sus métodos, el festín de sombras atadas al traslado. Pese al movimiento, el cuerpo es un eje de un mismo espacio, piedra rodando sobre sí misma.

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Y sin embargo, aún no concluyo de acostumbrarme a mis hábitos, mis usos y mi silueta. No sólo concibo tres regiones, ni la herida colonial, ni la perpetuada gente del barrio apresurado. Tampoco he llegado a acostumbrarme a ocultar el libro bajo el brazo, ni a los amurallados rincones. Esa ciudadanía que ve al deceso en los ventanales probablemente es algún silencioso que vive muy cerca de donde consigo savia o romero en el mercado, quizá andemos por la misma avenida, esperando la misma señal de cruce, con la nula costumbre de ensamblar, masticar, egresar, diagnosticar, así sea que en ataúd o destierro nos libremos de esto, ya que la muerte y el olvido son desde hace tiempo un triunfo más de las milicias de la razón. Tampoco me acostumbro a aquella tendida mujer en el sanatorio, replegada con cuerpo jurídico y alma de parlamento. Meses atrás, ocurrió que en un accidente de labor se fracturó horriblemente su rodilla. Se le envió a su debida aula médica y se le instruyó un tratamiento, toda una reeducación ejercida. Como el reglamento es más administrativo que adecuado, su programa fue redactado en función de las productividades del sanatorio. Aquella mujer había alcanzado consistencia, y si bien la lesión le privaba de visitar las colinas que solía subir, mismas que rodean nuestra ciudad en el noroeste de México, había también conocido distintos placeres de una caminata templada. Fuera de esto, su programa administrativo indicaba que la intervención médica no podría esperar, la administración del sanatorio utiliza comúnmente un complejo discurso médico para volver inevitables sus operaciones. Pasé y sin acostumbrarme a ello, escuché al médico indicar, enunciar, evocar con cenizas, que su cuerpo era un contorno incompleto, había que someterla a una labor clínica. Desapareció, y hace un par de semanas la vi de vuelta al sanatorio luego de la intervención, tendida en las camas del área de miembros pélvicos, rodeada de jóvenes estudiantes que la observaban, hacían sus apuntes atravesados por la insignificancia.

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Con grotescos artefactos a sus costados que se incrustaban en ella de forma incesante. Al menos ocho varas penetraban horrendamente su pierna, desde la cadera hasta por debajo de la rodilla. Se desprendía de su rostro una pena de sí, un lamento por verse de nuevo en un contorno completo en el lenguaje más ruin de la medicina, un dolor por volver a recepción, amargo confín donde innumerables voceos citan a las lisiadas por vocación a sus respectivas áreas de intervención clínica e ideológica. Volver a los discursos y murmullos que se suscitan en los pasillos, entre las áreas especializadas, sofisticadas. Herida de volver al papeleo y ser primeramente un diagnóstico que empeora cada vez más, anocheciendo desacostumbrada, agregada a la lista de lisiadas que se sabe bien tratar en sus aulas: no devolverle sino sólo información tras más información, ayudarle a digerir la ineficiencia en su silueta integrada. Lastimada de pasar las primeras horas de sol dentro del sanatorio-monumento, escultura autocrática, hogar y refugio para quienes son ciudadanías atrofiadas, avenidas en colapso, tráfico, discursos, flujos y señalamientos. Cuerpo tendido entre otros tendidos desventurados, cientos de refugiadas en un sólo día, concentradas en segmentos, volcadas a la unidad mínima de intervención, paciente entre paciente, quienes forman cantidades filtradas en un registro repleto, ingenioso, contabilizado. Colaborando para ingerir los días y permitan así distraerme con lectura que poco o nada tienen que ver con nuestra condición complementaria. Adormecerme ante lo irremediable, ante su material inflamable. Yo aún no me acostumbro a verle su rostro, seguramente ella no se acostumbra aún a su mito y tragedia, pero la avenida, las murallas y la ciencia aguardan, merodean y traman, saben que el cuerpo lo puede todo, y podremos acostumbrarnos a esto y más.

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Por Furtar. Santiago de Chile.

Hace un tiempo, iniciativa del cambio cruzó la cordillera para tocar en el Furia Festival (Talca, Chile) y sumarse a una fecha en Santiago. Solo los habíamos visto en vivo una vez, pero nunca les perdimos la huella. Los entrevistamos para conocer qué pasa en Mendoza y cómo ha sido su camino hasta su último disco.

idchc.bandcamp.com

Queríamos saber primero cómo parte la banda, cómo se les ocurre, quiénes eran, cuándo fue. — Bueno, la banda en un momento empezó porque ya nos conocíamos, ya tocábamos con otras bandas... Pero lo que pasa es que yo, con mi otra banda, vivía en un pueblo a más o menos 50 km de Mendoza, así que no tocábamos casi, o si tocábamos teníamos que viajar. La idea del proyecto era hacer una banda de hardcore oldschool porque en esa época escuchábamos a Vieja Esculea y un montón de bandas de ese tipo así que fuimos por ese lado. Y nada, primeramente era eso: una banda de hardcore oldschool que después

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se transformó por las influencias que tenemos, y llegó a ser una banda un poco más crust creo... en realidad una mezcla de crust con otras cosas, como 108. El primero disco nuestro es crust básicamente, el segundo ya trae más cosas melódicas, toques de screamo. De ahí fuimos evolucionando, nos gusta mucho el mathcore también, o bandas que sacó Revelation Records... y los discos que sacamos después fueron más de esa onda, pero sin dejar el hardcore. Nos destacamos porque siempre fuimos diferentes de las bandas hardcore que tenía Mendonza, que eran un poco más metaleras y esas cosas. Fuimos re libres, siempre.

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A la hora de componer alguna canción dejamos que corra; pero claro, tenemos cosas marcadas, acordes que usamos siempre y todo eso, pero lo que termina de completar la banda es nuestra lírica. Fijáte, en el hardcore straight edge porteño las cosa va de un chabón que está hablando de otro chabón mala onda, o en el hardcore nueva york donde uno es siempre el mafioso. Pero nosotros no. Puede que hagamos los temas igual de rápidos, pero estamos hablando de amor. Hablando de eso, se nota que las líricas son bastante personales. ¿De qué hablan? — Verdad. Y lo que pasa es que siempre hacemos músicas en primera persona, porque nos resulta más fácil. Es como si yo fuera exactamente eso que está pasando. La posta es que a mí me gusta mucho el cine, y al fin las líricas son guiones de cortos que yo no tengo plata para filmar. Me di cuenta de eso en nuestro segundo disco, y en el Abril ya me fui de mambo. Porque para que fueran escenas iguales a las que yo imaginaba, tendría que haber hecho las letras de otra forma... pero si las letras fueran diferentes, no hubiera sido el disco que fue. En eso también hay mucho momentos nuestros, de nuestras vidas, cosas puntuales, desde la pérdida de un familiar o cualquier otra cosa. Te podemos estar hablando de cosas nuestras o de cosas que vimos en el diario... Son puntos, momentos de la vida que se disparan de ahí.

Ustedes ponen un cierto discurso después de cada canción, como que para acompañar la lírica. Por ejemplo en el tema “Casa”. Son mensajes que igual llegan. ¿De que va eso, cuál es la cuestión detrás de eso? — Es como un plus. Es para que la gente vaya un poco más allá del play, porque esas cosas no están escritas, ¿sabés?. Es un detalle para después que tiremos los riffs y todo, para dar un grado de color a las cosas. De hecho, esas cosas son casi siempre las primeras que grabamos, de una sola tirada y se quedó. Lo que escuchás al final de “Casa” de hecho no está escrito, sino que uno habló eso. Pero en el último disco ya intentamos hacer más canciones y dejar eso un poco de lado. Pero cada final de canción tiene su idea propia, así que en un disco de cuatro temas, tenemos el final uno, el final dos, el final tres y el final cuatro, que juntos forman como un quinto tema, una quinta idea, ¿viste?. Lo que me da de hacer ese tipo de cosas es que me parece que todo tenga menos fecha de vencimiento, que resisten al tiempo al revés de lo que pasa con las canciones más 'poperas'. Los discos están hechos musicalmente y líricamente para estar en el tiempo, para perdurar. ¿Eso de perdurar en el tiempo tiene que ver con los nombres de los discos? ¿Abril, Agosto...? — Volvimos a lo mismo. Creo que sea la facilidad de darle color a las cosas. En realidad Agosto lo hicimos en agosto y el Abril lo hicimos en abril. Pero lo que pasa cuando hacés discos temáticos es que tenés que estar ahí dando vueltas y vueltas para encontrar cosas que tengan y que no tengan que ver con el tema, viste? En el Abril tuve que sacar un montón de cosas justamente por eso.

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Cambiando un poco de tema, queremos saber por qué viajaron hasta Chile, ¿cómo vinieron para en el Furia? — Los chicos de la organización nos contactaron y nos preguntaron si nos interesaba tocar. Le dije que sí, porque ya conocía el Furia y sabía que se hacia el festival y todo eso. Así que me contactó el Dani y le dijimos que sí. Nos salió la fecha en Santiago también para levantar un poco de plata. Hacía tiempo que no veníamos a Chile y queríamos venir. Tocamos en Santiago y en el mismo día volvemos a Mendoza. Y en Talca no nos imaginábamos encontrar una movida tan grande, lo que está muy bueno. Nosotros hacemos una cosa parecida en nuestro pueblo, cerca de Mendoza, con dos días de shows y como que diez bandas por día, pero la diferencia es que la gente no va... ¿Por qué crees que pasa eso? — Es que la escena argentina está enferma, loco. Encima porque tocamos en San Martín, que es un lugar especial, muy jodido. Yo tengo una teoría de que vos te ponés un negocio y la gente está apostando cuando se te quiebra, o que estás vendiendo drogas. Siempre para abajo. Otro problema para mí en la escena es que hay muchas diferencias entre los estilos y que no hay público para todos los estilos que juntamos en el festival. Acá es igual. Cuando se hacen tocatas más PMA no van los punks, y cuando hay bandas más crust en okupas no van los hardcore youth crew... — Claro, claro. Pero a nosotros nos encantó lo que pasó acá. Miramos la parte de afuera y nos impresionamos con la movida, la gente junta, con comida, zines, discos... todo una buena onda. Sería un sueño tener algo así allá en el Cuchillo Fest, porque ahí van como 100 personas, 60... Pero igual lo seguimos haciendo porque tocamos, vemos a los amigos. Ese festival está bueno, de verdad, hay buenas bandas, el local es grande, el equipo es de primera, cobrando una entrada de 40 pesos, que es como 2 lucas chilenas. Pero bueno, es lo que hay...

XV

Acaban de sacar un disco, ¡y ahora qué hay? ¿No van a sacar otro la semana que viene, no? — ¡Lo terminamos hace tiempo, pero con ese rollo de los sellos y todo recién se lanzó. Logramos el mejor disco nuestro a nivel musical, seguro, porque hablamos mucho de sonido y perseguimos una estética de disco casi inalcanzable, porque uno siempre se mide con lo que viene de afuera, ¿entendés?. Al final hicimos una cosa que a nosotros nos gusta. El laburo del diseño también nos costó un montón. Tardamos en grabar porque de echo teníamos todas las cosas para hacer un buen disco, ¿sabés?, nos tomamos el tiempo para hacer una cosa bien hecha, teníamos muchas opciones de trabajo y si siguían ofertándonos cosas para grabar y todo eso todavía no lo tendríamos terminado. Así que llegamos a un punto en lo que dijimos: 'Ya está, loco, esto se está haciendo re largo. Dale que ya lo tenemos'. Uno le saca jugo a las cosas que tiene, pero no estamos en Inglaterra, tenemos que hacer lo que siempre buscamos y ya lo teníamos. Al final estamos felices porque el trabajo está bueno y estamos muy agradecidos por todo. ¿Quieren decir algo más? Cualquier cosa. — Lo que me ocurre es que perdimos la Copa América. Pero en serio, estoy re feliz por haber venido. Nuestras vidas en estos últimos tiempos han cambiado un montón. Yo hace cuatro meses fui papá y él en un par de meses va a ser papá. Estamos cada vez más pobres, jejeje. De hecho dejé mi laburo antiguo para estar en lo que estoy ahora, que es grabar bandas y todo eso. Me siento feliz porque los standars de la vida son que o sos roquero o sos un abogado, pero con un poco de sacrificio se puede seguir haciendo cosas. Todo empieza de nuevo, puede que te corten un dedo y eso te moleste por 15 años, pero al 15 aniversario te das cuenta que te quedan 9 dedos más y un día las cosas vuelven a estar bien. Poco a poco podés hacer mucho. En este año empezamos a creer en nosotros y nos está saliendo bien. Lo logramos.

anexo vol. 3


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