| Verano Uda Summer 2022
52 LA BUENA VIDA / BIZITZA GOZATU / THE GOOD LIFE
Vascos en América, capítulo 4
Anza’s Trail. Un duelo en tierra de comanches Fotografías de David Quintas y textos de Martín Ibarrola.
Los rumores hablaban de un ejército de sombras que cabalgaba siempre a la luz de la luna llena. Sus gritos, decían, eran presagio de la devastación. Cuando los jinetes comanches entraron en Nuevo México a principios del siglo XVIII, declararon la guerra al hombre blanco y acorralaron a los colonos españoles en sus propias fortalezas.
Anza y era hijo de un militar, minero y explorador de Hernani que encontró un nuevo hogar en la provincia mexicana de Sonora (actual Arizona). El guipuzcoano murió en una emboscada apache y Anza creció huérfano en las salvajes llanuras del oeste americano. Después de una exitosa carrera militar, fue nombrado Gobernador de Nuevo México y tomó una decisión insólita. El criollo llamó a los “soldados de cuera”, reunió voluntarios, convocó a las tribus amigas y, el 15 de agosto de 1779, partió con seiscientos hombres al corazón del territorio comanche. Su objetivo era acabar con Cuerno Verde, un despiadado nativo que juró venganza después de que los espa-
E
l periodista S. C. Gwynne señala que sólo hubo “un gobernador verdaderamente genial que logró lo que dos siglos de antecesores en el cargo y, posteriormente, docenas de políticos, agentes indios y ejércitos estadounidenses no consiguieron: un auténtico tratado de paz con los comanches”. Aquel individuo se llamaba Juan Bautista
ñoles mataran a su padre. Para evitar que los descubrieran, las tropas del gobernador avanzaron de noche y bordearon sigilosamente el macizo de las Rocosas. Al cruzar la Sierra de Almagre encontraron un asentamiento nativo y, aunque Cuerno Verde y la mayoría de los guerreros estaban ausentes, atacaron. Tras interrogar a los prisioneros, Anza supo que los comanches volverían pronto de sus correrías por el sur, así que preparó una emboscada mortal. El ataque sorprendió al líder indio, que luchó hasta caer muerto en el campo de batalla. Después de esta demostración de fuerza, el gobernador apostó por la diplomacia, buscó el respeto de sus adversarios y permitió el libre co-