Revista Literaria
Palabras Indiscretas n.10 ISSN-2172-7562
Poesía Prosa Crítica Literaria Columna Literaria Información del GLPI Y más…
Editor José Mª Pérez Sánchez (JM. Persánch) Coordinación General: Graciela Giráldez Ed. Octubre 2013. Cádiz (España)
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Revista Literaria Palabras Indiscretas del Grupo Literario Palabras Indiscretas Sitio oficial Revista online Facebook Issuu ISSN- 2172-7562 n. 10 Octubre de 2013 Idea original: José Mª Pérez Sánchez (JM. Persánch) Coordinación general y maquetación: Graciela Giráldez
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La revista tiene la intención de estrechar lazos culturales y literarios entre los escritores de los países hispanohablantes a través de las letras.
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CONTENIDOS: COLUMNA CULTURAL
PP: 6 – 7
REPORTAJE
PP: 8 –11
ÁREA DE POESÍA
PP: 12 –17
ÁREA DE RELATO
PP: 18 –35
CRÍTICA LITERARIA
PP: 36
LA GACETA
PP: 37 – 43
RECORDAMOS A
PP: 44 – 53
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Escritores colaboradores de poesía y relatos: Juana García Romero – Adela Rubio – Ricardo Arasil – Amaia Villa - Gonzalo Salesky – Eva M. Medina Moreno – Pernando Gaztelu – Rcvicent – María José Castejón – Francisca Olmos – Evelyn De Lezcano – El Seis - JM. Persánch – Enrique Fernando Arauz Flores- Lepota Lazar Cosmo – Rocío Biedma – Bernardo Ebrí Tormé – Osvaldo Rivera – Fabiana Iglesias – Martha Lombardelli – Victor Niño – Carla Álvarez Martin La artista plástica María D. Giráldez nos presenta su obra “Jugando en el parque” En la sección Reportaje nos visita Inés Ramón Nos presentan sus libros: Adela Rubio – Bernardo Ebrí Tormé – Belén García Calvo – Elionora Arata – Fabiana Iglesias.
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PUBLICACIONES DEL GLPI Acuarela de pensamientos (2009)
Raíces (Cuando las páginas pasan solas) (2010)
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Entre la utopía y la distopía (2011)
Comprar en librería online Bubok También disponible en formato e-book en El corte inglés Amazon Fnac
Espejos de papel (2012) Comprar en librerías online Lulu Bubok
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e-revista revista de Humanidades http://www.sarasuati.com Editor Iván Matellanes
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por JM. Persánch
Un ejercicio para escritores: ¿Cómo escribo?
Escribir es leer, reflexionar y rescribir lo escrito. Eso le proponemos en este ejercicio… En mi caso, debo reconocer que yo no quería ser profesor, ni filólogo, ni siquiera escritor. Yo anhelaba ser periodista. Y casi sin darme cuenta, volqué a izquierda y a derecha, hasta desembocar a este lado de las orillas de la palabra escrita. Aunque, en el fondo, tal vez no sean tan disimiles las profesiones citadas. Pues todas ellas nacen e indagan en el cada vez más maltrecho taller de las palabras. Con frecuencia, me he preguntado por la necesidad de definirse en esta sociedad. O más bien lo contrario, sobre la necesidad imperante de esta sociedad por definir y catalogar hasta la más ínfima esencia que conforma al individuo: el individuo en hombre, el hombre en escritor, y éste en novelista romántico o poeta modernista. Definir al escritor por las características de su escritura, por su estilo. Pero, ¿Por qué definirse? ¿Por qué aferrarse a verse como una sola cosa? En definitiva, ¿por qué limitarse, si de eso ya se encarga la propia sociedad? Más aún, una cosa es como escribo, y otra, tal vez bien diferente, como creo que escribo. Inevitablemente, condicionados por nuestras experiencias y nuestro horizonte de expectativas, una cosa es mi percepción y otra la opinión de mi lector.
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De lo primero, puedo hablar, -de lo bueno, de lo no tan bueno, y de lo peorpeor de lo segundo solo aprender. Disfruto experimentando constantemente con las formas, explorando y aplicando un lenguaje ‹‹sentí ‹‹sentí-pensante›› pensante›› en la medida que el texto lo permita. Soy consciente de presentar una mezcolanza estilística cuidadosame cuidadosamente nte descuidada, cohesionada a través de analogías y metáforas que sinteticen e ilustren mi pensamiento y mis ideas. En mi proceso creativo, se trate del tipo de texto que se trate, primero practico la escritura automática, por ello escribo por la noche, cuando cu estoy cansado, para reducir las competencias del intelecto. Dejo al ‹‹escritor alfarero›› que se manche las manos, que modele el barro, deshaga y añada a su antojo. Pasan días, incluso meses. Entonces una buena mañana llega el ‹‹escritor arquitecto››, quien revisará tanto forma como contenido en varias ocasiones. ¡Derrumbe esa metáfora! ¡Cree una copulativa! ¡Rehabilite todo! Así trabajo, para evitar que el un texto sea un resultado trasnochado, deslavazado y diluido en ensoñaciones. En este sentido, soy cuidadoso en la adjetivación y tiendo a usar gradación con regularidad. En cuanto a la estructura, me siento cómodo con la circularidad textual. Mi mayor dificultad a la hora de escribir, no la única pero lo más reseñable, es mi incapacidad manifiesta de constreñir y sacrificar el contenido en una extensión predeterminada a priori, pongamos una cifra al azar de ¿trescientas cincuenta palabras? Bueno, para que no desesperen ya acabo (no sin hacer un esfuerzo sobrehumano). Concluiría que, a pesar de tene tenerr conciencia de cómo creo que escribo, permitan que dé marcha atrás al reloj y juegue ser periodista por un día dejándoles el siguiente titular, porque lo cierto es que: solo sé, que no tengo ni idea de cómo escribo.
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por Graciela Giráldez
______________________________________________ Nos visita la escritora INÉS RAMÓN ______________________________________________ Inés Ramón (Buenos Aires, Argentina. 1962) ha estudiado la carrera de Letras en la Universidad Nacional de La Plata. Reside desde 2001 en España, donde realizó estudios de poesía en la Escuela de Escritores de Madrid y en el Aula de Escritores de Barcelona. Ha publicado "Circular a veces" (Lola Editorial. Zaragoza, 2012) y ha sido incluida en las antologías "Con el cierzo entre los dientes" (Nueve poetas y un apócrifo en
el Bajo Aragón) y "Poesía a la frontera" (Antología de poetes en llengua catalana, aragonesa i castellana. March editor. Barcelona, 2011).
Blog: http://inesramonblog.blogspot.com.es/ *** Conocí a Inés Ramón hace muchos años en una charla que vino a hacer en el colegio de primaria donde estudiaba por aquel entonces mi hija Claudia. Fue una charla muy interesante sobre cuentos infantiles y no tan infantiles, porque nuestros hijos ya pisaban el umbral de la adolescencia. Su acento argentino hizo que perdiera esa timidez y me acercara a ella para comentarle mi afición a la escritura. Paso el tiempo y correo tras correo nuestra amistad fue creciendo, no sólo nos unió el acento sino también la pasión que desprende la poesía y el relato. Hoy tengo el agrado de presentarles a ustedes queridos amigos lectores a una poetiza que nos brinda en cada poema una metáfora exquisita y llena de matices:
Inés Ram Ramón ***
A continuación… ¡LA ENTREVISTA!
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¿Desde cuándo comenzó a escribir? que le ha motivado He comenzado a escribir hace aproximadamente cinco años. Ante una ruptura de lo habitual en mis circunstancias personales y la apertura a un tiempo de incertidumbres y de nuevos desafíos, descubrí la posibilidad que la poesía me otorgaba: construir el ser, mi ser, a través de la palabra. El postulado de Heidegger se hizo, nuevamente, realidad. ¿Qué es para usted la poesía y cómo la definiría? Ahora mismo la poesía es para mí la empresa más significativa. Muchas de mis actividades giran en torno a la poesía, y el tiempo de mi escritura personal es intensa: atroz y placentera a la vez. Siempre he coincidido con la definición que George Steiner da sobre la poesía: es la música del pensamiento. En la palabra poética se conjugan de manera armónica la musicalidad y la profundidad conceptual. Sin ambos elementos no se puede construir una poesía de calidad. ¿Cómo ve la poesía de estos tiempos tan agitado, donde otros medios de expresión como el cine, y la industria del entretenimiento se desarrollan vertiginosamente. Cree usted desaparecerá, por qué? Creo que nunca podrá desaparecer la poesía, porque es inherente a la condición humana: la creatividad y la búsqueda de decir, de nombrar lo innombrable, de expresar lo inexpresable nunca desaparecerá. Sí considero que en esta época la poesía se desvirtúa de su verdadera esencia por una superabundancia de escritos de pésima calidad que pululan de forma incontrolable en las redes sociales, y por lo tanto, se trasladan muchas veces a las editoriales y, por ende, a las librerías. Parece que la gente se ha ido acostumbrando a consumir lo que algunos llaman poesía, pero que no lo es. ¿Qué es para usted ser escritor? Ser escritor, en este tiempo, es asumir un compromiso con la realidad. El escritor no puede ni debe estar aislado ―como decían los románticos― en su torre de marfil e ignorar lo que sucede en el mundo y en la historia: la ignominia, la terrible injusticia, la crueldad en todas sus manifestaciones y estilos, el sufrimiento del hombre deben conmover y alertar los sentidos del escritor, quien tiene la obligación moral de denunciar, de hacer visible lo que ocurre en su tiempo. Por eso detesto la poesía que se centra en un yo poético gimiente y patético: hay un mensaje mucho más abismal y responsable que no podemos soslayar. ¿Cree que el escritor es un ser obsesivo?
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El escritor como abstracción no existe. Existen individualidades, por lo tanto, puede que muchos lo sean. El escritor, en todo caso, es un ser cuya tenacidad y perseverancia ha sido probada en mil y una adversidades. Pero si continúa escribiendo, como muchos escritores lo expresan, es porque les es impuesta una necesidad interior. ¿Cuáles son los autores que influyen en su obra? Desde joven he sido una lectora insaciable. La literatura iberoamericana me ha fascinado siempre. Autores como Alejo Carpentier, García Márquez, Carlos Fuentes o Julio Cortázar han forjado mi imaginario personal a través de sus espléndidas obras. La poesía fue un descubrimiento tardío: Juan Gelman, Roberto Juarroz, Alejandra Pizarnik han sido mis poeta de cabecera. Hace un año he descubierto la obra poética que considero la cumbre de la poesía escrita en castellano: “Topología de una página en blanco” de Alejandro Céspedes. Es superior a cuanto he leído hasta hoy. ¿Qué hace antes de escribir, tiene usted usted algún ritual? Sí, antes de describir necesito aislarme de los ruidos cotidianos y entrar en un estado “poético”, donde las emociones logren despojarse del lastre que la rutina confiere, anulando nuestra capacidad de ver y sentir de forma diferente. Muchas veces la música clásica y la lectura, por supuesto, de autores que me inspiran, me ayudan a lograr ese contacto con la poeta que se agazapa en mí. ¿Cómo ha cambiado su lenguaje poético a través de los años? El lenguaje poético se ha ido estilizando con el tiempo. La búsqueda de la esencialidad y de la precisión expresiva es fundamental en mi escritura. Huyo de los lugares comunes, de la abundancia, de la obviedad. Trabajo mucho las imágenes, buscando la eficacia y la brevedad ante todo. ¿Cómo ve usted usted hoy por hoy la industria editorial? No es un tema que domine, pero creo que pasa por un momento complicado, por la dichosa crisis que nos tiene a todos, y más al sector de la literatura en general, amargaditos perdidos. ¿Qué opina de las nuevas formas formas de difusión literaria como las revistas literarias, blogs, páginas sobre literatura, en fin la internet en general? Me parece estupendo que se busquen nuevas maneras de acercar la literatura y, más concretamente, la poesía, ya que es un género minoritario y poco reconocido por el público en general. El problema es que, de esta manera, se pierde de vista la exigencia de calidad y
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parece que reinara el “todo vale”. Creo que los responsables de revistas literarias o espacios de difusión de la poesía, deberían considerar que hay mucha paja entre el trigo y, si bien es loable la libertad de expresión, no se puede permitir que haya personas que atenten contra la poesía con sus pésimos escritos.
Por último háblanos un poco del ciclo de poesía y música que cada 2º 2º sábado de cada mes se realiza en el Liceo de Alcañiz, este evento llena las expectativas de la asociación literaria poiesis de la cual eres presidenta. El Ciclo Poesía y música nació con la voluntad de crear un espacio artístico donde la poesía y la música pudieran dialogar armónicamente y ofrecer, así, un espectáculo de calidad en el Bajo Aragón Histórico. Desde un principio ha sido estupendamente acogido por la gente, y cada segundo sábado de mes nos esforzamos para que las expectativas no sean defraudadas: contamos con la visita de un poeta de reconocido prestigio y otro de la zona, que, tal vez por no vivir en un lugar donde haya una tradición de ofrecer actividades poéticas, haya quedado algo silenciado y su obra permanezca desconocida. En cada uno de los encuentros han participado, asimismo, músicos o grupos musicales de excelente calidad. Prueba de ello es que el aforo ha ido creciendo hasta alcanzar más de cien personas en el último encuentro. A pesar de la gran repercusión que está teniendo el Ciclo y la satisfacción creciente de quienes organizamos y participamos en este proyecto, es lamentable que no hayamos tenido absolutamente ningún apoyo económico de las instituciones ni hayamos contando nunca con la presencia de algún representante institucional. Absolutamente todos los que actúan lo hacen sin recibir ninguna compensación económica, y los gastos que inevitablemente se generan son abonados por nuestros particulares y escurridos bolsillos.
Su obra Ezequiel, 37
Que el aire amuralle el vacío
Unos huesos
sobre esqueletos infinitamente mudos
que se confiesen intactos bajo el sol
y sea el rumor
en su absurda permanencia.
en el reencuentro de cada hueso con su hueso,
Una voz
el latir,
que dilate el abismo
la respiración puesta en pie,
y altere la recta sucesión
la carne
entre la muerte y su reflejo.
húmeda, los ojos renacidos.
―Una palabra bastaría―
Y que la palabra diga.
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Cuando un poeta canta estamos en sus manos: él es el que sabe despertar en nosotros aquellas fuerzas secretas; sus palabras nos descubren un mundo maravilloso que antes no conocíamos. Novalis (1772-1801) Friedrich von Hardenberg. Poeta y filósofo alemán.
En pos de ti mi vida se demora
Contribución de Adela Rubio
deshojando las flores de mis años, durmiendo al calor de tu huella. En pos de ti mi tiempo se detiene,
Contribución de Amaia Villa PARíS NUNCA ALCANZADO Todavía, cuelas en mi espacio tu melodía insomne y nostálgica. A veces, te tarareo. Otras, descorro las cortinas con fiera impaciencia, buscando el sol que se hace esperar. La verdad se impone valiente, sin vendas:
atento sólo al fluir de tus pasos en mi sangre. Si alguna vez te amé, ya no importa. Si alguna vez me amaste, lo he olvidado. Ni siquiera eres tú, desnudo en el crepúsculo doliente. Ni siquiera eres tú. No tu recuerdo. Eras y no eras en mi noche; y si alguna vez, oscuro amor de mi mañana, te vestí de promesas y canciones, no fue por ti. No por ti. Nada puedo ofrecerte. Nada me queda. ¿Lágrimas de mis ojos? Se agostaron. Los besos temblando a flor de piel se marchitaron. Pero me iré yo también de madrugada vestida con los sueños que ovidaste.
Quedarán, danzando en la niebla tu sombra y mis poemas, fotogramas en blanco y negro de un París nunca alcanzado Pero esta vez lo sé : ¡Aprenderé a volar!
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EL CANTO DE UN LOCO… Hoy me siento atrapado
Contribución de El Seis
En este ataúd de huesos Llamado cuerpo Trato en vano de salir Volando Cual pajarraco ebrio Dopado Demente Loco… Pero existe una relación (No muy amistosa) Entre la carne palpitante De mi ser colorido Y la nave insurrecta Rebelde De mi psique Hoy es un océano furioso Mi Yo Ninguna vieja embarcación Que transporte Mil prostitutas Sifilíticas De orgiásticos cantos Que usen como combustible Su contaminada Sangre Puede navegar entre los maremotos Inclementes De mi ser de agua Sólo puede pasar sobre mi cuerpo gélido Una tranquila barca Llena de guirnaldas Hindúes Donde una bella mujer de mirada Inquietante Eleve una bella canción Para adorarme Todo
Me sea ofrendado Mientras la dama esbelta Interpreta la más erótica De las danzas Para excitarme Hasta la locura Soy un elemento indispensable Para la vida Pero Estoy que me bebo a mí mismo En este momento Esperando Quizá Que mi ser se convierta En un valle muerto Seco Sombrío Donde algunos humanos Recuerden Con cierta nostalgia Aquí estaba un océano Bello Que murió un día cualquiera Dirán algunos navegantes Somnolientos Era tanta su "soberbia espiritual" Que prefirió sucumbir entre Las turbulencias De su ser… Que convertirse en presa involuntaria De las infinitas Tediosas Noches de desconsuelo.
Que lleve en sus pequeñas manos Una vasija de oro Donde el soma "elixir de los dioses"
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AQUEL RECUERDO Y te digo que aquel recuerdo es eco, que a mi vida reclama entre voraces llamas quemando abrazos rotos, tardes
Contribución de Enrique Fernando Arauz Flores
de llanto confundidas de aguacero. Dragones vomitando turbulentos Pétalos sobre ríos de sensuales silencios, que hoy en ráfagas fatales llenan de ausencia cálidos momentos.
Contribución de Francisca Olmos Comino relatosypoesias.blogspot.com
En que a lomo de día abro veranos que resistan al viento del olvido golpeando a mi alma de corsario. Alas deshechas entre agudos riscos
TIEMPO
brotando de tu río amurallado... ¡Yermas bocas tejiendo hondos abismos!
Tiempo, para escuchar y escribir, palabras de amor. Tiempo, para el olvido,
Contribución de Juana García Romero
de todo lo perdido. Tiempo, de soñar con el ocaso, de la muerte. Tiempo,
BOHEMIAS
pausado y lento.
A las almas bohemias,
por la senda de la vida.
que se atreven a vivir en la sociedad humana.
para andar despacio, Tiempo, para ver el atardecer, enredado en la noche y poder volver a ver, en el tiempo la mañana.
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PASAJEROS EN TRÁNSITO Pasajeros en tránsito con destinos sonoros bajo los grandes peñascos y los azules contornos de espacios minerales, de piedras sin rostro. Los pasajeros en tránsito:
Contribución de Evelyn De Lezcano Maevelyn19@gmail.com maevelyn19.blogspot.com.es
guijarros con equipaje ligero como se fue un poeta o con maleta cargada como regresó el otro. Pasajeros en tránsito que miran sus relojes y reconstruyen el itinerario de los paneles rojos. Pasajeros de espera, de pájaros de plata transidos de dibujos propios. Pasajeros que cabecean su cansancio en los fríos asientos de esos lugares sordos, los mismos que se tienden y cierran sus dos ojos. Pasajeros que aúllan en los pasillos tortuosos buscando el consuelo de los que caminan con otros. Sus miradas se cruzan: todos saben que esperan la espera de los que permanecen solos: Es huida o regreso, es trabajo u ocio, es portátil y teléfono o libro forrado para no descubrirse ante el otro.
PRESAGIO Sé que en la vida, no importa cómo, también el fuego se apaga con el día. La noche es corta cuando el invierno acecha,
Contribución de Gonzalo Salesky gonzalosalesky@gmail.com gonzalosalesky.blogspot.com.ar
el tiempo cura y sana las heridas. Dejar de hablar no ha sido buen remedio; sé que el presagio de luz y de agonía se está cumpliendo, no importa cuándo llegue, tal vez sea cerca y te encuentre dormida. No lo verás venir aunque se anuncie, ¿sabés qué dulce y vana es esta espera? Porque muy pronto saldrás, será tan fácil como volver al punto de partida.
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Dios de la arena
Contribución de Lepota Lazar Cosmo
a pescador sueca, Gilmar La justicia es sólo frente de redes Milagroso pelícano, Gilmar! El fútbol es un enigma Y luz de luna extravagancia. El rey está en las estrellas. Sao Paulo es la mariposa. Y tú eres su primer sol,
Contribución de María José Castejón
Oro, un momento.
Contribución de Ricardo Arasil http://www.ricardoarasil.org/
SALPICANDO EN EL BARCO (del libro poemas infinitos)
DEL INVIERNO Salpicando en el barco
El frío, cuchillo que se afila, entre las piedras, hiere al sueño, corta en dos al día, y le tira un puntazo a la frente del sol, que trastabilla.
la ausencia el genio vino a la boca y discutiendo en feliz concurrencia animó el retablo triturado por la mole de piedra cuando un nombre alumbró la estancia
Y se queda expectante, buscando otra vaina, y mella su filo, entre las latas, del basural, de frente a las barrancas azules, por el azul con que las tiñe el frío.
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Breve Encuentro Que fugaz, que breve encuentro.
Contribución de Rocío Biedma
Que veloz, que ágil momento. Dulce instante y tan intenso, que la explosión ha salpicado de gotas de sudor, tanto tormento. Y después, extenuados de este amor tan inmenso, el reloj nos ha robado la vida en un breve encuentro. Dulce instante y tan intenso… Que veloz, que ágil momento. Que fugaz … pero tan nuestro.
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Esperanza: En el corazón de todos los inviernos vive una primavera palpitante, y detrás de cada noche, viene una aurora sonriente. Khalil Gibran (1883-1931) 1931) Ensayista, novelista y poeta libanés.
CHANCLETAS MÁS QUE TACONES EN LA MUJER AFRICANA por Bernardo Ebrí Tormé Tacones y chancletas definen en Occidente dos formas distintas de vestir. Con el uso de los tacones muchas mujeres se ven con ellos mejor engalanadas y más seguras de su atractivo, mientras que las chancletas son utilizadas más para andar por casa o en verano en playas o piscinas. En África por lo general, este distintivo no vale para establecer estas diferencias, y no voy a hablar de los vestidos y calzado de la mujer indígena clásica clás de los libros de aventuras de Salgari, donde su única vestimenta, cuando la había, solía ser un taparrabos con el culo al aire y unos pies descalzos, y eso igual para los varones; sino que me refiero a la mujer africana sobre todo subsahariana, que ssuele uele ir con chancletas ya sea en las aldeas o poblados rurales, o incluso en las grandes ciudades edificadas en aquellos países al influjo del colonialismo. Los vestidos de estas mujeres suelen ser amplios y de surtidos colores, elaborados la mayoría de aalgodón. lgodón. Son ropas variadas y vistosas elaboradas por ellas mismas en telares tradicionales de madera cuya mecánica no ha variado en cientos de años, o compradas en los mercadillos o intercambiadas en ocasiones por productos agrícolas que ellas mismas cul cultivan. tivan. Gustan también de llevar bonitos gorros de colores o pañuelos enrollados en forma de turbante que contrastan con su negra piel. Pero su calzado no difiere mucho, suelen calzar humildes y funcionales chancletas que se adaptan a todos los terrenos, cuando uando a nosotros los occidentales requeriríamos para deambular por aquellos andurriales de polvo y piedras, barros y lodos, de espléndidos zapatos o botines y no digo de tacón alto, aunque siempre haya féminas que los usan para todo, aunque sea
pagando el doloroso tributo de esguinces de tobillos, metatarsalgias o dolores en la columna. Se ha llegado a decir en alguna investigación, aunque no puedo acordarme cual, que el uso de los tacones puede mejorar la vida sexual, ya que independientemente de estilizar la postura de la mujer y alargar visualmente sus piernas, su utilización ejercita y mantiene en forma los músculos de la pelvis, mejorando así la práctica sexual. Pero la mujer africana cuya mayoría no usan tacones sino humildes chancletas, tienen una gran actividad sexual y además la generosidad de traer muchos niños al mundo aunque lamentablemente en muchos casos se les mueran en los brazos por la inanición. Lógicamente no se acaba la descripción de la mujer africana hablando no solo de su calzado y vestido sino que hay que valorarla y describirla en su actividad diaria, realizando ésta una multiplicidad de funciones en la vida doméstica, máxime teniendo en cuenta que muchas de ellas son viudas o sin pareja, ya que las guerras tribales o el sida endémico en muchas regiones se ha llevado a sus hombres. Con un gran número de hijos que muchas de ellas tienen, su labor diaria es aun más encomiable, máxime la escasez de recursos de que disponen. En los poblados suele vivirse sin estar pendiente del reloj. Desde el salir del sol, con el canto del gallo, comienza la actividad diaria al filtrarse por el techo los primeros rayos del Astro Rey. Pero antes de narrar algo más en concreto de la vida diaria de estas superfeminas, es preciso efectuar una descripción breve y general del marco ambiental donde viven, ya sea rural o urbano. Conocemos poco los occidentales del hábitat, cultura, y costumbres del África Subsahariana, a no ser por tópicos derivados de la visión de películas como la inolvidable “Memorias de África”, o de Tarzán, o de aventureros que se introducían en sus selvas rodeados de porteadores nativos. Pero África es mucho más, un continente enorme con superficie setenta veces la de España. Su cultura tradicional ha sido transmitida oralmente de padres a hijos, con poca salida al exterior, por ello permanece intacta e incomprendida para la mayoría de los no africanos. El ser humano tiene la costumbre de rodear con magia y misticismo aquello que no conoce, y África es maestra en ello. Cientos de grupos étnicos diferentes conviven en su territorio, con diferentes lenguas, dialectos, costumbres, historia y religiones, dominando el cristianismo, el Islam o el animismo.
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No podemos los occidentales sentirnos al margen identitario del pueblo africano, porque la investigación científica antropológica ha revelado que toda la humanidad procede de esta África Subsahariana, y como los primeros humanos se extendieron desde allí al resto de los continentes. La sociedad rural africana tiene como base la familia, que comprende todos los descendientes de un ancestro. Cuando es muy numerosa forma un clan, y la alianza de varios clanes una tribu, ejerciendo la autoridad el más anciano del ancestro. Independientemente de las casas o pisos de quienes viven hoy día en las ciudades, en los poblados ancestrales se suele vivir en chozas muchas de ellas construidas con tabiques de adobe o de barro y techos de paja. Dentro de ellas existe una sencilla distribución de habitáculos para cocinar y para dormir, pudiendo también las mujeres hacer fuego en su interior. El humo que impregna las habitaciones aunque pueda escapar por aberturas practicadas en el techo, baña todo de una capa de hollín. En algunos lugares africanos la planta de la vivienda tradicional es antropomorfa. La cabeza está representada por un espacio circular donde se encuentra la cocina. El vientre y el tronco están representados por un recinto rectangular donde se come y se duerme. Los brazos están representados por dos pequeños recintos también rectangulares donde se guarda el grano. Las piernas están representadas por un pequeño vestíbulo transversal. Las puertas de estas viviendas llamadas dogón son un buen ejemplo de su gusto por decorar objetos de uso doméstico con figuraciones artísticas y variadas. En los hogares africanos, hoy día se utilizan como utensilios domésticos cada vez más cacharros de plástico o de metal de fabricación china. Los morteros con que muelen el grano suelen ser lisos o decorados con motivos figurativos. Respecto a la alimentación de estos pueblos, esta depende de si son grupos indígenas que por definición viven de la caza y la recolección, o practican la ganadería o la agricultura de secano. El arroz es el cereal rey de la cocina como en Senegal, aunque en ocasiones utilicen también legumbres, calabaza o patatas dulces. En otros países como en Níger por ejemplo, la mayoría de los campesinos solo comen dos veces al día, por la mañana a base de gachas de mijo a las que añaden leche cuajada, especias o azúcar, y ocasionalmente carne que suele ser de pollo. Para las cenas, el cous-cous de mijo, el puré de ñame, de plátanos y los cacahuetes tostados son muy socorridos. La harina de trigo, de maíz o de arroz son también empleados para confeccionar el pan. Otros países ribereños de ríos o de litoral se alimentan también de pescados.
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Sin embargo estos productos alimenticios no garantizan una alimentación equilibrada, dada la ausencia de una nutrición básica reglada uniforme. En algunas zonas la "monotonía culinaria" se debe a que la producción agrícola se centra en la producción de cultivos de exportación por lo que a la hora de comer, sólo aquello que se ofrece en los mercados locales está disponible. En las ciudades la variedad es mayor debido entre otros factores a la diversidad étnica, cada tribu llega con sus costumbres y menús, a un nivel de vida superior en la urbe, y a mejores comunicaciones que permiten el transporte rápido de carne en canal o de pescado fresco. Por eso es en las zonas rurales donde se aprecian los casos más graves de malnutrición, crónica o temporal. A todo esto se añade, las prohibiciones alimentarias de tipo religioso. Ciertas carnes, pescados o frutas están vedadas a algunas tribus pero no a otras. Así los musulmanes no pueden comer cerdo y crían corderos, aunque ambos se encuentren en los mercados de las urbes. Los tabúes alimentarios, sin juzgar su valor ético y social, favorecen el desequilibrio nutritivo puesto que impiden el acceso a un menú balanceado nutricional. El agua es un artículo de lujo y el cómo se usa se convierte en un rito de lo más sagrado. La ducha uno de los inventos más antiguos, puede realizarse según diversas modalidades, ya sea bajo el grifo o encima de una piedra lisa con solo un caldero y un pote. Respecto a la música, esta rebosa en África por todos los costados, como expresión idiosincrásica del pueblo africano. Incluso en ausencia de instrumentos, el canto y el batir de las palmas anima las actividades diarias. La propia música Gospel y el blues son géneros musicales, cantos espirituales de esperanza o melancolía, procedentes de las comunidades afroamericanas de Estados Unidos. Esclavos en los campos de algodón sureños, solo con las palmas, los pies y sus voces, entonaban la nostalgia de su libertad y la esperanza a ultranza en Dios. También, por ejemplo, los pigmeos del norte de la República Democrática del Congo, antiguo Zaire, que viven todavía en gran parte de la caza y la recolección, son famosos por la belleza de sus cantos polifónicos. El pueblo africano ha sabido expresar también en el arte su peculiar idiosincrasia, fabricando manualmente diversos utensilios ya fuesen para uso musical, decorativo o doméstico como los humildes taburetes. Estos objetos difieren dependiendo de la etnia y del uso al que se destinen. Algunos instrumentos musicales se usan en rituales, otros para comunicarse, o con fines lúdicos. Los más conocidos son los de percusión. Los tambores tradicionales son cilíndricos, y están tallados en un solo bloque de madera, generalmente decorada con relieves. El parche es de piel de cabra, y se tensa con cuerda de rafia. Son bastante altos, y se tocan de pie, con las manos. La base del tambor puede estar decorada
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con una figura humana o animal. Los instrumentos de percusión de ranura también están tallados en un solo bloque de madera, y se tocan golpeándolos con unos palos. A veces, de la misma madera que el resto del tambor se tallan salientes a modo de patas, cabeza o cola, imitando la forma de un animal. Es el caso de los tambores que fabricaban los lobala, en el antiguo Zaire, eran utilizados para transmitir mensajes de un pueblo a otro. Las tallas africanas no son trozos de madera más o menos decorativos, sino que se utilizan en las ceremonias y ritos que celebran los momentos más importantes de la vida de los africanos, como el nacimiento de un nuevo miembro en la comunidad, la muerte, la siembra, la cosecha, la iniciación de los jóvenes en la vida adulta, etc. En muchas culturas africanas tradicionales, se cree que las tallas, tanto máscaras como estatuas, son intermediarias entre los hombres y el mundo de los espíritus, o que incluso albergan seres sobrenaturales, dioses y ancestros. Por eso, en muchos sitios les hacen ofrendas y sacrificios. Los dos puntos más importantes de la estatua son la cabeza y el ombligo. En la cabeza se concentra la energía espiritual, y el ombligo es el centro vital que une la madre con el hijo. El tallador tiene que purificarse antes de introducirse en el bosque, y elegir la madera que considere más apropiada, rogando al espíritu del árbol que le inspire la figura a labrar. Dentro del marco ambiental sociocultural que hemos referido no nos extrañará que la mujer africana ocupe en tal sociedad un papel irremplazable. El trabajo de estas féminas africanas supera con mucho lo imaginable. Trabajando de sol a sol y en la sombra del hogar, con pareja o solas por viudedad, rodeadas de hijos y en la compañía de padres y abuelos, desempeñan estas mujeres un protagonismo cenicienta dentro del sistema patriarcal, donde sigue imperando la cultura machista. La compañía de los niños son su riqueza y orgullo. Suponen el futuro de las familias aunque no se vea un mañana claro y esperanzador. En sus labores domésticas muelen el grano y amasan el pan. Preparan los alimentos y cocinan durante largas horas, mientras atienden a sus niños con cariño, los asean y alimentan dentro de sus posibilidades, en la que la lactancia natural prolongada ocupa un lugar preponderante. Algunas cultivan la tierra, pasando largas horas en el campo, trabajando en los cultivos familiares, o por salario. Otras pastorean sus pequeños rebaños. Esto no es solo un medio de producción y una forma de ganar dinero sino una manera de subsistencia y supervivencia para millones de familias. Una vez de regreso a sus casas, sienten la frescura al entrar en una choza de adobe y paja en un día de calor abrasador, para sin dilación preparar la leña para el fuego de la noche. Sus curtidas manos lo expresan con claridad en las durezas producidas por el manejo del hacha.
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Y al llegar la noche, reunidas alrededor del hogar con su familia participan de las historias y los cuentos tradicionales que los abuelos transmiten a los nietos. Y dentro de este clima ambiental, se retiran luego a descansar. Cuando los niños se duermen, las madres con pareja se transforman de nuevo en mujeres dispuestas a volver a ser madres otra vez. En este ciclo vital, se mueven las madres africanas. Cada caso, cada familia es particular, pero en todas circunstancias, estas mujeres desempeñan el centro de gravedad en sus sociedades ancestrales. Tal vez, en las próximas décadas, sobre todo en el ambiente de las ciudades, por el contagio de la moda accidental, las mujeres africanas vayan poco a poco dejando sus chancletas y comiencen a usar zapatos de tacón alto. Pero una cosa está clara por ahora, estas mujeres padecen poco de esguinces de tobillo a pesar de lo escabroso de los caminos rurales de sus tierras africanas.
CAMBIO DE CITA (artículo de 1921) por Osvaldo Rivera En la pasada decena comenzamos nuestra croniquilla con las reparaciones. Las reparaciones eran el tema del día, el asunto que ocupaba las columnas, de cal y canto, de la prensa matinal. Pero al asunto de las reparaciones le ha salido una posdata que lleva trazas de ser más larga que la carta. ¿Cómo se llama esta posdata? La cuestión de la Alta Silesia, película de más movimiento que la anterior. Hace en ella de héroe un tal Korfanty, quien, aburrido de esperar que la región silesiana se le entregue graciosamente a Polonia, como era de esperarse después de un plebiscito en que le había tocado a Alemania, sacó el sable y echó por la calle de enmedio, resuelto a no dejar títere con cabeza hasta no salirse con la suya: todo a estilo polaco. Francia, o aquella parte de Francia que usa casco fochiano, sucesor del casco prusiano, miraba complacida la barrabasada polaca (sabia combinación elaborada por la diplomacia de ambas naciones, madrina y ahijada, para reírse del plebiscito, ajudicándole a Alemania los votos y a Polonia la tierra), y mientras los italianos de la Misión interaliada, no queriendo ser cómplices del desaguisado korfantiano, caían bajo las balas polacas, y los ingleses hacían
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causa común con los italianos, los soldados franceses fraternizaban con las hordas polacas y hasta sus mismos generales alentaban abiertamente a los autores del golpe de mano. Así iban las cosas... cuando he aquí que aparece un nuevo personaje en escena. Es nuestro conocido y admirable acróbata inglés, el gran Lloyd George. ¿Qué hace Lloyd George? Se va derechito a la Cámara de los Comunes y allí, ¡oh sorpresa!, condena como una odiosa fechoría el golpe franco-polaco y dice ¡horror! que hay que jugar limpio con Alemania, y que si el Tratado de Versalles se ha aplicado en contra de ésta, no sería decente dejarlo de aplicar en lo que la favorece. Y, no bien hubo acabado Lloyd George su catilinaria, los diarios franceses, que hasta ayer mismo se habían pasado los días y las noches cantándoles las más ditirámbicas loas a él y a Briand, cuando ambos cofrades se juraron amor eterno al pie del ultimátum contra Alemania, prorrumpieron a coro en las más envenenadas diatribas contra nuestro hombre, llamándole desde "traidor" hasta "germanófilo". ¿Germanófilo? Sí, señores, así como suena. Si dudáis, a "La Prensa" de ayer, 15 de Mayo, me remito. Era cuanto nos faltaba que ver en este mundo loco que siguió a la guerra. ¡Lloyd George calificado de germanófilo! ¿Verdad que es gracioso? Pero así es, así ha sido y así será siempre, por los siglos de los siglos, el mundo monstruoso del capitalismo. Inconsecuente, impulsivo, atravilario, feroz, dispuesto a condenar hoy lo que ensalzó ayer, sin otro instinto propulsor que la gula. ¿Cómo va a ser de otro modo, si no tiene otra filosofía, otra norma que ajuste el ritmo de sus actos, que la del lucro particular, el beneficio de cada uno para cada uno? ¿Qué otros frutos puede dar esta filosofía de gorilas que los que está dando? Por un momento los véis unidos, abrazados estrechamente en la más íntima y edificante comunión de pensamiento. Y os parece que aquello es la paz. Pero ¡ay!, no es la paz. Es simplemente una reunión de lobos que están en acecho de algo que comer, de algo que repartirse. Pero aquel mismo apetito que los une un momento los desune un momento después. Basta que sobrevenga un incidente cualquiera que encienda la chispa de los recelos --latente siempre allí donde no hay otra cosa que hocico y mandíbulas-- para que al aparente concierto de voluntades suceda un concierto de gruñidos... y a Dios que reparta suerte. ¿Se romperá la Entente? --se pregunta alarmadísimo un corresponsal--. Claro que sí, señor, claro que sí. Si no se rompe hoy, lunes, por culpa de Korfanty, se romperá mañana, martes, por culpa de cualquiera otro. No es necesario ser profeta para ver que el imperialismo francés, aquejado por la loca ambición de salvar su vida agonizante mediante
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una transfusión de la poca sangre que aún le queda a Alemania, no puede seguir ni un día más arrastrando en su vertiginoso correr de fiera herida al imperialismo inglés. Los dos imperialismos tienen hoy intereses contrapuestos. Al francés le conviene que haya camorras incesantes en Europa para hacer de Pepe el Tranquilo, y con ayuda de Polonia, no dejar mina que no haga suya. Al inglés, por lo contrario, le conviene una Europa pacífica y sin problemas, pues sólo así podrá dedicarse, ya sin líos y revueltas exteriores, a hacer frente a sus líos y revueltas interiores, y, sobre todo, a buscarles donde ganar un bocado de pan a sus innumerables trabajadores sin empleo. VOCABULARIO 1.Cinta= Película cinematográfica. 2.De cal y canto= De hormigón armado= El doble sentido de la palabra columnas es utilizado para atribuir a las del periódico la dureza y la falta de vida de las arquitectónicas. 3.Alta Silesia= Es la parte oriental de Silesia y está situada en Polonia, la República Checa y una pequeña parte en Eslovaquia. 4.Korfanty= Wojciech Korfanty (1873-1939)= Periodista, político, activista y líder paramilitar polaco, organizó la insurrección polaca en la Alta Silesia alemana. 5.Graciosamente= Gratuitamente, de balde. 6.Por la calle de enmedio= Coloquialismo que significa actuar resueltamente. 7.Casco fochiano= Ataque, por antonomasia con el Mariscal de Campo francés Ferdinand Foch, al militarismo francés asimilándolo al de Prusia. 8.Desaguisado= Agravio, atropello, fechoría. 9.Golpe de mano= Ataque sorpresivo y violento que se ejecuta contra un enemigo. 10.Catilinaria= Escrito o discurso vehemente contra alguna persona. Las Catilinarias son cuatro discursos de Marco Tulio Cicerón que fueron pronunciados entre noviembre y diciembre del año 63 a C., después de ser descubierta y reprimida una conjura encabezada por Lucio Sergio Catilina para dar un golpe de estado. 11.Ditirámbicas= Se dice de las alabanzas exageradas. 12.Cofrades= Colegas, compañeros, camaradas.
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13.Diatribas= Escritos violentos e injuriosos contra alguien. 14."La Prensa"= Diario de la ciudad de Buenos Aires, Argentina. 15.Atrabilario= Destemplado, violento, feroz. 16.Pepe el Tranquilo= Figura folklórica del toreo español. Es el "valiente" que se para frente al toro sin moverse, como si no le importase nada.
AMOR MORIR DE AM OR por Fabiana Iglesias Desde los quince había soñado con el amor de su vida. Mejor dicho, desde los trece. A partir de ese momento temió haberse enamorado del fantasma del amor: inasible, imposible, inalcanzable. Intentó salir con chicos de su edad, pero era inútil. Con ellos la magia no llegaba. Los besos robados en las esquinas no conseguían conmoverla. Fingía que sí, para no quedar como un bicho raro ante la pareja de turno. Más tarde los abandonaba a todos con alguna excusa. Sabía que tenía un problema. Los besos que imaginaba eran distintos. Los abrazos, las caricias, las miradas. En su mente y en su corazón el verdadero amor, el loco amor que buscaba era una sinfonía divina de soles y estrellas, de universos eternos y azules. Sin embargo, hasta el momento solo había experimentado notas al ras del suelo. Casi se da por vencida. Casi creyó que debía conformarse con ver el amor desde lejos, sentada en el banco gris de una plaza gris, donde otras parejas felices flotaban ajenas a todo, anunciando a gritos su fortuna. Enamorados. Casi. En uno de sus paseos solitarios lo vio. Era él. El portador de su bienaventuranza, el dueño inconsciente de su sueño realizado. Por fin las piezas encajaron. Se acercó a ella y todo fue de repente tan fácil, tan natural como la alineación de los astros en el cielo. La joven creía a veces que moriría de amor, un sentimiento tan intenso que lo siguiente sería perecer. A veces experimentaba pánico: si lo perdía quizás no iba a morir. En cambio se desintegraría completamente, se uniría con la nada, aniquilada, borrada de la existencia. – ¿Me amas? –preguntaba cualquiera de los dos. –Con locura –respondía el otro. Ocurrió por la noche, de madrugada. Se preparaba una tormenta. Ella vio lo que no debía haber visto.
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Su amado por primera vez le daba la espalda, desnudo, junto a la ventana de la habitación a oscuras. Un par de alas imposibles se recortaban negras proyectando sombras alargadas. Tras esta visión el pecho de la joven estalló, y el corazón se hizo pedazos. El Amor, finalmente, había oído su plegaria. Exhaló el último suspiro en sus brazos.
ENSUEÑOS LACTICOS O NADAMOS SOBRE LAS OLAS ESCRESPADAS DE TU CUERPO… por El Seis poetaelseis@yahoo.com.mx
Cuando ella llega, el tiempo se detiene, y cae desmayado ante sus piernas, como un enamorado enloquecido. Bien torneadas sus (extremidades inferiores), de una perfección más que suprema, y de una redondez, que le levanta la presión arterial a cualquier vidente. El viento excitado le alza (levemente) su pequeña falda (de colegiala) y se alcanza a ver un calzón blanco, bien amoldado a sus glúteos, maravillosos, estupendos. Dicen (algunos apasionados), que una vez que has visto, esa parte especifica del cuerpo, jamás la puedes olvidar, te trepana el cráneo, y se tatúa (la imagen) sobre una parte del lóbulo frontal, haciéndote un esclavo impetuoso. Y de su piel tersa, resplandeciente, e inquietante, brota algo así, como un deseo “infernal”, que nunca, en ningún tiempo, te dejará de perseguir, y escucharás un eco eterno: Soy el deseo, soy la pasión. En cada uno de sus suculentos movimientos, que realiza al caminar, su trasero se magnifica, se eleva, y adquiere toda la fogosidad necesaria, para hacer que quienes tienen el privilegio de observarla, los devore el hambre de amor sexual. Pero ese cuerpo me pertenece, es mío, todo, aunque lloren sus múltiples pretendientes. Algunas veces mi mis manos de “pervertido”, le han subido la minifalda, con suavidad, otras con brusquedad, y he tocado sus exquisitas pompas, y con tan sólo el contacto mencionado, me erecto como un “demonio” lujurioso. Las bragas tienen una importancia capital en esta mujer (cuyo nombre nunca señalaré), pues… usa de diversas telas: satín, seda, algodón; transparentes, claros, y demás, que se acomodan divinamente en semejantes posaderas, llenas de exaltación sensual… Soy uno de los privilegiados en alzarle el vestido, para saber que tipo de calzoncillos lleva en determinado día, y ella (la bella), dice: Los que te gustan mi amor, mi José Alberto. Cuando trae sus medias oscuras y su calzón negro, ¡oh!, caigo rendido ante sus encantos, como un devoto de Afrodita. Al sólo mirarla, me desboco, como una animal en celo, grito, y aúllo, pierdo la razón, y toda mi potencia se concentra en mi falo, el cual es un “fierro” al rojo vivo, presto, listo, para hacer el coito, para la bendita comunión carnal. Ella (la divina) es carne trémula, vibrante, palpitante, que siempre está presta, dispuesta (aunque no se lo proponga), para inquietar hasta el espíritu más estoico. Mi mujer, hace que mis latidos del corazón, se multipliquen y que en lugar de palpitaciones, corra un río
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de feromonas, buscando el océano de su cuerpo. El talle de semejante dama, tiene una suavidad, (tersura), sobresaliente, y un movimiento único en su género. Cualquier vestido (de tela fina), se acomoda con una exquisitez muy especial, en el cuerpo ardiente, de mi amante consumada. Hasta la tela está en riesgo de arder en llamas, al contacto con la piel voluptuosa, de mi querida y sabrosa mujer. Su ombligo (profundo) es un almacén de sirenas ebrias con progesterona, que desnudas nadan enseñando sus pechos, para excitar a los noctámbulos peces delirantes, que buscan donde depositar su testosterona. Ahora que narro estás líneas, no estoy en mí, estoy en su apetitoso cuerpo de diosa dormida, esperando, que estemos juntos, para tumbar el cielo con nuestros gemidos. Su torso es un volcán de lava ardiente, que al menor contacto, que tenga mi lengua, (ésta) se convierte (por arte de magia) en una serpiente, que con sus movimientos lentos y rasposos, hacen del deseo de mi hembra, un grito estridente de puro deseo. Le beso, le succiono, le chupo, le lamo, le absorbo, todos los henchidos pechos, mientras ella (la preciosa), se revuelca en la cama (acolchonada) del cielo. Ella me grita, (exclama) mientras variadas gesticulaciones, adquiere su apasionado rostro: Tómate (toda) mi leche de mis pechos, déjame sin ninguna gota de lácteo materno. Cuando me enseña sus senos en todo su esplendor, me transporta al nirvana sexual, y caigo en un éxtasis total. Presa de “alucinaciones”, no existe mejor “droga” que el sexo, me entrego como el sediento al agua (fresca) de sus erectos y sonrosados pezones. “Mátame” del más puro amor, hazme que observe la luna decapitada, que (mire) cuando se desplome el ardiente sol, me grita, me exige, mi compañera, cuando estamos cabalgando nuestros cuerpos en un verdadero coito. Su espalda (primorosa) está delineada, por algún pintor cósmico, y es tanta su belleza, que con tan sólo mirarla, enciende todo mi fuego… Y cuando inicio tocando todos (uno a uno) los contornos (del dorso), lentamente, con suavidad extrema, con un ardiente deseo, me “convierto” en “lobo” citadino, sediento de un goce gigantesco. Somos como dos máquinas humanas (mi señora y yo), que estamos (diseñadas) para en cualquier momento, en cualquier lugar, entregarnos a lo más sublime de esta vida: La fornicación (entrañable). El amor sexual no es para improvisados, principiantes, es para seres excelentemente preparados, para lograr la mejor unión de sus fogosos cuerpos… Aquí estoy sudando cascadas de lujuria, embotados todos mis sentidos, y hasta lanzando mi semen (todo), en el templo de mi adorada damisela. Nuestras lenguas se entrelazan entre un mar de saliva, y juguetonas, se mueven (se arrastran) al compás de deseo lascivo. Cuando junta su cuerpo (en celo) al mío, casi me derrite, me deshace, me desmorona, y deja su contorno grabado, en mi cuerpo en llamas. Después le beso el cuello, con incontrolable pasión, le dejo un sinfín de marcas (símbolos etéreos), donde se puede leer: esta señorita es un lienzo (fino), donde escribo (con mis besuqueos), que ella es toda mía, y me pertenece, eternamente… En el momento que nos tocamos, al mismo tiempo, a lo lejos parece una hoguera, donde dos cuerpos (como leños) se consumen con gozo desmedido, que hace que nuestra luz, ilumine hasta la noche más oscura. Ella orina mi bello rostro (de monje mundano), donde dibuja una pintura amorosa (áurica), y deja un olor único, delicioso, superior a cualquier fragancia. Cuando llueve cascadas de sangre (menstruante) de su ser,
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adquiere ese olor, (único) de Diosa Apasionada, que me transporta, de inmediato, al “país abstracto” del deleite lúbrico. Cada cópula que realizamos, es un viaje lleno de jadeos, gemidos, sudores, altas respiraciones, que nos encaminan, sin ninguna duda, a la santidad voluptuosa. “Este texto está dedicado a una mujer, que es mi vehículo al paraíso de la carne palpitante…” __________________________________________________________
YO por Eva M. Medina Moreno
Que me ahogo sin poder escribir una línea, me esbozo y me invento cada día. Me como, me devoro y me río. Opresora de mi propio yo, que crece y pide explicaciones. Habiendo sido dictadora, debo ahora cortar las cuerdas. Mis pequeñas Evas estiran piernas y brazos; habrá que enseñarlas a andar.
EL CAMPO por Francisca Olmos
A mis amigos, Gracias.
Es domingo y salimos al campo padres e hijos. La llegada es siempre una maratón de cien metros lisos, para buscar el merendero idóneo e instalarte. Cuando ya parece que lo has encontrado, algunos no están de acuerdo y tienes que volver a empezar. Mientras que te decides, te lo han arrebatado y al final todo está ocupado menos el sitio donde da el sol, donde no está la fuente cerca, el olor es insoportable y las avispas no te dejan. Sacamos comida y más comida y más picoteo. Y después de que la mesa está enterrada en comida, te acomodas en el banco de piedra que tienes como asiento, para todo el día. El almuerzo dura horas, cuando ya no puedes seguir comiendo más, llega la merienda pensando, donde la vas a meter y entremedias el niño que se pierde, el que llora sin poder consolarlo, el que dice: pipí -mama y tu sin poder saber, como sentarte en el maldito banco de piedra. Llega la hora de la recogida, que nadie sabe de quién es cada cosa. Esto tuyo, mío, suyo... Cuando ya lo has recogido todo, has limpiado como dios manda, entonces llega la hora de la despedida, que dura una eternidad como si nunca más, nos volviéramos a ver. Con el cuerpo cansado llegas al coche que lleva al sol todo el día, pero no te importara porque te sentaras en un sillón, como dios manda. Al final de la historia cuando llegas a casa y te relajas piensas que: una salida al campo con amigos o familia crea al cuerpo y a la mente un bienestar sin preferentes, sin quitar que es el mejor día de la semana, que has pasado.
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HOLA MI AMOR por Martha Lombardelli Como ya ha pasado tanto tiempo desde el día en que te fuiste diciendo que en quince días estabas de regreso, he decidido escribirte para contarte algo que deberías saber. He comprobado que te amo. Ese hecho es totalmente independiente de tu reciprocidad. Trabajar sobre mi persona hace que no vea el amor como moneda de cambio, y sí como una donación que podemos hacer a determinadas personas, demás seres vivos y, hasta a algunos objetos que nos hacen más agradable la vida cotidiana. Como la mecedora frente al hogar, con Batuke durmiendo sobre la alfombra y un libro que no se encuentra en Internet. O escuchando música, esa de los Beatles que te gustaba tanto y solías silbar tan bien. Mientras tallabas la madera buscando mi rostro, recuerdo que me hablabas de Diógenes con tanta admiración. Yo te discutía la salud mental del filósofo del tonel. Pero estábamos juntos. Eso es lo que quería decirte. Lamento que fuera imposible hacerlo porque las últimas noticias tuyas que he tenido son muy tristes. Esta carta se la daré a tu mamá, espero que ella te la entregue donde quiera que estés. Terminó de leer la carta que su madre le alcanzó y se quedó pensando, mientras dejaba que el papel se deslizara de su mano como un pájaro herido. Luego, con el pulso tembloroso asió la botella de ginebra y se la acercó a sus labios hasta terminar la bebida. Sus ojos, rodeados de sombras oscuras, se llenaron de lágrimas y adquirieron un color rojizo. Había terminado el horario de visitas. Su madre envolvió en un viejo diario la botella y la metió en el bolso; le secó las lágrimas, le dio un beso en la frente y se marchó. Sin manifestar ninguna expresión en su rostro, él la siguió con la mirada perdida. Él siguió con la cabeza caída sobre
su pecho. Hundido quién sabe en qué mundo de soledad y alcohol.
AÚN VIVEN ALLÍ por Pernando Gaztelu El jazmín de la entrada, maltrecho ahora, está en el mismo lugar de siempre. Desde la verja que da a la calle, con su puerta metálica de dos hojas hasta la puerta de la casa, hay un pasillo y a su izquierda, lo que queda del jazmín. Tres escalones evitan la entrada de agua a la casa cuando llueve mucho y las puertas, como las de todas las casas de su época, son bastante esbeltas. Entre el suelo y el techo puede que haya tres metros o más. Las grietas de la puerta de entrada, también de dos hojas, muestran el paso de los años, el deterioro y la falta de cuidados. Dos golpes, una voz, la respuesta conocida y la puerta se abre. Aún es bienvenido el pariente que, por el tiempo y la distancia, se va alejando. La puerta conduce al pasado y a un presente que nunca debieron unirse. O tal vez sí. El hall de entrada tiene dos puertas laterales. A un lado había antes un almacén y al otro la sala de costura, hoy son dos habitaciones. Él prefiere no ahondar, sólo compartir un momento con sus primos. El salón nace de quitar las
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dependencias a un lado y conservarlas al otro. Una habitación, después otra más importante, luego la salida a un sótano y a la lavandería. El extremo del salón, queriéndolo o no, se transforma en cocina. Hacia el lado sin dependencias hay una chimenea, esa que siempre reunía a la familia en invierno. El paso del tiempo es indudable, suelos desgastados, paredes marcadas por la infancia de sus primos y por el descuido de sus padres. Muebles desgarrados, una cocina casi inservible o al menos esa es la impresión que da. Una charla efímera llena el hueco de años en que no se han visto. Todo parece haberse estancado allí, pero en un tiempo que no es el que él preferiría. Las noticias importantes les llegan por teléfono o por correo. El contacto en persona no llena, tal vez un poco, la relación que actualmente tienen. Falta algo, falta alguien. El invitado no quiere ver la habitación importante, la de sus abuelos. Pero como una cosa lleva a la otra y ésta siempre a lo que no se espera, termina entrando empujado por uno de sus primos, para ver no sabe qué. El impacto lo desencaja, le deja sin palabras. Su primo le pregunta “¿qué tal?”, su tía le mira esperando respuesta al cambio de imagen que han dado al espacio. No puede reaccionar, ya no hay cama, ni cuadros, nada. Sólo puede recordar a su abuelo con el ladrillo caliente envuelto en sábanas a los pies de la cama, a su abuela viendo la televisión y discutiendo con él por unos libros o por lo que fuera. Le encantaba pelear con su abuela, y a ella con él, eran cómplices, tanto que hasta a su madre le daba algo de envidia. Tras la muerte del abuelo, su socio, la relación con la abuela fue más fuerte. ¡Qué insoportable esa horrible ambigüedad del presente y el pasado! De una sala de recreo, de la antigua televisión conectada a una consola de juegos, de una mesa —de esas bajitas— de salón y de un sofá donde estuvo una vez el lecho familiar. Una cama que tenía tanta historia y de la que ya no se sabe el destino. Una cama donde él cambió los pañales a su prima, la que hoy los cambia a pares, donde les recibía el abuelo postrado por su corazón cansado, donde lloraron tres muertes con su abuela, donde murió su abuela también. Un susurro se cuela entre los sonidos de la consola, es una voz conocida. Una caricia. Él levanta un poco la mano, con el gesto de pedir atención, de querer oír. Nada. Otra vez la consola, los ruidos, otra charla superficial. Necesita salir, tomar aire, quitarse aquel gusto agridulce. La experiencia de la habitación había sido muy fuerte. Fuera se sentiría mejor, las cosas debían haber cambiado poco. Por lo menos los recuerdos vendrían más fácil, serían más espontáneos. En el patio, la parte baja que da al garaje era una antigua bodega improvisada de vinos familiares. El parral, hoy un inútil conjunto de ramas que apenas dan sombra en verano, era
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germen de la graciosa bebida y el entretenimiento de tener que hacerla. Fuera vino o vinagre, su abuelo siempre estaba orgulloso de sus caldos y toda la familia con él. El patio bajo tiene forma de L, luego se sube a la parte alta, la del fondo. En la esquina de esa parte baja estaba el taller del abuelo. Un largo mueble lleno de cajones donde escondía secretos que compartía con su socio. Fajos de alambres para los fardos de leña o para reparar las cosas, clavos clasificados cada uno en su bote, según ancho y largo, tornillos, gomas para parches, palos y palitos, asas y herramientas, hachas y afiladores y un mundo de cosas útiles, cuando hacían falta. La ferretería personal del abuelo, la riqueza del pobre y un mundo de aventuras para el nieto. Dos escalones, más arriba sigue el camino al patio de atrás de la casa. El hueco mal tapado de una piscina, un césped que no cubrió la huerta que murió con el abuelo, un albaricoquero que creció sufriendo enfermedades, forman parte del fondo de la casa. A la izquierda un asador sin techo ni chimenea. Ladrillos sueltos sostienen una parrilla. A la derecha, el rey del patio. El origen de la sociedad entre el abuelo y el nieto, el nogal. Majestuoso, ancho y abierto, invade el terreno de los dos vecinos. Hoy ya nadie disfruta de sus nueces, se pierden como piedras que caen rodando desde una montaña. Su imponente estampa sólo la ve él, que lo ve con ojos de niño, que lo ve desde más abajo, con una caña en las manos, ayudando a su abuelo en la recolección, pelando y comiendo juntos de su árbol, el de los dos. De pronto el viento mueve las ramas con fuerza, tanto que unas nueces caen justo en sus manos. Son tres, con la piel de afuera, esa que no se ve en las tiendas, lisa y seca a la vez, marrón. Un cuchicheo lo hace temblar. Es una voz, no hay dudas. Y es conocida. Una sonrisa se dibuja en su cara. Se queda absorto, perdido en el nogal. Recorre su tronco, ancho y arrugado, llega a las ramas y al cielo. Habrá sido el viento, el que tiró las nueces.
CAMINOS DE CORAZONES por RC. Vicent Los caminos de corazones a veces tiene lugar físico y otras no, porque estos caminos se andan como la vida misma, a veces sin darnos cuenta, a veces tomando conciencia de ellos, pero lo realmente importante de estos caminos es que nos hacen vivir en plenitud. Cada cual encuentra su camino y a veces coincidimos colectivamente en ellos, esto, está ocurriendo ahora. Indignadas por el modus vivendi actual ansiamos vivir en un mundo mas justo, nosotras, personas de todos los colores, tonos e intensidades estamos buscando el camino que nos lleve a la primavera soñada, y a veces olvidamos que lo mejor de todo es el trayecto en sí, por muy
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torcidos que sean algunos caminos y por muchas pidras que nos encontremos la satisfacción de andar nuestro camino no nos la puede arrebatar nadie. Aquellas que saben razonar más que sentir, a menudo ponen obstáculos que casi siempre son en lugares no físicos, internet, herramienta de comunicación insuperable, es también el lugar para las personas que deshumanizadas por la máquina que no permite el contacto directo, ni la presencia con la otra, pueda sembrar la critica sin intención de construir, arrojar piedras sin intención de allanar el horizonte, lanzar cuchillos sin intención de sanar a la humanidad. La relación entre sociedad y persona es cuanto menos bidireccional, la sociedad te marca el camino a seguir, pero la persona tiene la opción de seguirlo, trazar el suyo propio, o unirse al de un colectivo. Lo realmente importante es que cada cual lo sienta como suyo y lo disfrute. Estos caminos, son a mi entender, los caminos del corazón, los que no se aprenden, ni se trazan con previsión, los que vives instante a instante y no hay mas juicio que el de tu sentimiento constante, que te dicta que vive en plenitud, habiendo postergado el raciocinio a un segundo plano. Observa tu horizonte mientras disfrutas del camino, despliega tus alas. ¡Démosle fuerza a las personas que en ocasiones se sientan cansadas de andar su camino!
LAS NINFAS por Victor Victor Niño
Las Ninfas Detrás de Camilo caminaba una pareja siguiéndolo desde unas cuadras atrás por esas calles periféricas del centro de la ciudad, ya solitarias avanzada la noche. Ese sector era llamado Quebrada Seca recordando lo que alguna vez fue una cañada de abundante agua y vegetación. Hoy era no menos que una principal arteria que avanzaba a la salida de la ciudad hacía las altas montañas que conducían a Venezuela. Cuando la noche encendía las lámparas de los comercios circundantes, se poblaba de los habitantes de la calle que habían estado durmiendo casi todo el día… Tengo que hacerme una confesión urgente -Se dijo Camilo- O si no, no podré olvidar como no he olvidado esto desde hace unos años: tengo que confesarme que fui bobo ( o sea que no aproveché una oportunidad); que fui estúpido ( es decir, me faltó inteligencia); o que fui en todo caso un tacaño ( lo que llaman en los pecados capitales, avaro). ¿Entonces ya dije que fui un cretino? ( O sea que tengo atrofiada alguna capacidad intelectual o el entendimiento). Pero diciéndolo mejor, cretino viene siendo lo mismo que estúpido, lo mismo que sonso; pero estúpido me suena a idiota, lo que es lo mismo que bobo. Algún día alguien tendré que dar cuenta de los
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abundantes sinónimos de los vocablos, que muchos creen que es por riqueza del lenguaje. Camilo seguía fiel a su propensión de dejarse llevar por lo que se le ocurriera, con respecto al discurso que tenía en mente en ese momento; tendencia que tomó cuando creyó que en la vida se debía evaluar siempre las causas y no los efectos… ¿Qué quien soy yo? Soy un hombre algo torpe-ya lo dije- nacido en una ciudad intermedia de este país grande, y lo debo decir, país que no conozco ni la tercera parte. Para decepción de muchos, no puedo decir que trabajé en un gran empresa o acumulé bienes materiales. Soy de los tarados que existen actualmente; anónimo y poco interesante. Sumido en sus meditaciones, le llegó un fuerte olor a marihuana proveniente del aire seco en un día caluroso; para él ese olor era familiar, pues regularmente caminaba por estos sectores deprimidos a pesar que sabía que podía ser la causa de meterse en problemas seguir ahí hasta tarde. No le dio importancia al olor y desvió la vista en el momento en que un hombre orinaba apoyado en un poste de cableado eléctrico y una mujer joven parecía espiarlo sin que se diera cuenta. A esa hora los taxistas iban y venían como guiados por la búsqueda de un premio. La pareja que venía siguiendo a Camilo se detuvo a compartir el grueso cigarrillo sin perderlo de vista. De buenas a primeras, Camilo ya no observada a su alrededor cuando caminaba. Había perdido esa costumbre hacía mucho tiempo y desde que llegado al medio siglo se obsesionó por pensar que causaba antipatía mirar a las personas… - Lo que pasa es que a la gente no le gusta que la miren, se dijo-. Camilo entraba ya hacia la periferia del sector donde aun transitaba público. Esta auto confesión me dará duro -Pensó-. En esa ocasión esas bellas muchachas me abordaron, a mí, acostumbrado a buscar jovencitas malas. La pareja que seguía Camilo se separó y ahora caminaban a un lado y al otro de la vereda. En esa ocasión – continuó diciéndose Camilo-, a decir verdad, no cargaba más que unos pesos aunque lo suficiente para ponerle una sonrisa a esas Ninfas de ciudad; y diciéndolo pensó en el dinero que barajaba en su billetera. Nunca más volverá esa oportunidad; en ese caso estuve apendejado, ahuevado, amariconado, tímido, abobado; más que eso, un miedo absurdo me había acompañado ese mes; me dio por decir no, después tuve que repetirme ese “no” una y mil veces, convirtiéndome ante mí en el temible doctor “no”( el doctor “no” era un personaje de la vida pública que se había ganado ese San Benito, porque no quería que se hiciera la convocatoria para una “constituyente política”). Camilo en ese tiempo no se había leído ni una sola letra de Paolo Coelho donde hablaba del abundante “si”; ni se había visto la película de Jim Carrey titulada“ Si Señor”; que era un monumento al “si” y que fue inspirada en ese fragmento de “once minutos” de Paolo Cohelo: “Había pasado gran parte del tiempo diciendo “no” a las cosas a las cuales he debido decir “si”. En ese momento pensaba en la poetisa griega Safo y la imaginaba ignorantemente con una hermosa bata blanca de seda (sin nada debajo) y en su frente un diadema de mirto mientras interpretaba su Lira bajo una clara noche llena de estrellas y a la orilla de un claro arroyuelo… Pero si seré pendejo- exclamó- pero si seré lento; me falta sólo vestirme de negro y caminar en cámara lenta.
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En esas meditaciones el hombre adelantó a Camilo antes de que entrara en la zona transitada y le preguntó la hora. Son la nueve, dijo él mecánicamente sin ojear su reloj barato, mientras lo miraba sin verlo. Ahora en su imaginación se movía la imagen de la chica que había visto espiando al tipo que orinaba apoyado en el poste de luz, mientras en su corazón sonaba la lira de las ninfas arrullándolo suavemente en un parque. Habían sido tres bellas chicas estudiantes de música que usaban vestido largo de se seda… ¿Me escuchó? ¡Sí! Vestidos y no pantalones: unos suaves vestidos que dejaban ver con claridad su ropa interior (una de ellas no tenia sujetador y sus senos se insinuaban hermosos) y que ofrecieron arrullarme con su música de flautas y liras en un parq parque ue solitario de esta congestionada ciudad a cambio de unas monedas. La mirada de Camilo no se había encontrado con los penetrantes ojos del tipo, rojos debido a la marihuana y actuó como siempre actuaba, como un mosquito del dengue, mientras daba media vuelta elta para ir en busca de la mirona.
La artista plástica María Dolores Giráldez nos presenta su cuadro “JUGANDO NDO EN EL PARQUE” ( óleo 60x50 60x ) Visítala en: http://www.mdoloresgiraldez.com.ar/index.html
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CRÍTICA LITERARIA Por Carla Álvarez alvarezmartincarla@gmail.com
_____________________________________________ ALMA EN SUMISIÓN Autor: David López Rodríguez ISBN: 9788494136405 Año de Edición: 2013 Portales de venta online: Amazon, Casa del libro y El Corte Inglés. Sinopsis: Son muchas las historias en donde la sumisión el papel lo tiene la mujer, cuando en realidad hay más oferta de sumisos del género masculino. El mundo FEMDOM, el FETICHISMO... Es un universo aun por explorar, por dar a conocer... Pese a la gran práctica que tiene en España, es poca su repercusión debido quizás a que es la mujer la que lleva el papel de dominante y aun nuestra sociedad tiene un machismo latente. En esta novela, la mujer es la que manda, la que paga, la que lleva la iniciativa. Aunque el prota protagonista gonista es el hombre, descubrimos una mujer al mismo nivel o incluso superior al hombre, así como la parte más sentimental del género masculino, que no por ello los hace menos hombres, pero quizás sí más humanos. Sebastián conoce a Alma, una mujer bastante exitosa que se enamora de él. La iniciativa en la relación la lleva ella, que consigue con su tenacidad salir con él. El reto de Alma, es adentrar a Sebastián en sus prácticas FEMDOM de las que él se muestra algo reticente. Ingrid, otra Ama, disputará a Alma lma la dominación sobre Sebastián con todas sus artimañas, a las que él intentará no sucumbir. Crítica: Alma en sumisión me parece una historia más creíble que por ejemplo novelas como "No te escondo nada", "50 Sombras de Grey", "Diario de una sumisa", et etc. c. Quiero felicitar al autor, porque siendo hombre ha conseguido mejorar la literatura erótica que vienen escribiendo mujeres(cosa nada fácil) y ha tratado con mucha sensibilidad el tema Sado, así cómo que ha logrado trazar una preciosa historia de amor. S Sin in duda, para mí, estás a la altura de los buenos escritores y no dudo que nos va a sorprender, a sus lectores, con más libros interesantes. Me ha llamado la atención que es la primera vez que, leyendo sobre esta temática, el protagonista es un hombre normal al y corriente y no se le atribuyen taras psicológicas para argumentar la realización de prácticas Sado a quienes lo practican dentro del relato. Muy recomendable.
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LA GACETA DEL GLPI BELEN GARCÍA CALVO nos os presenta su libro
“La madrina del batallón” Tras ser una jovencísima empresaria en el sector de Recursos Humanos, cambió de rumbo para dedicarse a la edición. En los últimos años ha permanecido dentro del sector editorial. Trabajadora infatigable, al fin ha reunido el tiempo necesario para escribir su primera novela, La
madrina del batallón. Licenciada en Filosofía, mantiene un aprendizaje continuo en enseñanzas de distinta índole, aunque reconoce que su principal fuente de conocimiento son las personas y las experiencias vitales. Reseña Con una prosa intimista, sencilla y directa, un lenguaje claro y un enorme sentido del ritmo, los personajes, perfectamente caracterizados, ofrecen un diálogo luminoso en una trama sólida y sin fisuras. Esta novela es una crónica de cómo el hambre de vida, la curiosidad, riosidad, la picardía de unas niñas que empiezan a asomarse al mundo de sus mayores, sobreviven al peso de los grandes eventos y al daño que las ideologías y los «heroicos furores» hacen a los hombres. Trata de la ya muy visitada contienda civil, de la brutalidad br y el horror de cualquier guerra. Pero el tema de la novela es otro; lo mencionado no es sino el marco sobre el que se desarrolla la verdadera historia del libro: la confrontación entre una mirada inocente y la realidad del mundo. La madrina del batallón Comprar en AMAZON TODOSTUSLIBROS.COM EDITORIAL SEPHA
Entrevista en RTVE.es (24:20)
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BERNARDO EBRÍ TORMÉ nos presenta sus s libros
Médico y Doctor en medicina. Casado con cinco hijos. 63 años de edad. Nacido en Zaragoza (España) Escritor y autor de referencia de temas de Humanidades, de Ciencia y de Investigación. Ha publicado 16 libros bros o capítulos. Autor de más de 200 artículos en revistas nacionales y extranjeras. Conferenciante nte en más de 500 eventos, de humanístico literario y científico. Incluido en la Gran Enciclopedia Aragonesa 2007. Apéndice V, Pág. 245. Incluido en el Diccionario de Escritores Aragoneses Contemporáneos: 1885-2005. 1885 Socio de número de la Asociación Arago Aragonesa de Escritores (A.A.E). Miembro socio de número de Asemeya (Asociación Española de Médicos Escritores) Miembro del Ateneo de Zaragoza Tertuliano de Onda Zaragoza y en Voces Escritas. Articulista en Diarios Online: Arbil; Religión y Libertad; El Libre Pensador… Colaborador literario en Centros Cívicos de Zaragoza. Participante como lector y autor de relatos en la Campana de los Perdidos. Participante en http://www.teafm.net/ con Voces Escritas y Con Versos en la Noche. No Dentro de su obra, independientemente de su labor científica y de investigación, figuran sus obras literarias de ensayo y de creación: -Medicina Medicina y Música, obra médica aplicada a la ejecución pianística, publicada por “Estudio de Música J.R. Santamaría, ía, Gráficas Lou, 1996. -Obras Obras humanísticas de ensayo: “La Otra Cara de la Medicina”: trilogía que consta de tres libros: 1: ¿Qué es el hombre?; 2: El hombre ante el dolor y la muerte. ¿Hay algo después de la vida?; 3: ¿Hacia Dónde Vamos? -“Morir nos interroga. erroga. Análisis General del fenómeno de la Muerte”. - Novela: “Entre dos vidas”, -Mística Mística del día a día, obra de carácter espiritual, poética, y biográfica. (Toda esta obra publicada por “Mira Editores” desde 2000 hasta 2012. -Ha participado en numerosos Concursos Nacionales de Relatos Cortos y Poesía. -Accésit Accésit al I Concurso de Relatos de Tranvías de Zaragoza, con la obra: “Aquel tranvía de mis recuerdos “. Zaragoza 24 de Enero de 2011.
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-(Llegaron a semifinales diversos poemas dentro de los concursos convocados por el Centro de Estudios Poéticos) Publicadas por el Centro de Estudios Poéticos en “Palabras entre el Centeno”, “Metáforas en el cielo” y “Puñal Desgarrador” sus poesías: “Gracias niña”, “Hallada en la Niebla del recuerdo”, “Vana Quimera” -Premiado en la XVIII Muestra Poética Picarral de Zaragoza, con el poema: “Transformación de mi alma”. 31 de Mayo de 2013. - Referenciado en más de cien citas bibliográficas por sus escritos humanísticos literarios y científicos.
“La otra cara de la medicina”
“El hombre ante el dolor
“Hacía dónde vamos”
y la muerte”
“Entre dos vidas”
“Mística del día a día”
http://bernardoebri.blogspot.com.es/ Editados es: Mira Editores SA. SA. Dirección: Dirección:
www.miraeditores miraeditores.com miraeditores Mira Editores, Editores S.A.(Librería Central) — C/ Dalia, 11 — 50012 Zaragoza (ESPAÑA) — NIF ES/A50188499 — Tel. +34 976 460 505 Página de Google+ Sé el primero en escribir una reseña
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ADELA RUBIO nos presenta su libro “La sombra del arpa”
Adela dela Rubio Calatayud. Licenciada en Historia.
Escritora
de
Zaragoza,
pertenece a la Asociación Aragonesa de Escritores. Otras publicaciones: "Las
puertas
del
Walhalla",
Ed.
Combra,, 2001; "Breve Historia de los Reyes de Aragón", Ed. Delsan, 2004; "Pedro III el Grande", Ed. Delsan, 2004; "Historia de la Corona de Aragón",
Ed.
Delsan,
2008;
"Almogávares: del Reino de Aragón a Bizancio", Ed. Delsan, 2010; "Las Reinas de Aragón", Ed. Delsan, De 2012.
Poemario "A la Sombra del Arpa", publicado en Bubok Se trata de un libro de poemas de amor con influencias orientales, tanto del "Cantar de los Cantares" como de la mística sufí. Son poemas escritos con un lenguaje intimista y sencillo.
Para conocer más: La sombra del arpa en BUBOK / neotake.com / Librodearena.com
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ELIONORA ARATA nos os presenta su libro “La Furia y el Medjai” Elionor Arata escritora ítalo-chilena. chilena. Nació en la ciudad de Valparaíso, Chile, el 29 de octubre de 1973. Estudió diseño de vestuario, secretariado ejecutivo, inglés, entre otros. Hace ya algunos años sintió la inspiración para escribir. El anhelo de entregar una herencia sin precio a sus hijos, la motivó para realizar su primera obra literaria. Pretendiendo de alguna forma hacer más expedito el camino para que sus hijos entendieran algunas características de su personalidad. Con ayuda de la extraordinaria imaginación, imagina y de la inspiración que recién nacía en ella, forjó una historia llena de realidad fusionada con la fantasía. Fue así como se atrevió a publicar la primera de muchas novelas. Desde ese momento no dejó de escribir y hasta ahora continúa en el camino d de las letras.
En una tierra extraña, arrebatada del templo y de sus creencias. Utilizada como arma de juicio, permaneció oculta por muchos años. Un duelo entre campeones le ofrece la libertad. Descubriendo el más grande de los sentimientos. Opinión de la Editorial Argenta En relación a su obra “La furia” que nos enviara oportunamente por correo postal, nos permitimos acercarle la siguiente información:
“La autora supo rescatar la sensibilidad y pasión; y plasmarla en un obra texto que nos da una obr a profunda, cautivante, para disfrutar palabra por palabra. Al terminar de leerlo, me quedé extasiada y ansiosa por seguir leyendo más. Creo que el mismo resultado va a causar en el lector que tenga el placer de posar sus ojos sobre el mismo. No veo haya que ha ya algo que pulir, salvo un par de detalles mínimos” María Julia Casares Editora Editora-Editorial Argenta Comprar La furia en AMAZON
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FABIANA IGLESIAS nos presenta su libro "Los soñadores de Curvas Rocosas"
Nací en Argentina, y me trasladé a España con mi familia a finales del 2001. Desde pequeña me han fascinado las historias, y he sido siempre una apasionada de la lectura, el cine y el arte en general. Estudié Filosofía, y he vivido en Madrid hasta enero del 2013, cuando me traslado a Málaga. Escribir para mí siempre fue algo tan natural como respirar, y si bien lo hago desde la adolescencia, es recién a partir del 2008 cuando comienzo a escri escribir bir una historia. Así nace mi primera novela, "Los soñadores de Curvas Rocosas" de género fantástico, publicada en setiembre del 2011 por Mundos Épicos, y desde setiembre del 2013 disponible en formato kindle, y desde entonces he escrito dos novelas más, aún inéditas: "Una voz en la oscuridad", juvenil también de género fantástico, y "El fantasma de la niebla", una historia policial, de terror y sobrenatural en torno a un asesino en serie. Entre mis escritos además tengo un poemario y varios relatos cortos. El día 9 de agosto 2013 publico en Amazon.com mi primer litro en formato ebook, titulado "La guarida del monstruo", donde reúno varias historias de terror, amor y misterio.
Reseña: Se trata de las aventuras de cuatro adolescentes que viven en un pequeño pueblo llamado Curvas Rocosas, donde comienzan a ocurrir hechos extraños, una de las chicas recibe la visita en sueños de un fantasma que no lo es tanto, y otro de los amigos también ve la aparición de un espectro que le hace una advertencia. Esto coincide con la llegada de tres extraños a la ciudad, y un anciano vecino de los jóvenes que les va dando pistas sobre una fuerza maligna que se está
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apoderando del pueblo, y es el desafío de los amigos descubrir quién está detrás de esta poderosa presencia ia para poder vencerlo y salvar a sus seres queridos del "Señor del Sueño". Mientras comienzan a vivir estos extraordinarios acontecimientos, descubren también que ellos mismos poseen unas cualidades especiales únicas que son su mejor arma para vencer el mal. Lugar donde se puede comprar: Está disponible en las librerías de toda España, bajo demanda (hay que encargarlo), y por internet en las tiendas online de Casa del Libro, Fnac, y en la propia web de la Editorial que lo publica: Mundos Épicos, cuyo enlace es: mundosepicos.es Si desean saber más sobre la novela y su autora, pueden acceder al blog: fabiiglesias.blogspot.com.es
La poesía es el eco de la melodía del universo en el corazón de los humanos. Rabindranath Tagore (1861-1941) 1941) Filósofo y escritor indio.
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Recodamos mos a: F Franz Kafka Schloß) y El desaparecido (Amerika or Der Verschollene), la novela corta La metamorfosis (Die Verwandlung) y un gran número de relatos cortos. cortos 7 Además, dejó una abundante correspondencia y escritos autobiográficos.8Su peculiar estilo literario ha sido comúnmente asociado con la filosofía artística del existencialismo - al que influenció - y el expresionismo,, y en algún nivel se lo ha comparado con el realismo mágico. mágico Estudiosos de Kafka discuten sobre cómo interpretar al autor, algunos hablan Franz Kafka (Praga, Imperio
de la posible influencia de alguna
Austrohúngaro, 3 de julio de 1883 –
ideología política antiburocrática, de una
Kierling, Austria, 3 de junio de 1924) fue
religiosidad eligiosidad mística o de una reivindicación
un escritor de origen judío nacido
de su minoría etnocultural, mientras otros
enBohemia que escribió en alemán alemán. Su
se fijan en el contenido psicológico de sus
obra está considerada iderada como una de las
obras. Sus relaciones personales también
más influyentes de la literatura
tuvieron gran impacto en su escritura,
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universal
y está llena de temas y
particularmente su padre (Carta a su
conflictos entre padres e hijos, personajes
padre), su prometida Felice Bauer (Cartas a Felice) y su hermana (Cartas a Ottla).
en aventuras terroríficas, laberintos de
Albert Camus, Jean-Paul Paul Sartre, Sartre Jorge
burocracia, y transformaciones místicas.
Luis Borges y Gabriel García
Fue autor de tres novelas, El
Márquez se encuentran entre los
proceso (Der Prozeß), El castillo (Das
escritores influenciados en los escritos de
arquetipos sobre la alienación, la brutalidad física y psicológica, los
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Kafka; el término kafkiano se usa en el
incompletos, fueron publicados por su
idioma español para describir situaciones
amigo Max Brod, quien ignoró los deseos
surrealistas como las que se encuentran
del autor de que los manuscritos fueran
en sus libros y tiene sus equivalentes en
destruidos.
otros idiomas. Solo unas pocas de sus obras fueron publicadas durante su vida. La mayor parte, incluyendo trabajos
(Texto extraído de Wikipedia)
Su Arte: Arte:
Conversación con el Borracho El texto ha sido extraído de una edición de 1977 de la editorial y librería Goncourt. La traducción del alemán es de Oscar Caeiro. Cuando a cortos pasos salí de la puerta de calle fui tomado de sorpresa por el cielo con luna y estrellas y gran bóveda y por la plaza de armas con ayuntamiento, imagen de María e iglesia. Salí tranquilamente de la sombra hacia la luz de la luna, me desabotoné el sobretodo y me calenté; luego, levantando las manos, hice callar el ruido de la noche y comencé a reflexionar: —Pero qué es eso, hacéis como si existierais realmente. ¿Queréis hacerme creer que yo soy irreal, parado aquí cómicamente sobre el pavimento verde? Pero, con todo, hace ya mucho tiempo que eras real, ¡oh cielo!—, y tú, !plaza de armas, nunca has sido real. —Es cierto, seguís siendo superiores a mi; pero sólo cuando los dejo en paz." —A Dios gracias, luna, ya no eres luna; pero quizá es descuido de mi parte que a ti, la llamada luna, te siga llamando luna. Por qué ya no eres tan soberbia si te llamo "olvidado farol de papel con un color raro". Y por qué te retiras casi del todo si te llamo 'imagen de María', y ya no reconozco tu actitud amenazadora, imagen de María, si te llamo 'luna que proyecta luz amarilla'." "Pero parece real que no os hace bien si se reflexiona sobre vosotros; perdéis valor y salud". "Oh Dios, ¡qué ventajoso tiene que ser que el que reflexiona aprenda del borracho!" "Por qué se ha quedado todo quieto. Creo que ya no hay viento. Y las casitas, que frecuentemente ruedan sobre la plaza como si estuvieran montadas sobre pequeñas ruedas, se han quedado bien fijas. Quieto... Quieto... No se ve la línea delgada, negra, que otrora las separaba del suelo". Y me puse en movimiento. Y caminé sin obstáculo tres veces alrededor de la gran plaza, y como no encontré a ningún borracho, caminé, sin disminuir la velocidad y sin sentir cansancio, hacia la calleja Karl. Mi sombra se movía, con frecuencia más pequeña que yo, juntó a mi sobre la pared, como si estuviera en un desfiladero entre el muro y el fondo de la calle. Cuando pasé delante del edificio de los bomberos oí un ruido que venía de la pequeña plaza de armas, y cuando doblé por ahí vi a un borracho que estaba parado junto a la reja de la
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fuente: tenía los brazos levantados horizontalmente y golpeaba la tierra con los pies, que estaban calzados con pantuflas de madera. Primero me quedé parado, para hacer que mi respiración se tranquilizara; después fui hacia él, me quité la galera de la cabeza y me presenté: "Buenas noches, delicado caballero, tengo veintitrés años, pero todavía no tengo nombre. Pero usted viene seguramente con un nombre asombroso y hasta cantable de esta gran ciudad que es París. El olor totalmente antinatural de la resbaladiza corte de París lo envuelve a usted". "Usted ha visto seguramente con sus ojos coloreados a esas grandes damas que ya están sobre las elevadas y luminosas terrazas, dándose vuelta irónicamente sobre su delgado talle, mientras que la punta de la pintada cola de su vestido, extendida también sobre la escalera, permanece todavía sobre la arena del jardín." "No es cierto; sobre largas vigas, repartidos por todas partes suben sirvientes vestidos de fraques grises de atrevido corte y pantalones blancos, las piernas puestas alrededor de las vigas, pero el tronco a menudo echado hacia atrás y al costado; pues tienen que levantar con cuerdas gigantescos lienzos grises y tenderlos en lo alto, porque la gran dama desea una mañana nublada". Como él eructó, dije yo casi espantado: "¿Realmente, es cierto, viene usted de nuestro París, del tempestuoso Paris, ay, de esta entusiasta granizada?" Cuando él volvió a eructar dije confundido: "Lo sé, es para mí un gran honor". Y me abotoné el sobretodo con rápidos dedos; luego hablé con fervor y timidez: "Ya sé, usted no me considera digno de una respuesta; pero yo habría tenido que pasar una vida lamentable si no lo hubiera interrogado hoy día." "Le ruego, elegante señor, es cierto lo que se me ha contado. ¿Hay en París gente que sólo consta de trajes adornados, y hay allí casas que meramente tienen portales, y es cierto que en los días de verano el cielo es fugitivamente azul, embellecido sólo por comprimidas nubecillas blancas, todas las cuales tienen la forma de corazones? ¿Y hay allí un gabinete de figuras de cera con gran concurrencia, en el cual se encuentran sólo árboles con los nombres de los más famosos héroes, criminales y enamorados, en pequeños letreros que cuelgan?" "¡Y luego esta noticia! ¡Esta noticia manifiestamente falsa!" "No es cierto: estas calles de París se han ramificado súbitamente; están intranquilas, ¿no es cierto? No siempre está todo en orden, ¡cómo iba a ser posible! Ocurre de pronto un accidente; la gente se junta, procedente de las calles laterales, con el paso propio de las grandes ciudades, que sólo toca un poco el pavimento; a causa de la decepción todos sienten curiosidad, pero también miedo; respiran rápido y adelantan sus pequeñas cabezas. Pero cuando se tocan entre sí, se inclinan mucho y piden perdón: 'Lo siento... Fue sin intención ... El tumulto es grande, perdone, se lo ruego... Fue muy torpe de mi parte... Lo reconozco. Mi nombre es... Mi nombre es Jerome Faroche, vendedor de especias en la calle du Cabotin... Permítame que lo invite mañana, para almorzar... También mi mujer va a tener un gran gusto... Así hablan, mientras la calleja está ensordecida y el humo de las chimeneas cae entre las casas. Así es. Y sería posible que alguna vez en algún animado bulevar de algún barrio, aristocrático se detuvieran dos coches. Servidores abren seriamente las
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puertas. Ocho nobles perros siberianos de montaña bajan bailoteando y corren ladrando y dando saltos por la calzada. Y entonces se dice que son elegantes jóvenes parisienses disfrazados." Tenía los ojos firmemente cerrados. Cuando me callé, se puso las dos manos en la boca y se tiró de la mandíbula inferior. Su traje estaba totalmente manchado. Quizá se lo había expulsado de un bodegón y no se daba cuenta todavía de ello. Era quizá esta pausa pequeña, muy tranquila, que hay entre el día y la noche; cuando la cabeza, sin que lo esperemos, cuelga, de la nuca; y cuando todo, sin que lo notemos, se queda quieto porque no lo observamos, y luego desaparece. Mientras nos quedamos solos con el cuerpo doblado nos damos vuelta después; pero ya no vemos nada y ya no sentimos ninguna resistencia del aire; pero interiormente nos aferramos al recuerdo de que a cierta distancia de nosotros hay casas con techos y, a Dios gracias, chimeneas angulosas a través de las cuales la oscuridad penetra en las casas, por la buhardilla hacia las más distintas habitaciones. Y es una suerte que mañana vaya a ser un día en el cual, por increíble que sea, se podrá ver todo. En ese momento el borracho levantó las cejas, de tal manera que entre ellas y los ojos surgió un brillo, y explicó intermitentemente: "Así es, en efecto ... Estoy en efecto con sueño, por eso voy a dormir.. . Tengo en efecto un cuñado en la plaza Wenzel... Voy hacia allí, pues allí vivo, pues allí tengo mi cama... Ahora voy... Sólo que, en efecto, no sé cómo se llama ni dónde vive ... Me parece que lo he olvidado... Pero no importa, porque ni siquiera sé si tengo realmente un cuñado... Ahora voy, en efecto... ¿Cree usted que lo voy a encontrar? Repliqué sin pensar: "Eso es seguro. Pero usted viene del extranjero y su servidumbre no ha de estar en su casa. Permítame que lo lleve." No contestó... Entonces le alcancé mi brazo para que se colgara de él. (Texto extraído de La maquinadeltiempo.com)
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Recordamos también a: Edgar Allan Poe vivendi, lo que tuvo para él lamentables consecuencias.4 Fue bautizado como Edgar Poe en Boston, Massachusetts, Massachusetts y sus padres murieron cuando era niño. Fue recogido por un matrimonio adinerado deRichmond, Virginia,, Frances y John Allan, aunque nunca fue adoptado oficialmente. Pasó un curso académico en la Universidad de Virginia y posteriormente se enroló, también por breve tiempo, en el ejército. Sus relaciones con los Allan se rompieron en esa época, debido a las continuas co Edgar Allan Poe (Boston, Estados
desavenencias con su padrastro, quien a
Unidos, 19 de enero de 1809 –
menudo desoyó sus peticiones de ayuda
Baltimore, Estados Unidos Unidos, 7 de
y acabó desheredándolo. Su carrera
octubre de 1849) fue
literaria se inició con un libro de
un escritor, poeta,crítico y periodista rom
poemas, Tamerlane and Other
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ántico
estadounidense,, generalmente
Poems (1827).
reconocido como uno de los maestros
Por motivos económicos, pronto dirigió
universales del relato corto,, del cual fue
sus esfuerzos a la prosa, escribiendo
uno de los primeros practicantes en su
relatos y crítica literaria para algunos
país. Fue renovador de la novela gótica gótica,
periódicos de la época; llegó a adquirir
recordado especialmente por sus cuentos
cierta notoriedad por su estilo cáustico y
de terror.. Considerado el inventor
elegante. Debido a su trabajo, vivió en
del relato detectivesco,, contribuyó
varias
asimismo con varias obras al género
ciudades: Baltimore, Filadelfia y Nueva
3
emergente de la ciencia-ficción ficción. Por otra
York.. En Baltimore, en 1835, contrajo
parte, fue el primer
matrimonio con su prima Virginia Clemm, Clemm
escritor estadounidense de renombre que
que contaba a la sazón trece años de
intentó hacer de la escritura su modus
edad. En enero de 1845, publicó un
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poema que le haría célebre: "El cuervo".
relatos realizadas por el director
Su mujer murió de tuberculosis dos años
estadounidense Roger Corman), el cómic,
más tarde. El gran sueño del escritor,
la pintura (varias obras de Gustave Doré,
editar su propio periódico (que iba a
v. gr.) y la televisión (cientos de
llamarse The Stylus), nunca se
adaptaciones, como las españolas para la
cumplió.
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serie Historias para no dormir).
Murió el 7 de octubre de 1849, en la
(Vid. Repercusión de Edgar Allan Poe).
ciudad de Baltimore, cuando contaba
Según Kevin J. Hayes, editor de The
apenas cuarenta años de edad. La causa Se atribuyó al alcohol, a congestión
Cambridge Companion to Edgar Allan Poe [Guía de Cambridge para Edgar Allan Poe], «la diversidad artística de
cerebral, cólera, drogas, fallo
aquellos que cayeron bajo el hechizo de
cardíaco, rabia, suicidio, tuberculosis y
Poe indica el alcance de su influencia. Los
exacta de su muerte nunca fue aclarada.
otras causas.
7
mejores artistas utilizaron las imaginativas
La figura del escritor, tanto como su obra,
obras de Poe como base para sus teorías
marcó profundamente la literatura de su
estéticas. [...] En pocas palabras, los
país y puede decirse que de todo el
escritos de Poe han promovido la
mundo. Ejerció gran influencia en la
generación artística y estética de una gran
8
literatura simbolista francesa y, a través
variedad de disciplinas creativas».14
de ésta, en el surrealismo, pero su impronta llega mucho más lejos: son
The Penguin Encyclopedia of Horror and the Supernatural sostiene sobre este
deudores suyos toda la literatura de
autor: «Revolucionó el cuento de terror,
fantasmas victoriana y, en mayor o menor
dotándolo de originales perspectiva
medida, autores tan dispares e
psicológica, coherencia de tono y
importantes como Charles
atmósfera; escribió algunos de los mejores
Baudelaire, Fedor
y más conocidos poemas líricos del
Dostoyevski,
9 10 11
12
William
mundo, y también algunas de las más
11
Faulkner, Franz Kafka, H. P.
sensacionales novelas cortas del siglo
Lovecraft, Ambrose Bierce, Guy de
XIX, e impresionó vivamente a autores
13
Maupassant, Thomas Mann, Jorge
como De la
Luis Borges, Clemente Palma, Julio
Mare, Stevenson, Doyle, Lovecraft y B
Cortázar, etc. El
orges. Sin embargo, a lo largo de los años
poeta nicaragüense Rubén Darío le
la obra de Edgar Allan Poe ha recibido
dedicó un ensayo en su libro Los raros.
críticas decididamente enfrentadas».15
Poe hizo incursiones asimismo en campos
Según la Encyclopædia Britannica:
tan heterogéneos como la cosmología,
«Su agudo y sólido juicio como
la criptografía y el mesmerismo. Su
comentarista de la literatura
trabajo ha sido asimilado por la cultura
contemporánea, la virtud musical y el
popular a través de la literatura, la música,
idealismo de su poesía, la fuerza dramática
tanto moderna como clásica, el cine (por
de sus cuentos, dotes que se le
ejemplo, las muchas adaptaciones de sus
reconocieron ya en vida, le aseguran un
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entidad como prosista y cuentista fue
puesto destacado entre los hombres de letras más universalmente reconocidos».
16
quizá Nathaniel Hawthorne.17
El genio de Poe, en palabras del
Para el poeta francés Stéphane
crítico Van Wyck Brooks, no tenía
Mallarmé, Poe fue «el dios intelectual» de
parangón en su tiempo, y su único rival de
su siglo.18 (Texto extraído de Wikipedia)
Su Arte: Arte:
El corazón delator Es cierto! Siempre he sido nervioso, muy nervioso, terriblemente nervioso. ¿Pero por qué afirman ustedes que estoy loco? La enfermedad había agudizado mis sentidos, en vez de destruirlos o embotarlos. Y mi oído era el más agudo de todos. Oía todo lo que puede oírse en la tierra y en el cielo. Muchas cosas oí en el infierno. ¿Cómo puedo estar loco, entonces? Escuchen… y observen con cuánta cordura, con cuánta tranquilidad les cuento mi historia. Me es imposible decir cómo aquella idea me entró en la cabeza por primera vez; pero, una vez concebida, me acosó noche y día. Yo no perseguía ningún propósito. Ni tampoco estaba colérico. Quería mucho al viejo. Jamás me había hecho nada malo. Jamás me insultó. Su dinero no me interesaba. Me parece que fue su ojo. ¡Sí, eso fue! Tenía un ojo semejante al de un buitre… Un ojo celeste, y velado por una tela. Cada vez que lo clavaba en mí se me helaba la sangre. Y así, poco a poco, muy gradualmente, me fui decidiendo a matar al viejo y librarme de aquel ojo para siempre. Presten atención ahora. Ustedes me toman por loco. Pero los locos no saben nada. En cambio… ¡si hubieran podido verme! ¡Si hubieran podido ver con qué habilidad procedí! ¡Con qué cuidado… con qué previsión… con qué disimulo me puse a la obra! Jamás fui más amable con el viejo que la semana antes de matarlo. Todas las noches, hacia las doce, hacía yo girar el picaporte de su puerta y la abría… ¡oh, tan suavemente! Y entonces, cuando la abertura era lo bastante grande para pasar la cabeza, levantaba una linterna sorda, cerrada, completamente cerrada, de manera que no se viera ninguna luz y tras ella pasaba la cabeza. ¡Oh, ustedes se hubieran reído al ver cuán astutamente pasaba la cabeza! La movía lentamente… muy, muy lentamente, a fin de no perturbar el sueño del viejo. Me llevaba una hora entera introducir completamente la cabeza por la abertura de la puerta, hasta verlo tendido en su cama. ¿Eh? ¿Es que un loco hubiera sido tan prudente como yo? Y entonces, cuando tenía la cabeza completamente dentro del cuarto, abría la linterna cautelosamente… ¡oh, tan cautelosamente! Sí, cautelosamente iba abriendo la linterna (pues crujían las bisagras), la iba abriendo lo suficiente para que un solo rayo de luz cayera sobre el ojo de buitre. Y esto lo hice durante siete largas noches… cada noche, a las doce… pero siempre encontré el ojo cerrado, y por eso me era imposible cumplir mi obra, porque no era el viejo quien me irritaba, sino el mal de ojo. Y por la mañana, apenas iniciado el día, entraba sin
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miedo en su habitación y le hablaba resueltamente, llamándole por su nombre con voz cordial y preguntándole cómo había pasado la noche. Ya ven ustedes que tendría que haber sido un viejo muy astuto para sospechar que todas las noches, justamente a las doce, iba yo a mirarle mientras dormía. Al llegar la octava noche, procedí con mayor cautela que de costumbre al abrir la puerta. El minutero de un reloj se mueve con más rapidez de lo que se movía mi mano. Jamás, antes de aquella noche, había sentido el alcance de mis facultades, de mi sagacidad. Apenas lograba contener mi impresión de triunfo. ¡Pensar que estaba ahí, abriendo poco a poco la puerta, y que él ni siquiera soñaba con mis secretas intenciones o pensamientos! Me reí entre dientes ante esta idea, y quizá me oyó, porque le sentí moverse repentinamente en la cama, como si se sobresaltara. Ustedes pensarán que me eché hacia atrás… pero no. Su cuarto estaba tan negro como la pez, ya que el viejo cerraba completamente las persianas por miedo a los ladrones; yo sabía que le era imposible distinguir la abertura de la puerta, y seguí empujando suavemente, suavemente. Había ya pasado la cabeza y me disponía a abrir la linterna, cuando mi pulgar resbaló en el cierre metálico y el viejo se enderezó en el lecho, gritando: — ¿Quién está ahí? Permanecí inmóvil, sin decir palabra. Durante una hora entera no moví un solo músculo, y en todo ese tiempo no oí que volviera a tenderse en la cama. Seguía sentado, escuchando… tal como yo lo había hecho, noche tras noche, mientras escuchaba en la pared los taladros cuyo sonido anuncia la muerte. Oí de pronto un leve quejido, y supe que era el quejido que nace del terror. No expresaba dolor o pena… ¡oh, no! Era el ahogado sonido que brota del fondo del alma cuando el espanto la sobrecoge. Bien conocía yo ese sonido. Muchas noches, justamente a las doce, cuando el mundo entero dormía, surgió de mi pecho, ahondando con su espantoso eco los terrores que me enloquecían. Repito que lo conocía bien. Comprendí lo que estaba sintiendo el viejo y le tuve lástima, aunque me reía en el fondo de mi corazón. Comprendí que había estado despierto desde el primer leve ruido, cuando se movió en la cama. Había tratado de decirse que aquel ruido no era nada, pero sin conseguirlo. Pensaba: «No es más que el viento en la chimenea… o un grillo que chirrió una sola vez.» Sí, había tratado de darse ánimo con esas suposiciones, pero todo era en vano. Todo era en vano, porque la Muerte se había aproximado a él, deslizándose furtiva y envolvía a su víctima. Y la fúnebre influencia de aquella sombra imperceptible era la que le movía a sentir —aunque no podía verla ni oírla—, a sentir la presencia de mi cabeza dentro de la habitación. Después de haber esperado largo tiempo, con toda paciencia, sin oír que volviera a acostarse, resolví abrir una pequeña, una pequeñísima ranura en la linterna. Así lo hice —no pueden imaginarse ustedes con qué cuidado, con qué inmenso cuidado—, hasta que un fino rayo de luz, semejante al hilo de la araña, brotó de la ranura y cayó de lleno sobre el ojo de buitre. Estaba abierto, abierto de par en par… y yo empecé a enfurecerme mientras le miraba. Le vi con toda claridad, de un azul apagado y con aquella horrible tela que me helaba hasta el
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tuétano. Pero no podía ver nada de la cara o del cuerpo del viejo, pues, como movido por un instinto, había orientado el haz de luz exactamente hacia el punto maldito. ¿No les he dicho ya que lo que toman erradamente por locura es sólo una excesiva agudeza de los sentidos? En aquel momento llegó a mis oídos un resonar apagado y presuroso, como el que podría hacer un reloj envuelto en algodón. Aquel sonido también me era familiar. Era el latir del corazón del viejo. Aumentó aún más mi furia, tal como el redoblar de un tambor estimula el coraje de un soldado. Pero, incluso entonces, me contuve y seguí callado. Apenas sí respiraba. Sostenía la linterna de modo que no se moviera, tratando de mantener con toda la firmeza posible el haz de luz sobre el ojo. Entretanto, el infernal latir del corazón iba en aumento. Se hacía cada vez más rápido, cada vez más fuerte, momento a momento. El espanto del viejo tenía que ser terrible. ¡Cada vez más fuerte, más fuerte! ¿Me siguen ustedes con atención? Les he dicho que soy nervioso. Sí, lo soy. Y ahora, a medianoche, en el terrible silencio de aquella antigua casa, un resonar tan extraño como aquél me llenó de un horror incontrolable. Sin embargo, me contuve todavía algunos minutos y permanecí inmóvil. ¡Pero el latido crecía cada vez más fuerte, más fuerte! Me pareció que aquel corazón iba a estallar. Y una nueva ansiedad se apoderó de mí… ¡Algún vecino podía escuchar aquel sonido! ¡La hora del viejo había sonado! Lanzando un alarido, abrí del todo la linterna y me precipité en la habitación. El viejo clamó una vez… nada más que una vez. Me bastó un segundo para arrojarle al suelo y echarle encima el pesado colchón. Sonreí alegremente al ver lo fácil que me había resultado todo. Pero, durante varios minutos, el corazón siguió latiendo con un sonido ahogado. Claro que no me preocupaba, pues nadie podría escucharlo a través de las paredes. Cesó, por fin, de latir. El viejo había muerto. Levanté el colchón y examiné el cadáver. Sí, estaba muerto, completamente muerto. Apoyé la mano sobre el corazón y la mantuve así largo tiempo. No se sentía el menor latido. El viejo estaba bien muerto. Su ojo no volvería a molestarme. Si ustedes continúan tomándome por loco dejarán de hacerlo cuando les describa las astutas precauciones que adopté para esconder el cadáver. La noche avanzaba, mientras yo cumplía mi trabajo con rapidez, pero en silencio. Ante todo descuarticé el cadáver. Le corté la cabeza, brazos y piernas. Levanté luego tres planchas del piso de la habitación y escondí los restos en el hueco. Volví a colocar los tablones con tanta habilidad que ningún ojo humano —ni siquiera el suyo— hubiera podido advertir la menor diferencia. No había nada que lavar… ninguna mancha… ningún rastro de sangre. Yo era demasiado precavido para eso. Una cuba había recogido todo… ¡ja, ja! Cuando hube terminado mi tarea eran las cuatro de la madrugada, pero seguía tan oscuro como a medianoche. En momentos en que se oían las campanadas de la hora, golpearon a la puerta de la calle. Acudí a abrir con toda tranquilidad, pues ¿qué podía temer ahora? Hallé a tres caballeros, que se presentaron muy civilmente como oficiales de policía. Durante la noche, un vecino había escuchado un alarido, por lo cual se sospechaba la posibilidad de algún atentado. Al recibir este informe en el puesto de policía, habían
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comisionado a los tres agentes para que registraran el lugar. Sonreí, pues… ¿que tenía que temer? Di la bienvenida a los oficiales y les expliqué que yo había lanzado aquel grito durante una pesadilla. Les hice saber que el viejo se había ausentado a la campaña. Llevé a los visitantes a recorrer la casa y los invité a que revisaran, a que revisaran bien. Finalmente, acabé conduciéndolos a la habitación del muerto. Les mostré sus caudales intactos y cómo cada cosa se hallaba en su lugar. En el entusiasmo de mis confidencias traje sillas a la habitación y pedí a los tres caballeros que descansaran allí de su fatiga, mientras yo mismo, con la audacia de mi perfecto triunfo, colocaba mi silla en el exacto punto bajo el cual reposaba el cadáver de mi víctima. Los oficiales se sentían satisfechos. Mis modales los habían convencido. Por mi parte, me hallaba perfectamente cómodo. Sentáronse y hablaron de cosas comunes, mientras yo les contestaba con animación. Mas, al cabo de un rato, empecé a notar que me ponía pálido y deseé que se marcharan. Me dolía la cabeza y creía percibir un zumbido en los oídos; pero los policías continuaban sentados y charlando. El zumbido se hizo más intenso; seguía resonando y era cada vez más intenso. Hablé en voz muy alta para librarme de esa sensación, pero continuaba lo mismo y se iba haciendo cada vez más clara… hasta que, al fin, me di cuenta de que aquel sonido no se producía dentro de mis oídos. Sin duda, debí de ponerme muy pálido, pero seguí hablando con creciente soltura y levantando mucho la voz. Empero, el sonido aumentaba… ¿y qué podía yo? Era un resonar apagado y presuroso…, un sonido como el que podría hacer un reloj envuelto en algodón. Yo jadeaba, tratando de recobrar el aliento, y, sin embargo, los policías no habían oído nada. Hablé con mayor rapidez, con vehemencia, pero el sonido crecía continuamente. Me puse en pie y discutí sobre insignificancias en voz muy alta y con violentas gesticulaciones; pero el sonido crecía continuamente. ¿Por qué no se iban? Anduve de un lado a otro, a grandes pasos, como si las observaciones de aquellos hombres me enfurecieran; pero el sonido crecía continuamente. ¡Oh, Dios! ¿Qué podía hacer yo? Lancé espumarajos de rabia… maldije… juré… Balanceando la silla sobre la cual me había sentado, raspé con ella las tablas del piso, pero el sonido sobrepujaba todos los otros y crecía sin cesar. ¡Más alto… más alto… más alto! Y entretanto los hombres seguían charlando plácidamente y sonriendo. ¿Era posible que no oyeran? ¡Santo Dios! ¡No, no! ¡Claro que oían y que sospechaban! ¡Sabían… y se estaban burlando de mi horror! ¡Sí, así lo pensé y así lo pienso hoy! ¡Pero cualquier cosa era preferible a aquella agonía! ¡Cualquier cosa sería más tolerable que aquel escarnio! ¡No podía soportar más tiempo sus sonrisas hipócritas! ¡Sentí que tenía que gritar o morir, y entonces… otra vez… escuchen… más fuerte… más fuerte… más fuerte… más fuerte! —¡Basta ya de fingir, malvados! —aullé—. ¡Confieso que lo maté! ¡Levanten esos tablones! ¡Ahí… ahí! ¡Donde está latiendo su horrible corazón!
(Texto extraído de Lecturas indispensables.blogspot.com.es)
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Revista Literaria
Palabras Indiscretas