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El legado de Oreste Plath

POR YVAÍN ELTIT PÉREZ Sociedad del Folclor Chileno

Resulta toda una epopeya hablar del legado del escritor, folclorólogo y gestor cultural Oreste Plath (1907-1996). Aún más cuando se cumple un cuarto de siglo de su partida.

Desde una travesía personal que lo llevó a recorrer más de treinta y cinco veces Chile, escribir del folclor de los más diversos temas hasta ser escogido miembro de número de la Academia Chilena de la Lengua en 1982, donde dio su discurso de agradecimiento titulado “Paisaje y expresión del chileno” y que fue recibido por el escritor magallánico y Premio Nacional de Literatura (1980), Roque Esteban Scarpa Straboni (1914-1995).

Si asumimos que lo folclórico son aquellas infinitas expresiones culturales del pueblo, más allá de cualquier geografía establecida, entonces el ejercicio folclorológico será abordar, investigar, registrar y publicar aquellas manifestaciones de nuestra tradición y cultura popular, pero con una impronta propositiva y natural.

“Este 2021 se cumplen veinticinco años de su fallecimiento, y Oreste sigue más vigente que nunca”, señala su hija, Karen Plath Müller.

“Fue un escritor que abarcó tantos temas del folclor, sobre los que hoy no se escribe tanto, por eso sigue tan vigente, porque piensan que el folclor es solo baile y música, y abarca infinitos temas”, añadió.

La primera nota en la que Oreste se refirió al folclor de una manera concreta data de 1934, y se titula “La escuela y el folklore” en el diario La Unión, Valparaíso. En ese texto se refiere a la importancia del porqué los países latinoamericanos se deben hacer cargo del acervo popular con parsimonia e interés real. Para 1940 su compromiso es total. Partiría publicando su afamado ensayo “Grafismo animalista en el hablar del pueblo chileno” (1941), de aquí no pararía jamás, con más de cincuenta y ocho libros en vida, y cuatro póstumos. De hecho, se siguen editando un par más para los próximos meses.

“En estos veinticinco años he estado a cargo de todas las ediciones de sus libros. Empecé a los pocos meses de su fallecimiento en 1996 con Grijalbo, con Folclor médico chileno (1997); El Santiago que se fue Apuntes de la memoria (1997); Folclor del carbón (1998); Baraja de Chile (1998); Origen y folclor de los juegos en Chile (1998)”, manifiesta Karen.

Dos son los hitos que ocurrieron en 1940: La fundación de la Asociación Folklórica Chilena (1943) y la publicación del libro “Baraja de Chile” (1946).

Oreste había incursionado en la poesía con total libertad, escribiendo acerca del amor, su entorno y las cosas simples de la vida, sin ir más lejos, estuvo una década completa en el puerto de Valparaíso donde tendrá sus primeros acercamientos con la bohemia porteña y estrechará lazos con las ideas progresistas que lo acompañaron siempre.

“Ejerció en el puerto una especie de cargo consular de escritores y artistas. Como siempre fue eje de muchas actividades durante el tiempo que vivió en Valparaíso. Siendo muy joven trató a Huidobro, de Rokha, D’Halmar y otras tantas personalidades que, de tanto en tanto, recalaban entre sus atenciones”, añadió el académico Juan Antonio Massone.

LAS HUELLAS DE PLATH

Oreste venía ya expresando su pasión por el folclor desde joven, es así como con 31 años escribe en el Diario La Nación “Pregones bolivianos” en 1939 como resultado de su visita al país altiplánico. En 1944 escribe “Símbolos del pueblo chileno. El huaso y el roto, dueño de enero”, un texto decidor que va abriendo su perseverancia en lo más hondo de la patria, pero más tarde se materializa con Baraja de Chile. Esta obra posiciona a Plath como el primer chileno en asumirse como folclorólogo, claro que hubo otros que sentaron las bases como Rodolfo Lenz Danziger (1863-1938), Ricardo Eduardo Latcham Cartwrigh (1869-1943) y Antonio Acevedo Hernández (1886-1962), sin embargo, Plath abraza esta idea con abnegación y de cuerpo entero, más de alguna vez sus cercanos han pronunciado “él no fue folclorista, era un folclorólogo, no tocaba ni el timbre de la puerta”.

En Baraja de Chile condensa un trabajo exquisito, natural y reflexivo, se hace cargo de ámbitos como la visión humana, el vino, los cuchillos, lo que acontece en pascua y año nuevo, mitos y cuentos, tópicos lingüísticos, animales, flora e infinidad de elementos integrantes de nuestra identidad, lo cual conjugado

ORESTE PLATH JUNTO A SU HIJA KAREN

con la maravillosa gráfica del artista Mauricio Amster (1907-1980) y la impresión de Editorial Nascimento convierten a esta obra en una pieza de arte.

Un capítulo tendrá un rol clave para nuestra reflexión: “La voz de las calles”. Al leer las páginas podemos darnos cuenta de la trascendencia que para Oreste poseían estas personas esforzadas que día tras día contribuyen con sus productos a darle vida a la ciudad en sus más diversas formas. El autor establece “el pregón, aspecto popular, expresión fugaz y brillante, toma distinto ritmo cuando es cantado”. En esta gran identificación que Oreste realiza de la multiplicidad de voces que acompañan a nuestra nación de la época, primeramente inicia con los pregones antiguos, contándonos de los serenos, quienes eran vigilantes nocturnos manifestando su presencia con silbidos, y antes de proceder su tradicional grito “Ave María Purísima”.

Al caer el alba hallamos al acarreador de agua, llamado luego aguatero. Con las horas emergen los vendedores ambulantes, entre ellos podían encontrarse: esterero (confección, venta o remendar esteras), vendedores de zapatos, empanadas o alfalfas; personajes atípicos como “la vieja de las obleas”, quien vendía estos adhesivos para pegar cartas, y que surtía de otros productos para la belleza femenina como la pajuela y el solimán.

Posteriormente Plath distingue entre vendedor de helados y heladeros, el primero se diferencia por la variedad de estos refrigerios, el segundo se especializa en helados de leche. Cuentan los polleros, comerciantes poseedores de admirables ejemplares de gallinas. Los veleros que por las tardes ofrecían sus velas de sebo que las llevaban colgantes de una vara al hombro, o el hojalatero, figura mítica comercializador de “bacinicas” (antiguo recipiente para depositar la orina por las noches).

LA CREACIÓN DE ASOCIACIÓN FOLKLÓRICA CHILENA

Es por estos años cuando en 1943 junto al médico, director del Museo Histórico Nacional (MHN) e investigador Aureliano Oyarzún Navarro (1858-1947), fundaron una entidad revolucionaria para la época en los estudios del folclor. Convocaron a más de treinta destacados académicos, artistas y gestores, entre ellos nueve mujeres. Destacan los premios nacionales Sady Zañartu Bustos (1893-1983) en Literatura, y en Artes Domingo Santa Cruz Wilson (1899-1987), la compositora y pianista María Luisa Sepúlveda Maira (1883-1958), su gran compañera Josefa “Pepita” Turina Turina (19071986), solo por nombrar algunos. Esta organización se denominó Asociación Folklórica Chilena, adjunta al MHN, perfilando una gama de saberes relativos a la tradición y cultura popular en ausencia de estudios sistemáticos.

El pilar fundamental de la Asociación era la apreciación amplia y profunda del folclorismo nacional, considerado histórico-culturalmente, al igual que cualquier otro fenómeno etnográfico o etnológico de los que determinan la idiosincrasia de nuestro pueblo.

Para ejecutar las acciones de la Asociación Folklórica se propusieron inicialmente como mecanismos: archivos, bibliotecas y registros fónicos; actividades de campo y extensión, y producción intelectual.

Las sesiones se realizaron periódicamente en la Sala de Conferencias del Museo Histórico. Entrañables actividades de ciertas publicaciones dan cuentan de esta quimera, instancias como: Semana del Folklore Chileno (anualmente), visita de Jorge Negrete a Chile (1946) y el homenaje a la locera Sara Gutiérrez (1951).

SOCIEDAD DE FOLCLOR CHILENO

A un cuarto de siglo sin Plath, sería él mismo quien primero inspirará la Cátedra Hispanoamericana Oreste Plath, reuniendo a la sucesión del organismo que formaron con Oyarzún, bajo el nombre de Sociedad de Folclor Chileno, añadiendo una mirada de integración hispanoamericana y regionalista, constituida el 29 de enero de 2021 en la Ilustre Municipalidad de Estación Central.

Esta nueva orgánica acoge, asume, converge y promueve las mismas bases de la Asociación, con el pueblo como nuestro eje central, tomando el formato de Cátedra para la divulgación y correspondencias de las tradiciones. Así como la conformación de la Revista Folclórica Chilena para la publicación de trabajos actuales o afines de la ciudadanía.

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