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Entrevista a Beatrice Ávalo, Integrante de la dirección del Centro de Investigación Avanzada en Educación de la Universidad de Chile

Beatrice ÁVALOS SELECCIÓN O NO SELECCIÓN EN LA EDUCACIÓN

“En la discusión sobre educación surgen las ideologías pedagógicas, pero también las políticas”.

POR JOSÉ LEANDRO URBINA Escritor. Ph. U. Católica Washington

Una conversación con Beatrice Ávalos, integrante de la dirección del Centro de Investigación Avanzada en Educación de la Universidad de Chile y Premio Nacional de Educación 2013

UN CONFLICTO AL COMIENZO DE UN CAMBIO Profesora Ávalos, ¿cómo ve usted el actual estado de la educación en Chile?

Lamentablemente, en el área de la educación en Chile, de un gobierno a otro, vamos estrenando políticas, discutiendo políticas, tratando de implementarlas para que después esas políticas se modifiquen o se reviertan, esa es la historia que uno ha vivido en los últimos años.

Tuvimos el largo período entre los años noventa y el 2010, en que las ideas sobre educación eran más o menos parecidas, aunque hubiera distintos énfasis. La Ley de Inclusión y la del Sistema Nacional de Educación Pública, debido a que afectan al sistema educacional en general son hoy las más controvertidas, especialmente la que está transformando la forma de administración del sistema público, porque ahora el sistema estaría siendo controlado por los servicios locales de educación y no por las municipalidades.

El problema de todo esto es que, con gobiernos de cuatro años, antes que nada se alcance a implementar, ya viene el ataque o el deseo de cambiar y de decir esto no está funcionando. Eso es lo que estamos enfrentando en este momento, un conflicto al comienzo de un cambio en la forma de administrar la educación pública que, por lo demás, era pedido por todo el mundo. A fines de los años noventa, comienzo de los dos mil, hubo un fuerte ataque a la mala administración de la educación por parte de muchos de los municipios. El problema era que estos no se la podían con la educación pública, sobre todo los municipios más débiles. Eso era vox populi, era un clamor que se hace más patente con la revolución de los pingüinos en el año 2006. Ellos son los jóvenes de la secundaria que estaban diciendo que la educación que recibían era mala. Uno de los líderes era un chico del Instituto Nacional, colegio que ahora se ha convertido en uno de los símbolos del problema. Era claro que había que cambiar y eso se hace en el segundo gobierno de Michelle Bachelet, que es cuando se generan los grandes cambios estructurales a través de las leyes mencionadas. Entonces, cuando todavía no alcanza a caminar el proceso, que obviamente no en todo funciona bien, y del que todavía no tenemos evidencia completa para evaluar, ya se denuncian faltas o indicios de malas prácticas, por ejemplo, en la ren

dición de cuentas. Esas faltas pueden corresponder a personas y no a la institución como tal y menos a un proceso que todavía se tiene que extender para detectar los problemas y ver como se les soluciona en los nuevos servicios locales.

UN MODELO METIDO EN LA IDIOSINCRASIA Por otro lado, en el caso de la selección o no selección en la educación subvencionada pública, que es parte de la Ley de Inclusión, hay claras posturas ideológicas. Hay quienes sostienen que la posibilidad de que los padres elijan la educación de sus hijos es un derecho y que, si los establecimientos fijan condiciones para que ellos puedan tener mejores oportunidades en este colegio que en otro, eso es algo bueno. Por otra parte, todos los análisis, los datos, la evidencia existente, está demostrando que los instrumentos de selección, tales como el financiamiento compartido, o la libertad de los privados subvencionados de elegir a sus alumnos, convierte al sistema de educación en un instrumento de segregación más fuerte que ahora. Depende del colegio al que fuiste es lo que tú eres.

Eso lo sabemos desde hace mucho tiempo con la educación privada. Los que se educan allí son un grupito que no llega al 9%, pero que luego va a ocupar todos los cargos públicos y los van a seguir manteniendo a lo largo de los años. Primero van al Grange, luego a la Universidad Católica y luego llegan al gobierno. Yo he

conocido a algunos de ellos y hasta son simpáticos, todos muy encantadores, pero indudables productos de ese sistema. En cambio, un muchacho que se educó en un liceo, que se esforzó, que le fue bien y que fue a la Universidad de Chile, no necesariamente va a estar en esos puestos. Ese modelo está profundamente metido en la idiosincrasia nuestra.

Se ha tratado de cambiar la situación con estas dos leyes, la Ley Del Sistema De Educación Pública y La de Educación Inclusiva. Hoy vemos toda la discusión en torno a que no podría estar funcionando el sistema de selección, que es un sistema informático y que sí funciona. Ese sistema permite que los padres puedan elegir, puedan tener tres posibilidades de elección súper y pueden entregar hasta diez. Los postulantes van a quedar en alguna escuela y si no quedan se les va a buscar una solución. Eso ha funcionado hasta el 70% con la información que se tiene; sin embargo, a este gobierno no le conviene que funcione, porque ahí está funcionando otra ideología que es la que favorece que existan diferencias entre los colegios. Eso hará que los padres que elijan, buscarán aquel colegio al que le va bien en las pruebas Simce y en otras áreas porque estará por encima de los otros. Pero para que les vaya bien, el establecimiento necesita elegir a sus estudiantes.

Esa es una tensión tremenda que afecta al sistema educacional hoy día. Uno no cree cuan profundamente arraigada está esa manera de entender la sociedad,

incluso en los padres de niveles socioeconómicos más bajos, la creencia de que, si voy a mandar a mi hijo a una escuela y voy a pagar, con plata de no sé dónde, pero voy a pagar, porque va a ser mejor.

Lo aspiracional en este contexto es muy fuerte, y está bien aspirar a que tu hijo pueda avanzar. Eso es legítimo, pero con qué recursos y dónde.

Si se considera la educación que reciben los chicos de las comunas más pobres, me atrevo a decir que es una educación horrenda. No hay ningún interés en educar a esa gente.

ES OBLIGATORIO DAR APOYO A ESOS NIÑOS En lo que se refiere a políticas de educación, es obviamente el Estado el que fija esas políticas a través de los mecanismos que tiene. En el año 94, se empezaban a hacer cosas, pero lamentablemente empezamos a avanzar en una dirección que, para mí, tenía un énfasis equivocado. Este era el mejoramiento de la educación a través del control, a través de las pruebas estandarizadas, los Simce. Se supone que, si yo le entrego a los establecimientos escolares resultados que no son buenos, ellos van a tratar de mejorar para subir la evaluación. Esa fue la lógica que permeó toda la primera década de nuestro siglo hasta que los pingüinos salieron a la calle, y otros un poco más tarde, a gritar que pararan la cantidad de Simces. Existían alrededor de trece pruebas de distintos tipos y se han ido creando más.

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La idea es: se mejora milagrosamente midiendo. Había que cambiar y ese proceso de cambio, que comienza con la revolución de los pingüinos, luego se irá agudizando. Hubo una comisión que se creó en el gobierno de Piñera, de la cual no fui parte, que presidió Harald Beyer, para mirar todo el tema. La pregunta era, cómo se hacen los cambios. Bueno hay que formar comisiones que examinen todo el sistema educacional, como ya lo había hecho la presidenta Bachelet. En todo ese examen hay muchos documentos maravillosos, pero la implementación en general es lenta y comienzan los ataques del grupo uno, dos, tres, especialmente cuando hay cambio de gobierno. La ministra Cubillos arremetió contra el sistema de selección, se paseó por todo Chile tratando de hablar con los padres, sacando eso de que ellos querían el mejor colegio para sus hijos. Trata de impedir que el sistema funcione, pero no ha podido hacerlo porque es ley.

Es en esta discusión cuando surgen las ideologías pedagógicas, pero también las políticas. Si se puede seleccionar o no seleccionar tiene mucho que ver con la ideología neoliberal. Ella postula la “libertad pura”, con mínima corrección del Estado, sin entender que el Estado debe cumplir su rol como garante del bienestar de la sociedad. Además, es muy distinta la libertad de esos padres que casi no tienen trabajo: dónde pone a sus niños, en qué colegio y cómo los apoyan en la casa, aunque vayan a un colegio donde no les cobran nada. El problema también es el apoyo en la casa, porque hay que tener cierta base cultural y el tiempo para apoyar. Hoy día, las diferencias son tan grandes que es obligatorio dar apoyo a esos niños que vienen de sectores pobres. Ahora, también hemos avanzado. Del 90 a esta parte hemos avanzado, por ejemplo, en el área de educación diferencial que antes casi no existía.

En ese sentido, ¿qué pasa con la calidad de los profesores? En términos de avance profesional, ¿están los profesores mejor preparados para enfrentar los desafíos de las nuevas generaciones y del ambiente difícil en el que tienen que educar? ¿Hay instituciones que ayuden a los profesores a desarrollar habilidades apropiadas a los tiempos?

Hay un centro, que es el Centro de Perfeccionamiento que maneja todo eso y que fue creado bajo el gobierno de Frei padre, en el 65, y fue parte del Ministerio de Educación siempre. Antes, en ese centro se daban cursos de perfeccionamiento. Hoy administran y dan orientaciones y certifican la calidad de estos cursos que se dan en universidades. Todas las universidades que tienen Facultad de Educación dedican una parte a lo que se llama de desarrollo profesional docente. La Universidad de Chile tiene cursos en la Facultad de

Ciencias Sociales, en la Facultad de Humanidades, más los cursos que se dictan en el verano y los profesores van. Los profesores toman muchos cursos. Todos los análisis que hemos hecho muestran que los profesores toman cursos y hacen cosas por iniciativa propia, aunque tienen muy poco tiempo. Ahora recién ha comenzado a mejorar la distribución tiempo lectivo no lectivo. Entonces, diría que, en general en Chile, los profesores tratan de perfeccionarse. Había un incentivo para eso, tener cursos de perfeccionamiento subía el sueldo. Hoy día con la nueva ley no es exactamente igual, porque se valoran los cursos, pero a través de las evaluaciones docentes. Ahora sí, hay profesores que no responden, profesores que no cumplen, profesores que no son buenos profesores, pero tampoco estoy tan segura de tener una profesión docente tan mala, como siempre dicen.

TRABAJANDO CON LOS ALUMNOS MÁS DIFÍCILES Esa es la percepción. Claro, que los profesores son malos yo lo escucho todo el tiempo, todo el tiempo. Habría que decir, por qué lo ven así. Porque el profesor en la escuela número tanto es malo. Sí, pero a partir de eso no puedes generalizar a todos los profesores de Chile. Lo que pasa es que estamos mirando, en general, a las escuelas públicas municipalizadas, a ellas se le pegan los palos. ¿Por qué no hablamos de los privados? Nadie dice que son malos los profesores de los privados, ni de los privados subvencionados. Ellos no son el foco de los ataques. El ataque es contra los profesores que están trabajando con los alumnos más difíciles en términos socio-económicos. Son los que no necesariamente logran los resultados que se quisieran. Por eso es que se estuvo tratando de privilegiar a la educación pública, de darles más recursos. Sólo ahí se va a saber quiénes son los profesores buenos y los profesores malos. En los casos de experiencias exitosas se requiere, además, el fuerte apoyo del director de la escuela y de la comunidad. Y no enfrentarse con puros obstáculos.

Hay que recordar que tuvimos una dictadura que trató pésimo a los profesores, que en muchos casos los echó a la calle. Se ha tratado de reconstruir, a partir de los noventa, de a poco, el área de la formación docente, que fue casi destruida. Ahora, la Ley de desarrollo profesional ofrece, yo diría, un piso decente, que no será el ideal, pero es mejor, y solo ahora podemos exigir rendimiento. Los sueldos de los profesores principiantes subieron bastante, de quinientos mil pesos al mes a casi un millón, por lo tanto, no se le puede echar la culpa a los sueldos bajos para justificar malos rendimientos. Cuando el sueldo eran quinientos mil pesos, a quién le convenía estudiar pedagogía, por mucho que le encantara. Ahora tenemos otra situación, pero puede

que todavía nos falten profesores. Además, les estamos pidiendo que tengan buenos resultados PSU, buenas notas, etc. Entonces hay un proceso de cambio, pero tenemos que darle tiempo. Esto no se arregla porque se pasó la ley el 2016, el 2019 todo tendría que estar marchando bien. Tenemos que monitorear para saber que está resultando y qué no.

Pero todavía la educación pública está bajo ataque. Parece que se le da con una mano y se les pega con la otra.

Sí, se acusa a los profesores de la educación pública de ser malos. La nana peruana, que viene aquí los sábados, tiene a su niño en un colegio particular subvencionado y está pagando. Paga el máximo, ochenta mil pesos mensuales. Yo le digo que lo ponga en el municipal que está al lado, pero no se atreve porque al niño le está yendo bien. Yo la entiendo, pero eso es lo que ha permitido que se afirme un sistema subvencionado donde los papás pagan y donde no deberían pagar por ley, aunque haya un periodo de ajuste hasta el 2022, creo.

A futuro, ¿hay alguna esperanza? Yo tengo esperanza, porque hemos creado una estructura que hemos avalado con leyes que no creo que se vayan a cambiar. Ahora, hay que esperar que pase, no sé si decir este gobierno o esta ministra, que no creo que tenga ningún interés en ponerle empeño para empezar a apoyar el proceso al interior de las escuelas. Eso lo están haciendo los Centros de Educación, como el de la Universidad de Chile al que yo pertenezco. Allí hay un grupo grande que trabaja en liderazgo escolar, con los directores, cuestiones de mejoramiento de la formación docente, etc. Se están haciendo cosas. La situación tampoco es un desastre como dicen; lo ha sido en el pasado, no ahora.

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