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Desalojos en la Ciudad: un “modus

Unas 70 familias de Constitución amanecieron con la Policía intentando sacarlas a la calle, como resolución de un juicio del que no fueron parte. El Gobierno porteño estaba avisado, pero dejó hacer. Según datos oficiales, se produce un desalojo por día en la Ciudad de Buenos Aires.

Texto: Matías Ferrari

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Foto: Pablo Añeli / Télam

En Solís al 1800, en Constitución, hay un hotel de paredes descascaradas y olor a humedad parecido a muchos. Como en tantos otros de la Ciudad, viven muchas más familias de las que caben. Son 70, repartidas en 51 habitaciones. Hay grietas en las escaleras, azulejos rotos, cables que pasan a centímetros de filtraciones de agua, vigas expuestas, baños y cocinas para los que hay que turnarse. Aún así, para habitarlo hay que pagar un alquiler, y eso es lo que venían haciendo sus inquilinos todos los meses, algunos incluso con el aporte del subsidio habitacional porteño. Hasta que en la madrugada del lunes 12 de septiembre la Policía de la Ciudad desplegó un operativo tan sorpresivo como desproporcionado con el objetivo de dejarlos en la calle.

“Se escuchaban las patadas que le daban a la puerta, yo pensaba qué era lo que estaba pasando. Primero creí que estaban queriendo entrar a robar, o algo peor, que venían a matar a alguien, no sé. Era muy temprano, las cinco y algo de la mañana, todavía era casi de noche. Le pegaban patadas a la puerta y gritaban “¡Policía!”. Todo el hotel se fue corriendo hasta adelante y los varones trabaron la puerta. Mi pieza está justo muy cerca, así que mi nena que es muy chiquita sintió todo eso y empezó a gritar, como otros de los nenes que viven acá. Después subí al primer piso y cuando me asomé a uno de los balcones no podía creer la cantidad de policía que había, el carro hidrante, las vallas alrededor de casa. Nos rodearon como si fuéramos delincuentes”, recuerda Sol sobre lo que se vivió en Solís, pero podría ser la experiencia por la que pasaron otros miles como ella a lo largo de los últimos años.

Cuando Sol llegó al hotel, hace apenas tres meses, jamás imaginó que iba a pasarle algo así, cuenta. Más bien regresó, en lugar de llegar, porque vivió ya varias veces en la misma pieza que hoy ocupa: primero con sus padres, después con sus hermanos, ahora con su nueva pareja y su nena de un año. “Fui y vine varias veces, siempre busqué algo por fuera pero no siempre conseguís”, cuenta sobre el devenir del problema de vivienda que arrastró toda su vida. En mayo de este año volvió a consultar y el precio le cerraba: poco más de 10 mil pesos por mes por una pieza de 4×3 para los tres. El problema ahora es la violencia y la incertidumbre: “Me despierto todos los días a esa misma hora pensando que va a venir la Policía a sacarnos. Vivimos con angustia”, dice.

“Era muy temprano, las cinco y algo de la mañana, todavía era casi de noche. Le pegaban patadas a la puerta y gritaban “¡Policía!”. Sol, vecina de Solís

El edificio donde viven las 70 familias es enorme: las habitaciones están repartidas en tres pisos, a lo largo y ancho de dos alas. Por dentro es como una mini-ciudad: apenas se ingresa por el pasillo se sale a un patio que hace las veces de pulmón interno, a partir del cual se distribuyen todas las habitaciones. El objetivo del dueño —un conocido empresario del rubro de nombre José De Roque— es venderlo: pide 470 mil dólares por el “lote” de 570 m2. En la propia descripción de la publicación de internet está a la vista el origen del conflicto: “actualmente funcionando como pensión con renta, con sentencia de desalojo (tiempo aproximado de desalojo 6 meses). Se escuchan propuestas”, describe.

El dueño, José De Roque, es un viejo hotelero conocido por el Gobierno porteño y los organismos públicos que trabajan la problemática de situación de calle en la Ciudad. Más de una vez, con mala cara, De Roque sacó de un apuro a un trabajador social en la búsqueda de una pieza para personas con problemas de vivienda, como sucede también con varios otros hoteleros, que igualmente no tienen problemas en desalojar si ven otro negocio mejor. En varios de sus hoteles —tiene al menos uno más en Pedro Echague al 1400 y otro en Perón al 2600, en Once— viven personas con amparos judiciales que obligan al Ejecutivo a brindarle un techo de la forma que sea. Todos esos inmuebles figuran en el listado de posibles alojamientos con los que se maneja el Programa Buenos Aires Presente, a los que accedió este medio. Los funcionarios del Ministerio de

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