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Argentina bajo fuego
Desde 2020, focos de incendios intencionales arrasan con los humedales y pastizales del país. En Rosario ya se perdieron más de 800.000 hectáreas y el humo no deja respirar. Pronto empezará el tratamiento de la Ley de Humedales en el Congreso de la Nación.
Texto: Carla Gago
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En Rosario no se habla de otra cosa. Si bien la nube densa que cubre la ciudad evoca trazos de un relato apocalíptico, no es más que el reflejo de una realidad conocida, sufrida y denunciada por sus habitantes. Desde hace semanas la calidad del aire superó todo límite de salubridad posible y lo que se respira ya no es oxígeno: es humo y toxicidad.
“Respirar este humo hace que ingrese en nuestro cuerpo el material particulado cargado en el aire que básicamente se compone de partículas de plantas y animales quemados. Este humo es el humo de un crematorio; respiramos el humedal muerto y a mediano y largo plazo genera múltiples problemas de salud”, dice Ivo Peruggino, activista e integrante de la Multisectorial de Humedales (MH), organización de autoconvocados que puja por la sanción de una normativa que vele por la protección y preservación de los humedales del Delta del Paraná y de todo el país.
La situación es crítica. Según datos del Museo de Ciencias Naturales Antonio Scasso, en lo que va del año se registraron 16.494 focos de incendios en el área PIECAS Delta del Paraná.
Por su parte, la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) informa que a partir de imágenes satelitales elaboradas por la Unidad de Emergencias y Alertas Tempranas, el fuego consumió al menos 170.500 hectáreas en la región vs. las 65.000 registradas el mes anterior. Desde que iniciaron los incendios en 2020, la cifra asciende a más de 800.000 hectáreas.
“Cuando el humo llega a la ciudad es tremendo, pero el fuego en la mitad del humedal mata y transforma ese ecosistema que nos brinda tanto para el buen desarrollo de nuestras vidas en algo más que jamás va a volver a ser humedal y que nunca más va a darnos sus beneficios en este contexto extremo de crisis climática. Todo lo que amamos se está muriendo en manos del fuego”, agrega Peruggino.
“Los humedales del río Paraná llevan 3 años consecutivos sufriendo los incendios. Cientos de especies nativas, de flora y de fauna han desaparecido mientras que nosotros tomamos dimensión de eso sólo cuando el humo llega a nuestro hogar. Sólo cuando el humo daña nuestra salud y la de nuestros hijos. El resto del tiempo, cuando el humo no está, al humedal lo convierten en explotación agropecuaria, y a nuestro futuro en colapso”, escribe con impotencia el fotógrafo Sebastián López Brach en un posteo de Instagram.
“Este humo es el humo de un crematorio; respiramos el humedal muerto y a mediano y largo plazo genera múltiples problemas de salud”.
Ivo Peruggino
No es sólo el Delta del Paraná. En febrero de este año las llamas consumieron aproximadamente el 7% del territorio correntino equivalente a más de 500.000 hectáreas de humedales, esteros, pastizales y bosques nativos. Asimismo, en las últimas semanas el fuego llegó nuevamente a la provincia de Córdoba.
“En este último tiempo hubo focos muy grandes y se quemaron entre 4.000 y 5.000 hectáreas. Cada año se sigue quemando y nosotros como brigadas podemos poner el cuerpo para apagar los fuegos y podemos hacer acciones de prevención, pero se necesita acción del Estado e investigación para determinar por qué suceden los incendios. Sabemos que hay muchos que son intencionales y están vinculados a determinados negocios y otros a descuidos de las personas”, cuenta Matías de la Brigada Forestal Colibrí.
Matías es uno de los tantos vecinos que sale a combatir los incendios forestales en las Sierras Chicas de Córdoba. Desde la brigada se definen como una “organización comunitaria, apartidaria y horizontal” y trabajan en acciones de cuidado, respeto y educación ambiental con el objetivo de vivir en armonía con la naturaleza y promover el bien común. Reciben donaciones económicas para comprar equipos y costear las capacitaciones que brindan de manera periódica.
“Salir a recorrer y ver todo muerto es muy fuerte y triste. Hay gente que cuando hay un incendio lamentablemente está contenta porque está pensando que en ese lugar va a poder hacer un negocio inmobiliario o va a poder poner vacas. Es la codicia que tenemos que frenar como sociedad porque nos afecta a todos”, dice.
Natalia, de la Brigada Inchin, coincide y expresa: “Acá en Córdoba los incendios están vinculados a nuevos proyectos extractivistas de tipo autovía de montaña y desarrollos inmobiliarios. Antes del 2020 se decía que quedaba un 3% de monte nativo y ahora ya no sabemos cuánto nos queda. La pérdida es irreparable. Se están extinguiendo espacios biológicos y geográficos únicos en el mundo y se está avanzando sobre espacios vinculados a la cultura ancestral originaria de nuestra provincia”.
Al respecto, el abogado ambientalista Enrique Viale sostiene en una entrevista televisiva: “Se queman siempre los mismos lugares en la misma época. Esto tiene responsables muy concretos y son los intereses ganaderos” y señala que si bien existe una práctica ancestral de quema a pequeña escala para renovación de pasturas, en los últimos años el ganado que se encuentra en las islas aumentó en un 50% principalmente para la expansión de la frontera agropecuaria y del monocultivo de soja.
Viale menciona a las familias Aranda (Grupo Clarín), Baggio (dueños de la empresa de jugos), Paladini (dueños de la empresa de fiambres) y al intendente de San Nicolás Manuel Passaglia entre los principales responsables de las quemas intencionales.
“Vengo de un país donde la producción ganadera está provocando incendios que llaman naturales pero sabemos que son intencionales y que también contaminan los suelos y el aire. Están atacando a la fauna silvestre de manera directa y esto tiene un vínculo con las injusticias sociales”, resalta Cecilia Quaglino, activista y organizadora del capítulo de Santa Fé de Climate Save Argentina durante la última conferencia de Órganos Subsidiarios (SB56) de Naciones Unidas celebrada en Bonn, Alemania.
“Se están extinguiendo espacios biológicos y geográficos únicos en el mundo y se está avanzando sobre espacios vinculados a la cultura ancestral originaria”. Natalia (Brigada Inchin)
A su vez, traza un vínculo directo entre los sistemas alimentarios, las desigualdades estructurales, el acceso a alimentos sanos y basados en plantas y la crisis climática y ecológica. “El problema es que nos parece más fácil imaginar el fin del mundo que cambiar los modos de producción y consumo”, destaca en sus redes sociales.
“YO NO ME RINDO”
Un niño de aproximadamente 10 años de remera roja y pantalones cuadrille azules sostiene una cartulina verde flúor en el Puente Rosario-Victoria. Entrecierra los ojos y apenas sonríe. Cerca, muy cerca de donde está parado, el humedal se quema y con él, las chances de un futuro habitable y digno.
Frente a la emergencia ecológica y sanitaria y ante la falta de respuestas institucionales, más de 10.000 personas participaron del acampe y corte del puente pidiendo por el fin de las quemas y exigiendo una Ley de Humedales que proteja sus territorios y ecosistemas.
“Lo que está en juego es nuestro futuro y el de las próximas generaciones. Esta no es sólo una lucha de ambientalistas: es una lucha de todos los ciudadanos que necesitamos aire y agua para vivir”, sostiene Peruggino y hace énfasis en el carácter de desobediencia civil pacífica de todas las acciones y movilizaciones que impulsan desde la MH.
A pesar de los avances y retrocesos, todavía hay esperanza. El diputado nacional por la Provincia de Buenos Aires Leonardo Grosso anunció el desarrollo de un plenario de comisiones el jueves 20 de septiembre donde se empezará a tratar el proyecto de Ley de Presupuestos Mínimos para la Protección Ambiental de los Humedales. Cabe destacar que en el plenario donde participarán las comisiones de Recursos Naturales y Conservación del Ambiente Humano, Agricultura y Ganadería y Presupuesto y Hacienda se tratarán todos los proyectos de Ley de Humedales vigentes hasta el momento. Sin embargo, se espera que se avance con el consensuado con la sociedad civil, la comunidad académica y científica y las organizaciones socioambientales.
“Soy optimista. Creo que logramos vencer a las históricas resistencias que no permitían que en la Cámara de Diputados se discuta la Ley de Humedales y este llamado a plenario de comisión conjunta es una gran oportunidad para lograr el dictamen que necesitamos”, dice a El Grito del Sur el legislador y uno de los grandes impulsores de la normativa.
Si bien desde la MH celebran este avance, están muy atentos a lo que
¿Qué son los humedales?
Veamos qué son los humedales. Estos ecosistemas son complejos. No son terrestres ni marítimos, sino que el ciclo de subas y bajas del agua le da características particulares a estos sistemas sobre el ciclado de nutrientes, su vegetación y fauna. A su vez, son ecosistemas frágiles, ya que diferentes actividades que interrumpen esta dinámica ecosistémica pueden moldear sus características muy fácilmente. Los humedales son ecosistemas clave para el desarrollo de la vida silvestre y de los habitantes de la zona. Además, son fuentes de bienes y servicios ecosistémicos muy importantes para las personas. Estos van desde la captura de carbono y la mitigación de inundaciones, hasta la provisión de madera y alimentos. La importancia de estos ecosistemas aumenta exponencialmente en Argentina, ya que representan casi un cuarto de la superficie de nuestro país. Cuando hablamos de problemáticas en los humedales, estamos hablando de la minería en las turberas de Tierra del Fuego y en los salares de altura de Jujuy; estamos hablando del avance de la agroindustria forestal a gran escala en todo el NEA; estamos hablando de los emprendimientos inmobiliarios que avanzan en Buenos Aires y en los mallines patagónicos. Si bien el Delta del Paraná hoy ocupa la agenda mediática, es solo la punta del iceberg.
Ahora bien, ¿qué está pasando en el Delta? El Delta del Paraná ocupa unos 19.300 kilómetros cuadrados entre las provincias de Santa Fe, Entre Ríos y Buenos Aires. El mismo es muy heterogéneo y tiene todo tipo de producciones. Pero una de ellas ha cobrado mucha importancia en los últimos meses a raíz de los incendios que se están generando para permitir el avance de la actividad: la ganadería.
Desde la ciudad de Rosario, se ven grandes columnas de humo que llegan desde la zona de islas de Entre Ríos. Miles de focos de incendios pueda suceder en el recinto. “Hay otros proyectos que se van a debatir también como, por ejemplo, el que va a presentar Cabandié junto al Consejo Federal de Medio Ambiente (COFEMA). Es un proyecto regresivo y hace muchas modificaciones al proyecto consensuado que pueden parecer sutiles, pero que en la implementación de la ley son muy complejas”, expresa Peruggino y agrega: “Sería muy peligroso que se sancione ese proyecto porque le daría vía libre a los ecocidas para que sigan destruyendo y le crearía falsas esperanzas a una sociedad que está desesperada”. aparecen en las islas y se ha comprobado que los mismos son intencionales. La práctica de provocar fuegos a fin de habilitar tierras para la agricultura está prohibida en varias zonas del Delta del Paraná, mientras que en otras está permitido con un aviso previo y posterior regulación por parte de la autoridad provincial. En la práctica, muchas veces los productores ‘piden permiso’ o ‘avisan’ a las autoridades para encender fuego y gestionar un control. Pero en este caso claramente no se procedió así y el fuego se descontroló.
Para el activista, uno de los principales obstáculos que impiden la sanción de la normativa es la presión de los lobbies. “Es una ley en la cual confluyen los lobbies agropecuarios, mineros, inmobiliarios y estos son sectores muy poderosos que desde hace más de una década vienen haciendo fuerza para que la ley no salga”, dice.
Grosso añade: “Los sectores más concentrados del poder económico muy vinculado a la Sociedad Rural han apostado a la estrategia permanente de dilación del debate en el Congreso para mantener el status quo donde a ellos les permite la falta de regulación, maximizar sus ganancias a costa de la destrucción de estos ecosistemas y la afectación de la vida de todos nosotros”.
El fuego avanza, pero el grito es cada vez más fuerte y federal. Se sale a la calle porque se sabe que la salud del humedal es la salud de los habitantes que lo rodean. Se sale a la calle para recordarle a la dirigencia política que respirar no debe ser un privilegio, sino un derecho. Se sale a la calle porque hoy no se puede hacer otra cosa.