Magisterio 15
MIÉRCOLES, 23 DE ABRIL DE 2014 Profesional
GESTIÓN Y DIRECCIÓN •• I+D+i •• NORMATIVA Y LEGAL •• SALUD •• DIDÁCTICA
Profesional
Suplemento Nº 10 Miércoles, 23 de abril de 2014
Lomce: La hora del profesorado... y de las familias El autor considera que la Lomce “no ha llegado al BOE en las mejores condiciones de consenso y apoyo social, pero es la ley que debe aplicarse”. En este sentido, con ella los profesores deberían lograr los mejores resultados en sus alumnos. Así, la evaluación centra el contenido de este artículo, una evaluación que es, según el autor, aquella de cuyos resultados se pueden seguir mejoras y no solo, ni fundamentalmente, calificaciones. En este sentido, el
Ramón Pérez Juste, catedrático de la UNED. Director del Máster en Liderazgo y Dirección de Centros Educativos.
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ace mucho, mucho tiempo, en un encuentro internacional (Tucumán, Argentina), escribí que ningún sistema educativo podría ser mejor que su profesorado. Afirmaba entonces: “Un punto de partida para nuestra reflexión en el que, probablemente, todos estemos de acuerdo, es el de que cualquier reforma o innovación educativa triunfa o fracasa según logre o no ser asumida por el profesorado. Sin menospreciar otros elementos, algunos tan fundamentales como los recursos económicos, las reformas e innovaciones son de hecho lo que sea el profesorado encargado de llevarlas a cabo”.
Lamentablemente, la nueva ley que va a regir nuestro sistema educativo (Ley Orgánica 8/2013, de 9 de diciembre, para la Mejora de la Calidad educativa) no ha llegado al BOE en las mejores condiciones de consenso y apoyo social, pero es la ley que debe aplicarse, y cualquier educador vocacional y comprometido debería hacer todo lo posible para que diera los mejores resultados en las promociones de alumnos que se van a formar en su marco legislativo. No es este una espacio destinado a criticar la ley, ni tampoco a glosarla o a resaltar sus aspectos positivos o sus fortalezas. Agradeciendo la invitación de MAGISTERIO, deseo centrar mi aportación, desde un enfoque radicalmente pedagógico, en uno de los aspectos que, siendo meramente instrumentales, por la potencialidad de sus aportaciones, puede hacer que algunas de sus propuestas puedan caer en el olvido o, por el contrario, contribuir a su éxito. Me refiero en concreto a la evaluación.
Sección coordinada por la Fundación Europea Sociedad y Educación
* Sociedad y Educación no se hace responsable de las ideas vertidas por los autores en los artículos publicados.
Muchas son las críticas que he leído, en el marco de la Lomce y fuera de él, sobre el papel asignado a la evaluación y la insistencia con que habla de él (cultura de la evaluación). Vaya por delante que algunas de ellas nacen de una concepción errónea de la evaluación o de una inadecuada aplicación de la misma. Volviendo al pasado, y citando un clásico en estos temas, Lafourcade, podemos comprender su importancia: “Sin indicación de objetivos, el proceso sería un barco a la deriva; sin un buen complejo metodológico, una acción insegura y azarosa; sin aprendizaje, un esfuerzo inútil; sin evaluación, una empresa de la cual se desconocería su eficiencia pese a que la tuviera; y sin reajuste, una tarea a medias”. Si las cosas son así, deberemos reconocer que aplicar un buen sistema de evaluación va a ser una tarea capital para la calidad y eficacia del hacer de los profesores. Y si ese hacer no se acomoda a las pautas de una correcta evaluación, el fracaso, una vez más, puede estar servido. Pero ¿qué es una correcta evaluación? En esencia es aquella de cuyos resultados se pueden seguir mejoras y no solo, ni fundamentalmente, calificaciones. Mejoras en el aprendizaje del alumnado, el
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autor considera que es importante una adecuada información.