Una vida plena al servicio de la Iglesia

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DOCUMENTO PARA EL II TALLER

ENRIQUETA, UNA VIDA PLENA AL SERVICIO DE LA IGLESIA

“He aquí la esclava Lc, 1,38.

del Señor”

FUNDADORA DE LAS MISIONERAS EUCARÍSTICAS DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD

ESTE DOCUMENTO CONTIENE ALGUNOS TEXTOS Y COMENTARIOS DEL ESTUDIO ELABORADO POR LA M. MAGDALENA ESTHER TORRES ARPI, MESST (inédito)

Noviembre de 2017

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Índice Prólogo Breve panorama histórico de México Repercusión en la vida de los fundadores

I.

MARIA DE LA LUZ ENRIQUETA 1. 2. 3. 4.

II.

Antecedentes familiares El Señor prepara a Enriqueta para su misión Personas que influyeron en su formación Encuentro con el P. Pablo María Guzmán, MSpS

CONOCE SU MISIÓN 5. Clarificando el llamado 6. La Obra es de Dios 7. A la sombra de la Cruz del Apostolado

III.

LA PUESTA EN MARCHA, 1936-1941 8. Comienzos difíciles 9. Rama Laical y primeros pasos en el apostolado 10. Formalizando

IV.

DESPLEGANDO LAS ALAS 1941-1954

11. Salen de la ciudad de México

V.

CONSOLIDACIÓN

12. Aprobación Diocesana 13. Nuevas fundaciones 14. Una Prueba de fuego: unidad en peligro

VI.

NUEVAS EXPERIENCIAS

15. Cambios 16. Respondiendo al Concilio Vaticano II

VII.

ENRIQUETA, FORMADORA 17. Seguimiento de Jesús

VIII.

IRRADIACIÓN

18. Legados principales Documentos en los que se basa el estudio Siglas y abreviaturas

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Prólogo Este documento es una mirada filial sobre la polifacética personalidad de la Madre Enriqueta Rodríguez Noriega (1906 – 1998) y su misión al servicio de la Iglesia. Estas líneas quieren ser una conversación con los lectores presentando su misión como Fundadora, formadora y consolidadora de la Congregación de Misioneras Eucarísticas de la Santísima Trinidad y de las Misioneras Auxiliares Hijas de la Soledad de María. Congregación nacida al amparo de las Obras de la Cruz con la espiritualidad propia que Dios inspiró a los Fundadores Enriqueta Rodríguez Noriega, MESST y Pablo María Guzmán Figueroa, MSpS. En este documento podemos apreciar como la M. Enriqueta, como en adelante le llamaremos, vivió una vida plena al servicio de la Iglesia para gloria de Dios y salvación de la humanidad, en una situación histórica, conflictiva y difícil, como lo fueron los años de la fundación y siguientes. A fin de ubicarnos en el tiempo y ambiente de su época se presenta a continuación el contexto en el que se desarrollaron los acontecimientos en torno a la fundación de las Misioneras Eucarísticas de la Santísima Trinidad y Misioneras Auxiliares Hijas de la Soledad de María.

Breve panorama histórico Dios envía a su Iglesia los hombres y las instituciones necesarias para responder a las necesidades que se suscitan. En este apartado se aprecia el ambiente de la Iglesia en México en que nacieron las Obras de la Cruz, y en ellas, la Congregación de Misioneras Eucarísticas de la Santísima Trinidad. Los acontecimientos que más influyeron en la vida de la Iglesia mexicana al final del siglo XIX y principios del siglo XX son considerados como los más sangrientos de la historia, además marcada con dos guerras mundiales durante los años de 1914 – 1918 y 1939 – 1945 sin contar las numerosas revoluciones civiles. Las Obras de la Cruz, nacieron en San Luis Potosí el 14 de enero de 1894. “Los Misioneros del Espíritu Santo en 1914 en la agonía de la Nación”. El R. P. Félix de Jesús Rougier, fundador de los Misioneros del Espíritu Santo, regresó a México después de su exilio en plena 1ª. guerra mundial. Respecto a las Leyes con relación a la Iglesia, tenemos lo siguiente: Una ley atribuía al Estado la facultad de determinar el número de sacerdotes para cada Diócesis. Ley arbitraria, en sumo grado. Señalaba 25 templos para el Distrito Federal. En Veracruz el gobernador Adalberto Tejeda promulgó el Decreto 197 referente a la reducción de los sacerdotes en todo el Estado, según él para regular el fanatismo del pueblo. De su parte, fue enviada a cada sacerdote una carta exigiéndoles el cumplimiento de esa ley, entrado en conflicto con el Obispo de Veracruz Rafael Guízar y Valencia, además de la desaprobación de los católicos. Lo más álgido de esta situación, fue el asesinato del padre Ángel Darío Acosta dentro de la Catedral de Veracruz. Esto obligó a los Obispos a suspender los cultos en 1926, con anuencia de la Santa Sede. En 1934 se exigía a los maestros un juramento para poder ejercer su magisterio en las escuelas públicas, con el que debían apoyar los fines de la educación socialista y declarar categóricamente no profesar la religión católica ni otra alguna. Brotó entonces el movimiento armado conocido como los “Cristeros”. Entre los años 1925-1926 se intensificó el conflicto, llegando a su punto culminante cuando el presidente Calles promulgó la llamada “Ley Calles” en julio de 1926 que equiparaba las infracciones en materia de cultos, con delitos de derecho común, se limitó el número de sacerdotes a 1 por cada 6000 habitantes, se sancionaba la enseñanza confesional, se cerraron conventos, capillas y se incautaron escuelas religiosas en todo el país. La respuesta católica no se hizo esperar y tras haber agotado todos los medios e instancias legales y al grito de ¡Viva Cristo Rey! se inició la llamada Guerra Cristera. Éste fue uno de los principales momentos de ruptura entre el Estado y la Iglesia, a partir de ahí el panorama se veía muy poco favorable. 3


Repercusión de estos hechos en la vida de los Fundadores P. Pablo María Guzmán, MSpS En 1912 fue clausurado el Seminario de Pátzcuaro en el que él estudiaba. Es amigo íntimo de Luis Navarro Origel, futuro Cristero. En 1915, trabajando en la Farmacia Mier, en Morelia, concibe un plan para trabajar a favor de la Iglesia. Vuelve al Seminario de Morelia en 1917. El P. Félix de Jesús Rougier (a quien en los sucesivo se llamará P. Félix) lo envía a Cuba de 1928 – 1929 para salvarlo de sospechas de una implicación en el asesinato de Obregón, porque al catear la casa de León Toral se encontró un distintivo de la Familia del Espíritu Santo movimiento que dirigía el P. Pablo. En realidad, no tuvo ninguna relación. De nuevo el P. Félix lo envía al extranjero, ahora a estudiar a Roma de 1930 – 1931. En 1934 tiene que suspender los viajes mensuales que hace a la ciudad de Puebla, parece que ya ha sido detectado por el Gobierno. Es sacerdote no registrado en el gobierno y religioso.

M. Enriqueta Rodríguez Noriega En 1913 la familia Rodríguez tiene que huir a Francia pues don Emilio, padre de Enriqueta, tenía grado en el Ejército maderista y el presidente Porfirio Díaz había sido su padrino de bodas. Permanecerán ahí hasta 1914. Durante la persecución religiosa, para 1926, su madre, la Sra. Dolores Noriega es miembro activo de la Liga de la Defensa Nacional y la señorita Enriqueta de las Vanguardias. En su casa se distribuye la propaganda. Son jefes de manzana. En su casa ocultan a las religiosas de la Cruz, expulsadas de su convento. Igualmente más tarde a las religiosas Salesianas y algunas internas, despojadas de su colegio. Son cateadas la escuela y el convento de las religiosas Teresianas. También fueron expulsadas las Madres Reparadoras, así como los señores Obispos. Las juntas de la JCFM (Juventud Católica Femenina Mexicana) tienen que ser celebradas en casas particulares. Así como las reuniones que dirigió el P. Miguel Darío Miranda1, gran figura sacerdotal que se dedicó a “preparar el futuro”. Se tiene que cambiar de sitio el Instituto Social Femenino para no ser clausurado por el gobierno. Basta leer los Anales de la Congregación escritos por la M. Enriqueta, para encontrar muchas veces la frase “a causa de la persecución”. Son tiempos heroicos. En los que la prudencia humana aconsejaría desistir de nuevos proyectos de fundación de religiosas y el Espíritu Divino hace ver la necesidad de esa nueva Obra de Adoradoras que trabajarían en la formación de dirigentes de la Acción Católica y orarían por los sacerdotes. La expulsión de las Congregaciones internacionales, suscitó la fundación de numerosas Congregaciones mexicanas.

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Monseñor Miguel Darío Miranda tenía la experiencia de la guerra mundial vivida en Europa y anota que ni vencedores ni vencidos, prepararon el futuro. Su gran obra social se dirigió en este sentido, con su maravillosa labor en el Secretariado Social Mexicano y su actuación como Arzobispo. 4


I MARÍA DE LA LUZ ENRIQUETA

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1 Antecedentes familiares Sus padres y abuelos Hija de Emilio Rodríguez Argüelles y de Dolores Noriega Castro. Don Emilio, nació en México, se educó en España y en Inglaterra, sus padres, ambos españoles, fueron Don Feliciano Rodríguez y Enriqueta Argüelles, lo registraron como ciudadano mexicano. Era gran lector, tenía una gran biblioteca, le interesaban mucho los asuntos de política nacional e internacional. Muy católico, no sólo iba a misa los domingos sino varios días entre semana y procuraba acercar a amigos y conocidos a la frecuencia de los Sacramentos. Era de carácter bondadoso y de gran sentido social. Su madre Dolores Noriega Castro nacida en la ciudad de México, hija del español Iñigo Noriega Laso y de Guadalupe Castro García, mexicana nacida en la ciudad de México. Mujer de carácter firme. Su abuelo materno, Don Íñigo Noriega, llegó a ser multimillonario, poseía 5 haciendas, era consejero de varios bancos y empresas. Como era íntimo amigo del Gral. Porfirio Díaz, cuando estalló la revolución se refugió en Brownsville, EUA, y entre tanto los despojaron de sus bienes. Murió en México al regresar de este exilio forzoso. Fundó en Colombres, Asturias, España, el Museo de los Indianos o Fundación del Archivo de Indianos y la Quinta Guadalupe, que cuenta con una importante biblioteca y archivo histórico. Enriqueta nació en la ciudad de México el 13 de abril de 1906, que ese año era Viernes Santo, fue bautizada en la Capilla de la Catedral el 3 de mayo del mismo año con el nombre de María de la Luz Enriqueta. Ella comentaba más tarde que había nacido bajo el signo de la Cruz. Fue la primogénita de 8 hermanos de los cuales tres murieron de pequeños: Iñigo, Luz y Emilio. Como su mamá era muy devota de Nuestra Señora de la Luz, quiso volver a dar ese nombre a la otra hermana. Los otros hermanos fueron: Armando, Vicente, Fernando y Mari Lola.

Infancia En el libro Anales2, la M. Enriqueta narra que era huraña, de carácter iracundo. Gracias a la enérgica y sabia educación de su madre, la Sra. Dolores Noriega, conservó la valentía y firmeza sin las cuales no hubiera podido llevar a cabo la fundación del Instituto en los tiempos descritos en el apartado anterior. Época de persecución, en que sólo pueden actuar personas de carácter firme. Escribe: “¡Cuántas veces tiré por el suelo la comida, los cuadernos, la costura porque me disgustaba hacer esas cosas o lo que me servían!” También escribe que de su niñez recuerda a su padre consintiéndola y a su madre formándola suave y enérgicamente. La situación del país era conflictiva y como su padre, Don Emilio, era persona cercana al presidente Francisco I. Madero, al ser asesinado éste el 22 de febrero de 1913, la familia tiene que huir a Biarritz, Francia; regresando en 19153 en plena primera guerra mundial esquivando los submarinos alemanes. Esta estancia en Francia fue de mucha importancia para la vida y misión de la pequeña Enriqueta, de sólo 7 años, pues le proporcionó un panorama universal y alimentó su anhelo misionero. “Fuimos a Francia porque allí vivían los padrinos de mis hermanos, personas de muy buena posición social y que querían entrañablemente a mis padres, especialmente a mi mamá. Cambio total de panorama, pues tomaron en traspaso un pequeño comercio de labores de aguja y venta de estambres, y así, al llegar nosotros, ya teníamos lo necesario para empezar a vivir 2

Libro en el cual la M. Enriqueta narra hechos históricos de su vida así como los comienzos de la fundación de las Misioneras Eucarísticas de la Santísima Trinidad. 3 Encontramos una discrepancia en las fechas al comparar los escritos: Cronología y Anales, por lo cual esta fecha se considera aproximada. 6


mis padres, mis dos hermanos y yo”. En seguida nos pusieron a los dos mayores en su colegio y a mí en uno particular de unas señoritas de buena familia, de exquisita educación y sumamente instruidas, las señoritas Debuc. Biarritz, está muy cerca de España…, asistían a esa pequeña escuela niños no sólo franceses, sino españoles, mexicanos, sudamericanos, ingleses, belgas, rusos, italianos, allí aprendí la ciencia de ser patriota y de, al mismo tiempo, no tener patria. Me explico: en esta escuela cosmopolita, todos amábamos nuestra propia patria y todos amábamos la patria de cada uno de nuestros compañeritos. Cómo recuerdo a Serge, niño ruso que me invitaba a jugar a los soldados y me decía: «una vez van a ganar los rusos y otras los mexicanos, ¿quieres?»... Cómo recuerdo a René Tierre, hijo de francés y argentina, inteligentísimo chiquillo de diez años, que en todas sus composiciones unía el nombre de Francia y el de México… Cómo recuerdo a Elena White, muchachita rubia, inquieta, hija de un gran joyero, que besaba mucho la estampita del Niño Dios y decía: este Niño es más bonito que mi hermanito Jack y sobre todo, dicen que todo lo puede, porque es Dios. Cómo recuerdo el Ave María que rezábamos en voz baja por la conversación de los papás de Ella; la mamá de Franz, jovencito alemán protestante, y los papás de Rose y Guy Rosenthal, judíos… Estalló la guerra mundial y todos mis amigos se tuvieron que ir a sus respectivas naciones, so pena de ser acusados de espías, quedó el colegio triste, solamente estábamos los mexicanos, los ingleses, los españoles y los franceses”4. Estas experiencias de su infancia, marcaron su vida con una visión no sólo internacional, sino también de aprecio y comprensión a todas las culturas y modelaron su corazón misionero. También la iniciaron a lo que sería una gran facilidad de lenguas.

Formación recibida Era la época del presidente Venustiano Carranza. A su regreso de Francia asistió al Colegio de las Madres Francesas de San José de la Montaña, ahí cursó el tercer año. El 12 de diciembre de 1917 hizo la Primera Comunión, tenía 11 años de edad. En febrero de 1918 los negocios de su papá llevaron a la familia a vivir en Puebla, ahí continuó su instrucción, primero en el colegio Ursulino pues la superiora era francesa, ahí duró un año, sufrió mucho pues no entendía el español, socializaba poco con las demás compañeras, se sentía incomprendida por las profesoras. Posteriormente ingresó en el colegio de las religiosas Teresianas donde era capellán el P. Eugenio Manzanedo, un amigo de su padre a quien ella le confió que estaba a disgusto. El espíritu de Santa Teresa marcó su formación, asimismo, una de las maestras, la M. Teresa Delgado la ayudó mucho en los años que allí estuvo y después de su graduación la guió a descubrir su vocación a la vida religiosa. En sus escritos dice que fue para ella «una segunda Madre»”.

2 El Señor prepara a Enriqueta para su misión Su relación con la M. Teresa Delgado fue una luz que le permitió descubrir el llamado de Dios así como un apoyo en la formación de su carácter. La religiosa era de carácter sereno, equilibrado, muy dura y al mismo tiempo dulce. Enriqueta dice que la temía y la quería. En las conversaciones con ella llegó un punto en el que hablaron de la vocación, “descubrimos que tenía vocación religiosa. Este fue un nuevo lazo de unión entre las dos”. La religiosa le hablaba de su vocación, de la vida de santos, de las penitencias, el cilicio; el cual empezó a usarlo con el permiso del P. Manzanedo, capellán del colegio teresiano. 4

Anales, 3. 7


Su modo de vestir era serio, no le gustaban los “perifollos”, esto desagradaba a su madre que era muy elegante y arreglada al igual que su padre. La M. Teresa le dijo que para agradar a Dios no era necesario llamar la atención ni disgustar a sus padres, le dijo que se maquillara y usara otro tipo de ropa. Llegaron años de pruebas por la situación económica, se cambiaron de casa, redujeron gastos, sus amigas ya no eran las mismas. Enriqueta empezó a sentir la pobreza. Conoce a unas muchachas de apellido Gallo que eran amigas del P. Manzanedo, ellas sabían hacer manualidades y las Teresianas las invitan a dar clases al colegio. Ellas con su testimonio le enseñan a Enriqueta la alegría y el valor del trabajo. Joven, atractiva y de buena familia, tuvo ocasión de rechazar el amor humano en dos ocasiones, de excelentes jóvenes que la pretendieron. Uno de ellos era un sobrino del P. Manzanedo. El joven le escribió una carta en la que pedía hablar con sus papás para entablar el noviazgo; esto llenó de confusión a Enriqueta. Consultó con la M. Teresa su inquietud, ella le respondió que no era para el matrimonio pero le sugirió que consultara con un sacerdote distinto ya que este joven era sobrino del P. Manzanedo. Ante esta disyuntiva, Enriqueta va con el P. Padilla, SJ, quien le indicó que esperara para responderle al joven, que leyera libros piadosos y fuera a hablar con la M. María, una religiosa Reparadora. También le pidió que aceptara el noviazgo con ese joven aunque fuera por un mes. Enriqueta dice que sentía una gran pena, como engañando al joven, le atormentaba esa relación. A causa de este hecho se dificultaron las relaciones con el P. Manzanedo y la M. Teresa; de su madre también recibió una reprimenda. Don Emilio la apoyó diciéndole: «hija, usted ha dejado todo para seguir el llamado de Dios, no tema, El llenará su vida y ya nada la hará sufrir (…) un matrimonio sin vocación es un infierno»5”.

En búsqueda Por indicación del P. Padilla, SJ busca a las religiosas Reparadoras, al entrar en contacto con ellas empieza a darles clase de francés y recibir también clase de inglés. Una noche del año de 1925 expresa a sus padres el deseo de ingresar a esta Congregación, ellos no le permitieron; a pesar de eso ella se sintió feliz y en paz. También con las religiosas tiene un distanciamiento, se volvieron serias y exigentes con ella. Esta situación afecta su estado de ánimo y la mandan una mes a la Ciudad de México con su tía Lupe, “para que le quitaran la tristeza”.

Al servicio dela Iglesia Por el año de 1926, la persecución religiosa fue más y más abierta y se formaron las Vanguardias católicas y la Liga nacional de Defensa de la Iglesia, en la que participaron su madre y ella. Su madre era jefe de extensión. En su casa se guardaba la propaganda. Las Vanguardias de damas católicas celebraban las juntas en el Arzobispado, pero el Señor Arzobispo Pedro Vera y Zuria, que las dirigía, pronto fue exiliado como muchos de los Obispos. En las reuniones subsiguientes celebradas en casas particulares, el P. José Ignacio Márquez les presentó al P. Miguel Darío Miranda quien las inició en la recién fundada Acción Católica. Las Damas se convirtieron en las socias de la Unión Femenina Católica Mexicana (UFCM) y las Vanguardias en la Juventud Católica Femenina Mexicana (JCFM) a las que inmediatamente se adhirieron su madre y ella. Fue verdaderamente un don de Dios para su formación. En sus filas trabajó intensamente y fue la escuela de su formación apostólica y donde se desarrolla su deseo de servir a la Iglesia. Dirigida por el P. “Nachito” futuro Arzobispo de Puebla6. Pronto fue elegida Presidenta de la JCFM y ese cargo le permitió extender su radio de acción y conocer excelentes amigas tan apostólicas como ella, habituarla a trabajar en equipo y establecer relaciones con sacerdotes y obispos que después serán claves en la fundación de la Obra.

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Ibíd, 16-17 Don Ignacio Márquez 8


Clarificando el llamado La Madre Provincial de las Reparadoras le había recomendado que buscara dirección espiritual con el P. Urdanivia, un sacerdote jesuita. En ese tiempo surgió otro joven que la pretendía. Sus compañeras y el P. Nachito le hacían bromas y la animaban a corresponderle. Ella no quería comprometerse pero a la vez dudaba de si realmente era su camino la vida religiosa, pues de nuevo le surgía un pretendiente. A raíz de esta inquietud fue que decidió después de un año buscar al P. Urdanivia, sj. Este la invitó a participar en unos Ejercicios de encierro para varias jóvenes con inquietud vocacional. Estos Ejercicios fueron en completo silencio, muy recogidos y que al terminarlos el Padre les recomendó que escribieran en un papel sus atractivos por las tres vocaciones: matrimonio, vida religiosa y vida apostólica como célibes. Al mostrarlo, el Padre le aconsejó que «esperara», que él no veía claro el plan de Dios sobre ella. Estos Ejercicios tuvieron ciertamente una gran influencia en la vida de Enriqueta, por lo que se transcribe el texto íntegro de esa escena tal como lo relata ella en los Anales7: “El Padre leyó muy despacio, volvió a leer y más leer y se quedó un buen rato callado sin decir nada, después de un momento que a mí me pareció una eternidad, me dijo: hija, hay que esperar, desde luego usted no es para el matrimonio pues si bien tiene usted un corazón hecho para amar mucho y a muchos, creo yo que ni su marido ni veinte hijos, si los tuviera, serían capaces de llenarlo y sería usted siempre desgraciada; además lo que la atrae al matrimonio no es lo que pide el Sacramento. Por lo tanto, así no debe usted pensar nunca en casarse, deje a ese joven que la quiere, suavemente, poco a poco y ahora es fácil porque está él muy entretenido en sus negocios. No le hace que la juzgue como quiera. Dios ve todo. En cuanto a la vida religiosa, creo que allí sí haría la voluntad de Dios; pero hay que esperar, Nuestro Señor le tiene reservado algo que no alcanzo a saber qué será. Él lo sabe y se lo hará conocer a su tiempo. Mientras tanto espere. Y puesto que las Reparadoras ya no están, ya no piense más en ellas pues no creo que sea para allí. Pero no se turbe, no se impaciente, no se intranquilice, puesto que si usted (así me lo ha dicho) si hace lo que le digo, hará la voluntad de Dios, yo le digo que espere. Dedíquese en cuerpo y alma a Juventud; eso la formará y preparará para el futuro. Espere atesorando cuanto pueda y cuando llegue la hora, recuerde estos santos Ejercicios y cumpla su promesa de hacer la voluntad de Dios… Guarde esta hojita – dijo – devolviéndome el papel que yo le había dado y guárdela en un sobre cerrado que diga ‘Conciencia, Ejercicios del 17 de abril de 1930’, y no lo abra hasta que lo abra el Director que Dios le mande”. Resumió estos ejercicio espirituales en una frase: “Maestro, Tú solo en mi alma”, y al considerar las dificultades que esto implica, añadió: “a pesar de todo” 8. Pasaron unos años. El Excmo. Señor Vera y Zuria volvió del destierro y seguía formando a las jóvenes por medio de círculos de estudios, conferencias, etc. Años de intensa formación, entrega apostólica y amor a la Iglesia. Otra influencia determinante fue que en una de estas reuniones, descubrió la necesidad de orar intensamente por los sacerdotes tan perseguidos y tentados. Además atendía como directora al Instituto Social Femenino para formación de las jóvenes, asesorada por el P. José Ignacio Márquez y con excelentes sacerdotes catedráticos. Nueva ocasión para su propia formación en medio de las dificultades de la persecución patente o solapada.

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Ibíd, 33-34. Ibíd, 34 9


3 Personas que influyeron en su formación Este apartado está formado literalmente de las “MEMORIAS” escritas en 1983 por la M. Enriqueta a petición de la Madre Superiora General. Puede decirse que estas personas fueron los formadores de la futura fundadora.

P. José Ignacio Márquez “Desde que conocí al P. Márquez, sentí una fuerte atracción a su persona, pues era para mí el prototipo del sacerdote: sociable, muy educado, apostólico, sumamente respetuoso con todos, aunque sin estiramiento, pues inspiraba mucha confianza y se sentía uno tomada en cuenta por él, que, sin inmiscuirse en dirección espiritual, conocía a cada alma y sabía suavemente guiar a la oración, al sacrificio, al estudio, al apostolado, en un ambiente de franca amistad entre unas y otras, y de alegría. Él me quiso mucho, siempre me llamaba ‘mi buena y querida Rica’. Fue suave y fuerte en su trato conmigo, pues aunque nunca me confesé con él, conocía mi vida y la de mi familia, ya que semanalmente iba una noche a cenar con nosotros y después lo acompañábamos papá y yo a pie a su casa, él se interesaba por conocer la vida de mis papás y discretamente la mía. Me prestaba libros sobre temas morales, Sociología, Acción Católica y algunos recreativos que luego comentaba conmigo. Continuamente me impulsaba a superarme, ya fuera elogiándome o censurándome y siempre me quiso en cargo de gobierno o de organización para lo cual me iba motivando. Durante los 5 años que yo fui Directora del Instituto Social Femenino, él iba al local que ocupaba antes de llegar a su oficina y se sentaba en una silla de la Dirección para platicar conmigo acerca de los maestros, alumnas, los textos, los programas..”.

Monseñor Eugenio Manzanedo “No quiero dejar de nombrar al que fue mi confesor durante casi 6 años de mi vida de colegiala en el Teresiano; mi maestro de Sociología y Psicología experimental; gran amigo de mi familia; sacerdote ejemplar. Maestro en el Seminario; consultor de la Mitra y de la Santa Sede. Muy austero, amante de la pobreza y fidelísimo en su cargos como canónigo y capellán del Colegio Teresiano. Era español, nacido en Burgos, pero amaba entrañablemente a México. Murió en Puebla”.

Excelentísimo Sr. Pedro Vera y Zuria “Fue un santo Arzobispo de Puebla. Lo conocí en la calle. Él venía de Catedral para su casa y lo acompañaban tres o cuatro niños. Atravesé la calle para saludarlo y entonces me dijo: «¿No te gustaría ser catequista?» Yo le dije que sí y entonces me citó en su casa, pues había ido reuniendo un grupito de señoritas para darles unas clases y que pudieran ser catequistas. Estuve asistiendo con toda puntualidad y nos impuso un distintivo: listón con un Crucifijo. A mí me dijo que fuera a la Parroquia de Santa Clara, que era la que me correspondía, los sábados por la tarde, cosa que hice hasta que mi familia se fue a México. Yo debo al Excmo. Sr. Vera ese ‘llamado’ a ir a enseñar. Era un hombre de oración muy amable, sencillo, de pocas palabras y muy preocupado por su Diócesis”.

P. Alberto Urdanivia, S. J. “Considero a este Padre como un enviado especial de Dios para mi alma, pues casi sin conocerme, – en un retiro – fue el que definió mi vocación a la vida religiosa sin atreverse a determinar en qué lugar, pero casi profetizando mi futuro, al recomendarme ‘esperar’ y ‘decirme’: «Nuestro Señor le tiene algo reservado, algo que no alcanzo a saber qué será. Él lo sabe y 10


se lo hará conocer a su tiempo. Mientras tanto espere…» «Hasta que llegue el Director que Nuestro Señor le mande»”. Definitivamente esta advertencia profética, inspirada por Dios, fue algo marcante en la vida de Enriqueta.

Excmo. Señor Luis María Altamirano “Lo conocí siendo Sacerdote, porque era Director de la Asociación de Marías de los Sagrarios, así que mensualmente nos celebraba la Misa y teníamos junta. Quiso mucho a la Acción Católica y en el principio de la persecución fue desterrado a Los Ángeles, California. Allí, con muchachas mexicanas fundó la JCFM (Juventud Católica Femenina Mexicana) y me puso en contacto por carta con algunas de ellas, pues yo era Presidenta Diocesana. Al regreso de su destierro, fue Asistente Eclesiástico y Lolita, una de sus hermanas, ingresó al grupo y el Señor Arzobispo me la recomendó, así que trabajamos juntas hasta que lo nombraron Obispo de Huajuapan de León y tuvo que irse con su familia a radicar allá, pero iba con frecuencia a Puebla para atendernos a las Marías de los Sagrarios. Me quiso mucho y en 1935, el Excmo. Señor Márquez me pidió que fuera a ver Sr. Altamirano y le platicara de la Obra9, pues quería su opinión. En esas entrevistas, encontré un gran descanso, pues el Excmo. Sr. Altamirano conoció mi alma, comprendió y defendió la Obra y más tarde, ya fundadas, nos pidió personal para fundar una casa del Instituto en Morelia, en donde él ya era Arzobispo de esa Diócesis (en 1944). Yo con frecuencia lo visitaba, recibiendo sus santos y sabios consejos y un gran consuelo a través de su dulce mirada, cuando me recibía con gran cariño.”

Excmo. Sr. Don Maximino Ruiz y Flores Ocupó la sede vacante de la Arquidiócesis Primada de México antes de la elección del Excmo. Señor Luis Ma. Martínez, fue un bondadoso protector de la naciente Congregación toda su vida y la M. Enriqueta lo cita con mucha gratitud.

4 Encuentro con el P. Pablo María, MSpS El P. Pablo María Guzmán (en adelante P. Pablo) es enviado por sus superiores a fundar el Apostolado de la Cruz en la ciudad de Puebla. No hay exactitud, pero entre junio y agosto de 1932, estando Enriqueta en la sala de espera del Arzobispado de Puebla, entró el P. Pablo quién la vio de espaldas y preguntó a su acompañante «¿Quién es esa señorita?». Luego reflexionando para sí dijo: «Buenas espaldas para cargar una gran cruz». El P. Pablo con el celo apostólico que lo caracterizaba, empezó a organizar el grupo directivo y visitó la casa de la familia Rodríguez para invitar a la Sra. Dolores a ser la presidenta, quien aceptó sólo ser la tesorera, también Fernandito (hermano de Enriqueta) gozaba en acompañar a su madre a las juntas y escuchar ‘al Padre que habla muy bonito’… Enriqueta, a pesar de las insinuaciones de su madre y de Monseñor Márquez no tenía la menor intención de ir, porque estaba entregada completamente a los trabajos de Acción Católica. En una ocasión que su mamá no pudo llevar a Fernandito, Enriqueta lo acompañó. Esta fue su primera impresión: “De esta primera Misa que le oí al R. P. Guzmán, no sé qué decirles, pues llevaba un torbellino de ideas en la cabeza y un cúmulo de sentimientos en el corazón. La impresión que me hizo el Padre tampoco podía explicarla. Sólo sé que sentí en mí algo especial que me llevaba a él y contra lo que yo estaba resuelta a luchar. 9

Misioneras Eucarísticas de la Santísima Trinidad 11


Recuerdo muy bien que al recibir la Sagrada Comunión de sus manos, sentí un fuego especial que me subió hasta el cerebro y me quemaba la cara; el Padre me había mirado y yo sentí como la mirada que Jesús debe haberle dirigido a sus Apóstoles y a la Magdalena. Desde entonces, en vano luchaba por olvidar esa Misa y esa mirada: las traía dentro de mí y eran como una súplica, un reproche… Al mes siguiente también fui y llevé a Fernandito, (a la Iglesia de Santa Catalina) quien quiso saludar al Padre a la sacristía después de la Misa. Al poco rato vino Anita Gallegos y se acercó a mí diciendo que me quería conocer el Padre10”. Como en muchos otros momentos, la resistencia y pretextos de Enriqueta salían a relucir y se oponía a acercarse al P. Pablo, sin embargo Dios se valió de la insistencia de su hermanito para propiciar ese memorable encuentro. Ante la tenacidad e insistencia del sacerdote, la joven accedió a pertenecer al Apostolado de la Cruz. Al bendecirla y entregarle la cinta le dijo: “«Esta Cruz le va a traer muchas gracias, ya verá, arrodíllese para que se la imponga, es su nuevo distintivo», caí de rodillas y por primera vez besé de todo corazón la santa Cruz del apostolado”. El P. Pablo la citó para darle el diploma de celadora e instruirla el 18 de noviembre de 1932 en la casa de Anita Gallegos. Ahí por primera vez le empieza a hablar de su vocación, del amor de Dios a las almas, de las gracias recibidas por ser fiel a Dios. Enriqueta se siente descubierta en su interior. Esta fecha será clave para la vocación de Enriqueta a las Obras de la Cruz. Ese encuentro fue el preludio de nuevas y grandes gracias. Dios iluminó al P. Pablo para leer el interior de Enriqueta; el Padre le dijo:

«Yo sé que usted no tiene director y vengo a suplicarle que lo tenga porque su vida no es para que esté en el aire. Con la ayuda de un director sabrá pronto la voluntad de Dios para su alma. Le ofrezco mis pobres oraciones que son de sacerdote, no tema, el Señor está con usted y todo lo pasado es una preparación para el porvenir. Grandes gracias para su alma y para muchas almas. ¡Ánimo, ánimo, ya verá qué feliz va a ser cuando conozca más la hermosa doctrina de la Cruz y se dé a ella trabajando con mucho ardor en el Apostolado! ¿Qué opina usted de todo esto?»11 Enriqueta, evidentemente necesitaba un espacio de tiempo para clarificar las gracias recibidas. De regreso a su casa después de repasar en una Iglesia estas gracias, buscó el sobre con el escrito de los Ejercicios Espirituales que había hecho con el P. Urdanivia, SJ, se lo entregó esa misma noche al P. Pablo, que recibió con sencillez el sobre, se retiró para leerlo y regresó diciéndole:

«Ya leí su escrito, está bien, la acepto como hija espiritual, espero en Dios poder hacerle mucho bien a su alma. Téngame mucha confianza. Más adelante comprenderá que Dios da al director espiritual gracias especiales de estado por la cuales conoce a las almas y sabe formarlas acercándolas a Dios12».

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Ibíd,pág. 41 Ibíd, págs. 46-47 12 Ibíd, pág. 49 11

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Dirección espiritual con el P. Pablo Este encuentro con el P. Pablo la deja realmente conmovida y encontrando el punto de unificación: “Realmente en esos momentos sentía yo que el Dios que estaba en mí era el mismo Dios de mi infancia, el mismo de mi Primera Comunión, el mismo de mi vocación religiosa, el mismo de mi vida de apostolado. Me sentía tranquila y como llevada suavemente por una fuerza dulce, pero irresistible al R.P. Pablo13”. La dirección espiritual con el P. Pablo dio estabilidad en su vida espiritual, se sentía comprendida en su búsqueda y tenía la certeza de que él podría ayudarle en clarificar su llamado. Le impresionó su sencillez, confianza, naturalidad y franqueza, “poco a poco fui conociendo su espíritu tan hermoso de Misionero del Espíritu Santo. Me encantaba ese espíritu de pureza, de sacrificio, de obediencia, de oración y esa gran caridad que tenía el padre”.14 Cuando empezó la dirección espiritual, el P. Pablo no le hablaba de un determinado instituto religioso, le decía algunas cosas veladamente, pero nada claro. “Finalmente en otro retiro que hice de confirmación, pensé y medité en lo hermoso que sería una congregación religiosa especialmente dedicada a pedir por los sacerdotes, a formar miembros de Acción Católica”.15 Las indicaciones que le daba su director espiritual le resultaban fáciles, lo que antes le causaba apatía y flojera ahora lo hacía con gusto y llegó a ser una necesidad en ella, rezar el rosario, hacer el examen de previsión, lectura espiritual, media hora de adoración, etc., experimentando en ella una nueva vida. El P. Pablo visitaba Puebla cada mes y Enriqueta aprovechaba para platicar con él largamente. La experiencia de haber hecho confesión general de sus pecados con el P. Pablo fue la de haberse despojado del hombre viejo, pues había vaciado su alma, y a pesar de sus debilidades ella sentía que el Padre se interesaba en su alma. Fue esa confesión de muchas luces, ternura y amor. Experimentó una gran confianza, respeto y una necesidad de abrirse a la gracia.

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Ibíd, pág. 48 Ibíd, 51-52 15 Pláticas y Conferencias de la M. Enriqueta. Tomo IV, 63. 14

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II CONOCE SU MISIÓN

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5 Clarificando el llamado Enriqueta vive otra etapa de su vida espiritual ahora con el P. Pablo, experimenta serenidad, sus inquietudes se van esclareciendo y sus anhelos tomando rumbo. Transcurre un año de paz profunda y apostolado intenso. Goza de la dirección del P. Pablo, todo lo que él le decía le parecía fácil. Ella sigue dócilmente la dirección que Dios le marca a través de su director. Prosigue su apostolado con el ardor que la caracteriza. En 1933, el P. Pablo la invita a inscribirse también a la Familia del Espíritu Santo: señalándolo como ‘una nueva Confirmación’. Esta invitación fue la ocasión de advertir que no había sido confirmada. Fue con su madre a explicar el caso al Excmo. Señor, Arzobispo Vera y Zuria, quien accedió a confirmarla el día de Pentecostés en su oratorio particular. Ella se prepara a recibir este Sacramento, para lo cual el día anterior a Pentecostés hizo un retiro en el convento de las Madres de la Cruz. Retiro en que Dios la favoreció con una iluminación particular. “En este retiro pensé mucho y conocí mi vocación a una nueva orden religiosa que tendría un espíritu nuevo16”. Esta fue su experiencia interior. Tuvo también la intuición de la vocación sacerdotal: “Pensé mucho y medité en lo hermoso que sería una Congregación religiosa especialmente dedicada a pedir por los Sacerdotes17” Ese mismo día del retiro escribió al P. Pablo esperando el día en que pudiera comunicarse con él y al salir de ahí depositó la carta en la que manifestaba su deseo de un instituto misionero que tuviera entre sus fines ayudar a la acción católica. Se decía así misma: “¡el Instituto tiene que existir, que me lo busque el Padre!”

Ese instituto no existe Ansiosa por saber la respuesta del Padre se presenta la ocasión de ir a la ciudad de México con su familia, el 22 de junio de 1933, con motivo de la Primera Comunión de una sobrinita. En esa entrevista el P. Pablo le aclara su llamado. La joven Enriqueta sentía en su interior algo difícil de explicar, mezcla de dolor alegría, confusión y a la vez una gran confianza. Salió de la entrevista con la certeza de que es Dios quién todo lo hace, cuando y donde Él guste. ¿Qué pasó en esta entrevista entre el P. Pablo y Enriqueta? ¿Por qué tanta premura de Enriqueta para ir a visitarlo? ¿Qué suscitó en el Padre aquella carta de su hija espiritual hecha en su retiro de preparación a la confirmación? Leemos en unos apuntes lo que les comparte a sus hijas MESST en una de sus conferencias dada en 1949 hablándoles sobre la historia de la Fundación: “Al hablarme de la carta que le escribí inmediatamente le dije que yo no quería entrar con las Madres de la Cruz” (porque no tenían apostolado directo) Él me contestó: «No, si no ha sido mi idea que entre allí; si yo la mandé a hacer el retiro fue porque quise que las conociera, porque son nuestras Hermanas y usted tiene que conocer su espíritu, el espíritu de las Obras de la Cruz, que es el que me he esforzado en inculcarle en el tiempo que llevo de dirigirla pero su lugar no está allí». Y empezó a hablar de un instituto religioso que trataba de todo aquello que yo estaba deseando. Ahí es donde quiero entrar, le dije… y se quedó un rato callado; se acercó más donde yo estaba, se puso de pie y me dijo entonces con una expresión que jamás se me olvidará: «ese instituto no existe, pero yo quiero que sea usted la fundadora y le vengo a hablar en nombre de 16 17

Anales; 56 Pláticas y Conferencias de la M. Enriqueta.Tomo IV, 63. 15


Dios para que no vaya a rechazar la gracia que Él le da al llamarla a un Instituto que le va a dar grande gloria». Sus palabras tenían tal ardor, tal fuego que hasta le cambió la cara; los ojos le brillaban como nunca y aquel ardor parecía querer meterse hasta el fondo de mi alma; y se acercaba nuestro Padre hacia mí, que sentía en ese fuego de sus ojos la grandeza del Instituto, del espíritu que llevaría; y sentía la fuerza del poder de alma de Nuestro Padre. Recuerdo que me repetía: «Yo le vengo a pedir en Nombre de Dios que hoy mismo me diga si acepta o no» y le dije que sí. No recuerdo haber dicho muchas palabras, pero acepté lo que me proponía. Nuestro Padre se volvió a sentar y siguió hablándome: «Esto nos va a traer muchos dolores de cabeza, porque es una Obra nueva, así es, usted lo ignora y vale más, pero Dios le dará las gracias que necesita. Una sola cosa le pido: que confíe en mi palabra, ahora lo importante es saber que usted llegó al lugar en que Dios la quiere y al Instituto a que Dios la llama18»”. Después de esta entrevista pasaron varios meses para volverse a encontrar. El día de la entrevista era el día del Sagrado Corazón de Jesús.

Madre de muchas almas y un nombre nuevo El 14 de julio de 1933 recibe una carta del P. Pablo en donde la felicita llamándola ‘madre espiritual de muchas almas’19. Las cartas que recibe del P. Pablo eran un aliciente, una luz para su alma, que poco a poco se iba sintiendo más unida a Dios y comprendiendo lo que es la Eucaristía, el amor a la cruz, la doctrina de Santa Teresita del Niño Jesús sobre el abandono y confianza en Dios Padre. El 5 de agosto de ese mismo año, recibe una carta en la cual el P. Pablo le da su ‘nombre nuevo’: CONSUELO DEL DIVINO PADRE y responde entusiasmada que le encanta su nombre, que eso quiere ser “un consuelo para el Divino Padre” y le pide al P. Pablo que la ofrezca diariamente así, como un consuelo. En la Sagrada Escritura vemos que, cuando Dios quiere señalar una misión a sus hijos, les da “un Nombre Nuevo”. Así tenemos Abram, Abraham, Sara, y en el Nuevo Testamento, hace lo mismo con sus Apóstoles Pedro y Pablo: Misión nueva, Nombre nuevo. El P. Pablo le presentó a Enriqueta varias jóvenes de México que son sus dirigidas espirituales y considera tienen vocación para la nueva congregación. Y así, poco a poco Dios, en distintas fechas, va reuniendo a otras jóvenes que serían las cofundadoras.

6 La Obra es de Dios En junio de 1934 Enriqueta habla sobre la Obra con el P. Ignacio Márquez (postulado para Obispo de Puebla) y después con el Señor Obispo Vera y Zuria, ambos se extrañan, pero después de darles algunas explicaciones comprenden la oportunidad de la Obra en el campo de la Iglesia. Urge la formación de dirigentes al servicio de la Iglesia e impregnadas de profunda espiritualidad. Dios, que dirige la historia, llevó a Monseñor Ignacio Márquez a prepararse a su consagración como Obispo a la ciudad de México, haciendo Ejercicios en la Casa Sacerdotal de los Misioneros del Espíritu Santo (MSpS), de la que era superior el P. Pablo. Ocasión para hablar más extensamente de la Obra en proyecto.

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Pláticas y conferencias de la M. Enriqueta. Tomo IV, 65-66. Anales, 58. 16


Entrevista con el P. Félix de Jesús Rougier El P. Pablo que no hace nada sin la aprobación de su amadísimo Fundador el P. Félix de Jesús Rougier, le dio a conocer la Obra y ese mismo mes le presentó a Enriqueta. La presencia del P. Félix le impuso tanto a Enriqueta que apenas le salía la voz, el P. Pablo tuvo que decirle que hablara más fuerte. Ella le habló de la Obra y sus fines, el P. Félix la escuchó con atención, le hizo preguntas y le gustó mucho la Obra que dijo que daría mucha gloria a Dios y a la que llamó “La Gran Obra”. La animó mucho y al despedirse la bendijo y le dijo hiciera mucha oración. De ahí se fue a ver al P. Pablo que la esperaba en la casa de los MSpS en Coyoacán. Al entrar a la capilla, viendo que el Sagrario estaba cubierto con un conopeo rojo, dijo a Enriqueta: «Así quiero que sean, como un fuego ardiendo ante el Altar». Ella comenta: “por eso pensé que nuestro hábito fuera de ese color”. No se puede describir el gozo y la gratitud de los futuros fundadores al recibir el sello de Dios en la aprobación del P. Félix. Esta entrevista puede considerarse como el inicio de la preparación decidida a la fundación. Un sello de Dios para la Congregación fue la protección de P. Félix. Escribió a Enriqueta más de veinte cartas que él llamaba ‘telegramas’. Anticipando los acontecimientos, él mismo fue el que celebró la Misa de Fundación el 20 de noviembre de 1936 porque el Consejo General había nombrado al P. Pablo a fundar la casa de San Luis Potosí. Y respetando la decisión del Consejo, nombró al año siguiente al P. Pablo, Ecónomo General para que residiera en México y pudiera formar directamente a sus hijas (1938 – 1944).

Fines de la Obra En esos meses de 1933, no se sabe con exactitud, el P. Pablo propone a Enriqueta que escriba los puntos esenciales de la espiritualidad que desea. Él hace lo mismo. Estando en Puebla, el P. Pablo llegó a la casa donde se hospedaba después de haber predicado en los Centros de Apostolado. No queriendo molestar a la dueña de la casa para pedirle papel, escribió los fines de la Obra en lo primero que encontró: el reverso de un anuncio de callicida de 16 cm. de largo por 4 de ancho: 1. Rendir un culto constante interior y exterior de adoración, acción de gracias, reparación e imploración a cada una de las Divinas Personas de la Santísima Trinidad en unión con la Víctima de nuestros altares, muy especialmente en favor de los sacerdotes y por los fines que la Iglesia le señale por medio de sus Pontífices. 2. El ejercicio del Apostolado en la forma más necesaria al bien de la Iglesia especialmente en la formación de las dirigentes de la Acción Católica, conservando en el ejercicio de este apostolado el espíritu del Instituto: acción moderada, oración intensa y sacrificio heroico. 3. El fomento de las Obras Sacerdotales, especialmente aquella que pide por los Sacerdotes difuntos. Al día siguiente recibe el escrito de Enriqueta y sin leerlo coloca ambos papeles sobre el altar. El escrito de Enriqueta está en pequeñas hojas.

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Los tres primeros puntos EXACTAMENTE IGUAL, solo que sin abreviaturas.: La Obra de las Misioneras Eucarísticas de la Trinidad, como su nombre lo indica, tiene por fin la glorificación de la Trinidad, teniendo como medio: Primero y esencial: la vida eucarística de sus miembros en la adoración perpetua al Santísimo Sacramento en todas sus casas. Segundo: el apostolado sacerdotal, llegando a todas las almas por la oración, la mortificación, la caridad y la acción moderada. Sus obras serán el ofrecimiento de todos sus actos por la santifi17


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cación de los sacerdotes y por las almas de los sacerdotes difuntos. Buscarán para este fin cooperadores que con sus oraciones y sus limosnas ayuden a la fundación de Misas perpetuas por los sacerdotes enfermos. Asesorarán de manera especial a los grupos de dirigentes de la Acción Católica, contribuyendo a su formación en la forma conveniente, es decir, por medio de retiros, tandas de ejercicios, centros de estudios, todo especialmente para la formación de dirigentes de la Acción Católica. La Obra de las M. E. de la T. tendrá así mismo colegios para niñas hasta terminar su instrucción y para niños hasta los 12 años; en unos y otros, su mira será fomentar el espíritu apostólico y sacerdotal. El modelo será siempre Cristo en su vida privada y pública, Cristo que se dio todo entero para la salvación de las almas; Cristo que se ofrece como Víctima ante el Padre y le presenta todas las obras.

Precisando la base espiritual En la ‘Oración de Fuego’ inspirada por Dios al P. Pablo en octubre de 1933, está precisada la intuición evangélica fundante. En ella están los primeros e indispensables pasos para fundamentar la base de la vida espiritual de las Misioneras. Después analiza los fines y las características, dando a la futura fundadora seguridad del llamamiento Divino. Estos son algunos párrafos de esta:

«Parecería a primera vista que, dada la multiplicidad de las obras, una más sería inútil o poco oportuna; pero por lo que usted sabe y lo que hemos hablado, creo que será de grande utilidad para las almas y de mucha gloria para Dios. Dios lo podría hacer todo sin usted, pero si Él quiere su cooperación en todas formas, ¿Podría negársela usted? Él nos promete la victoria, pero no nos dice que sin combatir. Además, usted lo que va a hacer es manifestar a Dios su buena voluntad y su Obediencia, lo demás, Él lo resolverá». Después de esto, el P. Pablo pasa a precisar las características de la Obra en general y la selección de vocaciones:

«Hay en la obra, algo que es sublime y es su color eminentemente sacerdotal. Puede decirse que ella estará formada exclusivamente por almas sacerdotales. Esa forma en que se proponen honrar el Sacerdocio Eterno de Cristo es sublime…. Una cosa me parece indispensable: la selección escrupulosa de las almas que han de formar la Obra. Deben ser almas de grandes deseos, muy puras o muy purificadas, deben ser almas amantes del altar, de vida interior muy intensa, muy caritativas, deben escoger personas muy educadas o educarlas con esmero; nada de vulgaridades, al menos en deseos. Y dónde encontrar esas almas? Eso le toca a Dios. Él las conoce, Él las predestinó eternamente, Él las irá reuniendo cuando sea necesario. Cristo las compró con su Sangre Preciosísima; María con sus lágrimas y sus dolores íntimos. El Espíritu Santo las santificará para gloria del Padre… Será pues un ejército de almas pequeñitas de buena voluntad, que se ofrezcan a reparar las ingratitudes y a ser la prolongación de Jesús en su amor al Padre, en su celo sacerdotal, en su pasión por las almas». Podemos imaginar el eco que despertaría esta carta en el corazón de Enriqueta y en el pequeño grupo de futuras cofundadoras.

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7 A la sombra de la Cruz del Apostolado Fundación Íntima Y como siempre la providencia de Dios: la familia Rodríguez tuvo que irse a vivir a la ciudad de México en agosto de 1936 a causa de los negocios de Don Emilio. La casa estaba muy cerca de la oficina del P. Pablo y del Templo de San Felipe de Jesús. Escribe Enriqueta: “Los primeros días de Septiembre fui a ver al P. Pablo haciéndole sentir las ansias que tenía de la pronta realización de la Obra… El Padre me dijo: «yo creo que deben reunirse el 25 de diciembre, en nombre de Dios». Yo reía, pues a pesar de desearlo mucho, no creía que en dos meses pudieran hacerse tantas cosas. El Padre calló y después me dijo que iba a hablar de esto con el P. Félix. De nuevo fui a decirle que creía que no íbamos a poder para el 25 de diciembre. Él me interrumpió: «No, yo creo que deben empezar el 20 de noviembre, porque es muy justo que, siendo ese día aniversario de la Revolución que tantos males ha traído a nuestra patria, se la ofrezcan ustedes a Dios como para desagraviarlo. Además es el día del santo de nuestro Padre y yo quisiera que ya que tanto se ha interesado por esta Obra, le diéramos de cuelga la fundación»”. Continúa Enriqueta diciendo: “¡Me quedé espantada! Lo primero que hice fue decírselo a mis papás. No lo podían creer hasta que el mismo Padre se los dijo. Por supuesto, no se empezaría sin el permiso del Excmo. Señor Vera y Zuria y del M. R. P. Félix de Jesús”. El P. Pablo habló con el P. Félix al respecto y quedó de acuerdo. Enriqueta se entrevistó con Monseñor Ignacio Márquez y con el Excmo. Señor Vera y Zuria, les cuenta los proyectos y ambos autorizan que la Obra inicie el 20 de noviembre. El 24 de octubre reciben la noticia de que el P. Pablo había sido nombrado Ecónomo de la nueva casa que los Misioneros del Espíritu Santo iban a fundar en San Luis y ¡salía esa misma noche! Nuestro Señor siempre pone el sello de la cruz en todo lo que da a sus escogidos. ¡Tantos años de espera, tantos sufrimientos para que, llegado el momento de la realización de todos los ideales y del cumplimiento de la voluntad divina, la obediencia las separa del P. Pablo que tanto las amaba y se sacrificaba por todas ellas! ¡Sólo había que decir FIAT! Enriqueta escribe: “El P. Pablo volvió a los pocos días y cuando regresó yo ya había ido y hablado con el Excmo. Señor Vera, quien de acuerdo en todo, aprobó que se empezara el 20 de noviembre y me dio su bendición. Hablé nuevamente con Monseñor Márquez quien me bendijo y me autorizó a que les dijera de todo lo de la Obra a algunas de mis amigas más íntimas de Juventud Católica Femenina”. Había que buscar casa y como en esos días el P. José Guadalupe Treviño, Msps quería cambiarse junto con los Padres que con él vivían, el P. Pablo les propuso tomar la casa que ellos dejarían en la calle de Havre. Había que verla y quedaron con el P. Treviño que les entregaría la casa el 15 de noviembre. Mientras tanto podían mandar lo que gustaran y él guardaría todo en el patio de la casa. Tuvieron una reunión las cofundadoras en la casa de Enriqueta y allí acordaron lo que se había de hacer, de comprar y de llevar para la casa. No hubo dificultad en nada, todas deseaban la Obra y todo les parecía poco para su realización. Desde luego se contaba con las familias de todas que secundaban los planes y proyectos de estas jóvenes. El P. Pablo, con permiso de sus superiores, no quiso irse sin dejarlas bajo la sombra de la amada 19


Cruz del Apostolado que él había mandado hacer y antes de irse quería bendecirla. Fueron todas el día 12 en la mañana a la capilla de la casa de Havre. El P. Pablo bendijo la Cruz. En seguida, en nombre de todas, Enriqueta rezó una consagración a la Santísima Trinidad. Después pasaron una a una a besar la Cruz y el P. Pablo celebró la Santa Misa. Terminada la Misa se despidieron pues todas tenían sus ocupaciones pero se citaron para la tarde en que sería la despedida del P. Pablo en la casa de Enriqueta. El P. Pablo se fue por fin, quedándose tristes, es cierto, pero al mismo tiempo alegres al ver que Jesús las amaba y estaba en medio de ellas puesto que les regalaba ¡su Cruz! Además, era para ellas un gran consuelo el saber que en todo se hacía la voluntad divina y que esta voluntad traía el sello de la obediencia sacrificada que tanto les había enseñado a amar el P. Pablo. Él, por su parte marchaba contento, con la alegría de los que van a donde los manda la obediencia y tranquilo, puesto que las dejaba a la sombra bendita de la Santa Cruz del Apostolado y a los pies del altar, a donde esperaba verlas siempre y algún día volverlas a encontrar, si es que regresaba.

¡Sin el P. Pablo y sin casa! Continuaron arreglando todo lo relativo a la fundación y haciendo uso del ofrecimiento del P. Treviño, iban mandando a la casa de Havre muebles, trastos, paquetes, etc., pero llegado el día 15 se dieron cuenta que la casa seguía ocupada y sin trazas de cambiarse. Enriqueta habló con el P. Treviño quien le informó que no se iba a cambiar de momento, pues la casa que ya tenía vista no se la querían dejar en las condiciones que deseaba. Podemos imaginar lo que sintió ante esa noticia, pues solo faltaban tres días para la fundación y no tenían casa. Procuró tranquilizar al Padre que estaba sumamente mortificado y se fue a casa a darle a su mamá la triste nueva, ¿qué hacer?. Se inserta en el relato, este episodio que nos muestra el temple de las fundadoras y sus familias; no retroceden ante las dificultades, ni se quejan o culpan a nadie. Enriqueta toma la decisión y todas la apoyan: ya desde entonces inicia la formación misionera. “Avisé a todas que ya no siguieran mandando cosas y nos ayudaran a buscar casa. Al día siguiente fui con Anita Treviño a buscar casa; tomamos un coche y con el periódico en mano, fuimos a ver todas las casas que allí venían anunciadas, sin encontrar ninguna que nos conviniera, hasta que esa misma tarde se decidió Anita a ir a ver una casa de la Av. Chapultepec. Le pareció bien. El día 18 en la tarde por fin, conseguimos tener el contrato firmado de la casa de Chapultepec. Como ya era muy tarde no pudimos ir a verla sino hasta el 19 en la mañana para arreglarla y amueblarla. En vista de lo atrasado que estaba todo, decidimos quedarnos en la casa todas esa misma noche. Me fui temprano con Juanita Morales para esperar los muebles de todas e irlos limpiando. Poco a poco fueron llegando las camas y colchones que habíamos comprado con dinero que nos dio Carmelita Peñaloza. Llegaron las petacas de ropa, libros, etc., de cada una y por fin, en un camión, un ajuar de sala, de comedor, otro de recámara y grandes canastos con ropa, etc., todo de Lupita Fuentes, quien había tenido la pena de perder a su mamá el día 3 de este mismo mes. Todas estábamos afanosísimas arreglando la casa, sumamente sucia, destartalada y sin agua en el piso alto. Llegaron a ayudarnos las tías de Lupita Rodríguez, y esto era vernos subir y bajar escaleras, cargando colchones, petacas, libros; en fin, mil cosas necesarias. Lolita Chávez, Josefina, Lupe Fuentes, habían tenido que trabajar y no vendrían a ayudarnos sino hasta la tarde. Llegaron también de Puebla las hermanas Martha y Carmelita González”. Enriqueta describe minuciosamente como cada una ejecutaba la misión confiada y en la tarde del 19, ya todas habían regresado de sus comisiones, excepto Ana María y Consuelo Márquez que en un coche, andaban avisando a todas las personas el cambio de casa. Continúa la narración: “Por fin, llegó el altar. Lo habíamos mandado hacer de madera tallada en forma de cómoda, 20


con un cajón en la parte alta para guardar los ornamentos”. El sagrario sería una cajita dorada que la mamá de Enriqueta le había regalado. “Como no teníamos nada para la Santa Misa, el P. Treviño nos prestó todo lo del altar y nos mandó hostias, vino y además uno de los Hermanos nos trajo una botella de aceite para la lámpara del Santísimo y nos ayudó a armar la Cruz del Apostolado”. El primer acto de comunidad fue la cena, después de la cual, continuaron trabajando cada una en su comisión hasta las 2 de la mañana. Y… se levantaron a las 5 de la mañana para hacer los últimos preparativos…

Misa de Fundación con el P. Félix de Jesús Rougier En San Luis Potosí, el P. Pablo ofrece por ellas la Eucaristía. Antes del amanecer ya están arreglando sus hijas los últimos detalles. Es 20 de noviembre de 1936, se conmemora el 26avo. Aniversario de la Revolución Mexicana. A la hora fijada llegó el P. Félix de Jesús, cual risueño abuelito, trae una estampita dedicada para cada una de ellas y su corazón paternal. Enriqueta lo recibe con gratitud, le ofrece “su cuelga”20: la Obra. En la capillita apenas cabían las nuevas Misioneras, sus familiares, representantes de la Acción Católica, amistades. Enriqueta comenta: “Durante la homilía el P. Félix nos dirigió unas breves palabras, haciendo referencia al acto dela fundación, felicitando a nuestros padres que tan generosamente nos habían cedido a fin de dedicarnos solo y para siempre a la gloria de Dios y el bien de la Iglesia21. Terminada la Santa Misa le suplicamos que se quedara a desayunar, pero sonriendo amablemente rehusó porque era santo del Padre Edmundo Iturbide y tenía que desayunarse con él. Así pues todos apresuradamente se despidieron, menos mamá que me preguntó a quemarropa ‘¿Y la comida? ¿Ya tienen algo que comer?’. Nadie había pensado en eso, así que nos soltamos a reír y mamá, como hada benéfica salió a comprarnos, carne, huevo y pan”. Esa tarde, las fundadoras, rebosantes de alegría corrían en los momentos libres a gozar de la presencia Eucarística en su Capilla.

Primera Reunión Comunitaria A pesar del natural cansancio del trabajo “maratónico” para transformar el edificio abandonado en convento habitable, esa misma tarde, entreverando visitas al Sagrario, se realizó la primera sesión de organización. Enriqueta explicó que el P. Pablo antes de viajar, le entregó una carta con cuya lectura iniciarían su vida comunitaria. Se transcribe esta carta por la importancia que esta tiene.

«Muy amadas hijas en Cristo: ¡Confesemos al Señor porque es bueno, porque su misericordia es infinita! ¿Cuándo ha desoído Dios el clamor de las almas que lo aman y que buscan su gloria? Nuestras constantes oraciones llegaron al cielo y hoy vemos realizado un deseo largamente acariciado. Comenzáis vuestra vida en común, esa vida que os introducirá en el campo de la Iglesia como una nueva familia de almas dispuestas a sacrificarlo todo por la gloria de Dios. Dios y la Iglesia esperan mucho de vosotras; millares de almas están pendientes de vuestra perfección para acercarse a Dios. 20

Cuelga: Regalo que se ofrece a alguien el día de su cumpleaños. No se tienen grabaciones de su homilía solamente las notas tomadas por la M. Ana María Treviño. Cf T. 18 de N. P. Año Jubilar, Pág. 364 21

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La vida común encierra grandes consuelos; pero a condición de que todos se esfuercen por ser amables y caritativos. La alegría espiritual es la herencia de las Comunidades; pero siempre que se conserve en ellas el fervor. Y precisamente, amadas hijas, para que conservéis ese fervor, quiero daros algunos consejos prácticos. EN PRIMER LUGAR OS RECOMIENDO EL SILENCIO. Recordad que el Espíritu Santo se comunica siempre en el silencio del alma y el silencio exterior ayuda mucho al interior. Fuera de las horas de recreo, hablar solamente lo necesario y con las menos palabras que se pueda. En segundo lugar os recomiendo LA CARIDAD; pero una caridad que venga a recordar la de los primeros cristianos. No criticar de nada ni de nadie; ser muy serviciales y estar dispuestas a sacrificarse por el bien de las demás. Y todo eso lo conseguiréis siendo almas de oración, muy unidas con Dios, muy amantes del Sagrario. Si frecuentáis el trato con Dios, necesariamente tendréis que ser caritativas, pues Dios es Caridad, es Amor. En tercer lugar, os recomiendo el ESPÍRITU DE SACRIFICIO. Recordad que sois esposas de Jesús Crucificado. Que vuestro apostolado debe ser de sacrificio, de Cruz, como el de Cristo. El dolor amoroso atizará más y más el amor divino en vuestras almas. En cuarto lugar os recomiendo la SENCILLEZ. Sed siempre como de cristal con aquellos que deben gobernaros. Y siendo imposible deciros todo lo que pienso, quiero que lo resumáis en una sola cosa SED ALMAS PURAS. Que la pureza de Dios irradie en vuestras almas, que vuestra descendencia espiritual sea muy pura. En nuestras pláticas y en los escritos, hemos tratado mucho de la Obra. Ahora sólo quiero señalaros esos puntos. Que la gracia del Espíritu Santo ilumine vuestras almas, a fin de que sepan dar su medida, llegar a la perfección que Él quiere y ¡salvar innumerables almas! Os consagro una vez más a la Trinidad Santísima y al Corazón desolado de María. Que ellos os guarden y os conserven en su gracia y en su amor. Por mi parte os bendigo una vez más y os ofrezco un recuerdo diario en el altar. Rogad vosotras por mí y por todos los sacerdotes para que seamos santos y glorifiquemos a Dios. Que el Espíritu Santo, fuente de toda pureza os la comunique por medio de la Cruz y que la bendición del Dios Omnipotente, del Padre, del Hijo y del mismo Espíritu Santo, descienda sobre vosotras y permanezca para siempre. Amén». Al escuchar la lectura, todos los ojos estaban húmedos y los corazones llenos de gratitud. Enriqueta, como superiora de la naciente comunidad organizó la vida comunitaria, el trato que se darían mutuamente y las tareas a realizar; se aceptó un horario a prueba, dando la primacía a la Adoración. Improvisó unas palabras en las que exhortó a la confianza y que preludiaban todo un programa de formación para sus hijas: “Hemos tenido el valor de dejar nuestras casas, nuestras familias, todo, por venir aquí para entregarnos completamente al servicio de Dios. Que esto sirva de aliento y consuelo; digámosle constantemente a Nuestro Señor: ‘Voy a tener el valor de sufrir todo por Ti, porque todo lo he dejado por Ti’22” Empieza, ahora ya la Madre Fundadora, Enriqueta, por hacer constatar la situación actual y su origen: el llamado a dejarlo todo por Él y prevenirlas acerca de posibles desorientaciones, la privación de los consuelos. “Es muy natural sentir alguna vez desaliento; pero nosotras no hemos venido a buscar nuestras comodidades, venimos a buscar a Dios, sólo a Dios. 22

Conferencias de la M. Enriqueta. Tomo I, pág. 2-5. 22


Si buscamos a Dios, igual nos dará que nos manden esto o lo otro, porque siempre encontraremos a Dios. Hemos de repetir con frecuencia; estoy aquí porque ¡Tú me llamaste! Yo dejo todo Señor, porque Tú estás aquí…” La ahora Madre Enriqueta muestra el único motivo de la presencia de cada una en la comunidad: Él las llama allí. Y les muestra en lo que deben confiar y en lo que deben desconfiar. “Debemos desconfiar siempre de nuestra pequeñez y confiar en la grandeza de Dios, enteramente libres de todo. Que en todo lo veamos a Él, teniendo en cuenta que todos los actos del día son un paso de nuestra vocación. Allí está nuestra perfección, en los pequeños detalles y en la caridad. Tenemos que ser espejo unas de otras y espejo que refleje la imagen de Dios. Suplir todas las deficiencias confiando en Dios. Nada somos pero tenemos el auxilio de Dios, porque Dios es Padre para nosotros. ¿Qué no hará por nosotras Dios que es infinitamente bueno, Dios que nos ha dado nuestra vocación? Hagamos un esfuerzo siempre más generoso por cumplir el reglamento lo mejor posible perfeccionando nuestros actos. Que todas nos esforcemos en sobrenaturalizar nuestros actos y perfeccionarlos. En todo buscar la santificación, la propia formación”. Labor que nunca terminará… “Al orar, al trabajar, al conversar, sentir siempre nuestra responsabilidad. Dios llama, hay millares de almas que merecen la gracia que nosotras hemos recibido, por tanto tenemos obligación de ser muy sacrificadas y cuidadosas de nosotras mismas, en nuestro interior y exterior, por caridad con los demás… La presencia de Dios se encuentra obrando siempre por su gloria, haciendo todo con la mayor perfección. Si es mucho lo que deseamos, mucho tenemos que luchar. ¿Qué mayor consuelo que sentirnos un consuelo para Dios? Los santos tenían fijo el corazón en la meta y todo lo pudieron vencer. Nosotras buscaremos siempre no nada más lo cristiano, sino lo perfectamente cristiano. ¡Suframos intensamente, pero hagamos intensamente felices a los demás!”. Las cofundadoras, vibraban de entusiasmo. El genio creador de la M. Enriqueta pasó a organizar la vida diaria, repartiendo responsabilidades de común acuerdo. Por algún tiempo cuatro de las hermanas seguirían trabajando para sostener a la comunidad. La jornada terminó como siempre sería en adelante, ante el Señor oculto en el Sagrario.

Las jóvenes cofundadoras fueron: 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11.

Ana María Treviño Consuelo Márquez Guadalupe Fuentes Josefina Canchola Juanita Morales Guadalupe Rodríguez Sofía González María del Carmen González María Dolores Chávez Adela Orozco María Guadalupe Orozco

Ana María de la Cruz María Estela del Niño Jesús Gemma del Corazón de María María Magdalena de Jesús Crucificado Josefina del Sagrado Corazón de Jesús y María María Inés del Corazón Eucarístico María Martha de la Cruz María del Carmen de San José María Dolores de la Cruz María de San Miguel Luz María del Espíritu Santo

En el siguiente texto la M. Enriqueta nos deja ver la manera en que ella asume su maternidad espiritual en el grupo que inicia la Congregación y les da consignas para la vida que empiezan: 23


“Quiero, amadas hijas, que encuentren en mí, una madre, pido a todas que rueguen a Dios que me ayude a cumplir la misión que Él me ha encomendado. Asumo todos aquellos deberes que el ser madre, impone. Y no sólo quiero ser eso para vosotras, sino también una amiga, una hermana, que comprenda vuestras penas, vuestras alegrías y que siempre sepa llevaros por el camino que Dios os tiene destinado. Sólo pido a Dios que seamos fieles hasta lo último, para que muramos en nuestra vocación. Para esto no hay más que generosidad, paciencia, humildad. Debemos ser almas de fuego, almas maternales, almas alegría al pie de la Cruz. La Santísima Trinidad es la fuente de nuestra vocación; la lámpara de nuestra alma es el amor de Dios. Estamos aquí porque Dios, ese Dios bueno, ese Dios Trino y Uno, se ha fijado en estas pobrecitas creaturas suyas, entre millares de almas, para realizar una Obra que hubiera podido realizar como la Creación y que no lo hace porque quiere valerse, como Padre amante, de sus mismas creaturas. Él es quien todo lo hace y nos escogió para atraer nuevas almas a su amor. La Obra se tiene que realizar, porque es de Dios y nosotras estamos cumpliendo con nuestra misión, a pesar de todo, a pesar de nuestras debilidades, de nuestras faltas de amor. La obra no reposa en habilidad humana, sino en la Fe. Llenemos nuestra alma de fe, unidas por María, en la fe, en la caridad. Por María y con María para gloria de la Trinidad Santísima. La voluntad se forma con actos de continuo vencimiento, de esfuerzo. En cualquier tentación y en cualquier lucha, si uno cumple exactamente con su deber, se sale adelante. Es una obra de caridad ayudar a los otros en su santificación por la oración, por el ejemplo y también por el consejo oportuno y lleno de amor. Es cosa muy distinta vivir la vocación y vivir la vocación con santidad. La abnegación es el pedestal del amor”. Al concluir sus palabras, Ana María tomó la palabra y dijo que querían ser hijas suyas y le pidieron que les permitiera llamarla con el nombre de MADRE23. Cerraron ese memorable día recibiendo la bendición de la Madre Enriqueta: una cruz y un beso en la frente. Es característico en el P. Pablo y la M. Enriqueta el cultivo de la alegría, aún al pie de la Cruz.

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Anales, 128. 24


III LA PUESTA EN MARCHA 1936-1941

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8 Comienzos difíciles Trámites eclesiásticos El día 28 del mes de octubre de 1937, el P. Moisés Ugalde entrega a la M. Enriqueta el documento con el “Permiso Ad Experimentum”. Ya estaba la Obra inscrita en el registro oficial de la Iglesia. Se podría admitir un número determinado de personas con permiso de la Mitra, el cual se alcanzó el 14 de enero de 1942. También recibieron la visita del Sr. Luis María Martínez, Arzobispo de México. Delante de él y mientras sostenía en sus manos la Sagrada Custodia con el Santísimo Sacramento y las hermanas con una vela encendida, hicieron toda una solemne consagración a la Santísima Trinidad y una promesa de fidelidad y obediencia a los superiores legítimos, la cual firmaron todas. “En señal de ese sagrado compromiso que era como una preparación a nuestros futuros votos religiosos, empezamos a usar todas el anillo de oro que llevaríamos más tarde, el cual tenía grabada una corona de espinas de triple guía y por dentro el lema propio de cada Hermana”. La “Obra” ha comenzado: ya han iniciado la vida comunitaria con el permiso del Excmo. Sr. Vera y Zuria, Arzobispo de Puebla, del P. Félix, Superior General de los Misioneros del Espíritu Santo y de sus padres de familia. Era urgente organizar la vida diaria. Aún tenían que trabajar cuatro de las hermanas, había que repartir las diversas responsabilidades y continuar la formación para iniciar el apostolado específico. El Excmo. Señor Vera y Zuria, había aceptado la idea de la fundación y presentar la Obra a la Santa Sede, pero habiéndose fundado en la ciudad de México, correspondía ahora al Excmo. Sr. Arzobispo de la Metrópoli. Por otra parte, la casa era insalubre y urgía cambiarse. La noche del 31 de diciembre encontró a la comunidad en Adoración ante el Santísimo. Dios bendijo los planes y en enero de 1937 pudieron hacer el cambio a una casa de la Av. Tamaulipas ¡cercana a la casa en que residía el P. Félix! Esto favoreció las visitas frecuentes del Padre, que procuraba formarlas paternalmente en ausencia del P. Pablo. Una gracia muy grande para la Comunidad.

Sostenimiento económico La M. Enriqueta daría clases de Acción Católica, Sagrada Escritura y además se ocuparía de obtener los siguientes permisos a las autoridades eclesiásticas para llegar a constituir una Congregación Religiosa, mientras dos hermanas irían para aprender la confección de ornamentos litúrgicos con las Madres de la Cruz. Asistida por la infatigable M. Ana María, procuraba solucionar el problema de las hermanas que trabajaban para que pudieran dedicarse a su formación, tratando de conseguir bienhechores para la Obra. Posteriormente la M. Enriqueta dispuso que las hermanas que trabajaban fuera de la casa, dejaran definitivamente sus empleos para dedicarse de lleno a su formación religiosa. Fue el inicio de la labor heroica de la M. Ana María para conseguir bienhechores, salía cada mañana acompañada de una hermana recorriendo a pie o en camiones, las calles de la ciudad de México para visitar a las personas que pudieran ser colaboradores.

Muerte de la primera MESST y regreso del P. Pablo En ese año 1937, la primera misionera subió al cielo después de una larga enfermedad. Lupita Rodríguez Arizpe (María Inés del Corazón Eucarístico), era la más joven de las fundadoras, desde agosto se le declaró la tifoidea, su familia estaba también junto a ella, se llamaron los mejores médicos y se le prodigaron todos los cuidados, pero la M. Enriqueta presentía que esa flor no era para esta tierra. Ella prometió que enviaría vocaciones y pediría que el P. Pablo estuviera junto a sus hijas.

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El P. Pablo fue a visitarla y quedó sorprendido de los estragos de la enfermedad, ella le pidió permiso de ofrecer su vida como víctima por la Obra. Pidió que pusieran en su ataúd la Cruz del Apostolado y subió al cielo al sonar el ángelus a las 6 a. m. del día 16 de octubre, fiesta de la Pureza de María. Su intercesión se hizo sentir, pues al día siguiente el P. Edmundo Iturbide, Vicario General de los MSpS, llevó la noticia de que el P. Pablo había sido nombrado Ecónomo General y residiría en la ciudad de México. También llegaron las nuevas vocaciones de San Luis Potosí, de Morelia y de Veracruz, que habían terminado sus estudios de Normal en San Luis. Evangelina Carrasco, quien había terminado su carrera de música, sería la primera novicia y un pilar de la Congregación que llevaría el nombre de ‘María Teresa de la Trinidad’.

Aprobación “Ad Experimentum” Durante una visita a Mons. Luis María Martínez, Arzobispo de México, la M. Enriqueta le habló de la Obra, de la vida que llevaban en comunidad y que en noviembre cumplirían un año de fundadas. También le preguntó si ya era posible abrir el Noviciado, a lo cual el Obispo contestó que no, pero que podía dar una aprobación “Ad Experimentum” para que pudieran desarrollar sus actividades y pudieran vivir su Obra tal como es y ver si es factible y útil. Mons. Martínez aprobó abrir un internado para dirigentes de la Acción Católica pidiéndole a la M. Enriqueta se contactara con sacerdotes del Secretariado Social Mexicano. El 28 de octubre, antes de que la Fundación cumpliera un año, el P. Moisés Ugalde entrega a la M. Enriqueta el Documento “Ad Experimentum”. La M. Enriqueta con la ayuda de la M. Ana María empezó a redondear el programa para la apertura y funcionamiento de su primer internado de Dirigentes de Acción Católica.

9 Rama laical y primeros pasos en el apostolado Misioneras Auxiliares Hijas de la Soledad de María El día de Navidad de e 1937 siguiendo la idea sugerida por el P. Félix, el P. Pablo fundó las Misioneras Auxiliares Hijas de la Soledad de María, rama laica con la misma espiritualidad. En uno de sus escritos dice al respecto: 24 “El principio de las Misioneras Auxiliares hijas de la Soledad de María, fue antes de la fundación, cuando por motivo de las Constituciones de la Obra que se iba a empezar, tuve que tratar con el RP Félix de Jesús Rougier, de santa memoria. Él mismo fue quien insinuó fundar estas Misioneras; nosotros no lo teníamos pensado; pero al explicarle yo cómo íbamos a desarrollar nuestras obras y al corregir él las Constituciones, me preguntó si no tendríamos una obra auxiliar. (…) Piensen –me dijo el R. Padre- en algunas auxiliatrices (en francés es la palabra)… y entonces se nos quedó la idea de auxiliares del Instituto”. El grupo fundador estuvo formado por siete. Todas hicieron promesa de obediencia a las superioras del Instituto de Misioneras Eucarísticas de la Trinidad y recibieron el distintivo: una cinta roja y blanca con la medalla de la Santísima Virgen de los Dolores. La encargada de su formación fue la M. Ana María Treviño.

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Conferencias de la M. Enriqueta. Tomo IV. Pág. 137-142. 27


En la celebración del XXV aniversario de su fundación, la M. Enriqueta les dirige unas palabras25: “Sólo diré que cada Misionera Auxiliar es una vocación especial y en esto ya podremos explicarnos la labor de estas vidas preciosas, que forman un mismo cuerpo con nosotras, son nuestra Obra principal, y como dice el Costumbrero26: ‘ocupan el primer lugar en nuestra obras de apostolado’. Yo oí decir a nuestro Padre Fundador que la vocación a Misionera Auxiliar era más difícil que la vocación a Misionera Eucarística, y creo que es porque siendo parte muy principal del Instituto, ellas no abandonan su hogar ni dejan el ambiente en que cada una se mueve, y así es más difícil conservarse en ese espíritu, vivirlo intensamente y desbordarlo”.

Muerte del P. Félix de Jesús Rougier El 10 de enero fue el nacimiento para el cielo del P. Félix de Jesús Rougier, fundador de los Misioneros del Espíritu Santo y Padre. El P. Pablo tuvo el consuelo de estar presente en sus últimos momentos y tuvo las bendiciones especiales para él, el ‘hijo siempre fiel, siempre obediente y adicto’, guardando la última lágrima de aquellos ojos que reflejaron a Dios.

«El P. Félix, envió de lo íntimo de su gran corazón las mejores bendiciones para nosotras, sus hijas más pequeñitas, las que él vio nacer y recibió como un regalo. Antes de morir, manifestó expresamente el deseo de que sus hijos Misioneros del Espíritu Santo nos ayudaran y protegieran. Todas por turno, fuimos al Sanatorio Francés para contemplar por última vez los restos venerados del Padre tan amado, que desde el cielo nos mostraría aún su ternura. Al entierro fuimos casi todas con Nuestra Madre».27

Primeros pasos en el apostolado La M. Enriqueta hizo viajes a Guadalajara, San Luis Potosí, Saltillo y Monterrey, para buscar jóvenes que quisieran formarse en el internado para Dirigentes de Acción Católica, este pudo inaugurarse el 19 de marzo de 1938, fiesta de San José, con tres jóvenes de San Luis Potosí y dos de Guadalajara. Semilla pequeña, que en el futuro dio grandes frutos, pues los cursos siguientes fueron a veces tan numerosos que ya la casa no era suficiente para recibirlas, de este internado surgieron varias vocaciones al Instituto. En 1939, se inicia también un pequeño Colegio ‘Félix de Jesús Rougier’, en una casa de la familia Almazán ubicada cerca de Coyoacán.

10 Formalizando Se inicia el Noviciado El 16 de junio de 1938 con la autorización del Excmo. Señor Luis María Martínez se inauguró el Noviciado. Ese día, aniversario de la toma de hábito del P. Pablo, coincidió con la Fiesta de Corpus Christi. La M. María de San Miguel fue nombrada Maestra de Novicias y el Noviciado se llamó, Casa María, estaba cerca de la Casa Madre.

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Conferencias de la M. Enriqueta. Tomo VI. Pág.192. Libro de Tradiciones y Costumbres de las Misioneras Eucarísticas de la Santísima Trinidad 27 T.1 Crónicas Pág. 6 – 7 26

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El P. Pablo aprovechaba los momentos libres de su cargo de Consejero General para formar a sus nuevas hijas con la celebración de la Eucaristía y con “chorchitas”, es decir, pequeñas reuniones familiares que el P. Félix introdujo en las Congregaciones de la Familia de la Cruz. El P. Pablo había comenzado a escribir las estrofas del himno de la futura Congragación. En esa casa, de común acuerdo, el P. Pablo terminó la redacción y la H. Teresita Carrasco hizo su primera composición musical: El Himno. Como la H. Teresita Carrasco, además de su talento musical, era experta taquígrafa, en adelante se gozaría de los textos completos de las conferencias de la M. Enriqueta (12 tomos) y de todas las pláticas del P. Pablo (39 tomos), en esos tiempos no había grabadoras, ni computadoras. Inmenso trabajo en máquina de escribir que constituyó un tesoro para la Congregación. La M. Enriqueta le pidió que siempre que viera al P. Pablo, fuera con lápiz y cuaderno para tomar todas sus palabras en taquigrafía. La pequeña Obra crecía y la M. Enriqueta, en 1939, acompañada de otras hermanas, fueron a Roma a pedir la Bendición del Sumo Pontífice Pío XII y hacer los trámites necesarios para la futura aprobación canónica. El Santo Padre envió también su bendición para el Padre Fundador, Pablo María Guzmán MspS. Hubo un incidente en el barco en que viajaban que influyó en el naciente Instituto. Se pensaba venerar a la Santísima Virgen en su advocación de Guadalupe como patrona de la futura Congregación, pero durante la travesía, dos niños, uno mexicano y otro cubano, aspirantes a salesianos, estaban peleando como “esgrima armados” con estampas de la Virgen del Cobre y la Virgen de Guadalupe. Por supuesto, acudió el Padre formador a separarlos y explicarles que era la misma Santísima Virgen, pero la M. Enriqueta pensó que siendo el Instituto de misión universal, no convenía elegir como Patrona a la Santísima Virgen bajo alguna advocación relacionada con un país o lugar… significativa experiencia…

Ecce ancilla Domine La M. Enriqueta con la aprobación del P. Pablo, había decidido festejarse el 25 de marzo, día de la Santísima Virgen de la que había escogido su lema: “He aquí la esclava del Señor”. Escoger un lema que fuera como una divisa, una expresión de la misión dentro de la misión fue una costumbre que se inició desde el principio en el Instituto.

Pía Unión y primer Consejo General A principios de 1941, el Sr. Luis Ma. Martínez Arzobispo de México, concedió a las fundadoras el permiso de hacer los votos privados quedando constituida la obra en “Pia Unión”28, esta noticia causó gran alegría pensando que la aprobación canónica no estaría lejos… También indicó que a partir del mismo mes de enero, se podía integrar el primer Consejo General. Además el gran regalo que las hermanas que hubieran terminado 2 años de formación y las cofundadoras, podían hacer sus votos privados. El P. Pablo predicó los Ejercicios Espirituales de preparación para tan gran acontecimiento. Llegó el inolvidable 2 de febrero, en el que 26 Misioneras Eucarísticas de la Trinidad emitieron sus votos temporales privados, e ingresaron al Instituto 3 nuevas postulantes. A partir de ese día la M. Enriqueta dispuso que se vistieran de negro, se usara un velo negro circular y se llevara un anillo de símbolo de profesión en el que se grabara el número de entrada y la palabra María.

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Al ser constituida Pía Unión, se termina el permiso “Ad experimentum”, pues se completa el número de personas que se requieren en el periodo de experimentación. 29


IV DESPLEGANDO LAS ALAS 1941-1954

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11 Salen de la Ciudad de México La Congregación continúa creciendo y con ello va desplegando su acción apostólica, salen por primera vez fuera de la ciudad de México donde la M. Enriqueta iba proyectando cada vez más su acción en favor de la Iglesia.

Pastoral Educativa en Tampico El Excmo. Señor Serafín Armora, Obispo de Tampico, pidió la fundación de un Colegio en su Diócesis. Era la primera fundación fuera de la ciudad de México, con gran entusiasmo se preparó, con la ayuda de las Misioneras Auxiliares. La casa se consagraría a San José y el futuro Colegio que empezaría gradualmente por el Kinder llevaría el nombre de Félix de Jesús Rougier.

Casa de Formación de Dirigentes de la JCFM en Morelia Eran simultáneos los cursos breves en ciudades como Tacámbaro y la instalación de la casa de Morelia, el 3 de marzo de 1943, aniversario del Paso al Padre de la Venerable Concepción Cabrera de Armida, casa consagrada a la Santísima Virgen de Guadalupe. Casa de formación de dirigentes de la JCFM en la que bullía el entusiasmo más fervoroso. No había dormitorio para las 24 internas, sólo salones de clase, todas las noches salía la procesión de catres para instalarse en los salones.

Construcción de la casa Madre En la ciudad de México se había iniciado la construcción de la casa ubicada en la calle de Tecoyotitla, lo que requería la abnegación de la M. Ana María y la colaboración de todas para pagar los salarios de los albañiles. Allí mismo se atendía a la M. Enriqueta que estuvo muy grave y en peligro de muerte en 1943.29

Se termina de delinear la espiritualidad En diciembre de 1941, el P. Pablo predicó unos Ejercicios acerca de la Santísima Virgen y el tinte de gratitud por el Misterio de la Encarnación. Con gran entusiasmo todas las ejercitantes vieron en ellos la inspiración del Espíritu Santo para terminar de delinear la espiritualidad de la Congregación. La M. Enriqueta redactó la inspiración del P. Pablo “agradecer el Sacerdocio de Cristo y su participación a los sacerdotes y agradecer la Maternidad Divina de María”. Esta intuición o iluminación de Dios aparecerá en todas las redacciones de las Constituciones30. El incipiente Noviciado veía crecer sus filas con jóvenes que habían acudido a los cursos. Para apoyar un poco a la economía, las hermanas bordaban ornamentos para la Diócesis de Jalapa, llegando hasta pasar alguna noche en vela para terminar el pedido. Pero, dominaba la alegría más sincera y espontánea en el apostolado y la vida comunitaria. A la juventud de sus miembros todo era fácil con la gracia de Dios. En 1944, con gran alegría se trasladó la Casa Madre a la calle de Tecoyotitla 88, con una capilla amplia que poco a poco se fue equipando primero con sillas y ¡al fin! con bancas y un buen armonio el día de la inauguración.

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Crónicas de las Misioneras Eucarísticas de la Santísima Trinidad. Tomo I. pág, 83. Como era lógico, hubo muchas redacciones, siguiendo las direcciones de la Santa Sede, por ejemplo, después del Concilio Vaticano II con nuevas direcciones para su redacción en 1978, etc. 30

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Es el fondo vivencial de esos primeros años de esperanza en los que Dios permitió que el P. Pablo estuviera en México y las Misioneras gozaran de la fervorosa celebración de sus Misas, homilías y su dirección espiritual. La M. Enriqueta a pesar de su salud, siempre precaria, contagiaba su entusiasmo aun cuando tuviera que guardar cama… El 11 de mayo de 194431 el Excmo. Señor José Ignacio Márquez, Director de la Unión Pontificia Misional del Clero, propuso a la M. Enriqueta ir preparando Misioneras para misión Ad Gentes para enviarlas al terminar la guerra mundial. ¡No se podía atizar mejor el fuego…! Se trabajaba también activamente para obtener la aprobación de la Obra naciente y el 11 de mayo de 1944 salieron las preces para Roma… ¿Cómo describir la espera ansiosa y fecunda de la aprobación de la Obra para ser constituida como “Congregación” en el seno de la Iglesia?

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Ibíd, pág. 107. 32


V CONSOLIDACIÓN

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12 Aprobación Diocesana 12 de Diciembre de 1945 Con profunda fe, seguía la Comunidad pidiendo la gracia de la aprobación de la pequeña Obra. En las Crónicas32 se lee: “Nuestra Madre, a pesar de estar enferma, se levantó a la Santa Misa y en el desayuno tomó uno de los claveles que tenía en su lugar y dándole un beso, lo depositó ante la Virgen de Guadalupe, diciendo interiormente – según nos lo contó después – ¡Gracias, por la aprobación, Madre mía!… ella misma nos dijo que no sabía por qué se le había ocurrido esto”. Esa misma mañana, hablaron por teléfono de su casa anunciando que había llegado un cable de Roma. Pidió que lo abrieran y lo comunicaran por teléfono: “Concedida aprobación canónica. Envío documentos. Constituciones. Felicidades…” Es imposible describir la alegría de todas y gratitud de la M. Enriqueta, que con los ojos llenos de lágrimas, decía: “Yo no merecía esto, hijas. Ustedes alcanzaron esta gracia. ¡Yo creía que no me tocaría verla!” En efecto, muchas veces había dicho que probablemente cuando llegara la aprobación canónica de Roma nombrarían una religiosa de otra Congregación con experiencia y que todas, empezando por ella, reiniciarían la formación desde el Postulantado. Las Misioneras esperaban los documentos para conocer las indicaciones de la Santa Sede. ¿Se habría cambiado alguna cosa? ¿Qué deberían hacer para obedecer inmediatamente lo que se les señalara? Gozosa espera de los documentos. Poco después se presentó Don Emilio, el papá de la M. Enriqueta, con cohetes y llevando el precioso cable. Inmediatamente la M. Enriqueta habló por teléfono a San Luis Potosí para comunicarlo al P. Pablo. Tuvieron que esperar hasta la noche porque estaba misionando en pueblos vecinos. En Tampico, la Madre superiora recorrió todas las habitaciones cantando el Magníficat. En pocos minutos la comunidad estaba en la capilla. Las Misioneras de la comunidad de Morelia, aún no tenían teléfono instalado en la nueva casa, se notificó al Excmo. Señor Altamirano. En Tacámbaro, se alegraron y el Excmo. Señor Abraham Martínez, inmediatamente anunció que celebraría Misa Pontifical de acción de gracias. En Puebla, el Excmo. Señor Márquez, contentísimo recordó a la M. Enriqueta que había prometido celebrar una Misa Pontifical en acción de gracias en Ocotlán. Fueron las Madres a compartir la alegría al noviciado. Allí la M. Enriqueta haciendo a un lado su enfermedad, leyó la carta que ella había escrito al P. Paredes y explicó antecedentes históricos a la gracia recibida. En la Casa Madre, como en el noviciado, volaron otra vez a la capilla para de nuevo cantar el Te Deum y a celebrar una Rosario Solemne en honor de la Santísima Virgen de Guadalupe, mientras las Madres del Consejo fueron a dar gracias a la Basílica, ¡y… lograron entrar hasta el presbiterio en ese día 12…!

Erección canónica y votos canónicos Se siguieron unos meses de espera. El Excmo. Señor Luis María Martínez deseaba hacer la Erección Canónica el 25 de marzo, como “cuelga sorpresa” a la M. Enriqueta. La Santa Sede dispensaba de noviciado a las hermanas que ya habían hecho los Votos “privados”, se aprobaba el nombre de la nueva Congregación, añadiendo sólo una palabra: Misioneras Euca32

Ibíd; págs.339ss. 34


rísticas de la Santísima Trinidad, así que las siglas serían MESST. También se aprobaba el hábito. La Iglesia las recibía en su seno como Congregación. La M. Enriqueta decretó ese año como Año Jubilar. Gracia inmensa a sólo 10 años de la Fundación de la Obra. Ese día celebró la Santa Misa Pontifical el Excmo. Señor Luis María Martínez, Misa en la que el Excmo. Señor recibió los Votos Perpetuos de la M. Enriqueta y ella, al pie del Altar, recibió los Votos Perpetuos de las MM. Cofundadoras, del Consejo y la Maestra de Novicias. Todas las Madres presentes ese día en la Casa Madre emitieron los Votos Canónicos Temporales.

Superiora General La M. Enriqueta, la madre fundadora es ahora la Superiora General de la Congregación de Misioneras Eucarísticas de la Santísima Trinidad y se dispone a continuar su misión. En primer lugar, organizar la siguiente etapa de esta gran gracia: es decir, la profesión canónica de las religiosas que ejercen su apostolado en Tampico, Morelia, Mexicali y Tacámbaro. De acuerdo con el P. Pablo y los Señores Obispos de esos lugares, debe pensar en la “segunda parte” de la emisión de los votos canónicos de las MESST ausentes. Sería el 16 de junio fecha en que el Padre Fundador agradece los 25 años de su entrada a la Congregación y que coincide con la fiesta de la Santísima Trinidad. Sería precedida por los Ejercicios Espirituales predicados por P. Pablo y en los que ella también daría diariamente una conferencia (6 – 15 de junio). Difícil tarea de reunir la actividad intensa y multiforme y el recogimiento… En toda la Congregación emitieron los Votos Perpetuos el 25 de marzo de 1951, ya en 3 países, al mismo tiempo: en Peking, China, Shimonoseki, Japón y las Casas de México. Se inicia una nueva etapa en la vida del Instituto.

En el gozo de la gratitud La Erección canónica como Congregación de Misioneras Eucarísticas de la Santísima Trinidad, era un nuevo lazo íntimo con la Iglesia. La M. Enriqueta y cada una de las Misioneras, rebozaban de gratitud pues Dios había concedido la Erección Canónica a sólo 10 años de la fundación. Era una alegría muy pura por este nuevo lazo de unión con la Iglesia, y, a través de ella, con Dios. Nueva forma de ofrecer una adoración filial, ya que el voto reconocido por la Iglesia transforma en adoración lo ofrecido mediante el voto. Vivencia de la consagración bautismal. La pobreza, pureza, y obediencia, adquirirían nuevo brillo al ser selladas en cierta forma por la Iglesia.

La palabra de la Fundadora Los tomos II y III de la M. Enriqueta contienen una mina riquísima para alimentar la meditación y señalar nuevos senderos, en ellos se va clarificando su espíritu y seguimiento de Jesús. Estas son unas ideas centrales de algunas de las conferencias que la M. Enriqueta brindaba expresadas con la naturalidad de una madre que platica con sus hijas: Después de citar varias frases de los santos, las exhorta: “Hay que hacer siempre y en todo lo que sea más agradable a Dios. Necesitamos espíritu sobrenatural (…) Qué hermoso sería que hasta el último instante de nuestra vida, nos encontrara Nuestro Señor dando la última vuelta a la rueda del molino y sacando los últimos chorros de agua de este trabajo de la perfección. PUREZA ABSOLUTA DE INTENCIÓN. Si se hacen las cosas con otros fines, no llegaremos al cielo, llegaremos a otro lado, pero no al cielo… lo único que debemos perseguir es agradar a Dios, para lo cual hemos sido creados. 35


Debemos estar animados de un deseo constante de ser mejores cada día; ese estímulo no debe romperse, porque viene la rutina y esto es el acabose para el alma. No desea nada, no le importa nada, y allí se quedó de buena, buena boba, porque no adelanta más”.33 Y continúa: “¿Sabremos la medida de lo que debemos dar a Dios? Yo creo que no; debemos saber que nadie, nadie jamás podrá decir: ‘Basta, ya llegué al término de mi perfección’. (…) Nunca sabremos la medida, sólo Dios lo sabe. Lo que sí podemos saber con seguridad, es que tendremos las gracias necesarias para dar esa medida porque la providencia de Dios continuamente cubre nuestra alma con sus operaciones de previsión y provisión y nada nos puede faltar. (…)” Así mismo exhortaba a tener muy claro las obras de apostolado propias de la Congregación. La M. Enriqueta tenía muy definido y preciso el apostolado que la Iglesia esperaba del Instituto, así como ella y el P. Pablo tenían nítidamente clara la espiritualidad…

13 Nuevas fundaciones Después de la Erección Canónica el Instituto fue expandiéndose rápidamente debido al ingreso de nuevas vocaciones. La M. Enriqueta recibía muchas solicitudes de fundaciones y de cursos.

Mexicali El P. José Ibarrola, MSpS solicitó una casa en Mexicali para que atendiera una Academia de Formación Familiar para las jóvenes del lugar. Aunque no se contaba con el personal suficiente por la cantidad de solicitudes de nuevas fundaciones que recibía, la M. Enriqueta accedió ante la insistencia del P. Ibarrola, pues encontraba allí “muchas esperanzas y promesas consoladoras, el campo muy amplio para trabajar con las personas, en su mayoría alejadas de Dios pero realmente sedientas de Él y bien dispuestas para recibir la semillita de la gracia”34. Fue así que el 29 de octubre de 1946 se funda una comunidad. Al poco tiempo se da un giro a la Academia y se abre la Academia de Comercio. El 3 de noviembre de 1959 se inició el Colegio Félix de Jesús Rougier con el Kinder.

En Oriente Pasos preliminares En el año de 1947 el Excmo. Sr. Ignacio Márquez le pidió a la M. Enriqueta que el Instituto se hiciera cargo de una Exposición Misional con motivo del Congreso Nacional Misionero que se celebraría en Puebla, acontecimiento que le dio a la Congregación una proyección “ad gentes”. En las crónicas de ese tiempo se lee: “El día 13 de febrero vino a celebrar el Excmo. Sr. Ignacio Márquez. Estuvo después largo rato platicando con Nuestra Madre sobre sus proyectos para un gran Congreso Misional en Puebla y solicitó desde luego la ayuda de nuestro Instituto… Con fecha 20 de abril salió para Puebla Nuestra Madre, con objeto de precisar lo relativo a la Exposición Misional que el Excmo. Sr. Márquez encomendó al Instituto y la cual tendría que estar enteramente instalada antes del importante Congreso que iba a celebrarse en Puebla a fines de septiembre. 33 34

Pláticas y Conferencias de la M. Enriqueta. T. II, pág. 146 Crónicas de las MESST. Tomo II, pág. 109 36


Se pensó que era prudente irse a Puebla siquiera con un mes de anticipación por lo que pudiera ocurrir, ya que a veces los operarios, carpinteros, electricistas y demás, son informales. El trabajo de arreglar la Exposición Misional era cosa seria y necesitaba tiempo y atención”35. En ese Congreso Misionero la M. Enriqueta tuvo una importante participación presentando una Conferencia, nada más y nada menos que frente a cientos de espectadores entre los que se hallaban, obispos, sacerdotes y misioneros de diversas partes del mundo. Sin duda este hecho marcó a la M. Enriqueta y al Instituto pues fue clave para que la Congregación llegara al lejano Oriente. Encontramos en las crónicas una breve reseña de lo que fue la presentación de la M. Enriqueta en dicho Congreso y el agradecimiento del Excmo. Sr. Márquez: “El día 29 tuvo lugar la conferencia de Nuestra Madre en el salón de actos del edificio que estaba pletórico de gente. La presentó el R.P. Chávez Peón, SJ como Fundadora y Superiora del Instituto, haciendo un cálido elogio de las “beneméritas” Misioneras Eucarísticas de la Santísima Trinidad que habían sido el alma de la Exposición Misional tan admirada, trabajando día y noche con incansable generosidad… El Sr. Márquez no encontraba expresiones para dar las gracias, una vez terminado el Congreso… y en una carta a Nuestra Madre le aseguraba que este gran servicio a la Iglesia no habría de quedarse así nada más, sino que tendría resultados para el Instituto y llegaría a oídos del Santo Padre Pío XII”36. Entre los sacerdotes asistentes al Congreso se encontraba un sacerdote jesuita misionero en China, el P. Miguel Agustín Pardinas, quien había oído hablar de la Congregación y deseaba hacer la invitación para que la M. Enriqueta enviara Misioneras a China. Dios había permito que a partir del Congreso de Puebla las Misioneras fueran el tema del día, especialmente entre los Padres Jesuitas, los cuales se fijaron en el Instituto para ser el primero netamente mexicano de Misioneras que trabajara con ellos entre infieles. Y antes de que terminara el año 1947, en diciembre, visitó la comunidad el P. Hubert Schick, SJ, americano, Misionero en Japón, quien fue el enlace para esa misión. En las crónicas de Japón encontramos: “Al despedirse (el P. Hubert Schick, SJ), ofreció a Nuestra Madre que antes de tres meses le escribiría desde Japón. Dándole el mayor número posible de datos e informes relativos a aquél país y pidiendo también una expedición de Misioneras Mexicanas, las de la Santísima Trinidad, que fueran a tender una mano a aquellos cientos de almas, las cuales rogaban ser instruidas en la Fe”37.

China El P. Miguel Agustín Pardinas, SJ en nombre del Señor Obispo de Ankin, pide una fundación en su Diócesis, en la ciudad de Anhuei, China. La carta va dirigida a la R. M. Enriqueta Rodríguez. Es la primera misión Ad Gentes confiada por la Santa Sede a un Instituto mexicano. El Excmo. Señor Luis Ma. Martínez, la aprueba con entusiasmo. El Excmo. Señor Márquez, presidente de la Unión Misional del Clero, organiza jiras para encender el fuego misionero con la divisa: “Por un México misionero y un Hofei guadalupano”. La Unión Misional del Clero envió una circular a todas las parroquias de las Diócesis y Arquidiócesis para que en todas se diera ayuda espiritual y material en favor de las Misioneras mexicanas que salían a China. La misma M. Enriqueta dio varias conferencias en templos o salones en Puebla, San Luis Potosí y otros Estados. Fue tal la respuesta, que las 8 elegidas para la misión tuvieron que solicitar ayuda a 35

Crónicas de la fundación de las MESST en China. Tomo I, pág. 23 Ibíd, pág. 25 37 Crónicas de la fundación de las MESST en Japón. Tomo I, pág. 5 36

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otras MESST para responder a todas las parroquias y asociaciones que deseaban colaborar. En 1948 las MESST designadas a China recorrieron la República para culminar con la Misa Solemne de Envío en la Basílica de Guadalupe, celebrada por el Excmo. Sr. Solórzano, en ausencia del Excmo. Sr. Luis María Martínez que con tanto entusiasmo había bendecido la misión. La M. Enriqueta y el P. Pablo el 4 de octubre las acompañaron hasta Los Ángeles y bendijeron esta amadísima misión primogénita de la Iglesia en México. Allí las MESST admiraron el valor de los católicos en la persecución desencadenada por los comunistas, el fervor de las neófitas y, el mismo día en que celebraron sus votos perpetuos canónicos, se bautizó la última joven valiente que escogió llamarse Guadalupe (Kau), la abnegación de las MM. Hijas de Jesús que las alojaron, los PP. Jesuitas que las protegieron hasta el fin y el celo de los Padres del Verbo Divino, que continuaron su misión en Taiwán. Lamentablemente se tuvo que salir de China y dejar esa misión tan amada ya que el gobierno comunista expulsó a los misioneros en 1951.

Japón El País del Sol Naciente había atraído al P. Pablo desde antes de la fundación del Instituto y había escrito “una carta de obediencia” enviando a sus futuras hijas desde 1935. El P. Hubert Schick SJ, Misionero en Japón escribió a la M. Enriqueta para informarle que había hablado de las Misioneras al Padre Superior de la Misión, el cual las tenía muy en cuenta para pedirlas en la primera oportunidad ya que las quería en Japón. Es así como el 13 de Julio de 1949 la misión fue pedida formalmente por el Sr. Vicario Apostólico de Hiróshima, Aloysius Akira Ogihara SJ, para Shimonoseki. La fundación de la Casa “De San Felipe de Jesús y de la Santa Cruz” fue el 20 de Noviembre de 1949. Era el Japón de la posguerra. El nuevo Japón renacido en 1945. Sería la primera nación asiática en donde florecería el Apostolado de la Cruz tan deseado por el P. Pablo. La M. Enriqueta visitó 4 veces esa misión dando conferencias a sus hijas en Japón. Se fundaron en ese país 4 casas: Shimonoseki, Fukuoka, Mito y Tokio. Algunas de las MESST que fueron expulsadas de China, llegaron a reforzar esa misión. Después de aprender la lengua, se inició el apostolado con una “Escuela de Lenguas”, en la que se enseñaba chino, inglés, francés y español, de donde salieron los primeros catecúmenos. La fundación de la casa de Fukuoka, merece un recuerdo especial pues fue solicitada por personas no cristianas. El Obispo Fukahori llamó a las MESST para atender una guardería y kindergarten, de cuyos padres de familia nació la Iglesia de Yohizuka.38 El obispo fundó en su Diócesis el Apostolado de la Cruz, siendo el primer socio. Después las MESST fueron llamadas a colaborar con los Padres de los Sagrados Corazones en Mito, estado de Ibaraki, en su kindergarten y trabajo parroquial en todos los niveles. En Tokio, se atiende la Casa de Oración y trabajo parroquial en algunas parroquias. Sagradas Escrituras a los enfermos católicos del Leprosario Nacional, donde florecen verdaderos santos entre los enfermos. Y donde se formó el primer grupo de Tokio del Apostolado de la Cruz, instituido por el Excmo. Señor Arzobispo, Petro Seichi Shirayanagui. Apostolado que se ha extendido en 4 centros y 2 Diócesis.

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Ver nuestro libro “Lo vi”. Ed. De la Revista Redención 38


Revista Redención La M. Enriqueta pensó ampliar el apostolado de la Congregación llevando a muchos hogares el mensaje de la espiritualidad, una nueva modalidad de adorar a la Trinidad Santísima y servir a la Iglesia. Así nació la revista Redención en el mes de junio de 1950, como un lazo más íntimo, un contacto fraterno más extenso. Este era un deseo del P. Pablo desde antes de la fundación de la Congregación y fue él quien le dio el nombre de “Redención”. Se le dio a la revista una línea informativa, misionera y vocacional. Entre las palabras que el P. Pablo pronunció en la bendición de las oficinas de la revista están las siguientes: “Viene a ser la revista como el pulmón del Instituto transmitiendo la vida que existe en el mismo… En la revista deben escribir sobre todo las Misioneras y aquellos que sientan con las Misioneras… se seleccionará todo conforme al espíritu”.

América del Sur Bolivia Con ocasión del Año Santo, el P. Pablo fue a Roma y ofreció al Papa Pío XII hacer una fundación del Instituto de MESST como un homenaje por el Año Santo y en acción de gracias por la proclamación del dogma de la Asunción de María, una casa en donde él eligiera. El Santo Padre eligió Bolivia y es así que el 28 de diciembre de 1953 se fundó la primera casa llamada “Asunción de María y Pío XII” en Concepción, en la Provincia de Ñuflo de Chávez del Departamento de Santa Cruz, cuyo Vicariato en ese entonces estaba a cargo de los padres Franciscanos alemanes de la Provincia de Baviera. Las hermanas se encargarían de misionar en las comunidades rurales, impartir catequesis, la asistencia a los sacerdotes y posteriormente escuelas. En 1954 se inició el Colegio Guadalupe y la Academia de Formación Familiar en donde se trabajaba directamente con mujeres. En 1960 se fundó un internado con el nombre de “Instituto Social Femenino” con el fin de proporcionar formación integral a las jóvenes del lugar, este fue cerrado en 1972 pues el número de internas fue disminuyendo y por otro lado el alumnado del colegio crecía y requería más la presencia de las hermanas. Dios bendijo a la Congregación con vocaciones bolivianas. En vida de la M. Enriqueta se abrieron también otras cuatro casas en la ciudad de Santa Cruz, La Guardia , Warnes y Cochabamba. Actualmente la Congregación tiene comunidad en Concepción y Santa Cruz de la Sierra. La M. Enriqueta visitó 4 veces con gran cariño a sus hijas en Bolivia.

Perú En 1954 el P. Pablo fue designado por su Congregación a Lima, Perú donde atendían el Seminario Santo Toribio de Mogrovejo y él era uno de los directores espirituales. La M. Enriqueta ve la oportunidad de fundar ahí una comunidad. Y es así como en esa ciudad se abre el Colegio Pío XII. Dios concedió también vocaciones peruanas y florece en Lima un fervoroso grupo de Misioneras Auxiliares Hijas de la Soledad de María. La M. Enriqueta también visitó 5 veces la casa en Perú y dio conferencias a sus hijas.

Otras fundaciones Este lapso de tiempo fue una época de expansión: se funda en Puebla el 25 de enero de 1952, en el puerto de Veracruz el 15 de agosto de ese mismo año. En 1954 se funda en Lagos de Moreno, Jalisco. Un año después se funda la casa de San Jerónimo Lídice, en donde se va a residir el Consejo General y se fundaría un colegio para niñas.

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14 Una prueba de fuego: unidad en peligro Los acontecimientos vividos en esta etapa dentro de la historia del Instituto son parte de un proceso de crecimiento que vive toda institución. Es importante tener una perspectiva del tiempo y el contexto histórico así como criterio para evitar formular juicios de valor sobre las situaciones y personas. Dios permite que la M. Enriqueta viva una grandísima prueba, que ella asume con gran entereza y sobre todo humildad, cantando con María el Magníficat y pronunciando su Fiat “háganse en mi según Tu Palabra”.

Capítulo General de 1958 En abril de 1958 tendría lugar el II Capítulo General Ordinario de la Congregación y las elecciones por votación del Gobierno del Instituto. El resultado de la elección del Consejo no fue el esperado por un buen grupo de hermanas lo cual suscitó cierta división entre los miembros del Instituto, surgida ante la disyuntiva de que el ejercicio de la Autoridad General pudiera pasar a manos de otra religiosa distinta a la Fundadora, pues gran número de las hermanas consideraba que la M. Enriqueta debería ser Superiora General Vitalicia. Por tal motivo, el Arzobispo Primado de México, Sr. Miguel Darío Miranda propuso a la M. Enriqueta que fuera a Francia a estudiar y visitar otras Congregaciones Religiosas que se encontraban en situación similar, y ésta con grande humildad y sumisión obedeció dicha disposición. Antes de partir a Francia envió una circular a las superioras locales en las que les dice: “Acato gustosa su determinación, pues quiero ver en ella la manifestación de la Voluntad de Dios y confío en que la Virgen María, en cuyo Corazón Inmaculado he depositado el Instituto y las almas de todas mis hijas Misioneras Eucarísticas de la Santísima Trinidad, velará por todo y no permitirá que triunfe nunca en su lucha por perdernos. Espero que todas sabrán estar a la altura de las circunstancias, dando como siempre muestras de perfecta obediencia y sumisión filial a la Santa Iglesia. Nos lo exige nuestra vocación y éste ha sido siempre el ejemplo de nuestro amadísimo Padre Fundador. Me refugio en Dios y desde allí mi corazón velará con amor de Madre por todas, rogándole dé a cada una las gracias necesarias para saber cumplir con su misión de glorificadoras de la Trinidad, misión que nos exige integridad en la entrega, generosidad en la donación”.39

Superiora interina En enero de 1959 regresa de París, la M. Enriqueta nuevamente toma el gobierno como le correspondía, pero las cosas no mejoraron y un grupo de hermanas acudió a la Delegación Apostólica a cargo del Excmo. Don Luigi Raimondi a exponer sus puntos de vista, y así pasó el problema a Roma, quién destituyó el Gobierno del Instituto en función nombrando una Superiora interina dándole facultades para poder nombrar a su Consejo.

Regresa el P. Pablo Ese mismo año de 1959 regresó el P. Pablo de Lima, Perú en donde había desempeñado el cargo de Director Espiritual en el Seminario de Santo Toribio, para radicar nuevamente en la República Mexicana; pudiendo de esta manera a través de su oración y prudencia, ayudar, proteger y defender al Instituto que él había fundado, en este periodo de prueba por el que estaba atravesando.

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Cartas Circulares de la M. Enriqueta, (1945-1958) Pág. 50. 40


Asistente Religioso A principios del año de 1961 y en vista de que el clima de inconformidad subsistía, Roma a través del Prefecto de la Sagrada Congregación de Religiosos, nombra a un Asistente Religioso para la Congregación que tendría las facultades de asistir y dirigir con su consejo oportuno y empeño diligente al Gobierno General, principalmente por lo que ve a la formación espiritual de sus miembros en la observancia fiel a la disciplina religiosa y también aquellas cosas que tocan a la administración económica.

Superiora local La M. Enriqueta es enviada por la Superiora General a Puebla a prestar el servicio de Superiora local. En una conferencia dada sus hijas en la Comunidad de San Jerónimo en la ciudad de México, ella les comparte: “Cuando vivíamos en esta casa de San Jerónimo, recuerdo que me mandaron a Puebla, a la casa que allá tenemos. Yo me resistía, no quería… Estuve llorando mucho rato en el recibidor de la casita que ahora es Promoción Vocacional. Luego me salí a ver la construcción del Colegio de niños pobres, y seguía llorando, casi en voz alta… Pero llegó un momento en que me calmé y me entregué, regresé al recibidor para pedirle perdón a Nuestro Padre, de rodillas: “Padre, perdóneme, yo estoy dispuesta a todo con mucho gusto”… En esos momentos brillaba el arco iris en el cielo y entonces me dijo Nuestro Padre: «Mire hija, ése es nuestro arco iris de paz»”40. A principios del año de 1963 el Asistente Religioso notificó que el Instituto quedaba bajo una Autoridad Única, el de la Superiora General, y que el Consejo se disolvía. Y en el año de 1965 se le otorgó a la Superiora, la facultad de nombrar a su Consejo.

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Conferencias y escritos de la M. Enriqueta. Tomo VIII, pág. 99-100. 41


VI NUEVAS EXPERIENCIAS

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15 Cambios Nueva etapa bajo el cielo de Puebla, tierra impregnada de recuerdos y añoranzas. Casa en la que la esperan varias de sus hijas cofundadoras y un grupo de jóvenes religiosas y dos Madres japonesas que se preparan a sus Votos Perpetuos al lado de la Madre Fundadora, quien funge como Superiora local. Campo preparado para que ella despliegue su misión de formadora. La vemos organizando alegremente regalos para el Seminario con las alumnas del Instituto Social Femenino y la comunidad. Dar clases y conferencias, organizar una peregrinación al Cerro del Cubilete, Ejercicios espirituales predicados por el P. Pablo y múltiples actividades en las que siempre dejaba ver su servicio y amor a la Iglesia Fue una estancia breve (poco más de 3 años) pues la obediencia la envía a Morelia a continuar su misión como Madre. Al despedirse dio unos consejos muy válidos, ante los cambios de gobierno, ya sean religiosos, educativos o empresariales: “nunca decir a la nueva responsable, antes se hacía así, nunca comparar ni añorar respetando así la libertad de iniciativas de la nueva dirigente responsable”41.

En Morelia Dios lleva a la M. Enriqueta a la comunidad de Morelia. Va liberada del cargo de Superiora, lo que facilitará los viajes a las Casas de sus hijas prodigando así su celo apostólico y maternal. Se inicia un difícil aprendizaje para la M. Enriqueta, que ha sido dirigente desde su juventud. Llega en momentos en que todo respira ambiente de fiesta: el Excmo. Sr. Luis Altamirano festeja el cincuentenario de su Ordenación y el centenario de la elevación de la Diócesis a Arquidiócesis. El Excmo. Sr. conoce muy bien a la M. Enriqueta desde su juventud en Puebla y es muy cercano a la comunidad. La Casa de Morelia es la construida con tanto esfuerzo por la Congregación en la calle 5 de Mayo para poder desarrollar ampliamente el apostolado propio al servicio de la Iglesia… Ambiente entusiasta. Espíritu apostólico. Había mucha cercanía con el P. Pablo que en ese entonces residía en Irapuato. Nueva ocasión para la M. Enriqueta de desplegar su celo apostólico y creatividad. El cariño de sus hijas, se va a manifestar en la fiesta del 25 de marzo en honor de la Santísima Virgen y también de la Madre Fundadora quien escogió como fiesta personal ese día y como lema las palabras de aceptación de María: “He aquí la esclava del Señor”. Se tenía ahí la Normal Catequística con diversos cursos. Allí mismo dio varias conferencias a sus hijas y la vemos también dando cursos breves en Ciudades vecinas como Moroleón. Por ese entonces la M. Enriqueta pidió al P. Pablo que sintetizara los puntos importantes de la espiritualidad propia. El Padre lo tituló “Pinceladas del espíritu”. En 1966, la M. Enriqueta viajó a Roma para tomar un curso de “Un Mundo Mejor42” y a Tierra Santa. Se detuvo en París, en donde estudiaban dos de sus hijas. A su regreso, visitó de nuevo Irapuato para precisar puntos de las Constituciones, pues justamente la Santa Sede había pedido a todas las Congregaciones renovar las Constituciones para integrar en ellas los puntos nuevos tratados en el Concilio Vaticano II. 41

Conferencias de la M. Enriqueta. Tomo VI. pág.203. El Movimiento “Por un mundo mejor” nació en Roma alrededor del año 1952, como una respuesta a la llamada de renovación dirigida por Pío XII a la Iglesia, en la que habló de un mundo mejor, y dijo que era necesario reconstruir el mundo desde sus cimientos. El padre Lombardi respondió con este carisma o servicio. La idea fundacional es renovar la Iglesia para servir mejor al mundo. La Iglesia no debe estar encerrada en sí misma, sino abrirse y contribuir a mejorar el mundo. El referente no es ella misma, sino el mundo. El 14 de diciembre de 1988 el Consejo Pontificio para los Laicos decretó el reconocimiento del Gruppo Promotore del Movimento per un Mondo Migliore como asociación internacional de fieles de derecho pontificio. 42

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Un doloroso desprendimiento El día 8 de noviembre de 1966 llegó el P. Pablo a Morelia, como lo hacía mensualmente, para consultar a su médico. Se detuvo con sus hijas para comer allí después de la consulta, las Madres quedaron asombradas de su aspecto: caminaba con dificultad y su tez tenía un color amarillo. El P. Cabral MSpS que iba por él, con caridad fraterna, lo llevó de regreso para que recogiera sus cosas y prometió llevarlo de nuevo a Morelia con sus hijas que estaban dichosas de servirlo y atenderlo hasta su recuperación. El P. Pablo seguía cada vez más delicado y el 22 de enero, los doctores y superiores de los MSpS, decidieron que fuera a cuidarse a México al Hospital de Nutrición. Mientras tanto, siguiendo las indicaciones de la Santa Sede, en la hacienda de San Juan Tlaltlacatecpan, estaban reunidas en Capítulo General Extraordinario las delegadas de todas las Casas y la M. Enriqueta para trabajar en la redacción de las nuevas Constituciones reformándolas conforme a los Documentos emanados del Concilio Vaticano II. La M. Enriqueta salió del Capítulo, pues fue llamada para estar al lado del P. Pablo quien estaba en México en la Casa Madre donde era atendido por sus hijas. El 13 de febrero llegaron las demás Madres que estaban en Capítulo. El P. Pablo mostró gran interés al verlas y les dio su bendición. La M. Enriqueta estaba siempre a su lado. El 17 de febrero murió el P. Pablo como había vivido: en entrega total a Dios y obediencia perfecta, envuelto en la oración de sus hijas de todas las Casas, fue a gozar en la Casa del Padre dejando un ejemplo imperecedero en su vida y su regreso al Seno de Dios.

16 Respondiendo al Concilio Vaticano II Nueva fundación. Estados Unidos El mismo año en que el P. Pablo fue llamado al cielo, se fundó la primera comunidad en Estados Unidos. Se pidió la atención especialmente a “los hispanos”. La primera fundación fue en 1967 en San José, California, donde se realiza trabajo en la pastoral parroquial. La segunda casa se fundó en Orange, California, con el mismo tipo de apostolado parroquial y un poco después el noviciado. La M. Enriqueta visitó la misión en 1982, de regreso de la visita a Tokio.

Comunidades de inserción Como una respuesta a Concilio Vaticano II, se llevan a cabo fundaciones de comunidades de inserción: La primera fue en 1972 en la Ciudad de México, respondiendo a las necesidades de una zona sub urbana del Cerro del Judío en donde llegaban gran cantidad de inmigrantes del campo a la ciudad en busca de trabajo. Posteriormente se abren comunidades en: Lagunilla, Hidalgo; en Ixtlán de los Herbores, Michoacán; en Tanhuato. En Zimapán; en el Reacomodo, Baja California; en Monterrey; en “La 28” en Mexicali. En Guadalajara, Jalisco; Nuevo Laredo, Aguascalientes. En el extranjero en Filipinas y Moquegua, Perú, de las cuales algunas se han cerrado y otras todavía continúan. En esta nueva etapa post conciliar, la Congregación ha dado respuesta al pedido del Concilio Vaticano, como hijas de la Iglesia y con el espíritu misionero heredado por la M. Enriqueta.

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VII ENRIQUETA, FORMADORA

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La M. Enriqueta fue favorecida por Dios, de excelentes formadores a través de la JCFM y de la dirección del Instituto Social Femenino, además de la formación familiar especialmente de su madre. En la JCFM recibe formación espiritual, cultural, apostólica y social. Para la formación personal de sus hijas, empleaba el ejemplo y el diálogo. Para la formación comunitaria, utilizaba las conferencias, los exámenes de ‘conciencia sinceros y personales’. Y redactaba ‘consagraciones’ fervientes, deseos que la animaban y quería suscitar en sus hijas. Era muy exigente, puesto que se trataba de formar misioneras y, a la vez tenía un sentido fino del humor. Esta formación misionera la iba transmitiendo de un modo transversal por decirlo así, en sus conferencias no desaprovechaba la oportunidad para recordarles su vocación misionera: “Hay que recordar que entramos a un instituto de batalla, a un ejército; no nos quedamos en nuestra casa, ni va a ser nuestra vida tranquila, pacífica, siempre igual (…) Tenemos que ser entusiastas, animosas, así lo pide el espíritu de nuestro Instituto, tenemos que hacer lucir nuestros talentos que Dios nos haya dado, dar a nuestro Instituto y a las almas, todo lo más que podamos, nada de dejarnos vencer, somos Misioneras, (…) Y lo han visto ustedes que nuestro Señor va marcando el camino y nos quiere elásticas, flexibles, como de resorte…”43.

Formación espiritual Fomentaba la atención amorosa, que lleva a la oración intensa. Y el espíritu de sacrificio, según la espiritualidad de la Cruz. Quería formar el verdadero sentido de Adoración a cada una de las Divinas Personas, al Padre, a imitación de Jesús, siguiendo al Espíritu Santo. Enseñaba que la espiritualidad de las MESST tiene base sacramental, vivir el sacerdocio bautismal. Hacer de la Misa, la vida y de la vida una Misa. Inculcaba un intenso amor a María, Madre y Modelo. Todo siguiendo las luces del Espíritu Santo a imitación de María la verdadera adoradora de la Trinidad. El método de formación propio de la M. Enriqueta, era su ejemplo, alegría en el servicio de Dios, solicitud firme y delicada hacia cada una, diálogo personal a pesar de sus ocupaciones y su apostolado por correspondencia. En las conferencias generalmente terminaba con una frase síntesis, fácilmente memorizable. En ellas aparecen claramente los rasgos de la formación impartida por la M. Enriqueta: situar en la condición actual y personal, señalar los puntos clave en forma sencilla y llevar a la confianza y la gratitud, aprovechando la experiencia propia y ajena. No quiere personas derrotistas sino confiadas en Dios y en la intercesión de María. Muestra su fina psicología y sus dotes de formadora tomando temas como la “susceptibilidad”, la “flexibilidad” en la vida religiosa, la “inculturación” que muestran cómo su espíritu misionero la llevaba a contemplar las cosas desde ese prisma; acerca del “celo apostólico”. Ese espíritu que se había alimentado durante su estancia en la pequeña escuela cosmopolita a la que asistió en su infancia en Biarritz, Francia… y continuó ardiendo en el seno de la JCFM, florecería en la naciente Congregación.

17 Su seguimiento de Jesús Se destacan enseguida los elementos de la espiritualidad en los que la M. Enriqueta hacía gran hincapié y alentaba a que se vivieran por sus hijas. En todas sus pláticas y conferencias buscaba formar a las MESST en estos aspectos, los cuales reflejan al mismo tiempo el énfasis en su seguimiento de Jesús. 43

Conferencias de Nuestra Madre Fundadora. T.II, 248- 249. 46


Adoración En este apartado se atisba la misión más íntima: la formación de adoradoras que a imitación de Jesús se lanzan a la misión de buscar nuevos adoradores del Padre. Predica con su ejemplo y su palabra, bastaba ver su actitud adorante ante Jesús Eucaristía, aún en sus últimos años, prolongando su adoración cuanto tiempo le podía consagrar en la capilla, y de la que impregnaba toda su vida. En la fiesta de la Santísima Trinidad que celebró en Morelia en 1963, trata expresamente el tema de la adoración, en el que hace una hermosa síntesis de la espiritualidad propia y muestra que el distintivo de la vocación de una MESST debe ser la “adoración”. En una de sus conferencias en el Noviciado, ella expresa44: “Ninguna debe sentirse eximida del deber de adoración, (…) La adoración constante es una de nuestras mayores glorias y es lo que más atrae a las almas; al fijarse en el Instituto, es algo que les encanta, saber que el Santísimo está expuesto. Es que en la Eucaristía está la fortaleza de las almas y se siente la presencia de Jesús. (…) Defiendan siempre la eucaristía...”. En una conferencia dada en 1982 insiste en hacer una oración viva, ir más allá de lo sensible: “A propósito de la oración, debemos ser muy fieles a ella, tanto en nuestras oraciones vocales como a nuestras adoraciones, aun cuando no tengamos fervor sensible, (…) entonces interviene la fe, la voluntad. Fe y disciplina de la oración, pensando en que Jesús está allí, y nos mira, nos espera, nos escucha, nos ama, no se muda (…)”45.

Sacerdotal Dios inspiró los Fundadores una obra sacerdotal en su doble aspecto: En favor de los sacerdotes y formada por almas sacerdotales. En la Oración de Fuego el P. Pablo escribe:

«… que sean almas hostias, para tu gloria, ¡oh! Padre. (…) Que sean almas sacerdotales, pues debiendo ser víctimas, tendrán que formar una sola Hostia con Jesús Sacerdote. Su corazón sacerdotal tendrá como misión agradecerte siempre el Sacerdocio eterno de Cristo y su prolongación a los sacerdotes de la tierra. Que sean almas víctimas, almas hostias, pero formando con Jesús una sola Hostia, así como deben participar de su mismo Sacerdocio. Allí está el secreto de la grandeza de vuestra vocación. Sois almas sacerdotales (…)». La M. Enriqueta quiso que quedara expresado de manera muy concisa en las Constituciones de la Congregación, lo que la contemplación de Cristo Sacerdote implica para las MESST: a. El deber de agradecer al Padre el don del Sacerdocio Eterno de Cristo y su participación a los sacerdotes. b. Vivir nuestro sacerdocio bautismal en actitud de conversión constante y ayudar a nuestros hermanos para que lo conozcan y lo vivan a la luz de la Palabra de Dios. c. Fomentar en nuestras obras apostólicas la gratitud por el Sacerdocio y colaborar en construir un ambiente en el cual puedan desarrollarse vocaciones al sacerdocio. En 1949 dando conferencias en el noviciado dice respecto al sacerdocio: “Nuestro Instituto es sacerdotal en todos sus fines, en todas sus obras y en el espíritu, en lo más profundo, en la médula misma hay ese espíritu sacerdotal animando todas las obras46”

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Conferencias de la M. Enriqueta. Tomo IV, 133-134 Conferencias y Escritos de la M. Enriqueta. Tomo VIII, 136. 144 46 Platicas y Conferencias de la M. Enriqueta. T. IV, pág. 116 45

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María En 1951 en la fiesta de la Santísima Virgen, la M. Enriqueta dirige a sus hijas “unas palabritas”. Comenta que ha estado pensando en “que podría decirles, que les sirva”, algo para alentar y sostener. Y el tema de su conferencia lo titula “La sonrisa de María”. Escribe: “Dios quiere que seamos para todos la SONRISA DE MARÍA… Ser la sonrisa de María me parece que ante todo consiste en tener una sencillez completa. A nosotros nos gusta mucho ver en las imágenes esa sonrisa; nos conmueve la expresión que no es risa, es algo muy difícil de decir, pero nos llega, nos atrae, nos encanta. Y yo pienso que ese algo es precisamente la sencillez. Para ser la sonrisa de María, tenemos que poseer una sencillez de vida fundada en la abnegación… María sonrió en la paz de su alma y en esa paz sencilla pronunció su primer fiat y debe haber pronunciado todos los fiat de su vida, el de la Encarnación, el de la Epifanía, el fiat de la adolescencia de Jesús, que le trajo amargos sinsabores cuando El quiso quedarse en el Templo y Ella lo creía perdido, el fiat de la juventud de Jesús, de su apostolado, cuando se entregó a los hombres y tuvo que dejarla, el fiat de la crucifixión. (…) Ser la sonrisa de María exige una caridad perfecta, una donación completa a Dios a las almas. (…) María sonrió en el Cenáculo con esa sonrisa de paz y de gracia que iluminó los primeros pasos de la Iglesia. Así nosotros hemos de sonreír con esa sonrisa que compra almas para Dios...”47. En una conferencia dada en 1989 con ocasión de la fiesta de la Anunciación, la M. Enriqueta comparte a sus hijas la relación que tiene con esta festividad y por qué María es su modelo. “Meditando en las palabras de la Santísima Virgen ‘He aquí la esclava del Señor’, sentí deseos de que esas palabras fueran mi lema, ya que expresan una entrega completa, un abandono a la Voluntad de Dios y una confianza en El. (…) Claro que no lo he logrado todavía… pero quiero esforzarme y trabajar en vivir tan hermosas y profundas palabras que la Santísima Virgen pronunció en el día de la Encarnación”48.

Misioneras Encontramos en seguida, los puntos centrales que la M. Enriqueta enumera como “bases para la vida misionera”49. Señala: “La oración como espectáculo El sacrifico como precio El trabajo como medio La alegría como conquista El silencio como arma DIOS como FIN” Desde siempre pensó la M. Enriqueta en un Instituto Misionero, que extendiera el amor de Dios en todos los confines de la tierra, donde las Misioneras buscaran y formaran los adoradores del Padre en Espíritu y en Verdad.

El silencio La M. Enriqueta tenía muy claro que para la contemplación y la unión con Dios, era necesario el silencio. Ella habla de 3 clases de silencio: el silencio de regla o silencio interior, que pudiera llamarse también de “educación”; el silencio de prudencia y el silencio de paciencia. “Estos silencios los practicó admirablemente Nuestro Señor Jesucristo; el de regla, en su vida 47

Ibíd; 310-317. Conferencias y escritos de la M. Enriqueta. Tomo VIII, pág. 83. 49 Platicas y Conferencias de la M. Enriqueta. T. VI, pág. 81 48

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privada, en su infancia; se supone que debe haber guardado perfecto silencio, porque tenía que estar en continua adoración… Jesús tenía esa conversación íntima, interior, profunda. Cuántas veces Jesús guardó silencio profundo de prudencia, como cuando le presentaron el problema del tributo al César, no se puso a exponer, simplemente: ‘dad al César lo que es del César’. Así mismo en el caso de la mujer adúltera, qué silencio profundo guardó Nuestro Señor mientras todos hablaban y acusaban: ‘Yo te perdono’ unas cuantas palabras. Durante la pasión, cuántas veces calló por más preguntas que le hacían o contestaba brevemente: ‘Tú lo has dicho’… ¡Todo el camino del Calvario guardaba silencio; en la Cru.z…! Hay que recordar que el silencio interior nos es indispensable porque sin él, de nada serviría el exterior. Es preciso acostumbrarnos a vivir silenciosas, calladas interiormente, en charla amorosa con la Trinidad Augusta (…) El silencio de prudencia lo tenemos que guardar como Cristo en su vida apostólica y pública en todo aquello que se nos encomienda directamente con las almas, ya que puede haber también apostolado del silencio, de la abnegación... El silencio de paciencia, Cristo lo practicó en su pasión; nosotras debemos practicarlo en los contratiempos, pruebas, contradicciones, enfermedades. El que se somete a la Voluntad de Dios, pero renegando, no gana nada…”50. La M. Enriqueta exhorta a sus misioneras a pedir amor al silencio, que se traduzca en un ambiente apacible y agradable a nuestro entorno. “Callarse, guardar silencio, crea una atmósfera, crea un ambiente… Callar sin quejarse de las cosas que nos lastiman, que nos hieren, que nos turban o desconciertan. Y presentárselas a Dios sin protestar ni reclamar, demuestra un gran temple de alma; y Dios bendice extraordinariamente este silencio. Y qué bendición tan grande son para la comunidad las almas que saben guardar esta clase de silencio”.

Las casas del Padre En cierto sentido, se puede decir que la M. Enriqueta ha realizado su misión de fundadora. Ya no es la “Obra anhelada” sino una Congregación en el seno de la Iglesia y establecida en 5 países. Serán misioneras en diversas culturas lo que requiere una inculturación a ejemplo de San Pablo: judío con los judíos, griego con los griegos. Dios abrió las puertas a países de diferentes culturas: China, Japón, Bolivia, Perú y Estados Unidos. Lo que ayudará a crear un ambiente fraterno, es saberse “unidas en la diversidad”. En el trato con las hermanas, alumnas y visitantes, se notaba la más exquisita delicadeza. La afabilidad y el respeto, reinaban en las comunidades. La M. Enriqueta sabía aunar el valor de las tradiciones con la actualización. Difícil arte que es una fuerza en la vida comunitaria y pone la base a las generaciones siguientes. Insiste mucho en tener el sentido de cuerpo, el trabajo en equipo. En sus diversas conferencias, decía que “para nosotras lo primero es la comunidad, nuestra comunidad. Esto es lo primero, después vendrá lo segundo: las relaciones sociales. (…) Los deberes para con la comunidad son: un amor profundo, un respeto grandísimo, un celo ardiente para defender a la comunidad”51. Exhorta a tener conciencia sobre el conocimiento de uno mismo, a la introspección y la repercusión de los actos personales en la comunidad: “Es necesario conocernos a nosotras mismas, sabernos analizar. Meditar y reflexionar a través de los acontecimientos del día y de la vida. Así podremos notar más fácilmente el adelanto espiritual… Suele suceder que pensamos en que los demás son difíciles, son problema para la 50 51

Platicas y Conferencias de la M. Enriqueta. T. III, pág. 62 Conferencias de la M. Enriqueta. T. IV, pág. 80. 49


comunidad y el problema somos nosotros mismos. Y no sabemos analizarnos con verdad, con sinceridad y rectitud…. Tenemos que ser maduros, ecuánimes52”. Es directa y clara al hacer observaciones y correcciones cuando ve en las hermanas conductas y actitudes que dañan el ambiente de las Casas del Padre; lo constatamos en unos avisos y moniciones que dio a las MESST en 1951 con ocasión de un cambio de superiora de comunidad: “no se compliquen, sean rectas, sencillas, no se aprovechen del cambio de superior para obtener determinados permisos (…) No compliquen la vida, enséñense a tener una conciencia limpia, un alma muy recta, y no habrá conflictos ni comentarios, ni penas, necesitamos almas fuertes… no ambiente de intriga, ni de chisme, ni de cuentecitos de tercer patios… Venimos a hacernos santas y todo lo que no sea esto, es tiempo perdido”.53 “No nos hagamos pesada la vida; el cielo es la unión con Dios en la paz del alma. No olvidemos que somos misioneras, procuremos facilitar nuestra natación en el mar de la vida, para que al fin lleguemos a conseguir el premio, que no es una copa de oro, sino la contemplación de Dios para siempre, la posesión eterna del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”54.

Al servicio de la Iglesia Formada ella misma en la Acción Católica, apostolado oficial de la Iglesia, y participando en la persecución en la Liga Nacional de la Defensa de la Iglesia, viviendo la espiritualidad de la Cruz, vibraba al referirse a “nuestra Santa Madre Iglesia”. Iglesia que es misterio, comunión y misión. Por todas estas experiencias llevaba en sus venas el intenso amor a la Iglesia; amor que demostraba siguiendo filialmente y con apertura a todas las indicaciones del los obispos en lo referente a la dirección del Instituto, en el respeto a sus ministros, y los inculcaba, o mejor dicho, lo irradiaba en sus actos. Se puede constatar en sus escritos cómo formaba en el amor a la Iglesia, ya que constantemente repetía: “somos Hijas de la Iglesia”. En sus instrucciones acerca de la Fe, demostraba su fidelidad a la Iglesia, su respeto a la Jerarquía y su gran interés a las Encíclicas en las que escuchaba la voz de Dios, su respeto a las normas Litúrgicas. Cómo velaba por detalles de delicadeza en todo lo que se refería al culto divino. Su espíritu misionero, la impulsaba a extender las fronteras de la Iglesia a los lugares en que aún no estaba establecida y en donde no había aún adoradores del Dios Trino y Uno. En su amor a la Iglesia quería enviar misioneras preparadas, por lo que dedica a hermanas de tiempo completo a estudiar. Cuando la Congregación tuvo más miembros, ofreció asistencia a los Señores Obispos, no sólo en la labor pastoral sino también en el secretariado, en la administración de la casa, en ellos servía a la Iglesia. Ese amor a la Iglesia también se manifestaba en la delicadeza del trato con los sacerdotes y en la ayuda a los seminarios. Las Constituciones, escritas en 1935, con la ayuda del P. Félix, inician con las palabras: ‘Siendo la Santa Iglesia la madre del Instituto, las religiosas consagrarán sus actividades al bien de la misma, de manera que todo lo hagan por la Iglesia y para la Iglesia’ (…) frase que se condensó en la redacción final 1980 (para la Aprobación Pontificia). La M. Enriqueta al meditar en la ‘misión’ reafirma sus deseos de servir a la Iglesia, extendiendo sus fronteras con las misiones entre los no cristianos y a reforzar, atizando el fuego dentro de los países ya católicos.

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Conferencias de la M. Enriqueta. T. VIII, págs. 147.149 Ibíd, 320. 54 Conferencias de la M. Enriqueta. T. II, pág. 103 53

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VIII IRRADIACIÓN

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El P. Pablo María continúa protegiendo la Congregación desde el cielo, a la M. Enriqueta corresponde continuar su obra construyendo la historia. Realizará su misión de Madre Fundadora desde distintos escenarios. Dios la impulsa a emprender el vuelo a diferentes sitios para ejercer esta misión, a través de la oración y el ejemplo de su vida, Se valdrá de visitas, diálogos personales, correspondencia, conferencias. En la “Cronología” escrita por la M. Teresa Perea, registra más de 500 viajes dentro y fuera de México… la mueve el amor a la Congregación y la obediencia. Quiere consolidar el fundamento espiritual de sus hijas, compartir sus penas y alegrías, alentar sus apostolados. No desperdicia ocasión de instruirse tomando cursos y asistiendo a Congresos para seguir el movimiento de la Iglesia. Mantiene contacto con los Señores Obispos. Colabora activamente en la introducción de la Causa de Canonización del P. Pablo. Recibió un reconocimiento por parte de la Acción Católica Mexicana, en la Basílica de Guadalupe durante una Solemne Misa Pontifical. Ahí se le entregó una medalla dorada con la imagen del Excmo. Señor Cardenal Miranda, fundador de la A. C. M. (acción Católica Mexicana) y con las fechas 1929 – 1979. Y por el reverso, una inscripción que dice: RECONOCIMIENTO DE FIDELIDAD A LA IGLESIA – ACCIÓN CATÓLICA MEXICANA.

18 Legados principales Evidentemente, el legado principal, es la transmisión de la espiritualidad que nos llevará a ser “adoradores en busca de adoradores” o sea el “colorido” de la vida religiosa propia de las MESST. Son también legados sus escritos: Anales y Memorias, así como los temas que escribía en las fiestas de la Congregación. Y sin duda su testimonio de fe.

Decálogo de las MESST La M. Enriqueta deja a sus hijas un decálogo de virtudes que pide se practiquen en las comunidades y en la misión: Alegría, Sencillez, Amabilidad, Generosidad, Abnegación, Fidelidad, Veracidad, Obediencia, Celo Apostólico, Fortaleza. En realidad, existen muchas virtudes, la M. Enriqueta elige las que señaló el P. Pablo, para ella las virtudes son el fruto del amor de Dios que nos procura esos caminos de santificación para corresponder a su amor y darle gloria. Explica que para las MESST son “nuestras virtudes de batalla; las que debemos poner en práctica para dar el colorido”, es decir, el estilo propio de cada persona y de la Congregación.

Libro de Tradiciones y Costumbres En una de sus conferencias dice sobre las tradiciones: “cuidemos siempre las tradiciones de nuestro Instituto. Son Tradiciones que apenas estamos formando, puesto que no tenemos tantos años de fundación. ¡No dejemos que se las lleve el soplar de los vientos!. La Sagrada Congregación de Institutos Religiosos insiste muchísimo en “volver a las fuentes y conservar la sana tradición”. Sólo así podremos guardar la verdadera fidelidad a nuestra vocación, sentirnos elegidas, amadas por Dios55”

Camino de Fe Releyendo la historia de la Congregación, se percibe claramente el camino de fe recorrido por la M. Enriqueta:  Creyó en la voz de Dios que le deparaba al P. Pablo como Director de su alma  Creyó en su maternidad espiritual anunciada por el P. Pablo  Creyó en su vocación de Fundadora 55

Conferencias de Nuestra Madre Fundadora. T.VIII, 143 52


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Creyó en las palabras del P. Pablo para realizarla Creyó en la solidez de la fundación de la Congregación en ausencia del Fundador Creyó en la posibilidad de la fundación Ad Gentes (en países no católicos) Creyó en la voz de la Iglesia, cuando tuvo que dejar de ser Superiora General Creyó en su hijas, que continuarían la misión de la Congregación al servicio de la Iglesia

En el atardecer de su vida La M. Enriqueta conserva hasta el final su espíritu entusiasta, animado, jovial. Consciente de las limitaciones de su edad, en el último de sus viajes a Japón, al finalizar una conferencia con grande humildad se disculpa por las molestias dadas por su falta de salud: “Antes de irme sé que debo pedirles perdón por todas las molestias que les he dado con mi falta de salud. Pero mis dolores, limitaciones, momentos de gran debilidad como humana que soy y muy mala, los he ofrecido por cada una de ustedes para que se llenen de amor a la vocación, perseveren en la vocación, prediquen su vocación de adoradoras del Padre y conquisten muchas almas para la gloria de Dios. …Perdonen que no haya podido dar todo el servicio que hubiera querido, por enfermedad; pero mi corazón sí ha latido enormemente por Japón, por cada una de ustedes, por nuestras Casas, por las Superioras. Vivo agradecida a nuestra Madre Superiora General que me dijo en nombre de Dios: ‘Usted va a ir...’ Claro que le voy a entregar malas cuentas, pero he querido cumplir, a pesar de mi debilidad, con esta voluntad de Dios”56

Retorno a la Casa del Padre, 1998 Después de realizar viajes, visitas y la intensa actividad descrita en líneas anteriores animando a sus hijas y transmitiendo la espiritualidad, la M. Enriqueta continuó su vida normal religiosa en la Casa de Puebla. Asistía a los actos de comunidad, hacía su adoración matutina dos horas ante el Santísimo y otra más por la tarde. El día 6 de febrero de 1998 tuvo que ser internada en el hospital por un dolor muy fuerte en la vesícula, había que ser operada. La noche del sábado 7 de febrero fue de intenso dolor, de purificación. De todas las Casas del Instituto subían fervientes oraciones. La M. Enriqueta ofrecía acciones de gracias y su entrega incondicional “no lo que yo quiera, sino lo que Tu”. Inútiles esfuerzos en terapia intensiva… Ese día se presentó el Excmo. Sr Anselmo Zarza, Obispo Emérito de León, Gto., que la estimaba mucho, quien le dio la absolución general, la indulgencia plenaria y le administró la Unción de los Enfermos. El 8 de febrero, era el día señalado por Dios para hacer la recepción de su hija en el cielo. La M. Enriqueta estaba terminando su vida. Entraron a terapia intensiva, donde se encontraba, algunas de las Madres que estaban en el hospital, con voz temblorosa y el corazón en los labios, rezaron el Magníficat. En un abrir y cerrar de ojos, ya estaban todas sus hijas reunidas alrededor de aquellos restos amados, de aquel rostro ya sin vida, rezando nuevamente en voz alta el Magníficat en acción de gracias por esta muerte tan preciosa a los ojos de Dios. A las 19:25 horas es llamada a la Casa Del Padre. Se celebró Misa de cuerpo presente en la capilla de la casa de Puebla el día 9 por la mañana y de ahí se trasladó a la ciudad de México donde descansan sus restos ¡En el mismo mes de febrero, mes en que también el P. Pablo subió a la casa del Padre, mes de la ofrenda de víctimas, para los dos amadísimos Fundadores! .

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Conferencias de la M. Enriqueta. T. VIII, pág. 70 53


Documentos consultados Escritos por Enriqueta Rodríguez Noriega:       

Anales Conferencias 9 Tomos Memorias escritas en 1983 por la M. Enriqueta Rodríguez Noriega Historia de la Congregación por Margarita Díaz E. Cronología compilada por la M. Teresa de María Perea, messt Crónicas de la Casa Madre, de la Casa de Puebla, de Morelia, de China, de Japón Pláticas del P. Pablo María Guzmán (39 tomos)

Otros documentos:    

Ley Calles: Archivos Nacionales de México. Historia de la Iglesia en México. HIM. José Gutiérrez Casillas S. J. Editorial Porrúa, S. A. Historia de la Congregación por Margarita Díaz Emparan Los otros libros se citan en cada caso.

Siglas y Abreviaturas NP NM MESST MAHSM MSpS SJ UFCM JCFM ACM

Nuestro Padre Nuestra Madre Misioneras Eucarísticas de la Santísima Trinidad Misioneras Auxiliares Hijas de la Soledad de María Misioneros del Espíritu Santo Sacedote Jesuíta Unión Femenina Católica Mexicana Juventud Católica Femenina Mexicana Acción Católica Mexicana

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