Association Guayabo Colectivo
Guayabo Colectivo Association Culturelle Toulouse - France
guayabo.co
Le Fanzine Disparates est un des projets de l’Association Culturelle Guayabo Colectivo El Fanzine Disparates es uno de los proyectos de la Asociación Cultural Guayabo Colectivo
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Edito - Confinamiento (français — espagnol) Camilo Rodríguez
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Amanecer Maria Fernanda Corral
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Retazos de Mujer Pimienta
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Illustration Manuela Sánchez
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Cuarentena Leonardo Gómez Gaviria
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Descontinuité Michelle Capoulongo
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Aves Fugaces Daniel Benavides
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All Night Long Laura Cruciani
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Deseos Encerrados Guillemette Bonvalet
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Inxialiados Tata Ceballos
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La chute puis le silence Alix Quezel
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Je ne voulais pas écrire Prrozze Sélavy
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Especiales casi de ciencia ficción: segunda década del siglo XXI Katherine Gerena
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Rostros en tiempo de confinamiento Daniela Vanegas
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Illustration Irina Pavlova
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Ya viene la triste noche Natalia Urzua
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Un endroit où s’abriter Nuria López Bernal
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Illustration Soma Difusa
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Verdades de Cuarentena Sú
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Illustration Alberto García López
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Confinement et espoir Ourrache Chaymaa
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Las Chicharras Santiago Quintero
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Libre Encerrada Sofia Ramos Diaz
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Illustration Sari Tanikawa
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Quando começou a quarentena, eu me sentia gripado. Rodrigo Martins dos Santos Neves
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Que tu cama sea cómoda Jorge Cardona
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Poemas Verónica Mejía Bedoya
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La Habitable Alejandra Correa
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Reencuentro Ángela Jasmín Fonseca
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Confinamiento Gris Jorge Luís Muñoz
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Un día que desconozco del 2020 Daniela Rincón
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C’était une belle journée enfermée ensoleillée Florian Gabas
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Luz Lizeth Ospina
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Día Cuarentena Edwin Tamayo
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El virus en los tiempos del amor Julián Oñoro
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Illicite Tendresse Serena Carvalho
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Fiebre Érika Mantilla
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Pandemia Mijail González
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Un dibujo sobre dormir Jorge Cardona
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El nuevo albañil J. Mariano Mata Rubio
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MyDaya.java Ursus
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Pequeños Triunfos Daniel Bello
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In-silente Sara Cristina Dousbedes
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Transeúnte de la ventana Mauro Díaz
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Collabos
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Équipe éditoriale DISPARATES
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Español
EDITO por Camilo Rodríguez
Siempre hemos vivido confinad@s y quizás no lo sabíamos. Nuestra propia piel, las cuatro paredes de nuestra mente, una sociedad que solo puede existir en las barreras de la ley y el orden. Para algunos el encierro es una experiencia tan familiar como la soledad. Para otros es terriblemente frustrante; se refugian en el anhelo, hacen pronósticos y planean lo que harán “cuando todo esto pase”. Según el diccionario, el confinamiento es una pena que consiste en enviar a la persona condenada a cierto lugar seguro para que viva exiliada allí en libertad, aunque vigilada por las autoridades. “Exilio en libertad” ¿acaso esa definición no describe la historia de nuestras vidas? ¿Acaso la escuela y el trabajo, la casa y la calle, no operan como centros de control donde nos vigilamos (o nos cuidamos) un@s a otr@s? En El malestar en la cultura, Sigmund Freud mostró cómo la vida moderna nos expone a la frustración; nuestro yo debe contener sus deseos más íntimos (Eros y Tanatos, el instinto de amor y muerte), e incluso algunas de sus necesidades para garantizar el funcionamiento de la colectividad. Dentro de este complejo marco, la experiencia del confinamiento añade una importante variable: nos enfrenta a nosotros mismos, nos obliga a convivir con nuestros propios fantasmas. “Sufrimos más de imaginación que de realidad”, decía Séneca para insistir sobre el poder de nuestra mente para causarnos dolor y provocarnos sentimientos como los celos, el miedo o la ira. Sin embargo, la soledad puede ser también una fuente de paz y serenidad. Al final de su vida, Jean-Jacques Rousseau pasó sus días confinado en el castillo de Ermenonville –sus detractores no dejaban de hostigarlo– y se dedicó a escribir Las ensoñaciones del paseante solitario, una obra autobiográfica que oscila entre el diario íntimo y la reflexión filosófica, y retrata sus reflexivos paseos en los jardines de la propiedad. “El hábito de recogerme en mí mismo me hizo perder el sentimiento, y casi el recuerdo de mis males”, se consolaba el filósofo. Así pues, en medio del confinamiento hay actividades solitarias y aparentemente improductivas como la reflexión y la lectura que adquieren un nuevo sentido. La poeta estadounidense Emily Dickinson, que vivió la mayor parte de su vida encerrada en una habitación, versaba que “para viajar lejos, no hay mejor bote que un libro” y por eso creemos que la literatura, como el confinamiento, nos aísla en el mismo barco, a la espera de llegar a buen puerto.
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Con este diario internacional de confinamiento Disparates llega a su número diez e inaugura una nueva etapa. Un consejo editorial más amplio y transatlántico – esta página se escribe en Ciudad de México, se edita en París y se imprime en Toulouse –. Los relatos, poemas e ilustraciones que desfilan por la mirada del hipócrita lector son testimonios de seres que – como él, como yo, como tod@s – vivieron una experiencia extraña y extraordinaria en la historia de la humanidad. Sus derivas mentales y sus conflictos internos viajaron como cartas adentro de una botella desde lugares tan exóticos como Marruecos, Brasil, o Estados Unidos y confluyeron con nuestras colaboraciones habituales de España, Colombia y Francia. Esperamos que su lectura sea tan agradable como el proceso de selección y edición. Esta iniciativa, como tantas otras, da lugar a una pregunta esencial: ¿esta situación marcará un antes y un después en la vida del ser humano o, por el contrario, volveremos a ser los mismos gracias a nuestra impresionante capacidad de adaptación e indiferencia? El tiempo lo dirá.
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Français
EDITO por Camilo Rodríguez
Nous avons toujours vécu confiné.e.s et ne le savions peut-être pas. Notre propre peau, les quatre murs de notre esprit, une société qui a besoin de barrières pour exister. L’enfermement est pour certain.e.s une expérience aussi familière que la solitude. Pour d’autres c’est terriblement frustrante ; ils se réfugient dans l’aspiration, ils font des pronostics et prévoient ce qu’ils feront « quand tout ça se termine » Selon le dictionnaire le confinement est une peine qui consiste en envoyer le condamné dans un certain lieu sûr pour qu’il vive exilé en liberté, bien que surveillé par les autorités. « Vivre l’exil en liberté » Ce n’est pas cette définition en quelque sorte la description de nos vies en société ? Est-ce que l’école, le travail, la maison et la rue ne fonctionnent pas comme des centres de contrôle où nous nous surveillons (ou prenons soin) les un.e.s les autres ? Dans Le malaise dans la civilisation, Sigmund Freud a montré comment la vie moderne nous expose à la frustration ; notre « je » doit contenir ses désirs les plus intimes (l’Eros et le Thanatos, la pulsion d’amour et de mort) et même certains de ses besoins pour garantir le fonctionnement de la collectivité. Dans ce cadre si complexe, l’expérience du confinement rajoute une variable essentiel : nous met face à nous-mêmes, nous oblige à cohabiter avec nos propres fantômes. « On souffre plus d’imagination que de réalité » disait Sénèque pour insister sur le pouvoir de notre esprit pour nous infliger de la douleur et éveiller chez nous des sentiments tels que la jalousie, la peur ou la rage. Néanmoins, la solitude peut être aussi une source de paix et tranquillité. À la fin de sa vie Jean-Jacques Rousseau a passé ses jours confiné dans le château de Ermenonville –ses détracteurs n’arrêtaient pas de le harceler– et s’est consacré à écrire Les rêveries du promeneur solitaire, un ouvrage autobiographique qui oscille entre le journal intime et la réflexion philosophique, et recrée ses promenades dans les jardins de la propriété. « L’habitude de rentrer en moi-même me fit perdre enfin le sentiment et presque le souvenir de mes maux », se consolait le philosophe. Ainsi dans le confinement il y a des activités solitaires et apparemment improductives telles que la réflexion et la lecture
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qui ont acquis un nouveau sens. La poète américaine Emily Dickinson, qui a vécu la plupart de sa vie enfermée dans une chambre, versait que « pour voyager loin il n’y a pas meilleur navire qu’un livre » et ce pour cela que nous croyons que la littérature, ainsi que le confinement, nous isole dans le même bateau, à l’atteinte d’arriver à bon port. Avec ce journal international de confinement, Disparates en arrive à sa dixième édition et ouvre une nouvelle étape. Un conseil éditorial transatlantique et plus grand –cette page est écrite à México, éditée à Paris et imprimée à Toulouse. Les récits, les poèmes et les illustrations qui défilent devant le regard de l’hypocrite lecteur sont les témoignages des êtres qui –comme lui, comme moi, comme tout.e.s –, ont vécu une expérience étrange et extraordinaire dans l’histoire de l’humanité. Ses dérives mentales et ses conflits internes ont voyagé comme des lettres à l’intérieur d’une bouteille venant des endroits tels que le Maroc, le Brésil ou les ÉtatsUnis et ont rejoint nos collaborations habituelles de l’Espagne, la France et la Colombie. Nous espérons que votre lecture soit si agréable que le processus de sélection et édition. Cette initiative comme tant d’autres donne lieu à une question essentielle : est-ce que cette situation marquera un point culminant dans la vie de l’être humain ou, bien au contraire, nous redeviendrons les mêmes grâce à (ou à cause de) notre impressionnante capacité d’adaptation et d’indifférence ? Le temps parlera.
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Español
AMANECER por Maria Fernanda Corral
Es el día 934 en que despierto y continúo sintiendo su fétida presencia que me ha atormentado desde que entramos en este compartimento frío y oscuro para escapar de los que están en la ciudad, esos que son más peligrosos que mi insufrible acompañante. Afuera no amanece y la rutina de adentro de esta pequeña cápsula me ha obligado a ser más organizada, limpia y disgustada. Y es que lo primero que veo al despertar es su insignificante mirada esperando algún contacto amigable, algún saludo de mi parte que al principio del encierro concedía malacostumbrando su esperanza. En los primeros días, sentíamos un aire liberador, mirábamos juntas por la ventana superior cómo los de afuera lidiaban entre sí a gritos, murmullos, miradas aterradas y mentiras, mientras reforzábamos la decisión de quedarnos. Hoy en el día 935 espero que se duerma y miro sola por la misma ventana las risas, los juegos, los abrazos, las miradas sostenidas que creo nunca volveré a ver y pienso que es momento de salir, que por fin ha terminado. Pero la recuerdo y sé que no podría irme sin ella y al llevarla conmigo me arriesgaría a ser atrapada por los del otro lado de la ventana. Me recuesto con el pecho herido y los ojos empañados rescatan la realidad volviéndola oscura, pesada y fría como siempre había sido. Este pensamiento cruza rápidamente arrastrando el rencor y empujando la culpa hacia ella. Tengo sueño. Hemos pasado 936 días juntas y aún no me conoce. Quisiera poder matarla para no sentir más dolor, pero eso solo me detendría a salir de este encierro. Hoy pasé el tiempo organizando el pequeño espacio que me concedí para separarme de ella; sin embargo, su olor aún allana mi cabeza dejándome mareada y asqueada. Los primeros cientos de días el aire empezó a ser menos, hoy en el día 937 apenas lo percibo y me cuesta respirar. No sé cómo está ella, no hablamos desde el día 935. Hoy en el 938, volví a ver por la ventana. Ya no se ve tan oscuro afuera, quizás amanecerá por fin. Quisiera que ella esté conmigo para mirar la claridad de la mañana. 939, el sol empieza a entrar dando líneas de luz en la cápsula. Ya no hace tanto frío y ella apenas se mueve. Ya no respira, 940 sufro mi primera pérdida, pero no lloro. El calor la descompone más rápido. Empieza a apestar. Estoy completamente sola y no puedo salir. 943 la empiezo a extrañar. 945 la lloro por primera vez. Ya me acostumbré a su nuevo olor.
946 entiendo que es imposible salir sola de aquí. Ya no anochece.
948 quizás 949, ella me ayudaba a contar. El calor es sofocante casi no respiro. El sudor me deshidrata y el agua se evapora. Estoy muriendo. Pienso en ella y sueño con ella. Ella pudo salir sin mí, pero nunca me dejó. Extraño la noche, el frío y su mirada incondicional. Empiezo a delirar. La miro levantarse y salir eligiendo a los de afuera quienes nunca nos miraron. La veo hermosa, quizá es la luz del sol, quizá siempre fue hermosa. Escucho su voz, canta nuestra canción favorita. Sí me conoce. Canto con ella… canto… duermo. 12
Español
RETAZOS DE MUJER por Pimienta
Me despierto deseosa de leer. Quizá en todas las palabras que habitan las páginas encuadernadas exista un orden mundial que me permita desplazarme por ellas como si fueran caminos de mi propia realidad. Llevo días, horas, minutos en los cuales intento inventarme, en los cuales intento centrarme. El paso del tiempo se levanta hacia mí con una fuerza de caudal de río que no me deja nadar en él, simplemente puedo dejarme llevar, dejarme arrastrar como un ser sin peso ni solución aparente para salir de él. Mis dilemas mentales me llevan a mil por hora, tan rápido como ese caudal de río que es el tiempo. Todos mis pensamientos se acumulan en los espacios corporales en los cuales normalmente no se alojan. Pensamientos en las manos que se desbordan a través del lápiz, siguen su camino por las hojas en blanco y traspasan las fronteras y los límites del papel. Otros se acumulan en mis ojos y se lanzan al vacío en forma de torrentes, cataratas, abismos de agua para limpiar mi alma, pero no se me permite ahogarme en el caudal. Muchos pensamientos se van a la punta de mi cabeza, me hacen elevar hacia las nubes y me detienen durante horas en un ir y venir de vientos premonitorios, intuitivos, desastrosos. En cambio hay otros que se alojan en la superficie de mi sexo, se acobardan en mis labios inferiores y se agazapan lentamente en las terminaciones nerviosas despojándome de toda líbido, de todo placer. Reduciéndome a cenizas.
Siempre me pregunto por mis deseos. ¿Por qué es tan complejo para mí concretarlos?
Y sigo despertándome deseosa de leer porque tengo una sed de mundo que no puede saciar mi estúpida realidad. Deseosa de comerme una a una las páginas de los libros que me rodean, de vivir en esos mundos negros, llenos de mujeres afro que saben bien qué significa la belleza de las ancestras, que en su cabello tejen la raíz de la vida, del mundo, de la realidad. Mundos de mujeres blancas que pelearon por derechos y nos permitieron ver en medio del humo que somos seres humanes. Mundos de mujeres de todos los colores que se han parado frente a un mundo lleno de hombres que nos desaprueban. Mujeres como yo, que seguramente las urgía su realidad, que se cuestionaban su deseo, que tenían dilemas mentales que se agazapaban en todos los rincones de su cuerpo, que se desbordaban como caudal de río y se contenían en sí mismas para labrar un camino. Mujeres que sembraron poesía en sus actos, que araban alguna tierra africana con tanta fuerza como fuera posible para cosechar su lucha. Despierto deseosa de leer, porque no alcanzo a imaginar la vida sin cruzarme con otras vidas. No imagino una vida sin cruzarme con las personas (reales o imaginarias). No imagino una vida ignorando a otres desde sus construcciones diversas, no imagino una vida sin escribir sobre lo que me atormenta y me salva. No soy poeta pero siembro mis palabras cada día para poder cosechar una flor amarilla cuando pase ese temblor. 13
Illustration : Manuela Sรกnchez 14
Cuarentena : Leonardo Gรณmez Gaviria 15
Français
DISCONTINUITÉ por Michelle Capoulongo
Nous égrenons les jours du grand confinement dans le rêve éreintant d’une continuité. Nous vivons arrêtés à côté d’un printemps galopant imaginant que nous saurons rattraper le prochain été. Nous pleurons peu, seulement nos morts. Nous doutons peu. Sur la fausse échelle de la nature*, nous continuerons… Mais dans notre immobilité, ce vacillement quand nous parviennent les nouvelles d’un univers que notre absence rend plus vivant. Les poissons reviennent à Venise, le ciel se lave de nos impuretés. Une trêve pour les êtres de la banquise ? -« S’il pleuvait des larmes… » Chantait Boris Vian. Saurions-nous reconstruire une arche contre leur déluge ? Saurions-nous mêler nos larmes à celles du cerf blessé ? Entendrions-nous l’annonce de l’abeille vers la ruche ? Que notre plus belle continuité soit celle de nos rires liés dans le grand vent ! Que nos plus beaux enseignements nous viennent de l’enfance en sa ténacité ! Nous avons si longtemps craint de grandir le long de nos failles, celles de la terre, sismiques, organiques, ouvrent les entrailles. L’espoir palpite sur les lignes discontinues de l’altérité.
*scala naturӕ 16
Español
AVES FUGACES por Daniel Benavides
La gran noche entraba sin el aviso de ningún alma.
Los humanos corrían descabelladamente en busca de aquellos privilegios que cómodamente los cobijan, simulaban pasos de fuerza, agigantaban las voces, gruñían como peces en tierra. Las pieles se les tornaban rojas, pues habían caído en cuenta que ante este momento donde las trincheras cantaban paz, sus espíritus morían con el tiempo. De tan movida ceguera, el sentido fiel de sus agallas recogía sin pena los rayos de los soles más grandes y despampanantes, sin importar si gritaban o solo caían de los cielos.Yo, como mero espectador, no sabía en cual presente terminaría mirando. Todo cambiaba, las palabras se tornaban blancas, algunas, un poco grises, representaban la confianza o por lo menos es lo que se busca. Veía la pesadez de la intranquilidad del aire que respiran. Colores inexistentes resbalaban de las puertas. Todo cambiará, se miran con sorpresa incalculable. El hecho de vivir, era todo lo que temían, su mayor libertad, se encogía. Su cerebro cantaba, sus cuerpos bailaban, por un momento de inexplicable sensación, el aire soplaba con destreza y sin piedad, recordando al ser que entre ellos han sepultado. Las aves cantan con viveza en el desierto que predominaba la censura más grande que alguna vez se haya visto en la pequeñez de esta humanidad. En lo muy lejano, ellas abrían las cortinas de los rayos del nuevo sol, cerraban los fuegos extraordinarios de los ojos más débiles. Los vi, arrinconados, sin poder hacer nada. Las aves revelaban cómo los ladrillos más íntimos dominan el desierto, caminan con el alma manchada. Las calles que alguna vez nosotros dimos como sentadas propias en el ayer las ves inmóviles. Hoy, no hay ruido que se escuche proveniente de los amigos desprotegidos.
Hoy todos estamos con la vida agarrada.
Hoy la fiel risa de libertad llora en los jardines.
Hoy serán las aves que llamen por tu ventana a decirte que el mañana está tocando a tu puerta.
Hoy solo uno brillara, no será el sol ni los mares ni los árboles.
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All Night Long : Laura Cruciani 18
Français
DESEOS ENCERRADOS por Guillemette Bonvalet
Ce pays respire le sexe par tous les pores : les danses, la chaleur, même les couleurs, les odeurs et les tee-shirt humides de transpiration tendus sur les corps musclés… Et tout cela à distance, un mètre minimum. Je n’ai frôlé aucune sensation, enfermée entre ces quatre murs. Du sexe, j’en ai par les mots de Mario Vargas Llosa dans la moiteur d’Haïti de son livre El paraíso en la otra esquina. Et finalement, nul besoin de recourir au dictionnaire. Les sonorités sont parlantes et les mots ressemblent au français. J’en ai aussi par les sons. Assise sous la fenêtre du salon pour prendre le frais de la nuit qui tombe, j’entends les gémissements d’un couple. Le plaisir de la femme et puis, finalement, la jouissance de l’homme. Souvent des hommes, il ne me parvient que le râle guttural et satisfait de l’éjaculation. Je n’ai pas connu d’hommes bruyants, à peine des souffles plus prononcés, mais qui aux creux de l’oreille résonnent fort. Mais du sexe, ce que j’en ai surtout, c’est le manque. En ce moment plus qu’auparavant, j’ai conscience d’avoir un corps qui n’est pas là que pour m’emmerder. Un corps qui marche pendant des heures, qui transpire sous le soleil, qui a faim, qui a soif, qui a ces heures de tranquillité et d’agitation. Et ce soir tout ce que j’ai à t’offrir c’est une bière, mon ami. Il se pourrait même qu’un jour, qui sait, avec ce corps là, je puisse apprendre à danser. Je finirai peut-être par débloquer cette fonction qui m’est pour le moment inaccessible pour une raison qui m’est inconnue. Je n’ai pas encore réussi à analyser d’où elle venait, cette honte. Il fait plus frais ce soir, j’ai quelques frissons, mais je ne sais plus dire si c’est le vent ou s’ils viennent de plus loin, du fond de mon ventre, d’un désir de musique, de jouissance et de liberté. Frissons vite passés, refrénés par les circonstances, la solitude, les peaux contre lesquelles il ne pourront pas se frotter. Il y a quelques jours, j’ai cédé à la tentation et profité de nos outils modernes à disposition pour me connecter au monde, de façon virtuelle et lointaine. J’ai fait défilé les profils, comme sur un catalogue les pages de vêtements. Pas à ma taille, trop grand, mal coupé, next. Parfois j’ai juste envie de choisir au hasard, de proposer une rencontre et ne plus réfléchir. Avidement me jeter sur les bouches comme si je n’allais plus jamais sortir de ma cage après ça. Griffer des dos comme pour punir mes geôliers. J’ai eu des premiers rendez-vous avortés avant même que s’insinue l’ambiguïté, comme des parenthèses qui n’ont que des débuts et pas de fin, pas même des point de suspension. À qui la faute ? À moi ? Aux circonstances ? À quoi bon chercher un coupable la finalité est la même : je suis enfermée avec mes désirs.
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Español
INXILIADOS por Tata Ceballos
¿Estamos exiliados o inxiliados? ¿A qué tememos tanto? ¿A qué le huimos? ¿De qué nos escondemos? ¿De nosotros mismos? ¿Nos soportamos? ¿Nos queremos? ¿Nos aceptamos? ¡Nos desconocemos, no sabemos quiénes somos! Nos invita a la realidad, a nosotros. Conozcámonos, es hora, es posible que (lamentablemente) no haya un después.
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LA CHUTE PUIS LE SILENCE por Alix Quezel
Un temps d’arrêt dans le mouvement, S’écoute le silence. Observer la dispersion, Cette fois sans autant de distractions. Voyager dedans. Vivre la sensation de chute, Mais remercier d’être privilégiés. Faire sa peau aux nouveaux schémas, L’air en excès, toujours. Le serpent se faufile, Le regarder se mouvoir, Le trouver dans les recoins oubliés, Où s’entassent les vieilles photos, Sous la poussière, mettre de l’ordre dans le chaos, Se recentrer dans le coeur. Penser la révolution du silence, Toucher sans toucher, Aimer sans parler. Vivre l’agitation avec moins d’espace, Apprendre la patience, Sans bruits parasites, Dissoudre la matière. L’être, avide de sensations, Regarde l’expérience de ce qui est, Attendre et ne rien faire, Ne plus attendre et refaire. La sagesse au coeur, Grandir dedans. Ne plus pouvoir s’échapper à soi même, Dans l’immobilité, Ouvrir les possibles, Et l’espace intérieur, La fenêtre : en grand.
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Français
JE NE VOULAIS PAS ÉCRIRE por Prrozze Sélavy
Français
Je ne voulais pas écrire. Mais un ami m’a invoqué à travers l’océan des rêves mathématiques du web. Camilo est un ami de longue date, pourtant je ne le vois jamais. Notre amitié, est, pour ainsi dire, confinée par une distance géographique colossale. Pourtant, je me sens connecté à lui. Aujourd’hui je pense aux êtres, non pas aux gens, mais aux êtres. De façon générale. Je pense énormément aux femmes, prisonnières d’une relation nocive et défectueuse, esclaves au sein de leurs propres familles. Dont les existences dépendent entièrement de toute une matérialité économique, qui exploite le miracle de la vie qu’elles abritent potentiellement en elles. Aujourd’hui tout est enjeux de thunes. Même le ventre de ta mère. Peut-être que ça a toujours été la règle, la culture du viol et de la servitude volontaire. L’exploitation humaine ne date pas d’hier. Ne confions plus à des machines, je parle ici d’humanoïdes faits de chair, et d’un sang... à vous en glacer l’échine, la tâche de conformer la vie, humaine, mais aussi animale, végétale, minérale.. à une vision cyberpunk post-apocalyptique du futur. Car c’est leur projet. Je pense aux femmes battues. Mais aussi aux enfants victimes de ce sinistre spectacle au sein des couples. Quel modèle de gestion du monde donner à un gamin qui voit sa mère se faire cogner dessus tous les jours ? Rester chez vous, c’est l’injonction qui vous est ordonnée de suivre depuis plus de cent ans. Tous nos espaces urbains sont pensés ainsi. Comme des taules à ciel ouvert. Nous sommes observés lors de nos déplacement à travers l’espace public, qui n’est plus un espace commun. On peut privatiser le public. Les états totalitaires, dopés par l’argent des riches, se sont parfaitement acharnés à nous le prouver depuis des lustres. On ne peut jamais privatiser le commun. Je pense aussi à tous les délinquants et bandits hors la loi, par conséquent, hors des normes. Le grand ensemble des marginaux. Et si ces marginaux n’étaient pas tout simplement les plus en avance sur leur temps ? « Heureux soient les fêlés car ils laisseront passer la lumière » J’ai mal quand je pense à la pacification de masse qui est en train de se jouer à l’échelle planétaire.
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J’ai été confiné toute mon existence durant. Confiné à l’écart de la société normée, par le regard glacial de sa médecine sur ce que représente mon être. Mon corps n’appartient à aucune de leurs normes anatomiques genrées. Je suis né difforme et le progrès économique n’a rien pu y faire, si ce n’est m’apporter de la torture physique et morale, au point de me briser à de multiples reprises. Le progrès humain, aujourd’hui, ne peut être que social. Et rien d’autre. Il en va de la survie de l’humain, le cyborg a déjà pris trop de place. Tout le reste n’est qu’affaire de techniques et de héros. Mais encore faut-il les armer. Car, comme tout le monde le sait, un héros ne serait rien sans son équipement, qui lui est souvent remis, pièce par pièce, au cours de longs périples, par des amis précieux. La condition des femmes à travers l’histoire, est, sans nul doute le plus vieux modèle d’asservissement des êtres. Il est plus que jamais l’heure de changer radicalement notre éducation vis-à-vis du monde et notre façon d’en faire l’expérience. Troquer la voix du quinquagénaire dominant, qui te souffle dans l’oreille que l’origine de tous tes problèmes viennent de l’orifice par lequel tu es venu au monde, contre celle de la mère qui te dis de prendre soin de chaque être qui t’entoure, quelque soit sa condition.
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ESPECIALES CASI DE CIENCIA FICCIÓN: SEGUNDA DÉCADA DEL SIGLO XXI por Katherine Gerena
Español
La alarma suena como es de costumbre a las 5:40 de la mañana, aunque antes solía hacerlo una hora más temprano. No tomo un particular sentido de afán por levantarme tan pronto escuchó el sonido, a veces me quedo en la cama hasta que sean las 6 en punto; otras veces no quisiera levantarme nunca. Nuevamente, estoy frente al escritorio, casi lista para tomar otra de esas clases insensibles a distancia donde el micrófono de mi computador falla y me veo en la obligación de seguir respondiendo como una máquina a las cuales mis manos ya están acostumbradas. Siento que nadie está realmente presente, yo tampoco lo estoy a pesar de que al fondo se escucha una repetición grabada parecida al: “¿entendieron?”, no lo sé. Todavía el día es oscuro y lo siento de este nivel de oscuridad últimamente. En abril se supone que llueve pero acá no ha caído ni una lágrima. Ni siquiera me veo a mí misma todavía en el opaco reflejo de la pantalla. Evado las noticias, evado los periódicos, evado los “si supiste que…”, evado la radio, evado los mensajes de mi familia incluso las oraciones colectivas que planean con días de anticipación porque aún no quiero, como diría mi madre, que me exorcicen ¿seré todavía para los míos una impasible que no reconoce la necesidad de un Dios todopoderoso en estos tiempos de crisis? No lo hago, no conozco a ese Dios aún, no lo he hecho desde hace muchísimo tiempo atrás, incluso cuando mi padre se estaba muriendo, no de un virus pero sí de un cáncer. Ya conozco estos mismos planos: la mesa donde me apoyo, la silla donde me reclino, los papeles con múltiples garabatos, la ventana que mantiene abierta a pesar de ser de noche, el pocillo de hace cuatro o cinco días que incuba a temperaturas mínimas un hongo el cual no crece. El servicio de internet falla por enésima vez en el día, hasta cuando no hacemos uso del mismo. Como no es sorpresa, un helicóptero rodeando el cielo suena otra vez sobre el tejado de mi casa con una sirena y empiezo a idear en mi cabeza cómo Terry Gilliam sacaría una película de todo esto; afortunadamente, la imaginación no es ilegal aquí. Los únicos momentos que recuerdo de la calle y la brisa fría que bruscamente golpea mi cara son aquellos cuando salgo a la puerta a fumarme un cigarrillo con miedo de que en una mala racha me pesque la policía a cargo de la avioneta y sentada mientras con curiosidad observo las entradas de las casas vecinas con los zapatos afuera esperando. “¿De verdad eso funciona?”, me pregunto mientras agarro y entro los zapatos de mí madre que reposan en la puerta.
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ROSTROS EN TIEMPOS DE CONFINAMIENTO por Daniela Vanegas
Un rostro me incauta, un rostro me invade, un rostro me aclama, una boca me atrae. Un rostro se corta como mi labio al rosarte, un rostro se pierde en un azul apabullante. Un rostro se esconde tras el sinónimo de saberse cerca de la muerte, lejos del mañana. Un rostro me aleja estando sedienta, un rostro esclavo se marcha a la ventana observando hacía la nada. Un rostro sin rostro, un rostro prestado, un rostro comprado, rostros sin rastro, tropas sin guía.
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Español
Illustration : Irina Pavlova 26
Español
YA VIENE LA TRISTE NOCHE por Nata Urzúa
Ya viene la triste noche pa’ mi que vivo penando. Duerman los que tienen sueño, yo los velaré cantando. I. Sin saber cómo ha pasado, otra jornada se aleja. Sabor amargo me deja, mirando el cielo apagado. Otro día más confiscado se esfuma en la medianoche, a decirme sin reproche y con un tono mortuorio que hoy tampoco habrá jolgorio. Ya viene la triste noche.
III. ¿Cómo se hace sin el canto? ¿Cómo se hace sin el baile? Yo no nací para fraile de esa vida tengo espanto. El claustro no me lo aguanto ni sacerdote, ni dueño. Mi libertad no la empeño si de música se trata, ¡la noche a mí me desata! duerman los que tienen sueño.
II. Déjenme que les explique. Cuando se vive del arte digamos que, en mayor parte, y sin que nadie lo indique, el público es alambique creador del elixir cuando el artista va entregando las esencias de su vida, ésta es la vital bebida pa’ mi que vivo penando.
IV. Yo puedo soñar despierta, no necesito dormir. Las notas me hacen fluir en la noche más desierta. Los sentidos en alerta con ritmos los voy hilando. Cuando ustedes navegando en el sueño más profundo, y esté en total silencio el mundo, yo los velaré cantando.
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UN ENDROIT OÙ S’ABRITER por Nuria López Bernal
Français
Je me sens à l’abri. Je veux t’amener dans mon refuge. Ici il n’y a plus de reproches. Mes blessures guérissent. La vitesse parcourt mon corps et s’évapore. Sens-tu le calme ? Bois un peu. Avale. Ici je respire pour moi et pour toi. La peur n’existe pas, je me sens à l’abri. Je veux t’amener dans mon refuge pour t’avouer tout ce que je n’ai pas su arrêter d’être. Rien ne nous dérangera et tu pourras enfin m’écouter. Ici il n’y a plus de disputes. Il n’y a pas de cris. Au milieu de cette solitude silencieuse je veux t’amener dans mon refuge. J’ai peint la quiétude en bleu, ma couleur préférée. Comme ça je me sens à l’abri. Je veux t’amener à mon refuge pour que tu te dénudes des mots que tu n’as pas su me raconter. J’ai toujours la même odeur? Dis-le-moi. Maintenant ça n’est plus la peine que rien ne nous manque. Tranquille. On serait à l’abri. Il y a du papier dans le frigo. Si tu acceptes de venir, je te prépare quelque chose et je te chante. Viens toute seule pour commencer, et ensuite, viens avec toutes les autres. Je me sens à l’abri. Je veux vous amener dans mon refuge. Je n’aurai plus de secrets, papa. Tout sera rangé et propre, maman. Ce que vous ne comprendrez pas je vous l’expliquerai. Nous pourrons parler de tout ce que vous voudrez. Vous en pensez quoi ? Ici on aura le temps. Ici maintenant tout est différent. Ceci est mon refuge, et j’y suis celle que je peux être. Pour l’instant ici, et pas là-bas. Cet ici je ne sais pas si c’est le mien, mais je me sens à l’abri. Maintenant. Je veux vous amener à mon refuge pour que vous restiez tranquilles. Si vous acceptez de venir, nous serons tous ensemble et je vous tiendrai par la main. Je me sens à l’abri ici et toi tu es là, sur une photo. Je te regarde et la photo fait semblant de me regarder et tu me renvoies la paix de ton toucher. Je ne t’oublie pas. Nous étions un lieu. Où seras-tu ? Maintenant tu habites dans chacun de mes espaces parce que je n’ai pas eu où te dire au-revoir. C’est pour cela que tu vivras partout. Partout ici aussi, dans mon refuge. C’est comme ça que je le veux, j’ai besoin de toi pour me sentir à l’abri. Ici vous seriez avec moi jusqu’à ce que tout soit fini. Plus tard, nous déciderons où laisser s’envoler les papillons quand la pluie dehors s’arrêtera.
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Illustration : Soma Difusa 29
VERDADES DE CUARENTENA por Sú
El padre nunca fue el Estado. La madre no era virgen. El blanco no era un dios. ni Dios le habló a Moisés. ni eligió nunca a un rey. El guerrero no es un héroe. El loco tenía la razón. Al médico le faltaba la mitad que el indígena tenía. Al músico y al poeta les mató la realidad. El diablo no existía. El verdugo nunca tuvo permiso de matar. El príncipe y la princesa se quedaron en el reino de no saber amar. La inquisición quemó los bosques y el dinero nunca compró la verdadera soledad.
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Español
Illustration : Alberto García López 31
Français
CONFINEMENT ET ESPOIR por Ourrache Chaymaa
Dans cette chambre de quatre murs Je ressens des émotions pures Dégoût, joie, peur et soupirs. Dans cette chambre de quatre murs Je passe mon confinement avec des mesures Hygiène, vigilance et des règles à obéir Engagement pour le meilleur et pour le pire. Dans cette chambre de quatre murs Je fais des écrits et des lectures Romans d’action et d’aventures Livres de sciences et cultures. Dans cette chambre de quatre murs Je me rappelle de plusieurs souvenirs Réalisations, célébrations qui me font réjouir Pertes, erreurs qui me poussent à se repentir Rencontres, débats qui m’incitent à s’enquérir. Dans cette chambre de quatre murs Des pensées sur le passé et l’avenir Des questions infinies sur notre devenir des constats qui donnent à réfléchir. Dans cette chambre de quatre murs une certitude que le meilleur reste à venir Et que la vie continue avec ses brisures et ses plaisirs.
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Español
LAS CHICHARRAS por Santiago Quintero
Serían alrededor de las 5 pm cuando salimos con Juli a ver la puesta del sol. Por aquel lado de la montaña no iba la policía, por lo que no corríamos gran riesgo. Los incendios en Tigrera llevaban ya varios días, una gran nube de humo se interponía a la visión lejana del mar, la ciudad, la bahía, difractando los colores del atardecer. Se veía pasar uno que otro helicóptero enviado por el gobierno, la luna se asomaba rojisima. En la noche, se sentía una tormenta a lo lejos. Desde la cabaña se veían unos inmensos flashes de luz blanca que cubrían todo el cielo por encima de los árboles, seguido de un gran estruendo sonoro unos 13 a 15 segundos después, Arnaud pasaría un rato a contemplarlo. Las luciérnagas centelleaban, tres entrarían volando al cuarto generando figuras de luz. Al cerrar los ojos un montón de destellos, colores e imágenes sin forma emergerían en mi cabeza, de igual modo la sensación de mi cuerpo sería particular. Podría ser a causa del dmt que hubiera tomado el día anterior en el río, o del porro gigante que habíamos armado entre todos en la tarde, o de la happy torta con la que me sorprendería Fanny después de la cena, o de la falta de sexo, o de todo junto, probablemente. A la siguiente mañana me encontraría con Virginia en el bar, me encantaban sus abrazos matinales. Más tarde, Angélica pasaría a recoger algunos mangos, le ayudaría a llevar una bolsa grande a su casa. Allí me alegraría de encontrar a Carmen, siempre teníamos cuentos divertidos que contarnos, me regalaría un cuarto de ácido que le habría sobrado de la fiesta de cumpleaños de Gina, lo tomaría. Aprovecharía la salida para ir a buscar cacao en grano, aceite de coco y hoja de coca a donde Diana. Al pasar por el pueblo, la seño del puesto de salud me contaría que hasta el momento nadie habría pasado por causa del COVID-19, que incluso no pasaba nadie ni por ningún otro motivo, y que se estaba volviendo algo aburrido. Al volver, me enteraría que, desde una playa en Ecuador en la que estarían confinados Ed y Lorena, habrían decidido pagar aquella factura inmensa proveniente de aquella multinacional imposible de contactar pero amparada por la ley. No querían endeudarse. No quedaría mucha plata en la cuenta, habría que recortar gastos. En ese momento sentiría esa sensación de cuando caes de la nube, que sabías que tanta alegría no podría durar, que en algún momento te iba a llegar. Si, la estábamos pasando increíble, tal vez sería el momento de bajarle un poco, tomar las cosas con seriedad, aunque siempre las había tomado así. Me pondría a recalcular el presupuesto con la nueva información, de modo de ayudar a Juan y a Brian. Entre la revisión de los gastos, ingresos, inventarios, bases de datos, documentos de control, intentaría subconscientemente entender mi nueva situación. Muchas cosas habrían de cambiar en los próximos días.
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Español
LIBRE ENCERRADA por Sofía Ramos Diaz
Libre y encerrada Me entrego a la espera Y en medio de esta tormenta La incertidumbre me recuerda Que no soy nada Que somos todo Que un segundo contiene la eternidad Que una gota de agua abarca el universo Me entrego en estos versos Para conocer mi sombra Y sembrar mi luz Con mis pensamientos que florecen Y desaparecen Con mis palabras que tejen La realidad que mis manos sienten Con mi silencio que da muerte lenta Al anhelo de tenerte cerca Y de acariciar Cada rincón de tu cuerpo Ese que sólo existe en mis sueños despiertos Con todo ese fuego me sumerjo Sin miedo al deseo y con el corazón abierto Descubro mis propios secretos La cima que me hace temblar Y la cueva que me hace suspirar Hasta llegar, llegar volando, A un espacio sagrado Y despertar Renovada En este mismo cuarto.
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Illustration : Sari Tanikawa 35
QUANDO COMEÇOU A QUARENTENA EU ME SENTIA GRIPADO por Rodrigo Martins dos Santos Neves
Português
Quando começou a quarentena eu me sentia gripado. Achava que era algo do inverno que finalmente tinha chegado, não o coronavírus. Porém, na dúvida, chamei todos os meus amigos para passar juntos a quarentena. Todos eles sentiam algo também, dores nas costas, resfriado, dor de garganta. Porém, na dúvida, que morrêssemos todos juntos, como os piratas, ou que estivessemos juntos no último adeus quando a ambulância chegasse. Minha casa se tornou um grande navio pirata. Éramos com certeza os mais hedonistas do bairro. Era primavera, as flores eram o índice de que, apesar do ambiente moribundo, havia vida nascendo ali. E assim passávamos todas as tardes na varanda, se esquentando no sol, ouvindo músicas dos pássaros e dos homens, sentindo o resverdear das árvores, criando músicas, caçando flores, eu tentava aprender a cantar afinado para incomodar menos os vizinhos, mensurávamos cada centímetro que crescia das plantas, nos enfeitávamos, passávamos maquiagem e glitter, nos drogávamos, nos embriagávamos, nos comíamos, fazíamos contato improvisação, dançávamos pelados na cozinha, fazíamos bolhas de sabão na varanda e dávamos nomes as bolhas, observando seu tamanho, caminho e destino. Ah! “O ser é uma esfera” não me lembro mais quem disse isso, só lembro que rolávamos pela casa sorrindo, nos sentindo a bolha colorida que a qualquer momento iria explodir no ar. Os dias foram passando, ninguém morreu, ninguém contraiu vírus nas idas e vindas à rua para comprar pão e vinho. Paramos de arrumar a casa para a chegada dos doutores como no início; de limpar os vidros da janela pois já não importava mais ver melhor o exterior ou que em nossa morte tudo estivesse lindo, organizado, facilitado. Nosso pequeno senso de responsabilidade social que já não era muito grande foi se indo como os dias alegres. A exceção sempre foi nosso amigo espanhol que parecia estar constantemente com o olhar longe dali trazendo notícias do continente. Ele era como aquelas pessoas que gostam de estourar bolhas de sabão. Estraga prazeres! Sempre tentávamos acalmar ele dando drogas, mel, vinho e queijo. Até que resolvemos furar a bolha dele também e jogamos o seu celular no mar, quer dizer no vaso do toilet. Decidimos que ninguém ia mais ler jornais, mostrar memes, falar dos discursos dos políticos ou ler textos dos filósofos da moda, porque filósofo não é profeta. E nada, ninguém, ninguém sabia integralmente o que estava passando, nem a porra dos textos sagrados! Todo texto é sagrado, diz tudo e não diz nada. Com o aumento do ócio e do isolamento, e da impossibilidade de conviver coletivamente, passamos a priorizar ler os livros não lidos da casa, principalmente as HQs porque além das palavras tinham desenhos, ou seja, mais beleza no nosso navio. Sim, ela começou a ser escassa, vidros das janelas sujos, banquetes menos coloridos, faltava glitter, cigarros, vinho, drogas. Tinha acabado nosso dinheiro, junto com os ovos e a muçarela no mercado. ”April, April der macht, was er will”. E ele trouxe de volta o frio e a tristeza. A bateção de panelas, palmas e assovios às 20h, aquela espécie de catarse coletiva se tornou mais fraca, não conseguíamos mais decidir juntos qual filme ver, não tinha mais músicas e nem aulas de canto, era só cada um sozinho no seu canto e o espanhol vagando, buscando o que ele jamais iria encontrar. Tudo era tão triste, ninguém morria... 36
Illustration : Jorge Cardona 37
Español
POEMAS por Verónica Mejía Bedoya
AVATARES DEL PENSAMIENTO Cuarentena: un solo concepto, infinitos sentires. Encierro sustantivado que se vuelve acción: cuidar, proteger, sanar, lavar. Confinar, verbo que se vuelve palabra: ¡te extraño!, ¡te anhelo!, ¡te sueño!. Desapego de las cosas banales y materiales, cosas que estorban sólo en cuarentena. Apego de los seres queridos: las mascotas, la familia, los amigos, las plantas. Cotidianidad circular e infinita: dormir, leer, trabajar, empezar. Pensamientos reflexivos de divinidades, de agonía, de represión... de muerte, de vida, de nostalgia adquirida. Sentires humanos: amar, odiar, respirar profundo, ahogarse en miedos, en caos, en armonía. Responsabilidades inquietantes que evocan una cotidianidad rota. Transformación de la realidad, de espacios, del cuerpo, del alma, del espíritu, de la mente ideal. Cuarentena... un sólo concepto, infinitos sentires.
REALIDAD EFIMERA Ahora que dispongo de todo lo anhelado, lo deseado por mi corazón... Ahora que descanso...que llevo horas enteras sin un regaño, sin una mirada de desaprobación, Sueño...anhelo... respiro tranquilidad. ¡Ahora no lo quiero! El ser humano se reconoce en su caos existencial. Hoy entiendo a los dioses y su loca mirada de querer vivir lo humano, lo terrenal.
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LA HABITABLE por Alejandra Correa
El mismo día, la misma hora, la misma almohada y yo en la sombra Habito la casa que nunca admiré y hoy me encuentro en su mirada. Lunes: Te recorro limpia, te recorro descalza, te muestro mis piernas y me das la mano. Martes: Me recorres limpia, me ves desnuda, me das cobija y recuerdas mis cantos. Miércoles: Me escuchas en eco, te escucho en silencio, nos escuchamos en la mesa que al fin utilizamos para el almuerzo. Jueves: Te veo como mía, me ves como tuya, te siento en la piel y tus paredes susurran. Viernes: Juego en nuestra sala, recorro tus escalas, cocino. Sábado – Domingo: Muero contigo
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REENCUENTRO por Florecita de Jasmín
RECORDAR: Del latín re-cordis, volver a pasar por el corazón El libro de los abrazos. Eduardo Galeano El zumbido del parlante destartalado de mi computador lanza melodías aleatorias al viento, su vaivén cadencioso envuelve sutilmente el espacio de la modesta habitación sin desbordarse más allá de las cuatro paredes blancas. Envuelta entre ritmos, una melancólica voz confiesa no sé cuánto tiempo llevo hundido aquí, ya no sé ni cómo usar los pies. Una leve sonrisa se dibuja en mi cara, me embarga la duda, me decido a consultar el calendario, la verdad es que no tengo la menor idea de cuantos días, incluso meses han pasado desde que me instalé provisoriamente en este cuarto, que cada día va siendo más mío, inundado de recuerdos y tesoros evidentes y escondidos: a lo sumo una centena de libros, no más de seis mudas de ropa y algunos pares de zapatos. Pensándolo bien, mis tesoros son más simbólicos que materiales, conservo tres cuadernos de la secundaria, casi todas mis agendas de apuntes de la universidad, algunos paquetes de copiasunas cuantas sin leer-. En una cajita guardo las entradas de los conciertos – son más de 30- las cartas de mis amigas del colegio, las de antiguos amores, dibujos viejos y mis inentendibles confesiones escritas, que el tiempo ha borrado de las páginas y de mi memoria. Nunca antes, pasé tantas noches bajo este techo, que resguarda pequeños fragmentos de mi existencia, pedazos de pasado y presagios de futuro que con el tiempo han ido revelándose, regalándome risas, melancolía, planes y sobre todo recuerdos en un lugar nuevo lleno de pasado. Hace menos de un lustro, este cubo de paredes blancas y techo color madera, era la oficina de mi papá, hace trece años ni existía. Esta es una casa fragmentada, hecha a pedacitos, llena de chécheres y trasteos varados. El recinto que resguarda mi cuarto de paso, o más bien de retorno, está en una construcción reciente que fue terminándose a los pocos, una casa nueva de dos pisos con cinco habitaciones, tres baños, una cocina y una sala, dentro de otra vieja y melancólica casa. La música continúa sonando, ahora la misma voz me grita potente: Afuera, afuera tu no existes solo adentro, esto me confirma que siempre hay una canción para cada ocasión y el azar está recordándome mi actual situación de prisionera voluntaria de este cuarto, de mis recuerdos y de mis incertidumbres. Se me hace increíble que hayan pasado ya novecientas sesenta horas de espera - ¿de qué? aún no lo tengo claro- lo único que sé, es que: mais um dia nao é so um dia a mais! Por lo general, las noches son largas, algunas veces lánguidas - ¿será que tal vez echo de menos aquellos días agitados de correrías, compromisos, clases, paseos de bicicleta, playa y fiesta? - a pesar de todo, el cálido abrazo de mi cama -una de mis primeras inversiones cuando comencé a devengar un mísero sueldo- y el rumor de las letras que danzan voraces en las páginas del libro de turno suelen confortarme: “está visto que aqui já ninguém se pode salvar, a cegueira também é isto, viver num mundo onde se tenha acabado a esperança” A veces me pasa que antes de entregarme al deleite del sueño, me acomete una sensación de incertidumbre e insatisfacción, en la mayoría de casos, esto se debe a que el día se desvaneció sereno en el susurro de los minutos y segundos que tintinean en el reloj, mientras las incontables actividades que planee parecen ser cada vez más inalcanzables y esquivas que el fin de la cuarentena.
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CONFINAMIENTO GRIS por Jorge Luis Muñoz
Busqué en la penumbra de la noche, desde el más oscuro desvelo y angustia este confinamiento como un reproche, pero ¿cuál reproche? si estoy cautivo en una celda mustia. ¡Cuánta incertidumbre! ¡Cuanta impotencia! Bajo la sombra melancólica de una libertad que agoniza, un virus que abrupto arrastra a una sentencia de miles de contagiados y un encierro que horroriza. Solloza el universo entero de agonía bajo el mismo cielo con su velo oscurecido. Una esperanza de luz y de amor florecía en un mundo triste aplastado por el poder endurecido.
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UN DÍA QUE DESCONOZCO DEL 2020 por Daniela Rincón
Español
Miro un caleidoscopio con forma de planetas, soles y flores, que me lleva a imaginarme la naturaleza que está ahí afuera, esa que tanto me ha inspirado la existencia. ¿Cuándo volveré a salir?, es mi pregunta diaria, pues ya llevo varios días sin sol, me siento cada día peor, tengo mucho miedo de lo que pueda pasar. Siempre en la vida hay miedo, miedo de no ser lo que queremos, miedo al fracaso, a la enfermedad.Sé que tengo miedo y que esta es una oportunidad para enfrentarlo; si no lo hago, un dia me visitará la muerte, y eso sí me llena de terror. Veo noticias de lo que está sucediendo en el mundo, veo personas saliendo a protestar por comida, veo como muchos ya no tienen cómo sustentarse y cómo otros en su comodidad solo critican y tienen miedo de lo que viene y de lo que no se sabe. Paso mis días en medio de libros, música, películas, meditaciones y la cocina; me preocupa el dinero y la salud, pero ahora no me hacen falta. A veces me cuesta encontrarle sentido a todo, plantearme posibilidades que puede que nunca sucedan (no lo sabré) y tal vez solo llegar a conclusiones que no me sirven de nada. Pienso en mi vida antes de esto: estaba rodeada del mar, montañas y ríos, un día me tocó salir a encerrarme y obligarme a observar, aguantar el aburrimiento de los días, la pregunta diaria sobre ¿qué hacer ahora? es muy temprano o muy tarde, se ha ido la excusa del ya no tengo tiempo. La humanidad se me hace cada vez más aterradora, parece que aún la lección no está aprendida, todavía la tierra se sigue explotando, los animales se continúan utilizando para el beneficio humano, nos encerramos para maltratarnos, para alimentar nuestro odio. Estoy en Colombia y aquí el hambre, la pobreza y la desigualdad, llegaron antes del virus, ahora las personas que antes no tenían, están sufriendo por no poder salir a trabajar y rebuscarse la comida. La violencia, el machismo y el destierro no están en cuarentena. Vuelvo a observar el caleidoscopio :
la luna habló la tierra escuchó sola me sentí.
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C’ÉTAIT UNE BELLE JOURNÉE ENFERMÉE ENSOLEILLÉE por Florian Gabas
c’était une belle journée enfermée ensoleillée j’ai pensé, dansé, voyagé, aimé en restant sur ma chaise sans bouger il ne manquait que le mouvement pour toucher le plein émerveillement dehors, le ciel se fait été, mais souvent, l’hiver colore mes pensées puis viendront les bourgeons, qu’enfermés, nous tournerons toujours en rond je prends le mal de ma patience j’ai du temps pour tout mais je ne le prends pour rien cartésien, j’essaie de trouver de la fluidité dans mes journées compter, sur le retour de la routine et ses habitudes pour soulager mes névroses alors j’ose, voir quelqu’un sourire dans mon miroir croire, que demain sera moins plat, qu’il se révélera magnolia
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Luz : Lizeth Ospina
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DIA CUARENTENA por Edwin Tamayo
Permanezco encerrado en mi habitación oscura, con un clóset viejo que conserva por algún singular motivo un olor sin rumbo, camino y vagabundeo el espacio donde vivo que cada vez se hace más pequeño, siempre lo hago especulando en llegar a un desconocido terreno.
La única luz que ingresa de la calle desierta, abandonada y a merced de su propio ser, lo hace por una pequeña hendija en un extremo del apartamento que no había estimado a detalle. Tres líneas disímiles la forman y por segundos que los números no logran definir la luz llega, un suspiro hace ofrenda a una vida que deja de serlo.
Me he desvanecido en un concierto que vocalizan los mosaicos del baño y en el cual un artista del baile, enfermo, cubierto por un sin sabor zapatea de forma que la sonoridad lentamente se hace caos y el vacío apremiante llega. Ya he negado los días.
No logro conciliar el sueño. Preguntas interminables llegan y el cuerpo comienza de forma asimétrica a buscar una posición, un pie sobre el otro, brazos arriba o abajo, dos o una cobija, vueltas interminables, la almohada, ninguna satisfacción; hasta que en algún salto de segundo el cuerpo duerme.
Ha muerto el último trozo de luz al oscurecerse la hendija, un segundo que no es tiempo, un encierro con vida; cambios permanentes ¿Y por qué todo? ¿Y para qué todo? Por y para nada.
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EL VIRUS EN LOS TIEMPOS DEL AMOR por Julián Oñoro
Español
Este virus como cualquier otro necesita de un cuerpo portador para poder sobrevivir. Es así como él logró hacerse al mío. Atacando directamente el “sistema inmunológico de la razón”: El cerebro. Entendió que una vez que haya logrado contaminar toda la materia gris, el resto sería mucho más sencillo. Pero, ¿Cómo pude llegar a contagiarme de esta forma? Mis guantes y mascarillas parecen completamente insignificantes, casi inútiles. Seguí al pie de la letra las recomendaciones: Lavarse las manos constantemente. Evitar el contacto con las personas. Desinfectar cuanto objeto extraño llegara a mi nido. En fin... Parece broma pero puedo asegurar hoy día que ni siquiera guardar los 2 metros de distancia que preconizan los expertos, evitó que lo contrajera. Comienzo a creer que incluso con una máscara de esas utilizadas en los casos de riesgos biológicos no hubiera podido impedir el contagio. Probé de todo y de nada. Incluso las cadenas sin sentido de whatsapp. Sí, esas en las que se pregona un remedio para evitar adquirir tan repulsivo sentimiento. Probé con gárgaras de agua sal tibia y limón. Intenté con infusiones de cebada y lúpulo fermentadas. Nada parecía funcionar. Sin darme cuenta el virus se había apoderado de la razón que se alberga dentro de la materia gris, ¿La recuerdan? pues ya no lo era. Sin comprender cómo ni por qué, ganó en colores y como en un cambio de era entre la fotografía blanco y negro a color, se tornó multicolor. Una consecuencia absurda del virus: Materia gris multicolor. No sé y no entiendo para qué sirve cada uno de estos colores que allí se manifiestan. Tal vez no tenga una función específica, tampoco me interesaba comprenderlo en ese momento. No quería que el virus se hiciera a mi corazón, pues si lograba llegar allí ya estaría perdido. Me aferraba a la ilusión de no querer dejarlo hacerse camino hacia él. Intenté cosas más fuertes: Combustión de plantas creativas, infusiones de papas destiladas, aguas añejadas de agave mexicano añejadas y un sinnúmero de remedios caseros. Parecía funcionar pues lograba ralentizar la agresividad del virus cada que perdía la conciencia. No obstante, una vez el aliento recuperado, el virus retomaba fuerza e iba más rápido. No tenía sentido oponerme. El virus se abría paso al corazón. Se hizo a mis cuerdas vocales. Descendió por la garganta y esófago. Llenó de aire tan rápido mis pulmones solo para poder vaciarlos en suspiros. Los pocos momentos de lucidez que tenía mi mente, los utilizaba para decirme que ya estaba a punto de perder la lucha, que me dejara caer y que dejara de batallar. ¿Cómo era posible que me dijera eso? Incluso mi razón había perdido su razón. Con gran resignación sentí lo que mis ojos y mil litros de gel desinfectante no pudieron prevenir. Pasaría aquello que tanto tenía que pasar. El virus logró alcanzar el corazón. Modificó su diástole, su sístole. Latía en sincronía a la música. De cuando en vez hasta vibraba tan rápido como latía. Perdí el poco control que me quedaba sobre mí. Tal vez si dejaba actuar el virus sobre mi cuerpo, podría analizarlo, encontrar su talón de Aquiles y preparar un contraataque: una cura. Así fue como sucumbí ante aquella persona que con una sola mirada logró contagiarme. Ninguna mascarilla funcionó. No existe protección alguna contra sus ojos almendrados que en complicidad con un par de lentes “ culo de botella” parecían potencializar el poder de su encanto visual haciéndome olvidar que algún día quisiera encontrar la cura y seguir como antes. Siendo gris, como la materia confinada en épocas del virus. 46
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ILLICITE TENDRESSE por Serena Carvalho
J’arrive chez toi. J’ai eu peur de me faire arrêter par la milice, je n’avais pas mon laisser-passer officiel, j’ai dû faire un grand détour en apercevant la patrouille, la combinaison anti-contamination a ralenti ma course mais ça y est, j’arrive chez toi. Je sonne, je tremble. Je te connais peu. A peine t’avais-je vu deux ou trois fois avant le grand plan sanitaire. Cela fait donc quatre mois que je n’ai touché aucune peau. Aucune peau. Je monte les escaliers en retirant mon masque et mes gants dans un geste coutumier et je t’aperçois dans l’encadrement de la porte, sur le palier. Tu es beau malgré les traces de fatigue et le manque de soleil. Une ombre anxieuse creuse le contour de tes yeux doux. On se tient à distance, à distance règlementaire, l’habitude de l’écart est bien engrammée dans nos corps. J’enlève et pulvérise mes deux couches de protection obligatoires et te suis dans la cuisine pour un café. Quand tu te retournes pour chercher une tasse on se retrouve tout proches, je sens ton odeur, mes bras t’enroulent comme en un mouvement reflexe endormi depuis longtemps. Ton corps est chaud, intense. Tes mains parcourent mon dos et ma nuque. Les larmes viennent par surprise. Je te serre longtemps, comme pour te boire après des mois de sècheresse. Dans ta chambre ton lit est défait, je m’assois sur le bord après avoir préalablement désinfecté les zones en contact. Tu me parles de tes projets fauchés en plein vol, de ton obsédante angoisse, je te raconte mes errances, mes colères et ma joie retrouvée, contre toute attente, comme une belle pierre parmi les gravas. Il est tard déjà, ou alors c’est nous qui nous couchons tôt dans ces journées sans fin ni commencement. Je m’allonge dans tes draps, tu t’installes face à moi et approches tes jambes des miennes. Mon corps vibre au contact de ta peau. Près l’un de l’autre, sans bruit, dans le noir, ma main remonte sur ta joue et plonge dans tes cheveux, j’entends ta respiration qui se fait lourde. Tu promènes tes doigts le long de ma cuisse et glisses sur mes hanches par dessus le tissu de ma culotte. Chaque parcelle de ma peau hurle, crie famine et s’ennivre du moindre de tes mouvements. Ta main va et vient de mes jambes à mon dos, tes caresses sont à la fois tendres et puissantes. Je suis prise de vertiges. Dans l’obscurité ton visage se dessine, je cherche ta bouche et effleure tes lèvres dans un frisson. Une vague de plaisir soulève mon ventre malgré moi. Je me retourne, dans une étreinte tu me serres contre ton sexe dur, prends mes seins dans tes mains en m’enveloppant toute entière et nous nous endormons ainsi, emmêlés, étourdis et fiévreux, comme des enfants perdus. Au matin le soleil entre dans ta chambre en me piquant la rétine, le monde se rappelle à moi. J’enfile la combinaison-barrière et dépose un baiser sur ta joue dans ton sommeil, le masque pèse à nouveau sur mes yeux, sur ma bouche et sur mes rêves quand je pousse la porte pour sortir de chez toi.
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FIEBRE por Erika Mantilla
Hoy miraba fijamente los ojos de mi reflejo en la superficie oscura de la bebida cuando sonó el celular. Seguía buscando pruebas de la fiebre y de los ahogos que inexplicablemente aún no se manifestaban y llamaba mi papá para contarme que tiene cáncer. Le tomó días reunir palabras para decirlo y yo notaría, cómo no, que había en esas oraciones una urgencia de rezo. Antes de que terminara esa llamada, recordaría las hormigas que dijo ver mi abuelo antes de morir, caminando por las paredes de su propia tumba. Y sin decirle nada, comprendería que mi papá y yo empezamos a morir en el mismo punto: un dolor al costado. En la tercera semana de aislamiento empezó a llover por las noches. Los días previos fueron de calor muy intenso. Me paraba frente al espejo y me observaba con detenimiento, mientras pensaba que tal vez no era el clima sino la peligrosa fiebre que mataba gente en todo el mundo desde diciembre. Yo estaba contagiada de otro virus, en realidad. Había ocurrido años atrás, pero no lo supe entonces ni la mayoría de mi vida. La primera noche de lluvia tuve el impulso de volver a fumar y al hacerlo sentí las palpitaciones de mi corazón en la parte posterior del cráneo, tan fuertes que al acostarme boca arriba el cuerpo entero se movía sobre la cama. El evento se repitió varias veces más adelante sin necesidad de nicotina. Constantemente volví al espejo a buscar señales de la enfermedad, nunca encontré nada. La sensación de que estaba muriendo creció durante el confinamiento cuando empecé a notar dolores en el costado del abdomen, al respirar profundo. Imaginaba mis pulmones, ya no tan rosados, expandiéndose en medio del pecho y empujando otros órganos, que a su vez se movían hacia las paredes de mí. Cuando el aire en el centro de mis costillas alcanzaba un máximo, notaba el punto aquel donde mi muerte había empezado. Cuando era bebé dormía en el día y lloraba casi toda la noche, cuenta mi familia que luchó por años para curarme de la vigilia nocturna, pero fracasaron y yo aprendí a vivir despierta. Cada año encontré al menos una actividad nueva para realizar en esas horas, sin afectar el descanso de otros residentes de la casa y finalmente a los 30 pude vivir sola. No sé si fue la experticia resultado del desvelo de tres décadas, o la posibilidad de analizar milimétricamente mi existencia, pero en el primer año descubrí que si dormía sobre el costado derecho podía soñar. Sobre el costado izquierdo solo podía elaborar pesadillas. Además, se hizo habitual el rito de despertar entre las tres y las cuatro de la madrugada, que facilitaba memorizar las imágenes. La ansiedad del aislamiento se intensificó con las lluvias y se manifestaba especialmente en las noches, pero los episodios más evidentes ocurrían de día, cuando era tiempo de salir por alimentos. Una tarde busqué por más de dos horas la caja metálica que uso para encresparme las pestañas, aunque no me maquillo desde que empezó todo. Tomo mucho café y he dejado de preocuparme por sus efectos en mi salud, porque igual estoy muriendo. Esa angustia ahora la reemplaza la de no tener cómo prepararlo cuando nace el antojo. 48
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FIÈVRE traduction : équipe Disparates
Aujourd’hui je fixais mes yeux dans le reflet sur la surface sombre de la boisson quand le téléphone a sonné. Pendant que je continuais à chercher des signes de fièvre et d’étouffements qui, étrangement, ne s’étaient pas encore manifestés, mon père m’appelait pour m’expliquer qu’il avait le cancer. Ça lui avait pris plusieurs jours de trouver les mots pour le dire et je remarquais, comment faire autrement, qu’il y avait dans ces prises de parole une urgence de prière. Avant de raccrocher, je me rappelais des fourmis que mon grand-père avait dit voir avant de mourir, marchant sur les parois de sa propre tombe. Et sans rien dire, je comprenais que mon père et moi avions commencé à mourir de la même chose: une douleur aux côtes. Durant la troisième semaine de confinement il a commencé à pleuvoir la nuit. Les jours précédents avaient été intensément chauds. Je m’arrêtais devant le miroir et je m’observais minutieusement, tout en pensant que peut-être ce n’était pas à cause du climat mais de la dangereuse fièvre qui tuait des gens dans le monde entier depuis le mois de décembre. En vérité j’étais infectée par un autre virus. C’était arrivé il y a des années, mais je ne l’ai pas su tout de suite, je ne l’ai pas su pendant la plus grande partie de ma vie. Cette première nuit de pluie j’ai senti l’impulsion de recommencer à fumer et ce faisant j’ai senti les pulsations de mon cœur dans la partie postérieure de mon crâne, si fortes qu’en m’allongeant sur le dos mon corps entier s’en trouvait secoué sur le lit. L’événement se reproduisit plusieurs fois par la suite sans la présence de la nicotine. Je revins constamment devant le miroir pour y débusquer des signes de la maladie, je n’ai jamais rien trouvé. La sensation que j’étais en train de mourir s’est accrue pendant le confinement, quand j’ai commencé à remarquer des douleurs sur les côtes abdominales dans les moments de respirations profondes. J’imaginais mes poumons, plus tellement roses, se déployant au milieu de la poitrine et poussant les autres organes, qui à leur tour se déplaçaient jusqu’aux parois de mon moi. Quand l’air au centre de ma cage thoracique arrivait à son maximum, je repérais le point à partir duquel ma mort avait commencé. Quand j’étais bébé je dormais le jour et pleurais la nuit, c’est ce que raconte ma famille qui a lutté des années pour me guérir de ces veilles nocturnes, mais ils ont échoué et j’ai appris à vivre réveillée. Tous les ans j’ai trouvé au moins une nouvelle activité que je pourrais réaliser pendant ces heures, sans impacter le repos des autres habitants de la maison jusqu’à ce que finalement, à 30 ans, j’aie pu vivre seule. Je ne sais pas si c’est l’expertise accumulée en trois décennies d’éveil ou la possibilité d’analyser mon existence millimètre par millimètre, mais la première année j’ai découvert que si je dormais sur le côté droit je pouvais rêver. Sur le côté gauche, je n’élaborais que des cauchemars. De plus, s’est instauré un rituel de réveil entre trois et quatre heure du matin qui m’aidait à garder en mémoire les images. L’anxiété de l’isolement s’intensifia avec la pluie et elle se manifestait particulièrement la nuit, mais les épisodes les plus frappants arrivaient en journée au moment de sortir pour acheter des aliments. Une après-midi j’ai cherché pendant plus de deux heures un boîtier métallique que j’utilise pour me recourber les cils, bien que je ne me maquille plus depuis que tout ça a commencé. Je bois beaucoup de café et je ne me préoccupe plus de ses effets sur ma santé puisque, de toutes façons, je suis en train de mourir. Cette angoisse est maintenant remplacée par celle de ne pas avoir de quoi le préparer quand m’en vient l’envie. 49
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PANDEMIA por Mijail Gonzalez
La patria está perdida, tanta sangre que se derramó la pudrió. Las iglesias bendiciendo a la carroñera política, Rebeliones degolladas en nombre de la elitista democracia Sacrificio en los pechos abiertos de los idealistas justicia baleada en enredijos que se pierden en el infinito Libertades de unos pocos privilegiados, para oprimir a muchos Los dioses miran con lástima desde el olimpo, nos lloran La patria está perdida, tanta sangre que se derramó la pudrió La esperanza enterrada en una fosa común La pachamama ahorcada por la avaricia Policía cantándole a los ricos, mientras danza a patadas los reclamos del pobre Banderas tricolores cambiadas por trapitos rojos La tragedia negada grita con odio, rencor y hambre, en este fracaso de patria
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UN DIBUJO SOBRE DORMIR por Jorge Cardona
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Un dibujo sobre dormir, de donde, de cómo y para qué ? Si eres cercano a mi, conoces mi tosca persona y sabes de mi soberbia opinión sobre los habitantes de calle. Pero desde la comodidad que hoy tengo el lujo de vivir, casualidad digamos... Puedo sumergirme en la contemplación que permite la quietud, la libertad de no tener compromisos (bueno en cierto modo) y miro los individuos que no cuentan con suerte. Que no cuentan con ventura del techo Que no cuentan con fortuna del alimento Que no cuentan con el azar de la compañía Que no cuentan con la estrella de la suerte No promuevo la idea de ayudar, eso ya está en cada persona y está sentirá cuánto quiere compartir... Es más una reflexión floja en este remedo de reunión social donde exponemos nuestras máscaras. La máscara que hoy elijo, le invita en esta pausa que proporciona la celda auto elegida procura en la comodidad de la cueva para: reflexionar limpiarte abandonar perdonar Organizar Y actuar.. Feliz fin del mundo, que tu cama sea cómoda.
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EL NUEVO ALBAÑIL por J. Mariano Mata Rubio
I Hoy llegué a Michoacán trabajaré de chalán en el terreno de mi padrino él será mi patrón “y nada me faltará”. Llegué a las 2 pe eme y antes de haber comido hice más de seis viajes con piedras que nos robamos del vecino Terminamos a las 6 de la tarde pero creo que tendremos una barda muy bonita al final. II Llevo una semana trabajando de ocho a seis el sol no ha faltado un solo día: eso es compromiso. A mí me ha faltado el aire -eso era lógicoIII Me enfermé Tuve dolor de garganta dos días el tercero fue insoportable después temperatura después no me paré de la cama. “Es el covid” pensé “seguro ya maté a mi padrino” me tallaba la cara la frente la barba.
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Me tallaba con preocupación en las manos Padrino tiene cáncer y más de 60 años. Le dije a dios “para que sea menos injusto que nos cargue a los dos”. “La muerte o la chingada” me dijo. “La que sea pero no me dejes vivo porque mi familia va a lincharme”. Fui al doctor recetó antibiótico y reposo. “Es un golpe de calor”. Yo creía poder mi cuerpo flaco sabía que no. Entendí que el calor sabe dar buenos madrazos y sustos también.
IV Ya pasaron tres semanas. Para mi sorpresa hoy me enteré que Gualo, el maestro de la obra dijo unas palabras sobre mí. “podría ser más que un chalán”. Que estaba haciendo madera y fuerza -aunque no parezcapara poder ser albañil. Quizá la gente no entienda quizá a mis compañeros en la universidad les parezca extraño que aquello que dijo Gualo ha sido uno de los mejores halagos que me han hecho en la vida. Poca gente entiende que el mundo no lo hizo dios sino los albañiles -recordando las palabras de Galeano-
Del lavabo roto salieron brincando ranitas verdes que tuve que perseguir y recoger del suelo una por una y buscarles una nueva casa antes de barrer. Alguien rompió un embace de caguama discutí con el patrón Comenzamos a las 8 y terminamos a las 8 Pero eso sí la comida fue una delicia un apapacho como presiento que será el sueño. VI Lamentablemente hoy me voy de Michoacán trabajé de chalán en el terreno de mi padrino él fue mi patrón. Nada me faltó
V Hoy en la obra se me cayó el zaguán encima a la hora de ponerlo me cayó un bote lleno de mezcla sobre los dedos rompimos una teja del techo y un lavabo al mover un tinaco lleno de agua estancada y sucia que cayó toda en la cara de un compañero y salpicó una habitación las paredes las ventanas unos muebles Todo se manchó de negro.
salvo paciencia y tiempo para seguirlo disfrutando.
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/* * @Author * Ursus */
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PEQUEÑOS TRIUNFOS por Daniel Bello
Siempre me han considerado pesimista. Quienes conocen mis teorías y afirmaciones – realistas – sobre la vida y su devenir, concluyen que de mis palabras no brota nada real, sino, más bien, un tufillo que hiede a fatal. Yo solo digo lo que es obvio y eso tal vez pueda llegar a ser incómodo, más no por ello falso. La vida nace para morir, el amor es la semilla de la soledad, la felicidad es el paso previo a la tristeza, el deseo deviene en frustración o aburrimiento, y así irremediablemente hasta el fin de los tiempos que, por demás, también tendrán un final, diga lo que diga el más optimista de los precursores del optimismo. Pero yo no soy ningún pesimista, tal vez no me sé expresar y antes de poder desbordarme en mi discurso poético-vitalista sobre la maravilla que significa existir, quien me viene escuchando decide condenarme al patíbulo, bajo el cargo de melancólico sin salvación. Aquí comparto una historia que prueba lo contrario. Ayer me hallé vacío en la rutina que me he inventado para no suicidarme de tedio en esta cuarentena: levantarme en cuanto mi última vertebra se troncha por culpa del remedo de colchón que tengo, a la sexta hora de sueño; desayunar toda la fruta que encuentre en mi nevera junto con el coctel de la casa (dos cucharadas de café, dos de Chocolisto, dos de Tarrito rojo JGB y dos de azúcar) bautizado “Mátame la pereza”; bañarme; organizar mi cuarto; sentarme a leer hasta que llegue la hora de cocinar la almuercena, segunda y última comida del día, pues no he encontrado mayor suplicio en este encierro que tener que lavar una y otra vez la loza que solo yo utilizo y parece multiplicarse sin compasión; comer; lavar, lavar y lavar la loza; volver a la lectura, único vicio sano que tengo que me permite ahorrar dinero y matar tanto tiempo libre hasta que, cansado, vuelvo al cuarto para dormir una película. Pues bien, no soy Borges ni Marx ni nada parecido, así que también de leer me aburro. Estando en esas, sin saber dónde poner mi atención y toda la energía que aún hervía por mi torrente sanguíneo gracias al “Mátame la pereza”, fui en busca de mi gran amor en soledad: el ron. Me gusta tomarlo puro con un cubo de hielo no muy grande pero que tenga personalidad, así que fui a buscar el frío compañero de mi amado, encontrándome con el inconveniente de que el pequeño pero potente congelador de mi nevera no cerraba por culpa de todo el hielo que se había acumulado en sus paredes. Eran las 9 de la noche, momento en el que aún estoy dispuesto a correr una maratón, por lo que decidí aplazar mi cita romántica y darme a la tarea de sacar a mi congelador de su era del hielo. Cuchillo en mano y trapero cerquita para limpiar el reguero, me entregué a la misión de mi vida. Dos horas después y con las manos hechas invierno fui a dar con el tesoro de esta historia… ¡un paquete de doce hamburguesas precocidas! ¡Nuevo! ¡Oh, vida! ¡Qué sorpresa! ¡Qué regalo! Para un cuasi treintañero que vive solo – desempleado a causa del virus que está desafiando al ser humano – y ha tenido que basar su dieta en arroz y granos, este descubrimiento resulta un merecido premio por el ingenio a tratar de resistir la atroz parálisis de su vida y de su tiempo. Y todo esto, aunque lo duden, gracias a mi soberbio optimismo.
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PETITS TRIOMPHES traduction : équipe Disparates et Daniel Bello
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On m’a toujours considéré comme quelqu’un de pessimiste. Ceux qui connaissent mes théories et mes affirmations - réalistes - sur la vie et son devenir, en concluent que de mes mots rien de réel ne pousse, mais, bien plus, qu’ils sont empreints d’un relent qui pue la fatalité. Je ne dis que ce qui est évident et cela peut être gênant parfois, sans être faux pour autant. La vie naît pour mourir, l’amour est le germe de la solitude, la joie est le pas qui précède la tristesse, le désir se transforme en frustration voire en lassitude, et ainsi de suite irrémédiablement jusqu’à la fin des temps qui, eux aussi, auront une fin, quoi qu’en dise le plus optimiste des précurseurs de l’optimisme. Mais moi, je n’ai rien de pessimiste, peut-être que je ne sais pas m’exprimer et qu’avant que je n’aie pu déverser mon discours poético-vitaliste sur le merveilleux fait d’exister, ceux qui m’écoutent décident de me condamner à l’échafaud, m’accusant d’être un mélancolique sans remède. Je vous partage ici une histoire qui prouve le contraire. Hier je me suis retrouvé vide dans la routine que je me suis inventée pour ne pas me suicider d’ennui pendant cette quarantaine: me lever au moment où ma dernière vertèbre craque à cause du semblant de matelas que je possède, à la sixième heure de sommeil; petit-déjeuner avec tous les fruits de mon frigo et le cocktail de la maison (deux cuillères de café, deux de Chocolisto en poudre, deux de Tarrito rojo JGB1 et deux cuillères de sucre) baptisé “tue-ta-flemme”; me doucher; ranger ma chambre; m’assoir pour lire jusqu’à l’heure de préparer le déjeudîner, deuxième et dernier repas de la journée, car je n’ai pas trouvé plus grand supplice dans cet enfermement que de devoir laver encore et encore la vaisselle que moi seul j’utilise et qui semble se démultiplier sans compassion; manger; laver, laver et laver la vaisselle; retourner lire, le seul vice sain que j’ai qui me permette d’économiser de l’argent et d’en finir avec tout ce temps libre, jusqu’à ce que, fatigué, je retourne dans la chambre pour dormir un film. Bon, oui, je ne suis ni Borges, ni Marx, ni rien de ressemblant, si bien que je me lasse aussi de la lecture. J’en étais donc là, et c’est ainsi que ne sachant pas sur quoi porter mon attention et toute mon énergie, qui bouillonnait encore dans mes flux sanguins grâce au “tue-la-flemme”, je suis parti à la recherche de mon grand amour solitaire: le rhum. J’aime le boire pur, avec un glaçon pas forcément très grand mais qui ait de la personnalité, aussi je suis parti à la recherche du froid compagnon de mon aimé, ce qui me mit face à un petit inconvénient, le congélateur de mon frigo ne fermait plus à cause de toute la glace accumulée sur les parois. Il était neuf heures du soir, moment auquel j’aurais pu courir un marathon, j’ai donc décidé de décaler mon rendez-vous romantique et me suis employé à sortir mon congélateur de son ère glaciaire. Couteau en main et torchon tout près pour éponger le dégoulinement, je me suis livré à la mission de ma vie. Deux heures après et avec des mains hivernales je suis tombé sur le trésor de cette histoire...un paquet de douze hamburgers précuits ! Tout neuf ! Oh, incroyable vie ! Quelle surprise ! Quel cadeau ! Pour un quasi trentenaire qui vit seul - sans emploi à cause du virus qui est en train de défier l’être humain - et qui a dû baser son régime alimentaire sur du riz et des grains, cette découverte se présente comme un cadeau mérité en récompense de toute l’ingéniosité déployée pour résister à l’atroce paralysie de sa vie et de son temps. Et tout ça, quoi qu’on en pense, grâce à mon superbe optimisme. 1
Marque de supplément de vitamines très populaire en Colombie. 57
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IN-SILENTE por Sara Cristina Dousbedes
Con movimientos lentos, casi imperceptibles, flotando entre mis cobijas me despierto, pero no abro los ojos y no es un flotar placentero, quiero aclarar. La densidad de lo que ocurre bajo mi cuerpo me impide hundirme, pero se siente espeso, molesto, estoy tumbada y quisiera no levantarme, pero tampoco encuentro reconfortante estar allí acostada, yacer en déjà vu. En mi cabeza comienzan a sonar voces y se enlistan una a una las tareas, el día tiene que avanzar así mi cuerpo no se mueva, “la vida tiene que seguir”. Camino en mi mente, riéndome con humor agridulce de la emoción que me surge el pensar que saldré a la tienda… y al mismo tiempo; paranoia, alimentada por las palabras que se repiten una y otra vez, intento un segundo de silencio y me repito un nuevo mantra. Así la misma palabra sea ruidosa: “Silencio… silencio…” estoy en casa hace más de un mes y medio y aunque llevo ya tiempo sin habitar una multitud no encuentro la calma. No hay espacio para las pausas, ni en los segundos anteriores a que mis ojos se abran ni en los fragmentos incómodos en los que arrojo mi cuerpo hacia el sueño en las noches o madrugadas. No suena nada y suena todo, las esquinas de mi habitación abundan en palabras, los mosquitos viajan y zumban mis ideas y propósitos, ¿qué tanto habría hecho ya si tuviera energía?, me pregunto. No llevo ni diez minutos despierta y ya hay demasiadas dudas. Sentarse en el borde de la cama y cuestionarse todo, observar las formas de mi habitación se volvió una obligación que ya va más allá de un ejercicio creativo, necesito inventariar las texturas de mi cuerpo; sigo completa por fuera, quizás, aunque he perdido algo de peso... ¿Qué es lo primero que veré hoy? ¿Será la esquina de mi mesa de noche? ¿Tal vez un plano detalle de alguna parte de mi cuerpo enredado entre una almohada? ¿Será que veo algo anormal? ¿Será que hoy alucino? Me distraigo convirtiendo las mismas experiencias de la mañana en pequeñas aventuras. Con el paso de los días comprendo que no se trata de no poder salir; la vida se reordena, cada vez que conocemos a alguien, cada que conocemos una banda nueva que nos modifica el ritmo al andar o cuando vemos una, película o ilustración que nos conmueve, la vida cambia. Nuestros pasos no son los mismos, eso no es lo que duele, es el estruendo de saber que todo se deshace, que replantearse duele, es la impotencia de jugar de a pocos a que todo lo que haces pertenece a un mundo que ya no existe más. Intento meditar. Respiro voy al baño, me mojo las manos, me fastidia lavarlas a estas alturas, pero lo hago, porque aún siento que hay algo que me importa, aunque algunos días no entienda muy bien qué es… intento consentir a una “Yo” del “Futuro” que necesita que yo me cuide ahora mismo. Me aviento agua fría a la cara y me emociono, porque aún me causa emoción, aún me río y no finjo, bailo, escribo, dibujo y hago mis deberes jugando con las distancias de mis recorridos, intento convencerme de que no necesité escapar a todo antes, que mi vida no era omitir que el mundo se estaba acabando ya. Pongo a hervir un poco de agua, me hago un té, busco silencio en canciones, siento la vibración de un futuro que no existía ni existió. Me recuesto en el presente invisible de sobrevivir, de habitar un día a la vez… una y otra vez.
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IN-SILENTE traduction : équipe Disparates
Avec des mouvements lents, presque imperceptibles, comme flottant entre mes couvertures, je me réveille, mais je n’ouvre pas les yeux et ce n’est pas un flottement agréable. Je m’explique. La densité de ce qui existe sous mon corps m’empêche de me noyer, mais je ressens une épaisseur, une irritation, je suis allongée et je voudrais ne jamais avoir à me lever, sans pour autant trouver un réconfort quelconque à être couchée là, gisant dans un déjà vu. Dans ma tête des voix résonnent et déroulent la liste des tâches à faire, les unes après les autres, la journée doit avancer même si mon corps ne bouge pas, et “la vie continue”. Je marche mentalement, riant d’un rire doux-amer à l’idée que sortir faire des courses me procure de l’émotion... et aussi de la paranoïa, alimentée par les mots que l’on entend et réentend si souvent, je tente une seconde de silence et je me répète un nouveau mantra. Comme ça, même ce mot devient bruyant: “Silence...silence...” Cela fait plus d’un mois et demi que je suis à la maison et bien que depuis longtemps déjà je ne me plonge pas dans une foule, je ne parviens pas à trouver le calme. Il n’y a pas de place pour faire des pauses, ni dans les secondes précédant l’ouverture de mes paupières, ni dans les fragments inconfortables où je jette mon corps en pâture au sommeil, la nuit ou au petit matin. On entend rien et on entend tout, les angles de mon appartement sont remplis de mots, les moustiques voyagent et vrombissent mes idées et mes pensées. Qu’est-ce que j’aurais fait de plus si j’avais eu de l’énergie?, je me le demande. Ça ne fait même pas dix minutes que je suis réveillée et il y a déjà trop de doutes dans ma tête. S’assoir au bord du lit et se questionner sur tout, observer minutieusement mon appartement est devenu une obligation qui va bien au-delà d’un exercice créatif, je dois faire l’inventaire des textures de mon corps; je suis encore complète de l’extérieur, peut-être, bien que j’ai sans doute perdu un peu de poids...Quelle est la première chose que je verrai aujourd’hui? Est-ce que ce sera le coin de ma table de nuit? Ou peut-être un plan resserré d’une partie de mon corps entremêlée dans un coussin? Est-ce que je vois quelque chose d’anormal? Est-ce que j’hallucine à présent? Je me distrais en transformant les mêmes expériences de chaque matin en petites aventures. Avec les jours qui passent je comprends que la question ce n’est pas de ne pas pouvoir sortir; c’est que la vie se réorganise. Chaque fois qu’on fait une nouvelle rencontre, chaque fois qu’on découvre un nouveau groupe de musique et qu’il modifie notre manière de marcher ou encore lorsque nous voyons un film ou une illustration qui nous touche, toute la vie en est changée. Nos pas ne sont plus les mêmes, et ce n’est pas ça qui fait mal, c’est la douleur de savoir que tout se défait. Se redéfinir c’est douloureux, ça renvoie à l’impuissante prise de conscience progressive que tout ce que tu fais appartient à un monde qui n’existe déjà plus. J’essaye de méditer. Je respire, je vais à la salle de bain, je mouille mes mains, j’en ai marre de me laver les mains, mais je le fais, pour sentir qu’il y a encore quelque chose qui importe, bien que certains jours je ne sais plus trop ce qui m’importe...j’essaie de consentir à l’idée d’une “Moi” du “Futur” qui a besoin que je prenne soin de la moi de maintenant. Je m’asperge d’eau froide le visage et je m’émeus, parce que je ressens encore de l’émotion, parce que je ris encore sans faire semblant, parce que je danse, j’écris, je dessine et je fais ce qu’il faut faire en jouant sur la distance de mes parcours, je tente de me convaincre que je ne faisais pas toutes ces choses rien que pour fuir la réalité, que ma vie n’avait pas alors pour seul but d’occulter que la fin du monde était déjà là. Je mets de l’eau à bouillir, je me fais un thé, je cherche du silence dans les chansons, je sens les vibrations d’un futur qui n’a pas existé et qui n’existera jamais. Je m’appuie sur cet invisible présent fait de survie, et du peuplement des journées une par une...encore et encore. 59
TRANSEUNTE DE LA VENTANA por Mauro Diaz
El tiempo de repente pesó como castigo las voces se esfumaron dejando inhabitados los frágiles capullos otrora hogar de la multitud supimos de la ausencia cuando el eco partió sin destino hacía ningún lugar seguro de no vernos nunca más el golpe de la mañana sería repentino y mezquino las calles deshabitadas ya no tenían límite los transeúntes se hicieron fábula.
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COLLABOS MA. FERNANDA CORRAL – Nació y vive en la ciudad de Quito, Ecuador. Tiene 27 años y hace ocho se desempeña como actriz de Teatro. Se graduó de esta carrera en la Universidad Central del Ecuador. Escribe en sus tiempos libres y más difíciles. facebook.com/fernanda.corral.96 ALEJANDRA LOZADA – Conocida en ámbitos diversos como “Pimienta”. Artista escénica egresada de la Universidad Pedagógica Nacional, con experiencia en docencia, trabajo comunitario y defensora de los derechos de la población LGBT, a la cual pertenece. Hace 15 años reside en Suba. Escrito para compartir pequeñas experiencias de este confinamiento. MANUELA SÁNCHEZ – Bióloga y dibujante de la ciudad de Chiquinquirá (Boyacá, Colombia). Apasionada por la ilustración y la creación de historias imaginarias que involucran escenarios y personajes reales e irreales. Ha participado en eventos a nivel regional como el Festival Internacional de la Cultura (Tunja, Boyacá) y ha sido tutora en talleres de ilustración de artrópodos. @maratusq LEONARDO GÓMEZ GAVIRIA – Vive en la ciudad de Bogotá. Diseñador gráfico e ilustrador, sin nada interesante que decir. MICHELLE CAPOULONGO – Professeur d’anglais au collège depuis longues années. Elle écrit des textes poétiques au fils de rencontres, des expériences vécues et de ses émotions. Elle est l’auteure de 2 livres : Vivre loin des colons dans l’ecrin des sillons, Edt. N&B,2011, et Le pays de l’enfant Ocre, Edt. Vagabonde, 2017. DANIEL BENAVIDES – Reside en la ciudad de Popayán, departamento del Cauca, Colombia. Nos comparte un escrito sobre la actual situación del Coronavirus, una narrativa lírica compuesta de todo aquello que trasmite está situación que está viviendo el planeta y la humanidad. @Lonnboy16 LAURA CRUCIANI – Réalisatrice de film d’animation. Illustratrice à temps perdu. Elle s’identifie comme une petite confectionneuse de mondes. Pour le reste, elle aime le sexe, manger, prendre le soleil et respirer l’air frais du matin, celui qui pique un peu le nez ! @_laura.cruciani GUILLEMETTE BONVALET – Française en confinement au Mexique. TATA CEBALLOS – Oscar “Tata” Ceballos, nace en Manizales en 1981, empieza a estudiar la guitarra desde 1989, ALIX QUEZEL – Toulousaine pour la majeure partie de sa vie. Elle a évolué entre les vieilles pellicules de films et ses carnets où elle aime y laisser glisser ses dessins, poèmes ou fragments dans ces deux langues. A présent en vadrouille en Amérique latine, elle se ballade avec ses gouges pour continuer à partager mes projets de linogravures et xylographies, l’art de vivre et l’énergie creatrice. @alix_bretzel
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PRROZZE SÉLAVY – France, poète à ses heures. KATHERINE GERENA – Mejor conocida entre las bases de datos virtuales como “Berengena”. Reside en la ciudad de Bogotá (Colombia) desde el día de su nacimiento, hace exactamente 24 años y un par de meses más. Se considera feminista antimilitarista de acuerdo a su activismo político y social en el país. @envntiodromiv DANIELA VANEGAS – vive en la ciudad de las lomas, ciudad rodeada de montañas en donde pasear resulta una experiencia con atardeceres que parecen retratos de un tiempo pasado idílico. Nació entre montañas que hacen parte de un país que se autoretrata como una cacofonía de guerra, muerte y renacimiento. Vive y muere por Colombia que, entre ríos, mares, montañas y paramos la ha parido como mujer y la ha hecho renacer en este tiempo de alegoría infinita. IRINA PAVLOVA – Diplômée d’un master Infographie / Postproduction de l’Ecole Nationale Supérieure d’Audiovisuel de Toulouse, je vis à Paris, En tant que graphiste et motion designer freelance je travaille pour des chaines TV et des marques. Passionnée de cinéma, j’ai réalisé trois court-métrages et actuellement je suis en train de préparer un long-métrage documentaire sur les artistes géorgiens co-produit par Guayabo Colectivo. @iruksson NATALIA URZÚA – musicóloga, compositora y decimista chilena residente en Toulouse, Francia. Interesada en la música tradicional desde la mirada femenina. Fundadora de variados proyectos musicales y poéticos de mujeres tanto en Chile como en Francia. @nata.urzua NURIA LOPEZ BERNAL – Reside en Toulouse desde 2016 y escribe desde que siente. Curiosa por los géneros de poesía de perfomance (slam, spoken word) y poesía visual. Elige la poesía como palanca para remover pieles y que las pieles se ocupen de remover mundo. @nurilober http://despuesdetielcafe.blogspot.com/ OURRACHE CHAYMAA – Je suis chaymas OURRACHE, j’habite à Béni Mellal, Maroc. Et je suis étudiante à l’ENCG- Université Chouaib Doukkali, Maroc. @chaymaaorre SARI TAKINAWA – Actualmente confinada en el sur de Francia, lugar sin nombre en medio de las vacas. Tiene 27 años y es mexicana. Fuera de su trabajo en divulgación científica, le gusta, crear, dibujar e ilustrar. Actividad compulsoria y perfecta para los días de encierro. @saricanne RODRIGO MARTINS DOS SANTOS NEVES – Artista del underground, artista visual, video-maker, produtor cultural, escritor e professor de filosofia. Nascido no Rio de Janeiro, vive atualmente em Toulouse onde faz seu mestrado em Filosofia na Universidade Jean Jaures. Rodrigo também trabalhou muitos anos como artista educador evm museus do Rio de Janeiro e na Bienal do Mercosul em Porto Alegre. Rodrigo gostava de fazer de suas práticas de mediador, entre o público e as obras, uma narrativa fantástica. SANTIAGO QUINTERO – Amateur de las radio frecuencias piratas, terco y despacioso, orgullosamente bogotano. @santiqy
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SUSANA – Me dicen Sú. 28 solsticios de verano. Colombiana, Rola, del Mundo y ahora Lisboeta. Árboles, verde, elefante, montañas, la luna. Sé amar bonito, escribo para desatorar el alma y quiero un perro que se llame Penny Lane. SOMA DIFUSA – Artista e ilustradora de Bogotá, Colombia. Me interesa el poder que tienen las imágenes de impactar y generar reflexión o sensaciones. Me gusta generar sensaciones a través de mis imágenes. @somadifusa ANAMARÍA VARGAS TURRIAGO – Colombiana de 27 años. Bogotana. Residente hace más de un año en São Paulo. Antropóloga y estudiante de maestría en ciencias sociales. VERṎZKYΑ, ALEJANDRA CORREA – Nace en el 89 al pie de un volcán latinoamericano, le encanta las montañas, los ríos y el mar, toca la tambora y juega ultimate frisbee, su ritmo está entre chalupa y bullerengue, la cumbia la hace bailar y la poesía la acompañado en todo su andar. @alejandracorreagonzalez ANGÉLA JASMIN FONSECA – Soy una soñadora que dedica algunas horas de su tiempo a estudiar Antropología, leer y ver pelis. Por estos días de cuarentena paso mis días y noches en Tunja (Boyacá-Colombia) en donde nací, aunque la mayor parte del tiempo vivo en Río de Janeiro, en donde estudio. @florecita_de_jasmin JORGE LUIS MUÑOZ – Establecimiento penitenciario de mediana seguridad y carcelario de Manizales. “Patio 5 A” DANIELA RINCÓN – Psicóloga y escritora, tengo 24 años.Vivo en Bogota ciudad donde nací. Me gusta el cine, la música y la literatura, apasionada por los viajes que me permiten fotografiar e inspirarme de realidades hermosas y otras aterradoras. @musicpoemshrooms FLORIAN GABAS – 33 printemps à Bordeaux, deux mains et dix doigts, en reconversion dans l’élevage de nuages. Je n’arrive toujours pas à respirer sous l’eau. Novice anarchiste. Irrésistible irréel. J’essaie de créer. @m.yellow ALBERTO GARCÍA LÓPEZ – Granada, Andalucia, España. Ilustrador y dibujante con grandes referencias del mundo del graffiti y el arte contemporáneo. Estudió en la escuela de artes y oficios de granada, aunque su formación es principalmente autodidacta, desde muy pequeño se interesó por la creación y el arte. @alberto.color LIZETH OSPINA – Ibaguereña de nacimiento. Artista entusiasta que busca inspiración en la vida . EDWIN TAMAYO PEÑA – Apareció el segundo viernes del primer mes de 1997. Bohemio e irresponsable con la prosa, seudónimo insuficiente y gustos chocantes. Le dicen Edwin Tamayo Peña y, sin embargo, él considera menos sugestivo Lázaro Joaquín. Hijo o mejor, parte de ÍquiraHuila.
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JULIÁN ROBERTO OÑORO – Diseñador gráfico que influye a la gente a beber vino. “Escritor” de incoherencias en sus tiempos perdidos, muy perdidos. Narbonne, France. ERIKA MANTILLA SANCHEZ – En el 83 su papá era militar y su mamá, la hija de su abuelo. El terremoto de Popayán tumbó casi todas las casas del pueblo donde ella vivía y él llegó a preservar el orden. La familia dice, con un toque de orgullo, que se necesitó un desastre de proporciones catastróficas para materializar su existencia. SERENA CARVALHO – Toulouse : ville d’adoption, avant elle, un autre continent lui avait appris le plaisir des mots mais c’est ici qu’a grandi son envie d’écrire sur les petits et grands moments de la vie, qui bien souvent se font écho. MIJAIL GONZALEZ,– Viejo aprendiz de enseñante. Su lugar de residencia es Pereira y la escritura es una real catarsis para él. J. MARIANO MATA RUBIO – Estudiante de psicología clínica, residente de Querétaro pero nacido en Veracruz. Tiene una gata, cuatro perros, algunos comics y cartas viejas que le han dado. A veces dibuja y a veces escribe. A veces es necesario. @maria_no_mata URSUS – Monstruo de cristal de 22 años y perenne condenado por el Tribunal para los Crímenes contra la Funcionalidad Humana. Pastuso por crianza, vivo en Bogotá y la Universidad Nacional vive en mí. Polímata en formación. Shinichiro Watanabe, Emil Cioran y 41 son la clave. DANIEL BELLO – nació en Bogotá, Colombia, y tiene 29 años. Actualmente vive en Palomino, La Guajira. Lleva allí poco más de un año y antes de la aparición del Covid-19 se desempeñaba como Bar manager en un hostal. En secreto es poeta, malo, pero poeta. @daniel.bello.520 SARA (NUBE) DOUSDEBÉS – Fotógrafa, Soñadora, Risueña y Dicotómica. Vive en Bogotá. JORGE CARDONA – Dibuja desde niño. Esta técnica la ha completado con pintura en la calle, teatro y payaso hospitalario. Estudió un técnico en diseño gráfico que no terminó y en la universidad artes plásticas que tampoco terminó. Hoy con 30 años, para resumir, sigo dibujand. @calabazatim MAURO DÍAZ BELTRÁN – Arquitecto de profesión, ubicado en Bogotá, Colombia. Flâneur apasionado observador de la multitud y de la ciudad, habitual habitante de los espacios nocturnos, ahora cerrados por la cuarentena. Con intereses particulares en la pintura, la poesía y la literatura. SOFÍA RAMOS DÍAZ – Sofía está actualmente confinada en las afueras de París. Nació en México hace 27 años y le gusta cantar, escribir y dibujar. Hace parte de la asociación ESQUISSES, que propone talleres de arte gratuitos en barrios populares para decorar el espacio público, apoyar las iniciativas de jóvenes y hacer comunidad. También compone la música de obras de teatro de La Fine Compagnie. Su proyecto personal, ALQUIMIA, está en proceso. @_sof_i_a_
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ÉQUIPE ÉDITORIALE DISPARATES
AGATA MENDES - FR je vis à Toulouse depuis des années. Généalogie. À 4 ans j’aimais lire le dictionnaire. À 11 ans j’ai commencé à écrire un roman policier (sans doute à cause de mon prénom) sur une vieille machine à écrire, ce brouillon compliqué est resté une œuvre incomprise et inachevée (ouf). Aujourd’hui je vous lis et je griffonne à mes heures perdues quelques mots. DANIEL VIRGÜEZ - COL Codirector de la asociación Guayabo Colectivo, entusiasta de proyectos artísticos internacionales, utilizando la creación como lenguaje. DIANA FORERO - COL Traductora y correctora de estilo. Paso mis días entre letras y escritos. CAMILO RODRÍGUEZ - COL Né à Bogotá, diplomé à Toulouse, confiné à México. Journaliste culturel et traducteur. camilor_@hotmail.com
IMAGE DE COUVERTURE LAURA CRUCIANI - FR France, 1995 @_laura.cruciani
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Disparates No. 10 junio 2020
Guayabo Colectivo - Association loi 1901 8 Rue de Belleville 31200 Toulouse guayabo.co com@guayabo.co fanzine.disparates@gmail.com FB : https://www.facebook.com/guayabo.co/ FB : https://www.facebook.com/disparates.fanzine/ IG : @guayabo.co SIRET 802 218 461 00027 Code APE 94.99Z