Rectitud masónica

Page 1

RECTITUD MASÓNICA Si los actos que realizamos son reflexionados previamente, están basados en el amor, los consideremos justos y estamos en la senda de la verdad, entonces como resultado, tendremos una obra recta. El masón en la constante búsqueda de la virtud, tiene que entre otras cosas, basarse siempre en la rectitud. Ser recto y justo en todos sus actos. En masonería, utilizamos una herramienta simbólica que es la plomada de albañil, esta plomada, nos indica la rectitud para evitar las desviaciones. Estas desviaciones que debemos evitar tanto en masonería como en el mundo profano, haciendo uso inteligente y prudente de la rectitud, de nuestra conducta. La verdad de nuestras palabras y la rectitud de nuestras acciones nos hará libres, hombres de honor y masones justos y rectos para nuestro trabajo masónico personal, logial y profano. Podría asegurar que usando la inteligencia, actuando siempre con la verdad, siendo prudente y recto, es muy difícil que nos equivoquemos en la vida. La rectitud tiene que ir unida a otros valores, en su conjunto, lograremos ser justos y en camino recto hacia la perfección. Esa perfección que busca día a día el masón. No solo para su uso personal, sino que además, llevando a su familia y a la sociedad en la que vive. Rafael Bautista says: A:. L: .G:. D: .G:. A:. D: .U:. S.: f:. U:. 08-11-2013. E:.V:. Para mi amada, creada y respetada Log:. Ger:. D:. Car:. No.77 PLAN PERFECTO QUE CAMBIO AL MUNDO DEL 1500 AL 2013. Q:.H:.TODOS. Los monjes guerreros templarios en sus viajes a tierras santas se relacionaron con ciertas sectas que manejaban el arte iniciático, espiritual y el conocimiento de Jesucristo. Es por esto que esos monjes guerreros que merodearon nuestra tierra hace 700 años aún siguen siendo parte de la Psiquis mundial.

Los Templarios entendieron un principio básico de la batalla, cuando los enemigos se hacen fuertes existen dos métodos para mantenerlos a raya, o bien se hace uno aún más fuerte que ellos demostrándole su poderío y proyectándose como una unidad infranqueable o bien se hace uno invisible de tal forma que el enemigo no sepa a quien atacar. El primer principio supone tener los recursos y los hombres para ejercer dicha autoridad. La segunda estratagema ha sido utilizada desde la antigüedad por aquellos grupos que han llevado a cabo guerras de guerrillas. Los Templarios se dieron cuenta que su comunidad, conforme fue creciendo en poder e importancia, también aumentaba su vulnerabilidad, muchos gobiernos incluido el Francés les debían grandes sumas de dinero que estarían encantados en no tener que pagar. En el mundo político y las cortes europeas afines al Vaticano, el odio a los Templarios era casi tan grande como la admiración que despertaban. Cuando se pierde Outremer (tierras de ultramar), muchos empezaron a cuestionar el papel Templario en Europa, ya no eran la agencia que recogía recursos y reclutaba gente para defender los santos lugares, ahora eran unas entidades bancarias glorificadas llenas de caballeros que jamás habían conocido a un Sarraceno en persona, recordemos que de los más de 30.000 hombres y mujeres que componían las filas templarías, solo el 10% eran Caballeros y de ese 10%, pocos eran los que pertenecían a la Sagrada Orden del Temple, la iniciada en los misterios y verdaderos custodios del legado “Divino”. Es que hubo tres ramas dentro de la misma Orden,( los iniciados y los no iniciados), la militar y caballeros sin iniciación y la de los Monjes Guerreros, la verdadera elite que se transformó en la sociedad secreta más poderosa del mundo con los siglos. El papado, bajo el mando de Francia, veía a los Templarios como enemigos naturales de la estabilidad y la existencia misma del reino Francés. Después de aquella reunión en Alamut y según lo “predijo” Dante en la “Vita Nuova”, toda la parafernalia


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.
Rectitud masónica by guido rodriguez - Issuu