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Cómo los riñones influyen en su presión arterial

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Por: Dr. Mercola

Cómo los riñones influyen en su presión arterial

Casi el 46 % de los adultos en los Estados Unidos padece hipertensión arterial, que es la segunda mayor amenaza para la salud pública en dicho país. Su presión arterial es la fuerza que su organismo necesita para impulsar la sangre a través de sus arterias, lo que suministra sangre con un alto índice de oxígeno y nutrientes a todo su cuerpo.

Cuando se mide, obtiene un valor superior (sistólico) y un valor inferior (diastólico). El valor superior mide la presión más alta que se produce en los vasos sanguíneos mientras el corazón se contrae y el valor inferior mide la presión en las arterias entre los latidos del corazón. Se considera que una lectura de 120/80 mmHg es normal. Su presión sistólica (el valor superior) denota la mayor información sobre la rigidez de sus arterias y el trabajo que su corazón realiza para impulsar la sangre. Su presión sistólica es un importante factor para el riesgo de enfermedad cardiovascular.

En el caso de las personas cuya presión arterial está ligeramente elevada, lo primero que se les recomienda es realizar más actividad física, dejar de fumar y mejorar su tipo de alimentación. De acuerdo con las estadísticas de la American Heart Association, solo 1 de cada 5 personas en

los Estados Unidos realiza suficiente ejercicio y los malos hábitos alimentarios pueden haber contribuido al 45 % de las muertes por ataque cardiaco, derrame cerebral y diabetes tipo 2, registradas en el país en 2012.

Las nuevas pautas de presión arterial dan pie a una intervención temprana

Estudios recientes han demostrado un mayor riesgo de cardiopatía y derrame cerebral con cada aumento de 20 mmHg en la presión arterial sistólica o de 10 mmHg en la presión diastólica en personas de 40 a 89 años.

Aunque las pautas previas recomendaban que las personas cuya presión arterial era superior a 140/90 mmHg empezaran a seguir un tratamiento, las más recientes, emitidas por el Colegio Americano de Cardiología y la Asociación Americana del Corazón, recomiendan el tratamiento para las personas cuya presión arterial es de 130/80 mmHg.

Estas nuevas pautas son los primeros cambios integrales que se han realizado en más de una década y reducen el valor de lo que conocemos como hipertensión arterial a fin de abordar las complicaciones

Con esta nueva descripción, el número de adultos en los Estados Unidos con hipertensión arterial aumentó del 29 al 50 % y el mayor impacto se espera que sea entre los adultos menores de 40 años. Las nuevas pautas eliminan la categoría de prehipertensión por lo que ahora clasifican a las personas con hipertensión en etapa 1 o etapa 2.

• Normal: menos de 120/80 mmHg • Sistólica elevada: 122-129 mmHg y diastólica menor a 80 mmHg • Etapa 1: hipertensión sistólica de 130-139 mmHg o diastólica de 80-89 mmHg • Etapa 2: hipertensión sistólica de al menos 140 mmHg o diastólica de al menos 90 mmHg • Crisis hipertensiva sistólica: más de 180 mmHg y/o diastólica de más de 120 mmHg

La relación entre su presión arterial y la enfermedad renal

Sus riñones son dos órganos en forma de frijol que se encuentran justo debajo de su caja torácica, en cada lado de su columna vertebral. Filtran hasta 150 litros de sangre y todos los días eliminan los desechos a través de la orina. Una de las razones por las que es necesario beber suficiente agua es para garantizar una función renal saludable que es esencial para mantener la homeostasis en su cuerpo e incluso la composición de su sangre. Sus riñones producen hormonas que regulan la producción de glóbulos rojos, así como de células que ayudan a regular su presión arterial.

Su presión arterial también se ve afectada por la constricción del vaso y el volumen de la sangre circulante, cuanto mayor sea el volumen, más se estira el miocardio por la sangre que ingresa. Sin embargo, como en todo, el equilibrio es fundamental. Los niveles más bajos de sangre (hipovolemia) son igual de peligrosos para su corazón y presión arterial como los niveles más altos de volumen sanguíneo (hipervolemia).

Sus riñones producen hormonas que regulan la constricción arterial y venosa, lo que afecta su presión arterial y que además regula el volumen de la sangre circulante. Ambas funciones trabajan en conjunto con el fin de mantener su presión arterial dentro de los límites normales. Dentro de sus riñones existen diversos tipos de células especiales, unas detectan la cantidad de sodio en el líquido filtrado y otras detectan su presión arterial. Conforme la presión arterial va disminuyendo, la cantidad de sodio filtrado también disminuye y las células liberan una enzima llamada renina. Esto a su vez se convierte en angiotensina I y luego en angiotensina II, una hormona peptídica que causa vasoconstricción y un aumento en la presión sanguínea. A su vez, la angiotensina II estimula la glándula suprarrenal para que secrete otra hormona, la aldosterona. Esto estimula al cuerpo para que pueda reabsorber más sodio, lo que hace que penetre más agua. El aumento de la reabsorción de sodio y agua reduce la producción de orina y aumenta el volumen de la sangre circulante. Ambas funciones afectan las mediciones de su presión arterial.

Cómo la vitamina D está ligada a su salud renal

Aunado a lo anterior, su cuerpo usa calcio y vitamina D en un esfuerzo continuo por mantener la homeostasis de la presión arterial. Aunque su cuerpo almacena calcio en sus huesos, también mantiene un nivel constante dentro de su sangre.

Si su nivel de calcio disminuye, su glándula paratiroides liberará la hormona paratiroidea que aumenta la reabsorción de calcio tanto en los riñones como en los intestinos, y estimula la liberación de calcio de sus huesos. Sin embargo, dicha hormona también requiere vitamina D para estimular la absorción de calcio del riñón y el intestino.

Por desgracia, la deficiencia de vitamina D es común en la población de los Estados Unidos y las personas que tienen los niveles más bajos tienen un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular. Los riñones desempeñan un papel fundamental en hacer que la vitamina D sea útil en el cuerpo conforme la va convirtiendo en una forma activa de distintas fuentes como suplementos o el Sol.

Sin embargo, aquellos que sufren de enfermedad renal crónica también experimentan bajos niveles de vitamina D, no por falta de absorción o exposición al sol, sino por la falta de su activación dentro de los riñones. En un estudio publicado en el American Journal of Kidney Disease, los investigadores encontraron que los bajos niveles de vitamina D pueden ser un predictor de la enfermedad renal temprana.

Aquellas personas que tenían una deficiencia tenían el doble de probabilidades de desarrollar albuminuria, un tipo de proteína en la orina, a lo largo de un período de 5 años. Este factor es uno de los primeros indicios de daño renal.

De los más de 5,800 hombres y mujeres sin albuminuria que participaron en el estudio, casi el 4 % la desarrolló durante el seguimiento de 5 años. Los que tenían deficiencia de vitamina D tenían un riesgo 84 % mayor de tener proteínas en la orina.

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