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UNA GRAN AVENTURA A PURA EMOCIÓN

Sin muchas satisfacciones en el mundo laboral, Claudia comienza su aventura en busca de un proyecto de vida. Así es como, luego que el libro “Francesco” llega a sus manos un 11 de Agosto de 2010, su emprendimiento comienza a tomar cuerpo como Francesca Cremas Heladas.

El local abre sus puertas el 21 de septiembre del mismo año, en la ciudad balnearia de Monte Hermoso, con el inicio de la Fiesta Nacional de la Primavera. Allí se quedó por casi cuatro años consecutivos. En el año 2013 paralelamente, Fernando Gallo se une a esta aventura que seguía girando y se abre una nueva sucursal en Av. Colon 224 de la localidad de Bahía Blanca, donde mantiene sus puertas abiertas desde entonces. Hoy cuenta con tres empleadas atendiendo durante 13 horas todos los días de la semana.

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Tenemos la responsabilidad de ofrecer a nuestros clientes (algunos ya amigos) un producto de excelente calidad. Para ello trabajamos durante todo el año elaborando 49 variedades de sabores entre cremas y aguas, tortas heladas, bombones helados, paletas, alfajores, cubanitos helados, afirma Claudia.

Es una producción absolutamente artesanal, en la parte de repostería cocina, sus propias materias primas para elaborar los postres, la masa de los cubanitos, los brownies y los piononos de las tortas. La elaboración de toda su línea de helados y de los demás productos se lleva a cabo con mucho cuidado, sobre todo a la hora de incorporar las materias primas. Pehuenia, Dore, Aromitalia y Lucacen son algunos de los proveedores de la empresa. Cabe destacar que, se trabaja con una fabricadora de 60 litros/hora. Eso permite realizar la producción necesaria para el local. Hoy cuentan con una producción de casi 1200 kilos mensuales.

Nuestra entrevistada señala que la ciudad de Bahía Blanca es una localidad con un alto consumo de helados y con importantes fábricas de helados de muy buena calidad. Esto hace que constantemente estén pensando en superarse, en buscar nuevos productos, nuevos packaging y nuevas maneras de “despertar emociones” en los clientes.

El alto consumo de los bahienses hace que en invierno el descanso no sea tal, se trabaja bastante menos que en el verano, pero no se deja de trabajar a buen nivel. Es el momento donde se aprovecha para crear nuevos productos y analizar las ventas, materias primas, etc.

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