Quiero cantar un árbol en su escueta belleza: sus hojas de alegría, su tronco de firmeza. Quiero cantar la savia que va por sus entrañas, más pura que el arroyo que corre en las montañas. Y la raíz oculta, modesta en su tarea: alimentar el árbol sin que nadie la vea.
Quiero cantar aquí la viviente madera que será el quieto lecho o la barca viajera. Quiero cantar la flor que alegra los sentidos y el fruto donde esperan los sabores dormidos. Quiero cantar un árbol en su exacto verdor, sin añadirle nada como no sea mi amor. Y quiero que los niños retocen en su sombra y escuchen como el viento en las ramas los nombra.
De su Poemario, El río fértil. Caracas, UCV, 1980, p. 66.
Carlos Augusto León, ecopoeta venezolano.
Por tantas cosas buenas que significan los árboles, los zulianos verdes, que nos llenan de orgullo verlos erguidos y esparcidos por la región le dedicamos también este libro.