En nuestro Continente, específicamente en Latinoamérica, ser un ambientalista en un país no desarrollado, donde la agenda pública, está abarrotada de problemas sociales sin resolver, es definitivamente un acto temerario, para no decir estoico o quijotesco. Aun así, aunque pareciera en las primeras de cambio que todo se sigue viendo como en contra corriente, la salvación de este planeta está en manos de los ambientalistas y esa visión que defiende desde la perspectiva ambiental “un mundo mejor”, nació desde este subcontinente con Lenin Cardozo Parra. Somos testigos de excepción de un mundo con nuevas realidades y dificultades que ameritan nuevas estrategias, nuevos pensamientos, otra manera de entender la vida.
Definitivamente el devenir estará influenciado ya no por las religiones, ni países hegemónicos, ni corporaciones o trasnacionales, sino por el pensamiento ambientalista. Y a esto yo lo llamo el fin de las ideologías utópicas, una folía divertida.