Dialogo Entre Masones
A r t í c u l o s Masónicos Seleccionados Año 5 - N° 50
Febrero 2018
Herbert Oré Belsuzarri Mario López Rico Vicente Alcoseri Julio Villarreal III Herbert Oré Belsuzarri
-La cámara de reflexión………………………………………3 -¿Los landmarks son aplicables a la masonería Mario López Rico actual? …………………………………………………………….12 Vicente Alcoseri -Rito francés……………………………………………………..16 Julio Villarreal III locos…………………………………….21 -Los masones están -Los túneles de los Andes y el oro de los incas……….24 -Antecedentes occidentales de la masonería -Masonería y teosofía ¿Moda o necesidad?…………….3 moderna………………………………………………………….66 -La teosofía………………………………………………………15 -El compás comoo Golgota……………………………….33 representación arquetípica de -El monte Moriah nuestros límites…………………………………………………73 -La tradición masónica y los misterios…………………42 -La masonería el mundo sefaradí…………………..79 -Jurisprudenciaen masónica…………………………………..51 -Los primeros sefarditas masones……………………….85 -Landmarks y otros antiguos documentos de la -Los lenguajesvigencia de la modernidad en la masonería..90 masonería: y adecuación a nuestros -¿Cuándo se debe festejar el año nuevo?…………….128 tiempos……………………………………………………………72 Esta es la primera publicación de nuestra de La revista agradece la difusión de los edad artículos compañero (cinco años), noble labor de difundir publicados, mencionando la fuente y la autoría. la luz y la libre especulación. Hay mucho por aprender de Lima pero Febrero y otro tantoValle por difundir, ello 2018 no sería posible sin vuestra inestimable preferencia. La revista agradece la difusión de los artículos publicados, mencionando la fuente y la autoría.
Valle de Lima Enero 2018
MASONERIA Y TEOSOFIA ¿MODA O NECESIDAD? Víctor Guerra 3
Tal vez, lo primero que habría que hacer es definir qué es la Teosofía, a la cual el inefable René Guenón, le dedicó un denso libro titulado Teosofía. Historia de una seudo religión, en el cual rebatía a la alter ego teosófica Blavatsky, y hay un apartado específico titulado Teosofismo y la Francmasonería, muy interesante por lo cual después de ese monumental trabajo, y Genón no es santo de mi devoción, sería complejo y complicado resumir para esta reseña la crítica guenoniana bastante bien estructurada, por tanto, me referiré en lo que concierne a la Teosofía, a lo que indican algunos diccionarios al uso, o lo que indica la Wikipedia. Hay defensores y detractores, y entre estos últimos definen la teosofía como una ambivalente filosofía a modo de: «Doctrina de varias sectas que, despreciando la razón y la fe, presumen de estar iluminados por la divinidad e íntimamente unidos con ella (...) Se encuentra así, como históricamente puede comprobarse, entre aquellas dos fuentes o métodos cognoscitivos. Cuando no se apoya en ellos, se convierte en vana superstición o morboso misticismo y es fruto de una exaltación religiosa sostenida por una idea confusa e imperfecta de la Divinidad. Reproduce las contradicciones del panteísmo naturalista o idealista y en muchas ocasiones coincide totalmente con él. Por la duplicidad de elementos que encierra ha sido considerada como una religión o como una metafísica» Es evidente que esta definición no les hace justicia a las búsquedas teosóficas cuyos claros referentes, entre otros fueron notables mujeres, como Mdme. Blavatsky, o Annie Marie Besant, aunque los grandes encarnadores intelectuales parecen en su mayoría ser hombres como Leadbearter, Heindel, Steiner, Krishnamurti, Montoliú. Etc. Sin embargo, la historia de la teosofía no es plana y se distinguen distintas tendencias que se van a ir sucediendo a lo lar4
go de su historia, y que conforman todo un cuerpo doctrinal: la Neopitagórica, con Nigidio Filugo, Apolonio de Taina y el ecléctico Plutarco, que esparcen lo que se podría considerar como las semillas de la teosofía primigenia. La Greco - judaica, donde se concilia la Biblia como texto sagrado con la filosofía griega, dándole así un carácter esotérico; la Gnóstica, calificada como pandemónium de especulaciones teosóficas. Y por último la Neoplatónica: la aspiración de las almas privilegiadas al éxtasis y toda clase de comunicaciones divinas mediante ciertos estadios de purificación e iniciación, en la Renaciente, son los primeros que reciben el nombre de teósofos entre los que se encontraban, Cornelio Agripa, Teoffastro, Paracelso, Böhme y Schelling, en conjunción con los filósofos citados, con los denominados Iluminados y ocultistas. Incluso en el siglo XIX, hubo hasta una propuesta teosófica desde la posición del agnosticismo preconizado por Peter Washington, muy bien resume en su libro el Mandril de Madame Blavatsky. Historia documentada e interesante pasa saber qué es esto de la Teosofía. A buen seguro que nada ha quedado claro, y menos aún con la presentación que hacen de sí mismos, tanto teósofos como masones. Escojamos pues, la presentación que hacen los mismos masones y teósofos que participan en la revista, como Ana Orihuela Galloso, en el trabajo que abre este numero 32: Binomio Masonería-Teosofía,.. el Misticismo teúrgico. En dicho artículo nos dice: «La teosofía (Sabiduría Divina) también llamada (Sabiduría Antigua) es la eterna sabiduría que se ha propagado de tiempo en tiempo, de edad en edad. Es el 5
conocimiento ancestral que, de civilización en civilización, nos muestra las leyes de la naturaleza y de la vida del hombre a todos los niveles, físico y mental y espiritual, nos explica el origen y la razón del universo… por esta razón a todo este corpus de conocimiento se le llamó la Doctrina Secreta... desde la visión teosófica la masonería nos adentra en la esencia misma del hombre, de su espíritu, una unidad inseparable de Espíritu Universal que vitaliza todo cuanto existe. Entonces, no podemos entender este binomio de masonería-teosofía sin creer en una inteligencia cósmica que guía el mundo, al cual llamamos Dios. Sin embargo, no se pide a ningún Hermano la creencia de ningún credo sobre esa inteligencia, ni tampoco una manera concreta de concebirla.» Es evidente que con la teosofía es sumamente fácil pasar de la gran admiración y respeto, al repudio más transgresor, pues en parte cuando vemos al gran volumen de actividades generadas desde distintas actuaciones teosóficas: editoriales, escuelas, libros, sociedades, cursos, programas…, etc, se percibe, al menos para lo mortales comunes, que buena parte de lo escrito es buen montón de galimatías filosóficos y de misticismos extraños, y como algunos dicen inventados, para generar mercados por unos aprovechadores de la credulidad, siempre inagotable, que además siempre tiene, como es sabido, un nutrido batallón de seguidores capaces de tragarse todo esta barahúnda de cuestiones, proyectarlas y apoyarlas al máximo. Es evidente, que ha habido mucho de ello, y P. Washington, nos lo cuenta en un formidable libro que nos muestra que la realidad tiene más vueltas, y más trabajos de lo que admite nuestra capacidad de observación y estudio; por lo tanto, se impone la matización acompañada del análisis objetivo de la información que nos consta y nos hacen llegar, en este caso los diversos autores que participan en la revista Cultura Masónica. Llegados a este punto, empiezo matizando varias cuestiones, no 6
tanto de tenor teosófico, que me parece bien e interesantes sus propuestas, pero cuando esto se constituye en una especie de moderno caballo de Troya dentro de la masonería, esto ya es otra historia. No cabe duda que hubo masones teósofos internacionales e incluso españoles muy interesantes, como Mario Roso de Luna, o aquellos otros que estuvieron circulando por las logias españolas, como el Doctor Manuel Treviño, o Velasco, u aquellos otros que tuvieron mucho que ver con el desarrollo de la Orden del Derecho Humano (Le Droit Humain-DH), tanto el orbe mundial, y incluida España, la documentación incautada por los aparatos franquistas, que la fina les vieron y les trataron como un benditos visionarios, son interesantes de analizar. Y es que hay realidades que nos dan ciertas pistas, pese a la importancia de la Sabiduría Antigua, etc.., está a pesar de su importancia y del peso intelectual de los padres fundadores de la masonería moderna, esta materialización en modo teosófico no se manifiesta dentro de la masonería hasta llegar a bien avanzado el siglo XIX, pese a que quieran conectar varias ramas del saber dentro del teosofismo y los supuestos cimientos antiguos, con la propia masonería, lo cual no deja ser significativo. Por otra parte todo este maremágnum del pensamiento, por otro lado no dejan de ser escuelas transversales a la propia masonería, como el hermetismo, la cábala o el rosacrucismo, o la propia condensación a modo de metáfora como es la teosofía, materias por otro lado, que estamos estudiando en blogs como Masonería del Siglo XXI, o en el de Rito Francés, y cuyas aportaciones hay un cierto que consenso en no reconocerlas como cuestiones propias del quehacer masónico primigenio, más allá de que fueran importantes masones los que incorporaron a la masonería, sus inquietudes y corrientes de pensamiento, como buen vehículo para llegar mejor, y más lejos… En este sentido, en varios de los trabajos que insertan en este número de La Divina 7
Sabiduría, en el que participan autores masones como la propia Ana Orihuela, Adolfo Limón, Alfonso del Rosario, el amigo y Hermano Esteban Cortijo, Juan Almirall, Xavi Madrid, pues uno encuentra que se habla de una masonería mitificada, y no real, pues cuando se habla de historia y de rituales, se toman por el todo una serie de mitificaciones, que poco o nada tienen que ver con la masonería, por ejemplo con los Antiguos Deberes, e incluso se llega a subir estos al altar de los mistéricas teúrgias de los canteros, padres y guardianes de milenarios conocimientos, cuando no dejan de ser códigos de regulación profesional. Estos posicionamientos nos llevan a encontrarnos con proyecciones un tanto sofistas, en tanto que la mayor parte de los análisis no se apoyan en las bases del corpus masónico que constituyen el bagaje ritual de la masonería, como pueden las divulgaciones, los manuscritos, los pre-rituales o los propios rituales, del siglo XVIII que cada estructura masónica, fue y ha ido elaborando; se mitifican cuestiones como el Discurso del Caballero Ramsay, que hay que situar en tiempo y época, y examinar de forma pormenorizada su discurso, y o generar falsas míticas, para el uso y disfrute el cebo de la Antigüedad que se quiere que estén como muy entroncadas con la masonería, cuando eso no es la realidad documental que tenemos. Por tanto, algunos de estos autores que han participado en el número 32 de CM, nos sitúan en estadios mitificados no correspondientes con las fuentes masónicas, en tanto, que por ejemplo, Adolfo Limón nos dice que la Orden Masónica, «no es una escuela de formación moral del ciudadano», evidentemente no me sitúo en la escuela jesuítica de la «escuela de formación» que como tal proponen por varios miembros de esa rama, pero sí que las bases del trabajo comparativo ritual existentes nos llevan a hablar de una «escuela de moral» de la que hablan los propios rituales cuando abren sus trabajos, y le dejo esta nota para su conocimiento: Cuando se habla del Sentido de la Francmasonería, vemos como de Una asamblea de gentes honestas 8
y virtuosas para el Berné de 1740, se empieza recalcar en el tema moral como la virtud, al vencer los vicios del Luquet 1745, y ya con el Gages de 1763 empieza la serie de la práctica de la virtud ético moral, que de una u otra forma se va a mantener hasta el Murat de 1850 que ya da forma definitiva va a plasmar el programa general en base a exponer que la Francmasonería es una actividad Filantrópica, filosófica y Progresiva. A este respecto, la teosofía que en este caso en la estructura masónica, juega a modo de los ciclos históricos de Toynbee, pues cuando esta (Teosofía) se creía erradicada de la estructura masónica, muy enraizada en su tiempo en el DH (Le Droit Humain, legado cuasi imposible de olvidar, puesto que está enraizado en mismo gen del DH, y en mucha menor consistencia en la Gran Logia Simbólica Española (GLSE) y menos aún, en la Gran Logia de España (GLE) a pesar de que este pudiera ser el ideal pegasus de transmisión por querer aparecer como una auténtica escuela de conocimiento antiguo y con matices importantes de esoterismo cristiano, pero no es así y habría que preguntarse por esta cuestión, porque la preferencia del teosofismo masónico se inclina por masonerías liberales, más allá de la cuestión específica de la mixtidad. No debo de ocultar que durante décadas se luchó para ir desembarazándose del bagaje teosófico, tanto en el DH como en la GLSE, donde aún quedan aún residuos, y tal y como estamos viendo, de una parte, acá se está entrando en un repetido ciclo de nuevas apariciones, al modo de los ciclos de Toynbee. Paradojas Masónicas lo llamaría yo a estas circunstancias. Este grado de influencia y penetración ha venido de la mano del ventajismo bibliográfico que se impulsó desde los ámbitos teosofistas. Cuando apenas si había información documental y bibliográfico en el seno del mundo masónico, y las logias se llenaban 9
de gurús de todo tipo, conocí desde el año 94 unos cuantos, y cuyos Maestros Masones formadores se dedicaba a mirarse el ombligo, haciendo pocos esfuerzos por formarse y formarnos, la impresionante maquinaria editorial teosófica, ya tenía en la calle un importante arsenal de textos de los cuales nos nutríamos ignorantes aprendices masones, bajo títulos como Historia Secreta de la Masonería, Cosmogonía Masónica, Enseñanzas de un Iniciado, Masonería y el catolicismo. Cartas Rosacruces, La magia de la Francmasonería, etc, y todo ello con la beatífica complacencia de formadores, logias y estructuras masónicas, se iba construyendo un edificio simbólico místico en el cual nos imbuíamos como peces en el agua, devorada la hostia mística del cono cimento en base a las prédicas de tales libros y sus interpretadores. A veces, cuando llegan hasta mi gabinete algunos Hermanos, los cuales conforman un buen contingente de hombres y mujeres proveniente del continente latinoamericano, me siento como los desprogramadores de las sectas, pues el alambicado montaje mental que traen acerca de lo que es la masonería, en general es producto en buena parte de todo este volumen de publicaciones, muchas de ellas contienen un importante matiz surrealista teosófico pasado por diversos tamices de escuelas, corrientes de pensamiento y modas seudomisticas. Por poner un ejemplo, cuando realicé hace años un trabajo sobre los teósofos llaniscos, que fueron suavemente perseguidos por el franquismo, legión que era en su mayor parte compuesta por mujeres, los diarios de los trabajos de reflexión y meditación, tenían más parecido al famoso Kempis, que a herramientas para ayudar a liberar la mente, amén de la opinión personal que a los ojos de los referentes masónicos tenían todos estos componentes de la grey teosófica. La vieja y manida tesis del enraizamiento de la sabiduría antigua, de la existencia de los grandes misterios en el seno de la 10
masonería, está bien para propuestas simbólicas muy al estilo de la new age, pero poco útil para un trabajo logial cotidiano, más allá de que sería bueno que cada masón se formase intensamente hasta llegar a ese cultivo del descernimiento entre realidad y mitificación, entre falacia y ciencia, entre aventurerismo simbólico y la realidad simbólica masónica… En fin mucho tajo queda por abordar. Por otro lado, en este cíclico retorno del tesofismo bajo nuevos paraguas y propuestas metodológicas, he observado un salto cualitativo, y no menor, si bien el enraizamiento del teosofismo en masonería tradicionalmente ha sido con localizaciones muy concretas, por ejemplo en lo referido al Continente Europeo: Inglaterra, puesto que el continente americano es un mundo inabarcable; en general decir en lo referido al rito que lo general siempre, esa proyección se ha hecho en base al Rito Escocés Antiguo y Aceptado (REAA) y no deja de ser curioso que pregonando la búsqueda de los misterios y la sabiduría antigua como se pretende su plasmación se proyectase sobre la base de un ritual nacido en 1804 como es el caso del REAA. Tal vez la explicación pudiera venir, no versada en esa búsqueda en los cimientos del conocimiento, que pudiesen desprenderse de tal rito, sino en la permeabilidad que este siempre ha ofrecido a modo de cajón de sastre, para aglutina, conjuntar, y expandir las más diversas propuestas simbólicas de cualquier naturaleza y condición. Al REAA siempre le ha venido bien toda esa multiplicidad, de ahí que no haya dos REAA, iguales, pero el gran salto cualitativo que dejan entrever los autores del texto de La Sabiduría Divina, es que ahora la incardinación ritual se hace mediante la practica e interpretación de los ritos egipcios, como el Menfis y Mizraim. Está claro que dicha construcción estética y mítica de los rituales que conllevan el Menfis y Mizraim, en sus variadas con11
formaciones, en general son vehículos ideales para el manejo de ciertos paradigmas simbólicos y demás parafernalias constructivistas. Decir que siempre me ha llamado la atención que los Hermanos masones que practican este tipo de enseñanzas, tanto en la GLES o el DH se les reconoce por los colgadiellos: medallas, pulseras, anillos, manejo fotográfico y de sentencias varias que pueblan todas nuestras redes, y que tienen ese marcado cariz egipciaco. Tanto es así que los Pases de Grado, en los Altos del REAA, en el DH, en los cuales participé, escuchando los trabajos de grado, había y hay un alto porcentaje de contenidos teosóficos, y seudo místicos… Como notas marginales. Indicar a los autores que no mezclen ritos y rituales puesto que las columnitas de las que habla la Hermana Orihuela, creo que nos las visto en su vida, al menos en España, puesto que tales elementos solo se usan en Emulación, pero no en el REAA, ni están en otros ritos, aunque para ser más exactos se usan en algunas logias y centradas en Inglaterra, las cuales practican una derivación inglesa muy teosófica como es el ritual Lauderdale, y por tanto usar de forma indiscriminada textos de referencias distintas, y no situarlas de forma correcta, no ayudan sino al teatrillo de la confusión. Tal vez por eso nunca el Rito Moderno ha sido campo de atracción como rito primigenio, para las distintas escuelas de pensamiento, ya que aleja de su quehacer lo religioso y lo esotérico, tal vez los Hermanos ingleses de la Royal Society, fueron preclaros visionarios en sus planteamientos acerca de lo que les podía venir encima, viendo como veían el pelaje de cada uno. Por otro lado, a Esteban Cortijo, decirle que cuando María José Lacalzada abordó su interesante y difícil libro, el Cimiento Mixto de la Masonería, eludió en parte el tema teosófico de su libro, tal y como el apunta, y eso fue debido a que de abordarlo esto 12
nos llevaría a otros puertos, y a engrosar un tema y un libro ya de por sí difícil, y hacerlo más complicado y complejo como lo estaba siendo, no era una opción. Como colaborador suyo que fui en esos tiempos, puedo decir que tuvimos profundos debates sobre los temas teosóficos, y su incardinación en la masonería, durante la recogida documental, y la dificultad de meternos en algo de ese calado no tenía tanto peso, aunque en el libro se reveló las ramas y pesos del teosofismo más allá de incardinar cargos y grados.
Indicar a algunos autores como Adolfo Limón, que cuando haga algunas alusiones de concepto, antes realice algunos trabajos comparativos sobre las propuestas conceptuales de los diver13
sos rituales del siglo XVIII y XIX, y entresaque cuales son los conceptos de trabajo y el marco propio que la masonería ha pregonado desde el siglo XVIII, otra cosa es lo que al le han contado, o la bibliografía que maneje, aunque estoy de acuerdo con un 90% del contenido sobre la fantasía en masonería, en teosofía ya ni le cuento… Hubiera sido interesante comentar y rebatir algunas afirmaciones, pero eso haría inabarcable e interminable esta reseña basada en un vistazo crítico cobre lo propuesto. Queda por dilucidar si la Teosofía en Masonería es una necesidad que precisa el masón para conformarse como tal, tal vez se pueda ver como tal dado el déficit formativo, el cual intentan acomodarse y rellenar otras escuelas ofreciéndose como garantes vehículos transportadores hacia un aglutinador integral del conocimiento, de la Sabiduría Divina y del hombre, lo cual no deja también tener mucho de factor Moda. Como uno ya ha pasado y leído y quedan por la biblioteca parte de ese bagaje de esas escuelas y corrientes de pensamiento, propongo para un sano y equilibrado juicio la lectura de un interesante libro, que fue un auténtico best seller: El Mandril de madame Blavatsky A todas gracias por sus aportaciones que han supuesto una gran ayuda para entender este trasunto de lo teosófico, y sigo sin entender por qué en estas entregas no hay posiciones neutras e incluso críticas, que hagan que la revista deje de ser un panegírico publicitario. Tomado de: http://www.victorguerra.net/2018/01/masoneria-y-teosofia-moda-o-necesidad.html?spref=fb 14
LA TEOSOFIA Carlos Gómez
Etimológicamente, teosofía significa el conocimiento profundo (sophia) de la divinidad (theos) [2], y no se la debe confundir ni con la Teodicea –el conocimiento que la razón puede obtener de la existencia y naturaleza de Dios– ni con la Teología, que funda este conocimiento en la Revelación, aunque en numerosas ocasiones se sustente en ellas. Es un término medio entre la Teología y la Filosofía, entre la razón y la revelación, pues añade a la naturaleza, objeto de la Filosofía, lo sobrenatural, propio de la Teología, rechazando, sin embargo, la revelación en que ésta se apoya. Los propios teósofos opinan que fue el inventor de la palabra Ammonius Saccas (175-242 d.C.), fundador de la Escuela Neoplatónica, aunque la primera documentación aparece en el siglo XVI, aplicada a filósofos como Paracelso, Agripa o Van Helmont. Sea como sea, encontramos ya sus ideas primigenias en la escuela neopitagórica (siglo I a.C. y siglo I), con Nigidio Figulo y Apolonio de Tiana, y en neoplatónicos como Plotino, Plutarco o Celso. El deseo de conciliar la Biblia con la filosofía griega, de 15
la que según Filón de Alejandría deriva, suponiendo en el texto sagrado un sentido esotérico y arcano, originará el gnosticismo en el primer siglo del Cristianismo y otras heterodoxias medievales [3]. En el Renacimiento, como ya se ha indicado, aparecen los primeros a los que puede llamarse propiamente teósofos: Cornelio Agripa de Nettesheim, Teofrasto Bombast de Hoenheim (Paracelso), Juan de Van Helmont y Santiago Böhme. En el siglo XVIII deberían añadirse los nombres de Roberto Fludd, Swedemborg y Luis Claudio de San Martín, entre otros iluminados.
Cornelio Agripa
En el siglo XIX acontece un cambio, que dota a la palabra teosofía de un significado novedoso: en 1875 se funda en la ciudad de Nueva York por madame Helena Petrovna Blavatsky, el coronel H.S. Olcott, William Q. Judge y otros la Theosophical Society, que tendrá como meta hacer una síntesis de la religión, la filosofía, la ciencia y la sicología. Como dijo Blavatsky: «Nuestro propósito más importante es resucitar la obra de Ammonius Saccas» [4], ya que la labor de su escuela fue la de «reconciliar a todas las religiones, sectas y naciones bajo un sistema común de ética, fundado en verdades eternas». La finalidad de Saccas era la 16
de «persuadir a gentiles y cristianos, judíos e idólatras, de que abandonaran sus disputas y luchas, teniendo en cuenta que todos poseían la misma verdad bajo varias formas» [5].
Helena Petrovna Blavatsky y H.S. Olcott,.
Y esa será la finalidad última de la Sociedad y su fundadora: reconstruir y enseñar el conocimiento primigenio que el hombre recibió en los orígenes, oculto y diversificado en las distintas creencias, mitos y religiones, y que en nada difiere de lo que la ciencia puede ir descubriendo. Conocimiento que es síntesis y que no se opone en absoluto a ninguna creencia personal. Esta labor la llevó a cabo en gran parte la propia Blavatsky (1831-1891), a través de numerosos artículos publicados en la revista de la Sociedad, The Theosophist y otras ajenas, y de libros como Isis sin velo (Nueva York, 1877); La doctrina secreta (Londres y Nueva York, 1888); La clave de la Teosofía (Londres, 1889); La voz del silencio (Londres y Nueva York, 1889); Glosario teosófico, obra póstuma (Londres y Nueva York, 1892). Toda su obra se halla recogida en Obras completas (Londres, Madrás y Wheaton (Illinois,USA), 1933-1985), en catorce volúmenes. 17
De la lectura de esta inmensa y erudita obra, se obtiene realmente una visión sintética, a través del sincretismo de miles de mitos, teorías y creencias religiosas, realidades científicas, magia, ocultismo, etc. Y de la propia teosofía anterior, de la que se sienten sucesores. La doctrina secreta, su obra más emblemática, alcanzó un gran éxito de lectores entre las capas cultas y artísticas de su época desde el momento mismo de la publicación de las obras citadas, con una segunda edición ya en el mismo 1888 y una tercera en 1893, fue reimpresa en los años 1902, 1905, 1908, 1911, 1913, 1918, 1921 y 1928. Y fue traducida a casi todos los idiomas occidentales [6]. Sincretismo que la propia Blavatsky tenía como meta en sus obras, como he dicho ya. Ella misma se encarga de contestar al (…) muy erróneo concepto que consiste en creer que en la obra que he titulado La doctrina secreta me haya propuesto coincidir con la ciencia moderna o explicar puntos ocultos. Me ocupaba –y aún sigo ocupándomeen los hechos más que en las hipótesis científicas. Mi principal y único objeto fue el de hacer resaltar el hecho de que los principios básicos y fundamentales de toda religión o filosofía exotérica, antigua o moderna, no eran, desde el primero hasta el último, sino ecos de la Religión de la Sabiduría primitiva [7]. Añadiendo en otra ocasión que de la misma forma que la primitiva religión cristiana se dividió con el tiempo en numerosas sectas, así la Ciencia del ocultismo dio nacimiento a variedad de doctrinas y diversas fraternidades. De ese modo, los ofitas egipcios se convirtieron en gnósticos cristianos, de quienes derivaron los basilideanos del segundo siglo; y los primitivos rosacruces (la «Fraternidad de la Rosa Cruz» se fundó a mediados del siglo XIII) engendraron a su vez a los paracelsianos, filósofos del fuego, alquimistas europeos y otras ramas de su secta [8]. Ya Juan Valera define en su momento de forma magnífica lo que se está intentando definir aquí, poniendo de relieve la importancia que la época –y quizá el propio Valera– le confería [9]. Después de ofrecernos la definición del Diccionario de la Real 18
Academia [10], Valera aduce que es insuficiente e inexacta, «sobre todo en nuestros días, en que la Teosofía vuelve a estar de moda», pues «todo misticismo que no se funda en una religión positiva, sería Teosofía según el Diccionario de la Academia, y verdaderamente no es así», ya que «(...) el místico, sin religión positiva, tiene de común con el teósofo el creer que su ciencia, no sólo tiene a Dios por objeto, como la Teología o la Teodicea, sino que viene de Dios y es revelada natural y misteriosamente por Dios en el fondo o centro del alma del hombre; pero el teósofo difiere de este místico en que combina el misticismo entusiasta y la introspección de su alma y la Metafísica, y el íntimo conocimiento de las cosas divinas, con el estudio de la naturaleza, con el saber de sus leyes» (Juan Valera, Diccionario enciclopédico hispanoamericano, en Cyrus C. Decoster, Obras desconocidas de Valera, ed. Castalia, Madrid, 1965, p. 548) Después de hablar muy brevemente sobre la teosofía antigua, que sólo presenta como elemento común «el entusiasmo intuitivo», y dado que «en cada uno de los autores citados hay muy distintas ideas y sistemas muy varios, (...) no es posible exponer en conjunto la doctrina teosófica común a todos, y es menester estudiar separadamente a cada pensador y a cada sistema», Valera pasa rápidamente a hablar de la nueva teosofía: «En los tiempos novísimos ha venido a Europa, desde la India oriental, una flamante Teosofía que se ha extendido por todas partes, así en nuestro continente como en América, y que requiere y merece que se explique aquí. (…) Podemos considerar como fundadora, o más bien como importadora en Europa de esta misteriosa doctrina, a una dama, llamada Elena Petrovna Hahn, conocida y famosa bajo el nombre de Blavatsky, que era el apellido de un general ruso con quien se casó en 1848» (Juan Valera, Op. cit., p. 549). Tras unos breves rasgos biográficos [11], Varela nos informa de lo que puede convertir a la teosofía, como al misticismo, en una vaga fantasmagoría, y que, sin embargo, es consustancial a ella: 19
«Importa además hacerse cargo de que lo más profundo y mejor de esta ciencia es incomunicable, y que sólo se adquiere penetrando, el que puede y vale para ello, en el centro de su propia alma, y allí, en lo más íntimo y secreto, hallándolo todo» (op. cit., p.550). Es decir, una suerte de iniciación. Al lado de Varela, que habla «con imparcialidad, sin reprobación y sin aprobación, ni positiva ni irónica» (op. cit., p. 551), tenemos también opiniones enfrentadas a lo que representa esta nueva teosofía, que ayudan a completar el conjunto. Así, René Guénon, en su estudio El Teosofismo, historia de una pseudoreligión [12], empieza ya desde el título por negarle cualquier relación con la auténtica teosofía, la antigua, para crear el neologismo teosofismo que la diferencia, «porque, para nosotros, esos dos sustantivos designan dos cosas bien diversas» [13]. En efecto, también para Guénon , una cosa es la Teosofía como «denominación común de doctrinas bien diversas entre sí», al que «será oportuno conservarle el significado que históricamente tiene», y otra el teosofismo de la Sociedad Teosófica, aunque su fundadora, Mme. Blavatsky, tiene un conocimiento más o menos completo de los escritos de algunos teósofos, especialmente de Jacobo Boëhme, bebiendo ideas que incorporó a sus propias obras, junto con una multitud de otros elementos procedentes de fuentes sumamente diversas (René Guénon, El Teosofismo, historia de una pseudoreligión, Ed. Huemul, Buenos Aires, 1954, p.8). De ahí que «ese llamado “sistema religioso particular” que constituye la doctrina oficial del teosofismo, y que es presentado, simplemente, como “la misma esencia de todas las religiones y de la verdad absoluta”, lleva la marca bien visible de las múltiples y discordantes fuentes de las que ha sido tomado. (…) No es otra cosa que una mezcla confusa de neoplatonismo, gnosticismo, cábala judía, hermetismo y ocultismo, agrupado todo –bien que mal- alrededor de dos o tres ideas que, quiérase o no, son de origen moderno y puramente occidental» (René 20
Guénon, op. cit., p. 8). Por ese camino, el autor clasifica el teosofismo como «neoespiritualismo», unido en su modernidad con otras teorías, con las que mantiene caracteres comunes. Sin embargo, no dejan de ser distintas: Ocultismo de diversas escuelas, teosofismo, espiritismo, todo esto se parece, sin duda, bajo ciertos aspectos y hasta cierto punto, pero difiere también bajo otros y debe ser cuidadosamente distinguido también cuando se trata de determinar las relaciones (René Guénon, op.cit., p. 127) para concluir que es ello un efecto de esta religiosidad inquieta y desviada, que constituye uno de los rasgos más apasionantes del carácter de nuestros contemporáneos, y sobre todo en Norteamérica es donde se pueden ver sus manifestaciones más variadas y extraordinarias, pero también Europa dista mucho de hallarse indemne. Esta misma tendencia fue la que contribuyó en gran parte al éxito de algunas doctrinas filosóficas tales como el bergsonismo (…); procede de un modo parecido al pragmatismo de William James, con su teoría de la “experiencia religiosa” y su recurso al “subconsciente” como medio de comunicación del ser humano con el Ser Divino.(…) Estará bien recordar aquí, a este propósito, el empeño con que teorías como éstas han sido adoptadas y aprovechadas por la mayoría de los modernistas. (…) Además, la mentalidad modernista y la protestante no difieren entre sí sino en matices, siendo idénticas en su fondo, y el “neoespiritualismo”, en general, está muy cerca del protestantismo (René Guénon, op. cit., p. 134). Lo mismo ocurre con el teosofismo, sobre todo con el de la 2ª etapa de la Sociedad Teosófica, cuando, ya muerta Blavatsky, asume la dirección Annie Besant. Retengamos en especial esta última cita por lo obvio de su importancia más general, y concluyamos, estemos o no de acuerdo, con la idea más propia de la época y de sus seguidores, en 21
frases de Valera: «La Teosofía no es una religión: es la ciencia fundamental de las religiones», que «no propaga nueva religión ni repugna de las que hay, sino que las acepta todas» (Juan Valera, op. cit., p.551). Es decir, la síntesis de la que antes se hablaba y que da el subtítulo a la obra más emblemática de Blavatsky, La doctrina secreta. Síntesis de la ciencia, la religión y la filosofía. Así pues, como ya se ha dicho repetidas veces, la teosofía de Blavatsky pretende ser síntesis de ocultismo, magia y ciencias ocultas, pero reúne también otras muchas corrientes de pensamiento, por lo que resulta diferente a todas sus fuentes, al mismo tiempo que las refleja en su complejidad. Por lo tanto, sigo insistiendo en que no debe confundirse con ninguna. Es teorética e interior, esotérica, nunca práctica exotérica, con lo que la diferencia aumenta considerablemente, cosa que a veces no se tiene lo suficientemente en cuenta. Ya la propia Blavatsky ponía el acento en este aspecto desde sus primeros escritos. Aun tomando como casi sinónimo de teosofía la palabra ocultismo, para ella, «tanto la palabra magia, como la de hechicería y ocultismo, se usan en Occidente en sentido despectivo, y por lo general para designar las escorias residuales de los tiempos del obscurantismo» [14], y aunque «la palabra ocultismo induce seguramente a error» es aceptable y difiere de la magia y demás ciencias ocultas. Pues a lo que aspira el teósofo es al «conocimiento del alma» o verdadera sabiduría, conocimiento secreto y de ahí ocultismo: pero sólo ahí se admite el sinónimo. Las demás modalidades de ocultismo son ramificaciones de las ciencias ocultas. (…) El verdadero Ocultismo o Teosofía es la incondicional y absoluta renunciación de la personalidad en palabra y obra, para alcanzar ese conocimiento o unión con el Yo superior, el Maestro, el Cristo de los gnósticos (H.P.Blavatsky, El ocultismo en oposición a las artes ocultas, Ed. Humanitas, 1992, pg. 53). El camino del conocimiento de esta ciencia es un camino iniciá22
tico y ascético hacia el yo, meta final del teósofo: En cada uno de los grados, la clave está en el mismo aspirante. No es el «temor de Dios» el principio de la Sabiduría, sino que el conocimiento del yo es la Sabiduría misma. Al estudiante (…) se le representa, grande y verdadera, la respuesta del oráculo de Delfos a todos cuantos anhelaban oculta sabiduría, y que el sabio Sócrates repitió corroborándola varias veces: HOMBRE, CONÓCETE A TI MISMO (H.P. Blavastky, Ocultismo práctico, Ed. Humanitas, 1992, p. 21). Hasta aquí, el intento de situar cada cosa en su lugar, delimitando el terreno desde el que hay que abordar la obra de Valle-Inclán. Al indagar en el sincretismo confuso de Valle, no hay que buscar otra fuente que la moderna teosofía, a la que se refiere con interés alguien tan poco sospechoso de veleidades estéticas o filosóficas como don Juan Valera. Ahí está ya ese sincretismo y esa oscuridad posible que se ha adjudicado al escritor gallego y que, seguramente, toma del extenso corpus blavatskiano, y no directamente de cada una de las corrientes que en él convergen, sin necesidad de repetir aquí que conoció personalmente y, sin duda, leyó a muchos teósofos de su época, desde a su amigo Mario Roso de Luna a muchos de los que publicaron en la revista Sophia, órgano informativo en España de la Sociedad, y en otras publicaciones semejantes, así como también, posiblemente, las obras de la propia Blavatsky y otros teósofos europeos, traducidos al español, como se ha indicado, desde finales de siglo. Los teósofos igual que los cristianos, ven en la figura de Cristo la encarnación de la Segunda Persona de la Trinidad (el Hijo o Verbo), aunque su interpretación, como la de Valle-Inclán, en la línea sincrética que les es característica, difiera fundamentalmente de la interpretación ortodoxa. Su concepción parte de la base de la asimilación que hacen de Jesús a la figura de otros Maestros, sustentada en la similitud entre la vida y doctrina de Éste –por no hablar de sus milagros- y las que otras religiones 23
y cultos presentan en sus fundadores. Esta similitud se debería a que todos son mensajeros de las misma Fraternidad, encarnaciones del Verbo, avatares. Y a que el símbolo que, por analogía, los representa es el Sol, también sombra física o cuerpo del mismo Verbo, que, como Él, penetra con su luz la materia y la vivifica y la hace fructificar. Como indica Annie Besant, discípula de H.P. Blavastky y, como se ha dicho, su sucesora en la dirección de la Sociedad Teosófica, en su libro El cristianismo esotérico, «el curso anual del Sol es la sombra del Logos, del «Hijo de Dios» cuando desciende a la materia» [19]. Dada esa analogía, el ciclo del astro es considerado un reflejo de la actividad del Verbo, y cualquiera de sus encarnaciones asimila en su biografía mortal esta actividad [20]. De ese modo, es lógico y hasta necesario que se ofrezcan tales semejanzas entre los diversos «emisarios». Esas semejanzas, pues, se basan en el antiguo Mito Solar, una narración que, representando en primer lugar la actividad del Verbo en el Cosmos, resume y simboliza la vida de una individualidad que es encarnación de Éste. Sin duda, podemos comprender ahora mejor el símbolo valleinclaniano. Ese Cristo solar nos conduce al concepto del Cristo místico, el Cristo de los Misterios, pues, como ya se ha dicho, muestra en esencia la idea del descenso del Verbo a la Materia, la Virgen, enseñanza común en el aprendizaje de los iniciados de cualquier doctrina esotérica y motivo teológico de gran importancia. Siguiendo la exposición de Besant, podemos intentar un acercamiento a esta idea, núcleo de todo el simbolismo expuesto. Como se lee en su ensayo, «cuando la materia que había de formar nuestro sistema solar fue separada del océano infinito de materia que llena el espacio, la Tercera Persona de la Trinidad, el Espíritu Santo, vertió su vida en ella para animarla y, en consecuencia, hacerla apta para ser modelada. Esta segunda fun24
ción corresponde a la vida del Verbo, la Segunda Persona de la Trinidad, la cual se sacrificó, imponiéndose las limitaciones de la materia y constituyéndose en el «Hombre Celeste», en cuyo cuerpo todas las formas existen, como partes integrantes suyas» [21]. Esta acción resulta un acto de sacrificio por razón de amor, para que otras vidas puedan producirse en Él. Mediante este perpetuo sacrificio amoroso, todas las vidas existen: es el acto a cuyo influjo el Universo cambia de continuo. Vida única en la que coexisten miles de formas, aun las más contrarias u opuestas, producto de la unión que del Verbo ha realizado en Él de los principios de las otras dos personas de la Trinidad [22]. Las ideas de don Ramón parecen resonar en la misma dirección, y como él, los teósofos lo consideran un concepto universal y no sólo cristiano. Lo encuentran en el hinduismo, en el mazdeísmo, en el budismo y en otras religiones de la antigüedad.Y en todas ellas, la Segunda Persona es siempre dual, síntesis de contrarios, arco que une las columnas del Templo de Salomón. La doctrina cristiana de la Trinidad concuerda por completo con la de otras religiones en lo que se refiere a las funciones de las tres Personas Divinas, debiendo recordarse que la palabra Persona procede de la latina persona, máscara, lo que cubre algo, la máscara de la existencia Una, la revelación de Sí mismo bajo una forma (Annie Besant, El cristianismo esotérico, ed. Kier, Buenos Aires, 1959, p. 96). Cristo es pues una fuerza unificadora que hace que «las vidas separadas gradualmente sean conscientes de su unidad», y trabaja «para desarrollar en cada cual la conciencia de si misma que finalmente le hará reconocerse una con todas las demás y descubrir su raíz Una y divina» (Annie Besant, op. cit., p. 97). Este es el originario y no interrumpido sacrificio, fluido de Vida que el Amor origina, voluntario y gozoso, vertiendo del Yo para que se formen otros yo. Y como tal, se plasma también en las biogra25
fías de los diversos Maestros, cerrando el círculo interpretativo que une vida, mito y concepto metafísico en una misma y rica analogía. Pero esta visión de Cristo se prolonga y se aquilata con el concepto de que Cristo está en todos los humanos, que nace, vive, es crucificado, resucita y sube a los cielos en cada hombre «sufrido y triunfante» (Annie Besant, op. cit., p. 95). «La biografía contenida en los Evangelios es la relación de la vida de todos los iniciados en los verdaderos misterios» (Annie Besant, op. cit., p. 95). Por eso habla San Pablo [23] del nacimiento del Cristo en el discípulo y de su evolución y completo crecimiento en él. «Cada hombre es un Cristo en potencia, y el desarrollo de la vida de Cristo en un hombre sigue los rasgos de la historia evangélica en sus más notables incidentes» (Annie Besant, op. cit., p. 95), a través de un camino de sacrificio y amor. Sacrificio del egoísmo y de todas las ataduras materiales –una muerte simbólica–, que siempre va unido a un sentimiento de dolor, por causa de la común e ilusoria identificación entre el yo y su forma física. Amor gozoso de entrega y de unidad: camino hacia una auténtica resurrección y ascensión internas que conducen al hombre a la felicidad de la Gracia, la contemplación y la unión con Dios, transformándolo en un auténtico hombre-Cristo [24], que, a su vez, podrá ejercer de posible maestro de otros hombres que hayan decidido seguir ese camino (los hermanos peregrinantes de Valle). «Los iniciados han sido siempre tenidos como promesa del primitivo y viviente símbolo de su propia divinidad, el fruto glorioso de la semilla que llevaban en su propio seno» (Annie Besant, op. cit., p.90). No me parece necesario volver a remitirnos a nuestro autor. En este contexto, la Eucaristía es vista también por los teósofos como símbolo de este eterno sacrificio. Y, como San Pablo [25], afirman que todos los que comen de un sacrificio se hacen copartícipes de una común naturaleza y se juntan en un cuerpo especial unido al Ser que se halla presente en el sacrificio y participante en su propia esencia. La Eucaristía «es un lazo 26
entre lo celestial y lo terreno, así como también un acto del culto universal, una cooperación, una asociación con la Ley de Sacrificio» (Annie Besant, op. cit., p. 175). El participante se hace así uno con el Sacrificio, con el Cristo, y, en consecuencia, queda también unido a la Vida Divina, se vuelve uno con Dios, como en la comunión estética, el lector se hace uno con el autor y, por ello, con el Todo. Trasmutar lo más bajo en lo más alto es el fin de este Sacramento, como lo es de la Alquimia, la Magia o el Arte. Y, como les es propio, los teósofos también consideran esto algo muy general a cualquier creencia desde la antigüedad, reconociéndolo en todas las religiones, aun en las más alejadas entre sí [26]. Éstas son, en líneas muy generales, las teorías teosóficas. Las relaciones con lo expuesto sobre La lámpara maravillosa, como he ido indicando, me parecen evidentes, y, con ello, la tesis apuntada al principio de que la obra se sustenta en una filosofía y una metafísica, aunque a veces oscuras, sistemáticas y coherentes, de abolengo teosófico. Y si no por ello se debe concluir que Valle-Inclán sea teósofo, sí que, acorde con la época, tiene muy presente la Teosofía y su sugestivo sincretismo a la hora de crear su estética [27]. Y la propia Blavatsky observaba: «Cualquier persona de mediana capacidad que sienta inclinación hacia los problemas metafísicos, que lleve una vida pura y desinteresada, que encuentre más satisfacción en socorrer a su prójimo que en ser él mismo socorrido, que esté siempre pronto a sacrificar sus goces personales en pro de los demás y que ame la Verdad, la Bondad y la Sabiduría, por ellas mismas y no por el beneficio que pueden reportar, es un Teósofo» [28]. Finalizamos reiterando el aforismo valleinclaniano antes citado: Ama todas las cosas en la luz del día y convertirás la negra carne del mundo en el áureo símbolo de la piedra del sabio 27
NOTAS 1. Ricardo Gullón, «Ideologías del Modernismo», Ínsula, 291(1971) pp. 1 y 11. - Direcciones del Modernismo, ed. Gredos, Madrid, 1971 Giovanni Allegra, «Ermete modernista. Occultisti e teosofisti in Spagna, tra fine Ottocento e primo Novecento», AIUO, Sez. Romanza, XXI, 2 (1979), pp. 357-415. - «Sull’infusso dell’ocultismo in Spagna (1893-1912), gli isiti neospiritualisti», suplemento a Vie della Tradizione, 39, X, (1981), pp. 3-45. - Il regno interiore, Ed. Jaca Book, Milano, 1982. - «La lámpara maravillosa. Lumbres y vislumbres de la estética de Valle-Inclán», Ínsula, 517 (1990), pp. 1-2 - Prólogo y notas a su edición y traducción de La lámpara maravillosa. Virginia M. Garlitz, «El concepto de karma en dos magos españoles: Don Ramón del Valle-Inclán y Don Mario Roso de Luna», en Angel G. Loureiro (ed), Estelas, laberintos, nuevas sendas (Unamuno, Valle-Inclán, García Lorca ,La Guerra Civil), Ed. Anthropos, Barcelona, 1988, pp. 137-149. - «La lámpara maravillosa: humo y luz», Ínsula, 531 (1991), pp. 11-12. Carol S. Maier, Valle-Inclán y La Lámpara maravillosa: una poética iluminada. (tesis doctoral), Rutgers University, New Jersey, Ph. D., 1975. - «La lámpara maravillosa de Valle-Inclán y la invención continua como una constante estética», en A. David Kossof et al. (eds.), Actas del Octavo Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas, Vol. II, Ed. Istmo, Madrid, 1986, pp. 237-245. - «Literary Re-Creation, the Creation of Readership, and Valle-Inclán’s La lámpara maravillosa», Hispania, 71 (1988), pp. 217-227. - «¿Palabras de armonía?: reflexiones sobre la lectura, los límites y la estética de Valle-Inclán», en Angel G. Loureiro (ed.), Estelas, laberintos, nuevas sendas. (Unamuno, Valle-Inclán, García Lorca, La Guerra Civil), Ed. Anthropos, Barcelona, 1988, pp. 151-170. Octavio Paz, Los hijos del limo, Ed. Seix-Barral,Barcelona, 1974 - El arco y la lira, Ed. F.C.E., México, 1956. 2. Sabiduría parecida a la de Dios. Vid., H.P.Blavatsky, Glosario Teosófico, Barcelona, 1920, p. 387. 3. Muchos incluyen en esta línea a los cátaros, los templarios y los rosacruces, y a filósofos como Eckard 4. Helena Petrovna Blavatsky, «What are the theosophista», The Theo-
28
sophist, octubre de 1879, p. 5. 5. H.P.Blavastky, The key to theosophy, Los Ángeles, 1930, pp. 3-5. 6. En España aparece la primera traducción, realizada por Francisco Montoliu y de Togores, primer presidente de la Rama de la Sociedad Teosófica en Madrid, a partir de la segunda edición inglesa, en 1895 (I v.) y 1898 (2 v.), en Establecimiento Tipográfico de Julián Palacios, Madrid. Mientras en Madrid se realizaba una nueva traducción de la obra completa sobre la tercera edición inglesa, realizada por miembros de la Sociedad, muerto Montoliu en 1892, los señores Melián, Dorestes, Díaz Pérez, Xifré, Treviño, hermanos Molano y González Blanco, que se publicará en dos volúmenes en 1895 y 1898. En 1911 aparecerá un tercer volumen en Biblioteca Orientalista, ed. Teosófica, R. Maynadé, Barcelona, traducido por Federico Climent Terrer, Para una información más exacta, ver Mario Roso de Luna, Simbología arcaica, ed. Pueyo, Madrid, 1921. 7. H.P.Blavatsky, «Nociones erróneas acerca de La doctrina secreta , Sophia», octubre de 1908 8. H.P.Blavatsky, «Ocultismo o magia», El Loto Blanco, mayo de 1924 9. Juan Valera, Diccionario enciclopédico hispanoamericano, en Cyrus C.Decoster, Obras desconocidas de Valera, ed. Castalia, Madrid,1965, pp. 548-558. Ideas semejantes aparecen en «La metafísica y la poesía», Obras completas, v. II, Ed. Aguilar, Madrid, pp. 1676-1677. 10. «Doctrina de varias sectas que, despreciando la razón y la fe, presumían estar iluminadas por la divinidad e íntimamente unidas a ella.» 11. Para una biografía de Blavatsky, aunque un tanto hagiográfica, ver Mario Roso de Luna, H.P.B, una mártir del s.XIX., Ed. Pueyo, Madrid, 1924. 12. René Guénon, El Teosofismo, historia de una pseudoreligión, Ed. Huemul, Buenos Aires, 1954. 13. René Guénon, op. cit., pg. 7. 14. H.P.Blavatsky, El ocultismo en oposición a las artes ocultas, Ed. Humanitas, 1992, pg. 31 15. Concepto que Juan Valera completa así :«El que llega a la altura de ese conocimiento propio vence y domina su yo ilusorio y caduco y se eleva hasta su verdadero yo; logra la unión con el ser divino, y, contemplando a Dios en sí propio, lo comprende todo y nada queda oculto para él, porque todo lo permanente, substancial y verdaderamente real, está encerrado en el pensamiento divino. El hombre entonces es una misma cosa con Dios, en quien residen el eterno reposo, la eterna bienaventuranza, y la esencia eterna. (…) Y esta propia contempla-
29
ción y este propio conocimiento de Dios, que solo alcanzan los hombres que con Dios se unen, es la sabiduría de Dios o Teosofía.», op. cit. 16. Valle-Inclán, La lámpara maravillosa, «Exégesis trina», V, Opera Omnia I, p. 122, Madrid, 1922 17.«Máscara y rostro de Valle-Inclán», Por esos mundos (Madrid, 1-11915), en Dougherty, Un Valle-Inclán olvidado: entrevistas y conferencias, ed. Fundamentos (Espiral), Madrid, 1982. 18. Valle-Inclán, La lámpara maravillosa, «La piedra del sabio», VII, p. 216. 19. Annie Besant, El cristianismo esotérico, ed. Kier, Buenos Aires, 1959, p. 80. 20. El héroe de todas las creencias basadas en este mito presenta siempre, entre otros muchos rasgos, el ser un dios o semidiós, y su vida se traza conforme al citado recorrido anual del sol. Nace en el solsticio de invierno, cuando el signo astrológico de Virgo se eleva sobre el horizonte (nace de una Virgen) . Se encuentra rodeado de peligros en su infancia –cuando los días son más cortos y la oscuridad nocturna -las tinieblas- más larga -, envuelto en horrores. Sobrevive a esos peligros –los días van alargándose- , y llega el momento de su paso de un extremo a otro, de las tinieblas iniciales a la luz : el momento de cruzar –la crucifixión-, la muerte material, en el equinoccio de primavera. Por fin, tras un descenso al mundo inferior para rescatar otras almas, venciendo la muerte, resucita y asciende en medio del cielo, madurando el grano y el racimo para dotarlos de su sustancia esencial, para dar alimento a sus adoradores. (Ver A. Besant, op. cit. «El Cristo mítico», pp. 76-87). 21. Annie Besant, op. cit., p. 92. 22. Leemos al respecto en Blavatsky : «Saliendo de las profundidades de la Existencia Una, del inconcebible e inefable Uno, un Logos imponiéndose a si mismo una límite, circunscribiendo voluntariamente la extensión de su propio Ser, se hace el Dios manifestado, y al trazar los límites de su esfera de actividad, determina también el área de su Universo. Dentro de dicha esfera, nace, evoluciona y muere este universo, que en el Logos vive, se mueve y tiene su ser. La materia del universo es la emanación del Logos, y sus fuerzas y energías son las corrientes de su vida. El Logos es inmanente en cada átomo, es omnipenetrante; todo lo sostiene, todo lo desarrolla. Es el principio u origen y el fin del universo, su causa y objeto, su centro y circunferencia … está en todas las cosas, y todas están en él. El Logos se despliega de sí mismo manifestándose en una triple forma: el Primer Logos, raíz
30
u origen del Ser; de él procede el Segundo Logos, manifestando los dos aspectos de vida y forma, la primitiva dualidad, que constituye los dos polos de la Naturaleza entre los cuales se ha de tejer la trama del Universo: Vida-forma, Espíritu-materia, positivo-negativo, activo-receptivo, padre-madre de los mundos, y por último el Tercer Logos, la Mente Universal en la que existe el arquetipo de todas las cosas, fuente de los seres, manantial de las energías formadoras, arca en donde se hallan almacenadas todas las formas originales que se han de manifestar» (Glosario Teosófico, I, p. 427) 23. Efesos, III, 16, 17 24. Comenta al respecto Blavatsky: «Los términos Cristo y cristianos fueron copiados del vocabulario del Templo de los paganos. Cristo significaba en dicho vocabulario un discípulo puesto a prueba, un candidato para la dignidad de hierofante. Cuando el aspirante la había alcanzado por medio de la iniciación, largas pruebas y sufrimientos, y había sido ungido, se cambiaba su nombre en Cristo, el purificado en el lenguaje del misterio esotérico. En simbología mística, realmente Cristo significaba que se había recorrido ya “elcamino”, el Sendero, y alcanzado la meta; cuando los frutos de un arduo trabajo para unir la efímera personalidad de barro con la Individualidad indestructible la transformaban de ese modo en el Ego inmortal.», Glosario Teosófico, I, p. 165. 25. Corintios, X 16. 26. Al respecto, indica Blavatsky: «El misterio de la Eucaristía no pertenece exclusivamente al cristianismo, Godfrey Higgins prueba que fue instituido muchos centenares de años antes de la “Cena Pascual”, y dice que, “el sacrificio del pan y del vino era común a varias naciones antiguas”. Cicerón lo menciona en sus obras y se admira de la extrañeza del rito. Desde la primera fundación de los Misterios es uno de los más viejos ritos de la antigüedad. Entre los hierofantes tenía casi el mismo significado que entre los cristianos. Ceres era el pan, y Baco era el vino; significando el primero la regeneración de la vida que brota de la simiente, y el último (la uva) siendo emblema de la sabiduría y el conocimiento. Con mucha propiedad estaban simbolizados por el vino la acumulación del espíritu de las cosas y la fermentación y subsiguiente fuerza de tal conocimiento esotérico (…) El Soma, bebida sagrada de los brahmanes iniciados, corresponde al néctar de los griegos y a la Eucaristía de los cristianos.» Glosario teosófico,I, pp. 239-240. Y completa A. Besant: «Los persas ofrecían a Mitra pan y vino, y en
31
el Tíbet y Tartaria se hacían ofrendas semejantes. Jeremías (Jeremías, XLIV) habla de las tortas y libaciones que en Egipto ofrecían a la Reina del Cielo los judíos que profesaron el culto de aquella nación. En el Génesis se lee que Melchisedech presentó pan y vino para bendecir a Abraham (Génesis, XIV, 18, 19). En los diversos Misterios de Grecia se empleaba el pan y el vino, y Williamson (The Great Law, pp. 177181, 185) habla de su uso entre mejicanos, peruanos y druidas”, op. cit., p. 177 27. Recordemos lo que ya había dicho Ricardo Gullón en 1971: «que las doctrinas esotéricas atrajeran a los modernistas por cuanto tienen de aproximación al misterio es cosa que me parece segura; las entendieron como impulsos órficos de penetración en la sombra y, desentendiéndose de otras particularidades, buscaron en ellas la clave perdida de los enigmas radicales de la existencia: de la vida y de la muerte y del más allá. En la aceptación de lo esotérico se configura la protesta contra el positivismo, que al amputar las creencias tradicionales les había dejado en seco. Los poetas, nostálgicos del bien perdido, se sintieron forzados a substituir por otras divinidades el Dios cuya muerte había proclamado Nietzsche con tan enfática energía.», «Ideologías del Modernismo», Ínsula, 291 (1971), p.1 28. Blavatsky, «Ocultismo práctico», Lucifer, mayo de 1888.
Tomado de: http://www.elpasajero.com/TEOSOFIA.htm
32
EL MONTE MORIAH O GOLGOTA José María Villa
Un lugar importante en la historia de la humanidad, donde estuvieron Adan, Abraham, Isacc, Jacob, Salomon, David, Hiram, Jesus, Mahoma, los Templarios .... Dado que el nacimiento de Abraham, en la sumeria ciudad de Ur (actualmente Irak), coincidió con la llegada de un cometa, los astrólogos aconsejaron al Rey (Nimrod) matar al niño destinado a convertirse en un Emperador poderoso. El Rey le solicito a su padre, el Príncipe Teraj, Jefe del Ejército y descendiente de Sem (hijo de Noe, lo que a sus descendientes le da el nombre de Semitas) que se lo entregara para matarlo y este lo engañó entregándole a cambio el hijo de un esclavo, por lo que Abraham pasó hasta sus 13 años escondido en una cueva y educado especialmente como casta gobernante. Cuando murió su padre y perder la protección del ejército, debió huir de la tierra de sus mayores a Canaán ante la persecución del Rey en busca de un nuevo hogar, llevándose sus conocimientos de dirigente sumerio y su Dios Personal (como era la costumbre sumeria), pero el hambre los hizo seguir viaje hasta Egipto, donde se encontraba la otra gran civilización de la época. 33
Dado sus conocimientos y la belleza de Sara su hermana y esposa, engañan al Faraón quien se casa con Sara, participando así ambos de la corte y los conocimientos Egipcios. Cuando el Faraón descubre el engaño los expulsa. Viendo que no podía gobernar ninguno de los dos grandes imperios, decidió entonces fundar su propio reino entre ambos, esa tierra era prospera y estaba habitada por los cananitas (descendientes de Cam que eran negros), él era semita y no tenía genealogía para dominar esa tierra. Necesitaba que alguien lo designara como dueño del lugar. Encontró entonces a su Dios personal que le promete la tierra habitada por los cananeos para su descendencia en general con la condición que se circunciden. La circuncisión será el titulo para la posesión de la tierra. Dicha promesa es renovada a su hijo Isaac y su nieto Jacob. Si bien era obviamente el elegido de su Dios personal, aun de grande no había podido tener descendencia con su esposa y media hermana Sara. Cuando ya anciano había logrado tener un hijo con Sara, fue Dios quien lo puso a prueba diciéndole: Toma tu hijo, aquel a quien amas, ve con el al País de Moirah y allí ofrécelo en holocausto.
34
¿En qué pensaba Abraham, hace 4,000 años, cuando luego de partir la leña, encendió el fuego, ató a su hijo Isaac y levantó la mano con el cuchillo para matarlo? ¿Cómo juzgaríamos hoy de un hombre que quiere asesinar a su hijo para ofrecerlo como sacrificio a su Dios? En ese instante Abraham creyó en su dios personal, no dudó de ningún modo. De haber dudado habría obrado de manera diferente. Por esa acción Abraham fue bendecido. Y Abraham creyó, creyó para esta vida, si el hubiera pensado para una vida futura, en el paraíso o en el más allá con facilidad se hubiera despojado de todo, para abandonar un mundo al cual no pertenecía ya. Es por eso que esa acción se ha convertido en un icono de la fe. Aun hoy en día se recuerda, cada año nuevo Judío, la atadura de Isaac como símbolo de la fe. Esta fue la tierra de Abraham que supo ser fiel a su Dios, esperando contra toda esperanza en sus promesas, al que hoy veneramos como padre de los creyentes y modelo de la esperanza en Dios. Con él se inicia el régimen de la Promesa Divina que habrá de alentar a su pueblo en su larga historia de esperas y esperanzas. Es a partir de ese momento que el Monte Moriah se convirtió en el escenario donde tuvieron lugar los acontecimientos religiosos más importantes de toda la Historia de la Humanidad Fue entonces que el Monte Moriah se convirtió en el lugar (o uno de los lugares según la versión) de donde Dios tomo el polvo para crear a Adán. Fue también el lugar que eligió Adán para hacer un altar con 12 piedras y el lugar que eligieron Abel y Noé para hacer sacrificios. Según algunos esas mismas 12 piedras del primer altar 35
realizado por Adán le sirvieron a Jacob para hacer la almohada desde donde soñó la escalera que llevaba al cielo.
¿Sabría Abraham que en ese lugar se encontraban enterrados uno de los dos monolitos donde Enoch (cainita - descendiente de Caín) decidió transmitir los secretos de una civilización antidiluviana, diseñados para sobrevivir a la destrucción prevista? . Según la tradición, los fundadores de la civilización egipcia descubrieron una de estas columnas y el primer Rey de Egipto adoptó el nombre de Osiris, que significa Príncipe que se ha elevado de entre los muertos. ¿Abraham que había pertenecido a la corte Sumeria y la del Faraón, sabría de estos conocimientos?. El que si supo de los secretos egipcios fue su nieto José, quien logró ser nombrado Gran Visir. Casualmente en ese momento la clase gobernante egipcia abandona sus creencias religiosas 36
y se vuelca a la creencia de un Dios único Atón (el nombre de Jehová, también Dios único pero en este caso de un pueblo el hebreo, aparecerá años después con Moisés, hermano del Faraón y educado por la casta gobernante egipcia). José es enterrado fuera de Egipto, en el Monte Moriah ¿Habrá sido enterrado con todos los secretos como era la costumbre para alguien de su rango? Durante 1,000 años se transmite oralmente la historia de Abraham y sus descendientes para luego ser incorporada a la Biblia. Que significativa deben haber sido estas historias para perdurar tanto tiempo. Hace 3,000 años, en el monte Moriá, durante el reinado de David, se comenzó la construcción de un templo para cobijar al Arca de la Alianza. Recientes investigaciones del arqueólogo alemán K. Rupprecht han demostrado que el rey David encontró un templo más antiguo en ese lugar. Dicho templo lo termina su hijo Salomón quien debió modificar la planta del viejo templo con sucesivas ampliaciones y modernizaciones, de acuerdo con las trazas que había dejado su padre.
37
Necesitaban retener a un Dios que, en ese lugar y mil años antes, les había prometido esa tierra para toda su descendencia quedando la circuncisión como señal del pacto. Para ello debían hacer un templo donde ese Dios pudiera vivir y estar cómodo y se había creado una casta sacerdotal, especialmente instruida para atenderlo (Levitas). En la construcción del templo interviene un Arquitecto y fundidor de nombre Hiram Abif, que enseña artes y oficios a los Hebreos, hasta ese momento un pueblo de pastores trashumantes, gobernados por una casta sacerdotal que se ocupaba de la administración y la escritura.
Se dice que al excavar para construir el templo de Salomón hace 3,000 años (961 AC), los Judíos encontraron los fragmentos de la otra columna. Subsiguientemente Salomón estableció una orden sacerdotal (Levitas) que continuo en Jerusalén hasta la definitiva destrucción del templo, en el año 70 D.C. cuando se dispersó a Europa. Ese primer templo duro solo 30 años y fue destruido por el faraón de Egipto Sesac (I Reyes 16,25 y II Crónicas 12,2). Se volvió a construir y fue destruido por el ejército de Nabucodonosor 38
en el 586 a. C. no quedando en pie ni una sola piedra. Los 50 metros del Muro de los lamentos pertenecieron originalmente a los muros de contención exteriores del Templo de Herodes, construido en el siglo I AC y destruido en el año 70 D.C. por los romanos, luego de una batalla que duró 139 días. Según Flavio Josefo en esos años fueron asesinados 1.350.000 hombres, mujeres y niños. Cuando la guerra finalizó, la nación de los judíos había dejado de existir y solo subsistía una religión: una fe que había perdido la casa de Dios y la primera razón de su existencia. El culto encontró un nuevo vínculo de unión en el estudio de la Ley y el culto en la sinagoga. El Talmud sustituyó al Templo y con el tiempo se convirtió en el símbolo máximo de la religión judía. Años después el Monte Moriah, es el lugar elegido por el profeta Mahoma, para llevar cabo la travesía nocturna hacia el Trono de Dios (el Corán, Sura 17:1, Al-Isra), acompañado por el ángel Gabriel.
39
Actualmente la Mezquita de Omar, cubre este lugar, construida en el año 691 dC. La presencia de esta mezquita hace imposible toda investigación arqueológica de los restos del Templo de Salomón Según algunos historiadores, durante la Primera cruzada, los descendientes de estos sacerdotes levitas regresaron a Jerusalén con los Príncipes Cristianos, estableciendo la Orden de los Caballeros del Temple, los que retiraron los fragmentos de la columna de Enoch debajo del sanctasanctórum. Los Templarios descubrieron 3 piedras y en una de ellas se encontraba tallada la gran palabra perdida. Desde entonces, ese secreto fue transmitido a los sucesores, que tienen derecho a ser reconocidos como sumos sacerdotes de Jehová.
Seguramente gran parte de nuestra vida ha estado marcada por los hechos ocurridos en ese pequeño lugar que es el Monte Moriah, pero creo que no hay otro lugar en nuestro planeta que haya resultado tan significativo e influyente para la humanidad. http://josemariavilla.blogspot.pe/2007/02/el-monte-moira. html 40
41
LA TRADICION MASONICA Y LOS MISTERIOS Orlando Galindo
En los Ritos masónicos, existen grandes misterios pertenecientes a la tradición masónica del siglo XVIII, repleta de rosacrucismo, templarismo, iluminismo, ocultismo... Uno de los Misterios más profundos de los Ritos masónicos es la leyenda de Hiram Abiff, presente esencialmente en el grado Maestro. Desde la Maestría Masónica, que pertenece a la fase alquímica Obra al Negro, la historia de Hiram Abiff nos ofrece Luz y nos conduce a los grados de la fase alquímica Obra al Blanco. Vamos a abordarla en todo su contenido. HIRAM ABIFF EN LA BIBLIA De entre los varios personajes que con este nombre son llamados en la Biblia, el que los masones consideran maestro de maestros es Hiram Abiff, natural de Tiro, artesano fundidor y héroe de la leyenda 42
masónica asociada al grado Maestro. La historia de Hiram Abiff que aparece en el Antiguo Testamento de la Biblia o en la Torah hebrea es la siguiente. Cuando los hebreos volvieron a la tierra prometida, el rey David comenzó a construir el Templo de Jerusalem, el Templum Domini (El Templo del Señor). Tras la muerte del rey David, su hijo el rey Salomón, bajo la influencia del profeta Natán, prosiguió la construcción del Templo. El lugar elegido para la construcción fue el famoso Monte Moria (relacionado con el término mara, es decir visión, revelación). En la obra, Salomón contó con la ayuda de un amigo de su padre David, Hiram, rey de Tiro en el siglo XI ANE, quien aportó una cantidad de material considerable para el edificio (oro, cipreses, cedros), acercándolos por mar al punto más próximo a Jerusalem. El rey Hiram de Tiro también le prestó algunos masones a Salomón para que éste culminase la gran obra que suponía la construcción del Templo. Y Salomón como recompensa concedió al rey de Tiro la posibilidad de sacar de sus estados cada año 20.000 medidas de trigo, 20.000 de aceite…, entregándole unas veinte ciudades de Galilea y enviándole obreros para sus necesidades. Hiram de Tiro, repleto de afecto, por último, le envió a Salomón un artista en quien moraba el espíritu de la Sabiduría. Hijo de una mujer de la tribu Neftalí y de un trabajador del latón llamado Ur (fuego, luz), de nombre Hiram (vida eterna) y Abiff (padre mío, el fundidor), Hiram Abiff era un Maestro “lleno de sabiduría, de entendimiento y de conocimiento para hacer toda suerte de obras de bronce; y vino al rey Salomón, y fue quien hizo para él toda su obra”. (I Reyes, 7, 14). Los obreros masones de Hiram Abiff quedaron divididos en 43
aprendices, compañeros y maestros, y cada grado poseyó unos signos, unos toques y unas palabras secretas. El Antiguo Testamento de la Biblia, sobre la evolución de la obra, nos dice: “Hiram Abiff fundió dos columnas de bronce. Tenía cada una dieciocho codos de alto, y un hilo de doce codos era el que podía rodear cada una de las columnas. No eran macizas, sino huecas; el grueso de sus paredes era de cuatro dedos. Fundió capiteles de bronce para encima de las columnas; de cinco codos de altura uno y de cinco codos de altura el otro... Erigió primero la columna de la derecha y le dio el nombre de Jakin, y luego la columna de la izquierda y le dio el nombre Boaz. Como remate de las columnas había una especie de lirio. Así fue acabada la obra de las columnas”. (I Re 7, 15-22). Según el Antiguo Testamento, tras esto, Hiram Abiff preparó más decoración del Templo, fundiendo las obras en una conocida explanada cercana al Jordán. Una cuestión distinta a la Biblia es la leyenda masónica del grado Maestro que tiene relación con Hiram Abiff. LA LEYENDA LUCIFERINA DE HIRAM ABIFF La leyenda de Hiram Abiff que aparece en la Maestría Masónica explica que estando cerca la terminación del Templo, Salomón encargó a Hiram Abiff que realizase el diseño de todas las obras de decoración del Templo. Éste instaló el taller de fundición en una explanada no lejos del Jordán y otorgó a los masones tres categorías: Aprendiz., Compañero y Maestro, enseñándoles signos, toques y palabras de paso. Habían 70.000 aprendices, 8.000 compañeros y 3.600 masones. Cuando el Templo estaba a punto de ser terminado, la reina de 44
los sabeos Balkis, princesa cuya belleza era célebre en todo Oriente, viajó a Jerusalem para conocer a Salomón, pero el encuentro no resultó del todo afortunado. Balkis, tras conocer por el cuervo Hud-Hud un asunto relacionado con la cepa de vid que se encontraba junto al altar, recriminó a Salomón: “para asegurar tu propia gloria has violado la tumba de tus padres; y esta cepa...” Y éste respondió con serenidad “que en su lugar elevaré un altar de porfirio y de maderas de olivo, que haré decorar con cuatro serafines de oro”. “Esta viña -dijo Balkis- ha sido plantada por Noé, tu antepasado. Al levantarla de cuajo has cometido un acto de rara impiedad. Por ello, el último príncipe de tu raza será clavado en este madero como un criminal. Pero el suplicio salvará tu nombre del olvido y hará llover sobre tu casa una gloria inmortal”. Balkis añadió que quería conocer a Hiram Abiff y, finalmente, lo consiguió. Tras conocerlo, argumentó que deseaba conocer a los masones y Salomón se negó. Pero el genial Maestro por excelencia, Hiram Abiff, subió en ese instante a un bloque de granito y con la mano derecha realizó un signo parecido a la T, relacionado con Tiro, Tubalcaín...; y los masones se reunieron y guardaron un silencio y una quietud asombrosos. Algunos días después de los hechos narrados, Bedoni, ayudante y fiel discípulo de Hiram Abiff, sorprendió a tres compañeros: Fanor el sirio (albañil), Anru el fenicio (carpintero) y Matusael el judío (minero), planeando sabotear la obra. Y la obra resultó momentáneamente saboteada, provocando que un Bedoni desesperado por no haber advertido a tiempo a Hiram se lanzase a la ardiente lava. Hiram Abiff, desolado por el fracaso, se retiró llorando y entonces soñó el sueño más importante de su vida. Tubalcaín lo transportó al Monte Zión y al centro de la tierra y le transmitió la tradición luciferina más pura y excelsa: “De la fundición que brilla enrojecida en las tinieblas de la noche se alza una sombra luminosa. El fantasma avanza hacia Hiram, que lo contempla con estupor. Su busto gigantesco está presidido por una dalmática sin mangas; aros de hierro adornan 45
sus brazos desnudos; su cabeza bronceada encarnada por una barba cuadrada, trenzada y rizada en varias filas, va cubierta por una mitra de plata dorada; sostiene en la mano un martillo de herrero. Sus ojos, grandes y brillantes, se posan con dulzura en Hiram y, con una voz que parece arrancada de las entrañas del bronce, le dice: -Reanima tu alma, levántate hijo mío. Ven sígueme. He visto los males que abruman a mi raza y me he compadecido de ella... -Espíritu, ¿quién eres? (pregunta Hiram) -La sombra de todos tus padres, el antepasado de aquellos que trabajan y que sufren. ¡Ven! Cuando mi mano se deslice sobre tu frente, respirarás en la llama. No temas nada. Nunca te has mostrado débil... -¿Dónde estoy? ¿Cuál es tu nombre? ¿Adónde me llevas? (dice Hiram) -Al centro de la Tierra, en el alma del mundo habitado. Allí se alza el palacio subterráneo de Enoc, nuestro padre, al que Egipto llama Hermes y que Arabia honra con el nombre de Edris... -¡Potencias inmortales! (exclama Hiram) Entonces es verdad. ¿Tú eres...? -Tu antepasado, hombre, artista..., tu amo y tu patrono. Yo fui Tubalcaín. Llevándole como en un sueño a las profundidades de la Tierra, Tubalcaín instruye a Hiram Abiff en lo esencial de la tradición de los cainitas, los herreros, dueños del fuego. En el seno de la Tierra, Tubalcaín muestra a Hiram la larga serie de sus padres: Iblis, Caín, Enoc, Irad, Mejuyael, Matusael, Lamec, Tubalcaín... Y entonces le transmite a Hiram la tradición luciferina: Al comienzo de los tiempos, hubo dos dioses que se repartieron el Universo, Adonai, el amo de la materia y el elemento Tierra, e Iblis (Samael, Lucifer, Prometeo, Baphomet), el amo del espíritu y el fuego. El primero creó al hombre del barro y lo animó. Iblis y los Elohim (dioses secundarios) que no quieren que éste sea 46
un esclavo de Adonai, despiertan su espíritu, le dan inteligencia y capacidad de comprensión. Mientras Lilith (hermana de Iblis, Samael, Lucifer, Baphomet...) se convertía en la amante de Adán (el primer hombre) enseñándole el arte del pensamiento, Iblis seducía a Eva y la fecundaba y, junto con el germen de Caín, deslizaba en su seno una chispa divina (según las tradiciones talmúdicas Caín nació de los amores de Eva e Iblis, y Abel de la unión de Eva y Adán). Más tarde, Adán no sentirá más que desprecio y odio por Caín, que no es su verdadero hijo. Caín dedica su inteligencia inventiva que le viene de los Elohim, a mejorar las condiciones de vida de su familia, expulsada del Edén y errante por la tierra. Un día, cansado de ver la ingratitud y la injusticia, se rebelará y matará a su hermano Abel. Caín aparece ante Hiram Abiff y también le explica su injusta situación, añadiendo que en el curso de los siglos y los milenios, sus hijos, hijos de los Elohim e Iblis, trabajarán sin cesar para mejorar la suerte de los hombres, y que Adonai, celoso tras intentar aniquilar a la raza humana tras el diluvio, verá fracasar su plan gracias a Noé, que será ‘avisado por los hijos del fuego’. Al devolver a Hiram a los límites del mundo tangible, Tubalcaín le revela que es el último descendiente de Caín, ‘último príncipe de la sangre’ del Ángel de Luz e Iblis, y que Balkis pertenece también al linaje de Caín, que es la esposa que le está destinada para la eternidad”. Tras regresar al Templo conducido por Tubalcaín, Hiram Abiff está aturdido por el sueño y las visiones, acaba la obra y se une a Balkis. Casi terminadas las obras del Templo de Jerusalem, tres compañeros que veían difícil ser admitidos en la Maestría Masónica, 47
decidieron conseguirla por la fuerza. Apostados cada uno en una puerta del Templo, invitaron a Hiram a desvelar sus secretos. Como éste no quiso revelarlos, cada uno le asestó un golpe (uno con una regla sobre el gaznate, otro con una escuadra de hierro sobre el pecho izquierdo y un tercero con un mazo en la frente) y lo hirieron de muerte. Los asesinos escondieron el cuerpo sin vida de noche en un bosque, plantando sobre su tumba una rama de acacia (símbolo de la inmortalidad y la Maestría). Hiram fue descubierto y vengado. Su cuerpo reposó en el Monte Zión, a unos pocos metros de la Puerta de Zión. LEYENDA Y TRADICIÓN LUCIFERINA Hemos apreciado varias cuestiones de interés: Hiram Abiff en la Biblia, la leyenda de la Maestría Masónica, el luciferismo de Hiram Abiff y sus antepasados, la tradición luciferina, etc. Repasemos algunos puntos de sumo interés. El árbol genealógico de Hiram Abiff, según la tradición luciferina es: 1. El Dios Supremo y Desconocido 2. Iblis (Samael, Prometeo, Lucifer, Baphomet…) y Eva 3. Caín y Lebuda 4. Enoc y Naema 5. Irad y Naema 6. Mejuyael y Naema 7. Matusael y Naema 8. Lamec y Tsilla (Sela) 9. Tubulcaín y Naema 10. Ur y una viuda 11. Hiram Abiff y Balkis Y la genealogía de Hiram Abiff de la tradición luciferina que acabamos de describir, sin lugar a duda, por tanto, se puede considerar totalmente “luciferina” o ligada al dios de la Luz por 48
varios motivos: -Hiram, el fundidor de Tiro, era hijo de una viuda de la tribu de Neftalí (I Reyes, 7-13) o de Dan. Esas dos tribus hebreas fueron las que volvieron al becerro de oro y renunciaron al elaborado por Moisés. Un hecho significativo. -Hiram tuvo por padre a un tirio, también fundidor, llamado Ur. En hebreo, esa palabra significa “Luz”. Recordemos la importancia de la Luz con mayúsculas en toda la ruta luciferina. -La leyenda de Hiram nos cuenta que éste fue instruido, durante un descenso al centro de la Tierra, por Tubalcaín, su antepasado fundidor. Y Tubalcaín, por cierto la palabra de paso en la Maestría Masónica, es citado en el Génesis 4-22 de la siguiente forma: “Sela parió a Tubalcaín, forjador de instrumentos cortantes de bronce y de hierro. La hermana de Tubalcaín era Naema”. El rabí Simeón (a quien se atribuye el Zohar, el principal libro de la Cábala) nos aclara: “Naema era la madre de todos los demonios (sic), porque procedía del lado de Caín”. Naema es hermana y esposa de Tubalcaín, lo mismo que Isis es hermana y esposa de Osiris. -Tubalcaín es un antepasado cercano de Hiram Abiff y la séptima generación nacida de Iblis (Samael, Prometeo, Lucifer, Baphomet…), el dios de la Luz y Ángel de Luz en la tradición judía, como se puede ver en el árbol genealógico de la tradición luciferina descrito más arriba. Con lo cual, podemos asegurar que Hiram Abiff tenía por antepasado directo a Tubalcaín e Iblis, el dios de la Luz. -Todo lo expuesto no sólo muestra que Hiram Abiff pertenece a una genealogía “luciferina”, sino una clara ligazón de éste y sus antepasados con el dios de la Luz, llamado como hemos dicho Iblis (Samael, Lucifer, Baphomet, Prometeo…). 49
Los Misterios relatados pertenecen a la Iniciación Primordial que fue a parar a las masonerías operativas de Egipto, de Israel… Recogidos por el escocismo y memphis-misraïm, por los Ritos de la Orden Illuminati y la Societas OTO, por el Sistema denominado Rojismo, esos Misterios son fundamentales en la iniciación.
El deber de los iniciados es “descubrir” la auténtica tumba de Hiram Abiff para poseer su Luz y sus Misterios. Así descubren de quien descienden y quienes son, alcanzando la iniciación completa. Unos buscan la tumba en el interior del templo, mientras que otros dirigen sus pasos hacia el Monte Zión y las entrañas de la Tierra. 50
GRAN LOGIA DE LOS ANTIGUOS MISTERIOS UNIVERSALES
JURISPRUDENCIA MASONICA 51
Generalmente se acepta y acuerda que la fuente de la Jurisprudencia Masónica yace en los “Antiguos Landmarks”. Mucho ya se ha dicho acerca de ello en nuestros escritos, pero ello permite que se les deba prestar atención adicional para obtener una clarificación y comprensión contextual de la Jurisprudencia Masónica. La frase los “Antiguos Landmarks” puede ser considerada como originante en el reconocimiento, por la humanidad antigua, de esas impresiones divinas, precipitaciones y símbolos, que eran la garantía para el género humano de aquello que yace detrás, en y encima de todo fenómeno manifestado. Ellos les hablaron sobre ese mundo de patrones, de formas arquetípicas y de poderes originantes. Él comprendió así que allí existía una regla, un orden, un programa y un control, y leyes que lo vinculaban y de las cuales no hay evasión, sino cooperación con ellas que estaban buscando firmemente impresionarse sobre la mente de la humanidad sin infringir el libre albedrío del hombre. También comprendió que esta influencia omnipresente se extendía a lo largo del entero universo, trayendo – con la fuerza de la persistencia – orden al caos; sabiduría con la firme disipación de la oscuridad por la luz de la razón, de la intuición y de la revelación; y belleza y armonía del pecado y la lucha. En los antiguos Templos de Iniciación de los constructores operativos se encuentran evidencias de una enseñanza primitiva cuando los antiguos Instructores de la raza enseñaban a la humanidad infantil. Ellos dieron a los hombres los símbolos externos pero no les dieron ninguna interpretación, porque sus mentes estaban muy poco desarrolladas para captar cualquier significado o importancia. Solamente vieron la forma dramática rudimentaria exterior; construyeron Templos enormes, pero los construyeron siendo fieles a los diseños simbólicos que observaron en los ritos y ceremonias ejecutadas por los sacerdotes-iniciados de antaño. En estos restos antiguos se encuentran evidencias de centros de verdad donde el reconocimiento era 52
acorde a la instrucción dada a la humanidad sobre sus relaciones divinas. Allí, los orígenes de la verdadera religión interna se encontraron y establecieron en la tierra; y allí, los sacerdotes-iniciados enseñaban a las personas con parábolas y guiaron a aquellos que estaba listos lo largo de los procesos de los ritos iniciáticos. Los pocos de estos edificios sobresalientes que quedan hoy en día, perduran como testigos inalterables de los planes del G.A.D.U. y permanecen como símbolos inamovibles y eternos de aquello que es verdadero y espiritual. La responsabilidad del Masón moderno es reafirmar las verdades antiguas, apuntando a los landmarks como avales de esa verdad, pero ahora en la forma de una arquitectura sintáctica de la mente con la cual su pensamiento y consecuente acción está conformada. Los Antiguos Landmarks permanecen. No han sido eliminados y pueden ser hallados por todo aquel que los busca. Su presencia es la garantía de la luz, del conocimiento y de la inmortalidad, y la verdad concerniente a los ritos de iniciación, las ceremonias representadas dentro de la Logia Masónica, las pruebas y dificultades a las cuales se somete siempre a un candidato de los Misterios y las recompensas y responsabilidades resultantes, todos han sido preservados en la Masonería. Nada de esta Enseñanza antigua y eterna se ha perdido. El Masón moderno es el heredero de las eras. Es el custodio de la verdad que la humanidad necesita. Los Constructores deben y pueden construir de nuevo el Templo del Señor y así servir a la necesidad de la humanidad en la Era emergente. Ese Templo puede ser el receptor de aquel pilar de luz que ahora se encuentra listo para descender al Templo y llenar al mundo entero con luz. Al establecer la verdadera hermandad y por el uso inteligente de la forma de la Masonería, el Masón puede traer luz al mundo y apresurar la restauración de los Misterios sobre la tierra. A la consumación de la fusión de lo interno y lo externo, 53
lo subjetivo y lo objetivo, lo operativo y lo especulativo, los Antiguos Landmarks testifican, tanto aquellos de orden físico como aquellos landmarks más subjetivos que constituyen los principios del gobierno y orden, y que guían al Masón en su trabajo de construcción. Los landmarks de la Masonería, por lo tanto, no son sino formas de la verdad, velando una cualidad divina y conteniendo la promesa de vida. Son verdades vivientes. Aquello que es visible y observable en la tierra tiene su contraparte y origen en el “cielo” (o una realidad interna) y no existe simple o meramente en virtud de la mente de los hombres. Ciertas verdades eternas existen, ya sea si el hombre “cree” en ellas o no y existen independientemente de su registro conciente o reconocimiento. Esta contraparte o patrón de verdad, proviniendo, como seguramente lo hace, de una MENTE mayor, se impresiona sobre la conciencia humana y se desarrolla en aquellas formas de religión, gobierno, cultura y civilizaciones venideras como lentas expresiones emergentes de verdad espiritual. Sobre el registro y reacción a estas fuerzas influyentes (incluso si son inconcientes de su Fuente) está la base del reconocimiento de la ley en las mentes de los hombres, no obstante, se origina como ley espiritual. Como uno de los propósitos designados de la Masonería es que es el Custodio de la Ley entonces se deben dar consideraciones más profundas por los Masones en su esfuerzo de comprender este edicto. Jurisprudencia La palabra jurisprudencia está compuesta de dos palabras latinas: jus y prudentia y expresan ciertas inferencias vitales. La palabra latina jur viene de jus, que significa ley. De ella surge la palabra justo. En la época clásica jus vino a denotar “derecho”, 54
particularmente “derecho legal”. Prudente y previsor son dos derivados formados del prefijo latin pro-, que significa “antes, por adelantado” y videns, el presente participio de videre que significa “ver” y por lo tanto etimológicamente significa “antevisto”. Fue contraída al L.T. prudense, que significa “visionario, sabio” y llegó al español vía el francés antiguo, prudent. La palabra latina prudentia, significa la habilidad de gobernar y disciplinar [a uno mismo y a otros] por la razón y habilidad, marcada por la sabiduría. Así el L.T. jurisprudential ha llegado a significar e implicar: habilidad en la ley; una ciencia o filosofía de la ley; un sistema de ley. Es interesante notar que dos de las cuatro borlas colgantes de las cuatro esquinas del Piso de Mosaico (por lo tanto circunscritas a él) están destinadas a denotar Justicia y Prudencia: Jurisprudencia. La jurisprudencia Masónica, por lo tanto, emerge como una ciencia, sistema o filosofía de ley que está redactada en subordinación a los Landmarks y erigidas como un sistema de principios y reglamentos gobernantes en el esfuerzo de establecer conformidad a los edictos peculiares de aquellos Landmarks. Es un sistema único de jurisprudencia en el que su sistema está co-mesurado con ciertas premisas fundamentales afirmando el hecho de un orden divino de ser y existir, un orden jerárquico de Inteligencias divinas y un sistema de gobierno que es el custodio de un Plan dirigiendo el curso de la evolución, revelando así el propósito divino. Una singularidad mayor de la jurisprudencia Masónica es que es aplicada por Masones a sí mismos, mantenida entre los unos y los otros, libremente sometida por un individuo Masón por su propia voluntad y acorde a ella y que auto-regula y auto-gobierna como un sistema grupal jerárquico organizado. Si los Landmarks están definidos como un reflejo o forma sim55
bólica de aquellos principios y propósitos gobernando la Logia en lo Alto –el prototipo de la Masonería– entonces estos Landmarks en la Masonería, como leyes, son esencialmente las leyes o principios del gobierno espiritual. Existen muchos otros tipos de leyes espirituales y leyes que gobiernan la vida del alma (en su propio plano), pero los Landmarks, las leyes espirituales de la Masonería, simbolizan un modo divino de los principios de gobierno. El sistema de jurisprudencia en la Masonería ha establecido una división triple: 1. LANDMARKS 2. REGLAMENTACIONES GENERALES 3. REGLAMENTACIONES LOCALES Muchas de las reglamentaciones de la Masonería están basadas sobre costumbres y prácticas largamente establecidas que, a lo largo de los siglos, subsecuentemente han llegado a ser codificadas en escritos como reglamentaciones, mientras que otros han derivado de la promulgación periódica de sus tribunales supervisores, por ejemplo, una Gran Logia. Escritores sobre ley municipal han hecho una división de leyes entre no-escritas y escritas –las leyes no-escritas y las leyes escritas. La ley civil de los romanos hizo una distinción similar entre la jus scriptum y la jus non-scriptum, siendo la última también llamada la jus moribus constitutum, o la ley basada en consuetude inveterata o costumbre inmemorial. Para caer en esta categoría, la costumbre debe haber existido desde un tiempo al que “la memoria del hombre no puede retroceder”. Así, los Landmarks también están ubicados en esta categoría, siendo de tal antigüedad que ninguna memoria o historia convencional puede alcanzarlos. Vale la pena notar la preservación de costumbres antiguas (en 56
el sentido que el espíritu de una costumbre está preservado y no ha degenerado en un cascarón vacío o repetición) con respecto a la virtud. Como las personas corruptas casi nunca ejecutan ninguna acción memorable, digna de emulación, entonces para hacer recuerdo a los hombres de máximas antiguas generalmente se les recuerda la virtud. También vale la pena notar que los Landmarks reales son relativamente pocos en número, pero tanto las Reglamentaciones como los Trabajos (los principios de los ritos de iniciación) derivan de ellos. Este es un punto a menudo pasado por alto. Nuestra Constitución de AUM, por ejemplo, ofrece una tabla de solo catorce landmarks principales. Pero este número tiene una importancia esotérica. Progreso y Cambio Es necesario hacer una distinción entre landmarks y ciertas reglamentaciones que, basadas en la tradición, costumbres y prácticas, han sido consideradas por Masones ambiguamente como “landmarks” a lo largo de los siglos. Es común entre los Masones considerar a su Taller como una “ciencia progresiva” y que “debe necesariamente ser influenciada por el progreso de la era”. De hecho, los Trabajos son progresivos a medida que el candidato progresa de grado a grado, pero en otros factores es aquí que las líneas se han vuelto borrosas. Los Landmarks no cambian, ni podrían hacerlo. Es en la “institución” de la Masonería, a lo largo de los siglos, que las líneas se han vuelto de algún modo borrosas entre los Landmarks, Cargos y Reglamentaciones donde los Cargos y Reglamentaciones, promulgados por las mentes de los hombres, han llegado a ser erróneamente considerados e incluidos en las listas de “landmarks” debido a las tradiciones, costumbres y prácticas establecidas, pero que no caben bajo la definición 57
de Landmarkstal como son dadas en nuestras Constituciones de AUM. Muy frecuentemente, estas emniendas se insertaron en varias Constituciones a lo largo de los siglos después del hecho, por ejemplo, después que cierta práctica que no estaba “en los libros” había continuado por muchos años, se insertaban enmiendas para incluirla y “escribirla en la ley” e incluso añadirla en la lista de “landmarks”. En otro asunto, también diferimos del punto de vista de la Masonería convencional cuando afirma que “debe, necesariamente, ser influenciada por el progreso de la era” cuando esa afirmación está implícita en el sentido ordinario de progreso. Podemos estar de acuerdo con la afirmación si, por ejemplo, se refiere al periodo mundial al que estamos pasando rápidamente, la “Era de Acuario”, porque incumbiría a los Masones que son adecuadamente sensibles a “ser influenciados” por estas energías afluyentes mientras buscan cooperar con el Plan. Se podría argumentar, sin embargo, que la Masonería convencional no se está permitiendo ser influenciada por el “progreso de la era” incluso por aquella en la que vivimos y de hecho, es incluso de algún modo reaccionaria ante ella. Para revisar esta afirmación y poner a la Masonería más en línea con su propósito e intención divinas, debemos ver que la Masonería misma ¡debería influir el progreso de la era! (y no quedarse atrás). Las Mujeres en la Masonería Es en esta categoría que el argumento a favor o en contra de las mujeres en la Masonería encuentra su lugar. El argumento convencional en contra de las mujeres en la Masonería se hace en base a un punto enlistado bajo los “Cargos” concernientes a “Ciertas Calificaciones de los Candidatos a la Iniciación” el cual, a lo largo de los siglos, ha llegado a ser ambiguamente enlistado como un Landmark. Que deben existir –por necesidad y en virtud de la naturaleza y requisitos para la Iniciación misma– ciertas calificaciones internas pre-existentes en todos 58
los candidatos a los misterios de la iniciación, es sin duda cierto. Pero esta preparación y calificación es de naturaleza interna, espiritual y, nada tiene que ver con el género. No existe ningún landmark enlistado en nuestra numeración de las catorce principales que concierna al género; ni tampoco existe ningún otro landmark que concierna al género. Los Landmarks están enlistados en forma de afirmaciones cortas, puntuadas, exponiendo los principios y propósitos que gobiernan el trabajo de la Logia en lo Alto y simbolizan –para la conciencia humana– un modo divino de los principios de gobierno. Acorde a ello, los asuntos espirituales tienen que ver con la vida espiritual y conciernen a la naturaleza del alma en su propio plano – la cual no es masculina ni femenina. No tiene sexo. Es una unidad triple que encarna y corresponde a los aspectos de la Deidad Misma; atma-budi-manas, expresadas como voluntad-intuición-inteligencia (o mente) y expresadas en la Trinidad Masónica como Fuerza-Sabiduría-Belleza. El gobierno espiritual es gobierno espiritual, i.e., concierne al reino del espíritu y del alma en su propio plano de existencia. El objetivo del aspecto exotérico del Sendero espiritual en los tres mundos es preparar la forma para el descenso del aspecto espíritu para que la divinidad pueda ser expresada en el plano físico. Esto resultaría en el mundo de la forma siendo gobernada por el aspecto espíritu, trabajando “abajo” por medio suyo y llevando así, todas las cosas al orden en conformidad con la ley espiritual o vida. A este propósito todas las enseñanzas y simbolismo de las ceremonias y ritos Masónicos rinden testimonio codificado mediante las alegorías del trabajo de los constructores. Los llamados “Antiguos Cargos” fueron diseñados en un periodo en el cual los elementos operativos y especulativos de la Masonería fueron combinados. Muchos Masones eran en realidad masones operativos y los “Cargos” que se les dieron concernieron a los códigos de trabajo, a la lealtad que le debían a sus empleadores y a un código moral básico de comportamiento. Estos Cargos parecen ser muy antiguos y estaban contenidos 59
en un Manuscrito (escrito durante el reinado de James II, el cual se extendió desde 1685 a 1688) que se dice había estado en posesión de la Logia Antiquity en Londres. Probablemente son mucho más antiguos que 1685 y contienen “Cargos simples para permitir o aceptar Masones” es decir “Cargos y cláusulas a ser leídas… al hacer a un Francmasón o Francmasones”. En esos antiguos Cargos, el tercero (concerniente al tema de las calificaciones para la aceptación) dice, “que aquél que sea hecho sea capaz en todos los grados; ello es, que haya nacido libre (i.e. que no sea un esclavo); de buena parentela, honesto y que no sea ningún peón, y que tenga su miembro correcto como cualquier hombre debe tenerlo.” Otro Cargo Antiguo, recogido en 1717 daba la calificación como sigue: “las personas admitidas como miembro de una Logia deben ser hombres buenos y honestos, nacidos libres y de edad madura y discreta, no debe ser peón, mujer u hombre inmoral o escandaloso, sino tener acreditación”. Ahora, si observamos que la Masonería es aquella especulativa que surgió del arte operativo, entonces la verdad relativa de esa posición está necesariamente limitada por el punto de vista no inspirado y académico que traza los orígenes de la Masonería hasta la resurrección de ciertos gremios operativos antiguos y sus modos de trabajo. Si ampliamos un poco el punto de vista, por ejemplo, que la Masonería se originó bajo la dispensación Judía, posiblemente encarnando una tradición antigua, y que de algún modo, debido al simbolismo particular y las alegorías concernientes a la construcción del templo, llegó a estar inexplicablemente intricado con el taller de construcción Medieval y preservado por los gremios, entonces tenemos un punto de vista ligeramente “místico”, aunque todavía bastante limitado. Si, de todos modos, el punto de vista es el opuesto a aquel y se considera que el arte operativo de construcción es esencialmente un símbolo externo o precipitación de una Masonería especulativa que se ocupa de la tarea de iluminar, educar y elevar la conciencia de la humanidad, entonces tal punto de vista debe, 60
necesariamente, concebir al taller de construcción metafóricamente. Este último punto de vista, i.e., ver al taller de construcción a través del símbolo y la alegoría, necesariamente dirige la conciencia hacia un proceso de construcción de tipo metafórico y lleva el proceso hacia adentro, hacia uno que es más subjetivo que objetivo. Así, replegando el proceso constructor hacia adentro, nos enfrentamos con un tipo de “constructor” diferente al físico: el factor mente subjetiva, el principio mental que es capaz de concebir el patrón del diseño (el anteproyecto arquetípico) y consecuentemente organizar la sustancia de la mente (el “material” simbólico), el chitta, vía la construcción-pensante. Por lo tanto, en lugar de construir un templo externo, es hacia el Templo interno del Alma (el Templo de Luz) que la Masonería especulativa dirige nuestra atención, ilustrando el proceso, los objetivos y las metas espirituales del alma por medio del simbolismo del arte de la construcción. Así, la Masonería especulativa dirige nuestra atención a un proceso evolutivo de la mente o principio mental –el alma en el plano de la mente como el constructor del hombre interior– i.e. y así presenta a la mente misma como la herramienta de trabajo principal. Este principio mental, este elemento racional en nosotros que se nos es heredado desde el alma misma y nos separa de los reinos sub-humanos en la naturaleza, es común tanto al hombre como a la mujer. Que hemos heredado los Antiguos Misterios en la forma de la Masonería y preservados en una forma judía, sabiamente enmarcada por aquellos Profetas judíos de antaño, es sin duda cierto. Que ellos enmarcaron aquellos Misterios dentro de las alegorías de la construcción y del arte de la construcción también es sin duda cierto; pero aquello que enmarcaron, de acuerdo a los Antiguos Landmarks era aquello que recibieron de quienes los precedieron (y durante su estadía en Egipto y como muchos de ellos llegaron a ser iniciados en los Misterios egipcios), las verdades espirituales que son de una antigüedad mucho mayor, habiendo existido “desde tiempos inmemoriales”. Fueron esos Profetas judíos quienes sabiamente añadieron el simbolismo 61
metafórico de la construcción, i.e., el arte imaginativo de construcción interna (utilizando la nomenclatura de la construcción metafóricamente), hasta el linaje y revelación de la Enseñanzas de los Misterios, que aún continúa. A lo que habían aprendido de la Luz de los Misterios egipcios añadieron la construcción del Templo de la Luz con el objetivo de producir la forma para el descenso del Shekinah divino, i.e., el espíritu divino en el hombre. Así, mediante el arte especulativo de construcción interna, disciplina y desarrollo intuitivo, la forma podría ser preparada para el ingreso de algo espiritual y la divinidad se podría manifestar sobre la tierra, lo que sucedió mediante la aparición de Cristo en la forma (y por medio de una forma judía), aunque lamentablemente no lo reconocieron cuando sucedió. Más y más a lo largo de los siglos, la visión o intención espiritual temprana ha llegado a ser distorsionada y materializada por tendencia materialista de la mente del hombre. ¡La primera tarea en la cantera podría ser considerada como perdida! Pero nada de valor esencial se ha perdido. La verdad de la iniciación aún está allí, preservada en la Masonería. Ahora, sin embargo, estamos en una era diferente y ¡lo perdido debe ser encontrado nuevamente! Simplemente existe necesidad de una revisión de percepciones y comprensiones. El argumento básico de la exclusión de la mujer en la Masonería, generalmente se extiende a lo largo de las líneas siguientes, presentadas aquí en forma de debate. Deberemos separar las afirmaciones que expresan el punto de vista convencional concerniente a las “calificaciones para la admisión” (en cursivas) y responder a cada una de ellas con nuestra propia posición en estos temas. El Debate Sobre la Mujer en la Masonería Punto de vista de la Masonería convencional: Es un Landmark incuestionable de la Orden, y el primerísimo pre-requisito para 62
la iniciación, que el candidato debe ser “un hombre”. Esto por supuesto prohíbe la iniciación de una mujer. AUM – Nosotros no hemos encontrado ningún “Landmark incuestionable” como el mencionado. Un antiguo “Cargo” al que recurrió el hombre ha afirmado este punto, pero este ilustra una de esas ambigüedades en las cuales un “Cargo” ha llegado a ser considerado como un “landmark”. Pero un “Cargo” no es un Landmark de acuerdo a nuestra definición. Aplicando los principios de lógica y razonamiento espiritual, el “primer pre-requisito para la iniciación” no tiene nada que ver con el género; tiene que ver con una preparación y logro interno, espiritual y concierne solo al “hombre” ya que la palabra “man” en inglés es derivada etimológicamente de la raíz sánscrita, manas (mente), refiriéndose al principio mental. Se presume que tanto hombres y mujeres están en posesión de esta facultad (ya que es la base del elemento racional en todos nosotros como seres humanos) y es uno de los principios o aspectos de la Triada Espiritual. Es el alma, que no tiene sexo, en el plano de la mente la que pasa por la iniciación y no la personalidad individual –hombre o mujer. Hasta la última parte del siglo diecinueve, no obstante, existía una verdad velada en esta afirmación concerniente a la no-admisión de mujeres, la cual tiene su contraparte en la Logia en lo Alto. Hasta ese periodo, un alma tenía que estar en un cuerpo masculino en la encarnación en la que sería admitido por primera vez en una Logia interna de un Maestro de Sabiduría (en un Ashrama en la nomenclatura de la Sabiduría Eterna). En ese entonces un alma que ya estaba técnicamente en tal Logia interna podría encarnar en cualquier género, pero la encarnación en la cual la admisión era lograda por primera vez debía ser en una forma masculina. Todo eso ha cambiado ahora. Debido a muchos factores, incluyendo avances en las oportunidades de la educación exotérica, una pérdida en el agarre de la tiranía de las iglesias y el pase o surgimiento desde las restricciones peculiares distorsionadas impuestas durante la Era Pisciana, ha 63
llegado a ser posible que un alma ingrese o sea admitida en una Logia interna en cualquier género en encarnación, siempre y cuando todos los requisitos espirituales se encuentren en orden y así cumplidos. La Masonería Convencional está, por lo tanto, “atrasada” al responder a este cambio interno, pero es interesante notar que también aproximadamente en ese tiempo se dieron las primeras apariciones de Órdenes Masónicas mixtas que estaban respondiendo, aunque inconcientemente, a las energías afluyentes de este cambio interno. Punto de vista de la Masonería convencional: Este Landmark surge de la naturaleza peculiar de nuestra ciencia especulativa como conectada con un arte operativo. La Masonería Especulativa no es sino la aplicación de la Masonería Operativa a propósitos morales e intelectuales. AUM – Habiendo prescindido del punto de vista convencional de que este edicto controversiales un falso “landmark” –una ley o principio espiritual– es, por supuesto, fácil de aceptar las bases de esta regla como fundamentada sobre una tradición o práctica en el arte del Masón operativo, requiriendo labores físicas pesadas y derivada del tipo de conciencia existente en la Edad Media. Pero, como fue establecido anteriormente, nuestro punto de vista es opuesto a la versión exotérica, en que mientras el punto de vista convencional respecto a que la Masonería especulativa surgió del taller operativo, nosotros vemos al arte operativo de manera opuesta, es decir, como un resultado externo, expresión o efecto de la ciencia interna, especulativa; la aparición en la forma de ciertas precipitaciones internas, concernientes a planes y patrones arquetípicos cósmicos y universales. Por lo tanto, en nuestro punto de vista, el taller operativo no es otra cosa sino un símbolo externo de una realidad espiritual interna y la ciencia especulativa, por lo tanto, existió antes que el taller operativo. La secuencia es así invertida. Todo procede 64
desde el ser interno hacia las apariencias externas, siendo la apariencia del fenómeno una precipitación de un impulso interior. El mediador durante la etapa de existencia auto-conciente individualizada es el alma, el constructor del hombre interno. La principal herramienta de trabajo de esta Entidad es el factor mente en sus divisiones triples, a través de las cuales da forma, moldea y construye acorde al patrón o diseño interno establecido sobre la Plancha de Trazar de la conciencia espiritual. Su objetivo es provocar que la “condición del material” se aproxime y esté conforme a la correcta sincronicidad de vibración con la cualidad del material para la construcción del Templo de Luz; en otras palabras, elevar los estados de la materia para aproximarse a los estados de la conciencia. Por lo tanto, nada en este punto de vista o posición, tiene que ver con el género. Tanto hombre como mujer son iguales en la tarea de la auto-disciplina y su resultante progreso espiritual; ambos son capaces de conducta moral y desarrollo intelectual; ambos tienen y son producto de las mentes y ambos pueden pensar y construir internamente (en la luz del alma) por el medio y sustancia del pensamiento. Punto de vista de la Masonería convencional: Nuestros predecesores cincelaron, de acuerdo a las tradiciones de la Orden, en la construcción de un templo material, mientras que nosotros estamos comprometidos en la elevación de un edificio espiritual –el templo de la mente. AUM – Cierto, si el punto de vista de uno esté enteramente limitado a considerar que la Masonería especulativa surgió del taller operativo y como una nota valiosa de transformación; pero la naturaleza especulativa de la Masonería está expresada en nomenclatura judía y los judíos mismos nunca fueron “constructores” de edificios materiales. Empleaban “artesanos y artífices” de otras “naciones”, incluso acorde a las alegorías de los rituales. Si aceptamos el punto de vista que los judíos 65
transmitieron los antiguos misterios (durante su dispensación después de la cual aprendieron de los Misterios egipcios) y los alegorizaron en la nomenclatura del taller de construcción, también debemos comprender que su contribución ya era especulativa– surgiendo de su mente fértil, imaginativa y creativa; sus mentes siempre han estado orientadas a la elevación de un edificio espiritual y así preparando a la forma para el descenso del Shekinah divino, recubriendo así los Antiguos Misterios en la nomenclatura de los constructores. Es cierto que “nuestros predecesores cincelaron en la construcción de un templo material” si consideramos a nuestros “predecesores” como la humanidad temprana; pero si se le añade el componente esotérico, entonces los “predecesores” o ancestros, son, por un lado, los señores lunares de la sexta Jerarquía Creadora, los “ancestros” que proveyeron el andamiaje en el cual el material para la forma fue vertido, (ya que ellos son los constructores del hombre exterior); pero, por otro, tenemos a los señores solares, los “ancestros del hombre espiritual”, la quinta Jerarquía Creadora (que los Profetas judíos comprendieron y codificaron o alegorizaron y ocultaron dentro de su cambio de los Misterios a lo largo de las líneas del tema de los Constructores) y esto está también claro en sus Enseñanzas esotéricas y cabalísticas. Estos señores solares dieron forma y moldearon la “construcción” de acuerdo a planes internos y diseños arquetípicos establecidos sobre la P.T. Esotéricamente, nuestros predecesores reales son, por un lado, “aquellos que han andado este camino antes que nosotros” y han logrado la meta, i.e., iniciación y maestría, y por otro, el Ser Que es la verdadera Fuente original de nuestro Ser e Identidad Espiritual Individual, la Unidad de la Cuarta Jerarquía Creadora y aquel “rayo del Absoluto” dentro nuestro –la Mónada. Nuestra identidad real es el Ser espiritual Que siempre existió antes de cualquier apariencia en lo que llamamos forma. Así, esto es también cierto para la secuencia de la Masonería: el Gran Maestro existió antes de la existencia de una Gran Logia en lo Alto; la Gran Logia en lo Alto 66
existió antes de las Logias en la tierra. De cualquier modo, no hay nada concerniente al levantamiento de un “edificio espiritual”, un templo de la mente como un Templo de Luz que afirme que sólo los hombres pueden hacerlo, o que las mujeres no. Tanto hombres como mujeres ya son expresiones del principio manásico, y ambos, estando en posesión del elemento racional, presumiblemente poseen esa facultad que les permite pensar y posteriormente construir internamente –por medio del poder del pensamiento– el Templo de Luz interno. Punto de vista de la Masonería convencional: Ellos emplearon sus implementos para propósitos meramente mecánicos; nosotros los utilizamos simbólicamente, con un diseño más exaltado. AUM – ¡Y qué sistema tan hermoso es! Sin embargo, ya se ha dicho suficiente sobre nuestros puntos de vista opuestos en estos asuntos, y ¡todavía no se ha dicho nada en todo esto acerca de porque “las mujeres no pueden hacerlo”! Punto de vista de la Masonería convencional: Es así que en todos nuestros emblemas, nuestro lenguaje y nuestros ritos, existe una bella ejemplificación y aplicación de las reglas de la masonería operativa a un propósito espiritual. AUM – Siempre fue así, solo el arte operativo es meramente simbólico de un propósito espiritual pre-existente; y ¡todavía no se ha probado nada en todo esto acerca de porque “las mujeres no pueden hacerlo”! Punto de vista de la Masonería convencional: Y como es evidente que el Rey Salomón empleó en la construcción de su templo solamente hombres fuertes como un roble y trabajadores ingeniosos, así en nuestras Logias, en imitación a este gran ejemplo, demandamos, como un requisito indispensable para la inicia67
ción en nuestros misterios, que los candidatos sean hombres, capaces de ejecutar tal trabajo como el Maestro se lo indique. Este es, por lo tanto, el origen del Landmark [¿?] que prohíbe la iniciación de mujeres. AUM – Como nunca nadie lo ha encontrado, la existencia misma del Templo del Rey Salomón como un edificio material es cuestionable. En la Masonería especulativa, el Templo del Rey Salomón ha permanecido como un símbolo, un símbolo del Tempo del Alma, el Cuerpo Egoico o Causal, donde reina el “rey”, el alma. Sal-Om-On es un nombre compuesto hecho de tres nombres del sol, (simbolizando al señor solar o alma) en tres idiomas antiguos. La naturaleza del “sol” en los Misterios egipcios representaba un reconocimiento del Sol Central Espiritual y no las interpretaciones ignorantes de los profanos y “caballeros leídos” que tradujeron los jeroglíficos como significando literalmente “adoración al sol”, siendo ellos mismos, no iniciados en los misterios. Un reconocimiento del sol en sus divisiones triples y esotéricas era parte de los Misterios egipcios y ellos comprendieron que este símbolo brillante es una manifestación externa de la apariencia del Logos solar, que es el Sol Físico exterior, el Corazón del Sol y el Sol Central Espiritual, el cual encuentra su correspondencia en el hombre como el Sol de la Personalidad, el Sol Ascendente (del alma y que está indicado en el horóscopo como el signo ascendente o sol ascendente) y el Sol Abrasador de la Mónada. Los judíos aprendieron esto de los Misterios egipcios y lo codificaron sabiamente en sus Misterios bajo el nombre de Rey Sol-Om-On (representando al alma o Mónada) el Sol central Espiritual. La consecuencia del “por lo tanto” en la afirmación convencional arriba mencionada es cuestionable desde el ángulo del razonamiento válido. Si el punto de vista de la Masonería es de tipo material concerniente al taller operativo, entonces la exclusión de la mujer en cuenta de la labor física involucrada puede ser admisible. Pero, incluso en la Masonería especulativa con68
vencional, el elemento espiritual es admitido y está sobrepuesto sobre el operativo –recurriendo a este último sólo en la forma de alegorías y símbolos– y de todos modos ¡ninguna labor manual está nunca involucrada en las Logias especulativas modernas! Presumiblemente, la Masonería especulativa ya es más que una “imitación” de una interpretación literal de una labor manual y a este simple aspecto de la lógica testifican todos los ritos representados, las alegorías dramatizadas y la configuración de un Templo Masónico, ya que todos ellos están considerados como símbolos ¡incluso por los Masones convencionales modernos!. Un símbolo es un signo externo y visible de una realidad interna, espiritual. Un “símbolo” no es un símbolo de un símbolo. El arte operativo ya es un símbolo de una actividad interna. El problema parece surgir al confundir al símbolo con lo que simboliza. El llamado “requisito indispensable para la iniciación” en los misterios de la Masonería de que “el candidato debe ser hombre” (excluyendo a las mujeres) está basado, por lo tanto, en razonamientos fundamentalmente erróneos. Pero, por supuesto, todo depende de la premisa inicial sobre la cual se basa el argumento y –siendo la percepción interdependiente de la existencia– dependiendo entonces del punto de vista –ya sea material o espiritual– ambos son relativamente correctos para la conciencia que los percibe. No obstante, no hemos encontrado ningún Landmark descalificando a la mujer de la Masonería o de participar en los Antiguos Misterios o de aproximarse a la Iniciación ya que todos estos principios conciernen al alma y no a la forma. Hemos encontrado esta afirmación solamente en un “Cargo” Masónico que ha sido llamado ambiguamente “landmark”; pero parece haber sido llevado desde los gremios del taller operativo manual. Pero puede ser igualmente argumentado que esta regla operativa no tiene bases inteligentes en la Masonería especulativa verdadera. 69
Tanto hombres como mujeres son productos de las mentes y almas, criaturas de karma, ya que ambos no son otra cosa que formas aparentes de una Entidad asexuada, el Alma y la forma cambia de vida en vida dependiendo de los propósitos del alma. Ambos son intrínsecamente productos de manas y presumiblemente, estando en posesión del elemento racional de la autoconciencia y pensamiento, pueden pensar, planear y actuar de acuerdo a ello. Resumen y Conclusiones Se ha permitido publicar el debate anterior simplemente para ilustrar la ambigüedad que surge en ausencia de definiciones claras y razonamiento válido y para ayudar a aclarar la posición de AUM en el importante asunto de la controversia Masónica. Esperamos que fomente un debate saludable dentro de la comunidad Masónica a nivel mundial y que oportunamente lleve a un progreso más iluminado e inteligente. Al dirigirnos sobre este asunto en los párrafos anteriores, sin embargo, quisiéramos aclarar que nosotros no somos parte de la bulliciosa multitud respecto a la “batalla de los sexos” y no tenemos interés en ello de ningún modo. Simplemente estamos siguiendo un edicto que fue pasado por la Gran Logia en lo Alto e incorporándolo en nuestro edificio Masónico como una “enmienda reguladora” por un lado, y por otro como algo que es perfectamente natural. Es tan natural para nosotros que ni siquiera pensamos en ello como siendo cualquier “otra cosa” o controversia y hemos llevado estas consideraciones al trabajo espiritual que tenemos entre manos. Los problemas de la Masonería convencional no serán resueltos por la inclusión de la mujer, no obstante. El progreso será realizado solamente por el esfuerzo combinado y grupal de los miembros de una Logia, debido a una comprensión más profunda del significado de la Masonería y llegando juntos a una 70
nidad de pensamiento sobre sus labores Masónicas y el trabajo ejecutado en el piso del Templo. Nuestros miembros deben primero comprenderse a sí mismos como Masones y que cualquier distinción de género no juega ningún rol de ningún tipo en nuestra aceptación para la admisión o en nuestras consideraciones mutuas. Todos nos encontramos en el Nivel como Almas. Simplemente recomendamos a nuestros miembros: si perciben algo que está mal en la sociedad y necesita ser corregido, entonces están en la libertad de corregirlo; pero al mismo tiempo, mantengan los asuntos separatistas fuera de nuestro trabajo Masónico en AUM. Como Almas y Masones, nos encontramos primero en el Nivel y toda otra consideración no es importante en nuestro trabajo grupal. http://www.grandlodgeaum.org/es/jurisprudencia-masonica/
71
LANDMARKS Y OTROS ANTIGUOS DOCUMENTOS DE LA MASONERÍA: VIGENCIA Y ADECUACIÓN A NUESTROS TIEMPOS Antonio Maceo.
1.- INTRODUCCIÓN El estudio de los Antiguos Documentos de la Masonería constituye una tarea indispensable del Maestro Masón para entender el espíritu y sentido del Arte Real. La existencia de los Antiguos Documentos es la señal de que la actual Masonería procede directamente de los constructores medievales, de los que hereda sus principales símbolos y ritos, así como los usos y costumbres por los que se rigen sus integrantes. Los llamados “Antiguos Cargos” o “Antiguos Deberes” (Old Charges), a los se denominan en el presente trabajo como Antiguos Documentos de la Masonería, están compuestos por el material que ha sobrevivido hasta nuestros días, alrededor de ciento veinte documentos manuscritos, referidos a normas y re72
glamentos que gobernaban el arte y la ciencia de la construcción antes del surgimiento del Arte moderno. El más antiguo conocido es el denominado “Regius” (ms) y según los expertos fue redactado en 1390 (circa); se trata de un extenso poema, de una rima arcaica denominada “doggerel verse”, que se encuentra en el British Museum. El segundo en antigüedad es el llamado “Cooke” (ms), también propiedad del British Museum, datado hacia 1425 (circa). El tercero en este orden es el “Grand Lodge” Nº 1 (ms) que pertenece a la Biblioteca de la Gran Logia Unida de Inglaterra y está datado en el 1583. Muchos de estos Antiguos Documentos fueron escritos durante el siglo XVII y las primeras décadas del siglo XVIII, encontrándose en poder de Grandes Logias o en colecciones privadas. Sin embargo, el presente estudio no se orienta al estudio de esos documentos, sino que realiza un examen que pudiera calificarse crítico sobre los Landmarks o linderos y sus múltiples versiones. Y ello por su pretensión de resumir la tradición, usos y costumbres remotos que quedaron inscritos en los Antiguos Documentos. También sobre la relación que las versiones de estos “linderos” ha tenido para la desafortunada división de la masonería universal que agrupa a los obreros en las denominadas masonería regular y adogmática. Especial atención se presta a las Constituciones de Anderson y a otros documentos menos mencionados, que constituyen verdaderos tesoros de la masonería universal. Con el presente estudio se intenta hacer una aproximación a los documentos masónicos que debieran ser las fuentes primeras de derecho de una Obediencia adogmática como la que nos auspicia. Una parte del contenido de este estudio corresponde a la recopilación de textos, muchos de ellos obtenidos de la red, que el autor realizó para la plataforma de e-learning masónico que 73
inició la R.•.L.•. Andamana Nº 3 en 2011. Otra proviene de la consulta bibliográfica, o de las apreciaciones del autor que, cuando lo considera relevante, aclara que es su opinión personal. La presente plancha es parte del programa de estudios masónicos trazado por la R.•.L.•. Añaza Nº 4 de la Gran Logia de Canarias.
2.- DESARROLLO DEL ESTUDIO . 2.1.- Los landmarks
Los landmarks (conocidos como linderos, límites, señales) son reglas particularmente establecidas por la Masonería anglosajona. Fue empleado desde tiempos muy antiguos por los masones operativos ingleses para referirse a las prácticas, costumbres, leyes, y usos de la masonería. Esta palabra habría sido tomada de la Biblia y recuerda los linderos ––físicos y conductuales–– que no se deben violar. En masonería se denominan así las limitaciones que supuestamente ninguna Gran Logia puede derogar, ignorar o modificar, ya que en ellos están contenidos los principios y la esencia misma de la Fraternidad. Estas limitaciones, que llamaremos “linderos”, son aquellos principios o reglas de gobierno masónico que supuestamente determinan la naturaleza de nuestra institución y que, por provenir de tiempos remotos, se tienen en su mayor parte por inviolables. Se considera que cuando se está “dentro” de estas fronteras, se presume hay Masonería; fuera de ellas, se está fuera de la Masonería. Los que encarnan una tendencia quietista han llegado a sostener que la Masonería es un culto fundado en bases religiosas y cuyos principios originales –los landmarks– son inmutables hasta el fin del mundo. En consecuencia, no se pueden introducir modificaciones en los principios y fundamentos de la “Masonería Original” para que no deje de ser de ser Masonería. Enfrentados a esta tendencia se 74
encuentran gran parte de los masones partidarios de una masonería adogmática que represente y encarne las fuerzas dinámicas frente a las tendencias estáticas. ¿Pero cuáles son estos landmarks o linderos? Para Mackey son 25; para MacBride –enconado y demoledor crítico de Mackey– solo son 12; 8 para Pound; apenas 3 para Pike; 24 para Lecerff; 54 para Grant de Louisville; 24 para Lawrence; 27 son los que se desprenden de lo actuado y aceptado en la Asamblea General de Francmasones llevada a cabo en Paris en el año 1523; 8 los que conserva la Gran Logia de Inglaterra; 30 los adoptados por el Gran Oriente Español en el primer tercio del siglo XX. Algunos de estos linderos son comunes, otros son bastante diferentes y en algunos casos se encuentran en total contradicción. Unos pocos linderos de los muchos que se encuentran en las numerosas listas coinciden o son muy similares a las Obligaciones contenidas en antiguos Estatutos de la Cofradía. ¿Cuáles son entonces los verdaderos linderos? ¿Cuál es la forma de establecer esto? ¿Cuáles son los patrones de referencia que debemos emplear para identificar los genuinos linderos? Seguramente no lo serán solamente los 25 linderos de Mackey (los que son rechazados por una buena parte de las obediencias adogmáticas, algunas calificándolos de falsedad ideológica, sectarismo y carácter tendencioso). Limitar nuestra atención a ellos significaría una grave omisión. Definir esta cuestión es de gran importancia para eliminar falsas interpretaciones –equivocadas o intencionadas– que en forma gradual y progresiva han venido desnaturalizando la Fraternidad, apartándola de la región contenida en los antiguos linderos. 2.1.1.- Diversidad de versiones de los landmarks 75
¿A qué obedece la existencia de tantos y diferentes linderos? Pareciera que intereses políticos y tendenciosos han sido los responsables primarios de este fenómeno. Resulta por demás importante determinar cuáles de estos linderos son auténticos y en consecuencia imprescindibles para la conservación de la naturaleza de la Fraternidad, y cuáles son los aderezos tardíos que responden principalmente a intereses sectoriales, cuyo propósito ha sido ejercer con exclusividad el gobierno de la Orden e introducir una orientación definida, contraria a los principios de universalidad que han caracterizado a la Francmasonería. ¿De qué dependerá la adopción de unos u otros? Esta decisión deberá tomarse a la luz de todos los antecedentes disponibles y en función de la clase de masonería que queremos para el futuro. Y tener distintas clases de Masonería sobre iguales principios básicos no puede calificarse como un problema sino como una posibilidad de enriquecimiento para la Orden. A continuación un repaso de lo que algunos destacados predecesores pensaban sobre el concepto de masonería. Albert Pike sostenía lo siguiente: “la masonería no es una religión. Pero enseña y conserva en toda su pureza los dogmas cardinales de la primitiva fe, que subyacen fundamentalmente en todas las religiones”. A. G. Mackey decía que “la masonería es un sistema de moralidad velado en alegorías o ilustrado por símbolos. Las ceremonias son externas adiciones que no afectan a su esencia”. Para A. C. L. Arnold la “masonería es amistad, amor e integridad. Amistad que se sobrepone a las ficticias distinciones sociales, a los prejuicios de religión y a las condiciones económicas de la vida. Amor sin límites ni tibiezas que no conoce desigualdades. 76
Integridad que ata al hombre a la eterna ley del deber”. G. F. Moore pensaba que la masonería “es la ciencia de la vida en una sociedad de hombres, como signos, símbolos y ceremonias, que tiene por base un sistema de moralidad y por propósito el perfeccionamiento y dicha del individuo y la humanidad”. Oscar Posner indicaba que la vida separa a los hombres y que para unirlos se necesita un arte. “Un medio de este arte –no el arte mismo– es la masonería. Por tanto, la masonería es el medio de un arte que se esfuerza en unir a los hombres separados por la vida, a fin de que puedan entrar en una nueva comunión unos con otros”. Para el Gran Oriente de Bélgica, la Francmasonería es una institución cosmopolita, que tiene por objeto “la búsqueda de la verdad y el perfeccionamiento de la humanidad. Se funda sobre la libertad y la tolerancia; no formula ni invoca ningún dogma. Pide al que se presente a la iniciación que sea hombre honrado y que posea una inteligencia que le permita comprender y propagar los principios masónicos. Exige de sus adeptos, sinceridad en sus convicciones, deseo de instruirse y abnegación. Forma, pues, una sociedad de hombres probos, que, unidos por sentimientos de libertad, igualdad y fraternidad, trabajan individualmente y en común por el progreso social, ejerciendo así la beneficencia en el sentido más amplio”. Para Karl Krause la masonería es “el arte de educar pura y polifacéticamente al hombre en cuanto hombre y a la humanidad en cuanto humanidad, es decir el arte de despertar, dirigir y formar plenamente su vida. El arte de alcanzar todo aquello a lo que el hombre está llamado. Y es a la vez la totalidad de todos los conocimientos y artes que pertenecen necesariamente a esta tarea.” Considerar estas opiniones idealizadas puede ayudar de alguna manera a delinear el tipo de masonería que se desea tra77
bajar, pero también es importante considerar lo que somos y cuál es la diferencia que nos distingue de los masones de otras partes del mundo. La Francmasonería actual puede ser considerada como formando dos grandes grupos: la Masonería anglosajona y la Masonería latina; esta división no es arbitraria, corresponde a dos grandes corrientes espirituales basadas sobre la diferencia de religión practicada por la mayoría de los habitantes de estos dos regímenes. Los países anglosajones profesan más el anglicanismo (Estados Unidos y Alemania, por ejemplo, protestantismo en general), mientras que los países latinos tienen una fuerte influencia de la religión católica romana. El anglicanismo y el protestantismo tienden a ser relativamente tolerantes y, sin renunciar a su credo, por lo general no son abiertamente hostiles hacia la Masonería, y hasta se da el caso de pastores que son, además, masones. La iglesia católica es diferente. El Código de Derecho Canónico promulgado por el Papa Juan Pablo II el 25 de enero de 1983, que, en su canon 1374, señala que “Quien se inscribe en una asociación que maquina contra la Iglesia debe ser castigado con una pena justa; quien promueve o dirige esa asociación ha de ser castigado con entredicho”. Esta nueva redacción, sin embargo, supuso dos novedades respecto al Código de 1917: la pena no es automática y no se menciona expresamente a la masonería como asociación que conspire contra la Iglesia. Previendo posibles confusiones, un día antes de que entrara en vigor la nueva ley eclesiástica del año 1983, fue publicada una declaración firmada por el Cardenal Joseph Ratzinger, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. En ella se señalaba que el criterio de la Iglesia no ha variado en absoluto con 78
respecto a las anteriores declaraciones, y la nominación expresa de la masonería se había omitido por incluirla junto a otras asociaciones. Se indica, además, que los principios de la masonería siguen siendo incompatibles con la doctrina de la Iglesia, y que los fieles que pertenezcan a asociaciones masónicas no pueden acceder a la Sagrada Comunión. 2.1.2.- Qué linderos son generalmente aceptados De la extensa melange de linderos y de los variados intentos de codificación e imposición, se concluye que no todos conservan los rasgos de antigüedad. En su libro “La Masonería”, Emilio J. Corbière señala que hay tres sobre los cuales no hay dudas de que revisten el carácter de antiguos linderos. Son los siguientes: • La necesidad de que los masones se congreguen en logia. • El gobierno de la Fraternidad, cuando está reunido en logia, está compuesto por un maestro y dos vigilantes. • La necesidad de que cada logia, cuando se halla reunida, esté debidamente guardada (a cubierto tanto de profanos como de masones ajenos a la logia). Hay quienes podrán alegar que los secretos de la Fraternidad debieran considerarse como un antiguo lindero, sin embargo, en la actualidad esto carece de importancia, habida cuenta que los nombres de las autoridades son de dominio público, al igual que las actas de sus asambleas generales, su inscripción de los registros públicos de sociedades, sus enciclopedias, y los libros que dan detallada información de sus ceremonias, grados y ritos. Las mayores discrepancias que se desprenden de un estudio comparativo de los linderos conocidos, se producen con relación a la interpretación sobre lo que es el Gran Arquitecto del Universo, el Libro de la Ley Sagrada y la idea de la inmortalidad del alma. 79
Estas discrepancias han producido polémicas doctrinarias, enfrentamientos y divisiones que persisten en nuestro tiempo. El tema no es nuevo. Oswald Wirth señalaba que “la discordia tiene su origen en divergentes concepciones en cuanto al carácter fundamental de la Francmasonería. Algunos quieren ver en ella una comunidad de creencias reducidas a la afirmación de la paternidad de Dios, de la inmortalidad del alma, y en el reconocimiento de un Libro Sagrado, promulgado por la ley divina. Otros estiman que la masonería debe respetar todas las opiniones religiosas y filosóficas, para no exigir a sus adeptos sino una moralidad garantida… He aquí el doble punto de vista que todavía divide a los miembros de una gran confraternidad, creada y destinada a unir a todos los hombres de bien”. 2.1.3.- La cuestión del Gran Arquitecto del Universo El Gran Arquitecto del Universo es una fórmula relativamente moderna. Para algunos, un Dios polimórfico. Un símbolo de un principio generador para otros. La creencia en un Ser Supremo y en una vida futura no tiene nada de específicamente masónico. ¿Acaso ella no es también la ley fundamental de todas las Iglesias, la base de todos los cultos, y a este título, no es ella común a la casi totalidad del mundo profano? ¿Cómo aceptar, en tales circunstancias, que esa creencia puede contarse entre esas “ceremonias, reglas y leyes juzgadas” como absolutamente necesarias para distinguir a la Orden? ¿Dónde se encuentra la definición del Dios de los masones? Es inútil que se busque, pues tal definición no existe en ninguna parte como cuerpo de doctrina. Los términos de este “landmark” de Mackey no pueden ser interpretados más que en un sentido profano, vulgar, y bajo esa fórmula resulta incompatible con los principios fundamentales y el espíritu de la Orden Masónica. Son muchos los que sostienen que los masones están obligados a tener una “religión” y que no es posible 80
la religión sin el reconocimiento de la responsabilidad del hombre respecto del Ser Supremo o Potestad que llamamos Dios, por lo que la necesidad de una religión requiere forzosamente la creencia en Dios. Esta definición resulta demasiado estrecha. Una de las reconocidas clasificaciones de las religiones es la denominada “antiteística”, la cual contiene el ateísmo, el agnosticismo, el panteísmo y el animismo. En consecuencia, las “opiniones particulares” pueden recorrer todo el camino que va desde el más puro y refinado monoteísmo al ateísmo, pasando por el politeísmo, el naturalismo y el fetichismo. En el Convento organizado en 1877 por el Gran Oriente de Francia un pastor protestante, el hermano Federico Desmons propuso la supresión de la obligatoriedad de la creencia en Dios. Su proposición fue aceptada por la Asamblea General: “Pedimos la supresión de esta fórmula porque si es embarazosa para la Veneratura y para las Logias, no lo es menos para los profanos que animados de sinceros deseos de formar parte de nuestra grande y bella Institución, generosa y progresista, se ven detenidos por esta barrera dogmática que su conciencia no les permite saltar. Pedimos la supresión de esta fórmula porque nos parece extra, inútil y extraña al objeto que persigue la Masonería. Cuando una sociedad de sabios se reúne para estudiar una cuestión científica ¿se siente obligada a poner en la base de sus Estatutos una fórmula teológica cualquiera? No, esto no se hace. Los sabios estudian la ciencia independientemente de toda idea dogmática o religiosa. ¿Por qué no se debe hacer lo mismo en Masonería? ¿Es que su campo no es bastante vasto, su dominio lo suficientemente extenso, para que no le sea necesario poner pie sobre terreno que no sea el suyo? Dejemos a los teólogos al cuidado de discutir los dogmas, dejemos a las Iglesias autoritarias al cuidado de formular sus Sylla81
bus, pero que la Masonería quede en lo que debe ser, es decir, en una Institución abierta a todos los progresos, a todas las ideas morales elevadas, a todas las inspiraciones amplias y liberales. Que no descienda jamás a la arena ardiente de las discusiones teológicas que no han aportado jamás –creedme lo que os digo– más que turbulencias y persecuciones. ¡Que se guarde muy bien la Masonería de querer ser una Iglesia, un Concilio, un Sínodo, porque todas las Iglesias, todos los Concilios, todos los Sínodos han sido violentos y perseguidores! Y esto por haber querido tener siempre el dogma como base. El dogma que por su naturaleza es esencialmente inquisidor e intolerante. Que la Masonería, pues, se cierna majestuosa por encima de todas estas cuestiones de sectas o iglesias, que domine en toda su altura las discusiones, que permanezca siendo el vasto abrigo siempre cubierto a todos los espíritus generosos y valientes, a todos los investigadores de la verdad, concienzudos y desinteresados, a todas las víctimas, en fin, del despotismo y la intolerancia”. 2.1.4.- El Libro de la Ley Sagrada, un símbolo que divide El “Libro de la Ley Sagrada” fue en los antiguos tiempos sola y simplemente el “Libro de la Ley”, libro que contenía los Antiguos Deberes, las reglas –los “Old Charges”– que regulaban la actividad de los gremios. Sobre él prestaban su juramento los antepasados operativos. Existen indicios de esto, y en cambio, no existen rastros de que se prestaran ante ningún “libro sagrado”. En la Constitución de Anderson de 1723 no se decía nada sobre esto. Tampoco se decía nada en la reforma de carácter aclaratorio que Anderson efectuó en 1738. Recién en el año 1760 la Biblia adquiere la categoría de “luz” de la logia. Sin embargo, en los altares de los masones operativos medievales no había ninguna Biblia. En ellos solo se encontraban las herramientas de trabajo: la regla, la escuadra y el compás –estas 82
eran sus luces. Estas sí son indispensables para los rituales. La presencia obligatoria de un “Libro Sagrado” puede ir en contra de las exigencias naturales de la enseñanza iniciática, inclusive puede hasta llegar a ser inconciliable con el empleo ritual de símbolos a los que el mundo profano haya dado una determinada significación, que el Masón mal iniciado o poco instruido en su Arte no tenderá a superar. O. Wirth encuentra comprensible “que la Biblia conserve todo su prestigio ante aquellos espíritus religiosos que buscan en ella la palabra de Dios, haciéndola, a la par, la guía infalible de su fe; pero semejante veneración está muy lejos de poder imponerse racionalmente y constituye una característica anglosajona de la que no participan las razas latinas. Los masones anglosajones quisieron tener su Masonería particular y renunciaron al universalismo proclamado en 1723”. Exigir un espíritu religioso es impropio de la Orden. Quien señala los antiguos manuscritos para recordar que en ellos se hacía referencia a que las reuniones se consagraban a Dios, a la Santísima Trinidad, a los santos y a la Virgen, hay que contraponer que esto no significa la obligatoriedad de esa práctica. En aquellos tiempos todos estaban obligados a pertenecer a una religión, quienes así no lo hacían o no lo manifestaban eran considerados herejes y eran candidatos a perder todo, incluso su vida. La religión, considerada como sistema de fe y de veneración, pertenece a la Iglesia, con toda legitimidad, y no necesariamente a una organización fraternal. “La Francmasonería no es un credo, ni un dogma, ni señala determinado camino a seguir a fin de ganar la gloria. La Francmasonería no puede ser una religión porque no tiene dogma, y es harto sabido que no hay religión sin dogma. La Francmasonería no puede ser una religión, porque sus principios están en pugna con los dogmas de las religiones, y están en pugna con estos, porque estos se declaran eternos y materia de fe ciega y absoluta, mientras que aquellos están sometidos al criterio científico experimental, que puede modificarlos con el progreso de la investigación”(Victory y 83
Suárez). Las Constituciones de Anderson de 1723 no tienen ni confieren a la masonería un espíritu religioso. En este sentido es importante recordar aquella regla de interpretación de las normas jurídicas, según la cual ubi lex voluit, dixit; ubi noluit, tacuit(cuando la ley quiere, lo dice; cuando no quiere, calla). Y esto es precisamente lo que sucedió con estas Constituciones. No dicen absolutamente nada sobre la presunta obligatoriedad de la calidad religiosa ni de la obligatoriedad del polémico “Libro de la Ley Sagrada”. 2.1.5.- La creencia en la inmortalidad del alma Mackey la hace figurar como el vigésimo lindero. Paton lo define como la “resurrección de los cuerpos y la vida futura”. Pike acepta la creencia en la vida futura, pero no en la resurrección. Esta supuesta obligación no puede considerarse como tal: 1. porque no existen vestigios de que al constituirse la Francmasonería moderna, fuera la creencia en la inmortalidad del alma algo que integrara el propósito de sus fundadores; 2. porque nada sobre el particular se consigna en las Constituciones de Anderson de 1723, ni aún en los Reglamentos Generales de 1721, y si no fue móvil o ideal de la Gran Logia Inglesa en sus pasos iniciales, no puede exigirse a las demás Potencias que se fundaron posteriormente; 3. porque en razón de la íntima vinculación que tal creencia tiene con el dogma, es casi seguro que se introdujo en la Orden por aquellos místicos que adoptaron la tendencia dogmática en épocas ulteriores; 4. porque la creencia en la inmortalidad del alma integra la ideología de ciertas especulaciones filosóficas que guardan relación con algunos altos grados, no con los simbólicos, y deben eliminarse por el carácter adogmático de la Orden y en aras de su universalidad; (Derecho Interpotencial Público Masónico, Cap. IX, Art. 28). 84
Pensar en nuestro tiempo en la “inmortalidad del alma” es inadmisible para quienes no comparten ideas religiosas que auspician este supuesto. Esta idea para ellos se resume en la inmortalidad del pensamiento y de las obras. Afortunadamente, la Gran Logia Unida de Inglaterra ha dejado de lado la obligación de la creencia en una vida futura. El prestigioso jurista argentino Virgilio A. Lasca, en su obra “Derecho Interpotencial Público Masónico” señala que lo fundamental a considerarse en estas guías o pautas, debe inspirarse en lo esencial del contenido de las Constituciones de Anderson de 1723, y en modo alguno en las particularizaciones o peculiaridades que en cada jurisdicción masónica se han impuesto por las modalidades de ambiente. “Se impone una elevación espiritual para avizorar la gran obra a cumplir por la Francmasonería en esta humanidad ansiosa de paz y armonía para afianzar su progresivo mejoramiento.” “Deben contemplarse todos los principios que tiendan a unir las Potencias, y desechar aquellos otros que son motivo de discrepancia, si es que comprendemos bien el Arte de construir una verdadera fraternidad.” Es conveniente distinguir que las referidas Constituciones de Anderson no son de modo alguno un antiguo lindero, aunque sí pueden ser un patrón de referencia. La Constitución publicada por la Gran Logia de Inglaterra en el año 1723 es una verdadera reforma de los usos y costumbres de la Masonería operativa, llevada a cabo por la necesidad de organizar la Fraternidad, a fin de reunir los elementos dispersos y coordinar sus esfuerzos. Esto está claramente explicitado en la página 73 del Libro de las Constituciones de 1723, en la que se puede leer esta interesante texto: “…Habiendo sido –en Inglaterra– considerablemente interpoladas [¡no solo en la Biblia se hacían interpolaciones!] y mutiladas y lamentablemente alteradas las añejas Constituciones… nuestro antiguo Respetable Gran Maestre encargó al 85
autor examinar, corregir y redactar, siguiendo un método nuevo y mejor, la historia, deberes y reglamentos de nuestra vieja fraternidad. En consecuencia, este último ha estudiado diversos documentos provenientes de Italia, de Escocia y de distintas regiones de Inglaterra –entre los que encontró gran número de errores– y de ellos, así como de otros antiguos archivos masónicos, sacó las Constituciones aquí publicadas con los Deberes y Reglamentos Generales”. Esta página ha sido sospechosamente puesta en la sombra por los historiadores. Existe una larga lista de antiguos documentos masónicos, y se cree que el famoso “Manuscrito Regio”, que data de alrededor del año 1390, es el más antiguo de todos. La “Carta di Bologna”, importante documento del año 1248, también es mantenido en la oscuridad por muchos de historiógrafos de la Fraternidad. ¿A qué se debe este silencio? ¿Se tendría que ver en esto una no confesada intención de preponderancia británica? La obra de Anderson no pudo evitar la aparición de susceptibilidades. Edouard Plantagenet cuenta que aquellos que permanecían fieles a lo que creían ser la verdadera tradición masónica, no querían admitir que la tradición que respetaban podía haber sido realmente corrompida por alteraciones de todo orden. Es precisamente a estos hermanos a quienes se debe en 1722 –en el mismo momento en que el trabajo de Anderson era confiado a una comisión de revisión especialmente nombrada para su examen– la publicación de una Constitución (“The Old Constitutions belonging to the Ancient and Honourable Society of Free and Accepted Masons”), copiada –según lo declaraban– de un documento manuscrito de más de quinientos años de edad. No cabe ninguna duda que este antecedente provocó que años más tarde –en 1858 como se pretende– se publicara una lista enumerativa de los “Landmarks”, o Principios Fundamentales e Imprescindibles de la Orden, que opusieron a las “Constituciones de Anderson”. Todavía hoy la Gran Logia Unida 86
de Inglaterra hace de esos Landmarks la base de la ortodoxia masónica, y al mismo tiempo hoy muchos hermanos creen que ciertos linderos están indisolublemente unidos a los postulados de las Constituciones de Anderson. Según Plantagenet,“si confrontamos los Landmarks y las Obligaciones [Anderson], nos vemos fatalmente obligados –de buen o mal grado– a comprobar que, lejos de complementarse mutuamente, como nos induciría a admitirlo la doctrina anglo-sajona, ambos documentos se contradicen o se hallan en desacuerdo sobre más de un punto; que su respectiva autoridad ‘legal’ está lejos de ser equivalente y, por último, que sus divergencias –tan nefastas para la noble grandeza y la sublime universalidad del Ideal masónico– tienen por origen un malentendido, tanto más afligente [sic] cuanto que él no parece ser, más que una deplorable consecuencia de la eterna incompatibilidad existente entre la letra y el espíritu. Estas diferencias no son fruto del azar ni de la fantasía del redactor; ellas son voluntarias, premeditadas y, lo que es más, meticulosamente definidas y puestas a punto”. Estas diferencias se acentuaron con el tiempo e impulsaron a los “antiguos” (la oposición de los “modernos” que rodeaban y apoyaban a Anderson) a volver a sus antiguos sentimientos, renegar de las Constituciones de Anderson, invocar la imprescriptibilidad de los linderos (landmarks) que ellos “habían descubierto” y provocar así la alteración del texto original de Anderson y después el paradojal maridaje de sus linderos con las Antiguas Obligaciones. ¿Qué son y qué no son entonces los Landmarks? Hasta hoy no se conoce ni su número ni su naturaleza particular, y ninguna de las nomenclaturas en curso reviste un carácter de autenticidad suficientemente notoria como para evitar la duda que nace de tan singulares contradicciones y de la visible puja que produce su cotejo. Unos pocos corresponden a los antiguos 87
e inalterables linderos. Otros muchos no son nada más que tardíos agregados e interpolaciones que tuvieron como objeto primordial sustentar posiciones altamente criticables por lo poco masónicas. Ciertamente, no será posible a través de estos medir el grado de desviación que se ha operado en la Fraternidad, ni el alejamiento de los postulados que la animaban. Considerar que los llamados landmarks son el conjunto de rasgos propios y exclusivos de la Orden –sin efectuar un previo análisis de los mismos– puede llevarnos a cometer graves equivocaciones. Este análisis es ineludible para determinar si las Constituciones de Anderson pueden o no ser consideradas como la Carta fundamental de la Masonería especulativa, o en su defecto, considerar como tal a los principios básicos de la Francmasonería Universal, aprobados en la Asamblea General de Francmasones reunida en Paris en el año 1523. No hay dudas de la existencia real de determinados linderos no desprovistos de cierta autoridad y que pueden –en cierta medida por lo menos– representar algunos elementos esenciales de la regularidad masónica. Sin embargo, para hacer de ellos bajo esta forma la base del derecho masónico, sería necesario todavía que esos linderos fundamentales fuesen codificados después de haber sido aligerados de todas las prescripciones cuya universalidad no está demostrada de un modo incontrovertible, o que no se ajustan estrechamente a la definición admitida para sus caracteres específicos. Los linderos que propuso Mackey son notoriamente posteriores al libro de las Constituciones de Anderson. En cuanto al resto, ¿qué título se podría invocar ante las circunstancias ya señaladas para conceder a los linderos en general una precedencia cualquiera sobre las Constituciones de Anderson? El argumento de la anterioridad no puede ser utilizado; su autenticidad está sujeta a caución; su universalidad es discutible; su número es desconocido; nada define “oficialmente” su carácter; ni siquiera se puede pretender que la enunciación de los principales de 88
entre ellos haya aportado un elemento nuevo para el establecimiento de los cuadros del derecho masónico. En la Constitución “operativa” publicada en Londres en 1722 no se encuentra ninguna referencia que pueda servir de base para la justificación de los “landmarks” de Mackey. Por el contrario, se puede apreciar que por primera vez apareció esta expresión en el vocabulario masónico, en el artículo XXXIX de las Antiguas Ordenanzas, publicadas a continuación de las Constituciones de Anderson: “XXXIX. Every Annual Grand Lodge has an inherent Power and Authority to make “new regulations” or to alter these, for the real Benefit of this ancient Fraternity: Provided always “the old Landmarks be carefully preserved…” Como en el decreto de aprobación de la Gran Logia se expresa que los textos de Anderson deben ser considerados como las únicas Constituciones de la Orden: “… and we ordain that these be received in every particular Lodge under our cognizance, as the only Constitution of Free and Accepted Masons amongst us…” No puede caber duda de que las prescripciones a que esta declaración se refería no eran otras que las editadas por los “Old Charges” mismos. Si se consideran estas prescripciones con la atención que se merecen, rápidamente se constata que, adoptando el aspecto de una constitución operativa, estas trazan muy claramente el cuadro espiritual de la Masonería especulativa, destacando las tradiciones que importa respetar para que el Masón virtuoso pueda “realizar” la iniciación y convertirse en un “Iniciado” –en el sentido intelectual del término– y para que la Orden conserve su fisonomía propia en medio de las instituciones profanas, 89
dedicadas a la satisfacción fragmentaria y temporal de las aspiraciones trascendentes e integrales de la comunidad masónica. Se enfrenta así una verdadera disyuntiva: optar entre Linderos o Constituciones. Abordar la difícil tarea (hasta hoy no acometida) de pesquisar y analizar todos los linderos que andan dando vueltas y decidir cuáles de ellos son auténticos y vitales para el mantenimiento del carácter que identifica a la Fraternidad.Puede resultar equívoco emitir una opinión acerca de los “antiguos linderos” considerando solamente los enunciados por Mackey. Nadie ha podido responder de qué fuentes los ha extraído. Son muchos los hermanos que no aceptan la preferencia excesiva que se otorga a estos linderos por sobre las Constituciones de Anderson, porque en algunos aspectos ellos las desvirtúan con una peligrosa pugna y en otros las repiten inútilmente. Lo que interesa ante todo es entenderse. Cuando se proclama que los antiguos linderos son “inalterables, inamovibles e inmutables” resulta positivamente cierto si se tienen en cuenta cuando menos las Constituciones de Anderson, pero no si se considera la nomenclatura de Mackey, que ha invadido muchos terrenos para poder pretender cierta calidad de imprescriptible. No se puede detener la evolución misma, atándola a los límites infranqueables de un pasado muerto. La naturaleza no es estacionaria. “Las instituciones envejecen mientras la Humanidad rejuvenece sin cesar; los métodos pueden gastarse, las exigencias de los tiempos y del espíritu modificarse, las doctrinas corromperse, solo el “fin” permanece eternamente idéntico a sí mismo porque nosotros estamos ‘en el valle’ y él está ‘en la cima’. Si a nuestro turno osáramos expresar un landmark iniciático en apoyo de nuestra tesis, diríamos que lo que nos distingue específicamente de la actividad intelectual y social del mundo profano es precisamente que ‘la comunidad humana se esfuerza por 90
realizar la doctrina’ tentando a cada individuo, cada función y cada grupo a imponer la suya a los otros, mientras que la colectividad masónica no aspira sino a encaminar la Humanidad hacia ‘el fin’, haciéndolo perceptible a todos y dejando a cada uno el cuidado de encontrar su vía y de progresar por ella según sus fuerzas y sus posibilidades. Es por eso que la enseñanza iniciática no se presta a ninguna limitación espiritual; la glosa iniciática de hoy es esencialmente diferente de aquella cuyo texto nos dan los rituales del siglo XVIII, aunque el objetivo final siga siendo el mismo. Como conclusión se puede afirmar que las Obligaciones de Anderson, al igual que los Principios Básicos Constitutivos de la Francmasonería Universal del año 1523, constituyen los únicos documentos capaces de proporcionar una base sólida al derecho masónico. Desgraciadamente, los llamados landmarks o linderos, bajo su forma actual no solamente es nulo su valor, sino que, además de su imprecisión, su falta de coordinación y la puja enredada que evidencian sus términos, constituyen para la Orden un mal de una excepcional gravedad que sería de urgencia extirpar. ¿Es ello posible? No cabe duda de que sí. Bastaría solamente con no dejar que en la busca racional de la solución del problema la letra ahogue al espíritu y los particularismos estrangulen a la Fraternidad”. (Plantagenet) Los “antiguos linderos” –los landmarks– cuyo sentido real y número no son ampliamente conocidos por los masones, han demostrado que solo convienen a las potencias masónicas, ya que les permite –por la ambigüedad del término– acusarse recíprocamente de la no observación de la antigua tradición de los Masones operativos, pecado del que todas ellas se hacen más o menos culpables.
2.2.- Las Constituciones de Anderson 91
Las Constituciones de Anderson señalan el inicio de la moderna francmasonería especulativa. Fueron redactadas por el pastor James Anderson y Jean Théophile Désaguliers, aprobadas y publicadas en 1723. “Constituciones de Anderson” es la acepción más común a las constituciones en las que se refleja por primera vez la condición de los masones especulativos tras la tradición de los masones operativos de siglos anteriores. El nombre con el que se publicó es “Constitución de los Francmasones”. El documento original fue modificado posteriormente en 1738 y 1813. De una forma simbólica se hace constar en las Constituciones que a partir de entonces ya no será la catedral un templo de piedra a construir, sino que el edificio que habrá de levantarse será la catedral del Universo, es decir, la misma Humanidad. El trabajo sobre la piedra bruta destinada a convertirse en cúbica, es decir, apta a las exigencias constructivas, será el hombre, quien habrá de irse puliendo en contacto con sus semejantes a través de una enseñanza en gran parte simbólica. Cada útil o herramienta de los picapedreros recibirá un sentido simbólico: la escuadra, para regular las acciones; el compás, para mantenerse en los límites con todos los hombres, especialmente con los hermanos masones. El delantal, símbolo del trabajo, que con su blancura indica el candor de las costumbres y la igualdad; los guantes blancos que recuerdan al francmasón que no debe jamás mancharse las manos con la iniquidad, etc. La Masonería se convertía, pues, en el lugar de encuentro de hombres de cierta cultura, con inquietudes intelectuales, interesados por el humanismo como fraternidad, por encima de las separaciones y de las oposiciones sectarias, que tantos sufrimientos habían acarreado a Europa: la Reforma, por una parte, y la Contrarreforma, por otra. Les animaba un espíritu universalista y el deseo de encontrarse en una atmósfera de tolerancia 92
y fraternidad. El artículo fundamental de las Constituciones de 1723 lo subraya claramente al afirmar que “…Aun cuando en los tiempos antiguos los masones estaban obligados a practicar la religión que se observaba en los países donde habitaban, hoy se ha creído más oportuno no imponerle otra religión que aquella en que todos los hombres están de acuerdo, y dejarles completa libertad respecto a sus opiniones personales. Esta religión consiste en ser hombres buenos y leales, es decir, hombres de honor y de probidad, cualquiera que sea la diferencia de sus nombres o de sus convicciones.” Otro artículo precisa que cuando los trabajos están cerrados y los hermanos se hallan reunidos fuera de la logia, pueden dedicarse a placeres inocentes evitando los excesos de todo género, y sobre todoabsteniéndose de decir y de hacer cosa alguna que pudiere herir o romper la buena armonía que entre todos debe reinar siempre. Por esta razón, no deben llevarse a estas reuniones odios privados, ni motivo alguno de discordia y, sobre todo, deben evitarse en absoluto las discusiones sobre religión y política, sobre nacionalidad, puesto que los masones, como antes hemos dicho, no profesan otro ideal que la universalidad, y que pertenecen a todos los pueblos, a todas las lenguas… Este apartado ha dado lugar a un cierto mal entendido, ya que de la recomendación de Anderson que se refiere al momento “cuando la Logia esté cerrada, pero estando aún reunidos los hermanos”, algunos masones han hecho una interpretación extensiva al momento en que la Logia está organizada, prohibiendo en ella la discusión sobre determinados temas. 2.2.1.- Evolución Las Constituciones de Anderson son una de las más importantes para los francmasones en el mundo. Para entender su contenido deberíamos comprender primero un poco el contexto histórico. 93
El contexto histórico Como ya se ha comentado varias veces, frecuentemente se tiende a analizar los hechos de una época con la mentalidad actual, error que da lugar a muchos equívocos. Para poder medir en su justa medida el alcance de cualquier hecho histórico es vital conocer el contexto histórico en el cual este tuvo lugar. Las Constituciones de Anderson no son una excepción, y para ver el alcance real de su contenido, para darse cuenta cuan avanzada fue, es necesario verlas desde la óptica de dicha época. La sociedad inglesa de 1720 se destacaba por su intolerancia, frivolidad e inmoralidad. La iglesia se hundía y el gobierno era impotente. Sin embargo, durante este mismo período Inglaterra conoce profundos cambios. Por otro lado, después de las cruentas luchas políticas y religiosas, llega el triunfo de la monarquía constitucional, del régimen representativo, de la libertad para los protestantes, pero también de la prohibición del catolicismo. El Parlamento Inglés había tomado prestadas para elaborar la nueva Declaración de los Derechos las ideas de Locke: asegurar la libertad y la felicidad del hombre. Sin embargo, tenemos que destacar que esta tolerancia era parcial y estaba restringida a los cristianos protestantes y anglicanos. Los católicos y los musulmanes eran rechazados, los libres pensadores excluidos. Esta limitación, la encontraremos en parte, en las Constituciones de Anderson de 1723 pero en las siguientes será eliminada, lo cual ya es prueba de su modernismo para la época. Asimismo, Desaguliers formaba parte de la Royal Society y trabajaba muy en cercanía con Sir Isaac Newton, por lo que el nuevo aire de la ilustración encontró un camino de entrada a su través. Las obras de Newton originan la nueva orientación científica de la época y trae el cambio de espíritu radical que nos ha transmitido Voltaire. Nacidas en este contexto, en 1723 Desaguliers, que no debe94
mos olvidar participó junto con Payne en la elaboración de las mismas, no ignoró el concepto de tolerancia propuesto por Locke y tuvo en cuenta el principio de separación de los poderes eclesiástico y estatal. La publicación de las Constituciones marca además el deseo de establecer una historia de la Masonería que afirme su filiación operativa y tradicional sin poner en riesgo el aspecto jurídico del texto. Las constituciones: su desarrollo y evolución Definido más o menos el ambiente de la época se puede hacer una breve cronología de cómo fueron desarrollándose los pasos que llevaron a su creación. Aunque se dice que Payne ordenó a James Anderson la redacción de las Constituciones esto no es del todo correcto. Quien realmente dio la orden fue el Duque de Montagu, si bien fue durante el mandato de Payne y con la ayuda de este y Desaguliers que estas fueron tomando forma. Tanto George Payne como Desaguliers eran recopiladores de documentos masónicos antiguos. Si bien bajo el período de mandato de Desaguliers en una decisión controvertida, ordenó quemar varios manuscritos masónicos para evitar que fuesen a manos profanas. Este exceso de celo masónico originaría una pérdida de valiosos elementos de investigación histórica. Durante el mandato de Payne y Desaguliers se acercaron a la Masonería muchos nobles, entre ellos el Duque de Montagu, que fue elegido Gran Maestro el año 1721. El día 25 de Septiembre de ese mismo año, Montagu encarga a James Anderson que presentase un proyecto de Constitución compilando las antiguas Constituciones Góticas de los gremios Alemanes promulgadas en 1459, también conocidas como Ordenanzas de la Asociación de Logias de Constructores y que agrupaba a las Grandes Logias de Estrasburgo, Viena, Colonia y Berna. El motivo de ese encargo fue el crecimiento experimentado por 95
la Gran Logia de Inglaterra, lo cual hizo ver la necesidad de crear una Constitución como medio de control de la institución. Se sabe que tanto Payne como Desaguliers colaboraron con James Anderson de manera muy cercana poniendo a su disposición gran parte de la documentación que ambos conservaban sobre la antigua masonería. El reverendo Anderson (era pastor protestante) se dedicó con especial interés a su trabajo. El 27 de Diciembre de 1721 se designó una comisión de 14 hermanos entre los que estaban el propio Anderson, el pastor Desaguliers y el anticuario Payne. La obra fue aprobada en una reunión solemne en el Asamblea de la Gran Logia el 17 de Enero de 1723, dirigida por el Gran Maestro Duque Felipe de Wharton. Después de la aprobación de la Constitución, la obra fue publicada en la revista “Postboy” y autorizada su venta libre el 28 de febrero de 1723. La obra, aún cuando todo el trabajo fue realizado por Anderson, llevaba una dedicatoria de Desaguliers al ex Gran Maestro Duque de Montagu, bajo cuyo mandato fue ordenada su redacción. El libro tenía una corta historia de la masonería desde la creación del mundo, los Antiguos deberes o Leyes Fundamentales (Old Charges), las 39 obligaciones o 39 artículos de los Reglamentos Generales, la aprobación del libro, los 6 artículos de la Constitución propiamente dicha y 4 canticos masónicos (Canción del Maestro, Canción del Vigilante, Canción de los Compañeros y Canción de los Aprendices). La constitución no hace referencia alguna a grados superiores ni a la leyenda de Hiram Abif. La publicación de la primera edición del Libro de las Constituciones creó polémicas muy fuertes en todos los ámbitos sociales. El artículo más polémico de la Constitución acabó siendo el nº 1 (Dios y la Religión), que establece que: “Un masón está obligado, por su condición, a obedecer a la Ley 96
moral, y si entiende bien el Arte, no será jamás un ateo estúpido, ni un libertino irreligioso” Este artículo, tal como se redactó fue interpretado como un ataque a los ateos, eso hizo, entre otras cosas que Anderson fuera llamado de nuevo en 1735 para preparar una Segunda edición de su obra. En esta segunda edición aprovechó para introducir una importante modificación en este controvertido artículo y el 25 de Enero de 1738 entregó el producto de su trabajo al que añadió una lista de todos los Grandes Maestros desde 1717 hasta la fecha. El artículo 1º fue modificado y redactado de esta manera: “El masón está comprometido por su cualidad misma, a obedecer la ley moral, como un verdadero noaquita [Discípulo de Noé]”. Sin embargo, ni siquiera esta redacción fue definitiva, el año 1813 se publicó una tercera edición que volvió a ver modificado dicho polémico artículo, que quedo como sigue: “Un Masón está comprometido, por su cualidad misma, a obedecer la ley moral y si entiende bien el arte, no será nunca un ateo estúpido ni un libertino sin religión, siempre que crea en el glorioso Arquitecto del Cielo y de la Tierra y que practique los deberes sagrados de la moralidad” Se terminaba así con la obligación de practicar la religión del país en el cual morase el masón, pudiendo mantener su creencia religiosa original. 2.2.2.- Las modificaciones inglesas de 1738 y 1813 El artículo primero de “las Constituciones de Anderson” fue modificado en dos reimpresiones en Inglaterra. Desde el punto de vista inglés, se trataba de precisar la prime97
ra redacción y evitar derivados en su interpretación. Desde el punto de vista de la mayoría de las obediencias francesas, estas modificaciones se perciben, por el contrario, como una restricción del universalismo masónico, que estas últimas rechazan. Este debate no es simple. Es verdad que la redacción de Anderson haya ido más allá de las tradiciones masónicas. Además, ella ha suscitado serias controversias en Inglaterra desde su aparición. ¿Qué debe hacerse primeramente? ¿La antigua tradición, que, teniendo en cuenta el contexto de la época, podía difícilmente no ser teísta, o, por el contrario lo que otros llaman el “proyecto andersoniano”, que autoriza una amplia libertad de conciencia? ¿Se puede, por ejemplo, conferir la iniciación masónica a personas que se encuentran en la línea del pensamiento de Spinoza o en el de Confucio? ¿Se pueden aceptar a los que creen Dios, sin tener la certeza de que Dios es personal y revelado? ¿Se puede, en fin, iniciar en la Masonería a agnósticos o a ateos? Las respuestas son diferentes… como lo son las Obediencias. A continuación las distintas versiones del artículo primero de las Constituciones de Anderson: 1723: Un Masón está obligado por su título a obedecer la Ley moral y si comprende bien el Arte, no será jamás un ateo estúpido, ni un libertino irreligioso. Sin embargo, en los tiempos antiguos los Masones fueron inducidos en cada país a pertenecer a la religión de ese País o de aquella Nación, cualquiera fuese, no obstante, se le considera ahora como aceptable de someterlo a la Religión que todos los hombres aceptan, dejando a cada uno su particular opinión, y que consiste en ser hombres buenos y leales u hombres de honor y de probidad, cualesquiera fuesen las denominaciones o creencias que pudiesen distinguirlos; de 98
este modo, la Masonería deviene el centro de unión y el medio de anudar una verdadera amistad entre personas que hubiesen debido permanecer perpetuamente alejadas entre sí. 1738: (Este texto se modificó con motivo de la transformación de la Gran Logia de Londres en Gran Logia de Inglaterra): Un masón está obligado por su título obedecer a la ley moral y si comprende bien la profesión, él no será nunca un ateo estúpido, ni un libertino irreligioso ni actuará en contra de su conciencia. En los tiempos antiguos, los masones cristianos eran llamados a actuar de acuerdo con las costumbres cristianas de cada país donde ellos viajaban. Pero la masonería existente en todas las naciones, aun de religiones diversas, lleva a que los masones adhieran a la religión según la cual todos los hombres están de acuerdo (dejando a cada hermano sus propias opiniones), es decir, ser hombres de bien y leales, hombres de honor y de probidad, cualquiera sean los nombres, religiones o confesiones que ayuden a distinguirlos: pues todos se articulan sobre los tres artículos de Noé suficientes para preservar el fundamento de la Logia. De este modo la Masonería es el centro de la unión y el feliz medio de unir a las personas, quienes, de otro modo, habrían permanecido perpetuamente desconocidas entre sí. 1813: (Como fin de la larga división entre las “Antiguas” y las “Modernas”, las dos corrientes se reunifican formando la actual Gran Logia Unida de Inglaterra que incluye el siguiente texto en sus nuevas constituciones): En lo que respecta a Dios y la Religión: un masón está obligado, por su título, a obedecer la ley moral y si comprende bien el Arte, él no será jamás un ateo estúpido ni un libertino irreli99
gioso. De todos los hombres, él debe comprender mejor que Dios ve de otra manera que el hombre, pues el hombre ve la apariencia externa, en tanto que Dios ve el corazón. Un masón está, en consecuencia, restringido a no actuar nunca en contra de los mandatos de su conciencia. Cualquiera sea la religión del hombre o su manera de adorar, no está excluido del Orden, considerando que él cree en el glorioso arquitecto del cielo y de la tierra y que él practica los deberes sagrados de la moral. Los masones se unen a los hombres virtuosos de todas las creencias en el lazo sólido y agradable del amor fraternal, que les enseña a ver los errores de la humanidad con compasión y a esforzarse por la pureza de su propia conducta, de demostrar la alta superioridad de la fe particular que ellos profesen.
2.3.- Los principios básicos de la masonería Pensar en que existan principios básicos, fundamentales, de la masonería que recojan el espíritu de los Antiguos Documentos, es otra forma de abordar el complejo tema que nos ocupa. Tal vez lo más sensato es buscar en la lejanía del tiempo, las viejas costumbres y obligaciones que se daban para sí los viejos masones de otrora. Por ello varios entendidos en la masonería se inclinan hacia los Principios Básicos que fueron establecidos por la Asamblea General de Francmasones reunida en París en el año 1523. De su lectura, de manera sorprendente, se percibe un cierto aroma de contemporaneidad a pesar de sus casi 4 siglos de solera. Mandatos tales como: “1. Siete o más francmasones debidamente capacitados, reunidos bajo la bóveda celeste, a cubierto de indiscreción profana, para discutir y resolver libremente, por mayoría de votos, 100
los asuntos que les interesen colectivamente, forman una logia francmasónica, similar a las de la Masonería operativa…” “…f) formar triángulos y estrellas para trabajar Masónicamente en los lugares donde no es posible reunirse en Logia por razones de fuerza mayor;…” “…i) pedir el Certificado de Retiro de la Logia sin explicación de causas, estando en pleno goce de sus derechos…” “…21. Siete o más Logias Francmasónicas de un territorio determinado pueden formar una Federación (Gran Logia) y tres o más Federaciones pueden unirse en una Confederación…” “…25. Entre los francmasones y sus asociaciones no pueden existir diferencias basadas en la distinción de razas, color o nacionalidad…” “…Estos preceptos no pueden estar en contraposición con los progresos de las Ciencias ni con las ideas avanzadas de épocas posteriores…” Todos resultan familiares a las prácticas masónicas actuales. Sin embargo estos principios básicos de 1523 son con frecuencia cuestionados bajo la sentencia de que no hubo masonería antes de 1717. Pero hay hechos y monumentos históricos que hacen pensar en no fue tanto así. Por ejemplo, en Ávila se edificó entre 1514-1516 la “Capilla de Nuestra Señora de la Anunciación” destinada a 26 ancianos, 13 hombres y 13 mujeres, bajo la dirección del sacerdote Mosén Rubí (o Rubén o Robí/Rubí/Rabí= “Rabino”) de Bracamonte. Procedía de Flandes y se consideraba hebreo y creó en España uno de los más antiguos testimonios arquitectónicos, indudablemente masónicos. Pero la Inquisición les hizo parar las ac101
tividades en 1530. Esa capilla fue visitada en 1519 por el almirante de Coligny (quien llevaba en su blasón un compás y un martillo) (Ver “La cara oculta de la historia Moderna”. Vol I. Jean Lombard. P. 269). La citada Asamblea de 1523, periodo en el entorno de las Academias de Leonardo da Vinci, Marcilio Ficino, Luca Pacioli y sus amigos. Ese encuentro de 1523 lo sintonizó con las reuniones anuales tratadas y denunciadas en el Concilio de Aviñón (1326), pero también podrían tener de base y fuente de inspiración u organización las Academias de origen florentino. La importancia de Italia en la difusión de las doctrinas herméticas y neoplatónicas databa de la fundación, en el siglo XV, de la Academia Platónica de Florencia. Debido al peligro que suponía la Iglesia para los adeptos a estas doctrinas, consideradas incompatibles con la ortodoxia católica, a menudo tuvieron que agruparse en sociedades secretas. Por eso se cita en ocasiones la existencia de una misteriosa Cofradía de Filósofos Napolitanos que se remontaría al Renacimiento y cuyo número de adeptos estaba rigurosamente limitado a doce. Uno de ellos, llamado Lucilius, retirado a Toulouse para conseguir discípulos, fue descubierto y ejecutado el 19 de febrero de 1619 acusado de “ateísmo” (“La Tradición Oculta”. Galtier. P. 49-50). La Masonería del “Rito Primitivo”, nace formalmente como Institución precisamente en 1523 y este formato se debe a Leonardo da Vinci y su entorno, en particular Pablo Toscanelli y Américo Vespuccio, hombres ilustres de entonces, extendiéndola en Francia y de ahí saltó a otros países, dando pie a sistemas ritualísticos diferentes, extendiéndose en muy corto plazo en Francia, Holanda e Inglaterra y finalmente en Alemania, donde se iniciaba el movimiento Reformista. Para el primer núcleo masónico de aquel Rito, aparte de los tres personajes citados, encontramos: Andrea Verrochio, Marco An102
tonio de la Torre, Luca Paccieli (Pacioli?), Francisco Melzi, César Sesto, Bernardo Luini, Andrés Salaino, Marco Vegioni, Antonio Boltrafio, etc. (“Historia Geneneral de la Francmasonería Progresista Universal”. Su filosofía. P. 7). Todo lo cual, de forma apretadamente apresurada, demuestra que las tradiciones de la masonería operativa tuvieron sus manifestaciones especulativas mucho antes de la constitución de la Gran Logia de Inglaterra. Luego, estos principios básicos bien pudieran servir de landmarks de las obediencias adogmáticas. En tiempos más recientes podemos constatar los landmarks que adoptó el Grande Oriente Español, en su gran Gran Asamblea Nacional en Barcelona los días 23 al 27 de junio de 1933. De su lectura se puede apreciar su armonía con las Constituciones de Anderson y los Principios Básicos de 1523. Muchas de las obediencias de Estados Unidas, defensoras de los landmarks, han trazado sus propios linderos en lugar de utilizar las versiones conocidas. Y hay también correspondencia de dichos documentos con el principio que trazó el Convenio Universal de Supremos Consejos Confederados de Lausana en 1875: “Vivir honradamente; obedecer las leyes de su país; practicar la justicia; amar a sus semejantes; trabajar incesantemente para el bienestar de la humanidad y procurar alcanzar por medios pacíficos y progresivos su emancipación.” Existe otra formulación de principios, más bien descriptivos, que no dejan de ser válidos para el trabajo masónico. El Dr. Arturo Martínez Holgado, M:. M:., en su trabajo “La Masonería y sus 4 principios fundamentales” simplifica la cuestión: 103
i.- Principio de libertad ii.- Principio de igualdad iii.- Principio de fraternidad iv.- Principio de tolerancia Y estos principios los deriva de un posicionamiento sobre la definición de la Masonería y su alcance: 1. La Masonería es una institución humanística 2. La Masonería es una institución esencialmente ética 3. La Masonería siempre enseña 4. La Masonería no es una religión 5. La Masonería no es una secta 6. La Masonería no es un partido político 7. El verdadero masón no hace distinción alguna de religión, credo o ideología 8. El verdadero masón no hace distinción alguna de raza, posición social o posición económica 9. Para la Masonería el hombre es dueño y señor de sus pensamientos y de sus actos 10. La Masonería considera que individuo y sociedad van unidos 11. La Masonería se fundamenta en la fuerza de la razón 12. La Masonería es una orden iniciática 13. En Masonería se está AL ORDEN, no A LA ORDEN de nadie 14. La Masonería es una fraternidad 15. El verdadero masón trasciende con su trabajo Como se puede apreciar, los principios básicos de la masonería están íntimamente relacionados con la fijación de los límites, de los linderos, de la cerca, que determinan si se está en terreno de la masonería o no. Pero esto también está sujeto a la interpretación de los antiguos documentos, de la definición de la masonería que se quiere desarrollar, del alcance del concepto del GADU y hasta de condicionamientos históricos, sociales sin excluir los económicos. 104
2.4.- Vigencia de los antiguos documentos, landmarks y las Constituciones Cuando se repasan los Antiguos Documentos, las distintas versiones de los landmarks, las Constituciones y otros documentos contentivos de principios masónicos, básicamente se percibe familiaridad con lo que se practica, y la sensación de que hay cosas que no han cambiado desde los viejos tiempos. En algunos casos se aprecian diferencias con la actualidad que se pudieran calificar de estilo, pero que no afectan la esencia del Arte. Los problemas aparecen, como se dijo, cuando se vislumbran las barreras de la masonería que se quiere desarrollar y a lo que se le quiere dar relevancia o no, todo lo cual provoca divisiones y escisiones. Y de esa incapacidad humana, esa inobservancia del principio de tolerancia han resultado las múltiples denominaciones masónicas dentro de las mismas jurisdicciones. Este defecto convencionalmente se ha querido resumir en una impropia clasificación de masonería regular e irregular. Y lo peor: la prohibición de la primera de relacionarse con la segunda. El autor de esta plancha se inclina a pensar que la mayoría de las reglas y estipulaciones contenidas en los documentos que hoy se utilizan en las distintas denominaciones masónicas tienen vigencia, son perfectamente aplicables al trabajo masónico (de acuerdo con la definición masónica de cada una), aunque unas pocas han quedado obsoletas por falta de adecuación a los tiempos modernos. Se dice que la Masonería es una especie de condensado de lo mejor de la cultura, el conocimiento, la moral, la razón y las experiencias del hombre a lo largo de los tiempos. Sin embargo, la velocidad en la que dichos elementos han evolucionado desde la segunda mitad del siglo XX, no ha permitido a la Masonería incorporar ese nuevo acervo, la esencia de los días que corren, al condesado total del Arte. Los documentos que hoy son objeto del presente estudio fueron trazados y estaban a tono con el 105
acervo acumulado hasta sus días. No se puede pedir a los predecesores imaginaran y también previeran, por ejemplo, que la esclavitud (moral para la época) habría de desaparecer y hasta ser condenada en los tiempos subsiguientes. Es especialmente extraordinario que los principios básicos de 1523 enunciaran que “…Estos preceptos no pueden estar en contraposición con los progresos de las Ciencias ni con las ideas avanzadas de épocas posteriores…”. Cuando Mackey sentencia que “las mujeres, los cojos, los lisiados, los esclavos, los mutilados, los menores de edad y los ancianos, no pueden ser iniciados”, o cuando Anderson relata a bien que “los reyes y los príncipes se mostraron muy bien dispuestos para con la sociedad, por la sumisión y la fidelidad de que los masones dieron constantemente pruebas en el cumplimiento de sus deberes de ciudadano”, o los propios principios básicos de 1523 fijaban que “no se admiten como francmasones los esclavos, los menores de edad y los incapacitados física y mentalmente” se debe considerar el determinismo y la moral imperante en la época. Para el autor de esta plancha la adecuación de cualquier documento considerado en el presente estudio no debe ser resultado de un acto voluntarista de acomodar el texto a determinadas conveniencias, aunque fueren legítimas. La adecuación para una efectiva vigencia y validez de dichos documentos viene determinada por si se avienen a las convenciones sobre los derechos humanos universalmente reconocidos, como en la Francia de los Derechos del Hombre, y a las cartas magnas de los países democráticos donde se respeten dichos derechos universales. Planteado de otro modo: la vigencia y validez de algún precepto caduca cuando lesione algún derecho fundamental reconocido. Es por ello que no serían vigentes la prohibición de asociación masónica con la que Mackey limita a las mujeres en su derecho fundamental de libre asociación; o la sumisión a los reyes que Anderson consideraba correcta en los masones porque vulnera 106
la libertada individual como derecho fundamental; o la exclusión de los descapacitados que fijan los principios de 1523, porque son contrarias a los derechos humanos y a la ley. “El masón, debe ser una persona tranquila, sometida a las leyes del país donde esté establecido y no debe tomar parte ni dejarse arrastrar en los motines o conspiraciones fraguadas contra la paz y contra la prosperidad del pueblo…” reza en las Constituciones de Anderson. A pesar de ello, el autor de este trazado considera que el masón, convencido de su papel social, debe tener en cuenta la máxima de Séneca: “El honor prohíbe acciones que la ley tolera”, porque esta posición es útil en la retorcida actualidad donde determinadas legislaciones, bien conformadas según el Derecho, amparan actos que la opinión pública rechaza. 2.5.- Grandes Logias Unidas de Europa La decisión de 2012 de la masonería “regular” centroeuropea de separar a la Gran Logia Nacional de Francia e invitar a la Gran Logia de Francia (que reconoció a la Gran Logia de Canarias), introdujo cierta inquietud entre las potencias que conforman la confederación de las Grandes Logias Unidas de Europa (hoy Confederación Internacional de Grandes Logias Unidas). Esto dio lugar a una declaración de las Grandes Logias Unidas de Europa de 22 de septiembre de 2012 sobre los principios en los que se basa la confederación. Es interesante observar que para no utilizar los imprecisos adjetivos “adogmática” o “liberal”, utilizan con acierto para definir la masonería que trabajan como Masonería Regular y Tradicional. A continuación una traducción libre de dicho este documento: 1. la Masonería regular y tradicional es una Orden iniciática universal que se basa en la fraternidad. 2. Trabaja a la Gloria del Gran Arquitecto del Universo. 3. Los tres Grandes Luces de la Masonería se colocan en el altar de juramentos: un volumen de la Ley Sagrada, el compás y Ia escuadra. 107
4. Las obligaciones de los masones se toman ante esas tres Grandes Luces. 5. Las Francmasonería regular y tradicional proclama su lealtad inquebrantable y total devoción a la patria. 6. En Logia, las discusiones sobre política y religión están estrictamente prohibidas. 7. En cuanto a los principios anteriormente definidos, la masonería regular y tradicional se remite a las “Antiguas Obligaciones”, sobre todo lo relacionado con el cumplimiento de las tradiciones de la Orden y a la práctica efectiva y fiel del ritual y del simbolismo como medio de acceso al contenido iniciático de la orden. Esto se refiere a las Constituciones de Anderson de 1723. 8. Sólo la adhesión a estos principios garantiza a las partes signatarias la pertenencia de una Logia a la Francmasonería Regular y Tradicional. 3.- CONCLUSIONES Las presentes conclusiones corresponden a la opinión personal del autor del presente trazado y no expresan necesariamente la doctrina de la Gran Logia de Canarias ni la de cualquier otra Obediencia, ni los puntos de vista de algunas de las referencias utilizadas: 1. La fijación de los landmarks, y su redacción, es un intento de resumir los “Antiguos Deberes”, la tradición oral, extrapolándolos a la masonería especulativa, de forma que sirvan de “frontera” definitoria de lo que es y lo que no es masonería, intento que lamentablemente no siempre ha sido exitoso y, por demás, polémico. 2. Los landmarks conocidos, en sus distintas versiones, están fuertemente influidos por la definición de la Masonería que con los mismos se quiere “deslindar”, por lo que en la práctica no pueden entenderse como un fiel resumen de los principios heredados de los Antiguos Documentos de la Masonería. 3. Los conocidos landmarks de Mackey no corresponden a la 108
masonería regular y tradicional de la Gran Logia de Canarias, aun cuando muchos de sus reglas resulten familiares y hasta útiles y aplicables a los trabajos cotidianos. 4. Los landmarks de Mackey responden conceptualmente a la llamada “masonería regular”, cuyo centro auspiciador es la Gran Logia Unida de Inglaterra. 5. Las Constituciones de Anderson de 1723 constituyen el documento que sienta las bases de la masonería especulativa, y son suficientes como fuente primaria del derecho masónico. 6. Los landmarks en las obediencias que no siguen la masonería anglosajona son prescindibles, ya que los linderos que se marcan para cada una están contenidos en las estipulaciones de sus propias Constituciones y Reglamentos, sin que tengan, de forma obligada, que enumerarse taxonómicamente. 7. Sin embargo, lo anterior no impide que cualquier obediencia, partiendo de la sabiduría del Arte, pueda fijar sus propios landmarks, es decir, las fronteras que definan lo que está dentro o fuera su propio universo masónico, a partir de una tranquila interpretación de los Antiguos Documentos. 8. Antecedente y ejemplo de lo que se expresa en la conclusión anterior es la fijación de landmarks que hizo el Grande Oriente Español en su Gran Asamblea Nacional de junio de 1933. 9. El texto de los Principios Básicos Constitutivos de la Francmasonería Unviversal aprobados en la Asamblea General de Francmasones de París en el año 1523, es un documento útil e interesante, pero no se deben indubitablemente adoptar como sustitutivo de los landmarks, como de cierta manera sugiere Plantagenet. Esos principios tampoco son un resumen razonablemente amplio de la tradición oral ni de los manuscritos. Es preferible la opción que se concluye más arriba de que cada Obediencia fije sus propios límites. 10. Los “Landmarks” lejos de ser “dogmas de fe”, deben ser el conjunto de rasgos propios y exclusivos de la Orden, que la hagan original y por ende, distinta a cualquier otra organización, incluidas otras Potencias, y especial y radicalmente de las profanas. 109
11. Es en el sentido que se define en la conclusión anterior, y solo en ese, que dichos principios puedan tener cierto carácter inmutable, no por una cuestión dogmática, sino por ser generalmente aceptados en virtud de tratarse de preceptos que atienden a la razón universal, así como al “sentido común”. Inmutable por ser reglas escritas de la Orden, resumen de las costumbres y tradiciones, en tanto y en cuanto la propia Orden no se vea impelida a actualizarlas a la sociedad donde se ejerza la Masonería. 12. El concepto del GADU debe quedar como un ejercicio individual del masón, fuera de toda imposición. Considerado de esta forma, no es previsible que pueda convertirse en un elemento que desvíe el ideal masónico. Bien pudiera este tema ser objeto de un estudio independiente. 13. Por otra parte, mantener el uso del término GADU permite entender el lenguaje masónico, al tiempo que facilita el acercamiento fraternal a otras Obediencias que utilicen el concepto de forma diferente. 14. El hecho de que el “Libro Sagrado” no provenga de las tradiciones antiguas no es motivo para “desterrar” la costumbre (heredada o no de la masonería “regular”) de utilizar la Biblia en el Altar. En todo caso, la determinación de que se coloque un libro u objeto simbólico de la Ley, y cuál,debe quedar sujeta a la libre decisión de la Logia. 15. La creencia en la inmortalidad del alma también debe quedar como un ejercicio individual del masón, pero sin formar parte del contenido ni el método masónico. Y ello porque además de haber quedado en desuso entre quienes la introdujeron en la masonería anglosajona, no es uniforme su comprensión y aceptación por parte de todos los masones. 16. Hay que admitir que a los ojos profanos, y a los de muchos hermanos, la Masonería ha quedado algo anquilosada porque no ha asimilado totalmente grandes avances de la Humanidad de estos últimos 100 años y ha quedado inmutable después los extraordinarios acontecimientos, políticos, sociales y bélicos de la historia reciente. Como se dijo, por lo vertiginoso de tales 110
hechos la Masonería no ha tenido tiempo para asimilar en su acervo todo lo nuevo y diferente, ni todos los traumas y experiencias de los convulsos acontecimientos del siglo XX. 17. A pesar de ello, la “modernización” de la Masonería no debe implicar el abandono de sus orígenes, tradiciones, documentos históricos, ni los ritos y las ceremonias que le dan un sello de distinción propio. El Teorema de Pitágoras no ha sido olvidado a pesar del gran avance de las Matemáticas, ni la Constitución de los Estados Unidos ha sido derogada, ni la Biblia ha dejado de utilizarse tras la modernización de las iglesias. 18. La vigencia y validez de un precepto o regla de cualquier documento rector de la masonería caduca cuando lesione algún derecho fundamental reconocido. 19. La declaración de falta de vigencia o validez de cualquier precepto masónico a partir de una opinión personal o de una decisión voluntarista, o inspirada en tendencias políticas, ideológicas o de otra índole –ajenas todas a la masonería– que ignore una legítima tradición solo conduce al desvío del ideal masónico y la manipulación de su trabajo a favor de propósitos carentes de nobleza del espíritu. 20. La declaración de las GLUDE de 2012 no puede interpretarse como enumeración de principios que rigen la masonería europea, sino como amplia plataforma para que Potencias de distintas denominaciones puedan integrarse a sus fines y actividades. 21. El principio de la GLUDE sobre la “devoción a la patria”, no es bien llevado en España por sus propias circunstancias históricas. Los masones españoles no se escapan de ello. Con frecuencia se ve la patria a través de los intereses y fines partidistas, o eventualmente a través de iconos circunstanciales (por ejemplo, el fútbol, con “La Roja”), o de forma efímera o formal en algunos acontecimientos. Sin embargo, ese principio es válido para la masonería en casi todo el resto de países, lo cual merece una reflexión por parte de los masones españoles y, al menos, respeto a los masones que sustenten ese valor. 111
REFERENCIAS Y BIBLIOGRAFÍA Gracias a la amabilidad de HH.•. de otras Obediencias ha sido posible acceder a libros agotados o de difícil adquisición, de los cuales han ofrecido copias de las secciones de interés para el presente estudio. 1. Cobiêre, Emilio J.– La Masonería.- México, 1982 2. Corral Baciero. Manuel, / A. L. E. Moral.- Antiguos Documentos Masónicos. Introducción a la Historia de la Francmasonería.- Edic. Miraguano 3. Cox Learche, W.- La Regularidad Masónica en una Nueva Luz (LOS “LANDMARKS”).- Editorial Herbasa 4. Ferro, Dr. Jorge Francisco.- Los “Antiguos Deberes” (Old Charges): Traducción y estudios crítico sobre dichos Antiguos Documentos.- Documento de estudio interno. 5. Ferro, Dr. Jorge Francisco.- La Masonería Operativa.- Kier 6. González Ginorio, José.- Las Fuentes del Derecho Masónico.- Ediciones “El Monitor Masónico”, México, 1954 7. Herrera Michel, Iván.-El Paradigma de la Regularidad, y los Movimientos Masónicos Actuales.- Discurso en la CONFERENCIA MASÓNICA AMERICANA, 2004 8. Méndez-Trelles, Ignacio.– Textos Fundamentales de la Masonería.- Masónica.es 9. Morales Charris, Mario.- Antiguos Documentos de la Masonería.- Barranquilla, Colombia, 2004 10. Morales Charris, Mario.- Visión Postmoderna de los Landmarks Masónicos.- Ponencia presentada en el marco del Primer Congreso Masónico de la Gran Logia de Norte de Colombia, MARZO 19 Y 20 DE 2004 11. Morales Miranda, Juan.- Ritos y Secretos de la Antigua Masonería.- Erisa. Madrid, 12. Plantagenet, Edourd.- Bases del Derecho Masónico, ¿Landmarks u Obligaciones de Anderson?.- Mexico, 1980 13. Shepherd, Silas H.- La Constitución de 1723: Compilación de las Marcas (Landmarks) de la Masonería.- Alata Fulla, 1998 14. Vail, Rev. Carlos H.- Los Misterios Antiguos y la Masonería Moderna.- Berbera Editores 15. Villar Bordones, Gonzalo.- Los Landmarks Masónicos.- Pietre-Stones Review of Freemasonry, 2009 16. Victory y Suárez.- La Francmasonería no es una religión.- Argentina, 1975 17. Woichejosky, Felipe.- Qué son y qué no son los Landmarks.- Revista Hiram Abif 2013.08.30 Tomado de: http://canarianfreemasonry.org/inicio/archivos/438
112
LIBROS DE
HERBERT ORE lulu.com
Ahora en:
www.lulu.com herbert ore 113
114