Amistad en la verdad

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MIRADAdeÁGUILA FILOSOFIA & TEOLOGIA

AMISTAD EN

LA VERDAD Tienes una solicitud de amistad Virtudes para vivir una ética de la amistad Via Amoris: La vía del amor para descubrir la existencia de Dios

Hermanos de San Juan | sanjuanmty.org.mx

no 09 | octubre 2016


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REVISTA DE FILOSOFIA Y TEOLOGIA No 09, Octubre 2016 AMISTAD EN LA VERDAD

Edición: HERMANO JOSÉ CSJ Redacción: HERMANO LEOPOLDO CSJ Diseño: ANA SALDÍVAR CONTÁCTANOS Facebook: HERMANOS.SANJUANMTY Correo: ADMIN@SANJUANMTY.ORG.MX


EDITORIAL

Queridos lectores, por fin llega a sus ojos el nuevo Mirada de Águila. Parece cada vez más penosa su elaboración, y quisiera por eso reconocer la labor paciente, la tenacidad y ante todo la pasión de su genitor, hermano José. Me parece importante recordar a nuestros lectores lo que nos mueve como Comunidad San Juan a emprender tales trabajos. Para nosotros que somos ante todo consagrados, se trata primero de intensificar nuestra amistad con Jesús, y ésa implica para nosotros la preocupación de mantener viva en la Iglesia la búsqueda de sabiduría, sabiendo que nuehstra fecundidad no se llevará a cabo sólo por la construcción y el testimonio de una comunidad fraterna familiar, sino también por la transmisión a otros de esta búsqueda de sabiduría, para alcanzar a personas tanto en la Iglesia como en las periferias tan queridas por nuestro Papa Francisco. “Todo cuanto hay de verdadero, de noble, de justo, de puro, de amable, de honorable, todo cuanto sea virtud y cosa digna de elogio, todo eso ténganlo en cuenta”, escribía san Pablo a los Filipenses (4, 8). A los oídos de nuestros coetáneos, esa sencilla afirmación no suena tan obvia; así Alexander Mac Intyre al inicio de su ensayo, Tras la virtud 1, señala que: “el concepto ético central de virtud ha sido perdido en amplios sectores de la literatura ética contemporánea influida por la ética kantiana y la utilitarista”.

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Editorial Crítica, Barcelona, 1987


Las contribuciones de este número de Mirada de Águila irán en torno a este campo de la ética. ¿Cómo la literatura hoy en día, o sea las redes sociales, abordan la amistad, que filosóficamente se puede transformar en la experiencia clave para el más noble de todos los descubrimientos: ¡la Persona de Dios!, y qué se necesita para vivirla en toda su nobleza? Esperamos les ayude en su propia vida y reflexión.

HERMANO LEOPOLDO CSJ


AMISTAD EN

LA VERDAD

Tienes una solicitud de amistad Hermano Mario csj

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Virtudes para vivir una ética de la amistad Hermano José csj

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Via Amoris: La vía del amor para descubrir la existencia de Dios Hermano Luis Pascal csj

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Tienes una solicitud DE AMISTAD

HERMANO MARIO CSJ


Una nueva solicitud de amistad Abro mi facebook y empiezo a ver las novedades… ¡una nueva solicitud de amistad! ¿Quién es? Trato de hacer memoria para recordar dónde vi a esa persona, pero nada. Me meto a ver su muro, sus fotos, veo sus amistades. Nada me recuerda que ya la conociera, y sin embargo tengo su “solicitud de amistad”. La acepto. Ahora facebook me propone si quiero etiquetarla como “conocido”, como “amigo” o como “mejor amigo” ¡pero ya tengo 578 “mejores amigos”! ¿A quienes llamo “amigos”? ¿A los conocidos, a los compañeros de clase o

de trabajo, a los más cercanos? ¿A los que comparten conmigo una red social? Ésta es una pregunta que todos creemos poder contestar fácilmente, pero seguramente nos llevaría un cierto tiempo responder seriamente a esta pregunta y, más aún, seguramente muchos de nosotros nos hemos hecho esta pregunta varias veces a lo largo de nuestras vidas, por ejemplo cuando una larga relación de amistad termina, o cuando conocemos a una nueva persona cuyas cualidades parecieran compaginar perfectamente con las nuestras pero todavía no la conocemos bien.

¿A quienes llamo “amigos”? ¿A los conocidos, a los compañeros de clase o de trabajo, a los más cercanos? SANJUANMTY.ORG.MX

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No todos los “amigos” son iguales Creo que todos coincidiríamos en decir que todas las amistades no son iguales, esto no solo porque cada persona es única e irrepetible sino también porque la motivación y la profundidad de la relación amistosa puede ser diferente. Esta cuestión no siempre ha sido clara y estoy seguro que en la cabeza de muchos de nosotros la respuesta a la siguiente pregunta puede no ser tan evidente: ¿Existe un solo tipo de amistad y la diferencia reside en que se ha llegado a ser más o menos amigo, o existen realmente diferentes tipos de amigos? Déjenme les presento a un gran amigo mío, que aunque no lo conocí personalmente (murió en el año 388 a.C.) desde que lo conocí me ha dado mucha luz por su sabiduría: el sabio Aristóteles. Y su consejo sobre esta pregunta es:

¿Existe un solo tipo de amistad y la diferencia reside en que se ha llegado a ser más o menos amigo, o existen realmente diferentes tipos de amigos?

“Los que piensan que solo hay un tipo de amistad han fundado su convicción en que la amistad admite más y menos, prueba insuficiente, puesto que también admiten más y menos cosas de especies diferentes. Quizás esto quedaría claro si se entendiera cuál es el objeto del amor, pues evidentemente no es amado todo sino solo lo que es amable, y esto es lo bueno, lo placentero y lo útil (…) Existen [entonces] tres motivos por los cuales se ama. (…) Puesto que estos motivos son específicamente diferentes entre sí, también diferirán las afecciones y las amistades. Tenemos, pues, tres formas de amistad, tantas como objetos amables hay (…).” 1 Entonces, según el sabio Aristóteles, existen fundamentalmente tres tipos de amistad según la manera en la que amamos al amigo (el “objeto amado”). Es decir, si consideramos al amigo únicamente como alguien “útil”, o bien únicamente como alguien “placentero”, o bien como

1 Todas las citas están tomadas de la Ética Nicomaquea, Libro VIII, capítulos I al III, Ed. TOMO.

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alguien “fundamentalmente bueno” (es decir amado por lo que es). Además, vemos que Aristóteles considera estos tres tipos de amistad como realidades específicamente diferentes y no simplemente como escalones de una única realidad. ¡Esto tiene consecuencias importantes en nuestras amistades! Por ejemplo, para que una amistad utilitarista o placentera se vuelva una amistad verdadera no solo se requerirá de tiempo, ¡no!, se requerirá algo más que tiempo, se requerirá cambiar la motivación, puesto que lo que las motiva son cosas distintas. Continuemos escuchando Aristóteles: “Así, los que se aman por la ganancia no se aman por sí mismos sino en cuanto obtienen algún bien uno del otro [amistad utilitaria]. También los que se aman por placer, puesto que no aman a los ingeniosos o graciosos por tener estas cualidades sino porque les agrada su trato [amistad de placer]. Por lo tanto, los que son amigos por interés expresan su afecto para conseguir un placer para sí mismos; y cuando es por placer, para obtener algo placentero para ellos y no por el ser mismo de la persona amada, sino en la medida en que resulta útil o agradable”. Estas amistades son amistades “por accidente” porque no se ama a la persona amada por lo que es sino porque proporciona según sea el caso, beneficio o placer.”

“Amistades por accidente” se contrapone a “amistades propiamente dichas”, osea que no son verdaderamente amistades sino que se le parecen un poquito. Así pues, según lo que motiva la relación será el tipo de amistad, y los tres tipos de amistad son esencialmente distintos. La “amistad verdadera” sobrepasa las otras dos en perfección, es la que se caracteriza por amar al amigo “por él mismo” y no únicamente por el beneficio o el placer que me aporta la relación. Sin embargo es importante mencionar que la amistad verdadera, en la que el centro de la relación no es mi propio bien sino el del amigo, tiene características de las amistades inferiores, es decir que asume las amistades inferiores: el amigo verdadero es al mismo tiempo agradable y útil, pero esto no es ni lo primero, ni lo único que se busca al estar con él. La “amistad verdadera” o auténtica se caracteriza también por la estabilidad. “Amistades como estas [utilitaria y de placer], dice Aristóteles, fácilmente terminan, con solo que los amigos en cuestión cambien, y así dejan de amarlos porque no son ya agradables o útiles (porque la utilidad, por cierto, no es constante sino que muda según los tiempos)”.

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Otras cualidades de la verdadera amistad Pero además, una verdadera amistad tiene otras cualidades importantes; entre otras Aristóteles subraya las siguientes: “Pero no se llama amistad a la afición por las cosas inanimadas, ni de nuestra voluntad de hacerles el bien: sería ridículo desearle bienes al vino salvo en el sentido de que se desea conservarlo para poder disfrutar de él; en cambio, es común decir que al amigo se le ha de desear todo bien y por él mismo. Llamamos benévolos a los que le desean el bien a otro de parte del cual no hay reciprocidad, pues, cuando la benevolencia es correspondida, entonces ya es amistad. Pero ¿no hay que agregar que esta recíproca benevolencia debe ser manifiesta? (…) Para ser amigos deben descubrirse los sentimientos de benevolencia que los animan y el deseo que tienen del bien del otro.” Una benevolencia (desear y hacer el bien al otro por él mismo), elegida, correspondida y manifestada será necesaria para que una “relación amistosa” se convierta en una “verdadera amistad”. Estas sencillas constataciones nos pueden dar mucha luz para esclarecer y purificar nuestras amistades y hacer un sencillo pero importante examen de conciencia sobre lo que

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Amar profundamente a un amigo(a), confiar en él, abrirle nuestro corazón y mirarnos a través de su mirada, da fundamentos tan importantes a la persona humana que resulta realmente difícil concebir una vida plena sin al menos un verdadero amigo.

me lleva a amar a las personas, y también qué es lo que las personas a las que llamo “amigos” buscan de mi en la “amistad”. La amistad verdadera es una de las experiencias fundamentales de todo ser humano, y decimos “fundamentales” porque hace parte de esas experiencias de base sobre las cuales se construye

realmente el ser humano como “persona humana”2 . La experiencia descentralizante de uno mismo, “extática” por decirlo así, de amar profundamente a un amigo(a), confiar en él, abrirle nuestro corazón y mirarnos a través de su mirada, da fundamentos tan importantes a la persona humana que resulta realmente difícil concebir una vida plena sin al menos un verdadero amigo.

¿Y cuántos amigos puedo tener? Compañeros o cuates podemos tener muchos pero la verdad es que verdaderos amigos podemos tener pocos, porque crear una verdadera amistad lleva su tiempo y desgraciadamente nuestros días solo cuentan con 24h cada uno, de las cuales muchas de esas horas las usamos para dormir, trabajar y comer… así es que nos queda realmente poco capital de vida para invertirlo en demasiadas cosas o personas. Aristóteles cita un viejo proverbio griego que dice que para poder ser realmente amigo de alguien debemos acabarnos juntos un costal de sal…¡Imagínate, cuántas comidas hay que compartir juntos para acabarse un costal de sal! 2

Para profundizar este tema ver:

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Hay que tener paciencia, humildad y sencillez para darnos a conocer tal como somos, sin tratar de engañar a nadie.

Los mejores amigos ¿Pero cómo predisponernos a tener una verdadera amistad? ¿Qué podemos hacer para encontrar un “verdadero amigo”? Lo primero que debemos decir es que las cosas deben darse naturalmente, las amistades no se pueden forzar, hay que tener paciencia, humildad y sencillez para darnos a conocer tal como somos, sin tratar de engañar a nadie. Recordemos que una amistad es de dos y si uno de los dos se niega a ser amigo del otro simplemente no puede haber amistad. Así que tranquilo, toma el tiempo, conoce realmente a las personas, intenta descubrir lo que realmente motiva a las personas y cuando conozcas más de cerca a alguien muy especial deja que esa persona también conozca realmente tus valores y lo que realmente te mueve. Recuerda: si alguien te exige de manera sutil o impositiva que renuncies a tu fe, a tus valores, a tu relación con Dios o con otras amistades o familia, eso no va por el camino de una verdadera amistad. El amigo verdadero da alegría y libertad, frescura a nuestra vida; el amigo verdadero busca siempre tu bien personal sobre todo cuando tu ya no lo ves. 12

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La mejor de las amistades Por último dice Aristóteles: “La mejor amistad se da entre los hombres virtuosos”. Es decir que más nos hacemos nosotros “buenos” en nuestro actuar moral, más estaremos capacitados para tener amistades auténticas, y la mejor de todas las amistades es la de aquellas personas que han cultivado una profunda y personal búsqueda de lo bueno y lo verdadero, porque éstas no bucarán el mal del amigo, serán honestas y no se dejarán arrastrar por las pasiones sino por el bien autentico.

Así es que ya sabes, aunque tengas miles de “amigos en facebook”, empieza a distinguir entre todos tus amigos quienes son los verdaderos, y tomate el tiempo de conocer más de cerca a las personas, invítales un café o un buen partido de futbol y no te contentes con conocerlos solo por la web. Y si tienes preguntas, consulta a nuestro sabio amigo Aristóteles (Ver su libro Ética Nicomaquea).

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Virtudes -

para vivir una

ETICA DE LA AMISTAD

HERMANO JOSÉ CSJ

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Hablar de las emociones y las pasiones está de moda, son parte de nuestra vida. ¿Son estas las que nos hacen amar o son las virtudes? Una vida sin emociones parece ser algo aburrido, pero ¿una vida de puras emociones y pasiones sin freno o excesivas no terminarían por dañar nuestra dignidad humana? Como cristianos sabemos que contamos con la gracia de Cristo en nuestro actuar, para que sea este humano y según los mandatos de Cristo. Hablar de virtudes nos permite superar un fideísmo práctico en el que no dejamos todo a Dios, sino que cooperamos activamente con su gracia. Esto implicará que movilicemos nuestra inteligencia y nuestra voluntad hacia el bien y la verdad, no podemos avanzar hacia nuestra felicidad sin esta movilización continua y constante.

¿Cómo ordenar en nosotros nuestra vida pasional y sensible? Tratar de poner un orden en el “desorden” que las pasiones ponen en nosotros no es algo sencillo. Pero gracias a una finalidad espiritual es posible. Adquirir una lucidez sobre nuestra vida pasional y nuestras emociones, es un trabajo de paciencia y amor a uno mismo y para los demás. No es fácil para los demás vivir con alguien que tiene una vida pasional desordenada. Y nadie puede querer realmente eso para su vida, pues llegará a ser muy infeliz. Las pasiones en sí mismas no son buenas ni malas. Tampoco por ellas mismas pueden poner un orden, tiene que venir desde “arriba” algo que las ennoblezca, que las asuma y pueda ordenarlas en nosotros, estabilizándonos, es ahí que aparecen las virtudes humanas que nos permiten amar. SANJUANMTY.ORG.MX

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Que nos hacen fuertes, templados, justos y prudentes… nuestra vida está determinada hacia un fin verdadero y brotan en nosotros energías que son capaces de llevarnos hasta allá sin perder tiempo, las pasiones y la imaginación pueden a veces hacernos perder mucho tiempo, si no las asumimos adecuadamente. Enseña Santo Tomás de Aquino en su tratado sobre las pasiones del alma (cfr. Suma Teológica I-II q.25) que hay 11 pasiones o emociones propias al hombre, las clasifica de la siguiente manera, el amor-pasión, el odio, la alegría, la tristeza, el gozo y el dolor, son pasiones que se refieren al concupiscible. Y pasiones como la ira o cólera, el temor o la audacia, la esperanza o la desesperación son pasiones que se refieren al irascible. En nosotros hay una composición de estas pasiones que podríamos decir es natural, viene de nuestro atavismo o herencia, es lo que comúnmente llamamos temperamento que pueden ser -Colérico, sanguíneo, melancólico, flemático- junto con las distintas combinaciones (Cfr. Conrado Hock los cuatro temperamentos) Dice p.Phillipe o.p. “Desarrollar en aquel que se educa su capacidad de amar espiritualmente, exige que le ayudemos a dominar sus pasiones, su concupiscible y su irascible” y después añade- “todas estas pasiones hoy en día son alimentadas por el imaginario que viene a ser hoy tan poderoso y fértil, que excita los instintos y los vuelve por lo común terriblemente imperativos”. En un ambiente así

Adquirir una lucidez sobre nuestra vida pasional y nuestras emociones, es un trabajo de paciencia y amor a uno mismo y para los demás.

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queda claro la urgencia que tenemos de iluminar nuestra vida sensible. El padre Phillipe añade después con respecto a la educación en la virtud: “Un educador debe discernir, en sus diversas pasiones, las que pueden ser asumidas en un amor espiritual de amistad y las que al contrario deben ser disminuidas, pero sin ser violentamente reprimidas. Este trabajo no se puede hacer rápidamente, porque para cada individuo este nodo pasional varia y depende de toda la primera educación y del atavismo. Esta dimensión afectiva, sensible, pasional, es hoy día exacerbada y se desarrolla con una gran vehemencia; hace falta estar muy atento, ser muy prudente y buscar pacificar del interior sin nada destruir; se debe evitar de aumentar el desorden reprimiendo muy violentamente las pasiones por órdenes demasiado rigurosas y oposiciones constantes que llevarían a la revuelta y no a la paz.” Aquí habla el sabio educador, y añade después: “Es muy difícil hoy en día de

realizar un clima de cooperación tal que se pueda obtener una verdadera obediencia, necesaria para despertar las virtudes cardinales. Sin embargo ello es por tanto necesario, porque uno no puede descubrir el amor de amistad y vivirlo, crecer en ese amor de amistad sin la adquisición de esas virtudes cardinales. El amor de amistad no puede darse que más allá de las pasiones que llegan a ser muy rápido, tiránicas.” “Como liberar al hombre de esta tiranía de las pasiones a las que el mundo de hoy nos ata tan fácilmente. Es aquí que podemos insistir en las virtudes cardinales. Este trabajo no se puede hacer rápidamente, porque para cada individuo este nodo pasional varia y depende de toda la primera educación y del atavismo.”. (Cfr. P, Phillipe o.p. Retour a la Source p.230ss. traducción propia). Es aquí que podemos hablar de las virtudes SANJUANMTY.ORG.MX

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cardinales, que asumen nuestras pasiones y las ordenan al bien, a nuestra felicidad verdadera, haciéndonos capaces de amar espiritualmente. Insistimos en decir que la pasión no es mala, es una riqueza. Lo que es malo es su exceso, por eso necesitamos las virtudes, que nos dan el justo medio en lo que debemos sentir, el exceso en la pasión se produce cuando domina sobre el resto y nos impide orientar nuestra vida de una manera espiritual. El dominio de las pasiones, es todo el dominio de nuestra vida animal y sensible ¿Cómo educarlas? O ¿debemos adiéstralas como con los animales? Obviamente hay una educación, esto lleva al hombre a que el ejercicio de la pasión sea utilizado por el ser humano para ir más lejos. Cuando se estudia el tratado de las pasiones de santo Tomás, que lo realiza en vista de comprender que son los actos humanos, se da cuenta que el apetito sensible en él hombre, a diferencia del apetito animal, participa de una cierta libertad. Afirmando esto nos muestra que el hombre tiene la posibilidad de modificar o transformar sus pasiones ennobleciéndolas al darles una nueva significación, elevándolas, es ahí que vemos el papel que juega la educación.

Hablar de virtudes nos permite superar un fideísmo práctico en el que no dejamos todo a Dios, sino que cooperamos activamente con su gracia.

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LAS VIRTUDES CARDINALES ¿Qué es la virtud? Cuando amamos descubrimos la necesidad de las virtudes, en un primer momento diremos que la virtud es algo que adquirimos, entonces un cierto haber que nos permite ser buenos, un haber indispensable para amar verdaderamente. Hay un carácter que se adquiere, la virtud no es algo natural, es adquirida, hay que darnos cuenta de esta superación de la naturaleza que es la virtud, adquirimos costumbres, maneras de ser, nos volvemos personas… buenas o viciosas… Aristóteles en la Ética Nicomaquea estudia primeramente las virtudes, inclusive antes de hablar de la amistad, que es “como una virtud” (cfr. EN libro IV-VII) Comprendamos la necesidad de las virtudes, nuestra inteligencia y nuestro corazón humano reclaman que nuestra sensibilidad sea tal que pueda siempre comunicarse con los otros. Es siempre la inteligencia que debe dominar la imaginación. Estamos hechos de deseos, ¡Es esta la juventud de nuestra vida! Pero si estos se alían demasiado con el imaginario corremos el riesgo de descarrilarnos. Cierto las virtudes son para mantener “el paso firme”, pero y si las vemos de cerca, son para amar más y mejor.

Estamos hechos de deseos, ¡Es esta la juventud de nuestra vida! Pero si estos se alían demasiado con el imaginario corremos el riesgo de descarrilarnos.

La virtud de templanza Aquí hay una máxima que tenemos que aprender, “los sensibles son humanos cuando son “llevados” por algo más grande”, “los deseos de la carne permanecen humanos cuando hay algo que nos permite ver más allá que ellos, no podemos poner nuestro fin en ellos, si ponemos nuestra finalidad en una vida sensible vemos bien que nos disminuye. No hay fin en el sensible

es una búsqueda de sí mismo. Y mi felicidad no puede estar en mí mismo… solamente, tengo que ir más allá del gozo sensible que me procura tal o cual realidad… Aquí la virtud de templanza juega un papel esencia, asume el sensible, tal como el alma asume nuestro cuerpo, la templanza logra servirse de todas nuestras energías sensibles para alcanzar algo más grande más noble. ¿Se SANJUANMTY.ORG.MX

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trata entonces de una insensibilidad a los bienes sensibles? No, nadie mejor que alguien templado sabe disfrutar adecuadamente lo que es bueno, a su debido tiempo y cantidad, mismo si son placeres sensibles. Por otro lado, tenemos que ser muy claros, nuestra sensibilidad está orientada hacia el apetito del alimento y el apetito sexual. La virtud de la templanza dominará sobre esto moderando nuestro deseo de alimento (la abstinencia) “pues la bestia siempre tiene hambre”. También está la sobriedad que modera nuestro deseo de bebida. Estas dos virtudes regulan bien (son como un termostato) todo lo que sería la diversidad de degustaciones sensibles. (cfr. Filosofía de la actividad humana. MD Philippe p. 152. Traducción libre del autor) Y cuando se trata de regular la conservación de la especie o “instinto de reproducción”, es decir la cuestión de la sexualidad, es la virtud de la castidad y del pudor (Para profundizar este importante tema ver Mirada de águila. Sexualidad #1).

Nadie mejor que alguien templado sabe disfrutar adecuadamente lo que es bueno, a su debido tiempo y cantidad, mismo si son placeres sensibles. La virtud de fortaleza Antes que nada debemos de recordar que la virtud es algo voluntario, dice Aristóteles en su ética: “Si las virtudes son voluntarias, nosotros mismos somos con causantes de nuestros modos de ser y, por ser personas de una cierta índole, nos proponemos un fin determinado (Ser un buen religioso, un buen padre de familia, una buena madre, un buen médico, un buen político, sacerdote, etc-, también los vicios lo serán por semejantes razones” (EN 1114b 20)

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La virtud en nosotros se vuelve un “modo de ser” es el caso de alguien verdaderamente valiente, que frente a un peligro súbito reacciona como tal, esto no puede manifestarse de la misma manera cuando el peligro es esperado y puede ser calculado por la razón. Esto porque la virtud aunque no es natural, viene a ser una vez alcanzada en nosotros como una segunda naturaleza. Por ello la reacción adecuada frente al peligro en el hombre valiente viene a ser algo como natural.


La virtud de fortaleza que vamos a estudiar humaniza en nosotros la parte del irascible. Sabemos lo que es la pasión del irascible, ese fuego que surge frente a un desorden, algo que nos molesta, este poder de encolerizarnos. ¿Cómo orientarlo hacia el bien? ¿Cómo servirnos de esta fuerza tan especial para nuestro fin, para amar y no destruir? Amar está lleno de peligros luchas y fracasos, la virtud de fortaleza nos permite vivir todo eso estabilizándonos en nuestro amor profundo. Así la cólera que toma diferentes facetas: el temor, la huida, el deseo de venganza, la audacia, la desesperación, etc. Pueden ser sujetos a la razón. Hoy vivimos un mundo que excita constantemente nuestras pasiones y esto queramos o no se manifiesta pronto en nosotros. ¿Qué podemos hacer? La virtud de fuerza domina sobre la cólera utilizándola o disminuyéndola en vista de fines más nobles, en vista de mantener y permanecer fieles a

las intenciones profundas de nuestra vida: Amistad y contemplación. Hay dos aspectos que desarrolla la virtud de fuerza en nosotros: lo primero consiste en dominar la pasión de la cólera y despistarla; lo segundo es dominar esta pasión y responder el mal por el bien. En ambos aspectos está implicada la paciencia y esta se adquiere. No se trata de “dejar pasar” consiste en desviar el potencial de fuerza que llevamos en nosotros, llevándolo a algo que podamos realizar. Si la pasión de la cólera quiere resultados rápidos, la virtud de fuerza consiste a tomar tiempo, gracias a la inteligencia que viene a superar la pasión. Uno tiene que ser inteligente para desviar sus cóleras, por algo más grande a hacer. El otro aspecto consiste a dominar la pasión directamente, por la fuerza interior que se tiene. Cuando ya se tiene la paciencia y la prudencia desarrollada, si es así, yo puedo SANJUANMTY.ORG.MX

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comprender este movimiento de cólera que sube y crece, para ser apaciguado directamente y me sirvo de esta fuerza que yo tengo y gracias a la cual yo podré responder haciendo el bien. ¡Imaginemos el potencial de bien que puede desarrollarse en nosotros! Es todo el aspecto de conquista y victoria que nos puede dar la virtud de fuerza. Es verdad que hoy vivimos un mundo -si somos un poco conscientes- donde hay muchas y flagrantes injusticias y desordenes, pero no podemos siempre estar enojados…

sin embargo, necesariamente esta virtud nos ayuda a ser testigo de la verdad. “En una sociedad que constantemente está en la mentira, nos da la fuerza para desenmascarar las falsedades. Haciendo esto quizá suscitamos el odio de una cantidad de personas que prefieren vivir en una falsa paz más que movilizarse por una paz verdadera. La fuerza es una virtud muy importante en un mundo corrompido, para mantener a todo a costa los derechos del hombre.” (M.D. Philippe o.p. Retour a la Source p.231)

Sólo la verdadera amistad puede luchar contra la violencia de las pasiones, un amor más noble, superior, puede purificar un amor inferior.

Amistad y virtudes cardinales La virtud de fuerza y de templanza permite entonces a nuestra inteligencia práctica de reinar sobre nuestras pasiones y poner un orden racional. No se trata de suprimir esas pasiones, es encontrar el punto en el cual ellas no nos hacen perder el equilibrio, ni nos desvían de nuestro fin, ni nos degradan. Bajo la violencia de las pasiones la dignidad de nuestro ser espiritual arriesga de desaparecer, por un exceso de cólera, en un acto de venganza, de celos o por un exceso de debilidad, de gozo excesivo. El instinto sexual puede aliarse con esto y volverse tiránico, buscando imponerse en la búsqueda de placeres más fuertes, a este punto el hombre se encierra en sí mismo y 22

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se impide de amar al otro por el mismo. El verdadero apetito espiritual se ahoga. La adquisición de virtudes cardinales es necesaria para el ejercicio de la amistad, tenemos derecho en la amistad de exigir de nuestro amigo de ser prudente, justo, fuerte, temperante. En efecto, todo desbordamiento de la pasión del irascible y del concupiscible disminuye la verdadera amistad. El egoísmo toma la delantera. Sólo la verdadera amistad puede luchar contra la violencia de las pasiones, un amor más noble, superior, puede purificar un amor inferior.


La virtud de la justicia ¿Quién es el hombre justo? Aquel que respetando a los otros, no se preocupa solo de su propio bien, se inquieta por el bien de los que le son próximos. ¿Qué es este respeto? Y en este tema también cabría preguntarnos ¿Qué impide respetar el bien del otro? ¿Qué pasiones rectifica? Con la justicia dejamos el dominio de los apetitos sensibles cuyos extremos son evidentes. Estamos ahora frente a una evidencia de actos. ¿Es justo tal acto, tal actividad? Si yo guardo una proporción mayor a lo que me corresponde, soy injusto. Se ve inmediatamente el carácter comunitario de esta virtud. Aunque no deja de ejercer un dominio sobre las pasiones y los instintos. Para Aristóteles la justicia “es perfecta porque el que la posee es capaz de usarla

para el otro y no solo para el mismo. Es no solo una parte de la virtud, es ella toda entera” (EN 1129b25). También podemos ver como la justicia une ética y política, pues la justicia rectifica nuestras diversas relaciones comunitarias, permite ordenarlas armoniosamente, respetando los derechos de cada uno. El hombre justo es el que es capaz de respetar los derechos del otro y entonces que tiene bien en cuenta lo que no impide y dificulta respetar concretamente estos derechos. En la historia del ser humano el egoísmo, la concupiscencia mezquina, la avaricia, siempre queremos tomar de más, creemos que nos corresponde más; hay el honor, las influencias, los bienes espirituales. La envidia y los celos nos hacen ser injustos,

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incapaces de ver con verdad los derechos del otro… mismo en la amistad cuando solo se queda a un nivel deleitable o utilitario, pasa seguido que no actuemos con rectitud con nuestros amigos, con aquellos que amamos. Es necesario pues adquirir un habitus en nuestra voluntad que nos haga capaces de connaturalizarnos a los derechos del otro. Nuestra voluntad adquiere una determinación, respetar los derechos del otro. Esta virtud viene a ennoblecer nuestra voluntad hasta el punto que si constatamos que los derechos de los demás son lastimados, entonces tomamos su defensa. Habíamos dicho que esta virtud tiene una connotación política, en su aspecto comunitario, la justica legal, es la que mira el bien común, el bien del todo. Hay pues tres tipos de justicia: la conmutativa, la distributiva y la legal. La conmutativa es la de la parte con respecto a la parte. La distributiva es la del todo con respecto a la parte, y la justicia legal es la de la parte con respecto al todo. Bueno esto es un esquema para que entendamos. En la justicia legal buscamos el bien de la comunidad, está a su servicio, ponemos nuestras capacidades y talentos al servicio del bien común. El crecimiento de una persona tiene su lugar gracias a la comunidad y dentro de esta. El extremo o perfección es el del ciudadano virtuoso que se expone a peligros de muerte para salvar a la comunidad.

La envidia y los celos nos hacen ser injustos, incapaces de ver con verdad los derechos del otro

¿Cuáles son las diversas dimensiones de la virtud de justicia? Estas dimensiones están en función de las personas o persona con las que nos relacionemos. La primera de ellas se da con respecto al Otro Trascendente: Dios. Es la llamada virtud de religión, no podemos comportarnos con respecto al Ser Primero como con un camarada de trabajo. Dios es el otro de una manera única y muy diferente que con respecto al prójimo. Exige una actitud de amor fundamental: la adoración. Después viene el otro cercano, nuestros familiares y parientes, hay un lazo que permanece entre el hijo y sus

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padres, la virtud de piedad ordena y rectifica esto. Hay también la virtud de observancia que ordena nuestras actividades considerando todo aquellos que tienen una cierta dignidad, alguna responsabilidad en un orden dado. Hay muchas otras pequeñas virtudes que permanecen bajo la influencia de la justicia y que norman nuestras vida común, nuestras relaciones cotidianas, como por ejemplo: la verdad en nuestras palabras y gestos, el agradecer y la amabilidad entre otros. (Vease EN Libro IV) En fin, no olvidemos la finalidad, entre más amamos nuestro fin, más estamos unidos

en una intención precisa y efectiva. Más nos volvemos independientes de lo que no es este fin. La virtud de justica nos hace autónomos, porque pone a un lado lo que nos dispersa o sustrae de nuestro fin profundo. Esta autonomía de nuestra persona se realiza en la consideración de los otros, y en la medida que se confronta con estos. Aceptamos las exigencias del bien común (por un lado) y por otro, como no es más que un cierto bienestar que dispone y no un bien absoluto (como el fin). La virtud de justicia nos da el sentido exacto y practico dependencia-autonomía con respecto a la comunidad humana en la cual vivimos.

La virtud de justicia viene a ennoblecer nuestra voluntad hasta el punto que si constatamos que los derechos de los demás son lastimados, entonces tomamos su defensa. SANJUANMTY.ORG.MX

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La prudencia: para vivir en plenitud de nuestra finalidad. La prudencia es una sabiduría práctica. Tenemos muchos medios para alcanzar nuestra finalidad ¿Qué hacer? ¿Cuáles tomar? ¿Cuáles son los más adecuados a mi finalidad personal?

La prudencia debe darnos un sentido agudo de la temporalidad del hombre: se vive para el fin, por lo que el hombre debe utilizar el pasado, prever el futuro y dominar el presente.

Es por la prudencia que comprendemos mejor nuestra finalidad personal, nos rectifica en nuestro actuar para que no perdamos tiempo. Nos da el sentido de lo que podemos hacer con nuestros amigos.

La prudencia debe darnos además un sentido agudo de nuestra relatividad con respecto a los otros. El hombre permanece educable, acepta la enseñanza de sus semejantes y guarda una conciencia clara de su responsabilidad frente a los otros y frente a Dios. (Cfr. M.D. Philippe op. La philosphie de l’activité moral. P. 190. Policopie. Traducción libre del autor)

Alguien prudente decimos, no se deja dominar por sus sueños, ni por mitos, ni por la imaginación, simplemente se esfuerza en realizar lo que debe hacer con gran realismo. La prudencia es una virtud intelectual, que permite discernir, lo que debe desear, lo que hay que huir, lo que debemos hacer, en que momento, con quienes y como, y también lo que es preferible evitar. Es esto primeramente la prudencia, “aventarse al ruedo” como decimos, este pasaje del bien al fin. La prudencia permite hacer este pasaje y no quedarnos siempre en la indeterminación, pasaje siempre difícil, de la interioridad de la intención, al medio exterior en la realización. Hay que determinarse, actuar, aun si hay peligro de fracaso, dificultades, etc. El hombre prudente contrario a lo que pensamos es el hombre de responsabilidades y que no teme comprometerse. También sabe economizar sus fuerzas, para poder consagrar un máximo de energía a la actividad principal, para los combates más importantes. 26

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Por último la prudencia nos permite crecer siempre, porque la finalidad de la que queremos vivir exige crecer siempre. Cuando tenemos hermanos mayores que nos empujan a ir más lejos… o si preferimos quedarnos solo a nuestra medida, es imprudente.

El hombre prudente contrario a lo que pensamos es el hombre de responsabilidades y que no teme comprometerse.


Arte y prudencia A este momento podemos ver la diferencia entre la actividad artística y la actividad moral. El arte es para hacer cosas, útiles o bellas, pero son cosas que pensamos antes, que proyectamos o ideamos, vienen de nosotros. Cierto las capacidades artísticas, son más resplandecientes y manifiestan mucho la inteligencia práctica. La virtud de prudencia es más escondida, más difícil de descubrir, es menos ruidosa, porque depende de un amor profundo que no viene de mi, que es otro(alter), no busca primeramente manifestarse, se trata de nuestra finalidad, de nuestra intención de vida y no tanto nuestro deseo de realizar nuestros proyectos. Por lo que las pasiones

y el arte van de la mano, por ejemplo, si se trata de hacer sentir las diferencias, la oscuridad y la luz, el drama, la belleza en medio de la fealdad… un artista poco apasionado no logra trasmitir su idea, sobre todo si busca manifestarse. En esto hemos de oír lo que decía Auguste Rodin “Lo más importante es conmoverse, amar, tener esperanza, estremecerse, vivir”. El ser humano necesita de ambos para ser feliz plenamente, ser artista para expresar el amor que se lleva dentro, pero ser prudente para que la pasión y la manifestación no lo banalice o disminuya, que al contrario permanezca, dure, sea fiel.

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Via Amoris La vía del amor para descubrir la

EXISTENCIA DE DIOS

HERMANO LUIS PASCAL CSJ

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Las ventajas de la “via amoris” En los últimos años de su vida, el padre Philippe desarrolló la vía del amor de amistad para invitarnos a descubrir la existencia de Dios. Es una vía filosófica, que parte de la experiencia humana la más significativa. (cfr. Marie Dominique Philippe op. Retour a la source II. Fayard 2009). Santo Tomás de Aquino dice claramente, en la Suma Teológica, que descubrir la existencia de Dios es un camino arduo y difícil, (Cfr. Ia Q2) entonces, espero que este artículo les ayude en su caminar por esta “vía del amor y la amistad”. La vía del amor de amistad es una vía privilegiada para descubrir la existencia de Dios, quizá una de las mejores para nuestros días por varias razones: primeramente, porque parte de la experiencia concreta y real de la amistad, uno de los actos humanos por excelencia que considera que el hombre es capaz de amar y de conocer para escoger a otra persona o grupo de personas como su amigo, su amiga o

sus amigos y amigas; segundo, porque parte de las experiencias vividas, las más importantes, que involucran, comprometen y responsabilizan completamente a la persona humana; tercero, porque es afirmativa, no es crítica, no hace uso de la negación para alcanzar a descubrir a Dios; cuarto, porque incorpora nuestra nostalgia de Dios, del Eterno y por lo tanto que los seres humanos somos capaces de Dios; quinto, porque descubre a Dios directamente como un ser personal, fuente del amor; sexto, porque las objeciones en contra de esta vía son muy pobres y, generalmente, por falta de tener experiencias propiamente humanas o de haberlas excluido del sistema filosófico. Por ejemplo, un marxista o un kantiano que ama a su esposa, a sus hijos, a sus amigos, no puede explicar su amor con su filosofía. Es una vía en la cual nos vamos adentrando paulatinamente en teología natural y que supone una metafísica del ser en cuanto ser.

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Punto de partida La VIA AMORIS parte de un hecho real: soy amigo de tal persona a la que aprecio y estimo. Persona con la cual comparto mi vida (cónyuge, hijos, hermanos de comunidad) o comparto el estudio para buscar juntos la verdad (hermanos de comunidad) o comparto mi afición por un deporte o comparto recetas de cocina o con quienes juego bingo o canasta, etc. Lo mejor es tomar como punto de partida los dos primeros ejemplos que me comprometen totalmente con el otro.

La amistad ¿Pero qué es la amistad? La amistad es un amor recíproco entre dos o más personas. Para que exista amistad y no solamente filantropía se necesita que la filantropía sea recíproca, que el amor entre dos o más personas sea mutuo.

Para que exista amistad y no solamente filantropía se necesita que la filantropía sea recíproca, que el amor entre dos o más personas sea mutuo.

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Por otra parte, es importante constatar que no existe una definición científica y unívoca de lo que es la amistad por ser una noción análoga que se experimenta y se dice de muchas maneras: podemos tener muchos amigos y la amistad será diferente con cada persona, porque cada persona es diferente y porque el tipo de amistad, la relación con el otro es única y diferente con cada persona. Pero aunque no haya una definición científica de la amistad, podemos decir que la amistad es una relación entre dos –o más– personas que se aman. En efecto, en nuestra experiencia del amor de amistad constatamos que nos hacemos relativos al otro. Hasta aceptamos sacrificar ciertas cosas para estar con el amigo o la amiga, que es un mayor bien para nosotros. Por ejemplo, lo llevamos al


médico cuando está enfermo, o vamos al cine en lugar de ir a remar en el lago de Chapultepec, etc. Así, la amistad es fuente de buenos modales, de buenos hábitos y de virtud. Sabemos que la virtud es importante entre amigos para que la amistad perdure y se profundice.

va cualificando conforme ambos amigos se van conociendo mejor, pasando tiempo juntos. Dirá Aristóteles en la Ética a Nicómaco que se necesitan muchos costales de sal (muchas comidas compartidas) para que exista una amistad verdadera. (cfr. Ética a Nicómaco 1156b 25)

El amor permite conocer al otro interiormente, más profundamente y, cuando es recíproco, el conocimiento mutuo es aun más profundo. La vida en común, que empezó siendo superficial, se

Pero, ¿cómo surge una amistad? ¿por qué deseo que tal persona sea amiga mía? ¿Por qué, humanamente, tal persona o tal grupo de personas me atraen?

El bien y la bondad

El amor permite conocer al otro interiormente, más profundamente y, cuando es recíproco, el conocimiento mutuo es aun más profundo.

Lo que atrae es la bondad del otro. Podemos distinguir la atracción de la bondad de la seducción de la belleza. En efecto, la belleza seduce y la persona no es solamente bella sino que también es buena, entonces una verdadera atracción puede existir. De hecho, toda persona por el simple hecho de existir es buena. Existir es bueno. Se dice, en metafísica que la existencia (el ser) y la bondad (el bien) son convertibles el uno con el otro, porque son nociones trascendentales que van más allá de lo sensible, que tocan lo espiritual. La atracción que ejerce una persona es consecuencia de su bondad. Pero puede ser también efecto de su bondad: en efecto, entrar en relación con una persona buena me hace mejor. La reciprocidad entre dos amores es también SANJUANMTY.ORG.MX

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reciprocidad entre dos bondades. Entre amigos constatamos primeramente la atracción que ejerce la bondad de la otra persona en mí, pero que ese aprecio, para continuar creciendo realmente, precisa también que yo sea alguien bueno para ella. Que la felicidad de estar juntos sea compartida.

tercero, es un amor activo en el cual mis facultades (mis sentidos, mi inteligencia y mi voluntad) pasan al acto al estar al servicio de nuestro aprecio; cuarto, es una elección libre de todos y cada uno, no es impuesta; quinto, me responsabiliza con el otro o con los otros que, a su vez, se responsabilizan por mí.

RECAPITULACIÓN

Evidentemente, la responsabilidad es mayor o menor según el tipo de amistad que me relaciona con los otros. Humanamente, soy más responsable de mis hijos y de mi esposa, de los miembros de mi familia, que de los compañeros con quien juego rugby o voleibol una vez al mes.

Así, la amistad implica muchos aspectos que podemos analizar. Quizá los más importantes son los siguientes: primero, es una atracción suscitada por la bondad del otro; segundo, esa atracción es recíproca;

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‘Via amoris’ y ‘ratio boni’ Descubrimos entonces que el amor es suscitado por la bondad y también que el amor y el bien son causa y efecto uno del otro. Entonces, podemos mostrar que la ‘via amoris’ y la ‘ratio boni’ son dos nociones que van juntas. La ‘vía amoris’ parte del primer amor, de la atracción recíproca que dos personas experimentan la una por la otra. La ‘ratio boni’ parte del descubrimiento de la otra persona que por su bondad (‘ratio boni’) es buena para mí. Para ser más explícito, el otro no es solamente un bien para mí sino que su bondad es la que me atrae. La ‘ratio boni’ es más que considerar al otro como mi bien, es que el otro es un bien, es la bondad

del otro. Descubrir la bondad del otro es descubrirlo tal y como es en sí mismo. Constatar que nuestra inteligencia sea capaz de conocer la noción de bondad y no solamente bienes particulares, es ya descubrir el alcance que la inteligencia tiene para ir más allá de lo sensible para preguntarse: ¿existe la bondad absoluta? con toda la nostalgia que tal pregunta conlleva. Evidentemente, queremos responder que sí y que es Dios. Pero necesitamos adentrarnos más profundamente en los detalles de esta búsqueda para afirmar la existencia de Dios y que no quede solamente como una nostalgia.

¿Continuaremos amándonos por toda la eternidad? Es mi deseo, ¿pero será una realidad? La nostalgia de Dios El Papa Francisco expresó una intención en una de sus homilías en Santa Martha: que el ser humano no pierda la nostalgia de Dios(Cfr.? ). La nostalgia de Dios es una curiosidad por las cosas divinas que es un motor para ir más allá: para acoger la fe y para continuar buscando cómo descubrir la existencia de Dios a la luz natural de la razón. La ‘vía del amor’ expresa también una nostalgia: ¿por acaso nuestro amor, nuestra amistad, durará para siempre? ¿Podremos superar los obstáculos que nos superarán? La ópera de La Flauta Mágica de Mozart es un excelente ejemplo de esta lucha que

conlleva el amor para declararse vencedor, para ser un amor ‘a toda prueba’. Pero en esta nostalgia la pregunta sobre el ‘para siempre’ del amor es una verdadera nostalgia de Dios. ¿Continuaremos amándonos por toda la eternidad? Es mi deseo, ¿pero será una realidad? Para ser una realidad, un ser eterno (Dios) debe existir ¿Acaso Dios existe? Sí, sé por mi fe que Dios existe, ¿pero puedo llegar a descubrir su existencia con mi inteligencia? Sí, si puedo, Santo Tomás nos dice que es posible y nos muestra cinco vías (Cfr. Ia Q2a3); además, el padre Philippe nos mostró otra vía, la ‘via amoris’ para descubrir aun más profundamente que Dios existe y que es una persona que nos ama.

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El orden del amor El punto de partida es entonces la atracción que una persona suscita en mí porque es un bien para mí y que es recíproca: yo también atraigo a esta otra persona que se vuelve amiga mía. La convivencia entre ambos refuerza nuestra amistad, conociéndonos mejor, descubriendo la bondad de cada uno. La relación de aprecio recíproco ha madurado en una verdadera amistad, en la cual juntos buscan la verdad, más allá de una relación de interés o de placer. Descubrir el amor recíproco que tenemos el uno para el otro por la bondad de cada uno nos lleva a descubrir un orden. Lo que me atrae en mi amigo o en mi amiga es su bondad, la bondad de cada uno es la que mantiene vivo nuestro aprecio mutuo y profundiza nuestra amistad. El amor entre ambos es así un efecto de la bondad de cada uno. Surgen entonces muchas preguntas: ¿Por qué la bondad del otro suscita en mí que lo aprecie, que lo ame? ¿Por qué las relaciones personales más significativas en nuestras vidas son de amistad, resultado de la verdadera bondad de cada uno? ¿Qué dispuso este orden de causa a efecto entre bondad y amor? ¿Por qué la bondad del otro suscita mi admiración y mi amor, mis ganas de conocerlo mejor? ¿Por qué el amor que tengo por el otro suscita en mí el deseo de conocerlo mejor, el deseo de conocer más profundamente su bondad? En realidad estas preguntas son una sola: existe una relación de causalidad entre amor y bondad ¿Por qué?

El descubrimiento de la existencia de Dios La amistad existe, es mi experiencia humana, decidí ser el amigo o la amiga de tal persona, nuestra amistad nos hace recíprocamente mejores, pero mi decisión de elegir a tal persona como mi amigo no se explica solamente por mi elección ni por la suya, sino que hay un amor, un aprecio que la otra persona suscita en mí por su bondad que nos hace elegirnos mutuamente. Existe entonces algo que puso un orden de efecto a causa entre amor y bondad, ese algo debe ser necesariamente alguien que sabe y ama los secretos 34

AMISTAD EN LA VERDAD

¿Qué dispuso este orden de causa a efecto entre bondad y amor? ¿Por qué la bondad del otro suscita mi admiración y mi amor, mis ganas de conocerlo mejor?


más profundos del amor y del bien para haber sido capaz de instituir lo que es la amistad. Además, ese alguien, esa persona, debe amar la bondad y como su amor y su bondad son fuente -o causa primera- de la amistad entre nosotros, entonces en ella coinciden necesariamente amor y bondad. La causa primera, la fuente de todo amor, de toda amistad es entonces una Persona en la que el amor y la bondad coinciden con su ser. Y a esa causa primera, las religiones le llaman Dios. Dios es así el Amor mismo y la Bondad misma que existen en sí y por sí mismos. CONCLUSIÓN La ‘via amoris’ nos permite descubrir la existencia de Dios como causa primera, cuya existencia es acto de amor puro y bondad substancial, subsistiendo eternamente en sí mismo y por sí mismo.

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Los Hermanos de San Juan


Los hermanos de san Juan queremos vivir la misma amistad íntima con Jesús que el discípulo amado vivió. Tratamos de acoger y trasmitir lo más plenamente posible los secretos del corazón de Jesús que Juan recibió de manera tan profunda: la Eucaristía, María y la caridad fraterna. Para esto llevamos una vida fraterna de oración y búsqueda de la verdad según las 3 sabidurías (filosófica, teológica y mística) que compartimos en nuestros apostolados.

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Hermanos de San Juan www.sanjuanmty.org.mx

CONTEMPLACION . TESTIMONIO . COMUNION


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