Les trente-trois noms de Dieu | Los treinta y tres nombres de Dios - Marguerite Yourcenar

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Marguerite Yourcenar

Les trente-trois noms de Dieu *** Los treinta y tres nombres de Dios

Traducciรณn Hernรกn Camoletto y Gabriela Milone

MC EDITORA



Marguerite Yourcenar

Les trente-trois noms de Dieu Essai d´un journal sans date et sans pronom personnel ***

Los treinta y tres nombres de Dios Ensayo de un diario sin fecha y sin pronombre personal


1

Mer au matin


1

Mar a la maĂąana


2

Bruit de la source dans les rochers sur les parois de pierre


2

Ruido de la fuente en las rocas sobre las paredes de piedra


3

Vent de mer la nuit dans une ĂŽle


3

Viento de mar la noche en una isla


4

Abeille


4

Abeja


5

Vol triangulaire des cygnes


5

Vuelo triangular de cisnes


6

Agneau nouveau-né beau bélier brebis


6

Cordero bebĂŠ hermoso carnero oveja


7

Le doux muffle de la vache le muffle sauvage du taureau


7

El hocico tierno de la vaca el salvaje hocico del toro


8

Le muffle patient du bœuf


8

El hocico paciente del buey


9

Le feu rouge dans l´âtre


9

El fuego rojo del fogรณn


10

Le chameau boiteux qui traversa la grande ville encombrĂŠe allant vers sa mort


10

El camello rengo que cruzรณ la gran ciudad saturada yendo a su muerte


´11

L´herbe L´odeur de l´herbe


11

La hierba el olor de la hierba


12


12


13

La bonne terre Le sable et la cendre


13

La tierra buena La arena y la ceniza


14

Le héron qui a attendu toute la nuit, à demi gelé, et qui trouve à apaiser sa faim à l´aurore


14

La garza que ha esperado toda la noche, casi helada, y que encuentra apaciguada su hambre al amanecer


15

Le petit poisson qui agonise dans la gosier du hĂŠron


15

El pez que pequeĂąo agoniza en la garganta de la garza


16

La main qui entre en contact avec les choses


16

La mano que entra en contacto con las cosas


17

La peau toute la surface du corps.


17 La piel toda superficie del cuerpo.


18

Le regard et ce qu’il regarde


18

La mirada y eso que mira


19

Les neuf portes de la perception


19

Las nueve puertas de la percepciรณn


20

Le torse humain


20

El torso humano


21

Le son d’une viole ou d’une flûte indigène


21

El sonido de una viola o de una quena indĂ­gena


22

Une gorgĂŠe de boisson froide ou chaude


22

Un sorbo de líquido frío o caliente


23

Le pain


23

El pan


24

Les fleurs qui sortent de terre au printemps


24

Las flores que surgen de la tierra en primavera


25

Sommeil dans un lit


25

Tener sueĂąo en una cama


26

Un aveugle qui chante et un enfant infirme


26

Un ciego que canta y un niĂąo tullido


27

Cheval qui court en libertĂŠ


27

Caballo que corre en libertad


28

La femme aux - chiens


28

La mujer de los - perros


29

Les chemeaux qui s’abreuvent avec leurs petits dans l’oued difficile.


29

Los camellos que abrevan con sus crĂ­as en el oasis incierto.


30

Soleil levant sur un lac encore Ă demi gelĂŠ


30

Sol asomando en un lago casi helado, aun


31

L’éclair silencieux La foudre bruyante


31

El refusilo silencioso El rayo ensordecedor


32

Le silence entre deux amis


32

El silencio entre dos amigos


33

La voix qui vient de l’est, entre par l’oreille droite et enseigne un chant


33

La voz que llega del este, atraviesa la oreja derecha y enseĂąa un canto


Esta traducción de Los treinta y tres nombres de Dios de Marguerite Yourcenar, realizada en unos abrasadores días del mes de enero de 2020, acontece casi como un desliz de lectura pero también como su reverso, una apuesta de escritura. En el colmo de lo intraducible, ante estos nombres con que Yourcenar puede forzar -apenas- el territorio de lo decible o abrir la trama para que algo de lo inefable permee hasta nosotros -hacia lo que hicimos de nosotros-, pensamos en acto la traducción como acto de asir una sombra. Esto es: la traducción como posibilidad de incorporación de una experiencia -producida en determinadas condiciones- a un mundo sensible otro. Si el misterio de la lengua radica menos en su cese que en lo dicho, el desafío parece ser entonces el de desarticular y extrañar los bloques aparentemente indisociables de lo significante y lo significado, de la grafía y de la fonía, para incorporar modos singulares ; o modulaciones propias que se revelan en el ejercicio de la traducción como reescritura -tan avisada de los encubrimientos de las gramáticas cuanto gozosa de los velos de los signos- de un misterio, de ese sigilo que anda suelto, perdido entre un universo de sentidos y (su) otro, tan furtivo cuanto dispuesto a la caza fónica y rítmica de una palabra. Ahí, en esa acechanza que es la escucha de una lengua-apenas-audible haciéndose en el poema, la corrección se vuelve porosa y permea la extrañeza de la que partimos en todo acto de lectura, en tanto ingreso a una mirada no propia. Así, si los presupuestos tranquilizan la lengua, la incorporación que nos sugiere la traducción como reescritura revela los signos en el quiasmo de la transparencia y la opacidad. Y, en tanto acto poético, retorna a la escritura el misterio de lo que no puede ser dicho.


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