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para que estuviesen con Él4
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PARA QUE ESTUVIESEN CON ÉL…
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“Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos”. (Jesucristo)
No solo bastaba con organizarlos como grupo o unidad y formarlos de dos en dos. No es suficiente ir a una iglesia y organizarlos para cumplir la misión. Antes, es necesario enseñarles primero lo primero: ESTAR CON ÉL (Jesús); esto es COMUNIÓN. La comunión es la base del discipulado. No puedo ser discípulo de Jesús si no tengo una comunión con Cristo.
Greg Ogden considera que el llamado de Jesús a sus doce discípulos, como apóstoles, tuvo tres etapas: (1) “venid y ved”, (2) “seguidme” y (3) “venid y estad conmigo”.20 Es por ello que cuando Marcos dice: “para que estuviesen con Él”, nos señala claramente uno de los propósitos del llamado. El interés de Jesús era que sus discípulos más cercanos, ahora apóstoles, tengan una vida muy cercana con Él. Vivan en un ambiente más íntimo; algo que no sería posible con todos los demás seguidores.
ESTAR CON ÉL
A la luz de la Biblia implica “comunión”, del griego koinonia que significa relación, intimidad e indica compartir algo con alguien. Justamente, esa es la manera cómo Dios desea convivir con nosotros: en proximidad y comunicación.21
20 Gregory J. Ogden, Discipulado que transforma, 70. 21 División Sudamericana de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, Comunión, Relación y
Misión. Comprendiendo el discipulado (Buenos Aires: ACES, 2018), 26 -32.
Jesús dijo: “Permaneced en mí, y yo en vosotros” (Juan 15:4). El vocablo “permanecer” es una traducción del término griego mena, que significa “mantener contacto por un tiempo continuo”. Lo que esa palabra sugiere es que los discípulos deben mantener con Cristo un relacionamiento íntegro, de total dependencia de él. Además de eso, la palabra “permanecer” está precedida por el condicional “si”; eso implica responsabilidad por parte del discípulo a fin de que, obedecida la condición de permanencia, la promesa sea cumplida.
Jesús les enseñó a tener comunión a través de tres acciones:
1. Estudio de las Escrituras.- La primera es presentada en Juan 8:31:“Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos”. Si queremos permanecer en Cristo, debemos estar estrechamente relacionados con su Palabra, la Santa Biblia. Podemos hacerlo estudiándola con diligencia y esfuerzo, al punto de ser personas que la manejen con destreza y habilidad (2 Timoteo 2:15). La Biblia es la guía para un discipulado real. No hay otro modo. Podríamos aprender todo tipo de teorías y filosofías humanas, pero jamás podrán compararse a la misma Palabra de Dios.
2. Oración.- La segunda acción es interesante. Lucas 11:1 dice: “Aconteció que estaba Jesús orando en un lugar y, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: “Señor, enséñanos a orar, como también Juan enseñó a sus discípulos”.” No pueden ser discípulos si no aprenden a orar como Jesús oraba a su Padre. Muy lejos de las oraciones repetitivas tipo rezo, los discípulos debían abrirle al corazón a Dios como a un amigo.22
3. Ayuno.- La Biblia narra la historia cuando los discípulos no podían sanar a un joven que era atormentado por el enemigo.
Cuando Jesús llegó al lugar de los hechos reprendió a Satanás y el joven fue sanado. Los discípulos le preguntaron luego, ¿por qué nosotros no pudimos hacerlo? Jesús les respondió que se debía a la poca fe que ellos manifestaban. Sin embargo, finaliza diciendo: “Este género no sale sino con oración y ayuno” (Mateo 17:21). Claramente, para Jesús, la oración ocupaba un lugar importante en su comunión con el Padre.
Pero, el ayuno era algo que no debía faltar.
22 Elena G. de White, El camino a Cristo (Buenos Aires: ACES, 1987), 93.
ELENA G. DE WHITE Y LA COMUNIÓN
La comunión no es un elemento que puede ser sustituido por otro, es la base del discipulado. Podríamos tener una iglesia linda y bien organizada, pero si no se percibe comunión, no ayuda de mucho. Necesitamos entender que la comunión es la base. Así lo entendió la profetisa:
“Conságrate a Dios todas las mañanas; haz de esto tu primer trabajo. Sea tu oración: ¡Tómame, oh Señor, como enteramente tuyo! Pongo todos mis planes a tus pies. Úsame hoy en tu servicio. Mora conmigo, y sea toda mi obra hecha en ti. Este es un asunto diario. Cada mañana conságrate a Dios por ese día. Somete todos tus planes a él, para realizarlos o abandonarlos según te lo indicare su Providencia. Así, día tras día, debes poner tu vida en las manos de Dios, y así tu vida será moldeada cada vez más a semejanza de la vida de Cristo”.23
La COMUNIÓN es una necesidad básica del cristiano
Al igual que los demás elementos (relación y misión), el discípulo de Jesús necesita de la COMUNIÓN para crecer. Esto es ilustrado categóricamente por Jesús cuando dijo: “No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mateo 4:4). Sin duda alguna, para Jesús, las Escrituras representaban el pan espiritual que alimenta al cristiano y lo hace fuerte para resistir las tentaciones de la vida diaria.
Según Dan Solís: “el punto principal es que quienes hacen discípulos, primero deben sumergirse ellos mismos en las Escrituras antes de evangelizar”.24 Podríamos finalizar diciendo que un discípulo sin comunión es como un helado sin sabor, no tiene razón.
¡Vamos juntos y conecta2!
23 Elena G. de White, El camino a Cristo, 69,70. 24 Dan Solís, Hacer discípulos (Buenos Aires: ACES, 2013), 9.