22. La escultura y pintura gótica

HIARES

Historia universal del arte y la cultura Ernesto Ballesteros Arranz

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La escultura y la pintura g贸ticas

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HIARES 4ª Edición ISBN: 978-84-16015-05-4 Paseo de Guadalajara, 74 28700 San Sebastián de los Reyes (Madrid)

La escultura y la pintura góticas

L

a escultura, lo mismo que la pintura, participa en las características generales que mencionamos en el tema anterior.

El artista gótico se preocupa por la vida terrena y vuelca su atención en temas sobre el hombre y la naturaleza que antes le parecían indignos de ser representados por el arte.

El aspecto que más evoluciona en esta época es el naturalismo de las figuras. Las imágenes, que antes eran seres inaccesibles, se van humanizando y

dejan traslucir sus pasiones, alegría, curiosidad, tristeza, dolor. Las imágenes góticas, a diferencia de las románicas, son imágenes apasionadas, es decir, sienten dentro de sí la pasión y expresan al exterior ese sentimiento.

En escultura se manejan unos temas que nos muestran bien a las claras esta evolución. El tema románico por excelencia era el Dios Juez, rodeado por los evangelistas, dentro de la mandorla mística: el conocido Pantócrator bizantino. Este

tema va desapareciendo progresivamente a medida que avanzamos en el gótico y es sustituido por la Crucifixión (viva expresión de dolor humano), que ya había sido

1. Crucifixiones románicas y góticas comparadas.

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representada en el románico, pero con características totalmente distintas. El Crucificado románico estaba clavado en la Cruz sin sentir dolor alguno y desde allí dominaba el mundo con su mirada. El gótico es un cuerpo enflaquecido y maltrecho que se retuerce en la cruz, atormentado por el dolor. El artista gótico hace de la Crucifixión un instante patético, mientras el románico sólo había visto un momento de grandeza. Como detalle accidental, se puede distinguir un Crucificado románico de uno gótico porque los románicos ostentan los pies separados y clavados por sendos clavos, mientras que los góticos tienen los pies superpuestos atravesados por un solo clavo (1).

(Pág. 3)

Otro asunto muy frecuente en la escultura gótica es la virgen con el Niño. También los románicos habían representado este tema, pero era una Virgen impasible que servía de trono a un Dios también inexpresivo y autoritario. Este dúo se humaniza extraordinariamente, porque la Virgen se siente madre y se inclina sonriendo sobre el Niño, para colmarle de atenciones, como hace cualquier madre en similar ocasión. El artista gótico no está impresionado por el poder excelso del Dios Niño, sino por la humilde alegría de la Madre que vuelca su amor en el pequeño. Los progresos técnicos que esta postura mental significa son tremendos. Las Vírgenes románicas eran hieráticas,

3. Piedad. Proc. del Monasterio de Seeon (Munich.

Museo de Baviera).

2. Vírgenes románica y gótica comparadas.

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anquilosadas, inmóviles. Las góticas se doblar graciosamente sobre sí mismas y adquieren un realismo sorprendente. La Virgen ríe, juega o habla con el Niño Dios, y los cuerpos de ambos se combinan de un modo orgánico y expresivo (2).

(Pág. 4)

La Virgen pasa a ser motivo central de la ornamentación gótica, pues no sólo se la presenta con el Niño, sino en los más diversos instantes de su vida, sobre todo los más patéticos, como el Tránsito, la Asunción, etc... Cualquier tema relacionado con el dolor o la alegría es acogido con interés por el artista bajomedieval.

También es muy frecuente la Virgen con el Hijo Muerto, composición iconográfica

que se conoce por «Piedad», que tendrá un gran porvenir en el Renacimiento (3). Las demás (Pág. 4) imágenes religiosas (santos, mártires, etcétera...) también sufren un proceso de naturalismo progresivo. Los santos, que se encuentran tallados sobre las columnas o las jambas, doblan el rostro hacia sus compañeros y conversan con ellos animadamente (4).

Las vidas de santos, (Pág. 5) que llenan multitud de libros devotos, son ahora uno de los temas preferidos por el

escultor y pintor gótico, que encuentra suficientes ocasiones de patetismo en los relatos hagiográficos.

Pero quizá la mejor muestra del profundo cambio que ha sufrido la mentalidad europea entre los siglos XII al XIII sea el empleo continuo de temas profanos (5), que antes eran «tabú» para los románicos. Muchas (Pág. 5) escenas satíricas y cómicas son representadas en plano secundario, pero delatan la voluntad del artista de no dejar aparte ningún tema por vulgar que fuere.

5. La Primavera (fresco, anónimo bohemio s. XV. Trento).

Este amor por la naturaleza tiene su paralelo -como ya anunciábamos en el tema anterior- en el pensamiento franciscano, que nace precisamente en esta época.

S. Francisco de Asís, en lo que se refiere a significación histórica, es la concienciación individual de toda una manera de sentir que se conmueve ante el milagro vital.

4. Los Profetas Jonas y Oseas (Catedral de Bamberg).

Los temas más frecuentes del gótico son el calvario, la Virgen con el niño y las vidas de santos.

6. Retablo gótico (Catedral de Toledo).

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La obra más original de la escultura gótica europea son los RETABLOS, que primero son muy pequeños para ir creciendo a medida que avanza la Baja Edad Media.

En el siglo XV llegan a alcanzar enormes dimensiones.

El retablo es un armazón de madera o alabastro que se divide en franjas verticales o «calles» y franjas horizon-tales o «cuerpos». Los cuerpos y las calles se cruzan mutuamente y forman recuadros donde se alojan pequeños relieves con escenas referentes al santo titular del retablo o a la vida de Cristo. La parte inferior o pedes-tal donde se apoya el retablo se llama «banco». El retablo se encuadra dentro

de un marco llamado «guardapolvo» (6).

El retablo es interesante, sobre todo por ser una nueva forma de narrar, propia de la Baja Edad Media. La Alta Edad Media y su arte, el románico, concebía las cosas abstraídas de su circunstancia cambiante (espacio y tiempo), es decir, que el artista románico, para ilustrar un hecho, aislaba aquellos elementos que le resultaban más interesantes y componía con ellos una escena de tipo simbólico. Es la misma técnica del antiguo Egipto, el arte Bizantino e incluso el griego clásico en muchos sentidos. Pero esta otra forma artística, que po-

7. Sepulcro de Philippe Pot (París. Museo del Louvre).

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(Pág. 5)

dríamos llamar naturalista o «narrativa» prefiere representar plásticamente cada una de las escenas que componen el hecho e irlas hilvanando una tras otra hasta formar un breve relato cinematográfico en piedra, donde asistimos a la historia completa. Es la técnica gótica por excelencia la que cubre todos los retablos del Bajo Medievo de escenas y anécdotas sin fin. Es un arte de carácter pedagógico que desarrolla cada una de las secuencias que componen el ejemplo religioso. Pero el artista gótico no sólo trabaja en retablos. Sigue decorando las portadas y las jambas, al igual que los capiteles de templos y claustros. La