23. El ocaso de la edad media

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HIARES

Historia universal del arte y la cultura Ernesto Ballesteros Arranz

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El ocaso de la Edad Media


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HIARES 4ª Edición ISBN: 978-84-16015-06-1 Paseo de Guadalajara, 74 28700 San Sebastián de los Reyes (Madrid)


El ocaso de la Edad Media

A

punto de entrar en una nueva época, debemos de intentar una visión de conjunto del arte medieval. El tradicional esquema que divide el arte medieval en arte románico y arte gótico está muy bien desde el punto de vista pedagógico, pero no es, ni mucho menos, tan sencilla la realidad que se oculta bajo esa terminología.

Al hablar de las ciudades y la burguesía bajomedieval, dijimos que el arte típico del Bajo Medievo era el gótico. Esto es así, indudablemente, pero existen en Europa muchas ramificaciones artísticas de gran importancia que han quedado sin estudiar por lo escueto del programa. Esas zonas, aún no tratadas, son las que vamos a estudiar aquí. La Edad Media se prolonga durante muchos años, siglos

incluso, en Occidente. No olvidemos que, más que una época, es un tipo de vida humana que caracteriza una zona de fechas muy amplia. En el tema siguiente vamos a comenzar el estudio del Renacimiento, que es la llegada de un nuevo tipo humano sobre el haz de Europa. Ahora bien, como se verá en los temas siguientes, el Renacimiento, como tipo de vida, no nace al mismo tiempo en todas las zonas de Europa, sino que es un

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1. Lovaina: el Ayuntamiento.

estilo vital preferentemente italiano y, en segundo lugar, flamenco. Esto se nota en el arte, lo mismo que en las demás manifestaciones históricas. Italia siente los primeros fenómenos artísticos, políticos y sociales del Renacimiento en el siglo XIII y Flandes en el XIV. Los artistas más representativos de esta mentalidad renacentista son en Italia Giotto y en Flandes los hermanos Van Eyck. No importa que no entremos con detalle en el asunto, porque será debidamente estudiado en temas posteriores. Pero los demás países europeos: Francia, España, Alemania, Países Bajos, Inglaterra, etc..., no se adscriben al movimiento renacentista hasta uno o dos siglos después, en los siglos XV y XVI. En la mayoría de los casos son artistas flamencos e italianos los que extienden por estos países el movimiento renacentista. En el entreacto existente entre la aparición del Renacimiento en Italia y Flandes (siglos XIII y XIV) y la aparición de una corriente plenamente renacentista en los países citados anteriormente, ¿qué

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sucede en estos países? Cuando volvamos a estudiarlos, los contemplaremos incorporados al cambio renacentista en el mundo europeo. Pero ¿qué pasa en Francia, Inglaterra, España, Alemania, Portugal, etc..., en el siglo XIV y aun en el XV? (en la mayor parte de estas zonas no se siente plenamente desarrollada la mentalidad renacentista hasta el XVI). Pues muy sencillo: siguen cultivando un estilo de vida gótico, pero no el gótico clásico de la Baja Edad Media que hemos estudiado (siglos XI, XII, y XIII) sino un estilo de vida alambicado y confuso

que estira hasta el extremo las últimas posibilidades medievales y recibe precoces influencias de Italia, que, aunque no consiguen vencer las vigencias medievales, afectan ya al tono general de la vida en estas regiones. Sería lamentable que, por limitación de espacio, no hubiéramos podido mostrar en esta Historia General del Arte los ejemplos más destacados de la vida y, sobre todo, del arte del último gótico. Gran cantidad de artistas que viven en estos países, no afectados por el Renacimiento, realizan


un arte muy interesante, aunque llamado a desaparecer, porque el nuevo estilo en su versión italiana o flamenca va a imponerse por doquier dos siglos después. Por todo ello, decidimos publicar una serie con los artistas más representativos de este momento, de los cuales sólo un par de ellos han sido nombrados en el tema del Bajo Medievo. Parecía forzoso extender un poco esta lista y no dejar inéditos algunos grandes artistas que se encontraban en estas circunstancias; es decir, por pertenecer a unos países en que la Edad Media prolongó su vigencia hasta el XVI, fueron apartados de la historia de forma injustificada. Vamos a incluir, pues, en este tema las principales formas y ejemplares artísticos reali-

zados en Francia, Alemania y Países Bajos durante el siglo XIV y gran parte del XV. Los de España, que se encuentran en idéntica situación, no se incluyen porque existe información gráfica de ellos en la Historia del Arte Español de esta misma editorial. El espíritu de estos artistas es muy diverso porque pertenecen a áreas distintas y viven en una época crítica y desconcertante. Por un lado aparecen en sus obras las líneas generales del estilo gótico, es decir, viven dentro de la tradición gótica que, como hemos dicho, se prolonga en estos países hasta el XVI. Por otro, experimentan ya ciertas modificaciones en su estilo, todavía difusas e inmaduras, pero que atestiguan el grado de inseguridad y crisis de estilo que sufre lentamente

la época. Son hombres contradictorios y, con frecuencia, de arte poco homogéneo. Sienten que vacila la tierra bajo sus pies. La estupenda creencia en la fe medieval oscila peligrosamente ante los embates del humanismo y la economía capitalista internacional. Pero, aunque notan que un estilo de vida se les acaba y no les satisface ya plenamente, no consiguen encontrar otro que sustituya acertadamente al anterior. Son hombres desarraigados de la tradición e inseguros a la hora de lanzarse hacia adelante. Ya veremos que las obras de estos artistas muestran muchas veces esta sensación de inseguridad y criterios encontrados. Hombres críticos, tanto como puedan serlo los renacentistas italianos, que estudiaremos en el próximo tema, pero a diferencia de éstos, sólo vivieron el lado negativo de la crisis, la destrucción de los antiguos moldes y no fueron capaces de crear estilos artísticos originales que expresaran adecuadamente el cambio de creencias. Esto fue preci-

2. Ypres: la Lonja.

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samente lo que consiguieron Italia y Flandes y por eso, a partir de entonces, estos dos países van a imponer su pauta artística en Europa. En resumen, vamos a estudiar las últimas manifestaciones artísticas de la Europa medieval y cristiana. Era una lástima olvidarlas, simplemente porque la historia apuntó en otra dirección y hemos creído conveniente añadirlas en nuestra colección.

3. Sepulcro de Felipe el Atrevido. Claus Sluter (Dijón, Museo de Bellas Artes).

ARQUITECTURA El gótico tardío se caracteriza por el recargamiento de todos los elementos decorativos y por el aumento de altura en las torres de los edificios. Los capiteles toman una elevación inusitada y reciben formas apuntadas y esbeltas. La decoración se hace con motivos estilizados en forma de estalagmitas oscilantes que, a veces, sugieren el movimiento de la llama, por lo que este estilo suele llamarse “flamígero”. Las bóvedas recargan sus elementos decorativos y multiplican innecesariamente los nervios y las estrellas que, en un principio, habían sido

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creados con un criterio predominantemente constructivo. En conjunto, el estilo gótico tardío o flamígero es inconfundible, pero ha perdido la armonía que caracteriza el gótico de plenitud. Ahora son edificios demasiado altos, excesivamente desarrollados en la vertical y, por tanto, desproporcionados. En Francia debemos recordar la fachada de la Trinidad de Véndôme, hecha a fines del siglo XV, y la torre de la Mantequilla de la catedral de Ruán, casi de las mismas fechas.

En este período tardío recibe mucha importancia el gótico civil de Flandes y los Países Bajos. Sólo las zonas cata-

4. Cristo procedente de Champmol. Claus Sluter (Dijon, Museo Arqueológico).


5. Sepulcro de Juan Sin Miedo. Claus de Werve (Dijón, Museo de Bellas Artes).

lana y levantina sufren por aquel entonces una actividad parecida. Los monumentos del gótico civil son Palacios y Ayuntamientos. Constan de un cuerpo paralelepipédico surcado de vanos y rematados a ambos lados por torres muy elevadas y coronadas por esbeltos capiteles flamígeros. También tienen a veces otra torre en el centro del edificio. Los más famosos son los Ayuntamientos de Bruselas y de Lovaina (1), construidos hacia (Pág. 4) mediados del XV. No sólo los edificios públicos se hacen con gran lujo aquitectónico, sino que algunos privados -las lonjas o mercados- reciben también formas artísticas de primer orden. Esto ocurre igualmente en Valencia, Palma y Cataluña,

es decir, en todo el litoral mediterráneo, que, durante el siglo XIV, se vio enriquecido por el comercio marítimo bajomedieval. El monumento más célebre de este tipo es

la Lonja de Yprés (2) un tremendo edificio (Página 5) del más puro gótico tardío. En él se pueden estudiar todos los caracteres que hemos señalado en abstracto para el estilo general. Siguiendo con mayor o menor fidelidad el modelo de la Lonja de Yprés, hay multitud de lonjas más pequeñas en capitales francesas, flamencas y borgoñonas. También existen en Alemania y Centroeuropa casas particulares, pertenecientes a burgueses bajomedievales, que repiten en un tono más modesto los

6. Jacques de Baerze. Altar de la Crucifixión (Dijón, Museo de Bellas Artes).

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