51. Cultura y arte en extremo oriente (II)

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Historia universal del arte y la cultura Ernesto Ballesteros Arranz

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Cultura y arte en Extremo Oriente (II)


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Cultura y arte en Extremo Oriente (II)

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emos reservado para este tema la historia de Japón y la de los países que rodean a las grandes culturas china e hindú: Indochina, Birmania, Laos, Tíbet, Corea, etc., que forman como una aureola en torno a estas dos vastas civilizaciones centrales.

LA CULTURA JAPONESA La cultura japonesa es mucho menos antigua que las dos estudiadas anteriormente (China e India). Los primeros documentos que conservamos de la historia japonesa están

datados en el año 552 de nuestra Era. Todo lo anterior sólo puede estudiarse con la arqueología y se incluye dentro de la prehistoria japonesa.

PREHISTORIA DEL JAPÓN La cultura prehistórica japonesa más antigua se conoce como cultura de Jômon y es una cultura paleolítica de

un pueblo cazador nómada, proveniente de Asia continental. Es un pueblo arcaico, pues se mantuvo en ese área

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1. Estatuilla Jomón.

con la invasión de un pueblo extraño, proveniente de la costa asiática o de las islas septentrionales. Otros arqueólogos prefieren considerar la cultura Yayoi como una evolución del pueblo Jômon.

hasta el año 200 a. de J. C., aproximadamente. Lo único que conservamos de aquel antiguo período Jômon son estatuillas de barro cocido y algunos ejemplares de cerámica (1). Son figurillas de motivación religiosa, quizá funeraria, (Pág. 4) como es típico de estos pueblos. Suele estar decorada con elementos abstractos, de tipo geométrico. Las formas de estos exvotos son también marcadamente geométricas, pero conservan el parecido humano en forma dinámica y sugestiva.

Sea de una u otra forma, la cultura Yayoi se distingue perfectamente de la Jômon, porque se trata de un pueblo neolítico y, por tanto, agricultor. Siguen fabricando idolillos de forma animal sobre todo, pero lo hacen con un sentido naturalista mucho más consumado. Casi todos estos idolillos se han encontrado en el interior de grandes tumbas

El segundo período prehistórico del Japón se extiende del siglo II a. de J. C. al VI d. de J. C. Es la época Yayoi. La época Yayoi puede coincidir 2. «Haniwa» Yayoi.

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(Kôfun), destinadas sin duda alguna a albergar los cuerpos de ilustres difuntos. Estos exvotos funerarios se llaman «haniwa» (2) y tienen mucha relación con otros que se encuentran en (Pág. 4) las tumbas chinas de un período similar. Las figuras tienen un aspecto ingenuo y primitivo, como puede verse al contemplarlas. Son obra de un pueblo inocente que ha empezado a descubrir el mundo en torno y quiere expresarlo tal cual lo ve. La parquedad de sus medios técnicos o el desconocimiento del oficio les confiere esa ingenuidad característica de toda obra precoz.


3. Bodhitsava de madera lacada (época Asuka).

La sociedad japonesa de esta época Yayoi es una sociedad aristocrática, en la que unas cuantas familias poderosas e ilustres administran la vida de extensas comunidades agrícolas que conviven en un territorio común. Es una especie de régimen cantonal, como los nomos primitivos del antiguo Egipto. La diferencia con éstos y con los Estados chinos primitivos es que no tienen un sentido religioso tan pronunciado, salvo en el culto a los muertos, que parece ser la única religión viva y enérgica en medio de las creencias niponas de esta época. Durante el mismo período Yayoi, este régimen cantonal

evolucionó hacia una fase centralista. Los nobles de Yamato consiguen unificar gran parte del archipiélago, e incluso hacen una tentativa de invadir Corea. En sus contactos con Corea y China, los japoneses aprenden las técnicas metalúrgicas del bronce y del hierro. En las tumbas se han encontrado gran cantidad de objetos de metal para todo uso, que evidencian la rapidez y perfección con que los nipones asimilaron la cultura del Continente. Los haniwa, que tenían forma humana, eran muy similares entre sí: cara estilizada, de ojos rasgados, cuerpo firme y estático, vestidos muy peculiares (una gran casaca

decorada) y en su base un cilindro hueco que se introducía en tierra para dar estabilidad a la figura.

EL PERIODO ASUKA Dura un siglo aproximadamente (552 a 645 d. de J. C.) y es una época políticamente similar a la anterior. Es decir, una familia imperial dominante y una pléyade de nobles que administran los territorios de alrededor. Es un sistema feudal, aunque el

poder imperial es lo bastante fuerte para imponerse en cualquier momento y evitar la desobediencia de sus vasallos. Algo similar al Imperio Carolingio, en Europa. El acontecimiento más importante de la época Asuka

es la llegada y propagación del budismo en los primeros años del siglo VII de nuestra Era. A mediados del siglo VI ya conocían los japoneses las creencias budistas, como lo demuestra la llegada al Japón de una gran estatua de Buda, obsequio del monarca

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de Corea al emperador japonés. Siguiendo esta misma ruta India, China, Corea, Japón llegó el budismo al archipiélago nipón, y en poco tiempo, se convirtió en religión oficial del país. Algunos nobles japoneses se resistieron a la extensión del budismo, porque afectaba a sus privilegios sociales, pero no fueron suficientemente fuertes o convincentes para impedir la victoria de las creencias budistas. Los japoneses no habían tenido una religión y una moral comparables. El budismo introdujo en las costumbres niponas un refinamiento y una delicadeza

de espíritu que transformó profunda y favorablemente la vida del archipiélago. Este cambio religioso se manifiesta en el terreno artístico. Desaparecen casi por completo las antiguas manifestaciones de exvotos funerarios, residuos de cultos animistas muy antiguos, y comienzan a aparecer estatuas budistas similares a las que se realizan en China por la misma época (3). (Pág. 5)

Fue una época muy activa en construcciones, porque los emperadores quisieron honrar con todo merecimiento a la

4. Templo Horyu-Ji.

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nueva religión y ordenaron construir gran cantidad de templos para adorar la imagen de Buda. Esta arquitectura no es original sino reflejo de la china o coreana. El budismo prosperó en Japón más que en los otros países asiáticos, por lo que hemos conservado más templos budistas en el archipiélago que en la propia China. El primer templo budista conocido es el de Hôrjû Ji, construido por orden de la emperatriz Suiko para conseguir la salud del emperador, gravemente enfermo (4). Puede fecharse en el siglo VII d. de J.C. y es una construcción (Pág. 6) de cinco pisos, con sus correspondientes cornisas y saledizos incurvados. Estos templos estaban rodeados de un muro, puramente simbólico, con una entrada en su parte meridional. Además del templo, había dentro del recinto un pequeño habitáculo para los monjes que cuidaban su culto. El pabellón central se llama Kondô y es la parte puramente destinada a los monjes. El material de construcción es casi exclusi-


vamente la madera, aunque también se emplea el papel, los tejidos, etc… La arquitectura japonesa de la época Asuka tiene doble valor, pues nos permite conocer también la técnica constructiva china, donde se han perdido todos los restos arquitectónicos. La escultura japonesa de la época Asuka es muy importante por la obra de Tori, creador de la tríada budista que se halla en el templo de Hôryû Ji, antes descrito. El emperador Shôto ku fue el difusor del budismo en Japón. Él encargó a Tori y a otros artistas coetáneos las esculturas más importantes de su tiempo. El arte de Tori es de inspiración china, nada realista y profundamente decorativo y geométrico. Los ritmos simétricos son los preferidos y se respetan absolutamente. Es un arte solemne y hierático, todo majestad y serenidad religiosa, adecuado para la función mística que pretende. No son rostros serios los de sus estatuas, pero sí

5. Miroku (Buda Asuka).

enigmáticos, con sus labios ligeramente entreabiertos por una sutil sonrisa parecida a la de la Gioconda. Esta sonrisa, tranquila y moderada, produce una impresión majestuosa entre los espectadores. Por otra parte, este arte presenta el principio de frontalidad típico de todo arte solemne y religioso, sobre todo en su época arcaica. El criterio de frontalidad ha sido suficientemente estudiado por Lange y Ermann, con motivo de la frontalidad de las producciones egipcias, y puede aplicarse sin grandes variaciones en la interpretación del arte budista. Al mismo tiempo que Tori hacía esculturas geométricas

y solemnes, otros escultores de la época hacían estatuas mucho más naturales, copiando la iconografía de Corea y el norte de China (5). La divinidad conocida como Kudara Kanon, que puede identificar- (Pág. 7) se con la Kuan Yin china y Bodisatwha Avalokitêshwara hindú, es la representación más conocida de este estilo. También es remarcable el llamado Buda Maitreya, del templo de Chúgu Ji. Las estatuas de la época Asuka son de madera, barro o bronce. También hemos conservado otros objetos de bronce. Casi nada de cerámica y, en cambio, algún ejemplar de tejidos recamados. Además de la

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6. Estatua de un Sakara (escultura Nara).

estatuaria, el campo artístico más importante de la época Asuka es la decoración del

bronce, con la que se consiguen efectos sorprendentes, de gran belleza formal.

ÉPOCA NARA

7. Guerreros guardianes de Buda.

El Imperio de los Tang fue un Estado Imperialista y agresivo que intentó extender el dominio cultural y político de China sobre el mundo en torno. Ya hemos hablado de ello en el tema anterior. Este Imperio influye decisivamente en la vida japonesa, pues derriba el Imperio Asuka e instaura otro tipo de gobierno. Es la época Nara, cuya duración se prolonga desde el 645 al 794 de nuestra Era. La primera época del período Nara fue violenta y revolucionaria. Se produjo una reforma social y agrícola, conocida por Reforma Talka, que alteró radicalmente el estilo político y social de la vida japonesa. Los nipones quedan seducidos por la cultura china y sólo pretenden imitar lo más posible sus construcciones artísticas y culturales de todo tipo. Levantan en Fujiwara una capital que quiere copiar

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el fasto de Chang An, la capital china de los Tang, con resultados muy modestos. De esta época conservamos el templo Yakushi Ji, de culto budista, cuya construcción fue ordenada por el emperador Temmu a fines M siglo VII y principios del VIII d. de J. C. Es una pagoda similar a las Asuka, que presenta la modalidad de dos edificios gemelos en lugar de uno. El período Nara es mucho más humano y naturalista que el Asuka. La influencia de los artistas chinos dulcifica la expresión de las esculturas y concede una disposición más rica a las formas arquitectónicas. Es un estilo más maduro que el Asuka. Por necesidades políticas y geográficas, el emperador trasladó la capital a Nara (más al norte) en el año 710 de nuestra Era. Aunque no se produce ningún cambio


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